9 de agosto de 2015

Telepizza Nacho's, la nueva Telepizza que se dipea


"Y luego de la Pizzalada, fue la Telepizza Nacho's, y el hombre supo que su imaginación era grande" (Dálmatas 4:6).

Otra cosa no, pero cada vez que llega el verano el equipo de marketing de Telepizza hace lo imposible por llamar nuestra atención. Y por imposible me refiero, por un lado, a añadir a la pizza ingredientes que a nadie en su sano juicio se le ocurriría añadir (salvo cuando estás muerto de hambre, en un estado alterado de consciencia y no encuentras una alternativa mejor en el frigorífico; así inventé yo la pizza de galletas de dinosaurios), y, por otro lado, a jugar a ser dios y alterar la apariencia misma de la pizza, desfigurando su masa más allá de lo que permiten las leyes de la naturaleza  para convertirla en el receptáculo de sus perversas ocurrencias.

Ahora bien, aunque es cierto Telepizza podría limitarse a mejorar sus ofertas a domicilio en lugar de espantarnos a todos con sus abortos culinarios, sabe que eso no capta la atención del consumidor de la misma forma que un monstruo de Frankenstein con base de harina, tomate y queso. El boca a boca es esencial, y nadie va contando por ahí que se ha tomado una pizza de jamón y aceitunas negras como si fuera la cosa más especial del mundo.

Por eso, a pesar de que Telepizza es perfectamente consciente de que estas mutaciones gastronómicas están abocadas a la extinción una vez dejan de ser novedosas, sigue asombrándonos con ellas. ¡El verano es la era de maravilla de la comida basura!


La Telepizza Nacho's ―apuesto a que jamás lo adivinarías por su nombre― es una pizza cubierta de nachos. Y no os vayáis a pensar que estos nachos son el Santo Grial de la cocina mexicana traído a nuestra casa para deleite de nuestros paladares, porque tienen pinta de ser de esos pobretones que te venden en cualquier tienda de alimentación por 0,65 € la bolsa.

La peculiaridad de este nuevo producto y donde radica su originalidad es en el minúsculo volcán que se eleva en el centro de la pizza y cuyo cráter está relleno de cremoso queso cheddar fundido. Y, creedme, sabe tan bien como suena.

Los ingredientes que hay bajo la capa de nachos (o nacho's) se sirven a nuestro gusto, aunque si no estamos de humor para discutir con el resto de comensales sobre si ponerle anchoas o espárragos trigueros, la pizza viene por defecto con carne de "vaca" picada y pimiento rojo asado. La vaca, hasta que realicemos el correspondiente análisis en el laboratorio, seguirá entrecomillada.

La principal preocupación que a uno le asalta al ver esta pizza es en qué estado llegará a su casa. Mi mayor temor era que el queso fundido perforase la masa y acabase pegado al cartón, de donde tendría que despegarlo con una espátula. Sin embargo, y en contra de mis expectativas, Telepizza ha pensado en eso, y la fuente de queso está soportada por un cuenco de papel de aluminio que además le ayuda a conservar el calor. Alguien ha estado dándole al coco o viendo Top Chef.

De hecho, he de decir que excepto por algún nacho fugado que encontramos fuera del perímetro de la pizza, la criatura llegó en perfecto estado, con los nachos crujientes y el queso cheddar fundido y calentito y sin pelos dentro, como debe ser.

¿Mi peor foto hasta la fecha? Votad en los comentarios.

Ya con la pizza delante, la duda que uno se plantea, al menos durante una fracción de segundo, es cómo debería comérsela. Por suerte, esta cuestión tan estúpida viene resuelta en la propia caja, que nos da las siguientes instrucciones:

"1. Coge un nacho.
2. Dipea en la fuente de queso.
3. Muerde tu trozo de Telepizza".

Para los que no seáis tan enrollados como para entender el término "dipear" o sufráis un retraso mental severo, os lo traduzco: cogemos un nacho, lo mojamos en el queso cheddar, nos lo comemos y luego atacamos la pizza. Si necesitáis un cursillo para entenderlo, probablemente ni siquiera deberíais montar solos en el autobús y no sé qué estáis haciendo leyendo este blog.

No obstante, existen alternativas al método propuesto. Podemos, por ejemplo, acabarnos primero todos los nachos y dejarnos la pizza para el final, o coger un trozo de pizza con nachos y mojarlo todo a la vez en el cheddar mientras nos carcajeamos como Jabba el Hutt, o utilizar el cheddar como camuflaje facial y arrojar los nachos a modo de estrellas ninja a nuestros compañeros de mesa. Recordad que improvisar es divertido siempre que uno no esté cometiendo un delito.

