22 de agosto de 2022

Jugad conmigo a 'Deathtrap Dungeon' ('Laberinto Mortal') (27)

No sé a cuántas personas les puede parecer interesante esto, pero, en menos de dos semanas, el próximo 3 de septiembre se celebra en Londres la Fighting Fantasy Fest, una convención dedicada a la colección de librojuegos a la que pertenece el título al que llevamos jugando desde mayo. Es la cuarta vez que se organiza este evento desde que El hechicero de la Montaña de Fuego se publicó en 1982, y lo hace con ocasión de su cuarenta aniversario. La convención dura todo el día y habrá paneles con los autores, presentaciones de libros, sesiones de firmas, juegos, etc. La verdad, no creo que haya lugares mucho mejores para conocer hombres blancos de cuarenta años para arriba aficionados a la fantasía. Si alguien pudiera ir y comprarme una camiseta talla M o un pin, le estaría muy agradecido.

Volviendo al tema que nos ocupa, más del 80 % de vosotros ha decidido arrebatarle el pergamino al esqueleto. Veamos a dónde os conduce esa decisión.

Blandís la espada y, manteniéndoos atentos a cualquier señal de peligro, agarráis con mucho cuidado y muy despacio uno de los extremos del pergamino. Su superficie es áspera al tacto y está recubierto de una fina capa de polvo que se os pega a los dedos; pero, a pesar de su aspecto ajado, no creéis que vaya a romperse por respirarle encima.

Permanecéis así quietos durante unos segundos que parecen horas, con la espada lista para arremeter contra el esqueleto del guerrero y cercenarle el cráneo al menor indicio de movimiento. No ocurre nada. Lo previsible os evita.

Con un movimiento veloz, liberáis el pergamino de la mano descarnada, y retrocedéis sin perder de vista al esqueleto para poner distancia entre vosotros y el trono. Sigue sin moverse. Ya os dije que estaba totalmente muerto.

Sonreís y soltáis el aire que estabais conteniendo inconscientemente.

"Buf, qué alivio", decís.

Y, por supuesto, ese es el preciso momento en el que pasa algo. Pero no lo que os temíais.

La tierra comienza a temblar a vuestro alrededor, y en varios lugares se agrieta y eleva formando pequeños montículos. Habrá veinte o treinta túmulos espontáneos en la habitación y, si jugaseis a unir los puntos, os daríais cuenta de que trazan un círculo casi perfecto en torno a vosotros, con el trono como centro.

Vuestro cerebro de primate se hace cargo del peligro inminente y os dice que echéis a correr sin mirar atrás, pero vuestras piernas solo responden a la necesidad de convertir este momento en una escena dramática.

Uno de los montículos se desmorona y de él brota una espada. Para vuestro horror, el brazo que sostiene el arma carece de piel, músculo o tendones. Aunque se mueve igual que si la vida corriera por sus inexistentes venas, solo son huesos muertos, unidos por la nigromancia. La aterradora extremidad separa la tierra con ayuda de la espada, y un segundo brazo tan huesudo como el anterior emerge del agujero, empujando la tierra con una rodela. En cuestión de segundos, un esqueleto completo se sostiene en pie, espantoso y vigilante, sobre el mismo suelo que vosotros.

"La que he liado", murmuráis.

Por desgracia, debe de ser época de no muertos, porque ese no es el único esqueleto al que le da por abandonar su morada subterránea. Un esqueleto tras otro, cada uno a su ritmo, brotan de la tierra cual hojas de boniato. Hojas de boniato terroríficas, quiero decir.

Antes de que os dé tiempo a reaccionar, estáis rodeados por un círculo de guerreros no muertos armados hasta los dientes. Algunos van armados con espadas y otros con lanzas, pero todos llevan escudo. Sus ropas y armaduras se pudrieron o desprendieron hace mucho tiempo (si es que no eran guerreros nudistas cuando aún estaban vivos), y no os resulta fácil distinguir a unos de otros.

Tampoco es que eso importe, porque solo podéis pensar en lo mucho que vais a morir.

De esto hubo película.

"Oh, oh", decís.

Sí, oh, oh.

Los esqueletos dan un paso al frente y luego otro, estrechando el círculo.

Si se os escapa una gota de pipí, que no os dé vergüenza. Puede pasarle a cualquiera.

