19 de febrero de 2020

The Witcher: Antes de una caída


¿Este episodio está patrocinado por Peugeot o qué? ¡Mirad ese logo! Me lo esperaba de provincias españolas como Badajoz o León, pero jamás de una serie producida por una multinacional como Netflix, básicamente una ONG del entretenimiento. Qué bajo caen los grandes...

A falta de un episodio para que acabemos de repasar la primera temporada de The Witcher, la línea temporal que comparten Geralt y Yennefer está tan pegada a la de Ciri que corretea tras ella dándole palmaditas en el culete y diciéndole "¡Ay que te pillo!".

Eso está bien, porque simplifica las cosas. Pero hay un problema nuevo: que este episodio tiene tanto flashback que parece el típico refrito de la series de los noventa, algo que no encajábamos bien entonces, y mucho menos ahora, en la era del binge-watching.

Pero voy a ser positivo. A mí la repetición de escenas me ahorra un montón de trabajo. ¿O es que pensabais que iba a volver a recapitular escenas que ya hemos visto? ¡Y un jamón! Además, si en algún momento necesitáis recordar lo que pasó, os animo a releer la recapitulación del primer episodio. Hay peores formas de desperdiciar la vida.



Año 1263 (pelín antes). En el paso de Amell


Desde lo alto de un cerro, o tal vez un peñasco o altozano (la orografía no es mi fuerte), Geralt de Rivia observa a millares de tropas nilfgaardianas cruzar el paso que lleva al norte. El ejercito sureño parece un mar de escrotos negruzcos con purpurina dorada.

La cara que pone el brujo me dice que estas son malas nuevas para Cintra. También me dice que necesita más fibra en su dieta.

Entre lo petado que viste y lo atascado que tiene el culo, no me extraña que siempre ande malhumorado.


En Cintra


El Lobo Blanco se reúne con Myszowor en una bodega subterránea, un lugar propicio para cuchichear sin que nadie arrime la oreja y, si se tercia, acompañar los cuchicheos con una ablución de bigote en un buen vino añejo.

Aunque en el cuarto episodio Geralt dijo que no volvería a poner un pie en la ciudad, ha llovido mucho en estos doce años y pico, y ahora quiere saber si el Niño de la Sorpresa saca buenas notas en el cole, se lava los dientes después de comer, se acuesta a su hora y, en definitiva, está a salvo y no hace falta llamar a los Servicios Sociales.

"Tu predestinado está dabuten, Lobo Blanco", le dice el druida. "Pero es niña, no niño".

Geralt se queda zurumbático. En el episodio anterior, él mismo habló de la NiñA de la Sorpresa, pero supongo que es mucho pedir que el doblaje sea coherente entre episodios cuando la "p**** puertas" dejaron bien claro que los actores españoles doblan la serie a ciegas, sin acceso al guion original y mientras les aplican tizones al rojo en los sobacos.

No obstante, reconozco que era fácil cagarla. En inglés el problema no existe porque el sustantivo "child" es neutro, pero en español hay que hacer malabares birgueros con el vocabulario para no levantar la liebre. Por ejemplo, el Churumbel de la Sorpresa serviría para niños y niñas, pero, en lo que a épica se refiere, no tiene tanto gancho.

Las cuestiones de género eran más sencillas en los dibujos animados de mi infancia.

Al ver que al brujo ha estado viviendo debajo de una piedra estos últimos años, Myszowor le informa de que Pavetta y Dunny espicharon hace tiempo, cuando su barco se fue a pique durante un crucero por el Caribe, y que desde entonces Calanthe ha criado a la princesa Cirilla como si fuera su propia hija.

Aun así, Geralt tiene un buen motivo para estar preocupado: teme que Nilfgaard ataque Cintra.

"He estado en el paso de Amell y aquello estaba más concurrido que un concierto de Rosalía".

La conversación se interrumpe cuando el brujo percibe movimiento en los túneles por el rabillo del ojo acompañado de cierto trajín y traqueteo metálico.

"¡Cachis la mar! ¡Te han seguido!", le dice Geralt a su barbudo amigo.

"No", niega categóricamente Myszowor, desconcertado.

O bien el druida está teniente, o bien se necesita un superoído mutante para oír a ocho caballeros zancajeando por ahí en sus pesadas armaduras de placas de acero, con el "clonk-clonk-clonk" de sus lorigas y el "clink-clink-clink" de sus espadas al cinto magnificados por el eco de los túneles.

Geralt da por hecho que la reina Calanthe ha mandado asesinos para ocuparse de él. Ya conocéis el dicho: brujo que atiesa no reclama el Derecho de la Sorpresa. Y si no lo conocéis, es porque acabo de inventármelo.