Lo que la caja no nos dice es qué hacer con la fuente de queso cheddar una vez agotada, porque la masa fina y reblandecida, sin queso ni tomate, tiene un aspecto aun menos apetecible que el de los bordes de la pizza a la hora del desayuno. Supongo que, si nadie se presta voluntario para comérsela, aparte que tirarla a la basura, siempre puede servir de holocausto para alguna deidad no muy quisquillosa.

La fuente de la Telepizza Nacho's es tan apetecible como esta hamburguesa.

Así las cosas, debo hacer honor a la verdad y decir que la Telepizza Nacho's no es ni la mitad de extravagante y aberrante que la Pizzalada. Tampoco me sorprende, porque era muy difícil superar el grado de horror del invento del año pasado. Hay experimentos que nunca deberían hacerse y, según un grupo de bioterroristas con el que coincidí en la cola del supermercado, la Pizzalada podría funcionar como arma biológica.

Dicho esto, y aunque la Telepizza Nacho's no es el fruto de la locura perversa de los hombres ni una blasfemia gastronómica, su nivel de morbidez supera con creces el de la Pizzalada y tus arterias van a necesitar un fórceps para poder pasar esa cantidad de grasa. Esta es una verdad como un templo.

¡Su morbidez es más de 9.000!

En conclusión, la Telepizza Nacho's podrá ser una anomalía culinaria y una guarrada que te pone gordaco, pero  es la clase de capricho que a uno le apetece darse de vez en cuando y gustará a cualquier amante de los nachos con queso y las pizzas. Sería más divertido decir lo contrario y convertirse en un forero embrutecido, pero ese no es mi estilo.

A pesar de todo, viniendo de donde vengo, no puedo evitar sentirme ofendido, aunque solo sea por una cuestión de principios. Nunca os lo he contado antes porque no me gusta darme bombo, pero la pizza, tal y como la conocemos hoy día y no como el pan plano que cocinaban los persas en sus escudos en el años 500 a.C., la inventó mi familia hace la tira de generaciones.

Tenéis que creerme, porque la historia que voy a contaros a continuación ocurrió en Nápoles a mediados del siglo XVI y es estrictamente cierta, aunque no niego haberla adornado un poco. Si encontráis fuentes que la contradigan, compartidlas conmigo. Leeré atentamente vuestras aportaciones en máscorreobasura@eltipodelabrocha.com.

Bajo el virreinato español, Nápoles se había convertido en el segundo núcleo urbano más poblado de Europa, solo por detrás de París, y con ello, en un símbolo de prosperidad y cultura para el mundo occidental... apenas desmerecido por los excrementos de sus cientos de miles de habitantes, que lejos de alejar a los visitantes de otros lugares parecían servir de abono para el desarrollo de esta ciudad floreciente.

En definitiva, Nápoles vivía una época de esplendor.

Nápoles en el siglo XVI. Ni una sola parabólica.

Sin embargo, la convivencia no era pacífica. Los napolitanos no tragaban a los españoles, y los conflictos entre unos y otros eran el pan de cada día...

Y pan era precisamente lo que hacía mi tatarabuelo (x12) Giuseppe Brochini en la panadería que regentaba tras la Piazza del Plebiscito.

Mi antepasado era un hombre de costumbres, afanoso y sereno, que nunca había salido de Nápoles y que vivía para hacer pan. El pan era su trabajo y su pasión, y la harina y el calor del horno, sus compañeros de jornada. Apenas conocía más mundo que el que existía entre las paredes de su panadería. Se concentraba en su labor y apreciaba la tranquilidad por encima de todo, y nada de esto había cambiado con la llegada de los españoles.

Estaba hecho un toro mi tatarabuelo.

Desafortunadamente, no se puede decir lo mismo de sus sobrinos Mario y Luigi, dos napolitanos jóvenes e impetuosos, de actuar imprudente, cuyas riñas con los españoles había costado más de un disgusto a su madre y, por ende, a su tío, a quien la sufridora madre corría a llorarle sus pesadumbres, enmoheciéndole el pan con torrentes de lágrimas.

