5 de julio de 2021

Reseñas de películas: junio 2021

En esta entrada tenéis las reseñas de las películas que he visto en junio de 2021. Permaneced al día siguiéndome en Twitter y Letterboxd. O no lo hagáis. ¡El poder es vuestro!

Sol rojo (1971) ★★★

Sinopsis: En el lejano Oeste, un forajido y un samurái unen sus fuerzas para cazar al mismo hombre, el primero para recuperar un botín robado y el segundo para no tener que hacerse el harakiri.

Reseña: Charles Bronson, Toshiro Mifune, Alain Delon y Ursula Andress. Juntos. En un wéstern. Eso debería bastar para atraer a unos cuantos espectadores. Los que estéis en ese grupo podéis parar de leer aquí. Pero si lo anterior no basta para captar vuestro interés, creo que difícilmente podrá hacerlo la propia película, ya que, dentro de su género, tira más bien a corrientilla. La realización es buena (dirige Terence Young, que de acción algo sabía), pero, si descontamos el gancho de mezclar vaqueros y samuráis, la cinta no se aleja de los lugares comunes de las pelis del Oeste, con sus asaltos al tren, sus burdeles y sus malvados indios comanches. Te tiene que gustar el género.

Su principal baza es el choque de culturas entre el pícaro pistolero al que interpreta Bronson y el honorable guerrero al que da vida Mifune. Uno de los siete magníficos conoce a uno de los siete samuráis, podría decirse así.

Por desgracia, el filme no aprovecha lo suficiente esa idea. Se intuye una reflexión que podría haber sido interesante sobre el punto que tienen en común ambas figuras, en el sentido de que, aunque se rigen por un código diferente, son "especies" abocadas a su extinción. Sin embargo, esa reflexión no cristaliza. Ni siquiera estoy seguro de que se plantee. Podría estar solo en mi cabeza.

Hay un marcado contraste de ideales y costumbres, generalmente tratado con tono humorístico, y el acercamiento entre los personajes viene dado por una comprensión mutua, eso es cierto; pero no se ahonda en el trasfondo filosófico, y te queda el regusto amargo de saber que podría haber sido algo más.

Raya y el último dragón (2021) ★★★

Sinopsis: Una joven llamada Raya busca al último dragón para salvar el mundo. El título ya es bastante descriptivo.

Reseña: Tengo el corazón dividido, así que empezaré hablando de los aspectos positivos con la esperanza de que, para cuando llegue a las partes que no son santo de mi devoción, ya me haya cansado de escribir y esta reseña no quede descompensada por lo negativo.

Empezando por lo más evidente, me fascina el mundo en el que se desarrolla la historia. Kumandra es una tierra rica y exótica que toma prestados elementos de distintas culturas del sudeste asiático para crear con ellos un escenario nuevo, barnizado de fantasía, que me tienta para comprar el libro de arte de la película, a pesar de que cuesta casi treinta pavos.

Al que le gusten las artes marciales le alegrará saber que hay cuatro o cinco secuencias de pelea que, no solo están espectacularmente bien coreografiadas, sino que tienen una fuerza a la que los clásicos Disney para nada nos tienen acostumbrados (ya os digo yo que esos golpes no los daban en Los aristogatos). Además, los estilos de combate son variados y a la vez apropiados para la ambientación, con influencias indonesias, tailandesas y filipinas que hacen que me entren ganas de pegar patadas al aire casi tanto como de pedir comida asiática. Y aunque las luchas son creíbles, también en ellas hay hueco para la fantasía, porque Raya usa una espada-látigo. ¡Una espada-látigo! ¿Sabéis quién más usa ese arma? Ivy Valentine, del videojuego Soul Calibur. Impresionante.

También soy fan a muerte de los momentos del viaje de Raya que rinden tributo al cine de aventuras spielbergiano (o los plagian miserablemente, según queráis verlo). Si te inspiras en Indiana Jones, ya estás haciendo algo bien.