Cuando los soldados de la reina abandonan las sombras, Geralt agarra a Myszowor y le pone un cuchillo al gaznate. Con semejantes barbas es evidente que el druida lleva muchos años sin lucir un afeitado apurado, así que debe de tratarse de una estratagema del brujo.

"¡Chincha rabincha! Si me queréis, tendréis que matar a Panorámix primero", dice Geralt.

Quizá se esté marcando un farol, pero la treta funciona: Myszowor los saca de allí a ambos a través de un portal mágico para evitar que los fileteen como un par de morcillos.

-Geralt, no jorobes, que estos gañanes me avían y estoy a dos días de jubilarme.

Gracias a los storyboards que el artista Ferenc Nothop publicó en su cuenta de Instragram (y que luego retiró rápidamente tras recibir la visita de unos señores de Netflix muy convincentes y anchos de hombros), ahora sabemos que, en el guion original, Geralt y Myszowor peleaban contra los asesinos de la reina. Sin embargo, la escena no llegó a rodarse, probablemente porque cualquier pelea a espada, si quiere hacerse bien, lleva mucho tiempo y, por tanto, cuesta dinero. Y con un presupuesto de diez milloncejos de media por episodio no hay margen para despilfarros.

De todos modos, es curioso que se mantuviese la línea de diálogo en la que el brujo se refiere a los soldados como "asesinos", pese a que hubiera sido más apropiado hablar de "hombres" a secas. De hecho, es evidente que quienes les emboscan no son asesinos profesionales, con capuchas echadas sobre la cabeza para ocultar parcialmente su rostro y afiladas cuchillas que se activan con un resorte oculto en la muñeca, sino soldados de la guardia real, con sus resplandecientes y ruidosas armaduras cintrianas.

No es un gazapo monumental, pero los engranajes, aunque de forma casi imperceptible, chirrían. De unos soldados Geralt puede esperar que lo detengan, le den una buena tunda e incluso que lo echen a patadas de la ciudad; pero no que lo escabechen de buenas a primeras como sí harían, en cambio, unos vulgares asesinos.

Cuando Cavill se deje barba para interpretar a Geralt, se romperá internet.

La reina Calanthe, escoltada por Danek y Lazlo, sus guardias de confianza (podéis confiar en que palmaron en el primer episodio), pasa revista al equipamiento de sus tropas. Aquí una espada de 1d8 de daño cortante, allá una cota de malla de 16 CA con desventaja en las tiradas de sigilo... Aunque a la regente le parece poco probable que Nilfgaard se decida a atacar, puede que a su emperador le dé un siroco y lance su ejército a la batalla. Y si esto ocurre, ellos estarán listos y bien pertrechados. Listos para que los masacren a todos y pertrechados para que quemen la ciudad hasta los cimientos. Esta historia ya no las sabemos.

Recién teleportados, Geralt y Myszowor se presentan ante la reina. Danek y Lazlo desenvainan sus espadas; a esto le llamo hacer bulto con estilo.

Airada, Calanthe le dice al brujo que le advirtió que no regresara, como si se lo hubiera dicho ayer mismo y no hace más de doce años y tres episodios. En todo caso, no lleva bien que su hija Pavetta acabase en el fondo del mar, matarile, rile, rile, y tampoco está por la labor de separarse de su nieta, porque es lo único que le queda de su hija.

"Mimimimi... 'Ti privini sibri ti rigriso'. ¡Bah! Yo solo estaba platicando tranquilamente con mi amigo el druida piojoso y no pensaba volver de visita hasta que mandaste a tu escuadrón homicida a darme el finiquito", le responde Geralt. "Además, yo solo quiero proteger a la niña, como Jean Reno a Natalie Portman en El profesional (León), pero sin crear lazos afectivos. Una vez pase el peligro, te la devolveré vivita y coleando, y sin cobrarte los gastos de envío".

"Majestad, recordad que todos los monarcas que han desafiado al destino han espichado, así que ahí queda eso", añade Myszowor. "Y quisiera aclarar que no tengo piojos".

Calanthe hace de tripas corazón y dice que ella misma hablará con su nieta. Seguro que la princesa da saltos de alegría cuando se entere. Si no te importa el trabajo de riesgo y ser un marginado social, la vida brujeril es la vida mejor.

-Dime que tenéis al menos seguro médico.
-No, pero en la Funeraria de Nuestra Señora de Ya No Hay Remedio nos hacen descuento en ataúdes y coronas de flores.

Más tarde, Calanthe recibe a Geralt en el palacio para presentarle a su nieta. ¡Pero se la quiere dar con queso!, porque la chica no es Ciri ni se le parece. De hecho, creo podría ser la auténtica Pánfila Torrubia. Es más, voy a decir que lo es.

