20 de octubre de 2020

Jugad conmigo a 'La Mansión Infernal' (20)

A juzgar por los resultados de la última votación, debería haber anotado la cleptomanía en la hoja de características de vuestro personaje. No pretende ser una crítica ni voy a censuraros por tener las manos largas. Coincido con vosotros en que, dado el devenir de los acontecimientos, el respeto por la propiedad privada debe ser opcional, sobre todo si esa propiedad es la del conde. Ningún sacerdote negro de la noche os narcotiza, ata a una silla, lanza a sus huestes contra vuestras amistades espectrales y se va de rositas. Y si lord Kelnor piensa que vais a poner de vuestra parte para que os sacrifique a un demonio del infierno, está muy equivocado.

Rebuscando entre los estantes, lo primero que encontráis de utilidad es un cuchillo cebollero. No creéis que os vaya a sumar más puntos de DESTREZA que el Puñal del Trueno Inmortal (un nombre que ni pintado para vuestro abrecartas), pero decidís quedároslo igualmente, por si las moscas. Envolvéis la hoja con un paño sucio, para no cortaros por accidente, y, con cuidado, os colocáis el arma a la espalda al estilo scout, utilizando las hebillas del pantalón para sujetarla en paralelo a vuestro cinturón. De este modo, no solo estáis incrementando en 3 vuestros puntos de MOLAR, sino que el faldón de la chaqueta oculta el cuchillo, lo que os permitirá contar con el factor sorpresa ante una eventual pelea. Espero que seáis capaces de sacar el cuchillo rápidamente sin cortar las hebillas y provocar que se os caiga el pantalón.

Aunque no tenéis hambre, también cogéis unos cuantos dientes de ajo, que os guardáis en un bolsillo de la chaqueta. No descartáis haceros una sopa más tarde, pero ahora mismo os preocupa más la posible presencia de vampiros en la casa. Hasta esta noche lo sobrenatural os producía escepticismo, pero muchas cosas han cambiado esta noche (el color de vuestra ropa interior, por ejemplo), y preferís pecar de cautos y supersticiosos que de imprudentes. Solo esperáis que las debilidades de los vampiros sean las mismas en la vida real que en las novelas y películas. De lo contrario, habréis atufado una buena chaqueta sin motivo.

Por último, os llama la atención una "botella de líquido blanco que no tiene etiqueta". Steve Jackson os preguntaría si queréis beber de la botella o preferís ignorarla; pero, por alguna razón, él creía que el vino blanco era literalmente blanco, así que es una pregunta trampa que no pienso reproducir. Por lo tanto, como ya sabéis que el vino blanco del conde es un brebaje ponzoñoso, vamos a prescindir de esta decisión y correr un tupido velo sobre la ignorancia vinícola del autor. Se lo perdonamos porque es inglés.

Llegados a este punto, y puesto que ayer la segunda opción más votada fue dirigiros a la puerta que hay en este mismo corredor, a mano izquierda según salís del almacén, vamos a ahorrarnos una votación desaborida para no demorar lo inevitable.

Avanzáis hasta la puerta y la abrís poco a poco, con el Puñal del Trueno Inmortal preparado en la diestra. Como dentro está oscuro y no detectáis ningún peligro inmediato al asomaros, la abrís de par en par.

Es el armario de las escobas.

Reconoced que lo estabais esperando.

Al fondo del armario, entre las sombras, distinguís el cadáver de un vejestorio descamisado con cara de haber muerto tras haberse golpeado el dedo meñique con la pata de una mesa (o tras una larga agonía, lo que prefiráis). Intuís que algún sectario jocoso debió de dejarlo aquí con la esperanza de que se le cayera encima al primer bobo que abriese el armario, llevándose un susto de infarto. Pero el cuerpo se ha quedado encajado entre las escobas y no parece que vaya a desplomarse pronto.

No se garantiza la correspondencia entre ilustración y texto.

Cerráis el armario y continuáis caminando por el corredor, que gira a la derecha uniendo la parte norte de la balconada con la orientada al sur.

De pronto, oís un ruido de engranajes y poleas bajo vuestros pies. Os apartáis rápidamente. Una pequeña trampilla, de no más de treinta por treinta centímetros, se abre en el suelo. Lo primero que se os pasa por la cabeza es que es una trampa preparada para haceros caer a plomo, pero del agujero veis asomar una bola lanosa de color canela con un lacito rosa. ¡Es un cachorrito de caniche! Algún mecanismo oculto lo está subiendo desde la planta inferior. A medida que la plataforma asciende, observáis que el perrito está subido a una catapulta en miniatura. El elevador se detiene al llegar al nivel del suelo.

