2 de octubre de 2020

Jugad conmigo a 'La Mansión Infernal' (2)

En la entrada anterior, elegisteis investigar la luz que provenía del lateral de la vieja mansión. La aventura acaba de empezar y no pretendo juzgaros, pero, o bien sois muy curiosos, o bien vivís en una dimensión paralela en la que la forma más apropiada de presentarse a alguien a quien queréis pedirle ayuda en mitad de la noche es espiarlo desde las ventanas de su casa.

En fin, vosotros mandáis.

Bordeáis la mansión en dirección a la fuente de luz. Inconscientemente, os movéis con cautela, obedeciendo quizá a un instinto primitivo o a la certeza de que este libro tiene un título ciertamente ominoso. Con cada pisada que dais sobre la tierra mojada, más ganas tenéis de regresar a vuestro coche y más os cuesta no pensar en lo que les pasa a las polillas cuando se acercan demasiado a la luz, aunque supongo que, ahora que lo he mencionado, ya no podréis sacar ese fatídico pensamiento de vuestra cabeza. Cuánto lo siento.

¡MWAHAHAHAHA!

Tal y como suponíais, hay una luz encendida. Sin embargo, no la encontráis en este lado de la fachada, como vosotros pensabais, sino que viene de la parte posterior de la casa. Menuda forma más cutre tenía Steve Jackson de dilatar el suspense...

No voy a engañaros. Aquí el libro os da dos opciones: 1) continuar hasta la parte de atrás para echar un vistazo a la ventana de la que proviene la luz (porque la curiosidad os está matando y tenéis antecedentes de voyerismo); o 2) intentar abrir una de las ventanas laterales para colaros en la casa sin que nadie se entere (total, ¿qué es un allanamiento de morada entre desconocidos?).

Sin embargo, yo no voy a daros esa opción por un sencillo motivo: no quiero que os frustréis descubriendo que, pese a haber comprado todos los vídeos de aeróbic de Jane Fonda, vuestra fuerza de tipo corriente es insuficiente para doblar los barrotes de hierro que protegen las ventanas y encima tengáis que volver a la casilla de salida. Eso no es divertido. Por lo tanto, lo que vais a hacer es continuar caminando hasta la parte de atrás para investigar esa luz, que era vuestro propósito original. O al menos el de la mayoría de vosotros.

Así pues, digamos que ignoráis ese callejón sin salida y continuáis vuestro camino hasta la ventana iluminada, al lado de la cual descubrís la puerta trasera de la mansión. No sin cierta inquietud, miráis a través del cristal e inmediatamente reconocéis lo que cualquier persona normal identificaría con una cocina. Desde luego, si no es una cocina, no sabéis qué pinta ahí esa colección de sartenes, espátulas y cucharones.

Pues a mí me parece un cuarto de baño con alternativas.

Desde el otro lado de la pared, en una zona de la cocina que no alcanzáis a ver porque jamás recibisteis aquellas gafas de rayos X que pedisteis por correspondencia, os llega el sonido de voces.

Habéis venido hasta aquí para fisgonear, así que no os cortáis ni un pelo y pegáis la oreja a la pared. Distinguís la voz de al menos dos personas. Parecen voces de hombres, aunque cualquiera sabe con lo frecuentes que son los catarros en esta época del año, sobre todo cuando te dedicas a escuchar a escondidas a la gente mientras te cae el gran diluvio encima.

Esto es lo primero que oís:

"... El Maestro se está preparando. Empiezo a ponerme nervioso. No he estado nunca en una de estas ceremonias. ¿De verdad crees que podríamos recibir una visita?".

La palabra "visita" la oís, efectivamente, en cursiva. Diría incluso que con cierta reverberación sobrenatural. Pero eso no os preocupa. ¡Claro que recibirán una visita! Vosotros estáis aquí, y no vais a pasaros toda la noche paseando bajo la lluvia, ¿verdad? En cambio, el resto de lo que habéis oído os plantea algunas dudas. ¿Quién se hará llamar "Maestro"? ¿En qué consistirá "una de estas ceremonias"? Os preguntáis si no os habréis metido por equivocación en los terrenos de un campus universitario y si esta no será la casa de alguna fraternidad. Suena plausible. O sea, digno de aplauso. Lástima que os hayáis dejado la toga en casa.

La otra voz contesta:

"¿Sabes?, empiezo a tener mis dudas sobre todo este asunto. Ella es tan joven, y vino aquí con toda la inocencia. No sé...".

No hay nada en esa frase que despierte vuestra suspicacia. Nada en absoluto.

Los hombres se mueven a la parte de la cocina que podéis ver desde la ventana. Hay una gran diferencia de edad entre ellos, pero lo que más os llama la atención es que ambos van vestidos con túnicas blancas, como la princesa Leia en La guerra de las galaxias, pero menos sexis.

"Mucho menos sexis", pensáis.

