10 de diciembre de 2019

The Witcher: 'La espada del destino'. ¿Qué historias adaptará la serie de Netflix?


Como supongo que ya habréis leído el artículo anterior, no voy a andarme con rodeos ni extenderme en prolegómenos: tras el salto tenéis mis resúmenes de los relatos de la saga de Geralt de Rivia recopilados en el volumen La espada del destino, así como mis predicciones respecto de qué veremos en la adaptación que Netflix estrenará el 20 de diciembre.

Si lo que preferís es leer una reseña del libro escrita hace tanto tiempo que ya no comparto ni mi propia opinión, la tenéis aquí.


1. Las fronteras de lo posible


Personajes: Geralt de Rivia (brujo), Jaskier (trovador), Yennefer de Vengerberg (hechicera), Borch Tres Grajos (dragón dorado de incógnito), Tea y Vea (guerreras zerrikanas), Nedapaz (rey de Caingorn), Gyllenstiern (canciller del rey Nedapaz), Comecabras (maestro zapatero de Holopole), Eyck de Denesle (caballero), Boholt y los Sableros de Crinfrid (mercenarios), Yarpen Zigrin y sus muchachos (guerreros enanos), Dorregaray (hechicero).

Localización: montañas al este de Hengfors... ¿O era al oeste? ¿Tal vez al norte? La geografía fantástica no es mi fuerte (ni tampoco la real) y en este relato los personajes van de un sitio para otro, así que no hay forma de saber exactamente por dónde andan, pero trazad un radio amplio a partir de la "X" y por ahí más o menos estarán.


Resumen: Geralt se ha adentrado en un subterráneo para liquidar un basilisco y ya lleva un buen rato ahí abajo. La gente del pueblo, impaciente, se pregunta si no habrá espichado y, por tanto, empieza a plantearse la conveniencia de redistribuir sus pertenencias entre los presentes.

En ese momento, llega un caballero llamado Borch Tres Grajos y da a entender a los tarugos allí congregados que robar al brujo sería poco honrado. Aun siendo la ética el fuerte de toda localidad rural, asoman palos y cuchillos. Pero Tres Grajos no viene solo, y la entrada en escena de sus dos imponentes guardaespaldas zerrikanas disuade a los pueblerinos de seguir adelante con la sustracción de propiedades ajenas.

Geralt sale de la gruta con la cabeza del basilisco y cobra la recompensa. De un solo vistazo también se hace una idea muy acertada de lo que estaba pasando.

"Me juego el cuello por vosotros a cambio de cuatro perras y, mientras tanto, me quitáis mis cosas. Nunca vais a cambiar, maldita sea".

El brujo agradece a Tres Grajos su oportuna intervención, y los paisanos se dispersan. Pero no antes de que una de las zerrikanas le haga la permanente al sable a a uno de los tipos que amenazó a su jefe.

Tres Grajos invita a Geralt a acompañarle a mover el bigote y planchar la oreja en El Dragón Pensativo, una venta que no queda lejos de donde están. Allí, mientras se ponen las botas con un menú digno de George R. R. Martin, el hombre le pregunta, así como quien no quiere la cosa, si mataría a un dragón. Geralt responde que no.

Dándonos una inesperada lección de zoología, el brujo explica que existen dragones de tres colores: verdes (más bien grisáceos), rojos (de color ladrillo), negros (en realidad marrones) y blancos, a los que personalmente no ha visto porque habitan en el lejano norte, donde nunca ha ido.

Tres Grajos sugiere que podría haber un quinto tipo de dragón: el dragón dorado. Sugiere además que podría ser producto de una mutación, como los propios brujos o las Tortugas Ninja. Geralt está convencido de que los dragones dorados son criaturas de leyenda. Pero de existir, ojalá tengan tres cabezas como King Ghidorah.

Aprovechando que su interlocutor sale un momento a darse un garbeo (todo el mundo tiene que mear), Geralt pregunta a las zerrikanas por qué están con Tres Grajos, ya que es evidente que el hombre se acuesta con ambas muchachas y, aunque no es un batracio inmundo, tampoco es un Adonis. La guerrera llamada Vea le contesta que Tres Grajos "es el más hermoso". Hermosote más bien. El brujo se queda a cuadros.

Luego los cuatro celebran una fiesta privada en una tina.

Al día siguiente, cuando se disponen a cruzar el río Braa de camino a Hengfors, un guardia los detiene y les exige un salvoconducto. Jaskier, que también seguía el mismo rumbo, les explica que el rey Nedapaz está buscando un dragón por la zona para cazarlo.

Según les cuenta el trovador, el dragón había estado zampándose las ovejas de Holopole hasta que un tal Comecabras, maestro zapatero, decidió envenenarlo con una oveja muerta que rellenaron de eléboro, belladonna, beleño, azufre, pez y una mezcla para forúnculos. He probado burritos peores con los que no me hubiera atrevido a adivinar sus ingredientes.

El dragón cayó en pleno vuelo a causa de la tremenda indigestión con intoxicación de tercer grado, pero consiguió huir antes de que lo remataran.

Nedapaz quiere cazar al dragón, no por deporte o altruismo, sino para hacerse con el principado de Malleore, que ha ofrecido la mano de su princesa a quien mate a un dragón. Para lograrlo cuenta con los servicios de Eyck de Denesle (¿de Nestlé?), caballero; los Sableros de Crinfrid, liderados por Boholt; cinco enanos "cuadrados y barbudos", expertos matadragones, comandados por Yarpen Zigrin; el zapatero Comecabras, de Holopole; y una hechicera misteriosa *cof* Yennefer *cof*.

Al lugar llega también Dorregaray, un hechicero que es un firme defensor de los derechos de los animales y que quiere evitar que se carguen al dragón y lo troceen para hacer souvenirs. Es él quien les informa de que la hechicera que acompaña a Nedapaz es Yennefer. Este dato basta para que Geralt decida incorporarse a la expedición real.

Un generoso soborno y la combustión no tan espontánea de un árbol convencen al guardia que vigila el puente de que el grupo no necesita un salvoconducto para cruzar el río.

