26 de abril de 2012

Juego de Tronos: El Norte no olvida

Flojo, muy flojo el comienzo de la segunda temporada de Juego de Tronos. No sé qué me esperaba después de haber disfrutado tanto con la primera, pero desde luego no era esto. Y esto es poco menos que nada. No ha sido un buen momento para reducir el consumo de azúcar.

Sin embargo, cuando leo los comentarios de otras personas sobre el primer episodio de esta nueva temporada, pienso que soy yo el que tiene un problema. "Excelente", "intenso" y "grandioso" no son precisamente las palabras que yo escogería para describir este episodio. "Insustancial", "así así " y "meh" se acercan mucho más a la realidad.

Lógicamente, voy a suponer que ya visteis la primera temporada y que también habéis visto este episodio, o de lo contrario no estaríais leyendo esto. De todos modos, ACHTUNG, SPOILERS!

Para empezar, hagamos una breve recapitulación:

En el último episodio de la primera temporada, dejamos a Robb Stark muy ufano tras ganar varias batallas que nunca llegamos a ver contra el ejército de los Lannister; al Príncipe Encantador, preso de los Stark y dejándose barba y mugre a partes iguales; al rey Joffrey, representando el epítome del villano odioso y repulsivo que Jack Gleeson ha nacido para interpretar; a Miss Incesto años 286, 290 y 291, preocupada por no poder controlar a su hijo mayor; a Sansa la Sosa, dándole la razón a su marido en plan resistencia pasiva; al enanísimo Tyrion y sus alegres compañeros, de camino a Desembarco del Rey para poner un poco de orden; a la Guardia de la Noche, viajando al Norte del Muro para descubrir a cuento de qué aparecen ahora zombis y qué carajo pasa con los Caminantes Blancos; a Ayra y al hijo bastardo de Robert Baratheon, alistados en la Guardia y dirigiéndose al Muro; a Daenerys, liderando a una panda de salvajes desaseados y convirtiéndose en la mamá de tres preciosos dragones; y a Bran Stark... en Invernalia, tullido, y colgado cual Yoda del lomo de André el Gigante, sin hacer nada relevante para la trama, como de costumbre.

¡Santo resumen, Batman!

Pues bien, en un giro sorprendente de los acontecimientos, en el primer episodio de la segunda temporada nos encontramos... exactamente con el mismo panorama, solo que Tyrion ya ha llegado a Desembarco del Rey para hacer lo que sabíamos que tenía que hacer, pero sin hacerlo todavía.

Una hora sin que ocurra nada realmente interesante. Se habla mucho, los diálogos están muy bien llevados, pero no avanzamos una mierda.

Aún no me he leído Choque de reyes, porque prefiero dejarme la novela para cuando pueda perder varias horas seguidas de sueño, de modo que ahora mismo no sé muy bien si echarle la culpa de este despropósito a los guionistas de la HBO o a George R. R. Martin. De momento, me inclino más por los guionistas, porque me cuesta mucho reprocharle cualquier cosa a alguien que se parece tanto a Papá Noel.

El enano chisposo ha vuelto. Disculpad que no me levante.

Sé lo que vais a decirme, que no es más de lo mismo y que la historia avanza a pasos agigantados en comparación con el libro. Sí, claro, los sucesos se precipitan a un ritmo vertiginoso. Mandan a cuatro arquitectos a reconstruir un fuerte a no me importa dónde, redecoran la sala del Trono de Hierro, una prostituta finge un orgasmo... ¡Es pura adrenalina! Ah, sí, y matan a algunos críos en plan Mateo 2:16, porque la serie es pretty hardcore.

De acuerdo, eso no es todo. También nos presentan a algunos personajes nuevos, como, por ejemplo, Stannis Baratheon y sus consejeros, que andan ahí por Rocadragón. El propio Stannis es un derroche de personalidad, no hay más que verlo; a veces está de pie, a veces sentado, y se pone muy pesado para dictar cartas oficiales. Melisandre es pelirroja y una fanática religiosa, porque si algo necesita esta serie, es más personajes detestables a los que te entren ganas de abofetear. También hay un caballero que se da un aire a Jean Reno, y un maestre viejuno que se muere antes de que sepas quién era o por qué debería importarte.

A ver si no vamos a ser capaces de asimilar tanta información, ¿eh?

Juego de Tronos, donde el color de pelo suple la personalidad y compensa el hieratismo.

Ahora que he terminado de ver la segunda temporada de Spartacus (quizá un poco inferior a la primera, pero igual de entretenida), solo pido, por favor, que en los próximos episodios se anime un poco la cosa, porque, visto lo visto, a la HBO le hubiera salido más barato sentar a los actores alrededor de una mesa, darles una botellita de agua a cada uno y hacerles leer el guión. Total, ¿quién iba a notar la diferencia?

Mirándolo por el lado bueno, siempre nos quedará el siguiente plano de Cersei abofeteando a Joffrey delante de todo el mundo por ser un crío repelente, maleducado e insoportable que aún no sabe que su sitio está en el Infierno limpiando el retrete del Diablo:


El chaval se ha ganado a pulso todos los tortazos que pueda recibir.

18 comentarios

  1. El segundo libro me gustó más que el primero. Y el tercero más que el segundo. He de ponerme a ver esta segunda temporada, a ver qué tal. Ya te contaré.

