21 de enero de 2020

The Witcher: Deseos incontenibles


Eso logo es impúdico.

En la entrada anterior se me pasó comentar que el sitio web oficial de The Witcher ha publicado un mapa interactivo del Continente con una cronología de los sucesos de la primera temporada, para que sepamos en todo momento dónde y cuándo estamos. Incluso se remite más atrás en el tiempo para que conozcamos con cierto detalle la historia de este mundo fantástico lleno de seres extraños.

Esta herramienta oficial, y no mi conocimiento enciclopédico acerca del uso de la cochinilla como colorante para bollos, es lo que me ha permitido incluir los años en que transcurre cada trama en esta entrada y, de forma retrospectiva, en todas las anteriores. Aun así, sigue siendo difícil ubicar en el mapa algunos lugares por los que pasan los personajes. Y no es que no lo haya intentando durante casi cinco segundos.

En este episodio, Geralt y Yennefer chuscan, y Ciri toma una decisión equivocada.



Año 1256. En la tienda de Hemet


Desde la última vez que la vimos, Yennefer se ha desentendido de sus compañeras de Aretusa y de la Hermandad de Hechiceros, y tampoco trabaja ya para el rey de Aedirn. Ahora es una hechicera freelance; o autónoma, si lo preferís.

Lo mejor de ser autónomo es que eres tu propio jefe. Lo peor, que te digan que "no tienes jefe, qué bien vives". Seamos realistas: casi nadie vive bien.

Aun así, Yennefer sigue más quemada que la moto de un hippie, y desde que la bebita de la reina Kalis se convirtió en un fiambre rollizo en sus brazos dio en adopción a la bebita de la reina Kalis a una amable familia de buscadores de perlas, está obsesionada con recuperar su fertilidad.

Para una mujer, tiene que ser complicado tener hijos cuando han utilizado tu útero para hacer un sofrito.

Por este motivo, acude a ver a Hemet, un mago que también se ha dado de alta en autónomos y que, por la razón que sea, tiene la mayor colección de relojes de arena del Continente. Aunque es una colección singular, rara en el sentido de estropear cualquier cita que termine en su casa, se pueden coleccionar cosas peores. Por ejemplo, medallas nazis, uñas de famosos o figuritas de anime. En cualquier caso, es la colección menos truculenta de las dos que veremos en este episodio.

Antes coleccionaba juguetes vintage de Mi pequeño pony. Lógicamente, lo expulsaron de la Hermandad de Hechiceros.

Hemet, que podría ser el hijo que Adam Driver y Severus Snape nunca tuvieron, ofrece a Yennefer que trabaje con él; pero ella decide buscarse la vida por su cuenta, a su manera, y se marcha con viento fresco.

Espero que hayáis prestado atención, porque esta escena era tan necesaria y útil como aprender a declinar en latín.


En Rinde


Algún tiempo después, e instalada en una nueva ciudad, Yennefer ha abierto una tienda para vender elixires o, como dice el cartel, "correctivos efectivos, sea cual se el objetivo". ¡Oye, hasta rima! Principalmente se trata de remedios mágicos contra la disfunción eréctil. Y hay cola en la puerta.

El otro tipo de cola.

Gente en fila, ¡corcho!

Es fácil entender el porqué de su éxito cuando uno ve salir a la última pareja a la que ha prestado sus servicios. El hombre está tan contento que podría servir de perchero a un enano.

Viagra® inhalable. ¡Qué invento!

El alcalde Beau Berrant, que no tenía cita previa, entra en la tienda con su guardaespaldas y exige a la hechicera que cumpla sus obligaciones como súbdita del reino. Tiene que presentar la forma A-38 ante la agencia tributaria para constar en el censo, darse de alta en la seguridad social, obtener una licencia de apertura de establecimiento, pagar el IRPF, abonar la diferencia entre el IVA repercutido a sus clientes y el soportado por sus compras a suministradores, etc. Épica fantástica en estado puro.

Yennefer suelta un par de impertinencias, pero no opone resistencia al arresto. No creo que sea la primera vez que se deja esposar. Las hechiceras siempre pasan por una fase de ser más casquivanas que las gallinas.

Con la burocracia hemos topado.


A las afueras de Rinde


Jaskier, recién apartado de los brazos de una condesa, encuentra a Geralt pescando con red a la orilla de un lago. Han pasado varios años desde la última vez que se vieron, y el brujo está más malhumorado que de costumbre. Teniendo en cuenta que el ochenta por ciento del tiempo se comunica con gruñidos, eso es mucho "malhumoramiento".

Con los dientes apretados, Geralt dice que está buscando a un genio embotellado para pedir que le cure el insomnio.

Me parece curioso que Geralt sepa que hay un genio en el lago. En el relato de Sapkowski, la pareja encuentra el ánfora del genio por casualidad mientras está pescando. Y digo "curioso" porque procuro limitar el uso de palabras malsonantes en el blog. Este cambio respecto del relato no aporta nada a la trama, salvo preguntas sin respuesta. ¿Dónde ha conseguido Geralt esa información? Si se lo dijo alguien, ¿por qué esa persona no quería usar el genio para sus propios fines? ¿Cuántas preguntas más puedo hacerme antes de quedarme sin ideas?