A Pánfila no le entusiasma la idea de andar por ahí con un tiarrón que le decuplica la edad (y ella ni siquiera sabía que existiese la palabra "decuplica") y, compungida, le pregunta a su "abuela" si puede despedirse de sus amigos.

"Claro, guiño, guiño", dice Calanthe.

"¿Acabas de decir 'guiño, guiño'?", le pregunta Geralt.

"No. Has oído mal".

Pánfila Torrubia sobrevivió a la masacre de Cintra haciéndose pasar por un geranio.

Geralt tiene la sensación de que aquí hay gato encerrado, pero no se imagina el qué. A lo mejor esperaba que cuando se reuniese con la Niña del Destino, se abriese el cielo y los bañase un haz de luz dorada mientras sonaba un coro celestial. O que alguien arrojase puñados de confeti al menos.

El brujo abandona los aposentos de la princesa y nota un ligero tembleque sobre el pecho. Es su medallón; y no vibra porque le haya llegado un mensaje de WhatsApp, sino porque hay magia en las inmediaciones. El destino actúa de formas misteriosas... a la vez que convenientes para que la trama avance a buen ritmo.

Las vibraciones del medallón conducen a Geralt por una serie de pasadizos secretos hasta la calle, donde ve a la princesa señuelo despidiéndose de sus amigos.

Los críos están jugando a las tabas, y la verdadera Ciri, disfrazada de paisana, está entre ellos. Ya vimos parte de esta escena en el primer episodio. Fast forward.

Pánfila se despide de la princesa haciéndole una reverencia y llamándole alteza. La discreción y el disimulo no son lo suyo.

-Partid con mi bendición, querida Pánfila. Vueso sacrificio os honra.
-Menos rechifla, eh, su majestad. Menos rechifla...

Geralt regresa al palacio y le canta las cuarenta a la reina.

"Queríais darme gato por liebre, ¿eh? ¡Pues os he pillado!".

"Menos lobos, Caperucita", contesta Calanthe. "Ciri necesita una familia, y tú no sabes un pimiento de eso. A tu propia madre le importabas tan poco que te cambió por unos cromos de Bollycao".

"¿Ah, sí?", dice Geralt, no muy inspirado.

Lo que tendría que haberle contestado es que quién es ella para sermonearle sobre amor materno después de ofrecerle a la hija de otra mujer. Lástima que esa respuesta se le ocurra tres horas más tarde; hubiese sido una réplica muy acertada.

-Yo soy cola, tu pegamento.

El marido de Calanthe, Eist Tuirseach, llega al palacio después de su viaje a las Skellige y pregunta qué se ha perdido. La reina le dice que solo una entrada nueva de Marmalade Boy, lo mismo que todos los años por San Valentín.

"¿Es que esa serie no se acabará nunca?", nos preguntamos Eist y yo al unísono.

"Anda, acompaña al brujo a la salida y da un portazo en cuanto esté fuera para que quede claro quién tiene aquí los argumentos de peso", le dice Calanthe.

En el patio del palacio, Geralt pregunta a Eist qué le ha hecho cambiar de opinión después de todos estos años, ya que él era uno de los mayores defensores del Derecho de la Sorpresa el día que se casaron Pavetta y Dunny.

"Conveniencias del guion", le contesta el hombre. "Pero, si lo prefieres, me invento alguna excusa más convincente, como que Calanthe llora por las noches y necesita a Ciri más que nunca desde que murió su hija".

"Bueh. Me vale".

Aunque está claro que la familia real no quiere volver a ver al brujo por Cintra, Geralt sigue erre que erre con la suya y le dice a Eist que a la mínima que husmee que Ciri está en peligro, él volverá para protegerla, les guste o no. Y santas pascuas.

A Eist no le vale esa respuesta, y en cuanto Geralt pasa bajo el arco de la muralla que separa el patio de palacio del resto de la ciudad y del vulgo, activa un complejo mecanismo de poleas y engranajes, con un huevo rodante, una noria, un ventilador y una bota activada por percusión, que provoca que caigan dos rejas de golpe, atrapando al brujo en el umbral.

Este chisme tiene que ser fenómeno para recibir a testigos de Jehová y vendedores de enciclopedias por fascículos.


En Nazair


Yennefer de Vengerberg se presenta a caballo en una excavación arqueológica patrocinada por Nilfgaard e industrias InGen.

Aunque mi niño interior espera que estén desenterrando dinosaurios (y mi adulto exterior comparte el sentimiento), lo que están desenterrando es otra muy diferente, aunque igualmente impresionante: un magnalito; de "magna-", que significa "más grande que el Maracaná", y "-lito", que significa "pedrusco".

¿En qué temporada de la serie llegan los extraterrestres?

Dos guardias se acercan a la hechicera y le piden los papeles.

