6 de abril de 2021

La Liga de la Justicia de Zack Snyder: 3ª parte - Amada madre, amado hijo

Aunque procuro no meterme donde haya gresca y soy lo bastante irrelevante para que aquí no venga nadie a decirme que mis gustos están equivocados y que cómo oso mofarme de la obra maestra del visionario director Zack Snyder, es casi imposible leer o hablar sobre esta película y no toparse con la reacción desproporcionada de sus fans más entusiastas a cualquier comentario que no ensalce sus virtudes.

Obviamente, no estoy hablando de personas a las que sencillamente les ha gustado este nuevo montaje (razones no les faltan, y esas razones son tan válidas como las de cualquiera), sino de gente que elige al Joker de Jared de Leto como imagen de perfil en redes sociales, utiliza el hashtag #RestoretheSnyderVerse de forma no irónica, emplea expresiones como "poesía visual" y "referencias mesiánicas" para argumentar que La Liga de la Justicia de Zack Snyder es una obra maestra, y cae en conductas tóxicas o paternalistas cuando alguien no comparte su opinión. En particular, estos personajes repiten dos patrones que me han llamado la atención. 

En primer lugar, si dices algo malo de este filme, no es porque te lo parezca, sino porque te has subido al tren del odio para estar de moda. Supongo que habrá algún caso en que sea así (minoritario, espero), pero desde luego yo no he estado de moda en toda mi vida y no odio esta película. La única película que odio es Cocodrilo, de Tobe Hooper, porque quemó mi hogar y mató a toda mi familia. ¿O fue solo una pesadilla?

En segundo lugar, existe cierta tendencia a considerar que si no te gusta esta película (o incluso si te gusta, pero aun así le ves problemas), es porque no la has entendido. En mi caso, puedo confirmar que, efectivamente, hay muchas cosas que no entiendo de este montaje, aunque aún tengo la esperanza de que alguien me las explique; pero que yo llegue a entender algo no impide que pueda parecerme traído por los pelos, mal ejecutado o ridículo.

Aclarados estos puntos, continuemos.

Central City, una nueva localización ficticia, pero familiar para el instruido lector de cómics, ya que es el hogar de Flash, o al menos de uno de los múltiples "Flashes" que existen en el universo de DC. No me pidáis que os señale la ciudad en el mapa, porque no sabría hacerlo. Además, recordemos que, por conveniencias del guion, las anteriores películas situaron Metrópolis y Gotham a un paseo corto en ferri, pese a que no podrían ser ciudades más diferentes y no tiene sentido que Gotham esté de criminales y chalados hasta la bandera si Superman ejerce justo al lado. Y cómo explicáis que en Gotham sea siempre de noche, ¿eh? ¿EH?

Ya me he desviado del tema.

Tras una hora larga de película, nos presentan a un nuevo personaje, Barry Allen, que llega "supertarde" a una tienda de mascotas en la que tiene una entrevista de trabajo. Alfred mencionó que el chico podía ser uno de los metahumanos de los clips promocionales que le jaquearon a Lex Luthor. Podría ser, pero lo que sí que queda claro desde el primer momento es que será el alivio cómico. Inquieto, hiperactivo, rarito... Su personalidad es ponerme de los nervios.

En la puerta de la tienda, se cruza con un señor que sale con su perro, y cuando va a acariciarlo (al perro, no al señor, aunque la alternativa no me habría extrañado), el chucho intenta arrancarle las falanges distales de una dentellada y luego le ladra rabioso a cámara lenta, pero que muy leeentaaa.

¿Será el perro el villano en la sombra de esta historia?

Nunca hay suficientes referencias a Los Simpson.

En entradas anteriores, apenas he hecho hincapié en el uso reiterado de la cámara lenta, porque el mismo es tan inherente a las películas de Zack Snyder como los destellos de lente lo son para J. J. Abrams. Y el caso es que el diez por ciento del metraje de La Liga de la Justicia está a cámara lenta, unos veinticuatro minutos de las cuatro horas que dura (sí, el porcentaje es real, no me lo invento). Sin embargo, la gratuidad con que usa ese recurso visual en este instante me parecía digna de mención. Estamos hablando de un perro ladrando, no de Neo esquivando balas en Matrix. La única razón para mostrar un suceso tan cotidiano a cámara lenta es que Snyder sufra alguna clase de compulsión enfermiza. La buena noticia es que no es grave; la mala, que no es su única compulsión enfermiza.

En la puerta, Barry, algo torpón, se choca con una chica, le pide perdón, y ella le hace ojitos (a cámara lenta, por supuesto). Según los créditos, la chavala es Iris West, reportera y pareja de Barry en los cómics. También ha sido Flash en alguna historieta. Sin embargo, en la película solo es una chica al azar que enamora con la mirada y su sonrisa y que tiene garbo en sus andares. A lo mejor le dedico una balada.

La dueña de la tienda saca a Barry de sus ensoñaciones románticas y le pide el currículum. La conversación que mantienen a continuación es una retahíla de chistes que funcionan mejor para definir al personaje que para hacer reír al espectador. No lo digo en sentido peyorativo. Es un humor simpático, que no pretende arrancarte la carcajada, sino acercarte a Barry. Además, como la comedia es puntual en la película, resulta menos cargante que los chascarrillos recurrentes del montaje cinematográfico. Está claro que Warner se equivocó al pedir a Whedon que aligerará la versión de 2017. También se equivocó borrando digitalmente el bigote a Henry Cavill. Pero ¿quién lleva la cuenta de las equivocaciones?

El Barry Allen de los cómics es rubio y no parece judío, lo que demuestra que esta película es transgresora.

En la calle, Iris se sube a su coche, un viejo modelo descapotable que tiene pinta de costar el sueldo de diez años del dependiente de una tienda de mascotas, y se vuelve para mirar a Barry a través del escaparate, porque debe de parecerle muy mono (imagino que esa es la razón, dado que no lo conoce de nada). Cuando arranca el vehículo, y aunque tiene un paso de peatones justo delante, gira la cabeza hacia él para seguir observándolo enamoriscada. Sus miradas se cruzan a través del cristal y ambos sonríen. Está claro que la prudencia y el respeto a las normas de tráfico no van con ella. ¿Seguridad vial? ¡Qué banal!

En la misma manzana, viniendo desde una de las calles perpendiculares, el conductor de un camión se distrae a su vez al ir a recoger del suelo una hamburguesa que se estaba zampando. Si habéis visto alguna de las entregas de Destino final, os podéis hacer a la idea de cómo sigue esto.

Como no podía ser de otra manera, el camión arrolla un puesto ambulante de perritos calientes y el coche de Iris se estampa contra él. ¡CRASH!

