2 de diciembre de 2013

Legend (1985)

El fin de semana pasado, estando solo en casa, sintiéndome algo nostálgico y a falta de un buen cómic que echarme a la vista (recién había terminado de releer El Hombre Radiactivo: La amenaza de lava líquida de Magmo el Hombre Lava), compré Legend y la vi por primera vez. Hasta ese momento lo único que sabía de esta película se resume en muy pocas líneas: la dirigió Ridley Scott después de hacerse un nombre en el género de la ciencia ficción con Alien y Blade Runner, se arreó un guantazo en taquilla antes de convertirse en una película de culto, la protagonizaba un jovencísimo Tom Cruise, y Tim Curry interpretaba a un demonio rojo que me sonaba de un gag de Padre de familia. Por no saber, no sabía ni de qué leches iba.

Pero, claro, uno no puede haber disfrutado de Cristal Oscuro, La Historia Interminable, Dentro del Laberinto, La princesa prometida y Willow, y pretender sin más decir que conoce el cine fantástico de la década en la que nació. Legend era la pieza que me faltaba para completar el hexágono del cine fantástico de los años ochenta, así que, aprovechando que la edición en Blu-ray estaba rebajada un 30%, la eché al carro.

Ahora puedo imaginar que esta cinta, pese a sus muchos defectos, me hubiera fascinado si la hubiese visto cuando aún no levantaba seis palmos del suelo y compraba tiritas del pato Donald en la parafarmacia en lugar de cuchillas desechables.

Legend es el clásico cuento de hadas que popularizaron los hermanos Grimm a principios del siglo XIX llevado al lenguaje cinematográfico, jodidamente hermoso y oscuro a la vez, un relato en el que el Bien y el Mal se ponen sus mejores calzones, se untan de aceite y saltan al cuadrilátero a hacerse papilla el uno al otro. O algo así.

Casi que paso a la sinopsis, ¿no?

En una época y lugar indeterminados, el Señor de la Oscuridad conspira para que la tierra se suma en las tinieblas, ya que el sol puede destruirle y le gustaría salir alguna vez de su guarida, aunque sólo sea para acercarse al supermercado a comprar leche. Con este propósito en mente, manda a sus trasgos a matar a los dos últimos unicornios, criaturas sagradas que simbolizan todo lo bueno y puro que hay en el mundo y que, al parecer, son las únicas que pagan la factura de la luz.

Para encontrar a estos animales fabulosos, los trasgos se sirven de la princesa Lili como cebo, ya que los unicornios, como cualquier hijo del vecino, se sienten atraídos por las jovencitas primorosas de quince años, aunque debo añadir que el rodaje se alargó tanto que cuando por fin se estrenó la película, la actriz Mia Sara ya tenía edad para comprar alcohol sin utilizar un carné falso, al menos en Europa.

Misi, misi, misi... Uy, no, espera, eso es para atraer a los gatos. Pitas, pitas, pitas...

No contento con liquidar a los unicornios, y para acallar los rumores sobre su ambigüedad sexual (I'm just a sweet trasvestite...), el Señor de la Oscuridad decide desposar a la princesa y atraerla al Lado Oscuro de la Fuerza.

Y aquí es donde entra Tom Cruise, o sea Jack, el mejor amigo de la princesa y nuestro héroe en ciernes, que vive en el bosque como uno de los niños perdidos de Peter Pan, en comunidad con los pajaritos, los zorritos, las florecillas silvestres y todas esas giliflautadas de la Madre Naturaleza. El joven Jack, sin embargo, carece de una de las señas de identidad más importantes del ser humano: la capacidad para caminar erguido. Los otros personajes no lo mencionan nunca, pero sé que un detalle como ese tuvo que ser intencionado.

Jack y sus entrañables amiguitos del bosque deberán rescatar a la princesa Lili y destruir al Señor de la Oscuridad antes de que el último unicornio sea convertido en pegamento y el sol se oculte para siempre. Tema de Misión imposible, por favor.

No, en serio, ¿por qué? ¿Tiene  miedo de que si le entra un apretón no le dé tiempo a agacharse?