"Salvoconducto, DNI, pasaporte, libro de familia, copia de la última declaración de la renta, carné del Club Masters del Universo...".

"Ya va, ya va...".

Tras superar este trámite burocrático, Yennefer ve un rostro familiar, apenas cambiado por  la veteranía que da una barba poblada y rizosa en la que que podría anidar una cigüeña. Nosotros también lo reconocemos: es Istredd, el mago con el que ella solía amancebarse delante de un público ilusorio cuando aún era una aprendiz en Aretusa .

Istredd está contento de verla, pero es la clase de tío coñazo que solo sabe hablar de su trabajo, un tema que coloco por encima del tiempo en mi top 10 de temas que no me interesan una mierda. No me extraña que el tipo siga soltero.

El hechicero le dice que, de no ser por Nilfgaard y su afán de conquista, jamás podría haber accedido al magnalito. Gracias al imperio de la Llama Blanca, ahora puede estudiar piedras más viejas que la propia Conjunción de las Esferas, tan viejas que algunas de ellas ya estaban allí cuando se contaban chistes de Jaimito.

"¡Qué interesante! ¡Cuéntame más!", dijo nadie en ninguna parte.

Istredd también comenta que Nilfgaard cuida del pueblo llano, mientras que antes la gente se moría de hambre bajo la regencia de monarcas que no veían más allá de su propio ombligo. Estaría bien que nos lo mostrasen en lugar de contárnoslo, porque, la verdad, no sé si fiarme de su palabra. No digo que sea un mentiroso, un farsante y un embaucador; pero este es el mismo tipo que también presume de que nadie había visto el gigantesco pedrusco negro que ocupa la mitad del paisaje hasta que llegó él.

-Soy un truhán, soy un señor.
-Algo bohemio y soñador sí que eres, sí.

Sentados en una taberna, con unas cervezas que saben a meado sobre la mesa, Yennefer admite que le gustaría retomar su relación desde donde la dejaron. Dice que la gente en Aedirn solo la apreciaba por su poder en la corte, por su capacidad para el teje y el maneje político, pero no por su poder para sacar un conejo de la chistera o desenredar el cable de los auriculares de un tirón, que es la auténtica magia. Istredd, en cambio, siempre la vio cómo ella es realmente. Supongo que quiere decir como una borde insoportable y quejica de la que los hombres se enamoran instantáneamente sin motivo aparente.

Por eso, Yennefer está dispuesta incluso a llevar la clase de vida soporífera que Istredd le propuso hace tantos años, ganándose las habichuelas como maga mientras él juega a la versión realista y tremendamente tediosa de Indiana Jones en busca del arca perdida.

Istredd le contesta que durante mucho tiempo estuvo obsesionado con ella e intentó que volvieran a arrejuntarse. Es más, renunció a sus grandes proyectos (limpiar polvo de artefactos decrépitos) y envió varias solicitudes para trabajar en la corte de Aedirn... que la propia Yennefer rechazó. ¡Y hasta hubiera aceptado ser becario!

Fue entonces cuando su viejo maestro Stregobor, frito de ver a su exalumno perdido en fantasías melosas, le dio una buena colleja y le convenció para que se dejase de cursiladas y se centrase en el trabajo. Y esto es lo que ha estado haciendo durante estos últimos años. En definitiva: aceptó que Yennefer y él querían cosas muy distintas y que nunca estarían juntos. Es una historia de superación cuyos derechos nadie quiere comprar en Hollywood.

Istedd se levanta de la mesa y deja a Yennefer sola con su repugnante cerveza.

Menudo fiasco.

-No soy tú, eres yo.
-Esto de cortar no se te da muy bien, ¿verdad?

Sin embargo, Yennefer no es la clase de mujer que pasa mucho tiempo sola en un bar. Otro mago con aspecto de vendedor de badulaque, Vilgefortz de Roggeveen, se sienta con ella y le dice que Nilfgaard está reclutando magos para su ejército y que, como él no tiene salvoconducto y el de ella es más falso que su color de ojos, harían bien en largarse cuanto antes.

¿Y a dónde van a ir? A Aretusa, dice el hombre. Aunque el Capítulo considera a Yennefer "impulsiva, impredecible, peligrosa", eso es EXACTAMENTE lo que Tissaia de Vries y él necesitan en este momento.

"Ay, qué mona. ¿Tissaia preguntó por mí?".

"Eeeh... Dice que aún te considera su mejor estudiante. Guiño, guiño".

"¿Has dicho 'guiño, guiño'?".

"Que va".

Si el episodio repite escenas, yo puedo repetir chistes malos.

-No guiño, guiño. Solo khlav kalash.


