23 de marzo de 2015

La trilogía de 'La Primera Ley', de Joe Abercrombie

Si eres aficionado a un determinado género literario, pero no estás muy puesto en él, conviene consultar varias listas de libros recomendados antes de adquirir un nuevo título, porque así uno reduce el riesgo de llevarse un chasco, se ahorra un dineral y, a veces, si hay suerte, incluso encuentra auténticas obras maestras.

En el caso de la trilogía de La Primera Ley de Joe Abercrombie, las listas que consulté no se equivocaban al ponerla por las nubes. Hacía tiempo que una saga de fantasía no me enganchaba tanto. Si me pasaba un día sin leer al siguiente me sentía como un niño caraqueño al que le hubieran quitado el pegamento... pero sin el drama social ni una adicción verdadera (hay que saber reírse de todo, hombre). Cuando retomaba la novela cada noche donde la había dejado el día anterior, en lugar de entrarme un sopor espantoso como me ocurre con la mayoría de libros, cada página que pasaba me cargaba las pilas, y al final, me daban la una y media o las dos, y tenía que obligarme a mí mismo a apagar la luz para no levantarme a la mañana siguiente convertido en un zombi ojeroso. De hecho, solo llevaba leída la mitad del primer volumen de la trilogía cuando me compré los dos tomos siguientes. Así de enganchado estaba.

También es verdad que no todas las series fantásticas son tan asequibles como esta, porque, a ver, ¿qué son tres libros, aunque sean bien gordos, comparados con los catorce de La Rueda del Tiempo? Pecata minuta.

La trilogía de La Primera Ley está integrada por tres libros, de ahí lo de trilogía: La voz de las espadas (The Blade Itself), publicado en 2006; Antes de que los cuelguen (Before They Are hanged), de 2007; y El último argumento de los reyes (Last Argument of Kings), de 2008. Si tenemos en cuenta que el último libro que leí de fantasía heroica es de cuando la gente jugaba al Knight Lore en el ZX Spectrum, podemos afirmar que estas novelas están aún calientes.

El autor de esta trilogía es el británico Joe Abercrombie, que saltó a la palestra gracias al éxito de la primera entrega, se consolidó como escritor de fantasía heroica con sus secuelas y ahora vive de esta saga, escribiendo novelas ambientadas en el mismo universo ficticio a la espera de que alguna productora le compre los derechos para llevar su saga al cine o la televisión y él pueda dedicarse a ver cómo se apila el dinero sobre la mesa.

Digamos una cosa de Joe Abercrombie: es el escritor de fantasía heroica al que mejor le quedan los trajes.

Abercrombie empezó estudiando psicología y luego montó su propio negocio como editor, no de libros, sino de películas; pero como con este trabajo no ganaba ni para garbanzos, empezó a desarrollar una idea ambiciosa que se le había ocurrido cuando iba a la universidad: escribir una serie de libros que redefinieran el género de la fantasía heroica. Una melonada, si me permitís decirlo, porque cualquier autor medianamente bueno, incluso el que escribe novelas pulp, intenta ser original de una manera u otra, y todos los géneros se redefinen constantemente.

Aun así, si lo "normal" en el género fantástico son los caballeros de brillante armadura, las doncellas raptadas, los ogros malvados, y los magos sabiondos de larga barba blanca, entonces sí, podemos decir que La Primera Ley se sale de lo normal. Al enfrentaros a las más de 2.400 páginas de esta saga, aparte de poneros cómodos y estar bien hidratados, es importante que os olvidéis de tener ideas preconcebidas. Los personajes no actúan como esperaríais de sus moldes tradicionales, y la historia no trata de la clásica lucha del Bien contra el Mal en la que hay que salvar el mundo del señor Oscuro de turno.

Aunque las comparaciones me chiflan sean odiosas, no hay mejor manera de aproximaros a cómo es esta trilogía sin pediros que os leáis algún que comparándola con otras obras del género. Así a bote pronto, lo más próximo en tono a la La Primera Ley que se me ocurre es Canción de hielo y fuego de George R. R. Martin. Ambas tienen en común personajes alejados de los arquetipos de héroe y villano y que lo real prepondera sobre lo fantástico, aunque la magia tenga más presencia aquí que en la saga de George R. R. Martin. A su vez, la trilogía de Abercrombie también destila un humor ácido, muy inglés, que a veces me recuerda al del Mundodisco de Terry Pratchett, aunque no se trate de una parodia del género fantástico.

