¡Cuatro años! Guau, dijo el perro. Muuu, dijo la vaca. Beee, dijo el carnero. ¿Quién narices ha metido aquí a todos estos animales? ¡Fuera! ¡Fus, fus!
Cuatro años es toda una vida para un blog, y, sin embargo, parece que fue ayer cuando empecé esta andadura en solitario y sin un nombre de dominio propio. Bueno, no ayer. Ni anteayer. Ni siquiera la semana pasada...
Seré franco con vosotros: me parece que llevo toda la vida haciendo esto, y aunque a veces me planteo si este blog no será mi particular Día de la Marmota, dudo que ahora mismo pudiera dejar de escribir en él.
En este momento de autobombo, lo normal sería que hiciera un repaso de las mejores entradas de 2014, pero este año voy a cambiar de tercio y dejar esa tarea en vuestras manos, porque no solo sería poco enriquecedor por mi parte convertirme en juez de mi propio trabajo, sino que además es una labor que requiere de un tiempo precioso que prefiero dedicar a actividades más sórdidas. Este
petit point del conejo Perico no se va a terminar solo.
Por lo tanto, quiero que seáis vosotros mismos los que me digáis lo que más os ha gustado del blog en el ya difunto y enterrado 2014. No me importa que sean los artículos que más os han interesado, hecho reír o descubierto el significado de la vida (42, por cierto), lo importante es que no me hagáis el vacío. Prefiriría no quedar como un estúpido. También podéis decirme si habéis echado algo en falta, o si hay algún tema del que preferiríais que nunca más hablase. ¡Hagamos de esta breve entrada algo constructivo!
Y muchas gracias por acompañarme durante todo este tiempo. Eso es todo.