14 de mayo de 2012

Hokuto no Ken II: Last Battle (Mega Drive)

El Puño de la Estrella del Norte es un manga violento como pocos. Con guión de Buronson y dibujos de Tetsuo Hara, el cómic se publicó originalmente entre 1983 y 1988, y desde entonces ha sido reeditado varias veces, tanto en Japón, como en otros países, incluido en Estados Unidos. En España, por desgracia, sigue siendo una asignatura pendiente. Quizá un manga con más de treinta años a sus espaldas no tenga el mismo gancho que One Piece o Naruto entre los consumidores, pero El puño de la Estrella del Norte es un clásico del género shonen, así que espero que algún día no muy lejano una editorial haga cuentas y se anime a traer esta colección a nuestras tierras como ha hecho Norma con ese otro clásico que es Mazinger Z.

Como toda franquicia de éxito, El Puño de la Estrella del Norte cuenta con series y películas de animación a mansalva, e incluso existe una adaptación con actores de carne y hueso verdaderamente horrorosa y que, en su día, me planteé recapitular (no lo hice porque es demasiado anodina y anda corta de la clase de gracia que a veces redime a las pelis serie B).

Por supuesto, tampoco le faltan adaptaciones en forma de videojuego, si bien muy pocos han traspasado las fronteras de Japón y los que lo han hecho oscilan entre lo mediocre y lo tuberculoso, en el sentido de que son una patata. Este es el caso del Hokuto no Ken - Shin Seikimatsu Kyuseishu Densetsu, de Mega Drive, al que prefiero referirme como Hokuto no Ken II para no desgastar las letras de mi teclado.

Para más inri, este videojuego cruzó el océano sin contar con la licencia oportuna, por lo que se cambiaron los nombres de los personajes, se recolorearon sus sprites para que no parecieran a sus (ex)homónimos del manga, y se sustituyó el título original por otro penosamente genérico: Last Battle. En un intento de acabar con la diversión, también se censuró el gore. En cambio, se mantuvo intacto el argumento, incomprensible para cualquiera que no conozca la serie.


La historia


Hokuto no Ken II adapta la segunda parte del anime creado por Toei, el cual abarca los volúmenes 16 a 24 del manga. La historia empieza tras los años de paz que Kenshiro pasa con Yuria después de la muerte de Raoh, y llega hasta el último combate con Kaioh. Me gustaría saber de qué porras os hablo, pero la verdad es que solo estoy repitiendo como un papagayo la información que he encontrado en internet.

Aunque me gustaría remediarlo cuanto antes, he leído poco, por no decir nada, de La Estrella del Puño del Norte, y aunque vi el OVA de 1986 en VHS hace cerca de mil años, no me acuerdo de nada. También estoy bastante seguro de que haber soportado la americanada de Gary Daniels no me convierte en un experto en el tema. Pero os diré lo poco que sé.

(Nota del Tipo de la Brocha del futuro: Me alegro de haber puesto fin a esa ignorancia.)

El resumen que hay al principio del juego tampoco me ayuda.

En un mundo postapocalíptico a lo Mad Max en el que impera la ley del más fuerte, Kenshiro es el último sucesor del Hokuto Shinken, un arte marcial ficticio consistente en golpear los puntos de presión de los rivales para reventarlos como si fueran piñatas. ¿El resultado? Sesos, globos oculares y sangre salpicándolo todo en un radio de cinco metros.

Kenshiro se dedica a vagar por esta tierra cruel y desolada ayudando al débil y castigando al malvado, sin reparar en cazadoras de cuero (cuando pelea en serio, las hace fosfatina con la sola presión de su musculatura henchida).

Es una forma tan válida como cualquier otra de conseguir un bronceado uniforme.

En el juego, empezamos nuestra aventura en un pueblo de mala muerte repartiendo sopapos a diestro y siniestro sin saber el motivo, hasta que nos encontramos con un tipo con el pelo de color rosa que también ha echado muchas horas de gimnasio. No sé exactamente qué le dice este cuerpo de cruasán a Kenshiro, pero supongo que será algo en la línea de "¡Bien hecho! ¡Sigue así!", porque ya no hacemos otra cosa que linchar a la gente en lo que resta de camino hasta el jefe final.

Puede que haya un imperio malvado metido en todo esto, porque la mitad de los enemigos a los que saltamos la tapa de los sesos llevan el mismo uniforme; pero estoy apostando alto en este punto. A lo mejor Kenshiro solo está controlando la natalidad del planeta para compensar la escasez de recursos naturales.