Geralt y compañía no tardan en alcanzar la expedición real y se unen a ella. Sin embargo, Yennefer no quiere ver a Geralt ni en pintura. El brujo la dejó tirada hace ya cuatro años sin avisar ni dejarle siquiera una carta de despedida. ¿Y por qué va ella tras el dragón? Según parece, con algunos de sus órganos podría elaborar una poción para recuperar la fertilidad. Qué obsesión tiene esta mujer con tener hijos. ¿No puede hacer como Angelina Jolie y adoptar un centener de niños etíopes?

Un desprendimiento de rocas divide la expedición al partir un puente por el que estaban cruzando. Geralt y Yennefer se quedan colgados de la pared como Indiana Jones con Mola Ram al final de El templo maldito. Por suerte, Eyck de Denesle, aunque sea un pelín fanático, acude al rescate. Puede que el caballero sea un pelín fanático y esté convencido de que protege a la gente del mal porque los dioses se lo ordenaron ("Allá en mi tierra", dice Boholt de él, "a los tales se los guarda en los establos, atados a una cadena, y se los da un cacho de carbón, y entonces ellos pintan cosas raras en las paredes"), pero es honorable. El resto de los que estaban a ese lado del barranco los hubieran dejado pegarse un morrazo al que dudosamente hubieran sobrevivido.

Tres Grajos y sus guardaespaldas se esfuman. Poco después, y no necesariamente relacionado con esta salida de escena, aparece un enorme dragón dorado que responde al nombre de Villentretenmerth.

Este se comunica telepáticamente con los miembros de la expedición para darles a elegir entre pirarse o enfrentarse a él en justa lid conforme a las leyes del duelo (nada de magia, ni de volar ni de achicharrar a nadie con aliento de fuego).

Eyck es el primero en aceptar el desafío, como hiciera San Jorge en la leyenda del dragón, pues de su parte, asegura, están "la justicia, la fe y las lágrimas de las doncellas". Y le va bastante bien hasta que lo arrolla cierta locomotora diésel con escamas. Dentro de lo malo, y aunque se queda turulato y tetrapléjico, al menos no casca.

Yennefer intenta convencer a Geralt de que mate al dragón para ella, diciéndole que si lo hace, le perdonará, olvidará el insostenible rifirrafe que existe entre ellos y todo volverá a ser como antes. El brujo no cambia de parecer. Es un mutante con principios, y matar a un dragón está para él más allá de "la frontera de lo posible".

Boholt dice que sus Sableros y él se ocuparán del dragón, pero no compartirán los tesoros con el rey.

"¿Qué pasa con el acuerdo?", le dice el canciller Gyllenstiern.

"El culo me limpio con el acuerdo este", contesta el Sablero.

Desesperado, Gyllenstiern recurre al rey Nedapaz, que se alegra de que por fin su canciller le pregunte en lugar de decidir por él y hablar por él y en su nombre, y le manda cerrar el pico. El rey decidido retirarse, porque para hacerse con el trono de Malleore ya cuenta con un porrón de soldados y, si hace falta, va a "mandar colgar, descabezar y descuartizar" hasta que lo reconozcan como rey. En cuanto a la "princesilla", solo la quiere para que le dé un heredero y luego ya la envenenará con el método de Comecabras. Carajo.

Yeneffer, los Sableros de Crinfrid y los enanos declaran que aún están dispuestos a matar al dragón bien muerto. Sin embargo, Dorregaray no va a permitírselo. El mago ama a los animales, incluso a los reptiles gigantes escupefuego. Por lo tanto, la lucha es inevitable. Geralt y Jaskier se ponen del lado del mago, pero su ayuda no basta, y los tres acaban atados a un carro.

Contra todo pronóstico, tras derrotar a los únicos que se oponían a esta cacería, Yennefer se encara con sus aliados y les dice que pongan los pies en polvorosa. Incluso cita a Harry el Sucio cuando Boholt se revuelve; "Alégrame el día", le dice.

Pero por buena hechicera que sea, la velocidad es un grado, y Yarpen la deja el cerebelo como una croqueta golpeándola con una bola de acero. Los enanos la atan y amordazan para que no pueda lanzar hechizos, y Boholt aprovecha que está indefensa para rajarle el jubón y sobarle las tetas, lo cual resulta inapropiado, indecoroso y obsceno.

Pero no todos los hombres son iguales.

"Para esto que estoy viendo habrás usado por lo menos un barril entero de elixir de mandrágora, Yennefer", ríe Jaskier. "Una piel como una quinceañera, que me ahorquen".

Algunos son peores.

El dragón, harto de esperar, ataca a los Sableros y a los enanos. Los más espabilados o afortunados salen por patas antes de que el lagarto los mande a otro barrio.

En ese momento, Geralt y su grupo se dan cuenta de que, todo este tiempo, Villentretenmerth estaba haciendo de canguro. El dragón al que el zapatero envenenó con un burrito letal era, para ser precisos, dragona, y, sabiendo del peligro que corría, había llamado a Villentretenmerth para que la ayudara a proteger a su cría, que aún vive y colea.

Pero no todo está bien y en orden. Aparte de que la dragona palmó por intoxicación, la milicia de Holopole, encabezada por Comecabras, llega al lugar tras la marcha del rey y atrapa al dragón dorado con unas redes extragrandes, como si fuera una vulgar merluza.

Yennefer se libra de sus ataduras con ayuda de la señal de Igni de Geralt y se hincha a lanzar hechizos a diestro y siniestro, convirtiendo a los soldados holopolacos en toda clase de animales: ranas, sapos, gansos, ciempiés, flamencos, lechones a rayas... Mucho más divertido que quemar y electrocutar a la gente con magia elemental, dónde va a parar.

Las guerreras zerrikanas también regresan y, después de patear a unos cuantos milicianos hasta deshilacharles las camisas, liberan al dragón, que, para zanjar el conflicto, se zampa al zapatero Comecabras de un crujiente bocado.

Villentretenmerth toma forma humana, que no es otra que la de Borch Tres Grajos, y ningún lector se sorprende.