Ahora bien, si tengo que elegir el aspecto que más distingue a esta trilogía de otras novelas fantásticas, me inclino por las secuencias de acción. Las peleas y batallas que experimenta el lector a lo largo de estos tres libros son vibrantes y cinemáticas, abundantes en detalles, cruentas sin ser repugnantes, y la mar de entretenidas. La pericia de Abercrombie al describirlas hace que puedes imaginártelas de forma nítida en tu cabeza, y si algún día adaptan estos libros al cine, no hará falta que se inventen nada (lo harán igualmente, pero será por fastidiar).

Dije que quería batallas épicas, no basura digital.

Pero aunque la acción me parezca fetén, los personajes son el verdadero motor narrativo de cualquier novela, y si te importan un carajo, no vas a seguir leyendo. Por suerte, en esta trilogía los personajes son la crème de la crème, la nata montada de la literatura fantástica, y te meten tales empellones con sus historias que acabas terminando cada capítulo con ganas de más. Son genuinos, atípicos, carismáticos, complejos... antihéroes en el mejor de los casos, con más defectos que virtudes, moralmente ambiguos y muy humanos. A veces los quieres, y otras veces los odias, pero, ya realicen heroicidades o cometan atrocidades, no puedes separarte de ellos.

El primer volumen de la trilogía, La voz de las espadas, gira en torno a tres protagonistas: Logen, un bárbaro con un pasado sangriento y un pronto muy malo que vaga sin rumbo alegrándose simplemente de seguir vivo; Sand dan Glokta, inquisidor, un torturador tullido que, antes de convertirse en el espantajo que es ahora, fue un prometedor soldado; y Jezal dan Luthar, capitán de la Guardia Real, un noble vanidoso y egoísta, hijo de papá, más ignorante que el palo de una piruleta, que aspira a la gloria, pero carece de la confianza y genio necesarios para alcanzarla.

También en este primer volumen se nos presentan otros tres personajes centrales de la trilogía, pero que no empiezan a cobrar importancia hasta el último tercio del libro: Ferro Maljinn, una esclava fugada en busca de venganza, auténtica diablesa morena; Collem West, un soldado que se ha ganado lo galones con el sudor de su frente y la sangre de otros, inopinadamente temperamental; y el Sabueso, uno de los hombres de la banda de Logen, menudo y reflexivo, y rastreador nato.

Estos seis personajes conforman los seis puntos de vista desde los que Abercrombie nos cuenta la historia de La Primera Ley. Aparte están los secundarios, algunos de ellos con mucho peso en la trama, impulsores incluso de los grandes eventos que acontecen, pero a los que el autor no dedica un punto de vista propio: Bayaz, el Primero de los Magos y maestro titiritero, con más pinta de charcutero que de hechicero; Bethod, el ambicioso e implacable rey bárbaro que ha declarado la guerra a la Unión; el Archilector Sult, cabeza de la Inquisición...

Con todo, el plantel de personajes relevantes se mantiene en una cifra relativamente baja y además cada uno de ellos está tan bien definido que nunca te encuentras en la embarazosa situación de no saber quién es quién por ser un botarate incapaz de memorizar, ¿qué sé yo?, más de mil nombres. Te miro a ti, Geroge R. R. Martin; haces que la lista de los reyes godos parezca sencilla.

Glotka, Logen y Jezal en su versión cómic.

La trama comienza despacio, y el primer libro sirve básicamente para darnos a conocer a los personajes y su mundo, por lo que uno termina de leérselo sin saber muy bien por dónde van los tiros. El ejército de la Unión parte hacia el norte para combatir a los bárbaros al tiempo que se cierne una amenaza desde el sur, y varios personajes inician un misterioso viaje hacia los confines del Mundo. Realmente es un prólogo de más de setecientas páginas. Pero qué buen prólogo.