Os rascáis la nariz sin dejar de mirar al caniche. Este os devuelve la mirada con sus relucientes y tiernos ojillos negros, y ladea la cabeza.

"Ooooh", decís, muertos de amor.

El perrete levanta una patita y la deja caer sobre el resorte de la minicatapulta.

"Oh, oh", decís.

El caniche sale propulsado a una velocidad increíble hacia vuestra cara. No os da tiempo a reaccionar ni tenéis tan buenos reflejos como para esquivarlo. Sus mandíbulas se cierran como un cepo sobre vuestra nariz. Gritáis y dais vueltas como locos por el pasillo intentando quitaros al cánido infernal de encima. Durante un instante, os parece oír un suspiro de mujer en el aire que os rodea.

De un fuerte tirón que os deja la nariz como un tomate, conseguís apartar al esponjoso engendro de Satán de vuestra cara y lo arrojáis sin reparos por el balcón. El chucho da una serie de volteretas en el aire, cae sobre sus cuatro patas en el vestíbulo y se aleja meneando el rabito.

Este ridículo altercado os resta 1 punto de RESISTENCIA.

  • Resistencia: 17 15 14.
  • Destreza: 12.
  • Suerte: 7 6.
  • Miedo: 0 2 4 5 (sobre 9).

Si os preguntáis qué probabilidad hay de que me haya inventado este último encuentro para compensar que no os haya dejado con un pie en la tumba hace un instante, la respuesta es toda. Quiero que mis marionetas bailen hasta Halloween.

¡MWAHAHAHAHA!

Llegáis sin más incidentes al otro lado de la balconada. Aquí el camino se bifurca. Tenéis tres puertas a la vista y esta vez todas tienen placa. A mano izquierda, están las habitaciones Eblis y Asmodeus. La puerta de Asmodeus hace esquina en el rellano, que tuerce a la izquierda y continúa hacia el norte en paralelo al pasillo desde el que venís. A mano derecha, a algunos metros, está la puerta de Tuttivillus. Este corredor se extiende una docena de metros siguiendo la balaustrada antes de girar a la izquierda, en perpendicular al balcón.

Odio con toda mi alma escribir estas descripciones y me entran ganas de rajarme las venas cada vez que lo hago.

La búsqueda continúa.

¿A dónde queréis ir?

  1. Entráis en Eblis. Incluso desde donde estáis, os llega música del interior. El sonido es débil, pero suena como una nana infantil reproducida en una vieja caja de música. ¿Quién dijo miedo?
  2. Entráis en Asmodeus. Habéis observado que la llave está en la cerradura, lo que os hace pensar que, o bien han encerrado a una víctima inocente ahí dentro, o bien podría haber un huésped un tanto despistado preguntándose dónde ha dejado la llave de su habitación.
  3. Continuáis caminando por el corredor que pasa por delante de Asmodeus. Vamos de paseo, ¡pi, pi, pi!, en un auto feo, ¡pi, pi, pi!...
  4. Entráis en Tuttivillus. Quizá este nombre no os diga nada, pero coincide con el del demonio responsable de todas las erratas que he cometido desde que empecé a escribir estas entradas. También podría ser una de esas bebidas tropicales con sombrillita.
  5. Continuáis caminando por el corredor que pasa por delante de Tuttivillus. Aquí no se os ha perdido nada.

Todas estas opciones me inspiran confianza. ¿A vosotros no?

Podéis votar hasta las 20:30 CEST. En Twitter aquí

26 comentarios

  1. Cuando has dicho (escrito) "víctima inocente" he pensado en una cosa que una vez me dijo (leí en tu blog hace un par de entradas) una fantasma: "Ayer atraparon a una hermosa muchacha, una enfermera que acababa de llegar a esta región y a la que se le ocurrió llamar para pedir ayuda. Formará parte de la ofrenda de esta noche". O sea que a lo mejor está encerrada allí dentro, la podré liberar y luego los dos moriremos juntos en esta mansión infernal, que siempre es mejor que morir por separado. O bien no hay enfermera y todo es una trampa como siempre acaba pasando.

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  2. La 2, con suerte nos encontramos con la infermera macizorra. Como siempre nos mueve el altruismo...

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    1. Por cierto, lo del perrete... No se como no se le ocurrió al sr Jackson, una pizca de humor negro/absurdo nunca sobra.

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  3. Asmodeus, poderoso demonio de fuego...y humillado en un anime.

    Ergo, ya que estamos seguros de que esa se puede abrir al estar la llave puesta, pues a ella que vamos.

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    1. O alguien metió la llave equivocada y se ha quedado atascada. Pero no. Es lo que tú has dicho.