Una de las pegas que más fuerte suena cuando se habla de Legend es que su argumento es demasiado simplón y que el guión hace aguas. Yo mismo reconozco que he leído historias más complejas que el guión de William Hjortsberg en la serie blanca de Cuento de Vapor, pero ese no es el problema. El problema es que la historia no tiene ni un ápice de chicha y su estructura tampoco es la más acertada para su género.

El primer y último acto son más o menos correctos, podemos compararlos con un par de rebanadas de pan de molde sin corteza, esponjosas y tiernas; pero lo que queda entre esas dos rebanadas de pan es una mezcla de embutidos que te hace torcer el gesto, un ir y venir de situaciones que se suceden sin orden ni concierto del que lo mejor que se puede decir es que pasan cosas.

Pasan cosas... Así no se gana uno estrellas en la Fotogramas.

Y entonces llega un crío semidesnudo tocando el violín.

El montaje tiene parte de culpa, porque la productora obligó a Ridley Scott a recortar casi una hora de metraje antes de su estreno. Sin embargo, yo creo que el problema va más allá de eso. Una película del género fantástico y de aventuras pide a gritos una serie de desafíos o retos claros y ordenados que transmitan al espectador sensación de avance, de que el protagonista está en camino hacia su meta.

Fijaos, por ejemplo, en el segundo acto de Dentro del Laberinto: primero Sarah conoce a Hoggle y descubre cómo entrar en el Laberinto, después aprende a orientarse con ayuda de una oruga parlante, luego resuelve un acertijo planteado por dos guardias perrunos, etc. Es una estructura sencilla y muy agradecida para el espectador. Legend carece de esto, porque Ridley Scott quiso separarse de las formas tradicionales y, por aquello de innovar, metió la pata. Incluso la forma en que Jack se equipa para la aventura es ridícula, apenas digna de un videojuego de 8 bits. "¿Necesitas una armadura y una espada mágicas? ¡Aquí mismo tienes unas! ¡Y son gratis!".

Lo más parecido a una prueba que Jack y sus aliados se encuentran en su camino hacia la guarida del Señor de la Oscuridad es la señorita Meg, también conocida como la repulsiva y horripilante bruja caníbal Meg, una criatura perversa salida de la más siniestra, retorcida y viscosa de las pesadillas, y que, sin duda, me hubiese quitado el sueño durante semanas si hubiese llegado a ver la película cuando era un crío.

¡Ven con Meg!

El gran acierto del filme no es el fondo, sino la forma. Su diseño artístico es preciosista y estéticamente impagable, y alterna con aparente facilidad entre lo espléndido y bucólico (el bosque donde vive Jack, con sus árboles, sus lagos, su polen y sus margaritas) y lo tenebroso e infausto (la guarida del Señor de la Oscuridad, con fuego, telarañas, cadáveres resecos y la clase de mobiliario que recuerda a la fortaleza de LeChuck en Monkey Island 2).

La ambientación es cautivadora y adelantada a su época. Los decorados son enormes y están cargados de detalles, colores y formas, y cada fotograma es un cuadro digno de admirar gracias a la labor del departamento artístico y de la iluminación de Alex Thomson, que ya había trabajado como director de fotografía en Excalibur bajo las órdenes de John Boorman y que colaboraría también con Jim Henson en Dentro del Laberinto.

El diseño de vestuario y el maquillaje siguen la misma línea que la escenografía y no los hay mucho mejores. Al fin y al cabo, Ridley Scott siempre ha sabido rodearse de los mejores profesionales de la industria... salvo para escribir los guiones de sus películas, donde sólo contrata a gilipollas que se les dan de entendidos. Véase Prometheus.

Por lo tanto, en el aspecto estético es donde el filme brilla por méritos propios (y no es todo lo que brilla, porque los maquilladores se quedaron a gusto cubriendo de purpurina a los actores de la cabeza a los pies; Mariah Carey se cortó más en Glitter).

Insertar canción de princesa Disney.

Insertar canción de Megadeth.

El otro punto fuerte de Legend es el Señor de la Oscuridad. A pesar de que su nombre sólo sería aceptable en un RPG de tono paródico y de que no da tanto canguelo como la bruja Meg, Tim Curry se transmuta gracias al maquillaje de Rob Bottin y a su teatralidad innata en la personificación del Diablo más impresionante y acertada que he visto en el cine, comiéndose con patatas a sus compañeros de reparto y haciendo suyas todas las escenas en las que aparece.