El dragón agradece a Geralt y Yennefer su ayuda. También les dice, con pesar, que aunque son tal para cual, "no saldrá nada de todo ello". Ni siquiera él, con todos sus poderes de fantasía, puede ayudar a Yennefer a resolver su problemilla de fertilidad.

La hechicera le contesta que ella quisiera creer que "no hay límites de lo posible", que es una frase que, si la serie tiene éxito y la utiliza, acabará estampada en miles de camisetas.

Tres Grajos revierte a su forma real y se marcha volando con el dragoncillo, hasta el infinito y más allá.

¿Veremos este relato en la serie? Sí, será en el sexto episodio, titulado Especies raras. Lo poco que se ha visto en los tráileres pasa desapercibido, pero es normal que Netflix quiera reservarse uno de los platos fuertes de esta temporada para el estreno. Y por plato fuerte me refiero al dragón. ¿Será Villentretenmerth tan impresionante como lo fue Drogon? Las comparaciones son odiosas, pero unos efectos especiales mediocres podrían agriar la serie al público más quisquilloso. A mí no, porque he visto la película de Dragones y mazmorras, con Jeremy Irons, y estoy curado de espanto.



2. Esquirlas de hielo


Personajes: Geralt de Rivia (brujo), Yennefer de Vengerberg (hechicera), Istredd (hechicero), Herbolth (estarosta), Ivo "el Cigarra" Mirce (criminal y guardaespaldas).

Localización: Aedd Gynvael.


Resumen: Geralt se mete en un hediondo vertedero para hacerse cargo de un zeugel, que tiene muchos tentáculos y da bastante asquete, pero no tanto como la basura, inmundicia y detrito que conforman su hábitat.

Tras despachar a la criatura, el brujo vuelve a la posada en la que Yennefer y él están alojados. ¿Sabíais que Yennefer no puede dormir a oscuras? ¿O que tiene un unicornio disecado sobre el que le gusta hacer el amor?

Geralt no termina de acostumbrarse a la ciudad, que describe como "este agujero de mierda". Además, Yennnefer está viéndose de forma recurrente con un viejo amigo, el hechicero Istredd, y él está celoso.

Durante la conversación también mencionan la Persecución Salvaje, que probablemente os resulte más familiar como la Cacería Salvaje, que es el nombre que se ha dado a un grupo de supuestos espectros que galopan por el cielo, pero que en realidad no son más que elfos cazadores de esclavos con armaduras siniestras. No es relevante para esta historia.

Lo es, en en cambio, que Yennefer cree una milana negra, mágica. ¿Para qué? ¡Ah!, misterio.

Geralt sale a buscar al estarosta Herbolth para cobrar la recompensa por haber despachado al monstruo del vertedero. Antes de empezar a regatear (¿"Cien marcos por matar a un gusanillo que vivía en un montón de mierda?"), el brujo tiene un breve pero desagradable encuentro con el guardaespaldas de Herbolth, Ivo Mirce, al que llaman el Cigarra. Este cree que los brujos no son para tanto y le gustaría cruzarse con Geralt en alguna calleja, espada en mano, para demostrarlo. Flashforward al momento en el que el brujo le endiña y le parte los morros.

Después, Geralt visita a Istredd, que va por ahí con un rollo madurito sexy. El hechicero confirma los temores del brujo: Yennefer pasa la noche con uno de ellos, y la mañana con el otro. Los pretendientes se dicen cosas muy feas y acuerdan dirimir el asunto en un duelo a muerte, por estúpido que a los dos les parezca. "Somos dos, tiene que quedar uno". ¡Es igual que en Los inmortales!, solo que aquí el protagonista no es bizco ni hay un actor escocés haciendo de español.

Cuando Geralt comenta el asunto con Yennefer y la conversación toma una cariz tristón, la hechicera crea una segunda milana. ¿Estáis tomando nota de eso?, porque ya la primera vez que leí el relato estaba despistado y no me enteré.

El brujo se muda a las caballerizas.

Algún tiempo después, Herbolth acude a la posada, donde encuentra a Geralt remojándose los labios con cerveza, y le exige que se largue de la ciudad. Ha oído lo de su duelo con Istredd y, aunque lo más probable es que el brujo pierda, no quiere correr riesgos. Los buenos magos no se anuncian en las Páginas Amarillas.

Geralt lo manda al cuerno y abandona la posada piripi. Dos bandidos se aprovechan de su embriaguez para asaltarlo, pero tan pronto como se dan cuenta de que es un brujo, lo dejan tirado en un callejón.

"La próxima vez que quieras suicidarte, brujo, no metas a otros en ello", le dice uno de los hombres, que, aparte de ratero, debe de tener estudios de psicología.

A la mañana siguiente, de camino a la placita donde tendrá lugar el duelo, Geralt se cruza con el Cigarra y otros "tres armados personajes de mala catadura". Después de sacudir algunos tortazos, el brujo sigue adelante.

Istredd lo espera en la placita armado con una espada. Asegura que no hará uso de la magia, lo cual, conociendo a su rival, equivale a poco menos que un suicidio. El hechicero también revela que una milana mensajera le ha entregado una carta de Yennefer, diciéndole, en resumidas cuentas, que estuvo bien mientras duró, pero que se acabó. "La verdad es una esquirla de hielo".

Al darse cuenta de que Istredd está buscando la muerte como remedio infalible y definitivo contra el sufrimiento por desamor, Geralt se retira. Sabe que en la posada a él también le espera una milana con una carta similar.

Por si no lo habíais pillado, Yennefer lo eligió a él, y si Geralt hubiera cerrado la boca y confiado en la decisión que ella tomaría, se habría ahorrado un disgusto. Calladito estás más guapo suele decirse.

¿Veremos este relato en la serie? En el tráiler hemos visto a Istredd interpretado por Royce Pierreson (al que probablemente no recordaréis como uno de los estudiantes de Thor: El mundo oscuro), pero da la impresión de que su papel tendrá que ver más con el pasado de Yennefer que con este relato. Puede que sea uno de los hechiceros que la ayude a pasar de feúcha jorobada a femme fatale.