Cuando los no muertos se han aproximado lo suficiente para formar un círculo cerrado, todos al unísono se encogen de hombros (es un decir, porque no tienen hombros propiamente dichos) y flexionan las piernas con el cuerpo recto hasta colocarse en cuclillas. Luego se yerguen y vuelven a repetir el mismo movimiento una y otra vez, como si estuviera haciendo sentadillas. Aunque parezca mentira, están ejecutando una danza al son de la música que produce el movimiento de sus huesos al rozar y chocar unos con otros.

El ritmo es condenadamente pegadizo y os cuesta no seguirlo con la cabeza.

Los esqueletos ponen los brazos en jarras y comienzan a caminar de lado, levantando las rodillas hasta la cadera y girando a vuestro alrededor. De pronto se detienen y saltan en el sitio. Luego continúan girando.

El baile se compone de distintos pasos, pero es evidente que los han copiado del corto animado La danza del esqueleto, de las Silly Symphonies de Disney, así que, aunque esté en dominio público, voy a parar aquí la descripción para evitar problemas legales. Si no conocéis el corto y tenéis cinco minutos, podéis verlo en el canal de YouTube del estudio.

Transcurridos unos minutos, el baile cesa, pero el círculo de guerreros se mantiene cerrado. Los esqueletos se plantan en posición de firmes y comienzan a golpear rítmicamente los escudos con sus armas.

PUM... PUM... PUM...

"Tengo un mal presentimiento", decís.

¿Solo uno? Qué suerte.

Desviáis vuestra mirada hacia el trono. La cabeza del esqueleto que descansa en él se alza con un movimiento súbito. En sus cuencas vacías brilla un fuego verde e intenso. 

Esto ya se parece más a lo que os esperabais, ¿verdad?

PUM... PUM... PUM...

El golpeteo de las armas contra los escudos resuena por toda la habitación.

El guerrero no muerto agarra su espada y se incorpora con movimientos bruscos, antinaturales, como una marioneta manejada por un titiritero novato.

PUM... PUM... PUM... 

"¿Crees que me impresiona el espectáculo que tienes aquí montado, huesitos?", gritáis a vuestro rival, impresionados. "Yo también me sé algunos trucos".

No sois un rival cualquiera. Volteáis la espada en vuestra mano y hacéis un par de florituras con ella. La espada se os cae al suelo, pero la recogéis enseguida. Pues eso, que no sois un rival cualquiera.

El esqueleto carga contra vosotros con la espada en alto.

"¡Aaah! ¡Vamos a palmaaar!", gritáis, cargando contra él.

Vuestros aceros chocan con estrépito en el centro del círculo de batalla.

Por suerte para vosotros, las tiradas de dados son ajenas al humor contextual, y vuestra Destreza de 12 puntos os da una ventaja tremenda, así que os ventiláis al esqueleto del guerrero en un pispás y sin que os haga ni un solo rasguño.

Ya sé que es un desenlace anticlimático, pero, ¿qué queréis que le haga?, el tipo solo tenía 8 puntos de Destreza y 6 de Resistencia. Quizá los retratos de empleado del año se los regalaba él mismo.

En cuanto derrotáis al líder, los restantes esqueletos se retiran para regresar a sus tumbas. No parecen decepcionados con el resultado del combate, pero es difícil interpretar las emociones de unas caras de hueso.

Apoyáis el pandero en el reposabrazos del trono y desplegáis el pergamino. Tiene un dibujo y un texto breve.

El dibujo representa a una bestia con cabeza y cuerpo de león, grandes alas de murciélago y una cola particularmente larga que termina en un penacho de púas afiladas. Os perturba ver que la melena leonina no enmarca un rostro felino, sino los rasgos adustos de un hombre entrado en años, de bigote espeso y barba hirsuta, que en sus ratos libres probablemente escribe manifiestos sociopolíticos basados en la lucha de clases y la defensa de la propiedad común de los medios de producción.

La ilustración podría no corresponderse con el producto final.

Debajo del dibujo hay un poema que dice lo siguiente:

Si a la feroz mantícora quieres vencer,

cuando su cola menee para herirte,

¡atento!, esto es lo que tienes que hacer:

de las púas que dispare debes cubrirte.

Veamos qué tenemos aquí... Cuatro versos de arte mayor, rima consonante y alterna... Hmmm... Si los conocimientos de métrica que una fuente anónima ha volcado en internet son correctos, se trata de un serventesio. Pero los serventesios suelen ser endecasílabos, no tridecasílabos, y lo habitual es que vayan acompañados de más estrofas. Además, la musicalidad brilla por su ausencia. Aun así, me temo que tendréis que conformaros con esa versión libérrima de los versos originales, porque la traducción al castellano de Altea Junior es tan floja que confunde a la mantícora con un grifo y ni siquiera rima.