Inmenso, rojo como un pimiento morrón, coronado por una cornamenta desproporcionada y pisando fuerte con sus pezuñas de macho cabrío, el Señor de la Oscuridad se alza cruel, ladino y muy sensual, un reflejo vivo y fiel del imaginario popular. Ni Francisco de Goya ni Francisco Ibáñez lo hubiesen pintado mejor.

Soy un truhan, soy un señor, algo bohemio y soñador...

Siguiendo con lo bueno de la película, hay que mencionar la banda sonora, tanto la original de Jerry Goldsmith, que fue la que acompañó el filme en su versión europea, como la de Tangerine Dream, que se grabó en posproducción para su estreno en los Estados Unidos después de que la productora metiera sus narices en el montaje.

Ambas bandas sonoras transmiten el misticismo que debe acompañar a este tipo de filme y aportan mucho a su ya de por sí maravillosa atmósfera. Me parece especialmente llamativo el vals de Goldsmith en la escena en la que el Señor de la Oscuridad seduce a la princesa Lili; me recuerda a un ballet ruso, como si de repente hubiera cambiado de disco y metido el DVD de El Cascanueces o El lago de los cisnes. Uno puede tener gustos refinados, ¿no? Además, soy muy fan del vestido negro escotado que le encasquetan a Mia Sara cuando se vuelve mala.

Edea, Final Fantasy VIII. No digo más.

Hasta ahí un resumen de lo mejor y lo peor de Legend.

Olvidándonos ya de los inconvenientes argumentales, debo añadir que hay otro par de detalles que no me entusiasman. La lista de pormenores negativos la encabeza Tom Cruise por el mero hecho de ser el protagonista. El actor está muy correcto como guapetón y acuclillado campeón del bien, pero me es imposible sacarme de la cabeza la idea de que es Tom Cruise, el cienciólogo chiflado devorador de placentas, y eso distrae mi atención de la película. Es tan sencillo como que no puedo ver a Cruise haciendo una pirueta para evitar que le tronchen de un hachazo y no recordar el penoso espectáculo que dio pegando brincos sobre el sofá de Oprah Winfrey.

También echo de menos alguna marioneta. Hay enanos maquillados como duendes (o gnomos, o troles o qué sé yo), e incluso una imitación de Campanilla que, inexplicablemente, me pone cachondo; pero sin animatrónicas revestidas de gomaespuma o monigotes con manos metidas en el trasero que hablen raro no es lo mismo.

Es la segunda hada más grande que he visto.

Con todo, el balance es positivo, y si soportáis a Tom Cruise y os gustan las películas de fantasía que he mencionado al comienzo de esta crítica, no deberías dejar de ver Legend, una delicia visual apenas desvirtuada por un guión anodino y un montaje forzoso; en otras palabras: el típico filme de Ridley Scott.

8 comentarios

  1. Y pensar que Tom Cruise actúa mejor aquí que en Misión imposible 4...
    ¿Hay alguna película en la que Tim Curry no haga el papel de malo? Porque al pobre no le he visto en ningún papel de "bueno" (Excluyo la de "The Rocky.." porque aún no la he visto).
    Si no recuerdo mal la peli, la chica tira un anillo al lago y le dice a Tom que se casará con él si le trae el anillo, ¿no? Porque molaría montar un vídeo con esa escena y continuarlo con la escena del anillo y el río de "El señor de los anillos". Total, el tamaño del novio sería el mismo...

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  2. La trama me gustó en parte, no fue tan empalagosa o dulce como era costumbre, pero llegaba a ponerme en trance en algunas partes.
    El fauno más bien parecía enano; de esos que encandilan a los incautos y vicioso.
    Me gusta como tratan la parte de "trabajo en equipo"(bueno, cuando era niño, hoy día es salvese quien pueda).
    El Señor de la Oscuridad me recordaba al diablo de "fantasía" de Disney y me acojonaba; pero cuando lucha hasta le perdí respeto, daba para más ese chamuco.
    Cuando se pasa al lado oscuro la Princesa Yo me confundia y pensaba qque era el hijo del diablo, aún no se desarrollaba lo suficiente y perdía la candidez de su carita..ya entrado un rato le hallaba forma a su figurita y la cara.