Por otro lado, el deseo que pretende pedir el brujo es el más tonto que he oído desde que Oolong pidió unas braguitas a Shenron. Si quiere dormir a gusto, debería probar Dormidina® 25 mg (no confirmo ni desmiento que esta entrada esté patrocinada por laboratorios farmacéuticos).

Jaskier sugiere que quizá la falta de sueño tenga que ver con el estrés, ya que su amigo lleva echándole un pulso al destino desde la boda de la princesa Pavetta.

A Geralt se le hincha la pituitaria y le dice al bardo que sus canciones son como pedir un pastel y descubrir que le falta el relleno. Esto ofende sobremanera a Jaskier, que ahí donde lo veis con su jubón de color celeste es una reina del drama.

Hasta en un mundo de fantasía está de moda ofenderse por todo.

Mientras discuten, Geralt saca un ánfora sellada del lago. En el tapón hay inscrito un símbolo mágico que dice: "Consumir preferentemente antes del fin de 1150". Confiad en mí, conozco las lenguas antiguas.

Jaskier intenta quitarle el ánfora para que retire lo que ha dicho sobre su talento musical, y, con el tira y afloja entre los dos hombres, la botella se abre accidentalmente.

Al principio, no parece que vaya a pasar nada inusual; pero, de pronto, el cielo arrecia y el viento oscurece. ¿O era al revés? Sí, el arrecio ciela y el oscurecimiento ventea. Así está mejor.

En cualquier caso, el genio está presente. O al menos todo lo presente que les permite el presupuesto de este episodio, que no es holgado. La partida de efectos digitales debía de ser particularmente esmirriada, porque los personajes hacen como que el genio está ahí, pero nosotros no lo vemos.

-¿Notas esa ligera brisa y cómo ha bajado la saturación de la imagen? Es el genio.

Jaskier pide rápidamente dos deseos: que un competidor suya muera de una apoplejía y que la condesa de Stael le perdone y le reciba con júbilo y muy poca ropa. Cuando va a pedir el tercer deseo, Geralt lo agarra por la pechera para que se calle, porque solo tienen tres deseos y él quiere "un poco de paz".

El bardo, irritado, rompe el ánfora contra el suelo. ¡Eso le enseñará!

Geralt gruñe y se agacha para recoger los pedazos del ánfora. Jaskier empieza a toser. Pero no es una vulgar carraspera ni está acatarrado. ¡Una fuerza invisible lo está asfixiando! ¡Es el genio! Qué invisibilidad más conveniente.

Veamos cómo era esta parte en el relato:

"El humo rebulló, se concentró en una bola irregular que colgaba a la altura de la cabeza del poeta. La bola tomó la forma de una cabeza caricaturesca, sin nariz, con grandes ojos y algo parecido a un pico. La cabeza tenía alrededor de una braza de diámetro. [...] La monstruosa cabeza expulsó de sí dos garras aún más monstruosas y agarró al bardo por la garganta".

No pasa nada. Jaskier haciendo mímica tampoco es tan diferente.

Geralt hace la señal de Aard, y un humo negro y amorfo sale despedido por encima de la superficie del lago. El cielo esclarece y las hojas de los árboles dejan de menearse, así que suponemos que el genio se ha marchado y no simplemente que estaba haciendo esquí acuático.

No hay un genio tan inmaterial.

Pero los problemas no han hecho más que empezar. El fuerte viento ha descolocado la peluca de Henry Cavill y ahora tendrá que pasar otras dos horas en el camerino para se la ajusten. ¡Eso retrasará el rodaje y habrá que reducir aún más la partida de efectos especiales!

Ah, y además Jaskier está tosiendo sangre. Es algo bastante normal si eres tuberculoso o te ha estrangulado un genio; pero, aun así, no estaría de más que fueran al médico para que lo examinará.

Geralt monta a Jaskier en Sardinilla (en un videojuego, este proceso probablemente conllevaría los pasos siguientes: recoger a Jaskier del suelo, soltar a Jaskier en el suelo, subirse al caballo, bajarse del caballo, recoger a Jaskier del suelo, subirlo al caballo, bajarlo del caballo, subirse al caballo, bajarse del caballo, recoger a Jaskier del suelo, subirlo al caballo y subirse al caballo) y cabalga a toda mecha hasta un campamento militar.

Chireadan, un elfo sanador, atiende al bardo lo mejor que puede. Sin embargo, la dolencia es de naturaleza mágica, y les dice que, a falta de clérigos en el Continente, necesitarán un mago para salvarle el pescuezo. Por desgracia, la única hechicera que hay en la ciudad está detenida en casa del alcalde y no es de fiar. Chireadan les advierte que es "poderosa, peligrosa y muy astuta".

Después de haber visto los episodios anteriores, yo no utilizaría ni uno solo de esos adjetivos para calificar a Yennefer, así que debe de ser otra persona.

