26 de julio de 2012

Masters of the Universe #1 - The Lost Knight

¿Quién me iba a decir a mí que a mediados de 2012 y rondando la treintena estaría leyendo nuevas historias de He-Man y compañía? Nadie, porque nadie habla jamás de estos temas, y sinceramente, a estas alturas, pensaba que ya tendría mi propia isla tropical y que estaría disfrutando de un partido de voleibol femenino desde una tumbona en la playa mientras una muchacha en bikini me abanica con una hoja de palmera, y no a casi 400 kilómetros de la playa más cercana, con el aire acondicionado a tope y escribiendo sobre un cómic basado en una línea de juguetes que solo fue popular en los años ochenta.

El guionista Geoff Johns, que no ha escrito nada que yo haya leído, y el dibujante Howard Porter, del que tengo algunos números de Los 4 Fantásticos que son una birria, se unen bajo el sello de DC Comics para presentarnos una aventura completamente nueva de los Masters del Universo y que, junto a otros dos números protagonizados por Man-At-Arms y Battle Cat, enlaza con la nueva colección que DC ha empezado a publicar este mes.

¿Es este número mejor que aquellos viejos cómics que Ediciones Zinco publicó en España a mediados de los ochenta? ¿Supera en acción y emoción, por ejemplo, a aquel número en el que Skeletor encoge a He-Man y éste es atacado por una hormiga relativamente más grande que él?

Encontraréis las respuestas tras la recapitulación de rigor, si es que para entonces me acuerdo de las preguntas.

La historia comienza en el pasado, poco después de la muerte del Rey Grayskull y siglos antes de que Adam fuese elegido por la Hechicera para blandir la Espada de Poder y convertirse en el hombre más bronceado y fuerte del Universo. Son tiempos oscuros en Eternia. Tiempos de tinieblas. Tiempos en los que alguien ha trasteado con la paleta de colores hasta que no han quedado más que grises y rojos.

En palabras de Scott McCloud, ¿recordáis cuando los héroes vestían ropas brillantes, de colores simples y combatían en un mundo luminoso, de colores primarios? Mirad, por ejemplo, las viñetas de Capitán América: La leyenda viviente. ¡Colores, colores primarios por todas partes! Ahora, en cambio, todo es mucho más oscuro. Y lo mismo ocurre con las series de televisión. No tenéis más que ver las imágenes que acompañan mis reseñas sobre Juego de Tronos y compararlas con las de mi recapitulación del episodio del gorn de Star Trek, para entender lo que os digo. ¿Oscuro = más adulto? Yo digo que no.

Creo que las altas esferas gubernamentales quieren que nos acostumbremos a un mundo más apagado, para mejorar nuestras posibilidades de supervivencia cuando las extensas nubes de humo y polvo que levantará el bombardeo atómico durante la III Guerra Mundial provoquen un invierno nuclear y debamos aprender a vivir bajo tierra. Por fuerza tiene que ser eso.

La historia, como decía. Dos hermanos, muchachos oriundos de un lugar llamado Tratvera (que como no he encontrado en la Guía Repsol de Eternia, voy a suponer que es un villorrio de labriegos paletos), huyen de una jauría de felpudos rabiosos y hambrientos que los persigue a través de la jungla, ¡los salvajes hombres-bestia!

Welcome to the jungle.

O no tan salvajes, porque si nos fijamos con atención, llevan taparrabos, así que o bien esta especie ha desarrollado el pudor propio de los seres racionales, o bien algunos de sus miembros se han dado cuenta de que cuando uno se sienta en pelotas en medio de la jungla, pueden colársele bichos por donde no brilla el sol.

Acorralados por un tropel de los hombres-bestia, parece que el destino de los chicos es servir de aperitivo en la fiesta de cumpleaños de Raqquill Rqazz Senior, hasta que surge de la nada un hombre de ojos fulgurantes con una gema triangular brillando en su pecho y armado con una maza de energía incandescente a la que cariñosamente llamaré "Pinchitos".

Pinchitos entra en acción.

El espontáneo del día carga contra las bestias y las reduce a pulpa con una vehemencia que no reconocerá ningún viejo aficionado a los Masters del Universo y que jamás recomendaría ver a vuestros hijos más pequeños, salvo que aspiren a aprender la clase de valores familiares que enseñaba Charles Manson en el rancho Barker.