Hasta el momento es cierto que los infortunios de los jóvenes se habían limitado a contusiones, moratones y una nariz rota; pero las desavenencias con unos arcabuceros aragoneses acerca de un tonel de vino desaparecido en sospechosas circunstancias acabaron por verse recompensadas con una estancia en prisión.

Era temporada alta cuando ingresaron y los muchachos compartían la minúscula celda con seis compatriotas sucios y descontentos y una numerosa familia de ratas. Una delgada rendija de no más de cinco centímetros de alto y cuarenta de largo, situada a dos metros del suelo, hacía las veces de ventana; por ella apenas se colaba un haz de luz durante el día y nunca entraba un mísero soplo de aire. La comida era escasa, algunos creían que imaginaria, y si alguna vez la servían, consistía en un grumo nauseabundo cuyos ingredientes eran un misterio. Los hermanos soportaban su situación con estoicismo, pero pasaban hambre.

Versión PG del drama carcelario.

Al saber de la noticia por su hermana, que jamás había aguado una hornada tan copiosa, Giuseppe no perdió el tiempo con discusiones. Se quitó el delantal y, embadurnado de harina como estaba, marchó al presidio con un par de hogazas bajo el brazo.

Uno de los centinelas que guardaba la entrada le escoltó hasta el despacho del capitán, un hombre de duro semblante, tuerto y entrado en carnes, que le habló con firmeza. Todo contacto de los presos con el exterior estaba prohibido, y eso incluía llevarles comida. En el pasado, según parece, habían tenido una mala experiencia con un pastel de lima.


Giuseppe no tenía nada que ganar y sí mucho que perder, así que no se enfrentó al capitán, sino que le dio las gracias por su tiempo y abandonó el edificio. Sin embargo, no regresó inmediatamente por donde había venido, sino que, al salir a la calle, dio una vuelta alrededor del presidio, estudiándolo con aparente desinterés. Luego, satisfecho, regresó a la panadería. Su hermana le esperaba en el mismo lugar donde la había dejado y lloró aun más desconsoladamente que antes cuando Giuseppe le contó lo sucedido. Mi tatarabuelo se vio obligado a mandarla de vuelta a su casa para que no le arruinara el negocio con aquel aguacero, prometiéndole que él se ocuparía de todo.

Al caer la noche, una figura envuelta en una capa negra que soltaba pequeñas nubes de harina al moverse se acercó con sigilo a la prisión. Era Giuseppe. Mi tatarabuelo evitó a un par de guardias, que se apoyaban el uno en el otro adormilados en su puesto, y rodeó el edificio hasta la parte de atrás, a donde daban las ventanas de las celdas. Giuseppe se acercó a los ventanucos uno a uno, llamando a sus sobrinos en susurros. Acertó con el tercero. Sus sobrinos lloraron de alegría al reconocer su voz.

“Calmaos. No vengo a sacaros de aquí”, les dijo. “Pero al menos no pasaréis hambre”.

Giuseppe sacó una torta de pan de unos treinta centímetros de diámetro que había ocultado en su capa y la introdujo por el ventanuco. Ninguna otra pieza de pan hubiera cabido por aquel hueco tan estrecho.

Sus sobrinos se deshicieron en agradecimientos y, como muchachos generosos que eran, compartieron la comida con sus compañeros de penurias. Las ratas fueron las únicas que no recibieron ningún pedazo, pero no les molestó. Aquella misma tarde se habían dado un banquete con el tísico moribundo de la celda contigua.

Pizza Mark I.

A la noche siguiente, Giuseppe repitió la operación, pero esta vez llevó dos tortas consigo, ya que una era poca cosa para seis personas y no confiaba en el sentido común de sus sobrinos. Los presos anónimos le prometieron pagarle la deuda que habían contraído con él en cuanto salieran de prisión, pero a algunos les esperaba la horca, así que podían haberle prometido la Luna que hubiera dado lo mismo.

"Tío, tu pan es el mejor de todo Nápoles y no hay palabras para expresarte nuestro agradecimiento", le dijo uno de sus sobrinos. Giuseppe se vio venir el pero a kilómetros de distancia. "Pero, ¿no sería posible que nos trajeras algo más que pan? No es que nos quejemos, claro... Sin embargo, no solo de pan vive el hombre".

Aunque Giuseppe estaba bastante seguro de que el proverbio no se refería a más comida, al chico no le faltaba razón.

