4 de abril de 2023

He-Man y los Masters del Universo: El demonio de Phantos

2018. Llevo sin recapitular un episodio de la serie He-Man y los Masters del Universo desde 2018. Más de cuatro años sin retomar la serie clásica de Filmation. ¡Cuatro años en el olvido! Qué impropio de mí.

Podría excusarme diciendo que, durante ese tiempo, he publicado otros artículos sobre los Masters del Universo, entre ellos los que podéis leer en la revista Mundo Masters (os prometo que esta entrada no está patrocinada); pero sencillamente me he despistado. La pregunta es: ¿dónde estabais vosotros para recordármelo? ¡Porque bien que os acordáis de Marmalade Boy!

Con todo, este infeliz desliz es fácil de enmendar. Tan fácil como dedicarle más horas de las que estoy dispuesto a confesar a la recapitulación de un episodio de la vieja serie animada de Filmation. ¿Qué es la vida de una persona del montón sino tiempo desperdiciado?

Hoy os traigo El demonio de Phantos, un episodio en el que viajaremos a la luna, conoceremos a la reina Elmora, y veremos a Teela pelar patatas. Emocionante, ¿verdad?

No, claro que no.

El demonio de Phantos fue el quinto episodio de He-Man y los Masters del Universo producido por Filmation y se emitió por primera vez en el 12 de septiembre de 1983. Su guion es de los más tempranos de la serie, y la primera versión del texto se remonta al periodo en el que Michael Halperin aún estaba trabajando en la biblia de esta producción para la pequeña pantalla. Ese borrador, aprobado en diciembre de 1982, llevaba por título She-Demon of Moon III (en español, El demonio de Luna III) y se reescribió posteriormente para ajustarse a las pautas del fundador del estudio y principal promotor de estos dibujos animados, Lou Scheimer. Sus pautas podrían resumirse en que la violencia debía reducirse a la mínima expresión y que los niños tenían que aprender alguna lección, viniera o no al caso.

Por lo demás, el episodio es un cataclismo audiovisual incluso para los estándares de la serie. Yo me lo tomó a guasa y disfruto de su ingenuidad, pero debería ir acompañado de una advertencia para los fans menos indulgentes, porque está tan mal escrito que cualquiera de los episodios anteriores parece El padrino en comparación. Al margen de las tremendas imbecilidades que pronto compartiré con vosotros, lo único destacable es que Skeletor consigue llevar a buen término su plan malévolo y esclavizar a toda una población, al menos durante una temporadita, hasta que He-Man y sus santurrones amigos se entrometen.

La historia comienza en la luna de Phantos, cuya gravedad y condiciones de habitabilidad parecen ser idénticas a las de Eternia, a pesar de que es su satélite y tiene una masa inferior. No obstante, la sólida base científica de esta serie infantil me hace pensar que hay algún motivo para que sea así, aunque no nos lo expliquen. Probablemente ese motivo es que a nadie en Filmation le importaban un pimiento esa clase de detalles. A un niño tampoco. Y a mí ni os cuento.

El espacio, la última frontera para ponerse quisquillosos.

El príncipe Adam y Man-At-Arms han viajado a Phantos para recoger un cargamento del metal más resistente del universo, conocido como potanium. Elmora, reina de Phantos, mantiene una alianza con el rey Randor y provee periódicamente a sus aliados eternianos de este metal. Se desconocen otros aspectos del acuerdo entre ambos reinos, pero estoy convencido de que la generosidad de la reina Elmora se ve justamente compensada. Ahora bien, si lo preferís, podéis pensar en la corona eterniana como un régimen colonialista que se reserva un porcentaje de la producción de metales de Phantos e impone gravámenes a su tráfico comercial. El grado de realismo de esta serie infantil lo elegís vosotros.