3. Fuego eterno


Personajes: Geralt de Rivia (brujo), Jaskier (trovador), Vespula (amante despechada), Dainty Biberveldt (mercader mediano), Tellico Lunngrevink Letorte (un doppler), Chappelle (vicario del Fuego Eterno), Vimme Vivaldi (banquero).

Localización: Novigrado.


Resumen: Todo comienza con Geralt cruzándose en una calleja con Jaskier, a quien su amante Vespula está utilizando como blanco en una prueba improvisada de lanzamiento de macetas tras oír rumores de su infidelidad. También le arroja unos pantalones que el bardo jura que no son suyos.

"Exige monogamia y va y ella misma tira a un servidor pantalones ajenos", dice Jaskier.

Huyendo de este escenario cliché, los dos hombres entran en una taberna para sosegar los nervios. Allí se sientan en compañía Dainty Biberveldt, un mediano amigo del bardo. Al rato, la puerta de la taberna se abre de golpe y por ella entra un segundo Dainty hecho unos zorros.

"¡Te pillé, picha de perro!", grita el segundo mediano. "¡Ladrón!".

El primer Dainty se convierte en una cosa-araña que podría haber venido del espacio exterior o de una película de John Carpenter, e intenta largarse de allí a la carrera. Geralt le para los pies. O las patas. Lo que sea.

La criatura, explica el brujo, es un mímico o doppler, un ser capaz de imitar a la perfección la forma física de una persona e incluso su actitud y sus maneras.

El doppler, bastante civilizado, se presenta como Tellico Lunngrevink. Penstock para abreviar. Dudu para los amigos.

El auténtico Dainty les cuenta que, en el camino de regreso a la ciudad para vender unos caballos, el mímico lo asaltó, lo dejó tieso de un golpe y se marchó con su mercancía equina.

Interrogando a continuación a Dudu, los presentes descubren que ha vendido los caballos por muy buen precio. Sin embargo, luego se ha gastado todo el dinero en género aparentemente inútil: quinientas fanegas de cochinillas, doscientas setenta arrobas de corteza de mimosas, cincuenta y cinco alcuzas de esencia de rosa, veintitrés barrilillos de aceite de hígado de bacalao, seiscientas escudillas de barro, ochenta libras de cera de abejas y cien codos de cuerda de algodón. Dainty se desespera.

Un hombre entra en la taberna preguntando por Biberveldt. El doppler aprovecha esta distracción para adoptar de nuevo la forma del mediano y corre como alma que lleva el diablo. El recién llegado, funcionario, informa a Dainty de que debe mil quinientas cincuenta coronas y veintidós coppecs en impuestos. A Dainty está a punto de darle un telele.

Más tarde, el mediano pide ayuda a Geralt para atrapar al doppler, pero el brujo ve el sidequest  complicado. Además, lo suyo es cazar y despachar monstruos descerebrados, no seres racionales que hacen negocios con cochinillas.

Mientras hablan, un grupo de hombres armados los rodea. Jaskier reconoce a uno de ellos como Chappelle, vicario del Fuego Eterno.

"Por los dioses, no saques el arma", le susurra el bardo a Geralt. "Es la guardia del santuario. Si les ofrecemos resistencia no saldremos vivos de Novigrado".

 ¡Con la Iglesia han topado!

Chappelle toma la palabra y les dice que cualquiera que afirme haber visto a un doppler en la ciudad será juzgado como hereje "con todas sus consecuencias". Sin ir más lejos, el dueño de la taberna ya está disfrutando de una estancia gratuita en las mazmorras de la ciudad por su indiscreción.

No obstante, en privado, y solo por curiosidad, el vicario pregunta a Geralt cuánto cobraría por capturar vivo al doppler. El brujo le contesta que no lo haría ni aunque la recompensa fuera que sus amigos y él puedan salir de la ciudad vivitos y coleando.

Después de este encuentro, Geralt y Jaskier acompañan a Dainty al banco, donde su asesor, Vimme Vivaldi, le revela que se ha hecho de oro gracias a los negocios que ha emprendido en los últimos días. Al parecer, el doppler incluso ha pagado ya los impuestos.

Los tres salen a buscarlo al mercado. Después de una breve pero intensa persecución, Geralt consigue acorralar al doppler dentro de una tienda.

"No quiero matarte ni entregarte a las autoridades", le dice el brujo, "pero tienes que irte de la ciudad".

El doppler se niega a rendirse y se transforma en el propio Geralt, que en ese momento se da cuenta de la sonrisa tan lúgubre que tiene y de la forma tan lúgubre en que entorna los ojos. "Truenos", piensa. Yo también pienso lo mismo al mirarme al espejo algunas mañanas, sobre todo los lunes. "Truenos". Una interjección muy frecuente fuera de la literatura de ficción.

Geralt le dice a Dudu que no podrá ganar este combate porque, aunque sea su viva imagen, no es capaz de ser como él. Dudu es un doppler "pequeño, pobre y de buena voluntad", que sabe copiar solamente lo que es bueno en nosotros, porque lo que es malo no lo entiende.

Dudu da la razón a Geralt, adopta la forma de Jaskier y dice que se mezclará entre la gente y se convertirá en cualquiera, aunque sea un mendigo. Porque prefiere ser un mendigo en la ciudad que un doppler fuera de ella, donde cazaron y mataron a los suyos. Porque quiere sobrevivir y sobrevivirá.

"Adiós, Dudu. Suerte", se despide el brujo, dejándolo marchar.

Sin embargo, la suerte del doppler se agota cuando se cruza con Vespula, que al ver el rostro de su amante infiel le arrea un sartenazo en toda la testa.

Cuando Chappelle también aparece en escena, Geralt teme que cualquier posibilidad de salvar a Dudu se vaya al traste. Pero entonces ocurre algo inesperado: el vicario se dirige al doppler como Dudu. En efecto, Chappelle es otro doppler (el verdadero Chappelle, explica, cascó hace dos meses, de apoplejía).