-Venga, de un trago, como los niños mayores.


En Rinde


En la mansión de Beau Berrant, Yennefer está repintándose la fachada en el tocador de su dormitorio (no parece que esté muy presa que digamos) cuando ve a Tissaia de Vries a su espalda, reflejada en el espejo.

Hacía muchos años que no se veían y la relación entre ambas, que nunca se distinguió por su calidez y cordialidad, se ha enfriado hasta el punto de refrigeración para la conservación de alimentos perecederos.

Tissaia le dice que el rey Virfuril ha palmado por causas naturales (le cayó un piano de cola en la cabeza y, naturalmente, murió) y también que, tras el regreso del heredero a Nilfgaard, Fringilla prospera en un cargo de maga que podría haber sido de Yennefer si no se hubiese puesto tan exquisita. Lo que Tissaia no sabe y nosotros sí es que, en la línea temporal de Ciri, ya hemos visto lo lejos que llevará ese cargo a Fringilla: a currar para unos escrotos ambulantes, vestir como una cultista sin estilo propio y practicar la adivinación en un repulsivo mondongo. Qué envidia.

Cambiando de tema, le rectora de Aretusa le dice a su vieja alumna que los magos a los que está recurriendo no la ayudarán a encontrar un remedio para su infertilidad, y además le advierte que la Hermandad irá a por ella, porque no le gusta que los hechiceros vayan por libre. ¿Ahora la Hermandad funciona como una mafia o qué?

Pero la principal razón por la que Tissaia está aquí no son los chismorreos ni las advertencias "sutiles". Quiere que su exalumna regrese con ella a Aretusa para formar a la próxima remesa de hechiceras.

"Serás como Jean Grey entrenando a una nueva generación de mutantes", le dice Tissaia.

"¿La misma Jean Grey que en los cómics ha muerto al menos cuatro veces?".

"¿Cuatro? ¿No estarás contando lo de la Habitación Blanca en La canción final de Fénix? Porque es discutible que...".

Yennefer la manda a freír espárragos.

-Vuelve, a casa vuelve, por Na...
-Calla, por favor.

Fuera de la casa, el guardaespaldas del alcalde da el alto a Geralt y sugiere que una contribución económica podría abrirle las puertas. El brujo saca su bolsa y, a modo de transacción, le arrea un sobornazo en toda la coronilla que lo deja tieso.

Cargando con el quejicoso Jaskier sobre uno de sus fornidos hombros, más recios que los del mismo Atlas (el vendedor de neumáticos), Geralt entra en la mansión a través la bodega. Al llegar a la cocina, se topa con un desubicado y muy desnudo Beau Berrant.

Qué bien. Nada estimula más mi libido que ver en porretas a un señor cincuentón con sobrepeso. Quizá aquel vídeo de las dos ratas peleando por un churro.

Geralt, luchando por no quedarse ciego, pregunta al alcalde si vive una hechicera en la casa. El hombre, que sin duda está hechizado, recuerda que venía a por zumo de manzana. Luego se sienta en un banco y se queda sopa.

Todo normal.

PG-18.

Geralt coge el zumo de manzana, agarra a Jaskier del cuello del jubón como si fuera un cachorrillo y continúa hasta llegar a una habitación en la que se está celebrando una orgía. Pero no es una orgía corriente. Esta es elegante, ordenada y muy higiénica, la clase de orgía en que derivaría un baile de disfraces de la corte de Versalles. No tiene nada ver con una orgía real. ¿Cómo sé distinguirlas? Porque en la orgía de un mundo de fantasía querrías ser el último en marcharte, mientras que en la orgía del mundo real nunca querrías serlo, porque probablemente te tocaría quedarte a limpiar. Y, por supuesto, jamás se te ocurriría celebrar una orgía en tu propia casa.

Desde el otro extremo de la sala, Yennefer, que oculta parcialmente su rostro tras un antifaz de encaje, contempla al recién llegado con interés.

-Buenas. Venía a hacer la lectura del contador de gas.

Geralt arroja a Jaskier al regazo de una mujer semidesnuda (nada que objetar por parte del bardo, supongo) y se acerca a hablar con Yennefer.

"Teeee... traigo zumo de manzana", dice el brujo.

Hasta aquí, casi todo igual que en el relato. Excepto por la parte de la orgía.

Hechas las presentaciones de rigor e intercambiadas algunas insinuaciones sexuales absolutamente ridículas (y tan sutiles como "¿Qué trucos puedes hacer con tus manos?"), Geralt pide ayuda a Yennefer para salvar a su compañero de desventuras. Le explica que lo atacó un genio e incluso le enseña los fragmentos del ánfora.

La mención al genio capta algo más que la curiosidad de Yennefer, que, tras examinar con cara de misterio el símbolo del tapón que sellaba el ánfora, rompe el encantamiento que mantenía la orgía en marcha.

"Raggamuffin", dice.

Lástima que en el doblaje español no aprovechasen para decir "magdalena". Esa sí que es una palabra mágica.