En el salón del trono, Adam y Man-At-Arms combaten delante de la reina Elmora para probar las últimas armas fabricadas con el valioso potanium. Es posible que haya sitios más apropiados para hacer esta demostración que el salón del trono, sitios en los que no te arriesgues a rajar o quemar un tapiz de siete siglos de antigüedad; pero, para eso, tendrían que haberlos dibujado, y ya hay suficientes escenarios en este episodio. Recordad que el presupuesto de Filmation era más ajustado que los leotardos del príncipe Adam. Estamos hablando de un estudio que, cuando iba a cerrar el acuerdo con DC para hacer una serie de Superman, colocó detrás de una mesa a un maniquí con gafas para que pareciera que tenían secretaria. Como suena, no me lo invento.

¿Os resulta familiar este escudo? Debería, porque es el mismo que llevaba el muñeco de He-Man (a salvo de alguna diferencia de color). No volvería a aparecer en ningún otro episodio, porque eso habría estado bien, y lo bueno era la excepción para Filmation.

Una vez concluido el test, Man-At-Arms felicita a la reina y le dice que la fuerza de los escudos y armas fabricados con el potanium no tiene igual.

—Puedes llevarte tu cargamento de potanium, amigo mío, como habíamos acordado —responde la reina con desgana—. Ahora déjenme sola.

Adam, que es un tipo sensible (en mi experiencia, la mayoría de hombres que usan mallas lo son), nota que la reina está diferente que de costumbre y le pregunta si "le pasa algo malo". Lo normal sería preguntar si está bien, pero ¿cuándo ha hecho algo normal este hombre? En cualquier caso, no parece que haya mucha confianza entre ellos, así que la pregunta es cuando menos indiscreta. ¿Y si a Elmora le ha venido la regla? ¿Quiere hablar con ella de eso? El respeto mutuo exige cierta discreción. Por otro lado, también puede ser que la mujer tenga la cabeza como un bombo porque a la delegación eterniana le ha dado por ponerse a probar las armas en su salón.

—Todo está bien —contesta la reina—. Aquí no pasa nada malo, nada malo en absoluto. Ah, y sobre todo no miréis detrás de esas cortinas tan sospechosas cuando salgáis, por favor.

Su verdadera respuesta es más sutil, pero creo que he captado el espíritu del mensaje.

Mant-At-Arms da las gracias otra vez y se despide. Es un hombre muy ocupado. Si la casete de Horus no se equivoca, ha de ingeniar armas de gran precisión para rechazar al invasor y estar presto para luchar al lado He-Man. Además, hoy todavía no se ha atusado suficientemente el bigote.

"No está el horno para bollos. Ea, largo".

De camino a la salida, Adam y Man-At-Arms pasan por delante de unas cortinas echadas que cubren por completo una de las paredes del salón. ¿Sospechoso? Para nada. Sin embargo, no han transcurrido ni tres segundos desde que salen de plano cuando las cortinas se descorren y revelan la presencia de Skeletor, dos de sus esbirros y un par de prisioneros.

Finjamos que el espectador está tan sorprendido que ni siquiera se pregunta quién narices ha descorrido las cortinas.

Los esbirros que acompañan al Señor de la Destrucción son Mer-Man, el señor de los abismos oceánicos, y Strongarm, un tipo con un brazo gigante de metal. Si vuestro interés por esta franquicia es pasajero, puede que el segundo de estos personajes os resulte desconocido. Los artistas de Filmation se sacaron a Strongarm de la manga para este episodio y no volvería a aparecer nunca jamás en la serie. Mattel no pagaba para que Filmation diera rienda suelta a su creatividad, sino para restregar su colección de juguetes a los críos durante veinte minutos.

A merced de los malvados, vemos también a dos hombres con barbas de jipi y túnicas rojas, ambos atados de pies y manos. Los prisioneros no están amordazados, así que podrían haber dado la voz de alarma mientras Adam y Man-At-Arms estaban presentes, pero es evidente que unos villanos con semejantes pintas no piensan en todo.

Lo raro es que a los prisioneros no les asomasen los pies por debajo de las cortinas.