Dainty dice que ya no está enfadado con Dudu, porque ha hecho buenos negocios en su nombre y lo reconoce como su primo: Dudu Biberveldt.

Todos se marchan a celebrarlo a un lupanar.

¿Veremos este relato en la serie? Descartado.


4. Un pequeño sacrificio


Personajes: Geralt de Rivia (brujo), Agloval (príncipe de Bremerwood), Sh'eenaz (sirena), Jaskier (trovador), Teleri Doruhard (tratante de especias), Essi "Ojazos" Daven (trovadora).

Localización: Bremerwood.


Resumen: Geralt sirve de intérprete al príncipe Agloval para que pueda mantener una conversación con Sh'eenaz, una sirena de la que está perdidamente enamorado. Pero, claro, una cosa es enrollarse a la orilla del mar, y otra muy distinta, llevar la relación a la fase siguiente. El príncipe quiere que la sirena se beba un elixir mágico para cambiar su cola de pez por piernas, y ella que él se convierta en un macho con cola de tritón para poder colocarle las huevas de una santa vez. Típicos problemas de pareja.

La negociación fracasa y Agloval se niega a pagar a Geralt por su servicio.

El brujo, frustrado, regresa a tierra, donde Teleri Doruhard, un tratante de especias, ofrece trabajo a su amigo Jaskier para que amenice la velada a los invitados a la boda de su hijo. Junto a él estará otra trovadora: Essi Daven, apodada Ojazos por sus centelleantes ojos azules. La muchacha, lejos de ser un ligue más de Jaskier, es para el bardo como una hermana pequeña, y rivaliza con él en mordacidad y talento musical.

Durante el convite se hace evidente que Geralt y la poetisa tienen química, pero lo que ella siente es amor y el brujo no puede corresponderle, porque está enamorado de Yennefer, así que cuando se da cuenta de que ella no busca solo un hombre para una noche, se retira sintiéndose "indescriptiblemente estúpido".

Sí, los amores y desamores son parte de la dura vida de un brujo.

Además, Agloval le ha dado más trabajo. El príncipe quiere que investigue las sangrientas muertes de unos buscadores de perlas a los que encontraron cerca de los Colmillos del Dragón, dos grandes arrecifes al borde del cabo, y le pide también que, de ser necesario, acabe con la amenaza que se esconde tras el siniestro suceso.

Geralt y Jaskier entran por una grieta descubierta por el reflujo (el marino, no el gástrico) y llegan hasta un borde del que parten unos escalones que se sumergen en el agua. El bardo cree que podrían haber encontrado una entrada a la ciudad sumergida de Ys. ¿Ys? ¿De Innsmouth tal vez? Podría ser, porque varios hombres-pez armados hasta los dientes emergen de las profundidades y atacan a la pareja de aventureros.

Geralt hace sashimi con algunos pescaítos, pero pronto una nueva remesa de guerreros de ojos vidriosos y piel escamosa emerge del fondo del mar (matarile, rile, rile) para reemplazarlos. Y la marea está subiendo.

El brujo y Jaskier toman las de Villadiego y salen chapoteando de allí tan rápido como pueden. Aun así, no corren lo bastante y solo la oportuna llegada de Sh'eenaz a lomos de un delfín los salva de una muerte probable.

"El mar... ¡no es para vosotros!", advierte la sirena con una extraña pausa dramática entre sujeto y predicado.

Al menos la pareja ha conseguido una bonita perla como recuerdo de su visita. Geralt se la regala a Essi por su cumpleaños. ¿A qué jovencita no le gustan las joyas con olor a molusco?

Agloval, una vez más se niega a pagar al brujo por su trabajo, ya que solo ha cumplido la misión a medias; grado de satisfacción: bajo. Tampoco piensa seguir el consejo del brujo de mantenerse alejado de los Colmillos del Dragón, antes bien planea llevar al guerra a las malévolas truchas-sapo para que nunca más se inmiscuyan en su negocio de recogida de perlas.

Sin embargo, Sh'eenaz disuelve el conflicto rápidamente con una espectacular entrada en el salón. Esta vez no cabalga sobre Flipper, pero ahora luce un par de piernas largas y espectaculares, ya que ha renunciado a su cola por amor. "Y qué amor sería este si el enamorado no fuera capaz de un pequeño sacrificio", dice la sirena.

Geralt, Jaskier y Essi abandonan Bremerwood. El bardo, hastiado de ver las caras largas de sus amigos, les azuza para que hablen sin rodeos de lo que sienten y empiecen a entenderse mutuamente. También les dice que forniquen a gusto si con eso se les pasa la tontería.

Ellos le hacen caso. "Y todo estuvo bien", nos dice el narrador.

Esa noche, la última que los tres pasarán juntos antes de que se separen sus caminos, Jaskier compone un romance que habla sobre cierto brujo y cierta poetisa, "de cuán hermoso y fuerte era su amor" y "[d]e que nada, ni siquiera la muerte, sería capaz de destruir aquel amor ni de separarlos". El bardo también quería escribir un romance en el que la sirena cambia su cola de pez y su voz por un par de piernas, luego el príncipe la traiciona, y ella se transforma en espuma de mar. La libertad creativa produce historias birriosas.

Pero ese colofón, aunque agridulce, no deja poso, así que Sapkowski remata la historia con un par de párrafos que promueven el consumo de Prozac: Geralt y Essi jamás volvieron a verse después de esa noche y ella murió de viruela cuatro años después. La enterraron con su laúd y su perla. Qué divertido.

¿Veremos este relato en la serie? No, pero nunca me ha gustado el pescado y el final de la historia me deprime, así que no me importa.


5. La espada del destino


Personajes: Geralt de Rivia, Zywiecki (barón de Hamm), Braenn (dríada), Cirilla (princesa de Cintra), Eithné (reina de las dríadas), Myszowor (druida, consejero de la reina Calanthe).

Localización: Brokilón.


Resumen: Geralt entra en Brokilón, el bosque santuario de las dríadas, para llevar un mensaje a su reina. Pronto encuentra el cadáver de un chico con una flecha que lo ha dejado más tuerto que una cerradura. Deduzco que no murió de causas naturales.