-¿Llevas un plátano en el bolsillo o es que te alegras de verme?
-Solo es una arruga del pantalón.

Como Geralt viene hecho un puerco de tanto pescar y trotar, y Yennefer puede adivinar la edad y la raza de su caballo, además de su color, por la peste, la hechicera invita al brujo a darse un baño mientras su amigo Jaskier se cura en el estado de trance que le ha inducido.

Lo que Geralt no se esperaba es que se bañasen juntos.Supongo que la ración doble de pechuga, tanto masculina como femenina, de la escena del baño está bastante bien para los estándares de la fantasía; pero en este caso no puedo evitar desear que se hubieran gastado un poco más de dinero para reproducir fielmente la escena del relato original. Que el brujo y la hechicera compartan bañera, espalda con espalda, no está exento de erotismo; pero que Yennefer se haga invisible y se lave delante de Geralt, con el agua y el jabón insinuando su cuerpo de infarto, puede que sea el summum de la sugestión erótica en los anales de la fantasía literaria. Si descontamos las novelas eróticas de dinosaurios, claro.

Por lo demás, no recuerdo muy bien de qué hablan mientras se bañan. Estaba distraído. Algo de compartir infancias traumáticas, creo.

En la serie, Geralt tiene 96 años, y Yennefer, 64. Los actores, 36 y 23. Da un poco de repelús.

Con nuevas y ajustadas ropas, cuyas costuras deben ser mágicas para que no se rompan con cualquier flexión de sus hinchados músculos, Geralt sube al dormitorio en el que descansa su compañero Jaskier.

El brujo se arrepiente de haberle dicho que sus canciones son insustanciales y teme que sean las últimas palabras que el bardo oiga. Qué innecesariamente melodramático.

Yennefer le asegura que su amigo vivirá y seguirá cantando canciones que anegarán YouTube de fabulosos covers. Y de covers no tan fabulosos.

Pero aquí hay gato encerrado. Algunos indicios menores, que pasarían desapercibidos para la mayoría de personas (por ejemplo, el enorme pentagrama dibujado en el suelo y rodeado de velas), llevan al perspicaz brujo a la conclusión de que Yennefer ha preparado un ritual para capturar al genio. La muy tramposa.

Sin embargo, antes de que la hechicera emule a los Cazafantasmas, y por cuestiones técnicas que no hace falta entender, Jaskier tiene que pedir su último deseo.

Preocupado por lo que pueda pasar, Geralt intenta convencer a Yennefer de que su plan es pésimo, porque no va a poder controlar al genio. Nota del editor: He borrado el "chiste" sobre la incapacidad de las mujeres para controlar su genio. Estamos en el año 2020, por favor.

Yennefer se mete en su cabeza y lo pone a dormir la siesta.

-Hay algo raro en todo esto... ¡Toma, ya sé! No hay ni un solo extintor en toda la casa.

Geralt se despierta en un celda acompañado de Chireadan, el sanador que le echó un cable en el campamento militar. Hablando con él se entera de que se ha pasado la noche dándose un garbeo por la ciudad y repartiendo galletas y piñas entre los concejales que votaron por poner a Yennefer de patitas en la calle, obviamente bajo el influjo de la hechicera. ¿Un brujo embrujado? Qué ironía. El elfo trató de pararle los pies, pero los guardias creyeron que estaban conchabados y los arrestaron a ambos. Ahora comparten prisión por partida doble: primero, porque los dos están en una celda, y segundo porque sus respectivos corazones son prisioneros del amor de Yennefer.

Antes de conducir al brujo al patíbulo, el guardaespaldas de Beau Berrant, que es un pelín rencoroso, utiliza a Geralt como saco de boxeo. Mirándolo por el lado bueno, al menos mientras lo sacude le cuenta chistes sobre brujos, y ninguno es el de cuántos brujos se necesitan para enroscar una bombilla.

Cuando se cansa de zurrarle la badana al prisionero, el guardaespaldas le pregunta por sus últimas voluntades, a lo que Geralt contesta, con no poca rabia, lo siguiente:

"Así revientes, hijo de p***".

Y esto nos lleva al maravilloso momento en el que al guardaespaldas le revienta literalmente la cabeza.

Chireadan, pringado de sangre, sesos y huesecillos, aclara, por si lo habíamos pillado, que Geralt es el amo del genio. Me gustaría que los guionistas se lo pensasen dos veces antes de tratar a los espectadores como si fuera subnormales.

Dentro de mi ranking de explosiones craneales, esta está en lo más alto, quizá solo por debajo de la de la película Scanners.

En la mansión del alcade, Jaskier despierta, ya totalmente recuperado, y ve a Yennefer sentada a los pies de la cama.

La hechicera concentrada en el tinglado ritual que ha organizado, para el que, según parece, necesita estar desnuda de cintura para arriba. Y que conste que no me quejo porque yo recorra las sendas de la virtud, la castidad y la templanza (mi historial de internet me repugna incluso a mí), sino porque hay un momento para todo, incluidos los despelotes, y ahora mismo esta distracción es innecesaria.