Barry ve cómo sucede el accidente y, en el instante mismo del impacto, pequeños rayos azulados chisporrotean en el aire y el tiempo se detiene a su alrededor. Esta será la primera vez que veamos a Flash en acción, y para acompañar este momento, Snyder escoge un cover de Song of the Siren, una canción preciosa que le da un toque de pretenciosidad a toda la escena y que, sin embargo, se volverá en su contra por contraste con las bochornosas imágenes que estamos a punto de presenciar.

Sin dilación, presto y raudo, Barry se gira en dirección al escaparate y sus zapatillas deportivas se desintegran a causa de la velocidad a la que trajina. No obstante, nosotros lo vemos moverse a cámara lenta, porque, insisto, esta es una película de Zack Snyder.

Barry rompe el cristal del escaparate tocándolo con la punta del dedo índice (¿para qué molestarse en salir por la puerta que tiene al lado, si romper cristales es más espectacular?) y acude al rescate a la velocidad de un puma supersónico con muchas ganas de ir al baño. 

Aunque Iris ha salido propulsada del coche cual bala de cañón humana, a los ojos de Barry está flotando prácticamente inmóvil en el aire, como un ángel. Un ángel rodeado de las salchichas y panecillos del puesto que ha reventado el camión.

Puedo afirmar sin temor a equivocarme que es la escena más ridícula que he visto en una película de superhéroes en toda mi vida. Y, solo para que conste, estoy teniendo en cuenta Catwoman, Steel e incluso aquel subproducto de Cannon Films titulado Superman IV: En busca de la paz.

Esa es la cara que ponen todas las chicas cuando salen despedidas del coche en un terrible accidente de tráfico. Información, no opinión.

Ante esta imagen, el mayor monumento al esperpento concebido por un ser humano, Barry se queda embelesado y siente el irrefrenable impulso de acariciar los rizos de Iris.

No voy a poner el grito en el cielo por algo así, porque es evidente que a la chica le hace tilín nuestro héroe y además el gesto está tratado desde la fascinación y la inocencia, no como el acto ruin y miserable de un depredador sexual. No obstante, como consejo para la vida, si creéis que, de ser ella consciente de lo que está pasando, podría incomodarla que él la tocase de esa manera, es que no debería estar haciéndolo. Y como ella no puede decir ni mu y tampoco podemos valorar cómo se toma algo que ni sabe que está pasando, lo que hace Barry está mal. Repetid conmigo: maaaaal.

Y hablando de cosas que están mal...

Barry coge una salchicha flotante y se la acerca a Iris a la cara.

No le ocurre nada a su pantalla. No intente ajustar la imagen.

Por favor, no me vengáis con excusas. He visto la película. Entiendo por qué Barry coge la salchicha, no soy idiota.

Incluso sé que las salchichas son una referencia a la primera manifestación de los poderes de Flash en los cómics, concretamente en el número 4 de la colección Showcase, publicado en octubre de 1956 y que presentó al personaje de Barry Allen al mundo de esta forma inolvidable.

Un asunto serio los cómics.

Lo que no entiendo es el proceso mental que condujo a Zack Snyder a rodar esa escena. ¿Qué razonamiento hubo detrás de su decisión creativa? Os recuerdo que no estamos viendo una parodia firmada por Zucker, Abrahams y Zucker, sino un filme de superhéroes que su propio autor ha calificado de mito moderno. La escena pretende ser seria e incluso transmitir cierta belleza, y, en cambio, consigue generar una mezcla explosiva de hilaridad involuntaria y vergüenza ajena.

Sea como fuere, Barry se guarda la salchicha en un bolsillo y agarra a Iris con mucho cuidado para depositarla en el suelo, a salvo. El tiempo vuelve a transcurrir con normalidad, y mientras los tortolitos se miran con ojos tiernos, el coche de Iris da unas cuantas vueltas de campana y cae a una docena de metros, explotando como suele suceder en las películas e hiriendo quizá a algunos inocentes transeúntes que no merecía tanto la pena salvar.

Hecha la buena acción del día, y antes de que Iris pueda asumir lo que ha sucedido (pero no sin que antes regale a su benefactor una sonrisa sexi), Barry se esfuma a supervelocidad y regresa a la tienda. La dependienta lo encuentra metido en el redil de los perretes, dándoles de comer salchicha.

Estoy seguro de que nada de todo lo que ha sucedido en esta escena funcionaba sobre el papel. Los problemas comenzaron desde el momento en que en el guion apareció la palabra "salchicha" y nadie se preocupó de tacharla.

Una salchicha es graciosa en cualquier circunstancia. No lo olvidéis nunca.

En alguna costa del mundo, los parademonios han pescado a varios guerreros atlantes para que Steppenwolf los interrogue.

Ayudadme a entender esto, por favor. ¿Cómo puede ser que los parademonios sean capaces de oler a cualquiera que se haya arrimado a la Caja Madre, incluso debajo del mar, pero a la vez no tengan tan buen olfato como para seguir el rastro de la propia Caja Madre? Muy apañados y a la vez oportunamente limitados estos parademonios, pienso yo. Además, y con independencia de que les cueste más o menos oler las Cajas Madre, ¿no podrían haber esperado a que los guardias volvieran a trabajar para seguirlos hasta la caja en vez de secuestrarlos?

Quizá debería dejar de hacerme tantas preguntas.

Como los hijos de Atlantis no son ningunos soplones y prefieren que los conviertan en sushi antes que traicionar a su pueblo, Steppenwolf se ve obligado a recurrir a métodos más sutiles que agarrarlos por el gaznate y levantarlos del suelo para que escurran las respuestas que busca. Si el método de Darth Vader falla, siempre le quedará el de Star Trek 2: La ira de Khan.

El cornúpeta de Apokolips se saca de la manga un insecto mecánico de seis patas (quizá una referencia a Starro, el primer villano al que se enfrentó la Liga de la Justicia de América) y lo suelta para que cumpla su cometido. La repelente criatura biomecánica trepa hasta la cabeza del atlante y se engancha a su careto para extraerle toda la información que tiene sobre la ubicación de la Caja Madre, la cual proyecta por el ojete en forma de práctico holograma tridimensional.

El futuro de la industria audiovisual.

En Metrópolis, Lois Lane, sentada en el suelo de su apartamento, examina con añoranza algunos objetos personales de Clark, incluida la capa que llevaba cuando luchó contra el trol de las cavernas de La comunidad del anillo, también conocido en círculos reducidos como Juicio Final. Podemos deducir que es la misma capa porque tiene el agujero hecho por la lanza que convirtió a Superman en un pincho moruno. Eso, o Lois tiene polillas en casa y debería llenar el baúl de bolas de naftalina.