Algo más allá encuentra otro cadáver asaetado y, más adelante, a un hombre aún vivo, pero un tanto descuajaringado. El brujo lo reconoce: es el barón Zywiecki, al que hace tiempo liberó de un maleficio (lo habían convertido en cormorán, que es un pajarraco negro con una discreta cresta punki al que le priva el pescado; en un cuento de los hermanos Grimm, podría haber sido un cisne).

Zywiecki está menos preocupado por su estado de salud que por encontrar a cierta princesa. Cuando Geralt va a mover al hombre, empiezan a lloverles flechas, un fenómeno meteorológico bastante frecuente en Brokilón.

Geralt se da cuenta de que las dríadas los tienen rodeados y no ofrece resistencia. Les dice que es un viejo conocido de la reina Eithné y que ha venido a darle un mensaje. Allí las dríadas lo conocen como Gwynbleidd (el Lobo Blanco). ¿No era ese el nombre de una canción de Julio Iglesias? Y aún recuerdo aquel ayer cuando estabas junto a mí, tú me hablabas del amor...

Una dríada llamada Braenn será quien escolte al brujo hasta Duén Canell, la capital de Brokilón.

En el camino se topan con un yghern furioso que está a punto de merendarse a una pequeña dríada. ¿Alguna vez, quizá cuando eráis solo unos críos, levantasteis una roca en el monte para ver si había bichos debajo? ¿Y de repente, de debajo de la roca, salió correteando una escolopendra? ¿Y luego la escolopendra de marras se le encaramó a vuestro tío por la pierna y le pegó un bocado en la ingle? Pues el yghern es una escolopendra gigante. Escolopendro le llaman. No tengo ningún trauma que compartir con vosotros al respecto.

Después de despachar al monstruo, Geralt y Braenn descubren que la criaturilla en apuros no era ninguna dríada, sino una niña de unos diez años. Es la princesa Ciri, que ha huido de Verden para evitar casarse con el príncipe Kistrin, hijo del rey Ervyll.

"No lo quiero. Está gordo, es tonto y feo, y le huele el aliento. Antes de que fuera allí me habían enseñado una miniatura y en la imagen no estaba gordo. No quiero un marido así. De hecho, no quiero marido alguno".

"Ciri. Kistrin es todavía un niño, como tú. En un par de años puede que salga de él un guapo jovencito".

"Entonces que me mande otro retrato dentro de un par de años".

El matrimonio lo había concertado la abuela de la niña, que se quedó huérfana cuando sus padres murieron en un naufragio patrocinado por los estudios Disney. Si somos medianamente suspicaces, enseguida nos daremos cuenta de que la niña es la hija de Pavetta y Duny, y, por tanto, el destino de ella está ligado al de Geralt.

Durante el trayecto, el brujo y la niña empiezan a conocerse y encariñarse. Es difícil no rendirse a una ricura de niña como Ciri, una princesita orgullosa que se sorbe los mocos y tan pronto agradece con sincera ternura que le salven la vida, como amenaza con decirle a su abuela que le corte la cabeza al primero que pretenda arrearla con el cinto.

La ternura de esta parte del rato es tal que incluso Braeen, fría por naturaleza, muestra su lado más humano al escuchar, arrimada a Geralt y con brillo en los ojos, un cuento que el brujo cuenta para que Ciri se duerma. El cuento, por cierto, tata sobre sobre un zorro que presume de tener mil mañas para librarse de los cazadores y un gato vulgar que no se lo piensa dos veces antes de actuar; cuando llegan los cazadores, el gato se salva, y al zorro le arrancan la piel para hacer manguitos. Os juro que la moraleja escapa de mi entendimiento.

Para cuando llegan a Duén Canell, el brujo es consciente de que Ciri no podrá salir nunca más de Brokilón. Las dríadas se están extinguiendo y necesitan niñas, aunque sean humanas, para garantizar la supervivencia de su cultura. El rapto lleva años siendo parte esencial de su estrategia de repoblación.

Zywiecki es prisionero de las dríadas, aunque lo han tratado bien y ya se está curando de sus heridas. El barón explica que él estaba a cargo del cuidado de Ciri cuando "esta comadreja" escapó. Ahora se juegan que la abuela de la niña declare la guerra a Verden creyéndolos culpables de la desaparición de su nieta.

Eithné perdona la vida al barón y permite que se quede en Brokilón hasta que termine de curarse y un poco más de tiempo. La única "pega" es que tendrá que hacer de semental para las dríadas. Zywiecki asume su cautiverio con estoicismo.

"Ojalá no me falten las fuerzas. Muchas de ellas hay aquí".

Geralt se reúne con la reina Eithné y le pide permiso para llevarse a Ciri con él. Porfaplis.

La reina dice que ni hablar del peluquín. La princesa es una Niña de la Antigua Sangre y se queda con ellas. En cuanto al mensaje que el brujo trae consigo, Eithné ya intuye quién es el remitente y lo que quiere decirle: el rey Venzlaz pretende que las dríadas cedan parte de Brokilón a cambio de un pequeño enclave en el que jura y perjura que nadie las molestará. Y por ahí no están dispuestas a pasar.

La conversación recuerda bastante a la que mantiene con Filavandrel en El confín del mundo. "La última dríada de Brokilón enviando a la muerte a la última muchacha" es una frase no muy diferente de "Cabalgaréis hacia el valle florecido al encuentro de la muerte, anhelando morir con dignidad, en lucha, y no en vuestros lechos". No las palabras, pero sí su significado: adaptarse o morir. Fijaos si no en lo que les pasó a los dinosaurios por no querer comprar ropa de abrigo como hicieron los primeros mamíferos.

Ciri ruega a Eithné que no la retenga, porque quiere volver a casa con Geralt, ya que él es su destino.

El brujo recrimina a la reina por dar falsas esperanzas a la niña, que pronto beberá el Agua de Brokilón, se convertirá en dríada y dejará de albergar deseo alguno.