Por la mañana temprano, Giuseppe fue al mercado y compró jamón, aceitunas, cebollas y alcachofas. Desconocía los nutrientes que aportaba cada alimento, porque eran tiempos más sencillos, sin etiquetados ni transgénicos; pero sabía que llenaban el buche. El resto del día trabajó en la panadería como de costumbre y, tras cerrar la tienda, preparó y troceó los ingredientes que había comprado, los distribuyó por encima de las tortas recién cocidas, y metió la comida en un estuche de madera en el que guardaba algunos utensilios de cocina para poder transportarla más fácilmente.

Por desgracia, con el traqueteo del camino, los ingredientes acabaron desperdigados por toda la caja. Giuseppe volvió a colocarlos sobre el pan a toda prisa, tomando nota de este inconveniente, y luego pasó las tortas por el ventanuco. A pesar de que sus sobrinos pusieron mucho cuidado al cogerlas, la mitad de los ingredientes se cayeron al suelo, donde las ratas se apresuraron a devorarlos. Giuseppe no necesitaba que sus sobrinos le dijeran nada para saber que tenía que hacer algo. Podría pasarles los ingredientes por separado, pero entonces sus compañeros de celda seguramente les acusarían de escamotearles comida. Era mejor que todos vieran lo que había.

-La próxima vez procura traer pepperoni, viejo.

Al día siguiente, Giuseppe encontró la solución al problema. Primero echaría queso sobre la torta aun sin cocinar, luego añadiría los ingredientes y, por último, cocería todo junto al mismo tiempo en el horno, de tal forma que, al fundirse el queso, los ingredientes quedasen pegados a la superficie de la torta. Giuseppe estaba contento y se felicitó por su ingenio. Esa noche sus sobrinos no podrían ponerle pegas.

O eso pensaba él, porque después de darle las gracias, Luigi le dijo: "Tío, la deuda que hemos adquirido contigo no podremos pagarla nunca, pero... ¿sería posible que la comida nos llegase caliente? Por la noche refresca y las paredes de la celda son frías".

Giuseppe, pese a su infinita paciencia, regresó a casa refunfuñando.

Y este es el momento de la historia en que mi tatarabuelo inventó la pizza tal y como la conocemos. Pasaron días antes de que diera con una solución, días largos y duros de experimentación infructuosa, pero finalmente dio en el clavo.

Como sin duda sabréis, uno de los mayores tesoros que los conquistadores españoles trajeron de las Américas (descontando todo el oro que tomamos prestado) fueron los tomates, que, a diferencia de los nachos, son un ingrediente esencial de la pizza moderna. Entre sus propiedades está el conservar el calor más tiempo que otros alimentos, y añadiendo una capa de tomate frito entre el pan y el queso, Giuseppe consiguió que las tortas se mantuvieran calientes hasta llegar a prisión e hizo la primera entrega de pizza a "domicilio" de la historia.

A partir de entonces, y ante la buena acogida que los presos dieron a su invención, Giuseppe dio un giro a su negocio y empezó a vender lo que él llamaba "tortas con tomate, queso y miscelánea de productos a gusto del cliente", convirtiéndose en uno de los comerciantes más prósperos de Nápoles.

Desde su cuna en Napolés, la pizza se extendió por el resto de Italia y Europa, y con el paso de los siglos, llegó hasta los Estados Unidos, donde nacieron las grandes franquicias internacionales de comida basura como Domino's o Pizza Hut, siendo la pizza a día de hoy un plato que reconoce cualquier persona en el mundo, con excepción tal vez de los esquimales.

A todo esto, los sobrinos de Giuseppe consiguieron fugarse de la cárcel, pero esta es una historia que os contaré en otra ocasión.

Teaser.

Y ese, amigos míos, es el origen de la pizza.

15 comentarios

  1. Tipo, deja de perder el tiempo con el blog y dedica toda tu energía a escribir una novela. Con tu imaginación y soltura triunfas seguro!

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  2. ¿Los nachos estaban blandos por el calor de la pizza o seguían crujientes?

    ¿Sacarán alguna vez un producto de comida rápida que se vea realmente como en las fotos de los anuncios?

    Una vez en una excursión del colegio fuimos a un Telepizza y nos dieron una versión bastante distinta del origen del manjar, supongo que será para no tener que pagar derechos a tu familia.

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  3. Me sigue gustando más la "pizzaburguer"...y me sigue cayendo de novedad la pizza en cono de helado(que yo recuerde sólo debería tener la forma), pero un "avispado" se fusiló la idea y vende piza en conos de helado con queso extra derretido: afortunadamente sólo es un vendedor ambulante.
    Pues no me llama mucho la atención, prefiero el sombrero-nacho(que hasta sale en los simpsons).