La reportera sostiene la capa en sus manos y, por extraño que os parezca, ¡no se la arrima a la nariz! Ahora bien, aunque ella no exprese sus sentimientos conforme a las tradiciones islandesas, es evidente que sigue deprimida por la muerte de Clark.

Gracias por mantenernos al tanto de que la situación no ha cambiado desde la última vez que vimos a Lois, película. Sigue aprovechando bien tu tiempo.

Contar con una actriz de la talla de Amy Adams y utilizarla para ESTO debería penarse con una sesión continúa de la filmografía completa de Zack Snyder. Menos Sucker Punch, porque eso iría en contra de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

En la Batcueva, Diana y Bruce están repasando juntos los videoclips de sus futuros compañeros. Nunca es mal momento para recordar que la manera de introducir a la Liga de la Justicia en el universo extendido de DC fue con los adjuntos de un email. 

Tras ver el teaser trailer de Aquaman (en gloriosos 16:9, no en 4:3), Diana se muestra reticente a reclutarlo, porque los atlantes y las amazonas no hacen buenas migas desde que el guionista consideró oportuno introducir un conflicto entre estos dos personajes. Bruce le dice que tiene que mantener la mente abierta y no ser una xenófoba de mierda. En ese instante, ambos ponen la mano a la vez sobre el ratón y se genera un momento incómodo de tensión sexual. Si esperáis que esa tensión se resuelva pronto, coged una silla y poneos cómodos. Lo único que planta esta película y da fruto son semillas de boñiga de vaca.

Tras ver el resto de vídeos, quedan en lo siguiente: Bruce irá a buscar a Barry Allen a Central City y Diana se ocupará de localizar a Cyborg, esté donde esté. Yo bajaré al supermercado y me compraré un paquete de Donuts.

"Qué bueno este vídeo de diez horas en bucle de Nyan Cat".

Desde la ventana de su piso, el taciturno Cyborg ve a unos críos jugando con un balón de rugby en la calle. Esto le trae recuerdos de cuando él mismo era la estrella del equipo en la universidad. ¿Alguien dijo flashback? Si no, lo digo yo.

¡Flashdance!, quiero decir, ¡flashback!

Es una fría noche de invierno. La nieve cae sobre el estadio. Gotham contra Misuri, 31-35 en el marcador, y el partido está a punto de terminar. En el último segundo, Victor Stone, sin ayuda de nadie, anota un tanto, y los Wildcats de Gotham se alzan con la victoria. La afición se pone en pie y lo celebra enfervorecida.

Menudo escenón, ¿eh? He oído incluso a quienes lo comparan con las escenas de lucha de Gladiator, el filme de Ridley Scott. Y me parece una comparación justa. La forma en que graba Snyder, acercándose mucho a la acción y realzándola con trucos visuales y música instrumental potente, le da esa clase de tono épico impostado. Pero, ¿qué queréis que os diga?, yo no me imagino a Décimo Máximo Meridio mirando hacia las gradas y haciendo pucheros cuando ve que su padre no ha venido a verlo.

Como cliché podría pareceros uno de los más manidos de la televisión americana, pero Snyder le da un giro de tuerca: aquí el hijo afligido por la ausencia de su padre no es un crío de doce años, sino un joven adulto de diecinueve años con pinta de peinar las primeras canas de los treinta.

Definitivamente, repasar esta película me está congraciando con el sentimiento de vergüenza ajena.

¿Vistéis esa finta a cámara lenta? Este partido no significa para mí nada en absoluto, pero ya siento cómo me embargan las emociones.

Si pensáis que me he olvidado de la escena que está intercalada entre los planos del partido, pensadlo de nuevo, porque, aunque dura poco, es de traca. Jamás podría olvidarme de algo así.

La DOCTORA Stone (ella se rebota si la llaman "señora Stone", porque ahí radica el verdadero feminismo), madre de Victor, se reúne con el director de la universidad después de que su hijo haya jaqueado los ordenadores del centro para cambiar las notas de una amiga. Por mucho que sea "el capitán del equipo de fútbol y un genio contrastado", dice el director, su conducta es inadmisible.

Sin embargo, la DOCTORA Stone discrepa. Los padres de la chica habían perdido su casa y Victor la ayudó porque tiene buen corazón. Ergo lo que hizo está bien. Es más, recrimina al director que él no haya hecho nada por ayudar y le hace sentirse avergonzado por querer aplicar las normas vigentes en vez de retirar sus fundadas y probadas acusaciones.

Victor, que oye el discurso de su madre desde el pasillo, sonríe orgulloso.

Moral a medida del individuo. Para que luego digan que las películas de Snyder no son randianas. 

Típica sonrisa de "dinamité un edificio y me declararon inocente".

Después del partido, Victor regresa a casa en coche con su madre. Ella le dice que a su padre le surgió algo en el laboratorio y por eso no pudo venir, aunque le asegura que está orgulloso de él. Victor no quiere oír excusas y hace pucheros.

"Papá no me hace casito", le oigo decir claramente.

Y como en esta película nadie es capaz de mantener la vista al frente mientras conduce, ni siquiera cuando es de noche y está nevando, la DOCTORA Stone se distrae consolando a su hijo y, ¡SCREEEECH!, ¡CRASH!, se pegan un buen guarrazo, de los que suben fijo la póliza del seguro. La DOCTORA Stone casca en el hospital, y Victor se queda hecho puré y con un pie en la tumba (metafóricamente, quiero decir, porque pierde todo lo que queda por debajo del ombligo en el accidente, incluidas las piernas).

Pero su padre no está dispuesto a dejarlo morir.

Fin del flashback.

Señora doctora, hágame el favor de mirar a la carretera, ¡que me está estresando!

De vuelta al presente, Silas intenta convencer a su hijo de que no sea como uno de esos coreanos adictos a los videojuegos y salga un poco de casa.

"Si hubieras estado allí, mamá seguiría viva", le recrimina Victor, sin mirarle a la cara.

Mi diccionario de gallego-español-snyder no me aclara una duda que tengo. ¿Quiere decir que si su padre hubiera ido al partido, entonces él no habría distraído a su madre con lloriqueos y no se la habrían pegado con el coche? ¿O está insinuando que su padre habría conducido en vez de su madre y, por tanto, no habrían sufrido ningún accidente porque, a diferencia de ella, él si respeta las normas elementales de seguridad vial?

Las dos razones son tan malas que cualquiera me vale.