La hechicera se ha pintado un ánfora en el vientre que, a su vez, podría pasar por un útero. Qué ingenioso.

Jaskier se huele el peligro y se pone apresuradamente las botas de camino a la puerta, pero Yennefer lo retiene con telequinesis, amenaza con castrarlo y degollarlo, y lo zarandea de un lado para otro para obligarle a pedir su último deseo.

El bardo, como es lógico, desea con toda su alma no estar aquí; pero su solicitud no es atendida por el genio, que, como ya sabemos, está fuera de cobertura excepto para Geralt.

Sin embargo, Yennefer no tiene ni pajolera idea de que el genio tiene otro amo (estaba mirando el móvil durante la escena de la celda), así que empieza a entonar un encantamiento para atrapar al genio sin saber el riesgo que asume. Yo tampoco lo sé, porque nadie me lo ha explicado. Solo sé que es malo.

Un viento de componente mágico, con fuertes rachas y muy amenazador, azota la habitación. Esto significa que el genio ya está aquí. Y para que no tengamos ninguna duda de ello, y sin que sirva de precedente, esta vez vemos incluso su silueta vaporosa dibujada contra la pared.

Yo sé hacer conejos y perros con sombras chinescas. Sumad un ventilador y ya podría ocuparme de los efectos especiales de la serie.

-Uy, hay que pintar este techo.

Jaskier, cagado de miedo, sale por patas de la mansión y se encuentra a Geralt y Chireadan en la entrada. La seguridad de las celdas de Rinde deja bastante que desear.

Hablando con el bardo de sus recientes experiencias con mujeres desnudas, Geralt descubre que Yennefer, a la que su amigo describe como "bruja sexy, aunque desequilibrada", quiere ser el recipiente del genio para hacerse más poderosa. El brujo se apresura a la mansión para salvarla. Se ha enchochado sin remedio.

Dentro de la casa, sigue soplando un viento que no hay quien se peine.

Geralt le revela a Yennefer que él es el amo del genio, y esta, que las está pasando canutas para contener al genio en su interior, le apremia para que pida sus deseos. Geralt se niega porque no cree que la hechicera sea lo bastante poderosa para controlar al genio y le dice que lo libere.

Lo estoy haciendo fatal para resumir esta escena, pero creedme cuando os digo que es bastante intensa. Sudan y gritan mucho los dos.

-Me alegra que estemos discutiendo este punto de conflicto de forma sosegada y constructiva.

-Sí. Y aunque discrepo de tu opinión, lo hago desde el respeto y la moderación.

El cielo se oscurece y la mansión entera tiembla con el caos desplegado. A Yennefer se le ponen los ojos rojos y empieza a hablar con eco, como si estuviera poseída por Pazuzu o su primo Pazozotú.

Viendo que no hay otra solución, Geralt pide su último deseo en un susurro inaudible, como si no hubiéramos tenido bastante con Bill Murray y Scarlett Johansson en Lost in Translation.

El sello, que estaba sobre el tocador, se desintegra; el ánfora pintada en el vientre de Yennefer se esfuma; y el viento y los temblores cesan. Sin embargo, semejante berenjenal ha desestabilizado los cimientos de la mansión, y el techo se desploma sobre el brujo y la hechicera.

El genio, que ya no pinta nada en esta historia, escapa por el nuevo y amplio tragaluz.

¿Veis ese manchurrón negro?, ¿esa pequeña mota humeante? Es el genio.

Por suerte, a Yennefer se le dan bien los portales, y ambos se encuentran sanos y salvos en el piso de abajo, en el que se celebró la orgía.

El brujo y la hechicera discuten otro poco y, siguiendo el curso natural de las cosas, se lo montan como cobayas alimentadas con pienso afrodisíaco.

Mientras, fuera de la casa en ruinas, Jaskier jura componer una canción en recuerdo de su difunto amigo, que siempre le dijo que "tenía una maravillosa voz"

Chireadan ve a Geralt y Yennefer a través de la ventana, en pleno trajín, y confirma que la pareja está viva. Muy viva.

Tras la sesión de cardio, Yennefer le pregunta a Geralt qué deseo pidió, pero él ya se ha dormido y no contesta en sueños. Desde luego los remedios naturales son los mejores.

* * *



Año 1263. En algún pueblo al sur de Brokilón (Valdeboñiga de la Vaca, por ejemplo)


Aunque he empezado esta recapitulación por donde lo he hecho, la primera escena del episodio transcurre en la línea temporal de Ciri. Y tiene lugar en el interior de una casa a cuyo propietario no parece importarle vivir a oscuras si con eso consigue dar un aire lúgubre a su vivienda. Supongo que cuando se golpee el dedo gordo del pie con una mesa por no ver tres en un burro cambiará de opinión.

Sobre una de las vigas del techo, hay posados dos cuervos graznándose el uno al otro, aunque no fuman ni caen en estereotipos racistas.