En el segundo libro, hay tres frentes bien delimitados. Mientras la guerra con las hordas bárbaras se desenvuelve en el norte (donde las bajas se cuentan a cientos por jugar a los soldaditos sin tener NPI de estrategia), el inquisidor Glotka se instala en la calurosa Dagoska para investigar la desaparición de su homólogo local y, de paso, mantener a raya a los gurkos, que quieren reconquistar la ciudad para el Imperio (no galáctico). Por último, el más peculiar y heterogéneo grupo de "héroes", ajeno a todas esas batallitas, viaja hacia los confines del Mundo y se enfrenta a un reto tras otro, incluido el llevarse todo lo bien que pueden entre ellos (o sea, bastante mal), hasta alcanzar su destino en el final más anticlimático que recuerdo haber leído en mi vida.

Y para acabar, en el tercer libro, el más tocho de los tres, concluye una guerra, otra se recrudece, la acción se multiplica hasta extremos insospechados, y, lo que es más sorprendente, Abercrombie lleva a los personajes a lugares en los que pensaron que nunca estarían, o en los que estuvieron y pensaban que no volverían a estar, una vuelta al punto de partida que resulta sin duda chocante y también un poco amarga. Quizá esa sea la razón por la que este volumen, aun gustándome como la trucha al trucho, me dejó peor sabor de boca que los dos anteriores.

Esta imagen contiene más spoilers que toda mi reseña, así que ignoradla, por favor.

La gracia de La Primera Ley es que no hay héroes ni villanos al uso, solo guerra y hombres grises. ¿Pueden cambiar los hombres cuando la oportunidad se les ofrece? Poco, y eso si es que lo hacen. ¿Por qué? Porque es más fácil no hacerlo. Por eso, el 78 % de los propósitos de Año Nuevo acaban por no cumplirse.

La idea del cambio que no llega a realizarse es interesante y está muy bien concebida por Abercrombie, que prepara concienzudamente el terreno desde el primer libro hasta conducirnos a una conclusión inevitable en el tercero; pero no es menos cierto que ese planteamiento puede frustrar al lector cuando alcanza el final de esta larga aventura en tres tomos. En mi caso, hasta que me sumergí en el último libro, había disfrutado como un enano acompañando a unos personajes de carne y hueso en una aventura que parecía prometer un desenlace grato y reconfortante. Sin embargo, cuando entré en la recta final de la saga y empecé a darme cuenta de que, cuando pasase la última página y guardase el libro en la estantería, nada sería distinto de como era al principio, que la historia estaba destinada a repetirse, me sentí algo defraudado, porque soy de esos chalados que piensan que un gran libro no solo debe ser entretenido y cautivarte de tal modo que te cueste separarte de él, sino que el cambio debería ser la culminación de la historia para hacerlo más gratificante.

Y no es que los personajes de La Primera Ley no cambien, sino que cuanto más cambian o más quieren cambiar, más vuelven a ser como eran antes. ¿Se puede criticar a Abercrombie por jugar con las expectativas del lector, haciéndole pensar que los personajes pueden llegar a ser mejores personas para luego demostrar que su propia naturaleza se lo impide? Yo acabo de hacerlo.

Deja de chincharme, Joe.

Pero aunque hubiera preferido leer un final más Disney, hay algo que lo compensa, algo que no he echado para nada en falta y que, sin embargo, suele encontrarse en la mayoría de títulos del género: las partes aburridas. Abercrombie evita las descripciones largas que no vienen a cuento y va directo al grano. Esto lo consigue narrando la historia desde el punto de vista de unos personajes que se dedican a vivir sus vidas lo mejor que pueden y no pierden el tiempo haciendo observaciones sobre el pasado o el mundo que los rodea, y aunque Bayaz es un auténtico abuelo Cebolleta que se recrea hablando de viejas leyendas, dioses antiguos, ciudades esplendorosas y razas extrañas, los protagonistas van más a su bola y se preocupan por el presente.

Lo anterior tiene un efecto negativo y es que el mundo de La Primera Ley es un mundo aparentemente pobre. Y digo aparentemente porque uno intuye que no lo es y que el autor se guarda mucha información en la cabeza, pero se nos presenta como si lo fuera. Eso sí, mirándolo por el lado bueno, el lector medio seguro que lo agradece, porque estoy bastante convencido de que cuando lee La Comunidad del Anillo le importa un comino que en el Bosque Viejo haya "gruesos abetos marchitos, perejil silvestre, maleza reseca que se deshacía en ceniza blanca, ortigas y cardos exuberantes". Y a mí también.

