23 de febrero de 2015

'Cincuenta sombras de Grey', de E. L. James

Me he leído Cincuenta sombras de Grey. Luché a brazo partido contra mi curiosidad y perdí. No hubo prisioneros. Lo cierto es que en el fondo no quería ganar. Deseaba leerme esta novela para entender su fenomenología, las decenas de millones de copias vendidas, las colas interminables en las salas de cine y, sobre todo, la causa de tanto alboroto, de tanta mujer fanatizada alabando abiertamente una novela calificada por algunos como "porno para madres". Ya conocéis el dicho: cuando el río suena, agua lleva.

Pues bien, después de terminarme el libro, sigo sin entender un carajo.

Aun así, pienso que era mi destino leerme Cincuenta sombras de Grey. Sé que es un destino birrioso, sin punto de comparación con unificar Britania, traer el equilibrio a la Fuerza, o salvar a la humanidad de las máquinas; pero es el destino que me tocaba sufrir. Lo supe desde el momento en que me enteré de que la novela comenzó siendo un fanfic de Crepúsculo originariamente titulado Master of the Universe. Os dais cuenta, ¿verdad? ¡Master of the Universe! Prácticamente igual que mi serie denostada favorita. ¿Cómo no iba a pensar que era cosa del destino? Además, con ese título o sin él, el nivel de sordidez freak se sale de la escala.

14 de febrero de 2015

Marmalade Boy: Leyenda de amor. Sentimientos guardados en el medallón


Por cuarto año consecutivo, la serie más empalagosa y almibarada de la historia de la televisión japonesa (y si no lo es, no quiero saberlo) regresa al blog con más desconcierto y sorpresas que una orgía de invidentes.

Algunos dicen que aquello de que "a las mujeres no hay quien las entienda" es un tópico tan falso como el "todos los hombres son iguales". Yo lo creía hasta que empecé a ver Marmalade Boy. Desde entonces me he adentrado en ese laberinto de paredes cambiantes que es la mente de una adolescente, me he sumergido en las profundidades abisales de su psique femenina, y ahora ya no entiendo nada en absoluto. Comprender a Miki es imposible e intentarlo casi me provoca un síncope. Ahora sé que lo más saludable es asentir y dejarse llevar por la locura.

En el episodio anterior, Ginta, el amigo de la infancia de Miki, reconoció que Miki le gustaba y que estaba dispuesto a competir con Yuu por su corazón. A pesar de que el "chico mermelada" ha mostrado tanto interés por Miki como por la discografía de Terapia Nacional, la neurona sobreexplotada de la pobre chica no sabe por qué chico decidirse.

11 de febrero de 2015

Cuarto aniversario


¡Cuatro años! Guau, dijo el perro. Muuu, dijo la vaca. Beee, dijo el carnero. ¿Quién narices ha metido aquí a todos estos animales? ¡Fuera! ¡Fus, fus!

Cuatro años es toda una vida para un blog, y, sin embargo, parece que fue ayer cuando empecé esta andadura en solitario y sin un nombre de dominio propio. Bueno, no ayer. Ni anteayer. Ni siquiera la semana pasada...

Seré franco con vosotros: me parece que llevo toda la vida haciendo esto, y aunque a veces me planteo si este blog no será mi particular Día de la Marmota, dudo que ahora mismo pudiera dejar de escribir en él.

En este momento de autobombo, lo normal sería que hiciera un repaso de las mejores entradas de 2014, pero este año voy a cambiar de tercio y dejar esa tarea en vuestras manos, porque no solo sería poco enriquecedor por mi parte convertirme en juez de mi propio trabajo, sino que además es una labor que requiere de un tiempo precioso que prefiero dedicar a actividades más sórdidas. Este petit point del conejo Perico no se va a terminar solo.

Por lo tanto, quiero que seáis vosotros mismos los que me digáis lo que más os ha gustado del blog en el ya difunto y enterrado 2014. No me importa que sean los artículos que más os han interesado, hecho reír o descubierto el significado de la vida (42, por cierto), lo importante es que no me hagáis el vacío. Prefiriría no quedar como un estúpido. También podéis decirme si habéis echado algo en falta, o si hay algún tema del que preferiríais que nunca más hablase. ¡Hagamos de esta breve entrada algo constructivo!

Y muchas gracias por acompañarme durante todo este tiempo. Eso es todo.

2 de febrero de 2015

Super Smash TV


Ah, el Smash TV... Cuántos buenos y frustrantes recuerdos. Es una pena que mi hermano y yo jamás hayamos conseguido pasárnoslo. Ni siquiera utilizando el truco para conseguir vidas y créditos extra, superamos al tercer jefazo. Y no es que no lo hayamos intentado. De hecho, Super Smash TV es uno de los cartuchos que retomamos con más frecuencia junto al Turtles in Time.

Tampoco es que seamos unos ineptos ni que suframos de una falta absoluta de coordinación en los pulgares; es, sencilla y llanamente, que el juego es complicado de pelotas. A pesar de ello, me encanta, y no puedo imaginarme otro título que vaya más directamente al grano y que sea tan intenso como este.

Williams distribuyó el arcade Smash TV en 1990, cuando los videojuegos no tardaban años en desarrollarse ni tenían créditos tan largos como los del último gran éxito de taquilla, y Acclaim llevó el juego al mercado doméstico ese mismo año, adaptándolo, entre otras plataformas, a la Super Nintendo, cuya versión es la mejor que existe para videoconsola y por eso lleva la palabra "super" delante. Además, es la única versión del juego a la que he jugado. Por eso, dejaré que otros hablen sobre el port de Smash TV para ZX Spectrum.