Como ya mencioné en la entrada anterior, el origen de Cyborg en el primer número de Tales of the New Teen Titans es diferente. Centrándonos en el aspecto emocional, el problema de Victor con su parentela es que, desde que nació, sus padres prácticamente lo aislaron del mundo para evitar que desperdiciase su talento, porque querían convertirlo en un genio científico. Con solo ocho años, harto de estar encerrado en casa, Victor se hizo amigo de un extra de Los amos de la noche y tuvo algún encontronazo con la policía. Aunque su madre pensó que quizá le habían presionado demasiado, su padre no se cortó en decirle lo decepcionado que estaba con él, incluso le llamó "gamberro". A partir de ese momento, la relación entre padre e hijo se fue a pique. Victor se centró en los deportes, pero, por culpa de su carácter "impetuoso", acabó metido en más líos que un cordón de zapato. Después de una pelea callejera en la que prácticamente le perforaron el epigastrio a navajazos, su madre se sinceró con él y lo metió en cintura. Las cosas podrían haber mejorado a partir de entonces, pero, cuando Victor por fin empezaba a estar más centrado, un accidente de laboratorio acabó con la vida de su madre (se la merendó una masa devoradora de otra dimensión) y él mismo salió mal paradillo. Su padre usó todos los medios a su alcance para salvarle la vida y lo convirtió en Cyborg. Él se lo tomó mal y tardaron unos cuantos números en hacer las paces.

No es que esta sea la mejor historia de origen del mundo, pero al menos en estas historietas el conflicto de Victor con su padre permite empatizar más fácilmente con el personaje, no se reduce a "mi padre no me presta suficiente atención" (en el cómic, Silas no solo es un adicto al trabajo, sino que se niega a aceptar a su hijo por lo que es), y además está estrechamente vinculado a su posterior transformación en Cyborg (su padre siempre quiso que fuese algo que él no quería ser, y al final, al transformarlo en una máquina, se salió con la suya).

Mucho realismo y mucha madurez, pero un tebeo de hace casi cuarenta años tiene más credibilidad y poso emocional que esta película.

Jope. Qué intenso.

Silas, en tono conciliador, le dice a su hijo que no le tiene que dar una segunda oportunidad, pero que debería dársela al menos él mismo. Dicho esto, le deja sobre la mesa una grabadora Sony de casete (el emplazamiento de producto en esta película es desvergonzado) y se marcha.

Para ser un brillante científico que convirtió a su hijo en una avanzado cíborg con tecnología alienígena y que trabaja día y noche para desentrañar los misterios de una nave kryptoniana, noto a Silas un pelín anticuado. Pero, claro, si se comportase como una persona corriente y sencillamente le mandase un mensaje de voz al móvil en lugar de dejarle una cinta grabada, Snyder no podría sobredramatizar algunas escenas.

Espero que en la versión en blanco y negro (subtitulada La justicia es gris), la grabadora haya sido reemplazada por un magnetófono de cinta de alambre.

"Victor, podría decirte esto en persona, porque sé que me estás escuchando, pero tengo ganas de cenar y meterme en el sobre, así que te dejo un mensaje grabado. Tú sigue mirando por la ventana como los gatos. Ya lo escucharás cuando tengas ganas".

Después de que su padre se marche, Cyborg coge la grabadora y le da al play.

En la grabación, Silas le dice a su hijo que, gracias a toda la chapa y circuitos que tiene integrados en el cuerpo, ahora es el maestro absoluto de los unos y ceros. No hay antivirus gratuito que lo detenga, no hay contraseña de cuatro dígitos que no pueda descifrar, no hay página de OnlyFans a lo que no tenga acceso gratuito... Con la facilidad de quien se calienta unos garbanzos en el microondas, Cyborg podría lanzar todos los pepinos nucleares del planeta, manipular los sistemas monetarios mundiales, o incluso jaquear un reproductor de Blu-ray para que funcione sin límite de zona. En definitiva, el destino del mundo está literalmente en sus manos y la humanidad a su merced.

También puede volar cual estornino negro después de pimplarse una copa de tinto.

Un vuelo grácil y armonioso que para nada me recuerda a Iron Man.

La primera "buena" acción que realiza Cyborg con sus superpoderes digitales es manipular un cajero para donarle una carretada de dólares a una señora cualquiera, camarera y madre soltera de dos hijos, que estaba pasando por una mala racha e incluso había perdido su casa (como la amiga de la universidad a la que ayudó manipulando las notas, porque para qué ser originales).

La razón por la que entrecomillo la palabra "buena" es porque la forma en que nuestro recién estrenado héroe se entera de la situación de la pobre mujer es accediendo ilícitamente a varias grabaciones tomadas por cámaras de vigilancia e incluso teléfonos móviles, así como a sus datos de la seguridad social y a su cuenta bancaria.

No es por ponerme tonto, pero nuestro código penal dedica un capítulo entero a los delitos contra la intimidad, y la normativa europea de protección de datos personales tampoco es manca.

Yo soy el primero al que se le cae una lagrimilla cuando la mujer ve que ha ganado el premio aleatorio especial del Banco Nacional de Gotham. Es casi imposible evitarlo después de que nos restrieguen su drama personal por la cara acompañado de música melodramática. Sin embargo, si, sopesados los hechos, no os dais cuenta de que lo que hace Cyborg está mal, quizá seáis de los que defienden la máxima de que el fin justifica los medios, y, por tanto, que la ética y la ley son soslayables cuando el objetivo que se persigue es bueno.

A la vista de todo cuanto antecede, y aunque estoy de acuerdo con que el montaje cinematográfico se cargó al personaje de Cyborg, convirtiéndolo en un recortable de cartón sin fondo ni historia, el montaje original le hace un parco favor haciendo de él otro semidiós randiano, que es lo que son todos los superhéroes en la visionaria mente de Zack Snyder.

Os diré cuál NO es uno de los superpoderes de Cyborg: la discreción.

A mitad de la grabación, Silas termina de hablar con su hijo como científico y dice que ahora le hablará como padre, pero Cyborg aplasta la grabadora antes de escuchar una sola palabra más. ¿Veis? Sobredamatización, lo que yo os decía.

En ese momento, un parademonio aterriza en la escalera de incendios y empieza a olisquear el piso desde el otro lado de la ventana.

"Abogadoooo", dice Robert DeNiro en El cabo del miedo, en una escena sin relación alguna con la actual. "Sal, ratita, quiero verte la colita".

Cyborg agarra la Caja Madre y pega su brillante culo metálico a la pared, para ocultarse del bichejo alienígena. Sin que él mismo se dé cuenta, uno de sus brazos se transforma automáticamente en un cañón de rayos protonicodescuajeringantes, por si las moscas.

