23 de abril de 2012

Esas locas viñetas: Spandex Riders in the Sky

A algunos, los que menos, el nombre Los Vengadores les retrotraerá a la serie británica de los años 60 en la que los agentes John Steed y Emma Peel salvaban el mundo cada semana de amenazas tan variopintas como karatekas, cyborgs y criminales de guerra nazis descongelados. Otros, seguramente mucho más jóvenes que los primeros, recordarán la penosa adaptación cinematográfica de esa serie televisiva que protagonizaron Ralph Fiennes y Uma Thurman en aquella fase de sus carreras en el que no debían ni leerse el guión antes de aceptar un papel. Y la mayoría pensará inmediatamente en el colorido grupo de superhéroes cuyas historias lleva publicando Marvel desde septiembre de 1963 y que Stan Lee y Jack Kirby crearon como respuesta a la Liga de la Justicia de DC.

A lo largo de estos casi cincuenta años, la alineación de los Vengadores ha cambiado más que Lady Gaga de vestuario, una de las razones por las que colección ha conseguido mantenerse fresca durante todo ese tiempo; pero, con independencia de quiénes fueran sus miembros, el grupo siempre ha luchado contra enemigos frente a los que un solo héroe no podía resistir. (O al menos eso dice su publicista, porque, como ya comentaba en el artículo anterior, prácticamente todos los héroes importantes de Marvel se han enfrentado en solitario a las mismas amenazas que los Vengadores. "Los Abusones" sería un nombre más apropiado.)

Personalmente, nunca he tenido mucho interés por los cómics de Los Vengadores porque, al manejar tantos héroes al mismo tiempo, los autores lo tienen más complicado para darles la profundidad que requiere un personaje bien definido, y sus aventuras suelen circunscribirse a combatir al villano de la semana. Incluso momentos importantes como la expulsión de Henry Pym del grupo por maltratar a su mujer y ser un capullo integral se resuelven en pocas páginas y tienen un desarrollo bastante pobre.

Sin embargo, me alegro de haberme comprado algunos de los números de Los Vengadores que se publicaron originalmente en la década de los 80, porque me han ayudado a recordar algunos de los momentos clásicos que leí en mi infancia. Eso y que la viñeta que veréis a continuación casi me mata de la risa.


La viñeta en cuestión pertenece al número 215 de la colección, el 29 de la serie publicada por Fórum en España y reeditado recientemente dentro del volumen Los Vengadores: Por derecho divino, de la línea Marvel Gold de Panini. En ella, el dibujante Alan Weiss captura el momento en que los Vengadores y Estela Plateada se dirigen en busca del recién revivido Hombre Molécula para evitar que éste se zampe el planeta Tierra después de oír hablar de Galactus y querer ser como él.

Pasando por alto los mediocres lapiceros del, por lo general, muy capaz Alan Weiss, así como a la quejicosa Tigra y al anodino Thor, nos queda ese Capitán América montado a lomos de Iron Man y al que solo le falta alzar un brazo y decir "¡Arre, Silver, adelante!", para que el Cabeza de Lata se arrepienta no solo de haber nacido, sino de no haber dejado al Capi pudriéndose en el océano Antártico.

La moto estaba en el taller.

Es cierto que los Vengadores disponen de su propia aeronave para los desplazamientos largos, el Quinjet, pero en el fragor de la batalla, cuando se trata de trayectos cortos y hay que moverse con relativa urgencia, el Capitán América no tiene más remedio que tragarse el poco orgullo que pueda restarle después de sus aventuras de los años 60 y dejarse llevar por alguno de sus aliados voladores.

Héroes como Iron Man o Thor suelen transportar a su compañero del brazo o agarrado por las axilas, lo que luego debe de provocarle unos tirones espantosos; pero, en esta ocasión, es evidente que Steve ha antepuesto la comodidad a la dignidad. Puede que hoy acabe el viaje con la cara cubierta de mosquitos aplastados, pero al menos cuando aterricen no tendrá que pasar por el quiropráctico para que le deshaga esos dolorosos nudos del cuello.

Supongo que es en momentos como este cuando la Avispa se alegra de haberse tenido que tomar unos días libres para intentar olvidar los maltratos de su marido.

Gracias, Hank. Mereció la pena.

6 comentarios

  1. Y de ahí se comenzó el rencor que degeneraría en Guerra Civil. ¡Por usarme de caballo!. ¿Cómo es que ni el dibujante ni el guionista vieron este detalle como algo malo? ¿O tal vez le tenían odio a los personajes de Marvel?
    P.D.: ¿Zapatillas y neglillé? Janet ¿a dónde vas o de dónde vienes?

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  2. Ese fue un momento incomodo en la vida de Tony Stark quizás este recuerdo de tener al "Capi" en su espalda lo empujo la vicio del Alcohol...

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  3. Hmm... pensaba hacer un chiste relacionado con Iron-Man siendo montado, pero la verdad no se me ocurrio nada :(

    ¿Como puedes hacer eso? Digo, no solo te aguantas bastantes truños sino que ademas haces una buena entrada de cada uno de ellos.

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  4. Por eso el capi suele ser el líder. Su posición dentro del grupo le permite darse privilegios así. Supongo que ya lo sabrás; pero, por si acaso, te lo digo. Panini anda reeditando en tomos toda esa etapa de Los Vengadores. Es la inmediatamente posterior a la Biblioteca Marvel que se publicó hace... Por cierto, ¿te has pillado el tocho de Los Vengadores? Porque no está nada mal.

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  5. Puff... los vengadores...

    lo primero que asocio a esas palabras son a unos villanos disfrazados de osos de peluche... cosa más horrible de película XD

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  6. Anónimo1/5/12 17:38

    Buen trabajo, con el artículo. Lo más gracioso es el hecho de que bastaría con que Thor usara su control de los vientos para que sus aliados volaran comodamente, el hecho de que Iron Man supera al Capitán en veteranía o que este último estuvo viviendo sus primeros meses tras el desongelamiento a costa suya.

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