Es agradable saber que, a pesar de la hecatombe nuclear, aún se venden tintes para el cabello.

Después de hablar otra vez con el tipo del pelo rosa sobre el impacto del cristianismo en Japón tras la Segunda Guerra Mundial o el atracón que nos dimos en el Kentucky Fried Chicken el fin de semana pasado, luchamos contra el mismísimo Hulk Hogan

Quizá a causa de la radiación postcataclismo nuclear, el famoso luchador de Pressing Catch ahora puede volar.

¡La hulkmanía vuelve con más fuerza que nunca!

Más tarde, también desafiamos a Ivan Drago.

Voy a destrozarte.

Y a un pirata.

¡ARRR!

Además, para no tener nada que envidiar a Super Mario, incluso sacamos tiempo entre masacre y masacre para rescatar a una princesa. Creo.

¡Gracias, Kenshiro! Tu búsqueda ha terminado. Te presentamos una nueva búsqueda. Presiona B para seleccionar un mundo.

Por último, y como cierre a nuestra epopeya de violencia sin mesura ni sentido, peleamos contra un tipo enorme que, al perder, decide convertirse a sí mismo en una estatua de magma.

Eeeeh... Tres.

En fin, creo que con eso ya está todo bastante claro.


Una odisea a guantazos


El juego consta de cuatro capítulos, divididos en 35 fases a las que accedemos desde un mapa general eligiendo la ruta que menos rabia nos dé.

Da igual a dónde vayamos, porque todos los sitios están hechos una ruina.

Veinte de esas fases consisten en avanzar en una sola dirección golpeando a los enemigos que se nos pongan por delante; cuatro, en llegar al final de un laberinto sorteando trampas; y siete, en enfrentamientos directos contra jefes de fase. El resto de fases, si es que puede llamárseles así, son encuentros con personajes que nos dan información tan relevante para la trama que cabe en dos líneas de diálogo dentro de un cuadrado minúsculo.

Para derrotar a las hordas de enemigos que se interponen en su camino, Kenshiro emplea el Hokuto Shinken, la sagrada técnica de dar puñetazos y patadas hasta dejar a la gente irreconocible. O, para ser exactos, un puñetazo y una patada. Ya sea de pie, agachados o en el aire, eso es todo lo que tenemos. Y, sinceramente, para la inteligencia artificial que demuestran los enemigos del juego, tampoco nos hace falta más.

Mira quiénes vienen dando saltitos a por su ración de nudillos.

Cuando Kenshiro carga lo suficiente su barra de poder (lo que conseguimos despachurrando a montones de enemigos), se arranca la cazadora y, gracias a su formidable energía viril, puede lanzar varios golpes consecutivos y ejecutar una patada voladora. ¡Una patada voladora! ¡Patada! ¡Voladora! ¡Voladora! ¡Patada! ¿Arodalov adatap?

Da igual cómo lo ponga. Sigue siendo una variedad de movimientos mediocre para un beat 'em up que salió el mismo año que el Final Fight. Es como jugar al Kung-Fu Master de NES... solo que sin el "como" y con cinco años de diferencia.

¡Veo doble!

Al tedio de las pantallas en las que liquidamos oleada tras oleada de tropas suicidas mientras avanzamos imperturbables hacia nuestro destino, se suma la frustración de las pantallas en las que tenemos que llegar al final de un laberinto antes de que las numerosas trampas que nos salen al paso acaben con nosotros.

Flechas y hachas voladoras, picas que caen del techo, paredes que arrojan fuego, e incluso avalanchas de rocas. Sí, avalanchas dentro de un edificio. Lo que me faltaba por ver.

Por suerte, Kenshiro tiene el culo pelado de detener filos puntiagudos con las manos y no hay límite de tiempo en estas pantallas. Si no, las íbamos a pasar canutas.

Ah, no, que las pasamos canutas igualmente, porque el juego es una locura que da ganas de llorar.

Esto no puede acabar bien.

Por último, están los jefes de fase, que, salvo muy contadas excepciones, son más duros que los calzoncillos de RoboCop.

La estrategia para derrotarlos pasa por aprendernos sus rutinas de ataque, mantener las distancias y ponerle velas a la Virgen de los Dolores. De hecho, los dos primeros pasos son lo de menos.

¿Y os he dicho ya que solo tenemos una oportunidad para pasarnos el juego? No hay vidas ni continuaciones. Si morimos, se acabó la partida y no hay nada más que hablar. Estos videojuegos japoneses son la monda.