Su presencia es una clara referencia a dos de los cuervos más conocidos de la mitología: José y Manuel, los torpes córvidos mexicanos de los cortos animados de Warner Bros. Tuvieron tanto éxito que, después de su primer corto, los convirtieron en gatos. Y luego en ratones. Pero al final volvieron a ser cuervos. También podríamos pensar que son Hugin y Mugin, los cuervos chismosos de Odín.

El caso es que no tienen ninguna importancia para la trama y ni siquiera se utilizan con carácter simbólico. Empiezo a pensar que alguien decidió ponerlos ahí porque quedaban chulos.

-Ayer me dijeron que tenía unos ojos muy bonitos. ¿Sabes qué contesté? ¡Que los había sacado de mi padre!
-¡Ka, ka, ka, ka, ka, ka!

El inquilino de este siniestro domicilio es un adonis al que le gusta admirarse desnudo en el espejo. Está bien que existan personas felices con su cuerpo que utilicen los espejos para algo más que afeitarse, explotarse granos o contactar con demonios interdimensionales. Sin embargo, su segunda afición es más controvertida: colecciona trozos de gente y los expone como si fueran aceitunas en conserva dentro de frascos de cristal. Ojos, orejas, napias... una macabra composición artística.

Hay que querer a estos psicópatas narcisistas. O huir de ellos. Nunca recuerdo cuál es la opción buena.

Un último detalle que me olvidaba de mencionar es que el tipo es un doppler, o sea, una criatura fantástica con el poder de cambiar de forma. Por lo tanto, podemos asumir que ese no es su verdadero aspecto, sino que lo habrá tomado prestado de alguna de sus víctimas, probablemente un actor al que nadie eche de menos, con no más de diez títulos en la IMDb.

Si habéis leído los libros, sabréis que los dopplers son "pequeños seres bondadosos [que] están viviendo con nosotros, pero seguro que no los verás", es decir, como los diminutos, pero del tamaño de una persona corriente. Sin embargo, está claro que el alma de este doppler aficionado a la anatomía es más negra que el asterisco de los cuervos que graznan sobre su cabeza.

Y tampoco parece que se le dé bien pasar desapercibido (algo muy necesario para la supervivencia de su especie), porque Cahir se presenta en su casa sin ninguna complicación aparente. A lo mejor el doppler se anuncia en internet.

El caballero negro de Nilfgaard le dice que quiere encomendarle una misión para la que son necesarias sus habilidades. ¿Tendrá que ver con coleccionar orejas?

Hay que ser muy hombre para ser otro hombre que no eres tú.

Esa u otra noche, una caravana encabezada por Fringilla Vigo llega a la plaza del pueblo (voy a suponer que este es el mismo pueblo en el que Cahir ha encontrado al doppler, porque así al menos solo hay un sitio que no sé cuál es).

Dos guardias sacan a Myszowor del carro y lo arrojan al suelo, delante de Fringilla.

El druida echa la papilla. Yo también me mareo con facilidad y no puedo hacer viajes largos en coche sin tomar biodramina, pero en su caso el malestar se debe a que lo han mantenido encerrado en una celda de dimerita, que es como la kryptonita para los magos.

Myszowor le dice a Fringilla que "tú no eres así". Y aunque me gustaría darle la razón, lo único que sabemos de Fringilla es que le sentó como una patada que Yennefer le quitase el puestazo de hechicera en Aedirn y que puede localizar a una persona manoseando las entrañas viscosas de un mago. No es un personaje cuya aparente laxidad moral vaya a sorprenderme.

Fringilla le dice al druida que la Llama Blanca la convirtió en lo que es ahora y le dio un propósito.

No recuerdo si lo mencionan en algún momento en el episodio, pero la Llama Blanca es una persona, no un adorable camélido de pelaje lanudo. Concretamente, es el sobrenombre por el que se conoce en tierras sureñas al emperador de Nilfgaard, sobre el que no diré nada más para no destriparos próximas temporadas. Si no habéis leído los libros y tenéis la fuerza de voluntad necesaria para no buscar información en internet, no quiero ser yo quien os estropee la serie. O quizá solo os dé pereza buscar información. Puede que incluso la serie os importe un bledo y estéis aquí por los chistes. Menuda desilusión entonces, ¿no?

-Este es el mejor trabajo que he tenido nunca.
-¿Qué hacías antes?
-Era repartidora de Glovo.

Cahir entra en la plaza acompañado del doppler y ordena a Myszowor que eche a correr. Imagino que lo ve un poco fondón después de su cautiverio y quiere que se ponga en forma.

Myszowor tiene serias dudas de que lo dejen marchar y, además, correr no es bueno para su artritis, pero no le queda otra.

El doppler sale escopetado tras él druida, lo placa colocándose encima y, por arte de magia, adopta su aspecto.

Este debía de ser el plan sutil para capturar a Ciri que Cahir estaba pergeñando en el episodio anterior. Desde luego es más sutil que introducir en el bosque a trescientos mil hombres-orquesta en elefante para encontrarla, que era el plan alternativo que sugirió uno de sus lugartenientes. Doy gracias por tener una memoria infalible.