Eithné es más de dar monsergas que de recibirlas, así que le contesta:

"Quiero mostrarte lo que es el destino. Quiero probarte que nada se termina. Que todo está comenzando justo ahora".

Ciri bebe de la copa y Eithné le pregunta qué desea.

La niña vuelve a contestar que quiere ir en persecución de su destino.

Geralt agradece a la dríada su decisión, porque el destino de Ciri era volver a casa. Ella le dice que no tiene ni papa sobre el destino y le reta a beber el Agua de Brokilón.

El brujo bebe, pensando que la copa estaba aguada, y se pega un viaje de aúpa.

Cuando por fin despierta, Ciri está a su lado y las dríadas los han sacado del bosque.

De camino a Cintra se encuentran con un grupo de soldados de Verden, que aparentemente están investigando el ataque a una caravana de mercaderes. No ha habido supervivientes.

Los soldados dicen que las dríadas emboscaron la caravana, pero incluso Ciri ve pruebas de que mienten. Lo que pretenden los soldados es inculpar a las dríadas para así tener una excusa para perseguirlas y darles matarile. Aunque ahora esté tan de moda, lo de crear conflictos de la nada para luego solucionarlos y sacar provecho no se inventó ayer.

Geralt y Ciri no disimulan demasiado bien su descontento y comienza la desigual lucha. Por suerte para ellos, el druida Myszowor y algunas dríadas encabezadas por Braenn llegan a tiempo de evitar que los escalabren.

Geralt, Ciri y Myszowor retoman el camino a Cintra. Mientras la niña duerme, el druida le dice a Geralt que la reina Calanthe ha cambiado de planes y no casará a Ciri con Kistrin. También le advierte que no juegue con la espada del destino, porque tiene dos filos, y el lazo que le ata a Ciri es inevitable, pero puede cambiar de naturaleza y salirle rana.

No sé si lo notáis, pero esto del destino es una idea con la que se da mucho la brasa en estos libros.

Aun así, Geralt renuncia a su derecho y se marcha en mitad de la noche para evitar despedirse de Ciri. Pero la niña se despierta y desde lo alto de la colina en la que habían acampado le grita que no se vaya.

"¡No lo conseguirás! ¡No te lo creas! ¡No huirás! Soy tu destino, ¿me escuchas? ¡Soy tu destino!".

El brujo espolea su caballo y se marcha sin mirar atrás. Como un hombre. O al menos como un hombre que no lleva las despedidas tan mal como yo y, por tanto, no suelta una lagrimilla a la primera de cambio. Me estoy volviendo de un sensiblero con los años... Ojalá fuera yo también un mutante desprovisto de emociones.

¿Veremos este relato en la serie? Sí, a su manera. Ciri, al igual que Yennefer, tendrá su propio arco argumental, así que Netflix no va a ignorar precisamente el primer relato en el que aparece. Además, en los avances ya hemos visto a Ciri acompañada de dríadas. Que Ciri sea más mayor en la serie de lo que es en el relato ya es otro cantar. Una mocosa puede ser irritante y a la vez tener encanto; una adolescente no.



6. Algo más


Personajes: Geralt de Rivia (brujo), Yurga (mercader), Yennefer de Vengerberg (hechicera), Visenna (hechicera), Myszowor (druida, consejero de la reina Calanthe), Calanthe (reina de Cintra), Jaskier (trovador), Cirilla (princesa de Cintra).

Localización: el viaje empieza en algún lugar de Temeria y de ahí viajan hasta Bajo Sodden, cruzando el río Trava, los bosques de la Fragua, Tras Ríos y el río Yaruga. Me daba pereza trazar toda la ruta en el mapa, así que solo he marcado más o menos por dónde creo que acaban... centenar de kilómetros arriba, centenar de kilómetros abajo.


Resumen: Un mercader que se ha quedado tirado con su carro junto a un riachuelo seco y Geralt se detiene para echarle una mano. No es que ahora el brujo haya sustituido a Sardinilla por una grúa y se dedique a prestar asistencia en carretera. Lo que ocurre es que el fondo del riachuelo está repleto de fiambres, un auténtico festín para bestias carroñeras de ultratumba.

El mercader, llamado Yurga, asegura al brujo que le dará lo que le pida si le ayuda a librarse de su tribulaciones.

Geralt le responde: "Me darás lo que en tu casa encuentres y no te esperas", porque nunca es mal día para ejercer el Derecho de la Sorpresa.

Al caer la noche, un montón de monstruitos de dientes afilados y uñas como rastrillos asaltan el carro accidentado. Geralt, con sudor, sangre y una combinación de ataques rápidos y potentes (☐, ☐, △), consigue derrotar a las criaturas; pero acaba el combate con algún que otro rasguño: un par de cortes, algunos moratones, una uña rota, medio muslo cortado en tiras, el fémur hecho fosfatina...

Pasado el peligro, los sirvientes del mercader regresan (habían ido a por tabaco) y ayudan a cargar al desmadejado brujo en el carro. Yurga es bona xente y se compromete a buscar a alguien que pueda curarlo. Mientras, para salir del paso, le da de beber una de las pociones que el brujo lleva siempre consigo. Por desgracia, la poción es de las baratas y apenas le cura tres o cuatro puntos de vida. Además, la poción debía de estar más caducada que el yogur que guardo al fondo de la nevera (es un experimento científico financiado por el Ministerio de Defensa), porque le produce alucinaciones.

Geralt entra en trance y recuerda la última vez que estuvo con Yennefer, durante la celebración del Belleteyn, la Noche de Mayo. Es la fiesta de la fertilidad, así que muchos niños nacen nueves meses después. El brujo y la hechicera se ponen melancólicos, y ella le dice que vaya a Cintra.

Un segundo voltio onírico retrotrae a Geralt a la primera vez que regresó a Cintra para reclamar al Niño de la Sorpresa, el hijo de Duny y la princesa Pavetta. En realidad, es la Niña de la Sorpresa, pero Geralt aún no había conocido a Ciri y él daba por hecho que sería un niño. ¿Quién es el destino para romper la tradición de una sociedad heteropatriarcal en la que solo los hombres pueden ser brujos?