En Aretusa


De vuelta en la escuela, Yennefer sigue a Vilgefortz hasta el gran salón y se cruza con algunas alumnas risueñas que seguramente estén planeando alguna trastada. Esto debe de traerle hermosos recuerdos de su época de estudiante, como aquella vez que intentó suicidarse o el día en que convirtieron a sus amigas en anguilas. Sí, los buenos viejos tiempos...

Vilgefortz, que se ha cambiado de atuendo y lleva ahora un peto de cuero, porque resulta que es un mago guerrero al que le gusta jugar con espaditas, le dice a Yennefer que tienen que hablar de Nilfgaard.

"Su ejército está cerca de Cintra, y nos da en la nariz que van a atacar la ciudad. Eso o que al emperador Emir le gusta sacar a pasear a sus tropas a cientos de kilómetros de casa para que les dé el aire".

"¿Y todo esto debería importarme porque...?", pregunta Yennefer.

Otra maga, que los créditos identifican como Vanielle de Novoyadurarnidoscapítulos, le dice que ellos no creen que Nilfgaard se detenga en Cintra. Por tanto, necesitan aliados para poner freno a su desmedido afán de colonización.

Yennefer no parece interesada en cuestiones políticas. Ella ha venido a ver a Tissaia.

"Je, pues te vas a reír...", dice Vilgefortz.

El mago reconoce que se la ha metido doblada y que la rectora ni siquiera sabe que Yennefer está aquí. Lo de ir a buscarla fue cosa del propio Vilgefortz.

A Yennefer se le hinchan las narices y se larga del salón echando pestes.

Vanielle te sigue con la mirada y conoce tus más oscuros secretos.

En su antiguo dormitorio, Yennefer sorprende a las tres alumnas con las que se cruzó antes de cachondeo. Pero en lugar de reprenderlas, refrena sus impulsos rectores y se hace la enrollada para demostrar que ella no es como esa vieja bruja de Tissaia.

"Yo soy ninguna carca. Soy la Yen, molo tutiplén, y parto la pana en esta comarca", dice, moviendo los brazos como si estuviera rapeando.

"¿Pero qué le pasa a esta señora?", dicen las alumnas.

Como es moderna y eterna, Yennefer las lleva al invernadero y les enseña a mezclar hierbas para cogerse un buen colocón. Por cosas como esta es tan necesario el pin parental. Un día la profesora de de orticultura les enseña a tus hijos a fumar hierba y, antes de que te des cuenta, están preparando bombas caseras con abono y chicle.

Las alumnas empiezan a decir gansadas, y, al escucharlas, Yennefer se da cuenta de que tienen el talento mágico de un pepino marino. A diferencia de ella, que poseía un talento mágico innato, las nuevas alumnas de Aretusa solo son niñas pijas cuyos padres han pagado un dineral para matricularlas. Jamás les habría llegado una lechuza de Hogwarts.

A las alumnas les empieza a preocupar que las expulsen si las pillan colocadas, y Yennefer les dice que hay cosas peores que la expulsión: concretamente que te conviertan en una anguila mágica para mantener encendidas las luces LED de la academia.

Todo esto, por cierto, está intercalado con flashbacks a los episodios 2 y 3. Calculo que el metraje original del episodio debe rondar la media hora.

-Pobres almas en desgracia...

Tissaia de Vries encuentra a Yennefer y a las alumnas en la piscifactoría subterránea, y ordena a las chicas que salgan de allí.

Yennefer está que trina y sigue a Tissaia al piso de arriba. Mientras caminan le canta las cuarenta. No está bien dejar entrar a cualquier niñata sin talento en la escuela.

"¡Menudo pitorreo, hombre! ¿Qué es esto?, ¿Varsity Blues?".

Pero antes de que la discusión pase a mayores, varios magos con mucha a prisa empiezan a desfilar de camino al gran salón.

"Es la hora", dice la rectora, uniéndose a ellos.

Cuando Tissaia se pone misteriosa, no hay quien la aguante.

Yennefer distingue los rizos castaños de Triss Merigold entre la hilera de magos, y le pega un grito:

"¡Triss, trae pa'ca tu culazo moreno!". Son amigas, según parece. "¿Qué porras está pasando? ¿A dónde va todo el mundo con tanta prisa? ¿Regalan iPhones 11 y yo soy la última en enterarme?".

"Nilfgaard ha derrotado a Cintra en el valle de Marnadal", contesta Triss. "El Cónclave ha convocado un junta extraordinaria, que se celebrará ahora mismo en primera convocatoria y, de no cubrirse en esta el mínimo de asistencia que la ley determina, dentro de media hora en segunda".

"Triss, no me jorobes".

¿Se nos ha pasado ya el que no se parezca a la Triss de los videojuegos o todavía somos subnormales?