Leeeentamente el doppler clava un puñal en el corazón del druida y, a medida que la hoja se abre paso a través del pecho, oímos cómo se tronchan las costillas. De repente tengo antojo de comer en el Tony Roma's.

Pero la escena no es tan desagradable ni dolorosa como suena. Salvo que seas Myszowor, quiero decir. Entonces es atroz e inhumana.

-Oye, tú, que escuece.

Las últimas palabras de Myszowor deberían haber sido una sucesión de insultos intercalados con gritos de agonía, pero el druida mantiene el tipo y encuentra fuerzas para decirles a sus captores y asesinos unas últimas y breves palabras:

"Un día u otro había de morir. Hubiese habido un tiempo para tales palabras... El día de mañana, y de mañana, y de mañana se desliza, paso a paso, día a día, hasta la sílaba final con que el tiempo se escribe. Y todo nuestro ayer iluminó a los necios la senda de cenizas de la muerte. ¡Extínguete, fugaz antorcha! La vida es una sombra tan solo, que transcurre; un pobre actor que, orgulloso, consume su turno sobre el escenario para jamás volver a ser oído. Es una historia contada por un necio, llena de ruido y furia, que nada significa".

Y, por último, a modo de apéndice, añade:

"No sabéis lo que hacéis. No sabéis lo que es".

Aquí se refiere obviamente a la princesa Cirilla, porque Cahir y el doppler saben perfectamente que lo están apuñalando y al menos imaginarán lo mucho que le tiene que doler.


En Brokilón


Las dríadas discuten sobre el destino de Ciri en lengua antigua, convenientemente subtitulada para que nos enteremos de qué leches hablan. Resulta que el árbol mágico de los brócolis es un chismoso y les ha contado que Pánfila Torrubia es en realidad la princesa Cirilla de Cintra, así que ahora tienen que decidir qué hacer con ella.

Eithné cree que pueden amoldarla para convertirla en una dríada. Unas rastas por aquí, un poco de musgo por allá y lista. Sin embargo, su segunda al mando, la General, opina que la cría es peligrosa. Incluso se refiere a ella como un arma nuclear de potencia devastadora. Más o menos.

La discusión aún no ha acabado cuando una dríada vuelve de hacer la compra con un par de coliflores debajo del brazo. Solo que no son coliflores, son cabezas humanas de soldados nilfgaardianos. La dríada dice que estaban en la linde del bosque. Antes del encuentro, imagino que las cabezas tendrían cuerpos debajo.

Esta revelación reafirma a la reina Eithné en su postura. Es inevitable que, antes o después, el ejército entero invada el bosque, y cree que Ciri puede ser la clave de su salvación. No explica por qué y no hace falta. Hay que dejar cabos sueltos para que más usuarios se suscriban a Netflix el año que viene.

Pasando al castellano, Eithné declara que la princesa puede quedarse en Brokilón. Solo tiene que rellenarle unos impresos, traerle dos fotos recientes y pagar la tasa de rigor.

1990: Los guerreros del Bronx.

Ciri, que estaba agazapada detrás de una dríada para que no la viéramos, sonríe, incómoda. Seguro que una niña de trece años como ella se muere de ganas de vivir en el bosque sin las comodidades de la vida civilizada. Adiós peines, adiós baños calientes y adiós canciones de grupos que nadie recordará dentro de tres años.

No obstante, Eithné le dice que "la espada del destino tiene dos filos", que es una de las frases más citadas de los libros. Incluso dio título al segundo volumen de la saga.

Pero Ciri no lo pilla.

"¿En román paladino, por favor?".

Eithné suspira.

"Significa que has llegado a un momento decisivo en este libro de Elige tu propia aventura que estás protagonizando. De ti depende quedarte o seguir tu búsqueda".

"Qué ganas de complicarlo todo con metáforas".

Tiene la misma cara que yo con lo de las anguilas.

No-Myszowor, o, lo que es lo mismo, el doppler de incógnito, entra en el bosque de los brócolis. La General y sus dríadas lo detienen a punta de flecha, pero en lugar de decapitarlo como hicieron con los soldados nilfgaardianos, lo escoltan hasta Ciri. ¿Por qué? Porque dice que viene a por la chica y en son de paz. Esto, por alguna razón, lo convierte en alguien de fiar. Me pregunto qué dijeron entonces los soldados cuyos cráneos sirven ahora como macetas para tulipanes. ¿Que venían a parrillar la arboleda, despachar a todo bicho viviente y secuestrar a Ciri?

A la General deberían degradarla a aspirante a militar de tropa y peladora oficial de patatas.

En el corazón del bosque, Ciri corre a abrazar a No-Myszowor, que es la única "familia" que le queda.

El doppler, para despistar, se queda envarado, esquiva todas las preguntas razonables que le hace la princesa y pone cara de villano de opereta, mirando de un lado a otro de forma altamente sospechosa.

Qué abrazo tan reconfortante. Es como arrimarse a un bloque de cemento con barbas.