Sin embargo, el susto pasa enseguida. O bien este parademonio en particular tiene menos olfato que un pescado congestionado, o bien el olfato de los parademonios es selectivo y solo funciona a conveniencia del guion, porque, a pesar de tener la caja a un metro de distancia, el monstruito se larga sin más.

"No has entendido la escena", me dirá alguno. "Al parademonio le increpan unos mendigos desde la calle y pasa un coche de policía, por eso se va". Ajá. Muy convincente.

La respuesta más sencilla es que la ventana es mágica.

Dejemos aparcada de momento la subtrama de Cyborg para presentar a otro de los futuros miembros de la Liga de la Justicia: Barry Allen.

¿Que ya nos lo habían presentado hace veinte minutos? No importa, aún tenemos dos horas y media de película por delante. Podemos presentarlo dos veces. Y ojo que no sean tres. ¡Si será por excesos!

Aunque nadie en su sano juicio menospreciaría el impacto emocional de unas salchichas meneándose en el aire a cámara lenta, la escena que aporta información valiosa sobre el personaje es esta, en la que Barry visita a su padre en prisión. Y es una buena escena. Lo digo en serio. Es verdad que, por sí sola, no es la mejor introducción al personaje, porque, a diferencia de la risible escena anterior, no sirve para mostrarnos cómo se comporta habitualmente (razón, supongo, por la que en este montaje tenemos dos presentaciones y por la que, para la versión estrenada en cines, Whedon añadió la ridícula escena de la cola de la comisaría); pero le da la profundidad necesaria para que nos importe como persona. Si aun así os cuesta simpatizar con él, pensad que al menos Barry no pulveriza a otro ser humano delante de un grupo de niñas en su primera escena.

Al padre de Barry lo enchironaron por matar a su esposa, pero Barry está convencido de su inocencia, así que intenta ahorrar dinero para estudiar justicia penal y sacarlo de la cárcel. Supongo que es un proyecto a largo plazo, pero tampoco es que su padre tenga prisa. Cuando te has agachado a por jabón una vez, aprendes a tener paciencia. O eso dicen. Su padre, sin embargo, piensa que está desaprovechando su gran talento con trabajos basura y que debería olvidarse de él y seguir adelante con su vida.

Si esto os suena de algo, es porque viene a ser el mismo consejo que le dio Silas a Victor hace apenas unos minutos. Estos consejos paternos ni siquiera son nuevos en el Snyderverso. En El Hombre de Acero, Jonathan Kent llevó esa lección al extremo. Sin embargo, lo importante aquí no es el mensaje en sí, que desde la perspectiva paterna creo que todos podemos entender (los padres no quieren ser lastres para sus hijos), sino los matices y, sobre todo, cómo se resuelve. En el caso de Clark, este se tomó el consejo al pie de la letra y se quedó papando moscas mientras un tornado se llevaba al idiota de su padre a la mágica tierra de Oz. En el caso de Cyborg y Flash..., ya veremos lo que pasa.

Cambiando de tema, si leéis estas entradas no solo por su metódico y circunspecto análisis cinematográfico, sino también para satisfacer vuestra curiosidad tebeística, os contaré un secretito: en los cómics, es Flash Reverso quien mata a la madre de Barry y lo hace viajando atrás en el tiempo. Si la historia os interesa, la tenéis recopilada en Flash: Renacimiento, de Geoff Johns y Ethan Van Sciver.

¡Anda, otro cristal mágico! Este se limpia solo de las marcas de dedos que dejan los prisioneros y sus visitas.

Barry regresa a su casa, un viejo almacén abandonado que está junto a las vías del tren. Aunque, deduzco que por culpa de la especulación inmobiliaria, no hay quien alquile un piso decente en Central City, el chaval se lo ha montado bien. Tiene estanterías repletas de libros, una canasta de baloncesto, varios equipos informáticos, una veintena de monitores de diferentes tamaños (mostrando, entre otras cosas, un episodio de Rick y Morty) y, lo más curioso de todo, un crash test dummy vestido con un traje rojo confeccionado con el mismo material que se utiliza para evitar que las naves espaciales se desintegren durante la reentrada. A lo mejor, y digo solo a lo mejor, Barry no está ahorrando todo el dinero que podría ahorrar para pagarse los estudios y desenchironar a su padre.

Nada más encender las luces, Barry descubre que Bruce Wayne estaba esperándolo sentado tranquilamente en su segundo sillón favorito. Diría que esto no es muy normal, pero tampoco lo es un hombre adulto que se disfraza de murciélago para apalear delincuentes, así que voy a dejarlo pasar.

Bruce le enseña a Barry las fotos de la licorería y le hace algunas observaciones perspicaces sobre el traje que ha fabricado. El chico se sale por peteneras con una sucesión interminable de chistes. 

"Sé que tienes habilidades", afirma Bruce. "Pero no sé cuáles".

¿Y para qué esperar a que se las cuente? Ante la duda, mejor arrojarle un batarang a la cara sin avisar.

Barry, que tiene unos reflejos acordes con su velocidad, alucina pepinillos, pero esquiva el proyectil y lo atrapa al vuelo, manifestando la naturaleza de sus poderes. Al mismo tiempo, se le enciende una bombilla y se da cuenta de que Bruce Wayne es Batman.

Todo eso está muy bien, pero quizá convendría detenerse un momento para resaltar que Bruce podría haberlo convertido en cliente instantáneo del servicio de pompas fúnebres. ¿En qué porras estaba pensando? Y no me vengáis con que ya sabía que Barry era más rápido que un galgo motorizado. En la grabación de la licorería, lo único que se ve es que Barry desaparece una trigésima parte de segundo y el atracador sale volando contra un estante. Si Barry hubiera sido una persona corriente, o, sencillamente, sus habilidades no incluyeran unos reflejos sobrehumanos, podría haber acabado espatarrado en el suelo con un piercing en el entrecejo. Incluso en el mejor de los escenarios, si el chaval hubiera esquivado el batarang de chiripa, Bruce habría revelado su identidad secreta a lo tonto. ¿Os parece esta forma de actuar para el mejor detective del mundo? A mí no.

Me flipa la imprudencia temeraria, sobre todo si puede haber víctimas mortales.

Una vez compartidos sus respectivos secretitos, Bruce le dice que está formando un equipo de gente con habilidades especiales para combatir a un "enemigo que está cerca" (¿para qué entrar en más detalles?). Barry acepta esta vaga invitación entusiasmado, porque, según dice, necesita amigos. El diálogo sobre el brunch del montaje cinematográfico no asoma el hocico, afortunadamente.

De camino al cochazo que tiene Bruce aparcado fuera, Barry le explica que la Fuerza de la Velocidad es "una capa de realidad dimensional que manipula el espacio-tiempo". Ajá. Bruce le dice que su superpoder es ser rico. Los chistes no se desgastan solos, hay que desgastarlos.