Geralt ve a varios críos jugando, entre los que está la pequeña Ciri, y pregunta al druida Myszowor quién de ellos es el hijo de Duny y Pavetta. El druida le responde que la reina Calanthe le ha prohibido decírselo. Además, cuando nació el "niño", la reina le pidió que asesinase al brujo, y aunque luego se le pasó el pronto, probablemente no se tome bien que el brujo venga a llevarse a su "nieto".

Después de una larga charla sobre el Derecho de la Sorpresa, a la reina Calanthe le queda claro que Geralt no tiene intención de llevarse a su nieta, porque, o bien no cree en el destino, o bien le tiene miedito. Además, esto de ser brujo no es como apuntarse a un campamento de verano; solo tres de cada diez niños sobreviven a la Prueba de las Hierbas. Los otros siete revientan o se quedan tarados.

"Solo el destino no basta. Hace falta algo más", dice Geralt.

En este flashback también descubrimos que Geralt no fue un Niño de la Sorpresa, un Inesperado, sino que su madre lo entregó voluntariamente a los brujos. ¡Eso no es lo que dijeron en Cuestión de precio! Ahora resulta que no puede uno fiarse ni de lo que lee en un libro de fantasía. Menos mal que siempre puedo actualizar la entrada anterior para parecer un poco menos tonto...

Cuando el brujo regresa al mundo de los sentidos, una hechicera está cuidando de él. Se llama Visenna y es su madre. Toma pepino, giro del destino.

Geralt pensaba que cuando se reencontrará con la mujer que lo entregó a los brujos como si fuera una pizza a domicilio, obtendría una satisfacción perversa cantándole las cuarenta, pero ahora mismo está demasiado molido para hacerle preguntas retóricas. Además, ella no espera a que se despierte de nuevo para discutir sobre lo que hizo o dejó de hacer. Ya no iba a cambiar nada.

Días después, Yurga le dice al brujo que Visenna lo atendió "como una madre". ¿Tenía que hablar de madres precisamente? ¿No podía decirle, qué sé yo, que lo atendió como una buena profesional de la salud?

El mercader también habla con Geralt sobre el monte del Águila, ahora más conocido como el monte de los Hechiceros o el monte de los Catorce, por los catorce hechiceros que se sacrificaron para salvar Sodden cuando el ejército nilfgaardiano lo invadió.

Geralt tiene otro sueño lisérgico en el que se le presenta una rubia de piel dorada frente al obelisco erigido en memoria de los Catorce. Aunque la mujer no habla en mayúsculas, parece evidente que se trata de la personificación de la Muerte.

El último nombre labrado en el obelisco es el de Yennefer, y al saber que la hechicera de su corazón ha causado baja en el censo (aunque solo en este sueño), Geralt le dice a la Muerte que se lo lleve ya, que le ha quitado todo, desde la cartera hasta el mechero, y no le quedan razones para vivir. Qué dramático se pone.

La Muerte le contesta que no tienen cita aún. Hay varios libros de la saga pendientes de publicación, amén de adaptaciones en diversos medios. Además, le aclara, ella no quita nada a nadie, solo toma de la mano a la gente para que no esté sola en el momento que acaba en el hoyo. Si eso mismo lo dijera un esqueleto de dos metros de altura, vestido con una túnica negra y que sostiene en sus huesudas manos una guadaña, apuesto a que no sonaría tan cuco.

En cualquier caso, la moraleja está clara: no bebáis marranadas o veréis cosas raras.

Junto al río Yaruga, Geralt tiene un último flashback en el que una multitud trata de huir de los nilfgaardianos solo para verse contenida por los soldados que deberían protegerlos. El brujo encuentra a Jaskier y este le dice que jamás hubo una guerra como esta, de completa exterminación. También le informa de que el castillo de Cintra ha caído y la reina Calanthe está criando malvas. Presumiblemente su nieta Ciri también, pero malvitas.

Al llegar a la casa del mercader, la esposa de Yurga sale a recibirlos y le dice a su marido que mientras estaba fuera acogió a una niña huérfana. El Derecho de la Sorpresa contraataca.

Geralt y Ciri corren el uno a los brazos del otro.

"¿Soy tu destino? ¡Di! ¿Soy tu destino?".

"Eres algo más, Ciri. Algo más".

Y yo lloro un poquito.

¿Veremos este relato en la serie? El título desde luego coincide con el del octavo y último episodio de la temporada, y la sinopsis de este habla además de una reunión familiar. Sin embargo, parece que será en el penúltimo episodio (Antes de una caída) en el que, en lugar de simplemente contarnos la masacre de Cintra, se nos muestre con todo grado de detalle el desarrollo de la batalla. Es la única gran contienda que hay en los dos primeros libros, así que es lógico que la saquen a relucir, sobre todo si los responsables de la serie esperan que salga más o menos ilesa de las injustas e inevitables comparaciones que haremos con Juego de Tronos.

5 comentarios

  1. Gracia por las reseñas, me da mucha pereza ponerme a leer los libros antes de la serie y son la clase de spoilers que no molestan.

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  2. ¡Menudo currazo de entradas!

    Es en alguno de los relatos de este libro en el que un hombre repite varias veces "vivir hemos", ¿verdad? Por algún motivo guardo un especial recuerdo de ese capítulo que me supuso un antes y un después en mi forma de ver la saga.

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  3. Pennywise: Gracias. Ese era el objetivo.

    Aco: Me he olvidado, pero podría ser. La gente, sobre todo el populacho, habla de forma muy peculiar en estos libros.

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  4. Estos libros son de los mejores de la serie, historias autoconclusivas mientras se presenta el mundo de Geralt y parte de la trama que se verá en el futuro.

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  5. Ya está, ya has conseguido tu objetivo que era interesarme por la serie, por lo menos le voy a dar la oportunidad al primer capítulo, y seguramente también al segundo, y muy posiblemente a media temporada, pero ya no puedo no me aventuro a más porqué los bichos fantásticos no son fruto de mi devoción, un dragón de vez en cuando vale, pero un mundo lleno de cosas raras y feas no se yo.

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