Como a Skeletor le encanta dar explicaciones, enseguida nos enteramos de que había capturado a los consejeros de la reina para extorsionarla y además se la ha dado con queso a Adam y Man-At-Arms, porque sus armas son más falsas que el juego de mesa Giman y la Espada del Poder, de la marca Falomir.

—¡Nyajajajajaja! —se carcajea el Señor de la Destrucción—. No saben que sus cargamentos de potanium ahora serán para mí. Lo que ellos llevan en sus naves es simple metal de tontos.

Después de escuchar la frase varias veces, sigo sin estar seguro de si Skeletor dice "simple metal de tontos" o "simple metal de Phantos", así que he escogido la opción más divertida. Demandadme por ser inexacto, si os atrevéis.

—Ya tienes lo que querías, Skeletor. Ahora libera a mis hombres y abandona Phantos —exige Elmora. 

Está tan irritada que no creo que le selle el tique del aparcamiento.

Pero Skeletor tiene un plan mejor para disfrutar de su estancia: tomará el control del reino y se hará con toda la producción de potanium. Insertad aquí risa malvada.

No podemos descartar que Skeletor improvise sus planss sobre la marcha, porque, si ese era su objetivo desde el principio, entonces debería haber permitido que Elmora entregase el cargamento auténtico a nuestros héroes en lugar de endilgarles el papel de aluminio con el que envuelven los bocatas de chóped. Ahora lo que ocurrirá es que los guerreros heroicos descubrirán el engaño y regresarán para esclarecer el asunto. Parece que fuera nuevo en esto.

Sea como fuere, a Elmora no le hace ni pizca de gracia este cambio de planes, así que extiende las manos hacia Skeletor y le lanza sendos haces de energía arcana. Zas, zas, zas, lanza rayos y todo eso.

Sin apenas inmutarse, Skeletor levanta la mano, como dando el alto a la reina (de manera muy similar a como hacía Darth Vader en El Imperio contraataca cuando invitaba a cenar a Han Solo y la princesa Leia en Bespin), y los rayos chocan contra un campo de fuerza invisible.

—Chincha rabincha, no eres suficiente rival para mí —dice Skeletor. O algo parecido. 

Rápidamente el villano contraataca con su propio conjuro y transforma a Elmora en una bruja de pelo encanecido y rostro deforme que obedece su voluntad. Eso despistará a los guerreros heroicos cuando pregunten por ella. Un plan sin fisuras.

Hoy, en Reacciones alérgicas extremas... mujeres alérgicas a los tintes de pelo.

Días después, en el palacio de Eternos, Man-At-Arms y su hija Teela prueban las armas creadas con el supuesto potanium mientras Adam, Cringer y Orko los observan (¿por qué tener un solo alivio cómico cuando puedes tenerlos todos?). Como era de esperar, las armas de latón barato se hacen añicos al menor golpe.

—¿Estás seguro de que estas armas están hechas con potanium? —pregunta Teela, suspicaz.

—Por supuesto que sí —responde Man-At-Arms, inexcusablemente seguro de sí mismo—. Yo mismo las fabriqué con el metal que trajimos de Phantos.

Y me pregunto yo: ¿No notó nada inusual durante el proceso? Reconozco que no sé gran cosa de metalurgia (ni siquiera veo Forjado a fuego para poder dármelas de entendido), pero quiero pensar que un herrero experto distinguiría un metal birrioso del metal más resistente del universo. El bol de ensalada que lleva por sombrero despista, pero empiezo a pensar que Man-At-Arms podría no ser el gran genio científico que todos creen que es.

En cualquier caso, la evidencia es incuestionable y al final no les queda otra que admitir que la reina Elmora les ha estafado.

—Yo noté que actuó de forma extraña y se lo dije —comenta Adam.

Yi nití qui ictií di firmi ixtriñi y si li diji.

En ese momento, el halcón Zoar sobrevuela el palacio. Esta es la señal de que la Hechicera reclama su presencia. O si vuela bajo, de que va a hacer un frío del carajo.

