31 de mayo de 2012

Juego de Tronos: Los dioses antiguos y nuevos

Seis episodios. Más de la mitad de la segunda temporada sin haber faltado a mi cita semanal con vosotros. ¿Y qué he recibido a cambio de mi constancia? Unos pocos visitantes espontáneos que en cuanto ven que no tengo los episodios en español colgados en streaming se largan como alma que lleva el diablo y, en el peor de los casos, me envían un e-mail vagamente amenazador por haber frustrado sus expectativas. No me sentía tan mal desde que unos grandes almacenes me regalaron por error un televisor de 34 pulgadas.

En este nuevo episodio de Juego de Tronos pasan cosas, muchas cosas, ¡montones de cosas!, y según me han dicho, unas cuantas ni siquiera salen en el libro. Mejor, ¿no?, así los fans todavía pueden sorprenderse o tienen algo de que quejarse. Yo lo prefiero de esta forma, porque eso significa que aún tendré mucho por descubrir cuando lea Choque de Reyes.

También debo decir que este es, con diferencia, el episodio que más me ha satisfecho de lo que va de segunda temporada. No voy a repasarlo de principio a fin, porque no me dan una medalla cada vez que llego a las 2.000 palabras; pero voy a hablaros de tres momentos que, habida cuenta de mis extraños criterios de selección, me han parecido tremendos. Por supuesto, esto no significa que el resto del episodio me la refanfinfle. Simplemente he pensado que sería una tontería volver a insistir en la genialidad del dúo Arya-Tywin, ahora edulcorado con más suspense y un asesinato instantáneo de risión, o dedicar el enésimo párrafo a los soplamocos que le calzan a Joffrey...

Por otro lado, ¿quién soy yo para saltarme la tradición?

28 de mayo de 2012

ICO

Comprad confeti, matasuegras y esos ridículos gorritos de fiesta con forma de cono porque por fin me he pasado el ICO y esto hay que celebrarlo. ¿Que por qué? Porque hacía mucho tiempo que no llegaba hasta el final de un videojuego que no fuera una aventura gráfica y tuviera menos de veinte años. En total, me ha llevado poco más de cinco horas; pero como tengo la capacidad de concentración de un riñón recién injertado, las he distribuido a lo largo de siete meses. La primera hora la jugué en diciembre del año pasado, el día que me lo regaló mi hermano por aquello de quedar bien con él; luego jugué otra media hora en abril de este año, una noche oscura y tormentosa si mal no recuerdo; y el domingo pasado me lo terminé de una sentada, porque ya estaba bien de andarse con tonterías, que el título es realmente bueno, coño.

ICO es la quintaesencia de los videojuegos como forma de arte. No solo es una aventura, sino toda una experiencia para aquel jugador que se toma su tiempo para mirar a su alrededor y que busca algo más que el puro entretenimiento, esto es, algo que no sean tiarrones acribillando alienígenas con pistolones más grandes que ellos mismos. Se trata de un proyecto en el que salta a la vista que el equipo creativo no solo ha echado horas de trabajo y consumido café como loco, sino que le ha puesto sentimiento a lo que hacía.

"Qué mariconada", pensaréis, "el Tipo de la Brocha hablando de sentimientos, con lo que él era. ¿Recordáis cuando recapituló Commando? Antes molaba".

Pues aún no habéis leído nada.

24 de mayo de 2012

Juego de Tronos: El fantasma de Harrenhal

Altibajos, ¿quién los quiere? Yo no. Una buena serie da fantasía heroica, o cómo porras queráis llamar a este género, debería ser como una montaña rusa en la que cuando no estás dando grititos de emoción, contienes el aliento ante lo que se avecina. Sin embargo, Juego de Tronos es una serie con muchos altibajos. O bien te deja boquiabierto y con el corazón en un puño, o bien te tiene una hora mirando la tele con cara de tonto a la espera de que pase algo. Afortunadamente, rara vez llega a aburrir.