Incluso si hablamos de la trama principal, que es todo lo previsible que cabe esperar de una cinta de estas características, hay una decisión de guion en el clímax que, aun siendo irrelevante (el final feliz Disney es como la muerte: inevitable), logró sorprenderme, porque se desvía del camino fácil. Siempre aprecio esas pequeñas muestras de valentía.

Hasta aquí lo bueno. Ahora lo "menos bueno".

Lo primero de todo es que estoy hasta la coronilla de ver las mismas jetas redondas de ojos gigantes en todas las películas animadas de Disney desde 2010. He llegado al punto de ebullición y aborrezco el modelo "Elsa" con toda mi alma. Esas caras tridimensionales de molde podrían haber tenido más personalidad y me joroba que no sea así por una decisión de marketing. Esto me fastidia doblemente en este caso, porque, a salvo de ese detalle, el diseño artístico de esta película es sobresaliente. Ni siquiera los dragones se libran de la tiranía estilística de Disney; todos sin excepción tienen esos preciosos ojazos sacados de Mi pequeño pony. ¿Se puede pasar ya esta moda, por favor?

Lo segundo, y realmente lo último, es que no hay nada en la historia ni en los personajes que me haya tocado la patata. Como película de aventuras para toda la familia es entretenida, pero no ha conseguido meterse en mi cabeza y manipularme a nivel emocional como suele hacer Pixar. Es una lástima, porque eso significa que la olvidaré pronto.

John Carter (2012) ★★★★

Sinopsis: Un capitán confederado, veterano de la Guerra de Secesión, entra en una cueva misteriosa y se ve transportado por arte de "magia" a Marte, donde se está librando una guerra de la que depende el destino del planeta.

Reseña: Esta película fue un fracaso morrocotudo. El fin de semana de su estreno registró menos taquilla que Lorax: En busca de la trúfula perdida, ni siquiera tras su estreno mundial llegó a cubrir los costes de producción, y, de puertas para dentro, el batacazo fue tan sonado que el presidente de Disney renunció a su cargo. Esto enseñó a la multinacional una valiosa pero triste lección: hay que apostar sobre seguro.

Quizá en el ámbito literario la saga de Barsoom sea la más conocida del subgénero de espada y planeta, pero no podemos olvidar que se trata de libros cuya última entrega se remonta a los años cuarenta (y cuya popularidad decreció a partir de los setenta y ochenta). En otras palabras: pocos sabían quién puñetas era John Carter cuando se estrenó la película. De esta experiencia los ejecutivos de Disney aprendieron que producir un blockbuster sin el respaldo de una franquicia potente y de actualidad es una ruleta rusa, y que la gente solo quiere ver lo que ya conoce. Con una película pequeña te puedes arriesgar; con una grande, ni de coña. 

Para colmo de males, la campaña de promoción fue desastrosa. Los tráileres no pintaban mal, pero se hacía mucho hincapié en la acción y la épica, sin prestar en cambio atención apenas al romance y al misterio propios del cine de aventuras; los protagonistas eran poco conocidos (¿le suenan a alguien Taylor Kitsch y Lynn Collins?); y, por algún motivo, no se mencionaba el origen literario de la historia, a pesar de tratarse de un clásico.

Hasta el título es penoso. Podrían haberla llamado Una princesa de Marte, como la primera novela, o al menos John Carter de Marte; pero no, los muy idiotas tuvieron que escoger el nombre del protagonista, que no dice absolutamente nada a nadie. Al menos John Wick tenía a Keanu Reeves.

Si dejamos a un lado esas cuestiones, el único problema digno de mención que tiene la cinta es que se pasa de ambiciosa. No porque pretenda abarcar demasiado (aunque sin duda ese es uno de sus defectos), sino porque, al no haber tenido continuación, se queda coja en su singularidad, y ya solo podemos juzgarla por sí misma, no por el enormísimo proyecto que tenía en la cabeza Andrew Stanton cuando le propuso ilusionado la idea al estudio.