La escena se cierra con el coche tomando el desvío al aeropuerto, sobre el que hay un cartel de la Fundación Americana para la Prevención del Suicidio. Es un detalle bienintencionado y, por tanto, no haré bromas de mal gusto al respecto.

No obstante, quiero aprovechar para aclarar que, si visteis la película en alguna plataforma distinta de HBO España y los títulos se mantenían en el inglés original, el mensaje "For Autumn" que aparece cuando termina el epílogo no se traduce como "el próximo otoño". Es una dedicatoria a la hija fallecida de Snyder, que se llamaba Autumn, no el anuncio de la fecha de estreno de la próxima película del universo DC. Lo digo porque ya van tres personas a las que les he oído decir esa barbaridad y, aunque podría tratarse del chiste involuntario más horrible y a la vez hilarante del año, me provoca aprensión reírme de algo así. Por favor, que no se repita.

Si queréis quedaros con algo bueno de la película, que sea con ese mensaje.

En la Batcueva, Alfred da la murga a Diana sobre el método adecuado para prepararse el té, y ella le sigue la corriente mientras se aguanta las ganas de estamparlo contra el techo de una coz. La paciencia es un superpoder.

Al margen de este britishplaining sobre infusiones, que hace avanzar la trama a un ritmo vertiginoso, Alfred está trabajando en un guantelete forrado con "células solares poliméricas especializadas". Teóricamente, este nuevo juguete permitirá a Batman evitar que los enemigos lo conviertan en un pimiento a la brasa cuando le disparen con sus armas láser alienígenas; pero, habiendo visto la película, lo mejor que podría hacer Batman es quedarse en casita y no meterse en estos "fregaos".

Tras la pausa para el té, Diana se sienta delante de la batacomputadora y busca "Victor Stone" en el directorio, convencida de que a nadie se le habrá ocurrido antes una idea tan brillante. Cuando le salen tropecientos resultados, resopla. No sé qué esperaba. Para empezar, la búsqueda no tiene sentido. En la pantalla vemos que ya tiene identificado a Silas Stones (se le distingue perfectamente en el videoclip de Luthor) y, junto a su fotografía, se muestran todos sus datos, profesionales y familiares, por lo que Diana ya sabe que Victor es su hijo. No soy ningún superdetective, pero ¿por qué no empieza por preguntarle a Silas dónde está ese hijo suyo al que recauchutó y convirtió en el Hombre de Hojalata del siglo XXI? Me parece un buen hilo del que tirar.

Por suerte para Diana, Cyborg se lo pone todavía más fácil y jaquea el batsistema para decirle que quiere verla en persona.

Esta imagen me recuerda al meme del perro en el laboratorio.

En alguna calle de Gotham, después de apagar todas las luces de la manzana y quizá provocar tres accidentes de tráfico con heridos leves, Cyborg sale al encuentro de Diana.

No tengo muy claro de qué hablan, porque, por alguna razón, estaba distraído en esta escena. Es un misterio.

Pero Cyborg tampoco debe de tener muy claro para qué ha pedido cita, porque se larga según llega sin haber intercambiado ni cuatro líneas de diálogo mal contadas.

Alguna razón.

Después de este breve encuentro, Cyborg visita la tumba de su madre, cuyos restos mortales descansan junto a la tumba vacía del propio Victor (edipazo).

Los epitafios, y vais a flipar con la coincidencia, rezan "Amada madre" y "Amado hijo", ¡como en el título de esta parte de la película! ¿No es alucinante? No, no lo es.

Sin preocuparse por la tierra que pueda colársele en las juntas de los nudillos, Cyborg cava un hoyo en su propia tumba a puñetazos y entierra allí la caja. Pero no muy hondo, eh. No vaya a ser que la quiera sacar luego.

Han llamado los monstruos de la Universal. Dicen que les devuelvas su ambientación.

En los Laboratorios S.T.A.R., Choi, el ayudante de Silas, le enseña a este su último descubrimiento: caminar deprisa para que parezca que la escena es la mar de dinámica y emocionante, aunque realmente no lo sea.

Aparte de eso, también ha descubierto que si disparan rayos X con un láser de electrones a un trozo de la nave kryptoniana, el núcleo del metal alcanza la friolera de tres millones y medio de grados centígrados, es decir, más de seiscientas veces la temperatura de la superficie del Sol.

No soy científico, pero voy a jugar la carta de menuda sandez.

"Está contemplando lo más caliente de la Tierra", dice Choi. "Lo mismo que le dije a mi pareja en el baile de graduación. Lógicamente, me dejó".

Esas líneas están en la película y las ha escrito un ser humano, lo juro.

Cuando Silas regresa a su casa esa noche, se topa con un parademonio y es abducido sin miramientos para ser interrogado. Supongo que este es el mismo parademonio al que no le salió de las narices entrar cuando la Caja Madre estaba en el piso y aún no era conveniente para la trama que la encontrase.

¿Láser de electrones o pistola de Chejov?

En la comisaría central de Gotham, el agente Crispus pone al día al comisario Gordon sobre los recientes avistamientos de monstruos voladores y los secuestros que han perpetrado en Gotham y Metrópolis.

Todas las descripciones de los testigos, incluido el nefando retrato robot que vimos en la segunda parte de la película, apuntan a Batman como sospechoso, pero lo hacen de forma tan exagerada ("vampiro volador", "murciélago gigante"...) que resulta ridículo .

La confusión es incomprensible. Los parademonios parecen más coleópteros aficionados al metal gótico que murciélagos, y además, después de veinte años en activo, la gente de Gotham ya debería saber qué pinta tiene Batman. Si hubiera que confundir a los parademonios con alguien, sería con Polilla Asesina, ese gran supervillano.

Gordon no cree que a Batman se le haya ido tanto la olla como para secuestrar a nadie, pero decide darle un toque con la batseñal esta misma noche para charlar con él y aclarar el asunto. Sería más fácil llamarle por teléfono, ¿no creéis? Podría ser un teléfono especial, de color rojo, que estuviese guardado bajo una cúpula de cristal, como un trozo de queso.

"De todas las tonterías que escribe el Tipo de la Brocha, Crispus, te aseguro que no pillo ni la mitad".

Bajo el mar, Mera se presenta en la fortaleza en la que los atlantes custodian la Caja Madre y manda a uno de los guardias al "súper" a por patatas, huevos y cebolla, porque esta noche tiene capricho de tortilla.

Eso es al menos lo que yo me imagino que le dice, porque cuando los atlantes hablan debajo del agua y no se molestan en crear convenientes burbujas de oxígeno para que nosotros los entendamos, suenan igual que delfines. Es difícil que no os entre la risa floja al oírlos.