Dicho esto, El fantasma de Harrenhal es, a fecha de hoy, mi episodio favorito de la segunda temporada. La trama avanza, los personajes que estaban más estancados se despabilan un poco y, diría que por primera vez desde que empezó la serie, no nos hacen perder el tiempo con tetas y culos. Lo que me sorprende es que el realizador es David Petrarca, el mismo que dirigió el mediocre Jardín de Huesos.

Como de costumbre, de aquí para abajo, esta entrada contiene tantos spoilers que las autoridades sanitarias recomiendan leerla con moderación.

21 de mayo de 2012

Batman vs. La Masa

En 1981, siguiendo la estela de ese otro gran crossover de DC y Marvel que es Superman vs. El asombroso Spider-Man, sobre el que José Viruete habló hace tanto tiempo que su artículo no desentonaría en un cancionero del siglo XV, las dos editoriales de cómics de superhéroes por antonomasia colaboraron para publicar otro número único que volaría de los estantes de tiendas y quioscos a velocidad de vértigo: Batman vs. The Incredible Hulk.

Len Wein, coautor de la primera Cosa del Pantano y artífice junto a Chris Claremont de la reinvención de la Patrulla-X en los años setenta, escribió el guión de este crossover, y los dibujos corrieron a cargo del pontevedrés José Luis García-López. Dick Giordano repitió como entintador tras su trabajo en Superman vs. El asombroso Spider-Man.

Ahora que los chavales no pueden ni esperar un mes para que su serie favorita se emita en las cadenas de su propio país, el hecho de que tuviésemos que esperar la friolera de ocho años para que Ediciones Zinco publicase este cómic en España suena casi a ciencia ficción. Pero, de otra forma, probablemente este Batman vs. La Masa jamás hubiera caído en mis manos.

17 de mayo de 2012

Juego de Tronos: Jardín de huesos

Lo diré sin rodeos, porque si os vais a poner furibundos, prefiero que sea cuanto antes: estamos ante otro episodio mediocre, quizás más que el primero de esta temporada. Uno se sienta delante del televisor, ve semejante despropósito narrativo y termina con la sensación de haberse quedado tal y como estaba hace cincuenta minutos, pero con algunas canas más. No es que no pasen cosas (que pasan), es que la trama avanza de tal forma que parece que no pasen cosas. Y para empeorarlo, el episodio comienza con un chiste de pedos. La altura creativa está al nivel de Michael Bay y sus chiguaguas viciosos.

Os seré sincero; cuando decidí escribir una reseña de cada capítulo de la segunda temporada de Juego de Tronos, creí que lo haría con la clase de entusiasmo que me pondría más difícil ligar en los bares, y no azuzado por mi editor a golpe de vara. Y lo triste es que yo soy mi propio editor. Menudo cabrón estoy hecho.

No sé si de aquí a que termine la temporada nos compensarán por esta medianía de episodios que estamos sufriendo, pero lo cierto es que empieza a darme mucha pereza ver la serie, y si esto sigue así, es posible que acabe limitándome a pretender que leo Choque de Reyes mientras observo a señoritas combatiendo el calor por todos los medios necesarios.

14 de mayo de 2012

Hokuto no Ken II: Last Battle (Mega Drive)

El Puño de la Estrella del Norte es un manga violento como pocos. Con guión de Buronson y dibujos de Tetsuo Hara, el cómic se publicó originalmente entre 1983 y 1988, y desde entonces ha sido reeditado varias veces, tanto en Japón, como en otros países, incluido en Estados Unidos. En España, por desgracia, sigue siendo una asignatura pendiente. Quizá un manga con más de treinta años a sus espaldas no tenga el mismo gancho que One Piece o Naruto entre los consumidores, pero El puño de la Estrella del Norte es un clásico del género shonen, así que espero que algún día no muy lejano una editorial haga cuentas y se anime a traer esta colección a nuestras tierras como ha hecho Norma con ese otro clásico que es Mazinger Z.

Como toda franquicia de éxito, El Puño de la Estrella del Norte cuenta con series y películas de animación a mansalva, e incluso existe una adaptación con actores de carne y hueso verdaderamente horrorosa y que, en su día, me planteé recapitular (no lo hice porque es demasiado anodina y anda corta de la clase de gracia que a veces redime a las pelis serie B).