¿Qué es un mundo de fantasía épica sin un buen mapa al que no prestar ni la más mínima atención?

La mayor pega que puedo ponerle a esta trilogía es que la traducción de la edición española es un tanto birriosa. Me enerva que un apodo tan colorido como "the Bloody-Nine" se traduzca como "el Sanguinario" (inapropiado y más manido que la excusa de "Ya tengo planes"), o que se diga "dedo medio" y "cartas en la manga" en lugar de "dedo corazón" y "as en la manga". También parece una mala broma que se utilicen expresiones y vocablos que no pegan ni con cola en un mundo fantástico a caballo entre el medievo y el Renacimiento, como "olímpicamente" o "bolígrafo", y además hay casos tan flagrantes de laísmo y leísmo que hasta a mí me hacen daño a la vista, a pesar de que cometo esas mismas faltas constantemente.

La verdad, es para preguntarse si no podían haberle encargado la traducción a alguien un poco más despierto y meticuloso, como, por ejemplo, el tipo que tradujo el Final Fantasy VII.


Pero no quiero cerrar esta crítica quejándome de la traducción, porque tampoco es para tanto.

Puede que la complejidad y calidad literaria de esta trilogía no estén a la altura de los grandes clásicos del género, sean los que sean; pero sus personajes proyectan largas sombras, las secuencias de acción son vívidas a más no poder, y hay sorpresas y desenlaces insospechados. Además, es lo bastante adictiva como para plantearse instalar un sistema de goteo intravenoso junto a la cama. Prueba de ello es que me terminé los tres libros en tres semanas.El capuchino por catéter entra que da gusto.

17 comentarios

  1. Como veo que nadie se anima a comentar, yo, Anónimo 1, me apunto esta trilogía para cuando termine el segundo libro de la Saga del Asesino de Reyes ¿la conoces? y si la conoces ¿qué te parece?

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  2. Me encanta el concepto tan real de que, a pesar de haber recorrido un largo trecho y haber tenido la oportunidad, los personajes hayan decidido no cambiar. Suena un desarrollo tan vívido, tan Homer Simpson, que es maravilloso.

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  3. Venga, va, me animo con los comentarios, que siempre me cuesta :-)

    Yo me leí el primero, tras muchas recomendaciones, y he de decir que no me decepcionó, pero tampoco me enganchó. De hecho, tengo el 2º y 3º aun por comprar. Me pasó algo similar con El Nombre del Viento, será que mi niño interior está muriendo... :-(

    En todo caso, aprovecho para recomendarte la saga de Vorkosigan, aventurillas en el espacio. De los últimos años, lo mejor que he leído de este estilo, creo que podría gustarte. Y una buena cosa que tiene es que los libros no son dependientes entre sí (aunque narran la historia del protagonista), se pueden leer de manera individual.

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    1. Dios mío eres la primera persona que veo que conoce a Miles Vorkosigan. Es mi saga favorita

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  4. Joder, le tenía ganas a este autor y a Sanderson... pues nada, subiendo en la lista de prioridades literarias (aunque de tus recomendados aún tengo en cola "En costas extrañas" de Tim Powers... demasiados libros para tan poco tiempo)

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  5. Me encantan tus reseñas de libros sin spoilers pero diciendo lo suficiente para saber de que va el libro. Los personajes grises suelen ser los más interesantes y si además tiene buenas escenas de acción mejor que mejor.

    ¿Has probado a leer las novelas de Conan? El prota practicamente sería un villano fuera de su entorno pero los villanos a los que se enfrenta son tan horribles que a su lado parece un heroe.

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  6. Anónimo: Gracias por ser el primero. El siguiente paso es dar la cara, aunque sea bajo seudónimo, para que te recuerde si vuelves a comentar. Conozco la saga del Asesino de Reyes, pero no he leído ningún libro aún. Tengo el primero en mi lista de deseados de Amazon después de haberme leído el fragmento gratuito.

    LacraESECEFE: Decidido, lo que es decidido...