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  4. A Córdoba no ha llegado ese engendro (creo). Y eso me hace feliz

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  5. Yo, como ser explotado por Telepizza, me estoy hartando de hacer pizzas de nachos este verano. Les tengo especial tirria porque son un coñazo a la hora de "elaborarlas" y porque, efectivamente, son un aborto culinario y una excentricidad bastante innecesaria.

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  6. Recuerdo esa viñeta de Zipi y Zape.

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    1. ¡Ah! Y me gusta la pizza y me encantan los nachos, pero combinarlos me parece un desperdicio en ambos sentidos.

      Aparte, la pizza del Telepizza es infame de por sí. Ayer vinieron amigos a casa y pidieron ahí. Yo cogí un "kebab" (no me gusta el kebab) porque quería algo más "ligero" y uno de los amigos me comentó que de kebab no tenía nada. Más que nada por no cogerme una sosez de ensalada xD. Estaba rico, la verdad, aunque era más masa que relleno.

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  7. Veamos, como soy un jodido del lenguaje, estudiaré detenidamente las instrucciones:

    "1. Coge un nacho.
    2. Dipea en la fuente de queso.
    3. Muerde tu trozo de Telepizza".

    Y el nacho? Me lo quedo en la mano? Porque la Telepizza la como según las instrucciones.

    La culpa es mia por seguir las instrucciones "al pie de la letra" (ahora me quedó un nacho fláccido en la mano).

    Igual acá en Argentina no hay Telepizza y ni te dejan elegir los ingredientes tampoco :(

    No sé para que tenemos Papa o a Messi si no nos dejan elegir los ingredientes de la pizza!!!


    Saludos Tipo y a por mas delicias culinarias que acá no llegan mas que en foto de tu blog!

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  8. Juan Germán Socías Segura: Me encantaría, pero una entrada del blog la puedo dejar lista en un fin de semana, mientras que escribir una novela requiere más tiempo y una constancia que no puedo permitirme sin dejar el trabajo.

    Anonimatus: Tu primera pregunta es excelente y debería haberlo indicado. Estaban crujientes. Lo he puesto ya en el artículo. Lo de las fotos es imposible.

    M@nchitas: ¿Pizza en conos de helado? No lo digas alto o será la próxima novedad de Telepizza.

    Miranda: Me encanta Córdoba, con su Giralda, sus Reales Alcázares...

    Dr. Gonzo: ¿Os he dicho ya cuánto agradezco vuestra profesionalidad y que no me echéis mocos en la pizza?

    Jerometa: No es tan mala combinación de por sí, pero si se trata de pizzas a domicilio, me quedo cien veces antes con Domino's.

    Bizarro: ¿Ninguna franquicia argentina de pizza a domicilio permite elegir ingredientes? Qué escándalo.

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  9. De las mejores entradas que le he leído en tiempo, vi el anuncio en una parada del bus y vine a ver si la habías hecho ya!

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  10. Una jartá de reir.
    En nombre de todos los vagos agradecemos a tu antepasado que tuviese más paciencia que un santo con su sobrino e inventase la pizza. Ha logrado que muchas generaciones de universitarios puedan sobrevivir.
    Y no podía marcharme sin decir que la selección musical en este caso ha sido sublime.

    Felices vacaciones.

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  11. buenas tipo desde hace unos años los de telepizza han intentado que la gente que no le apasiona la pizza se tome una uniendola a otro producto.

    la primera que recuerdo es la pizza burguer , pizza y hamburgesa

    luego la pizzalada,el mayor atentado culinario que se recuerda desde el que le echo agua al vino.

    este año la nacho pizza

    pero no son las unicas aun que no tan famosas esta la pizza wok , que sera para el año ¿la pizza sushi? ¿ la pizza de callos? ,¿la pizza de caldo?, miedo me dan

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  12. Podrías escribir una entrada sobre los tazos de Pokémon,creo que van a sustituir al oro como valor refugio.

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  13. Mixtli: ¡Muchas gracias! ¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo!

    Alberto Blanco: Un día de estos tengo que probar esas pizzaburguer de las que tanto se habla.

    Anónimo: De los de Dragon Ball quizá algún día. No fui yo muy de tazos de Pokémon, aunque no dudo de la certeza de tu afirmación.

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