Alrededor de la mesa que han instalado en el gran salón para que la reunión parezca una cosa seria, todos los rostros son de preocupación. Es comprensible que haya cierto malestar entre los magos. Han pasado más de cincuenta años y todavía no han conseguido convencer a nadie para que se haga responsable de traer el café y los bollitos.

Al igual que en cualquier junta de vecinos, el desorden y el conflicto están servidos. El cisma entre los hechiceros es evidente y hay dos bloques con opiniones muy dispares. A la facción de Stregobor y Artorius le importa un comino el destino de Cintra, porque Calanthe siempre ha pasado de ellos, mientras que el bando de Tissaia y Vilgefortz considera que hay que participar en la guerra y frenar a Nilfgaard para evitar que la política exterior del emperador Emir ponga en peligro el modo de vida de los magos. No sé qué modo de vida es ese, pero vale. Imagino que tiene algo que ver con llevar túnicas largas y holgadas, y que no quieren renunciar a esa comodidad.

La discusión es acalorada y las pullas van de un lado a otro de la mesa como una pelota de ping-pong.

-Os voy a apuntar con el dedo con aire amenazador.

-¡No serás capaz!

De repente, las puertasse abren de golpe y Fringilla Vigo entra en la sala. La hechicera habla en nombre de Nilfgaard y no solo defiende el inminente ataque a Cintra, sino también la demonología, la nigromancia y los programas de tarot que echan por la tele a las tantas de la madrugada.

Siendo justos, lo de invadir Cintra tiene un pase, porque ya hemos visto que los cintrianos son una panda de racistas y xenófobos de cuidado, mientras que Nilfgaard... bueno, al menos Nilfgaard no decora sus muros con cabezas de elfos. Pero lo de la magia negra es un percal. Recordad que esta peña lee el futuro en tripas ajenas cuando podría estafar igual a la gente echando las cartas.

"Si no estáis con nosotros...", dice Fringilla.

"¿Estamos contra vosotros?", pregunta alguien.

"No. Iba a decir que si no estáis con nosotros, podéis quedaros al margen y os dejaremos tranquilos. No somos enemigos, más bien somos como primos. Primos lejanos".

"No seas ridícula", dice Triss con un extraño acento griego, de la isla de Mypos me parece reconocer.

El Cónclave vota y la mayoría decide que Cintra se puede ir al cuerno.

Make the Continent Great Again.

Concluida la junta extraordinaria, Tissaia se acerca a Yennefer para hablar en privado y le dice que ella, Vilgefortz y otros magos van a enfrentarse a los nilfgaardianos con o sin el apoyo del Cónclave, los muy pillines.

"Me gustaría que mi mejor alumna se uniese al equipo".

"Pues no tengo muchas ganas, la verdad", le responde Yennefer. "Además, ya había hecho planes para este fin de semana".

"Hazlo por la Hermandad, anda".

"No quiero".

"Vengaaaa".

"He dicho que no. La Hermandad me importa un bledo".

"Hazlo entonces por mí. Por Tissi", le dice la rectora, poniéndole ojos de gatito adorable. "Porfaaaa".

"Agh. Qué pesada eres. Vale".

-Tú te lo has buscado.

-No me hagas esto, por favor.



En Cintra


Pocos días después, Nilfgaard ya ha invadido Cintra, devolviéndonos al punto de desenlace del primer episodio, pero desde una nueva perspectiva.

Geralt, desarmado y repeinadito, medita tranquilamente en las mazmorras del castillo mientras se desata el caos y la violencia sobre su celda.

-La tranquilidad es lo que más se busca.

Sin embargo, el Lobo Blanco no puede o no sabe quedarse al margen de la situación, y menos aún cuando el jaleo que tienen montado ahí arriba está provocando que le caiga un montón de yeso sobre la coronilla y le estropee la permanente. Por eso, cuando el celador pasa corriendo por delante de su celda, no desperdicia la oportunidad para fugarse.

Geralt saca el brazo entre los barrotes, atrae al hombre de un tirón contra la reja, dejándolo K.O., y le quita las llaves que lleva en el cinto.

Fuera de la mazmorra, y sin saber que Myszowor ha ido a buscarlo, el brujo estira las piernas y despacha a unos cuantos nilfgaardianos de forma tan rutinaria como espectacular.

-Corte, corte, corte, giro, corte... Lo he clavado.

Mientras el grueso de las fuerzas nilfgaardianas invaden el palacio, Geralt se oculta tras un carro derribado . Desde allí ve a la reina Calanthe haciendo puenting desde lo alto de su torreón sin respetar las normas de seguridad más elementales. No soy ningún experto en deportes de riesgo, pero juraría que al menos debería haberse atado una cuerda elástica a los pies.

A toda prisa, Geralt regresa al castillo para buscar a su Niña de la Sorpresa, cargándose a todos los escrotos ambulantes que tienen la mala pata de cruzarse en su camino.