    Esa Campanita: será que estaba con cuerpo de gimnasta acróbata china y andaba querendona; casi una ninfa de siglo o una lolita, pues hizo un papel excelente...

    Jajaja, quien lo viera a Tomy, con sus dientes de orco y conducta de estar en friendzone cuando se peleaban por el las dos chicas.

    Muy bueno recordar la peli, que hasta que la renté en beta(2X1) fue que más o menos le entendí jajaja.

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  3. Buenos días señor brocha, esta es una de las pelis fantásticas que tampoco vi por muchas razones infantiles, pero la mejor era los trailers que habían de esta peli en su día (¿recuerdas lo de alquilar una peli en un videoclub y que antes de ver Cazafantasmas o Loca Academia de Policia III la productora de vídeo tenía sus 3 o 4 trailers de pelis que estaban en alquiler? qué tiempos aquellos) y el susodicho trailer no me convencía para nada el hecho de ver esta película.

    Tu artículo tampoco hace que me entusiasme y quiera tener ganas de verla y aunque me la pongan estas navidades en Paramount o en la Sexta 3, la van a dar mucho por c*** porque sigo viendo que es una peli insulsa.

    Me veré la descarga fresca de Tordos, que tiene mejor crítica.

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  4. Fantástico análisis de la película.

    Habría estado mejor si el malo hubiera tenido un ejército de criaturas malvadas que hubieran puesto a los buenos en graves problemas y no los cuatro trasgos mal contados que tiene en nómina. Totalmente de acuerdo con la caracterización de Tim Curry, es la representación del diablo más impresionante que se ha visto jamás.

    ¿Existe una versión del director de la película con todo el montaje que le obligaron a Scott a quitar o no se llegaron a rodar esas escenas?

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  5. Que hayas escrito sobre una de mis películas favoritas de mi niñez el día de mi cumpleaños... es un señor regalo, gracias ;_;

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  6. Victor: Que alguien te escuche y haga ese montaje, por favor.

    M@nchitas: No quiero ni saber qué significa "querendona".

    Doctor Müller: Me gustaba ver esos tráileres. Era un poco como ir al cine.

    Anonimatus: Rodarse se rodó mucho. El Blu-ray incluye un montaje del director, pero no contiene todo el material descartado. A saber dónde terminaría.

    Laura: ¡Feliz cumpleaños! Ha sido premeditado.

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  7. -¿Tu corazón es negro Blinx?
    -Como la medianoche, como la brea, como el carbón de una tea.

    Doctor Petrov, ahí Curry no era el malo... el malo era el cocinero... ;)

    La película en general es el fruto del abuso de sustancias psicotrópicas del guionista, del director, del... así hasta el apuntador. Tiene su gracia, su lado oscuro, su lado cómico, y la música era muy psicotrópica también. Molaba el temazo de Bryan Ferry (It's your love strong enough?) y por cierto, las columnas del templo se podían ver en el exterior de la casa de JF Sebastian en Blade Runner (lo de aprovechar decorados e imágenes -Purge, Purge- por Scott era habitual)

    Vamos, una película para frikies terminales que merece la pena ver. Y oye, una película de Tom Cruise en la que no sobreactúa y trata de llenar todo el metraje con su presencia (de hecho casi es un secundario... cómico) es para verla como fenómeno extraño y tal.

    Saludos

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  8. Muy buenas. Y pensar que en el 2020 todavía algunos te leen. Maldades a parte. Te felicito por el artículo. De articulista a articulista. (Si quieres pasarte: https://www.lascosasquenoshacenfelices.com/
    Una mezcla de datos bien documentados con un humor a ratos gracioso a ratos animoso. Bravo. La película, que se me dado por ver hoy, hace años que la tengo en DVD junto con ese rombo ochentero de fantasía, donde habría que meter a Krull, pese a su mal envejecimiento. Lo dicho, arena en guión y cal para casi todo lo demás; estamos en 2020 y visualmente sigue estando a la altura. Ahí es nada. Por cierto en Facebook también hablamos de cómics. El muro cómics. Di que vas de parte de embarcaenelodiseus. Saludos y suerte.

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