Ahora tenéis que tomar una decisión:

  1. Llamáis a la puerta para ver si estos simpáticos y nada sospechosos señores entunicados que hablan sobre muchachas inocentes y ceremonias indeterminadas os invitan a entrar.
  2. Os quedáis más quietos que una tortuga muerta y seguís pegando la oreja a la pared, a ver si oís algo realmente preocupante, porque hasta ahora la conversación os parece de lo más inofensiva.
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22 comentarios

  1. Obviamente pegas la oreja y sigues escuchando. Si algo aprendí con Seinfeld es que alguien que se haga llamar maestro no es normal.

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    1. Ojalá me hubiera acordado de Seinfeld al escribir esa parte. ¿Estoy a tiempo de cambiarlo y decir que se me ocurrió a mí, apropiándome del mérito?

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  2. Sigamos escuchando. La mejor estrategia es recopilar toda la información posible antes de meterse en peligro... Eso es, siempre que el primo Billy Zeke no salga a saludarnos con una sierra mecánica o un soplete de acetileno...

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    1. Te daré una pista: recopilar información es clave en este librojuego. De hecho, no se puede resolver de otra forma.

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  3. Yo soy de llamar a la puerta. Más vale parecer un vendedor casa a casa que que te pillen fisgoneando.

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  4. No creo que en un lugar llamado "Mansión Infernal" convenga quedarse quieto mucho tiempo en un mismo sitio. Llamemos a la puerta.

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    1. Nada es conveniente en... ¡la Mansión Infernal! ¡MWAHAHAHAHA!

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  5. 2. Quedarse quieto y escuchar la conversación.

    A ver, realmente a mí no me parece que estos dos maromos tengan nada interesante que decir, pero es preferible esta opción a la primera.

    Porque vaya, pensadlo bien, si estos tipos pertenecen a una secta y hablan de celebrar una ceremonia, de un "Maestro" y de una jovencita que está involucrada, todo esto apunta sobremanera a que van a celebrar una especie de orgía ritual.

    Si a eso le añadimos que, al igual que la princesa Leia no llevaba sujetador bajo su vestido blanco, es perfectamente posible que estos dos tipos no vistan gayumbos bajo su túnica y vayan por ahí repicando la campana a todas horas.

    Por supuesto, todo esto son meras suposiciones, pero es preferible no arriesgarse a verse uno involucrado por accidente en una satánica fiesta erótico festiva.

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    1. No me haría ilusiones con la parte orgiástica. Es un libro juvenil. Pero en todo lo demás tu razonamiento es impecable.

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  6. Ante todo educación, en todo lugar y en cualquier situación. Llamemos a la puerta.

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    1. Di que sí. Necesitas ayuda con el coche y no puedes comportarte como un cobarde toda la noche por simple superchería.

      Aunque es una opción.

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  7. Explico mi voto. Mi sensatez me dice que pegue la oreja pero mi curiosidad dice "fuck the system"me presento como si nada. Espero que eso no acabe en una muerte terrible y acaben las entradas desarrollando la historia completa. Un abrazo

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    1. Al límite del plazo. Pero he contado el voto, porque no soy tan estricto y este es mi blog y me lo f... Pues eso.

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  8. Yo ahora mismo me quedaría quieto. Quieto en posición fetal. No sé si es una opción del libro, pero lo que más se parece a ello es quedarse quieto escuchando, así que ahí va mi valioso voto.

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    1. Si te vale la posición de bicho bola, deseo concedido.

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  9. Llamar a la puerta y preguntar si esta Blas, que soy Epi. Los locos temen a los más locos que ellos...

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    1. ¡¿Qué locura es esta?! ¡¿Cómo vas a ser Epi, si Epi es una marioneta?! Podrías ser el marionetista de Epi, eso sí. Eso suena normal.

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  10. Llamar a la puerta y además usando la aldaba. Si esta vez tampoco sale, me pongo como objetivo en el resto de decisiones elegir la opción que más se parezca a manipular una aldaba (al menos hasta que lleguemos a la parte del íncubo)

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    1. En la puerta de atrás no hay aldaba, pero en la tercera parte de esta historia puedes votar por esa opción. Otra vez.

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  11. Que bien me conoce señor Brocha! El allanamiento de morada no se encuentra entre mis lamentables aficiones.

    Chica joven e inocente, estamos seguros que se trata de un libro de miedo? No es será otro género? No hablan también de su voluptuosidad?

    Ya sé que la cena está servida, digo que ya se ha votado, pero mi voto va dirigido a seguir escuchando, lo de pasar a la acción siempre me ha dado miedo. Lo de “hacer cosas” siempre ha sido cosa de héroes y futuros cadáveres y yo no quiero ser ninguna de las dos. Veo que otra vez voy con la mayoría.

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  12. Evidentemente, después de haber llegado hasta aquí seguiría oyendo lo que dicen. Total, ya todo me da igual.

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