Lo importante es que ahora sabéis qué clase de bestia es la criatura del dibujo y que, si os cruzáis con una mantícora, no es una buena idea dejaros acribillar por las púas de su cola. ¿Quién lo hubiera pensado?

Enrolláis el pergamino y lo guardáis en vuestro morral, que, debido a vuestra cleptomanía, cada vez pesa un poco más. Los doblones, la cuerda, el tubo de madera hueco, la esmeralda, el rubí... Ya tenéis un montón de recuerdos de vuestro paso por el Laberinto. ¡Algunos incluso podrían seros útiles!

Concluido el episodio de los esqueletos, os acercáis al nicho para inspeccionarlo. Si había algún tesoro en él, se lo han llevado sin dejar ni rastro; pero al fondo veis unos escalones de piedra que descienden a la oscuridad.

¿Qué haréis ahora? ¿Bajaréis por estos escalones o saldréis de la habitación y retomaréis el camino anterior? 

No os molestéis en pensar una respuesta, porque el librojuego toma esta decisión por vosotros. En efecto, ya podéis olvidaros del pasadizo que estabais siguiendo hacia el norte, porque jamás volveréis a pisarlo. Una voluntad superior os empuja a bajar por los escalones. ¡Ja! ¿Qué me decís a eso? Resulta que entrar en todas las habitaciones que os cruzáis tiene consecuencias. 

Descendéis despacio, tanteando cada escalón con la punta de la bota antes de apoyar en él vuestro peso. Teméis pisar una trampa que convierta los escalones en una rampa para minusválidos y os precipite a un foso lleno de pinchos afilados, pirañas hambrientas o pirañas hambrientas con pinchos afilados. Del techo y las paredes cuelgan viejas telarañas que se os pegan a la cara y al pelo. Hacéis aspavientos para apartarlas, pero solo conseguís empeorar la situación y que se os enreden por todas partes. No os pongáis nerviosos. Son telarañas corrientes y molientes. No tienen la resistencia necesaria para inmovilizaros o frenaros siquiera. Y tampoco hay arañas gigantes a la vista. Eso sí, vais hechos un asquito. Os juráis a vosotros mismos que, si superáis la Prueba, no vais a salir de la bañera hasta que parezcáis una pasa u os pille el propietario de la casa en la que os hayáis colado, lo que ocurra antes.

Los escalones conducen a un sótano. Un olor rancio, como a moho, os hace arrugar la nariz, pero no detectáis ningún peligro, así que bajáis el último tramo de escalones y seguís avanzando. El techo es tan bajo que tenéis que caminar ligeramente encorvados para no daros con la cabeza. La poca luz que llega hasta aquí proviene de un túnel que hay más adelante, tras atravesar un arco. Es el único camino que veis, así que os dirigís hacia allí sin demora. Aunque está muy oscuro, veis que el suelo está lleno de desperdicios y escombros. Ya es el segundo cuarto de la basura que encontráis en la mazmorra (el primero fue este). Menos mal que siempre utilizáis calzado grueso cuando salís de aventura.

Entre la porquería, veis algunas setas. A pesar de la mala experiencia que tuvisteis con el hongo polvera gigante casi al comienzo de la Prueba, os acercáis para examinarlas. Sois profundamente curiosos.

Las setas son de color amarillo anaranjado y tienen el sombrero redondo, casi plano. Su tallo es oscuro y grueso, de textura similar a la corteza de un árbol. Todas miden más o menos lo mismo que una niña pequeña que hubiera bebido de una botellita con una etiqueta que dijese "BÉBEME" (o sea, unos siete centímetros, si es que preferís utilizar una unidad de longitud con la que estéis más familiarizados).

Os suenan las tripas.

¡No puedo creerme que tengáis hambre otra vez! ¡No habéis parado de comer desde que entrasteis en el Laberinto!

"Debe de ser por hacer tanto ejercicio", os excusáis.

¿Qué queréis hacer?

  1. Comeros una seta: Seamos claros: ¿qué probabilidad hay de que estas setas subterráneas sean venenosas? Os lo pregunto en serio. Yo no tengo ni idea. Me gusta la pasta con boletus, pero lo único que sé de setas lo he aprendido leyendo tebeos de Los pitufos y jugando al Super Mario Bros. No soy una fuente fiable.
  2. Atravesar el arco: No hace tanto que os comisteis una tira de carne seca que encontrasteis en los gayumbos de un bárbaro muerto (podéis rememorar ese episodio modélico de vuestra aventura en esta entrada), así que no se puede decir que seáis quisquillosos con la comida. Pero todo tiene un límite, y el vuestro son los hongos que crecen entre la basura de un sótano sucio y oscuro.