No bromeo. Os estoy hablando de salpicaduras de sangre más densas que la gelatina y lesiones craneales que dan lugar a preguntas histéricas del tipo "¡AGH, REDIÓS! ¡¿DÓNDE ESTÁ TU CARA?!".

Pinchitos enseña una valiosa lección a los niños: no dejéis que una maza os aplaste la cara.

El desconocido recomienda a los chicos que se marchen a casa antes de que vengan más chewbaccas rabiosos atraídos por el olor de la sangre (no hay supermercados en Eternia, así que muchas especies recurren al canibalismo o a la comida basura para sobrevivir). Sin embargo, los pobres chavales no tienen hogar ni familia, ya que incendiaron su pueblo después de la muerte de Grayskull. ¿Quiénes cometieron tal barbarie? Probablemente las Fuerzas del Mal. Ya lo dice el nombre. No esperéis verlas sirviendo comida en una parroquia o apadrinando niños del tercer mundo.

El misterioso héroe conduce a los chicos a su modesto refugio, donde descubren que su salvador es uno de los mayores héroes de Eternia: Sir Laser-Lot. O Señor Montón-Láser, según el traductor de Google. Y si el nombre os parece estúpido, esperad a verlo disfrazado.

Sir Laser-Lot. O el comandante Cobra en una feria medieval.

No me extraña que en el cómic nos lo presenten sin su armadura, porque, en otro caso, DC hubiera acabado inculpada por un homicidio múltiple en el que las víctimas serían la moda, el decoro y la dignidad.

Para información de aquellos que aún tengáis una vida, Sir Laser-Lot es una de las figuras más recientes esculpidas por los Four Horseman para la línea Masters of the Universe Classics de Matty Collector. El propio Geoff Jones creó al personaje cuando era un solo crío loco por los He-Man, lo que explica que Sir Laser-Lot carezca del menor sentido del ridículo y que vaya vestido incluso peor que los Masters originales; algo nada fácil de conseguir, si tenemos en cuenta que, entre los guerreros heroicos, había un tipo azul con un sónar en el pecho y otro con cabeza de elefante que usaba tirantes para sujetarse los calzoncillos.

La gema que Sir Laser-Lot lleva incrustada en el esternon es la Gema de Talmadge, forjada con la sangre de un dragón al que él mismo derrotó en una historia que seguramente fuera más interesante que esta.

Pero los tiempos de aventuras artúricas quedaron atrás, y Sir Laser-Lot está de capa caída desde que murió el Rey Grayskull. Por ello, y para matar el tiempo, se ha propuesto recuperar la Espada de Poder, que él mismo perdió porque es un desastre de caballero, y entregársela a aquel que resulte elegido para blandirla y conducirles a una nueva época de esplendor y disfraces fabulosos. Si supiera que el elegido usa chaleco rosa y medias violetas, quizá se lo pensaría dos veces.

Sin embargo, los planes de Sir Laser-Lot no acaban ahí, ya que también planea escarmentar a los tipos que mataron al rey. "Los quemaré lentamente", dice.

Vamos a ver, ¿se puede saber qué clase de héroe habla de venganza y de quemar viva a la gente delante de dos críos que acaban de perder a sus padres precisamente en un incendio? Es casi tan inapropiado como las moralejas de la serie de dibujos animados de Filmation. ¿Recordáis, por ejemplo, aquel episodio en el que He-Man y She-Ra decían que no debíamos dejar que nadie nos tocara de una forma que sintiéramos "incorrecta"? Pues esto es peor.

Ser o no ser... No ser.

De repente, un remolino púrpura, que pronto descubriremos que se trata de una disrupción temporal (obviamente), surge como si fuera una nube de tormenta sobre un extraño cráneo rojo que Sir Laser-Lot tiene por ahí tirado, entre los botes de esteroides y algunos números antiguos de Galope, la cultura del caballo. El cráneo se trata, en realidad, de -dun, dun, dun- la Calavera de Poder.

¿En serio? ¿Así es como piensan llamar a este objeto místico? ¿La Calavera de Poder? Podría golpear el teclado al azar y daría con un nombre mejor. Veamos.