Man-At-Arms pone una excusa vaga e imprecisa para que Teela lo deje a solas con Adam, y ambos se marchan al Castillo de Grayskull. Si Teela sospechase que su padre y el príncipe están liados, no le faltarían motivos.

Y, por supuesto, dejan sola a la mujer para que limpie el estropicio.

En el Castillo de Grayskull, la Hechicera informa a Adam y Man-At-Arms de que Skeletor ha hechizado a Elmora y ahora controla "su planeta". ¿Planeta? ¿Se refiere a un "cuerpo celeste sin luz propia que gira en una órbita elíptica alrededor de una estrella"? ¿Esa clase de planeta? ¿No era una luna? ¿En qué quedamos?

Antes de que podamos indagar en el porqué de estas imprecisiones terminológicas, Adam desenvaina su espada mágica y grita:

—Por el poder de Grayskull... ¡YO TENGO EL PODER!

Cringer se convierte en Battle Cat, y Adam, en He-Man, el hombre más poderoso del universo.

Ya conocéis la cantinela. Es imposible no conocerla, porque nos la recordaban en la abertura de todos y cada uno de los episodios, sin excepción. Habitualmente era la mejor parte.


—Cuídate de Elmora —advierte la Hechicera a su campeón—. Ella no te verá como He-Man. Skeletor será tu imagen para que Elmora nunca te crea y así no te ayude.

Hmmm... ¿Está segura de que ese es el problema? Los Ancestros me libren de poner en duda los consejos de una señora disfrazada de pollo, pero la última vez que vimos a Elmora, Skeletor la había embrujado para que obedeciese sus órdenes. Diría que parecerse a Skeletor es la mejor manera de obtener la ayuda de la reina en esta situación. ¿O es que la Hechicera se ha leído el guion del episodio y sabe algo que nosotros no sabemos?

No sé si la serie tiene un problema o lo tengo yo por no dejar de pensar.

Como luego descubriremos, se ha leído el guion, pero en diagonal. No la culpo.

He-Man desaparece para hacerse las ingles (o algo) y Man-At-Arms regresa a Eternos para reclutar a los guerreros heroicos que les acompañarán en esta misión: Stratos, el poderoso guerrero alado, y Lagarto, el heroico aliado de sangre fría (o Lizard Man en el inglés original, una creación original de Filmation basada en el arte conceptual de Mattel para Whiplash y que parece un descarte de los dibujos de las Tortugas Ninja).

Mientras Stratos y Lagarto cargan cajas en el Attak Trak (quedaos con este dato), Man-At-Arms ordena a su hija que permanezca en la ciudad con la guardia de palacio. Teela prefiere formar parte de la misión y sugiere que Adam ocupe su lugar, porque, aparentemente, quedarse a cargo de los guardias es competencia del príncipe y no de la capitana de la guardia.

Man-At-Arms no tiene tiempo para discutir estas nimiedades y arranca el vehículo, dejando a su hija con la palabra en la boca. Con la palabra y también con el humo del tubo de escape. ¿De verdad alguien se sorprendió de que Teela estuviera cabreada en la serie de Netflix?

 ¿Quién me iba a decir a mí que los vehículos eternianos eran altamente contaminantes?

De vuelta al Castillo de Grayskull, el grupo se une a He-Man. Ninguno se da cuenta de que Teela los ha seguido hasta allí, aunque no queda claro cómo. Por mi parte, voy a pensar que los siguió montada en su discreto unicornio dorado, al que no se le ve la crin desde 1984.

—¡A los portales del palacio! —ordena He-Man.

No, yo tampoco sé de qué palacio habla. Es un castillo, He-Man; lo dice su propio nombre: Castillo de Grayskull®. Además, en la versión original ni siquiera dice "portales del castillo", sino "portales espaciales", que, aparte de no ser lo mismo, impresiona más. Si no fuera porque el español neutro le da un toque extra de hilaridad a la serie, maldeciría el doblaje por privarme de esos fantásticos detalles.