Palmas, palmitas, higos y castañitas...

A pesar de la dificultad más que elevada, pasarse el juego es posible con la motivación apropiada (latigazos en el lomo), y si superamos todos estos retos, habremos demostrado una perseverancia digna de respeto y admiración... y una absoluta falta de criterio para elegir en qué actividades invertir nuestro tiempo libre.

Como recompensa a nuestros esfuerzos, nos habremos ganado una alucinante secuencia en la que Kenshiro cabalga lentamente a lomos de un caballo tuerto mientras pasan los créditos.

Y al final cae una estrella fugaz y podemos pedir un deseo. ¡Quiero ser un niño de verdad!


Localización colonoscópica


Como decía al principio de esta entrada, Hokuto no Ken II se distribuyó en América y Europa bajo el título Last Battle, cuya carátula tiene que ser una de las más lamentables del catálogo de la Mega Drive.

¡Ese no es el tenedor del pescado!

Como fuera de Japón no interesaba pagar ni un duro por la licencia de El Puño de la Estrella del Norte, al ser una serie prácticamente desconocida fuera de sus fronteras, Kenshiro pasó a llamarse Aarzak (no confundir con el cocinero) y el Hokuto Shinken se convirtió en el Jet-Kwon-Do, que casi suena como Jeet Kune Do (un arte marcial que fue desarrollado por Bruce Lee, actor en el que se inspiraron los autores de El Puño de la Estrella del Norte para crear a Kenshiro. ¿Casualidad? No lo creo).

Sin embargo, lo peor de la localización es la censura. Una de las escasas virtudes del juego original es el poder reventar la cabeza de los enemigos y ver cómo su cuerpo se desintegra en el aire en un estallido sanguinolento, pero en Last Battle los malos simplemente salen despedidos fuera de la pantalla como si tirarán de ellos con una cuerda en plan peli de kung-fu, lo cual no solo es aburrido y ridículo, sino también cutre.

Morir de asfixia en la estratosfera es una muerte mucho más dulce, dónde va a parar.

Por otro lado, aunque la mayoría de jefes de fase siguen muriendo violentamente cuando los derrotamos, para que las imágenes resultasen un poco menos truculentas, se cambiaron los tonos de piel y el color de la sangre. De este modo, los personajes tenían menos pinta de humanos y más pinta de mutantes sin derechos. Hulk Hogan, por ejemplo, es verde, con lo que se queda simplemente en Hulk.

La verdad, no sé qué pensarán el profesor Xavier y Magneto de este cambio; pero si yo formara parte de la comunidad mutante, me sentiría ofendido.

¿Qué habrá comido para que le haya sentado tan mal?

Para un tipo que creció con videoconsolas de Nintendo hasta que salió la PlayStation, descubrir videojuegos de Mega Drive es toda una aventura. Solo espero que el próximo que pruebe no me obligue a consumir sustancias psicotrópicas para que sea medianamente jugable.

16 comentarios

  1. Interesante. Un amigo me dejó ese Last Battle, pero hasta ahora desconocía por completo que era la versión occidental de Hokuto No Ken.

    Gracias por la dosis de conocimiento chorra. Me encanta!

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  2. Jajaja! Cuando leí en twitter la "amenaza" de juego basado en manga pésimamente localizado no sé por qué cruzó éste fugazmente por mi cabeza. Debo decir que este juego lo tuve en mega drive y -seguramente por muchas de las cosas que se apuntan en este magnífico articulo- no lo recuerdo con cariño...

    Aún así me ha hecho bastante gracia recordarlo, lo tenía en un cajón de la mente guardado. Por algo sería. xD

    Y efectivamente, debe ser la peor y más sosa de las portadas de la época 16 bits.

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  3. Recuerdo que un colega enamorado del anime se lo alquilaba los fines de semana. Además del cartucho tenía que alquilar un adaptador para pasar del NTSC japonés al sistema PAL que usaba la Megadrive europea. En total la tontería le salía por unas 500 pelas, una fortuna en aquella época.

    Del juego no recuerdo nada, ni bueno ni malo, pero viendo las imágenes ya se por que. Estoy convencido que en aquella época había juegos mucho mejores para esta consola.

    @Wally, Megadrive tiene el "honor" de acumular una gran colección de portadas mierdosas, sobre todo las versiones europeas que nos llegaban aquí.

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  4. Hay que ver que los de la censura son idiotas:

    Qué es más gore?