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Vale. No era tan fácil como yo pensaba.

Varias voces del otro lado de la puerta intertemporal discuten entre ellas. Una en particular parece temer que el agente Spector, otro de los nuevos y ridículos personajes de la línea Classics que se parece al Masacre de Marvel, pero en color morado, los pille in fraganti. Se ve que la multa que les puede caer por trastear con las líneas temporales es de las gordas.

Sir Laser-Lot agarra la Calavera de Poder y se ve mágicamente transportado a un lugar que, esta vez sí, nos debería resultar familiar: la Montaña de la Serpiente. No es que la veamos por fuera, pero dudo que Skeletor y sus esbirros se hayan mudado de guarida con lo poco que les cuesta el alquiler.

Las Fuerzas del Mal, rediseñadas para una nueva generación de lectores.

Skeletor ha estado poniéndose ciego de batidos de proteínas, Evil-Lyn jamás ha necesitado tomar el sol tanto como ahora, y Beastman comparte peluquero con Mr. T; pero siguen siendo los mismos guerreros diabólicos con los que jugaba cuando era un enano, imaginando cientos de épicas batallas y largas disertaciones sobre el arte precolombino en Perú.

Y con esa enorme viñeta, termina el prólogo de esta nueva serie.

Aunque aún es pronto para poder formarse una opinión fundada sobre la historia y aquí hay poco que ver entre tanta violencia infundada, la idea de los viajes en el tiempo me parece prometedora y me recuerda al último e inconcluso minicómic que se publicó con la línea de juguetes original. Además, me gustan los pequeños guiños que han incluido los autores para los seguidores habituales de la franquicia, como el mapa de las tres torres de Eternia que hay en el refugio de Sir Laser-Lot, o la mención que hacen los chicos a los "scareglows", cuyo nombre coincide con el del muñeco al que en España conocimos como Spectror, una versión nudista, fluorescente y con capa del propio Skeletor.

Por el contrario, los dibujos de Porter no pasan de regulares, y recuerdan a los cómics de superhéroes americanos de los noventa en el peor de los sentidos. Sin duda, a los Masters les hubiera favorecido un estilo más cercano al de la colección Conan: La leyenda, que Planeta DeAgostini está publicando en España. Artistas como Cary Nord o Thomas Giorello le hubiesen venido que ni pintados. Pintados... ¡JA!

Ejem... A ver a dónde nos lleva esta nueva colección.

7 comentarios

  1. Hombre como comic precuela es bastante regulero.

    Pero aun asi es gracioso que vuelvan a salir productos de He-Man.

    Tengo tambien el nº1 por leer a ver si la cosa mejora que en ese ya sale Adam.

    ¿También lo reseñaras?

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  2. ¡Dios mío, Skeltor está mazado!

    Espero que los nuevos cómics no sigan el estilo de esta precuela, lo mejor de los Masters del Universo era lo absurdo-surrealista de sus argumentos, y lo chorra de su violencia. Eso de reventarle la cara a alguien no es muy rollo He-Man :(

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  3. Viendo la vestimenta del caballero podemos deducir que su época es anterior a la moda de los taparrabos de piel que persiste en la época de He-Man.

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  4. Vladek: Si puedo, escribiré sobre todos y cada uno de ellos, aunque me quede sin lectores.

    Tempus Frangit: El rollo ridículo les va más, sí.

    Anónimo: Le doy diez años más al taparrabos para que se ponga de moda entre nosotros.

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  5. Tu conocimiento del universo de los Masters del idem va más allá de lo que es recomendable, debo advertirte.

    Al margen de la advertencia, ¡gran artículo!

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  6. ¡Publicidad engañosa! Portada: con casco, fin del cómic: sin casco.
    Hombre, no puede ser peor que Rob Liefeld, lo peor de los 90's.
    Y habrá que ver lo que ha crecido Skeletor, en mis tiempos tenía la misma estatura de He-Man. ¡Qué barbaridad!

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  7. q256: De algo hay que saber más que el resto. No es que sea un tema que dé pie a grandes conversaciones, pero es lo que hay.

    LacraESECEFE: Hagamos una cosa. A partir de este momento, se prohíbe cualquier mención a Rob Liefeld en este blog. Agh.

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