Al último soldado al que ensarta con la espada le pregunta por la princesa para que tenga algo que hacer mientras se va muriendo. El soldado le contesta que ya no queda nadie con vida.

"Todos renaceremos, así será", murmura el tipo con más entusiasmo y fervor religioso del que cabría esperar de alguien con un agujero en la barriga. "Contemplad las señaAAAGH".

Geralt le cierra el pico hundiéndole un puñal en la epiglotis. No tiene el día para monsergas.

* * *



Año 1263. En un villorrio del Bajo Sodden


Después de su traumática experiencia con el doppler más indiscreto de la historia de los dopplers y de perder al último amigo que le quedaba por diferencias irreconciliables (a él le gustaban las precuelas de Star Wars), Ciri se ha vuelto una malota. Una malota de pacotilla, pero una malota al fin y al cabo.

En el tiempo transcurrido entre episodios, la Leoncilla de Cintra no solo ha decidido embarcarse a las Skellige, donde vive la familia de su difunto abuelo Eist, sino que también ha llegado a la conclusión de que las leyes de los hombres no van con ella, y si tiene que robar para sobrevivir en el camino, lo hará. Ya conocéis el refrán: si la vida te da limones, bírlale la cartera mientras esté despistada.

Por eso, en el villorrio al que ha llegado para pedir indicaciones sobre el puerto más cercano, Ciri no se corta y primero intenta robar una jugosa mazorca para calmar la gazuza, y luego unos guantes térmicos con forro polar para combatir el frío.

Pero su habilidad para el latrocinio da pena, y en ambos intentos la pillan con las manos en la masa. Tras la segunda cazada, eso sí, se hace la digna para no quedar como una vulgar ladronzuela y cambia un anillo del que no sabíamos nada por los guantes. Y no es un anillo cualquiera. Lo encontró en una caja de cereales y brilla en la oscuridad. O tal vez pertenecía a su difunta madre. Ya no me acuerdo.

Cuando más perdida parece la princesa, una mujer llamada Zola...


Sí, Zola. Zola ve que la chica ha debido de pasar por numerosas tribulaciones (está ligeramente sucia y tiene cara de haber perdido el autobús) y la aborda no una, sino dos veces para ayudarla. La primera vez se dirige a ella para advertirle que este lugar no es seguro si viaja sola, y la segunda, para ofrecerle un hogar.

"No tenemos mucho, pero sí algo más que tú: techo, comida, un suelo donde dormir...".

"Señora, suélteme el brazo".

Ese despliegue de generosidad desde luego es sospechoso. Una actitud tan altruista y desprendida ya me escamaría en la vida real, donde temo que cualquier desconocido que se me acerque a menos de medio metro en la calle quiera atracarme y prenderme fuego, así que imaginaos a qué niveles me mosquea esa clase de comportamiento en una serie de televisión.

Tengo por norma no fiarme de la gente que me habla asomándose por encima de la grupa de un caballo.

Pero Ciri no es una adulta con miedos irracionales y asiente en silencio, aceptando la invitación.

¡O eso quiere hacernos creer!, porque en cuanto Zola se despista, le afana uno de los caballos (Clip y Clop se llaman; supongo que se lleva a Clip) y se aleja al galope, ¡ZUUUUM!, dejando tras de sí una estela de humo con su silueta.


En algún lugar de Bajo Sodden


Al caer la noche, Ciri acampa en el campo, entre la maleza, enciende una hoguera para calentarse unas chistorritas con pimientos y discute con su caballo acerca del discurso del método y la fenomenología del espíritu.

"¿Qué clase de pirada habla con un caballo?", se pregunta a sí misma en voz alta.

"¡Geralt!", le contesto yo, que siempre he querido ser el primero de la clase, aunque solo fuera una vez.

Pero, claro, el brujo no es una piradA, sino un piradO. Ya os dije que el tema del género complicaba las cosas. Por eso he decidido que a partir de este momento voy a utilizar el lenguaje inclusivo en el blog.

Todes vosotres sabéis que... ¡Ñg!

Me ha salido una hernia.

Las sosegadas aventuras de la princesa Cirilla y su caballo Clip.

De pronto, Ciri oye el ruido que harían varias personas abriéndose paso entre los arbustos. Con los cinco sentidos alerta, se incorpora y agarra una rama gorda, el arma definitiva contra cualquier peligro humano o mágico.

"¡Che, tranquila, mina! ¡Somos cintrianos!", dice uno de los hombres.

"¿Y por qué tenéis acento argentino?".

"Eso pregúntaselo al boludo que escribe esto".

Entre el grupo de hombres que se acercan al modesto campamento, Ciri reconoce a Anton, uno de los chicos con los que jugaba a las tabas en Cintra, antes que toda la ciudad se convirtiera en un monumento fallero. Más tranquila, feliz incluso, corre a saludar a su amigo.