Como esta parte de la película está quedando un poco parca de acción, Steppenwolf escoge estos últimos minutos para teletransportarse hasta la Caja Madre y armar la gorda. En un periquete, desmenuza cual gambas al ajillo a todos los guardias, y luego, despachada la morralla, se enfrenta a Mera. Ambos contendientes intercambian duras acusaciones y el asunto acaba en los juzgados.

¿Qué? Podría haber pasado.

Antes de que Steppenwolf le deje la tráquea como un fideo de los finos, Mera utiliza su superpoder de extraer agua sin bomba para desangrarlo cual gorrino (algunos atlantes, y en particular los xebelianos de alta alcurnia como la propia Mera y Rodolfo Langostino, practican la aquakinesis, una habilidad que, en la escala de poderes submarinos, está muy por encima de propulsarse expulsando agua a alta presión por el ojal).

"Señorita, me gustaría poner una reclamación. Esta humedad está destrozando mi armadura".

Como represalia por convertirle en donante de sangre sin su permiso y ni siquiera darle un sándwichillo para recuperar fuerzas, Steppenwolf lanza a Mera contra el suelo, que estaba varios metros por debajo de ellos. La atlante se queda medio grogui a causa del costalazo, y el villano se acerca con la aviesa intención de decapitarla a golpe de electrohacha sumergible.

¡Pero no desesperéis, amigos! ¡Aquí llega Aquaman para salvar el día!

Ah, pues no. Aquaman también recibe lo suyo. ¿Es eso que veo en el rincón un cachito de diente?

Steppenwolf no se queda a los postres y se telelarga de allí con la Caja Madre.

Después de esta aplastante derrota, Mera, sin venir a cuento, le dice a Aquaman que ella conoció a su madre, la reina de los mares (♪ y ustedes lo van a ver, tiro mi pañuelo al suelo y lo vuelvo a recoger ♪), y le revela que el motivo por el que lo abandonó en la superficie fue para protegerlo. Luego reconduce la conversación a la trama principal y le sale con la cantinela de que ahora es su responsabilidad proteger el mundo, bla, bla, bla, rollo, rollo.

No sé cómo puede Mera mantener una conversación coherente con un Jason Momoa cachas, descamisado y empapado, respirando fuerte a un palmo de ella. Yo soy heterosexual y me cuesta una barbaridad apartar los ojos de esos recios pectorales.

En Gotham, Cyborg regresa a casa y descubre que a su padre lo han secuestrado. Se me ocurre que tal vez debería haberle dejado un mensaje advirtiéndole de que había alienígenas buscando la caja por el barrio. Ahora se va a sentir culpable, le va a venir el bajón, y ya no será tan gracioso como antes. Añoraré su carácter alegre y risueño.

Tras su visita a Atlantis, Steppenwolf también ha vuelto a su base de operaciones, en la central nuclear rusa. Sin mucha ceremonia, el supervillano introduce la segunda Caja Madre en el monolito y una cúpula protectora con pinta de hemorroide horrenda se forma sobre la ciudad.

DeSaad pide el parte de situación, y cuando Steppenwolf le contesta que se ha construido un fuerte con cojines (estoy parafraseando), le ordena que se espabile e interrogue a los prisioneros para descubrir el paradero de la última caja, que ya es hora de que la trama avance.

Y aquí termina la tercera sesión de tortura parte de la cinta.

La cúpula, una novela de Stephen King.

No voy a engañaros, esta parte se me ha hecho cuesta arriba y ha retrasado significativamente mis planes de dominación mundial. Mientras repasaba algunas escenas una y otra vez, ha habido momentos de apelmazamiento plomífero en los que pensé que no lo contaba. Más o menos todos desde que salió la pantalla de título.

Pero soy optimista: ya hemos superado tres partes de seis. Aunque no es ni la mitad de lo que dura la película, se le acerca lo bastante como para que no me hunda bajo el peso de mi propia desesperación.

¿Cómo lo lleváis vosotros? ¿Resistiréis?

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25 comentarios

  1. Poco que decir, me alegra ver que no soy el único al que el discurso de la madre de Cyborg sobre "¿y usted que hizo para ayudarla?" le parece a la par ridículo e hipócrita, así como el hecho de que la muerte de la madre es culpa del pequeño Timmy, que la distraía mientras conducía.
    Eso sí, 2 tramas se basan en accidentes de camión, me parece absolutamente ridículo y pobrísimo a nivel de guión (y de los 10 segundos que se tira el tio buscando una hamburguesa que ha caído bien en el suelo del camión es mejor no hablar)

    pd: Un poco decepcionado de que no hayas mencionado a Jhonny Deep en la pelea de Mera XD

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    1. No he mencionado a Deep explícitamente. Pero lo he mencionado: "Ambos contendientes intercambian duras acusaciones y el asunto acaba en los juzgados".

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  2. Mi teoría es que Gotham es siempre de noche porqué durante el verano está en la Antártida y durante el invierno está en el polo norte, por eso Pingüino y Mr Freeze están tan a gusto.

    Estoy de acuerdo contigo, todavía no ha nacido el director capaz de mezclar el concepto de "escena seria" y "hotdog flotando".

    Pasamos al top de mejores momentos:
    1) "Victor, podría decirte esto en persona, porque sé que me estás escuchando, pero tengo ganas de cenar y meterme en el sobre, así que te dejo un mensaje grabado. Tú sigue mirando por la ventana como los gatos. Ya lo escucharás cuando tengas ganas".
    2) En un periquete, desmenuza cual gambas al ajillo a todos los guardias, y luego, despachada la morralla, se enfrenta a Mera. Ambos contendientes intercambian duras acusaciones y el asunto acaba en los juzgados. ¿Qué? Podría haber pasado.
    3) Diana se muestra reticente a reclutarlo, porque los atlantes y las amazonas no hacen buenas migas desde que el guionista consideró oportuno introducir un conflicto entre estos dos personajes. Bruce le dice que tiene que mantener la mente abierta y no ser una xenófoba de mierda.

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    1. Compro tu teoría de la Gotham itinerante. Me cuadra.

      ¿Sabes que dos de tus mejores momentos contienen cambios introducidos en la última revisión? Ahora siento que merecieron la pena.

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  3. Cruzamos el ecuador de esta historia o mas bien, comenzamos a hacerlo. Hay que reconocer tu merito al tener una paciencia de santo para contar esta peli porque leyéndola, se da uno cuenta del tremendo peñazo que parió Snyder y ya no es por lo larga que supone, sino por toda la gran cantidad de sinsentidos que tiene.