Tenéis hasta el jueves 25 a las 12:00 CEST para votar. En Twitter podéis hacerlo aquí.

38 comentarios

  1. No entiendo de setas, pero como el laberinto parece Australia, paso de ellas y tiro para delante. Ya al entrar tuvimos un encontronazo con una seta gigante que nos metió esporas por todos sitios y una y no más, santo Tomás.

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    1. ¿Australia? ¿Por qué Australia? Livingstone se inspiró en la cultura tailandesa. ¿Qué he hecho yo para que la ambientación parezca australiana?

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    2. Es por la fauna y flora, que todo te mata, como se suele decir de manera exagerada. De ahí la comparación.
      Por cierto, vaya puntería la mía en la entrada anterior al responder con lo de Harryhausen y sus esqueletos.

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    3. Aaaah. Por eso Australia. Tiene sentido.

      Puntería doble, porque la melodía que había escogido para el Tubo Musical y que está puesta ahora mismo es precisamente la de Spinal, del Killer Instinct Gold.

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  2. Cuando comenzó la danza, por un momento temí que nos enfrentaríamos a la mayor potencia del mal en este plano terrenal (y probablemente aledaños): la corporación Disney. Supongo que el mal en este mundo tiene sus límites.

    Y claro, cuando pedimos comernos a los hermanitos de Olorcitos inmediatamente nos salen con que nada de eso y qué sé yo que más; pero una seta entre desperdicios sí entra en el menú. Pues ahora sigo en ayunas en protesta. Eso y que las probabilidades que sean comestibles me parecen reducidas. Igual atravesando el arco llegamos a la cantina de la mazmorra o por lo menos a una máquina expendedora donde gastar los doblones.

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    1. El corto de los esqueletos está en dominio público, afortunadamente.

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  3. Tomando en cuenta el color amarillo anaranjado que dices, podrían ser oronjas o níscalos, unas setas comestibles y exquisitos que crecen en nuestros bosques, pero como estas han crecido en el Laberinto Mortal pues como que voy a pasar de ellas y seguiré con la dieta de ositos de gominola.

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  4. agente_naranja22/8/22 09:26

    Hay una regla no escrita que dice que si te encuentras una seta que no conoces, la cortes y la lleves a un experto. Y que no te la comas sin la opinión experta. Así que voto por llevarnos una de muestra y se la enseñemos al primer micólogo que encontremos, pero nada de comer. Al arco y punto.

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    1. Si te comes a un experto en setas, ¿opinas como él?

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    2. agente_naranja25/8/22 15:59

      Ni idea, pero es menos probable envenenarse. Salvo por lo del wendigo...

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  5. Que pena no poder poner el gif del Capi "entendí esa referencia", así que aquí seguiremos con nuestra estricta dieta de comer solo lo que encontremos en los calzones de bárbaros muertos. Las setas para los pitufos, y nosotros para el arco.

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    1. No hay ninguna referencia en esta entrada. Ninguna. Ni siquiera las explícitas.

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  6. Eh... teniendo en cuenta que tenemos provisiones de sobra en el zurrón, no veo la necesidad de realizar una cata de champiñones improvisada en la mazmorra de una mazmorra. Voto por atravesar el arco directamente.

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    1. Hay necesidad de hacer tan pocas cosas… Y, sin embargo, se hacen.

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  7. Yo voto por comernos no una, sino todas las que podamos. Eso son rebollones de toda la vida. Habrá que buscar también ajos tiernos por alguna parte.

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  8. Coger una seta y guardarla por si acaso es una cosa, pero hincarle el diente directamente me da reparo, si hubiéramos encontrado al menos un poco de ajo y perejil aún, pero así a palo seco paso

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    1. Os dejasteis los condimentos en los otros pantalones.

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  9. aninimo le fantastique22/8/22 16:57

    Saludos sir brocha y miembros de la mente colmena.