ERROR.

Anton la vio en el mercado del villorrio y ha guiado a los hombres hasta aquí para secuestrarla y llevársela a los nilfgaardianos. Se rumorea que ofrecen una barril de orines por ella. ¿O eran orenes? Orenes tiene más sentido.

"Te creías la mejor porque teníamos que dejarte ganar", le dice Anton a Ciri. "Lo único especial que tenías era una p*** corona en la cabeza y tu nombre al principio de los títulos de crédito".

No es poco, eh. No es poco.

Los hombres zarandean a Ciri con violencia innecesaria y la acaban tirando al suelo.

La Leoncilla de Cintra vuelve la cabeza hacia ellos. Sus iris son ahora de un color verde radiante, esmeralda.

"No os gustará verme enfadada", gruñe.

De acuerdo. Eso no es lo que pasa realmente. Pero a la chica, con el agobio, le da un subidón y entra en trance, igual que le pasó a su madre el día de sus esponsales. Y entonces empieza a hablar con el eco de una voz que no es la suya y suelta la clásica profecía:

"¡En el sitio del Señor Oscuro instalarás una reina, no oscura, pero hermosa y terrible como el alba! ¡Traicionera como el mar! ¡Más fuerte que los cimientos de la tierra! ¡Todos me amarán desesperados!".


Esperad, me he confundido de profecía.

Esta es:

"Cuando el triple sol brille unido, lo que fue deshecho y partido los dos serán en uno reconstruido y solo por un gelfling será cumplido".


Pues no, esa tampoco es.

Vale, a la tercera va la vencida:

"¡En verdad os digo que se acerca el tiempo de la espada y el hacha, la época de la ventisca y el lobo, el tiempo del invierno blanco y de la luz blanca, el tiempo de la locura y el tiempo del odio!".

Grito y fundido en negro. El del grito puedo haber sido yo, porque me acabo de golpear el dedo gordo del pie con la mesa.

Ay, Ciri, a veces te pones de un bíblico insoportable.

¿Y ya está? ¿Eso es todo? ¿Tanta palabrería para decirnos que va hacer frío? Mi móvil también puede decirme qué tiempo hará mañana y no le da tantas vueltas.

En fin, ya solo queda un episodio para despedirnos de la serie hasta la próxima temporada o, si creo que merece la pena, la película de animación de Vesemir que han anunciado para hacer más soportable el tiempo de espera.

Ay, voy a tener que volver a África a por más monos para sacar tanto trabajo adelante.

Puntuación: 6/10.

7 comentarios

  1. Pues yo no descarto que Torrubia sea más lista de lo que parece y le haga la reverencia sabiendo que con eso se libra de irse con el viejo cachas. Muy buen resumen!

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  2. El chiste del 'guiño, guiño' es bueno. Bueno, realmente es malo, pero de tan malo es bueno, y cuando lo repites mejora, y si lo juntas con los Simpsons mejora aún más. Pero el premio al mejor pero chiste del post se lo lleva el barril de orines, bravo!

    PS: amancebarse: Establecer una relación marital sin mediar vínculo de matrimonio.

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  3. Lo de que Zola se empeñe en ayudar a Ciri en una época de tanta miseria me parece taaaan metido con calzador...

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  4. Entre el "no soy tú, eres yo" y el "no serás capaz" ya tengo mi ración semanal de subnormalidad que recordaré hasta la siguiente entrada. Genial como siempre, crack!

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  5. Gracias por la reseña, la parte de Galadriel es la que mas odio de toda la trilogia, no se porqué me aburre y me hace desconectar mucho, tenia que decirlo

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  6. Y yo que no ví el pedruscolito ese en la tele. De hecho he tenido que fijarme detenidamente en la foto porque me parecía una montaña ahí a lo lejos.

    De nuevo se cumple eso de: Con El Tipo de la Brocha, no te acostarás sin saber una nueva cocha.

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  7. German: Necesito encontrar a mi próxima Pánfila Torrubia. A la de este episodio la doy por muerta en la masacre y no puedo prescindir tan pronto de un nombre tan bueno.

    Pons: El barril de orines fue una de los últimos añadidos de esta entrada. Debía de tener ganas de mear cuando lo escribí.

    Makk: No hay por dónde cogerlo.

    JCandela: Gracias por confiar en mí para aportarte la subnormalidad necesaria para superar la semana.

    Garou: ¿Qué dices? ¡Pero si Galadriel es la bomba! Por eso rima con... con... No rima con nada.

    Aco: Pues seguro que se me pasan un montón de cochas. ¡Esperaba que fueseis vosotros los que estuvierais atentos y destapaseis mis errores!

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