Por supuesto, tampoco le faltan adaptaciones en forma de videojuego, si bien muy pocos han traspasado las fronteras de Japón y los que lo han hecho oscilan entre lo mediocre y lo tuberculoso, en el sentido de que son una patata. Este es el caso del Hokuto no Ken - Shin Seikimatsu Kyuseishu Densetsu, de Mega Drive, al que prefiero referirme como Hokuto no Ken II para no desgastar las letras de mi teclado.

Para más inri, este videojuego cruzó el océano sin contar con la licencia oportuna, por lo que se cambiaron los nombres de los personajes, se recolorearon sus sprites para que no parecieran a sus (ex)homónimos del manga, y se sustituyó el título original por otro penosamente genérico: Last Battle. En un intento de acabar con la diversión, también se censuró el gore. En cambio, se mantuvo intacto el argumento, incomprensible para cualquiera que no conozca la serie.

10 de mayo de 2012

Juego de Tronos: Lo que está muerto no puede morir

"Lo que está muerto no puede morir, pero se alza de nuevo, más duro y más fuerte"... No sé a vosotros, pero a mí esta frase me suena a eslogan para un medicamento contra la disfunción eréctil. O quizás a alguna clase de juramento ritual zombi. En cualquier caso, creo que he dado con mi epitafio.

Dicho esto, y por seguir desde donde lo dejamos, me fastidia que el cliffhanger con el que terminaba Las tierras de la noche no llevase a ninguna parte. Me ha parecido una tomadura de pelo de padre y muy señor mío, como la resolución de las trampas mortales en las que se metían Batman y Robin en la teleserie de Adam West, solo que menos kitsch y sin ninguna gracia. Sinceramente, la trama de Jon Nieve y la Guardia de la Noche al otro lado del Muro es ya de un superfluo que no sé ni por qué le dedican tiempo.

No obstante, el episodio, como la mayoría, tiene sus más y sus menos, y ese es uno de sus menos. Sus mases se encuentran sobre todo en las excelentes interpretaciones del reparto femenino, al que se han incorporado algunas caras nuevas. Pero empecemos por ver lo gafe que soy.

7 de mayo de 2012

Pop-Tarts

Si después de leer el título de esta entrada, estáis pensando en qué porras son los Pop-Tarts, me sentiré muy defraudado y dejaré de creer en ese rollo de la globalización.

Los Pop-Tarts son unas galletitas pre-horneadas y rellenas de dulce que Kellogg's lleva vendiendo más o menos desde los inicios del movimiento hippie. Os hablo de la década de los sesenta y todo ese rollo de paz, duchas opcionales, marihuana, Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band y otra porquería psicodélica. Y creedme, no he escogido ese punto de referencia al azar. Estos pastelitos me parecen exactamente la clase de producto que consumiría un fumeta para matar el gusanillo.

En los Estados Unidos, los Pop-Tarts son la marca estrella de Kellogg's, y su popularidad supera incluso a la de sus cereales. Ni siquiera la rana súper enrollada y espasmódica de Smacks puede competir con ellos. Sin embargo, fuera de yankilandia, estos dulces siempre han sido una rara avis.

3 de mayo de 2012

Juego de Tronos: Las tierras de la noche

No me importa reconocer que me he equivocado. Debería haberme dado cuenta de que el episodio anterior de Juego de Tronos solo cumplía su cometido de servir de introducción a lo que está por venir, colocando cada pieza en su lugar del tablero antes de empezar la partida, precalentando el horno para que la pizza congelada esté lista en el tiempo que dice la caja, engrasando los engranajes para que la maquinaria funcione, untándose de vaselina el eeh... Vale, creo que ya lo habéis pillado. Pero aun así, ¿no había hecho eso ya el último episodio de la primera temporada? Yo diría que sí. Así pues, me corrijo: sigo pensando que el primer episodio era una patata.

Dicho esto, el segundo episodio ya va mereciendo la pena. Tampoco es que pase gran cosa, porque, al fin y al cabo, esta es la serie en la que la gente habla mucho de grandes batallas sin que veamos una sola de ellas; pero al menos hay movimiento.