    La primera escena de presentación de Flash me parece correcta en su propuesta, pero en su ejecución es terrible. Tanta cámara lenta, tanta conveniencia y tanta incomodidad, además de lo larga que es, la hacen soporífera y vergonzosa. Reconozco que cuando comencé a verla, me gustaba, pero a medida que avanzaba el metraje no podía mas que poner la mano en mi cara ante la indignación por semejante desastre. Lo de la salchicha, como guiño simpático al final, habría estado bien, pero ese énfasis rozando lo subliminal lo hace todo mas esperpéntico si cabe.

    Y no es por autopromocionarme ni nada, pero como escritor aficionado, me da una rabia ver todos estos fallos. No me refiero a fallos o incongruencias en la trama, sino simplemente en la caracterización de personajes y en desarrollo de escenas. Yo sé que no lo haría mejor para nada, pero es que es ver cosas como estas o en Watchmen y pensar en que tan malo no podría hacerlo. Es como lo de Cyborg, me gusta que le den trasfondo al personaje, pero todo tiene un tufazo a Ayn Rand y liberalismo espectacular. Encima, Ray Fisher dice que su trama es una representación de la historia afroamericana. Mira, yo ya...

    En fin, otra excelente entrega de tu larga reseña. A la espera de la siguiente.

    PD: Si digo que lo mejor para mi de este film es lo que aparece en cierto GIF tuyo de este articulo....mejor me callo.

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    1. Te entiendo perfectamente. Incluso si no nos ponemos picajosos, hay problemas evidentes de base que son incomprensibles. Y al darte cuenta de ellos, no puedes evitar hacerte preguntas como si realmente Chris Terrio escribió Argo.

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  4. El chiste gif del perro de Los Simpson me ha puto matado. Siento que se te esté haciendo tan cuesta arriba escribir estas entradas pero te diré, por si ayuda, que no decepcionan ni bajan el nivel del blog. Y te lo dice el que este finde post-trabajo, ya cerrado el bar, se toma una jarra de cerveza releyendo las entradas de sus capítulos favoritos de GoT. No Te desanimes. Eres la leche y nos encanta.

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    1. Muchas gracias. Esta parte ha sido un bache porque se me atraganta tanta prolegómeno, pero la siguiente tiene mucha acción y eso me facilita la labor. Este viaje lo acabo sí o sí.

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  5. Releyendo, obviamente, me refiero a estar esperando a la nueva entra de JL, claro

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  6. Anónimo6/4/21 20:25

    Una entrada más rica que el culo de amber Heard en mierda

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  7. Anónimo7/4/21 09:16

    Sólo espero y deseo que cuando acabes analices también la versión en b/n

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    1. Si no fuera por la pereza que me da hacer capturas de imagen, me lanzaba a ello y repetía exactamente lo mismo sobre cada parte, pero con las imágenes en blanco y negro.

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    2. ¡y con texto en blanco y negro!
      espera un momento...

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  8. La escena de Barry "a la velocidad de un puma supersónico con muchas ganas de ir al baño" me ha hecho mucha gracia
    Yo cuando quiero decir que voy rápido digo que llego en 15 femtosegundos, y así hago buscar en internete a la gente
    Yo pensé que la salchicha volando al lado de la cara de esta chica podría haberse resuelto muuuucho mas incómodamente, la verdad es que no le veo el sentido, ¡y no había pensado en transeuntes afectados por la explosión en el fondo!
    Cuando siga leyendo tu reseña si eso comento mas, por cierto, gracias por la recomendación de Vicisitud y Sordidez, me mola, aunque tengo que dosificar el hate de paco fox en dosis homeopáticas :D

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  9. Segunda parte del comentario:
    "Señora doctora, hágame el favor de mirar a la carretera, ¡que me está estresando!"
    ¡He pillado esa referencia! Recuerdo que en la universidad tenia algo de merchandising de ese ron, no me acuerdo cual
    Por cierto que no escribiste doctora en mayúsculas en el pie de foto jeje

    En una pagina hice un meme sobre Cyborg, diciendo que podría acabar con el gobierno chino, los carteles sudamericanos, la mafia de wall street... y decide regalarle dinero a una "conocida" (scumbag Cyborg)

    Que pena que no se pueden adjuntar imagenes facilmente, porque me dan ganas de meter algun meme contando las referencias, ¡he pillado de Futurama y todo!

    Otra, mas que brithisplaining, que tambien, han hecho britishplacing, no me gusta nada la idolatría que le tienen los usamericanos a esta gente, se ve que no han estado en una playa turística en Gran Canaria en agosto para verlos en su salsa

    ""Está contemplando lo más caliente de la Tierra", dice Choi. "Lo mismo que le dije a mi pareja en el baile de graduación. Lógicamente, me dejó".

    Esas líneas están en la película y las ha escrito un ser humano, lo juro."

    Yo, que soy un bot programado para poner comentarios chorras y animarte a seguir escribiendo, te puedo confirmar que una IA no lo haría, tenemos escrúpulos.

    Tengo ganas de comentarte cosas que pasan después, pero me espero

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    1. Puede haber referencias involuntarias o fortuitas, porque la de "señora doctora" de verdad que no sé cuál es.

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    2. Creo que me expliqué mal, mezcle una cosa con otra, una era captar referencias, como la de brillante culo metálico de Futurama y la otra cosa que quería comentar es que con todo el vacilon de escribir DOCTORA en mayúsculas no lo hiciste en el pie de foto y te lo remarcaba para continuar la broma de que la señora quiere que se refieran a ella asi

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    3. Aaaah... La parte vacilona la había pillado, pero pensaba que habías visto una referencia en la frase del pie de foto. Al menos esto está aclarado, no como la mitad de lo que ocurre en esta película.

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  10. CucarachaEnojada7/4/21 16:21

    ¿De verdad cometieron la grosera guarangada de traducir "for Autumm" como "El próxino Otoño?
    Y lo que es peor,¿De verdad existen pelotudos que piensan que es correcto y creen que habrá una secuela?

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    1. El error de traducción es de público que no domina el inglés, no de HBO. El texto está bien traducido en HBO España.

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  11. "Supongo que es un proyecto a largo plazo, pero tampoco es que su padre tenga prisa. Cuando te has agachado a por jabón una vez, aprendes a tener paciencia. O eso dicen".
    Esa parte me hizo estallar de risa, bravo.
    Por otro lado, me parece que hasta ahora lo único rescatable de la película es el anuncio de la Fundación Americana para la Prevención del Suicidio, dudo que haya algo mas que valga la pena en ese mamotreto.

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    1. La prensa especializada en videojuegos alabaría sus buenos gráficos.

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