No-Myszowor dice que ha venido para cumplir el último deseo de Calanthe: llevar a Ciri con Geralt de Rivia. Él sabe dónde está, dice. Eeeh... Está en... alguna parte. En un sitio concreto. No le preguntéis cuál.

A Eithné no le hace gracia que la princesa se marche. La han apuntado a un cursillo para que aprenda a hacer punto de cruz con raíces y hojas secas, y necesitan que termine al menos el 75 % de la formación para que se la bonifiquen.

Sin embargo, el Derecho de la Sorpresa es el Derecho de la Sorpresa, y la reina dríada no se la juega con el destino. Además, supongo que aquella regla sagrada de que TODO el que entraba en el bosque tenía que beber la sopa mágica de brócoli iba acompañada de una enorme nota al pie con excepciones. Por ejemplo, a los señores barbudos no les dan sopa, porque se les queda la mitad en la barba.

Pero quizá lo más importante es que, en el fondo, Ciri quiere largarse. Este lugar es un rollo y la sopa mágica de brócoli sabe a suela de zapato viejo.

Antes de que se vaya, Eithné le da un último consejo, quizá el más útil que nadie le haya dado en su corta vida: nunca elijas un caballero de la muerte de escarcha en el World of Warcraft. También le dice que haga siempre las preguntas adecuadas. Se me ocurre, por ejemplo, que podría preguntar al doppler si, por algún casual, no será un impostor que se está haciendo pasar por el verdadero Myszowor para llevarla hasta el ejército nilfgaardiano. Aunque quizá podría plantear la pregunta de forma más vaga e imprecisa.

Ciri, el Niño-Rata y No-Myszowor se ponen en camino.

Puntuación: 7/10.

9 comentarios

  1. La de veces que en una misión de rescate he estado dos minutos tirando al rescatado al suelo al intentar subirlo a la grupa!

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  2. Jeje, muy bueno. Me he partido el pecho.

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  3. Uf, leyendo la review este episodio lo recuerdo peor que cuando lo vi xD El instalove entre Yennefer y Geralt no me convence demasiado pero bueno, también se agradece que no todo sea muerte, destrucción y carencia de fxs.

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  4. AlvaroFLG23/1/20 09:25

    No me la he leido aún, pero comento por que no te de la sensación de que las entradas no tienen buena acogida. Es solo que se me están acumulando, creo que voy por el capítulo 3. De todos modos seguro que está genial. No he leido una sola entrada tuya que no me haya sacado al menos una sonrisa.

    Volveré a comentar cuaando haya tenido tiempo de leerla :)

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  5. Buenísima reseña! Que sepas que me gusta más la serie gracias a tus reseñas... que solo empecé a ver porque me gustó mucho el videojuego.

    Yo casi nunca escribo, pero lo hago para que sepas que todas tienen muy buena acogida (incluso las de Mermelade Boy esas...)

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  6. Compensemos la pobre acogida de esta entrada con un comentario de aquellos que nunca escribimos....
    Ah, que tengo que poner algo.
    Pues está muy bien todo, las letras ahí bien puestas, una al lado de otras y en orden. Lo mejor las fotos.
    Por cierto, al final Jon Snow está muerto, ¿no?

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  7. ¿En los libros era tan obvio desde el principio que los deseos eran de Geralt y no de Jaskier?

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  8. Me ha encantado el mapa con la cronología! He estado un buen rato mirando los eventos del mapa, por suerte avisan de en que episodio pasa cada cosa de esta manera he evitado espoilers de episodios futuros, buena gente los de Netflix.

    Mirando el episodio yo había sobreentendido que el tercer deseo de Geralt era acabar con el insomnio, a eso venia toda la trama del capítulo, no? Soy demasiado simple y más adelante se descubre qué ha pedido, no?

    Yo tampoco entiendo el criterio de las dríadas, el niño rata parecía más de fiar que el viejo mago y le disiparon unas cuantas flechas. Por supuesto lo de no disparar a una niña rubia caucásica ni me lo cuestiono.

    Palabras que he aprendido hoy gracias a su cultura:
    - Casquivana: Que coquetea y establece relaciones de forma pasajera, sin ningún compromiso serio.
    - Mondongo: Intestinos de una persona.

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  9. German: Sabía que al menos una persona me entendería.

    Anónimo: Gracias. Espero que no te hayan tenido que dar muchos puntos.

    Pennywise: Lo de Geralt y Yen tiene más sentido como calentón que como enamoramiento repentino, aunque en el libro te dan a entender que hay una suerte de conexión espiritual que les hace conocerse de forma profunda e inmediata. En otras palabras: lo hizo un mago.

    AlvaroFLG: Espero.

    Anónimo: ¿"Incluso" las de Marmalade Boy? ¡Sí son uno de los eventos más esperados del año!

    rekens: Muy bien puesto el comentario también XD.

    Aco: Yo con el libro no me di cuenta, pero con la literatura es más fácil sorprenderme que con series o películas.

    Pons: El mapa es muy útil. Está bien que se curren contenido extra. Me alegro de haber ampliado tu vocabulario.

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