    ¡Es que no se puede despistar uno!.
    En lo que me ha costado volver a librarme del acoso del fisco,(consejo, las guillotinas parece ser que no aportan solided a tus argumentos, es mas, hacen que la gente se ponga irracionalmente nerviosa,como note con el inspector fiscal primero y con el juez despues),nos hemos apañado para desmontar un esqueleto, mojarnos la ropa interior y cubrirnos de telarañas. como dijo sir wellington en la batalla de talavera "menos mal que yo estoy aqui".
    Procedamos a analizar la situacion. Nuesta avatar esta equipada con dos armas blancas y un escudo, no me queda claro si nuestro estilo de lucha es con espada y escudo o espada y daga. Poniendome en lo peor asumire que como de costumbre tomaremos la decision menos apropiada y pelearemos con espada y daga.
    El pergamino dice muy claro que ante el ataque de la cola de esa bestia hay que cubrirse. Eso implica que combatiendo con espada y daga no nos cubriremos y sufriremos daño, que en el mejor de los casos afectara a nuestra resistencia. dado que aun podemos recuperar dos puntos de daño, la eleccion esta clara .Comernos la seta. En caso contrario ya veo como nuestras estadisticas de hablidad y resistencia empezaran a bajar y sospecho que necesitaremos toda la resistencia posible para acabar el laberinto.
    Recapitulando, mi voto va para comernos la seta

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    1. No está confirmado que os hayáis mojado la ropa interior. Solo es una posibilidad.

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  10. Estimo que la probabilidad de que las setas sean venenosas es la misma que la del vaso de líquido verde que no nos bebimos y debimos haber bebido. Por lo tanto hay 1/4 de posibilidades de que los dos sean buenos y 1/2 de que al menos uno sea malo. Total que pasando de la seta...

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    1. ¿Cuál era el líquido verde? Yo recuerdo el "líquido claro" y el "líquido rojo". ¡¿Qué está pasando aquí?!

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  11. Ya me opuse a comer cecina adobada al sudor kárbaro, así que voy a ser consecuente y votar por ignorar la seta.
    Vayamos por el arco.

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  12. Evitemos las setas, por favor.
    Me da miedito saber lo amplio que es el laberinto y compararlo con lo poquito que hemos visto y acertado hasta el momento 🤪😂
    Desde luego el vídeo de Disney es chulo, yo no lo conocía.

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    1. Para ver todo el laberinto hay que jugar varias veces. Pero lleváis recorrido ya un buen trecho, más o menos un tercio del camino, suponiendo que lleguéis hasta el final (si es que esa sigue siendo una opción).

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  13. Podrían ser setas alucinógenas, pero estamos en media aventura, primero asegurar la sobrevivencia y después la recompensa psicodelica, así que las setas serán para después

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    1. Además, ya tuvisteis una experiencia alucinógena hoy (en tiempo de aventura, quiero decir).

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  14. Pasando de las setas. Primero, por prudencia. Y segundo, en el fondo este libro está dirigido a chavales. Nos pueden enseñar a matar y a robar, pero comerte setas que encuentres por ahí y que no te pase nada, eso sí que no.

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    1. Tendría que comprobar si hay alternancia entre setas sanas y setas tóxicas en los libros de la colección. Me suena que sí. Pero, primero, que los niños lean. Luego ya veremos si además aprenden algo útil.

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  15. Esto no es una cuenta falsa y voto por comernos las setas.

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    1. Y supongo que no estarás familiarizado con el "maceda" que aparece más arriba, ¿verdad?

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    2. "Tipo de Incógnito" 🎩

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  16. ¿Pero cómo vamos a comernos eso? ¿Así, a pelo, sin lavar y sin un triste golpe de calor con la sartén? Y yo que me como una fruta sin pasarla por agua antes y darle bien con un trapito y me dan retortijones. Puf, qué va, no se me ocurre un peor momento y lugar donde tener diarrea que éste. Yo digo no. Ya comeremos algo más sustancioso si nos encontramos con el bichejo y le damos matarile (esperemos, que hablando de cazar bestias de, a ojo, más de media tonelada, nunca se sabe quién va a servir de cena a quién).

    Cerdito Malva opina también que pasando.

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  17. Llego tarde para votar, por lo que solamente comentaré sin que se vaya a tener en cuenta en las votaciones que dudo mucho que una de esas setas sea un power up como las del Super Mario.
    Sabía que se va a celebrar el Fighting Fantasy Fest dentro de poco, pero no sé por qué pensaba que se hacía con más frecuencia. No conocía el dato de que solamente será la cuarta edición. Ojalá alguien que vaya dé la casualidad que lea este blog y te consiga la camiseta Sr Brocha, aunque lo veo complicado (parece un evento casi exclusivo de guiris). Lo que si que ya veo imposible es que también me compre una a mi :)

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    1. Espero que tengamos suerte con esas camisetas.

      No va a pasar.

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