    Alejandro Cordón: Eso, eso, a animarse a comentar, que así me animo yo a escribir. Anoto Vorkosigan y agradezco la recomendación.

    eter: Nunca hay tiempo para todo. Yo le daría prioridad a En costas extrañas, sobre todo porque es más corto, pero también porque está mejor escrito.

    Anonimatus: He leído varios relatos de Conan y me encantan. Tengo un volumen recopilatorio que me regalaron hace poco pendiente de lectura.

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  7. Tipo te recomiendo las Crónicas de los Caballeros Bastardos , aun que scott linch es un poco George R.R. Martin y se toma su tiempo para escribir cada libro , esta trilogia me la ley hace un par de años y ser una maravilla son 3 libros entretenidos aun que el tercero no le termine de pillar el punto

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    1. El título promete y no me suena de nada. Voy a esas crónicas a mi lista de deseados de Amazon. Gracias por la recomendación.

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  8. No sabía de la existencia de este señor ni de su saga pero me lo has vendido muy bien. En cuanto termine 22/11/63 de Stephen King, muy recomendable por cierto empiezo con esta saga. Y hablando de King y los viajes en el tiempo, espero que pronto haya una reseña de El Ministerio del Tiempo.
    Y ahora con lo que voy a dar la matraca hasta que vea la reseña, mira Predestination, una de las mejores, si no la mejor película de viajes en el tiempo. Una maravillosa locura.

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  9. Una reseña genial. Yo me los leí los tres en tiempo récord también y hoy día son mis libros y escritor favoritos (habiendo leído a Sanderson, Rothfuss y Martin). Si no lo has hecho aun corre y léete la segunda trilogía de abercrombie. Los Héroes es seguramente su mejor trabajo y Tierras Rojas nos trae de vuelta a quien todos esperábamos...

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  10. Tiene muy buena pinta. Da rabia porque tengo un monton de libros pendientes, pero tendre que añadirlo.
    Y... si que le queda bien el traje si.

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  11. Ganas tenía ya de terminarmelo para volver y ver la dichosa imagen con spoilers!

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  12. Increíble trilogía, maravillosos personajes... Muy buenos también La Mejor Venganza, Los Héroes y Tierras Rojas (La Mejor Venganza es el mejor de todos). Rothfuss, Martin y Abercrombie...el trío calavera, que diría Sabina. Empezando Medio Rey...de momento promete. Saludos, Sangre y Honor.

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  13. Pero, ¿¿que??
    Busco un mapa del mundo de la primera ley y me aparece el mismisimo tio de la brocha que ya dos años antes se me habia adelantado al leer la trilogia y escribir un articulo!
    Que feliz coincidencia!
    Voy a empezar el 2º, he dejado de leer a partir del dibujo en el que salian spoilers, ya contare que tal si eso.
    Mmm
    Me entra la duda si leerás este comentario, años despues.

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    1. Ya los terminé, decir que entre el 2 y el 3 me lei Filos Mortales, que son cuentos cortos situados tambien en esa epoca y espacio y fue una sensación rara.
      Me gustó, me transmitió lo despiadado que puede ser la cúpula del poder y como estamos embarrados en peleas, disputas y daño en general, en todos los niveles...
      En fin, estuvo guay, un saludete!
      Como dicen en Canarias, aojala leas esto

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  14. A mí me ha parecido una obra maestra en todos los sentidos. Solo Canción de Hielo y Fuego la supera. Y empata con The Witcher. El personaje de Glotka es casi tan bueno como el de Tyrion o el de Geralt. La banda de los norteños huele a western del bueno (ford o hawks). Se puede llegar a la carcajada con los lamentos mentales de Jezal. Es tan sencillo creerse los superpoderes de logen y de Ferro. Incluso Bayaz al que odia todo el mundo, es un personaje fascinante. Y qué decir de los diálogos, yo no he leído nada parecido ni siquiera fuera del genero, a excepción de CDHYF. Una trama a la altura de los personajes y una escritura directa y concisa, a la trilogía no le sobra ni un párrafo y esto es algo que ni siquiera se puede decir de la obra de Martin. Compadezco a aquellos que decidan perderse esta joya y se enreden con obras menores infinitamente más aburridas e improvisadas como el vatídico o el nombre del viento. Dígase una cosa de Abercrombie: es genial!!!

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