Y es una lástima que Disney no consiguiera atraer al público a las salas, porque la película es estupenda, y desde luego merece más cariño del que recibió en su día. Nació para competir con Star Wars antes de que Disney comprara la franquicia, y eso se nota. Tiene muchos puntos en común con esa saga y no menos potencial. Incluso habrá quien os diga que John Carter da sopas con honda a las precuelas de George Lucas y también a las secuelas de autoría dispersa. Yo podría ser uno de los que lo dicen.

Es cierto que, por razones obvias, hay elementos de las novelas de Burroughs que no se trasladaron a la pantalla, entre ellos el sexismo propio de la época en que se escribieron aquellas o el nudismo imperante en Marte. Pero no hay nada que la perjudique como adaptación. Acierta con la ambientación y el tono, mantiene la sensación de maravilla, y no cae en la mojigatería; con eso es suficiente.

Además, como los criterios de la Motion Picture Association son absolutamente ridículos, la película incluso supo sortear la calificación R en los Estados Unidos. Eso no le ayudó a conseguir más espectadores, pero a día de hoy, sobre todo para el tipo de producto que es, sorprende el elevado grado de violencia. Hay una escena de batalla en la que Carter pelea literalmente sobre una montaña de cadáveres que él mismo va apilando, y otra en la que se abre camino con una espada a través de las entrañas de un gran mono blanco. Si la sangre fuera roja, la calificación por edades habría sido otra, pero como es verde o azul, se puede hacer la vista gorda. Supongo que está científicamente demostrado que solo la sangre roja tiene capacidad para perturbar las maleables mentes juveniles.

De todas las sagas de cine frustradas, esta es quizá la que más me duele.

Psycho Goreman (2020) ★★★

Sinopsis: Un par de críos liberan por accidente a un demonio del espacio exterior que ansía sumir el universo en el caos eterno. Inmediatamente lo convierten en su compañero de juegos. 

Reseña: Antes de ver esta película, ya me olía que no iba a gustarme tanto como esperaba. Llamadlo intuición o pesimismo, el resultado no varía.

No todo el mundo podrá decir lo mismo, pero, de partida, la cinta es totalmente mi rollo: una gamberrada violenta y divertida que parece que hubiera salido de las páginas de un tebeo underground dibujado por un chaval de quince años. Un chaval que quizá creció viendo filmes de terror y ciencia ficción de Roger Corman y teleseries japonesas como BiomanGuyver.

La parte positiva es que lo que sabía que me iba a gustar me ha encantado. Los disfraces de goma, el maquillaje, las marionetas, la casquería, las maquetas, la animación stop-motion... La factura artesanal es fabulosa y los efectos especiales desbordan creatividad y encanto. Son cutres, por deferencia a los subgéneros parodiados u homenajeados, y a la vez lo mejor de su clase.

El humor es poco convencional, negro, absurdo y antitético. No se trata de una comedia para todos los públicos y no hace concesiones al espectador medio. Pero incluso teniendo en cuenta el público limitado al que apela, lo cierto es que da una de cal y otra de arena. A mí la mayoría de chistes me hacen gracia, no como para reírme, pero sí al menos para disfrutarlos. Sin embargo, también podría señalar unos cuantos gags que me dejan frío e incluso fallos concretos, la mayoría relacionados con el manejo del tiempo (algunos cortes llegan demasiado pronto, otros demasiado tarde, y varios golpes que podrían haber sido mejores salen perjudicados por un montaje no del todo ajustado).

Mi principal disgusto es por la familia protagonista, especialmente con la niña, que es el eje de la película. No consigo empatizar con ninguno de sus miembros, y su comportamiento me resulta más incomprensible que el de los propios alienígenas que pululan por ahí arrancando cabezas de cuajo y espachurrando gente en cubos de energía. Una familia más convencional, o al menos con una pizca de verosimilitud, me habría funcionado mejor. Además, este es un factor que empeora y se hace más evidente a medida que avanza la trama, de modo que la desconexión con los personajes durante el desenlace es total. Un inconveniente bastante gordo, me temo.

Recordad rebajar siempre vuestras expectativas.