    ResponderEliminar
  2. De acuerdo con tu recapitulación, el primer capítulo fue un soberano coñazo en el que básicamente se dedican a recordarnos dónde estaba cada uno y de qué iba cada trama. No te preocupes, luego las tramas se ponen en marcha (bueno, menos la de Jon y comapñía en medio de la nieve)y el segundo capi mejora bastante.

    Por cierto, si piensas que Joffrey es el epítome de villano odiodo y repulsivo... espera un par de temporadas más. En mi opinión de lectora fiel que sabe todo lo que vendrá, Joffrey aún está en su etapa de mozalbete adorable.

    ResponderEliminar
  3. Lo vi anoche y me quedé (casi) con la misma sensación. Como dice Tempus parece que fuera un recordatorio, como si la serie no se emitiera desde hace años, para que no nos perdiéramos donde se quedaron las cosas.

    Yo tampoco me he leído el segundo libro, lo haré al terminar esta temporada, pero parece que esta segunda temporada se centrará más en intrigas que en acción. En la primera nos dieron a conocer la historia, los personajes y las casas... ahora toca dar caña, ¿no?

    También noté un poco más el ordenador de lo habitual, ¿falta de presupuesto o demasiada ambición?

    El chaval que interpreta a Joffrey debería retirarse al acabar Juego de Tronos, debe ser el personaje más odiado de la televisión.

    ResponderEliminar
  4. Mu ricos estos análisis, tipo de la brocha. Los seguiré con fruición.

    ResponderEliminar
  5. Roy D. Mustang: Si la tónica es la misma que en la primera temporada, es imposible que la serie sea igual de buena que los libros. No hay color.

    Tempus Frangit: En cierto sentido, me gusta Joffrey, porque no te deja indiferente, algo que no se puede decir de la mayoría del reparto.

    Gelovic: Espero que tengas razón y algo de caña sí que den. Si no, menudo tostón.

    utf: Gracias. Aquí te esperamos.

    ResponderEliminar
  6. El primer y el segundo episodio me decepcionaron bastante, no pasa gran cosa y tienen un ritmo bastante torpe. Da la impresión de que tienen tantas tramas que contar que no saben que hacer con ellas... y todo ello perjudicado porque como además son los primeros episodios no pasa nada verdaderamente determinante.

    En el tercer y cuarto episodio la serie recupera su nivel.

    ResponderEliminar
  7. Muy bueno el análisis. La verdad es que con tanta trama suelta se complica bastante la fluidez. Espero que esta lentitud solo sea la antesala de que se va a liar muy gorda en capis posteriores.

    ResponderEliminar
  8. A mí el primer episodio me pareció correcto. Ahora bien, he leído los libros, y aunque siempre he entendido ciertas adaptaciones, por motivos de logística, o de cantidad de personas a contratar o similar, no entiendo la burda prostitución a la que han sometido el segundo episodio de la segunda temporada. Desde entonces, la veo exlusivamente por mi mujer, que ella no ha leído los libros, con cierto recelo.

    ResponderEliminar
  9. ¡Nah! Las veré hasta que salgan en DVD, aunque por sus reseñas mejor compro solamente la primera y el resto me la imagino.

    ResponderEliminar
  10. Me temo que tienes que echarle la culpa de todo a Papa Noel.

    ResponderEliminar
  11. eter: Dios te oiga.

    Dinkley: Trama interruptus.

    Galvan TDB: A mí me da igual que cambien cosas de los libros, siempre que el producto resultante sea bueno. Hay que aprender a disfrutar de cada cosa por lo que es.

    LacraESECEFE: No me hagas mucho caso. Me hago mayor y cada vez soy más cascarrabias.

    Gel: Me niego. No hay serie ni película que, siendo más o menos fiel, sea mejor que el libro que adapta.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El Nombre de la Rosa, creo que la película supera con creces el libro. No soy el único que lo piensa de mi grupo de colegas.

      Eliminar
  12. A mi particularmente me parece que la película de la Princesa Prometida es mejor que la novela... aunque leí esta a posteriori.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En el caso de La princesa prometida hay suficientes diferencias como para que te gusten el libro y la película. De todos modos, he sido demasiado categórico. Es que tengo el estómago lleno.

      Eliminar
  13. Uh, El Padrino. La película es mucho mejor que el libro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso es opinable. Pero el libro, como no podía ser de otra manera, profundiza más en los personajes y sus motivaciones.

      Eliminar
  14. Hmmmm... ¡El Silencio de los Corderos! A mí el libro me pareció muy flojete.

    ResponderEliminar
  15. gelovic comento mucho mas arriba:

    "El chaval que interpreta a Joffrey debería retirarse al acabar Juego de Tronos, debe ser el personaje más odiado de la televisión."


    Por favor alguien que le avise que tiene poderes profeticos, porque, en efecto, el actor que hacia de Jofrey se retiro luego de hacer Juego de Tronos

    ResponderEliminar

LEE ESTO ANTES DE COMENTAR: Al autor del blog le chifla recibir comentarios, pero todo tiene un límite. Con carácter general, los siguientes comentarios se eliminarán de la faz de la red: 1) los que no tengan un carajo que ver con la entrada, 2) los que falten el respeto sin ninguna gracia ni elegancia, y 3) los que puedan considerarse spam o sean más largos que un día sin pan (en principio, los que superen 300 palabras, ya sea individualmente o de forma concatenada).