    Una humano siendo masacrado ó!

    Un humano que sufrio miles de mutaciones en todo su cuerpo que posiblemente le hagan sentir un infinito dolor cada vez que respira y que seguramente ha caido en las andanzas del mal esperando que alguien acabe con su miseria... masacrandolo.

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  5. No me cansaré nunca de decir que Hokuto no Ken está entre mis cinco manganimes favoritos. De eso no hay ninguna duda. Ahora que este juego... Como que deja mucho que desear ¿no? Y mira que le eché horas cuando lo jugué en un emulador de Mega Drive hace unos años...

    De videojuegos de Hokuto no Ken me gustó mucho el "Hokuto no Ken: Shinpan no Sōsōsei Kengō Retsuden", de PS2. Es jodidamente bueno. Lástima que tenga tan pocos personajes seleccionables...

    Y, si hablamos de videojuegos, tampoco me puedo olvidar de una recreativa que había en los antiguos recreativos Picadilly del centro de Madrid. Era cojonuda. Aquí te dejo un video por si no la conoces: http://www.youtube.com/watch?v=Tnxi5-b7J9c

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  6. La desventaja que tengo al ver una entrada con el título de Hokuto No Ken es pensar inmediatamente en esto.
    Creo tenerlo por algún lado en emulador y debido a esta reseña será un título que no pasará por la pantalla.

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  7. Óscar: Cada día se aprende algo nuevo, aunque generalmente no tan inútil.

    Wally: De las carátulas que yo recuerdo, la de Strider tampoco era manca.

    Gelovic: ¿Pagar para jugar a... esto? Tu amigo vivía en los límites de la realidad.

    Gabriel: La gente es idiota. ¿Qué le vamos a hacer?

    Roy D. Mustang: La conozco y la probé en el mismo lugar que mencionas. Lo que no recuerdo es qué salía exactamente en pantalla cuando jugabas.

    LacraESECEFE: Es una buena parodia. Mi hermano tenía algún episodio de esa serie en DVD.

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  8. Bueno, recientemente salió uno para la PS3 y verdaderamente muy distinto no es, un beat´em´up (o como se escriba) bastante simple... eso si, la conversión euopea pintó mítica por lo que comentas (la portada me suena de haberla visto en su día, pero ni de coña la había asociado con Hokuto)

    pd: podrías echarle un ojo al manga... es la colección más violenta de giros de guión absurdos que te puedes echar a la cara XD

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  9. Planeta sacó 15 tomos allá por el cretácico, así que tampoco es una serie inédita. Una maravilla editorial con portadas malvas, impresión de cáncer, traducción de sida y olor a leucemia. Eran tiempos más felices.

    Échale un ojo, que a pesar de que el guión, o algo que se le parece, es ojete, en conjunto es divertida como pocas.

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  10. Ah, justo te iba a preguntar por el manga en España, pero ya veo en los comentarios que han aclarado la situación que tuvo la edición en nuestro país ^^

    Me ha parecido muy interensate (y divertida, pero eso siempre) la entrada, sobre todo porque no tenía ni idea de que el Last Battle era la versión occidentalizada del mismo!!

    ¿Tienes pensado jugarte el nuevo de PS360?

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  11. eter: El juego de PS3 es como un Dynasty Warriors, ¿no? A mí me gustaban. El manga pienso leérmelo, sí.

    Kururin: Tengo entendido que la colección no se terminó, por lo que es parcialmente inédita. Pero según tengo entendido la cosa está jodida y Planeta tiene las negociaciones paradas.

    Jero-chan: Veremos si llego a jugar a la versión de PS3. ¿No está descatalogado?

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    1. En Xtralife tienen la versión de PS3 a 20 euritos y en stock ^^

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  12. No es "como", "es" un dinasty warriors XD.
    Han expandido la franquicia a Gundam, Hokuto no Ken y One Piece XD

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  13. ¿Kung-fú casposo?... ¿Cabezas reventadas?... ¿Casquería a borbotones?... Me han entrado ganas de volver a ver la película "La historia de Ricky (Riki-Oh)".

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  14. ¡Yo aun lo tengo!. La dificultad era muy alta, vamos que se lo pones a los niños de ahora, y se traumatizan para siempre.

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  15. Lo tengo y debo decir que... Le guardo gran cariño pese a su dificultad, tosquedad y su cambio estético y argumental en el formato PAL. ES el testimonio de Hokuto en Sega Mega Drive con lo que debo amarlo jajaja una bizarrada pero me mola.

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