Lobos de Arga (2011) ★★★½

Sinopsis: Un novelista de poca monta recibe una invitación del pueblo en el que creció, presuntamente para hacerle un homenaje, y se planta allí sin sospechar que sobre el lugar pesa una terrible maldición y que su sacrificio podría ser la única forma de romperla.

Reseña: No puedo ser objetivo con esta película, porque es una comedia de terror con hombres lobo. Y los hombres lobo son señores disfrazados con trajes peludos. ¡Mis puntos débiles!

La cinta tiene efectos prácticos más que solventes, el encanto lugareño de la Galicia profunda, a Carlos Areces con patillas y mostacho, y un guion que sabe balancear el humor y la tensión. De los chistes soeces podría haber prescindido, pero el resto lo compro.

Campamento de verano (1983) ★★

Sinopsis: Una niña tímida y traumatizada va con su primo a un campamento de verano. Poco después, todos los que la molestan acaban muertos en violentas circunstancias. Menudo misterio.

Reseña: Esta película es el resultado de salir de la escuela de cine, decidir que quieres subirte al carro de las películas de explotación, pero, como no tienes pasta ni para bigotes postizos y no puedes permitirte contratar a un equipo profesional, te buscas la vida, te pones tú mismo a los mandos de todo y eliges a patrocinadores que al menos te lleven cerveza gratis al plató. Y esa es la historia de Campamento de verano y de su director, guionista y productor Robert Hiltzik.

La buena noticia es que los slashers son poco exigentes, así que la cinta cumple lo que cualquier aficionado se espera de este subgénero. Con esto no quiero decir que sea un buen slasher. Su factura técnica apenas roza la mediocridad, las interpretaciones son tan ridículas que no puedes creerte que no sean todo primeras tomas, y todas las muertes ocurren con la cámara mirando a Tombuctú; pero te mantiene entretenido.

A su favor también hay que decir que, a pesar de que la historia transcurre en un campamento, la cinta logra diferenciarse de su referente más obvio. En el campamento de Crystal Lake, las víctimas suelen ser los monitores, pero, curiosamente, de entre las trescientas noventa y siete entregas que tiene la saga Viernes 13, solo llegamos a ver un campamento en funcionamiento y con críos en la sexta parte. En cambio, en el campamento de verano de Arawak, los niños son los verdaderos protagonistas, y los monitores tienen un papel secundario. Es más, el campamento parece un campamento de verdad, con las actividades típicas de esos lugares, y los chavales se comportan como chavales de verdad, con las tonterías propias de esas edades. Por eso tienes tantas ganas de matarlos a todos.

Y aunque hay una falta evidente de experiencia detrás de las cámaras, no hay que escarbar mucho para encontrar buenas ideas. Sobre el papel hay aspectos tan retorcidos y estrafalarios, sobre todo para la sensibilidad de la época, que, si se hubieran manejado bien en la pantalla, habrían puesto a la cinta a la altura de las más populares del género en lugar de mantenerla en el extrarradio como pequeño fenómeno de culto.

Eso sí, se diga lo que se diga de su calidad, el final es tremendo. Hay que estar ciego para no verse venir el giro incluso si nadie te lo estropea en la sinopsis, pero no por ello el desenlace es menos perturbador ni impactante. Los últimos planos, por sí solos, ya le valen mi recomendación. 

Godzilla vs. Kong (2021) ★★★

Sinopsis: Por alguna razón, Godzilla ha vuelto a hacer de las suyas, sembrando sembrado el caos y la destrucción. ¿Su blanco? Las instalaciones de una compañía multimillonaria que está trabajando en un proyecto secreto y para nada sospechoso. La clave para detener al gran saurio atómico podría estar en el residente más popular de de la Isla Calavera: King Kong. Pero... ¿es Godzilla el auténtico villano?

Reseña: Voy a ser franco. Si tuviera que valorar esta película únicamente por lo entretenida que me parece, la pondría muy por encima de Godzilla: El rey de los monstruos. Al menos con aquella no he tenido que pellizcarme el sobaco para mantener los ojos abiertos. Ahora bien, ¿es mejor película que la entrega anterior? No, no lo es.