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  4. Me ha hecho mucha ilusión que escogieras el nombre que sugerí para el puñal. ¡Es lo más cerca de la fama que he estado nunca, incluso más que cuando gané aquel concurso de dibujar crismas de navidad en primaria! Y eso que fui lo más en el cole durante la friolera de DOS días, ojo.

    Con respecto a las opciones: todas suenan fatal, sobre todo la de la musiquita (los niños nos dan un mal rollo especial).

    Hoy ha habido consenso y votamos la opción de la puerta con la llave. Si al final sale y es el cuarto donde guardan las criaturas demoníacas peligrosas, vaya risas nos vamos a pegar. Espero que esa "posibilidad de que se encuentre un rehén" sea una pista, porque eso fue lo que me hizo inclinarme por esa puerta en lugar de por Tuttivillus (no soy fan de los cuartos con inquilino y tal vez en Tutti hubiera algún escrito que diera sentido a las palabras de la ventana, pero bueno, a lo mejor podemos entrar después).

    ¡Dos votos a puerta con llave puesta!

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    1. Me alegro de que te haya hecho ilusión. Nunca es tarde si la dicha es buena.

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  5. Yo también voto Asmodeus. Ninguna opción me inspira confianza después del caniche.

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  6. 2. Entro en Asmodeus.

    Pero primero me acicalo el pelo y pruebo a ver cómo me huele el aliento. ¿Por casualidad no tendré algún caramelo de menta?

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    1. No hay caramelos de menta. Pero os doy opción de arreglaros un poco para estar presentables.

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  7. Tuttivillus es tentador, sobre todo por ese nombre tan tropical.

    Eblis no, demasiado siniestro.

    Asmodeus, a lo mejor nos topamos con la colección de música clásica del conde.

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  8. Yo elegiría verificar que Asmodeus esta cerrada, quitar la llave y llevármela. Pero como esto no está, pues entro y a ver qué pasa (pero la llave me la quedo, eh)

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    1. Perfecto, te quedas la llave. No tengo problema en alimentar el texto con este tipo de sugerencias, como habréis podido comprobar.

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  9. Bueno, tras este hilarante interludio bufo y viendo que estamos acabando la paciencia de Lady Margaret (me alegro ver que sigue pendiente de nuestros pasos) vayamos a Asmodeus.

    Una habitación cerrada por fuera, en una historia de terror, sólo puede ser una prisionera indefensa esperando nuestro rescate... o un hombre lobo que está en "uno de esos días del mes" y que tenía al conde harto de que le rayara el parquet con las uñas.

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    1. Para un hombre lobo, habrían claveteado tablones o echado cadenas al menos. Tiene más pinta de prisionero, ¿no?

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  10. Asmodeus, ¡por supuesto! O es un/a prisionero/a que rescatar o el hermano deforme y horripilante del Conde, encerrado allí por su violencia desmedida. ¡Ambas opciones suenan igual de divertidas!

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  11. "Asmodeus", no tiene mucho sentido poner una trampa en una habitación y luego cerrarla con llave, huele más a prisionero/a.

    Claro que tampoco tiene mucho sentido un sistema de seguridad basado en catapultar caniches a la cara de los intrusos. Si hubiera sido un San Bernardo, pues aún.

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    1. Todo cierto. Pero lo del caniche es culpa mía, no de Steve Jackson.

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  12. Mi voto es para Asmodeus. Si lo de la llave, no es un despiste de algun huesped, solo puede significar que lo que hay dentro es algo que el conde quiere mantener encerrado y la llave en la puerta es para no perder tiempo buscandola cuando la necesite o que no quiere correr el riesgo de perderla. En cualquiera de los dos casos eso implica que lo que hay dentro es importante para el conde. Y despues de la nochecita que llevamos ya tengo ganas de hacer algo que moleste al conde aunque sea una nimiedad. Asi que para adentro pero arrastrando los zapatos, a ver si podemos hacerle aunque solo sea una raya en el parquet.
    Lo del caniche no me lo esperaba señor brocha, buen toque.

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    1. ya me imagino la escena giramos la llave empujamos y abrimos una rendija la puerta espiamos a traves de ella . Dentro esta a oscuras no se distinge nada y un terrorifico silencio brota de la habitacion. Inspiramos fuerte apretamos los esfinteres y con un empujon abrimos la puerta de par en par. Lo que sucede a continuacion es demasiado escabroso para explicarlo, pero cuando salimos de la habitacion no solo hemos perdido casi todos los puntos de miedo y resistencia si no que ademas tenemos un seguro de vida nuevo, una suscripcion durante una decada a la revista hola y encima nos hemos vuelto a hipotecar para convertirnos en copropietarios de un apartamento de una habitacion en la manga del mar menor, que podremos disfrutar los quince primeros dias de enero del resto de nuestra vida.

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    2. Esto es demasiado aterrador.

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