Si el gancho de tu historia es ver a un simio y una lagartija gigantes molerse a palos y, con esa idea en la cabeza, construyes la trama en torno a secuencias en las que estos descomunales titanes se arrean de lo lindo y demuelen edificios a su alrededor, eso está bien. Yo desde luego no voy a ponerte pegas por esa razón. No creo que haga falta currarse una historia compleja para rellenar los huecos entre una escena de acción y la siguiente cuando tu objetivo es el puro espectáculo. Así es como se escribían los guiones de las viejas películas de monstruos de Ray Harryhausen, y las amo todas ellas. 

Sin embargo, y aquí es donde radica el problema, eso no es excusa para que tu guion sea una sarta de clichés y memeces sin pies ni cabeza. Y a este respecto el guion de Godzilla vs. Kong es una verdadera calamidad. Salvo cuando los monstruos se están reajustando los cromosomas a tortazos, no pasa un minuto de película sin que puedas quejarte de algo, ya sea un dislate argumental, una subtrama de relleno o una línea de diálogo plana y desaborida. Esto por supuesto también afecta a los personajes, que parecen creados con plantilla; no hay ni un neutrino de carisma entre todo el reparto. Es la pereza máxima llevada al papel, y de ahí a la pantalla. 

También se desaprovechan buenas ideas. Pese a que una parte importante del argumento tiene que ver con la Tierra hueca, no hay sentido de la maravilla. ¿Recordáis en Parque Jurásico cuando Alan Grant ve a los braquiosaurios por primera vez? La interpretación de Sam Neill te contagia su emoción y básicamente te vende la película. En Godzilla vs. Kong ni siquiera tenemos un plano de reacción del tipo que lleva toda su vida estudiando la teoría de la Tierra hueca y que perdió a su hermano en la empresa de llegar hasta el interior del planeta. El guion no le da ese momento tan necesario.

Eso sí, si vais a verla por la acción y todo lo demás os importa un pimiento, las peleas entre monstruos son brutales. Hay tres secuencias gordas de lucha colosal entre los monstruos titulares y un invitado especial, además de varias escenas breves en las que nuestros grandes protagonistas despachurran a criaturas inferiores con inusitada violencia. Las morradas que se arrean hacen temblar hasta el píloro y deberían satisfacer a cualquier amante del cine de kaijus.

Los efectos especiales no tienen un gran acabado, pero al menos todo lo que ocurre durante estas destructivas secuencias se ve con claridad. Las peleas no transcurren en noches lluviosas ni en medio de una oscura nube de polvo volcánico, sino a plena luz del día o de noche entre enormes rascacielos iluminados con luces de neón. No te pierdes ni un solo zambombazo.

La parte que me entristece es que para disfrutar de esas escenas no necesitas ver el resto de la película, ya que la historia no les aporta más emoción ni sentido del que tienen por sí mismas. Puede ser suficiente para pasar el rato, pero nada más.

Aunque tenía ganas de ver esta película, debo admitir que, de momento, la entrega del Monsterverse que mejor ha sabido equilibrar el factor entretenimiento con un guion decente sigue siendo Kong: La Isla Calavera.

Kenshin, el guerrero samurái: El final (2021) ★★★½

Sinopsis: Cuando el excuñado de Kenshin y sus secuaces llegan a Tokio para consumar su venganza, todos los allegados del hombre antes conocido como "Battosai el asesino" corren peligro.

Reseña: ¿Habéis visto las películas anteriores? ¿Os gustaron? ¿Qué tenéis hoy para cenar? Si la respuesta a las dos primeras preguntas es sí, entonces también os gustará esta entrega. Y la tercera pregunta es irrelevante, pero sentía curiosidad.

Esta adaptación de la llamada "saga de la venganza", última parte del manga de Nobuhiro Watsuki, corre a cargo del mismo director que las películas anteriores, básicamente tiene detrás al mismo equipo y cuenta también con el mismo reparto principal (solo han reemplazado al actor que interpretaba a Yahiko, pero si no lo hubiera consultado, no me habría pispado, y ni siquiera es la primera vez que lo hacen).

Esto quiere decir que los habituales de la serie ya sabéis lo que esperaros: una adaptación fiel en tono y temática a la obra original, con una cinematografía impecable, escenas de acción espectaculares y el suficiente drama para que tu interés no decaiga entre una batalla y la siguiente. Todo fan del género de samuráis debería gozar con estas cintas. A mí desde luego me vuelve loco ver a saltimbanquis pegando espadazos a troche y moche, y el día que deje de ser así será porque no soy yo, sino un hombre-vaina que ha ocupado mi lugar. Cuidado con los hombres-vaina.

La parte mala de esta secuela es que ya no hay nada que vaya sorprender a los que han seguido la saga fílmica desde el principio. En las peleas multitudinarias vais a seguir reparando en docenas de extras imitando a un mono espástico en segundo plano mientras los héroes ejecutan sus coreografías requeteensayadas, y el tema musical Hiten os va a seguir poniendo la carne de gallina del gustazo cada vez que suena. Hay una constante en la calidad, pero a costa de la originalidad.

No obstante, en lo que concierne a la historia, que es simple como ella sola, el arco de Enishi como villano me ha gustado. El trabajo del actor y la profundidad que se le da al personaje, que tiene tanto protagonismo como el propio Kenshin, permiten empatizar fácilmente con él. Aunque tampoco es que cueste mucho identificarse con un jefe de la mafia de Shanghái al que el fantasma de su hermana no le sonríe, ¿verdad? Todos hemos pasado por eso.

Si vuestras expectativas están en el lugar correcto, la disfrutaréis. Y si no, pues seréis la minoría rara.

12 comentarios

  1. John Carter la vi hace años, y contra todo lo que se dijo de ella, a mí me gustó bastante. Aunque para mí si hicieron falta más elementos para darle más coherencia pero igual me gustó. Por la parte de la historia en general (basándome en los libros) también opino que es una saga grandiosa, digna de competir contra Star Wars, de hecho casi podría apostar que esta última tomó varios elementos (y hasta nombres) de esta saga, como los Jedak, que "curiosamente" sonaría casi a Jedi, entre otras muchas cosas más.

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    1. ¿A nadie más le pasa que confunde la saga de John Carter con el Planet of Adventure de Jack Vance?

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    2. Mario: Sí, un pelín más de coherencia no le habría venido mal a la cinta. Creo que pusieron demasiadas esperanzas en poder explicar algunos temas con secuelas que nunca llegaron. La influencia en Star Wars me parece recordar que es reconocida.

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    3. Aco: A mí no. Pero no he leído Planet of Adventure.

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  2. Estoy muy de acuerdo con las valoraciones de Raya y de John Carter. Raya tiene cosas estupendas, pero me fue imposible conectar emocionalmente con nada, y así, sabiendo que una película Disney va a terminar bien, no hay nada que rascar. John Carter me hubiera encantado verla de adolescente. Aún así, es de la que me veo hasta el final si la pillo en algún canal.

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    1. Hay a gente en cambio a la que Raya sí le llega a nivel emocional. Cada persona es un mundo.

      John Carter no tiene nada que envidiarle a otras sagas de fantasía o ciencia ficción mucho más exitosas. Vista a una edad temprana, seguro que deja poso.

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  3. Qué alegría ver que habemos varios reinvindicando a John Carter. Me gustó al verla en el cine, y me siguió gustando al verla en tv.

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    1. ¡Ya podemos formar un club de fans de la película!

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  4. John Carter me encantó, con sus cosillas pero era digna de mejor suerte.

    Acabó tan olvidada como el Señor White en aquella gruta perdida.

    Saludos

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    1. Me alegra ver que los fans de la película os manifestáis.

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  5. Esta vez no he visto ninguna de la lista. Me apunto la de John Carter. La última vez te hice caso con la de amor y monstruos y no estuvo mal.

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