A pesar del lapsus linguae, el lenguaje corporal de He-Man es inequívoco, y todos siguen al campeón de Eternia al interior del castillo.

¡Quietos un momento! ¿Qué pasa con todas aquellas cajas que Stratos y Lagarto cargaron al Attak Trak? ¿Dónde están ahora? ¿Qué llevaban dentro? ¿Tiene Man-At-Arms su propio servicio de paquetería y ha aprovechado el viaje para hacer el reparto por el camino? ¿Eran revistas para la Hechicera? ¿Debería yo dejar de buscarle tres pies al gato y disfrutar de la serie como lo haría un niño, aunque sea un niño con necesidades especiales?

"¡Al portal de Belén!".

El grupo cruza el portal espacial de marras y aparece convenientemente en Phantos, cuyo desolado paisaje no ofrece más puntos de referencia que unas dispersas formaciones rocosas. Imagino que regalarán bonos turísticos para que venga gente a visitar el lugar de vez en cuando.

Teela atraviesa el portal poco después que sus amigos y sigue su rastro con sigilo. El sigilo en este caso consiste en caminar tranquilamente y a plena vista detrás de ellos. Currarse una animación diferente para esta escena estaba descartado de antemano. Jamás ha habido un estudio más concienciado con la importancia del reciclaje que Filmation.

De camino a la ciudad, una imagen translúcida de la reina Elmora, rodeada de un estallido de luz intermitente, se proyecta delante de He-Man y sus aliados.

—Deben abandonar Phantos —ordena la proyección—. Son enemigos del reino.

—No sé quién serás tú —responde He-Man, que no reconoce a la reina a pesar de que no se ha cambiado de vestido desde su última visita—. Pero este es el reino de Elmora, y hemos venido a ayudarla.

—¡Yo soy Elmora, y no necesito de su ayuda! —replica la reina, ofendida—. Déjenme tranquila antes de que se arrepientan.

—¡¿Tú eres Elmora?! —exclama He-Man, pasmado.

Aunque solo fuera por deferencia a su anfitriona, He-Man debería disimular un poco su asombro. Todos hemos visto ya la cara que tiene Elmora y somos conscientes de que ahora mismo parece una cucaracha alienígena disfrazada con piel humana. Pero ¿acaso tiene ella la culpa? Para ser una serie que se las daba de inclusiva y educativa, echo en falta más empatía y sensibilidad hacia el prójimo.

"¿Tú eres Elmora?".

"Sí, eso dije. ¿Acaso no lo ven?".

"Pero Elmora es una mujer amable y hermosa. ¡No te pareces en nada a ella!".

"¿Quieren ver lo hermosa que soy? Entonces me quitaré este vestido".

Sin necesidad de mayor provocación, Battle Cat ataca a la proyección de la reina. ¿Cuándo habéis visto a un gato resistirse a la luz de un puntero láser? Esto es lo mismo.

Pero antes de que el lindo gatito de combate alcance a la proyección, Elmora hace un gesto con la mano y Battle Cat se desvanece en un chasquido de luz, como si nunca hubiera existido.

—Tu gran compañero ahora es mi prisionero —aclara inmediatamente la reina para que los niños no piensen que Battle Cat ha muerto y lloren desconsolados—. Más vale que te rindas, He-Man. ¡Jamás podrás vencerme!

Esto confirma más allá de toda duda razonable que Elmora no está confundiendo a He-Man con Skeletor y, por tanto, que la Hechicera debería buscarse fuentes de información más fiables. Si quiere recibir las últimas noticias y novedades sobre los guerreros diabólicos, le sugiero que se suscriba a la newsletter de la Montaña de la Serpiente. O que lea mi blog.

"¿Marramiau?".

He-Man le explica a Elmora que han venido a protegerla, no a derrotarla. Ella se troncha de risa y le contesta que Skeletor ya le ha dado toda la protección que necesita.

—Elmora, ahora tu magia es mala —le dice He-Man, que de repente habla como un niño de cinco años—. Pero aun así te ayudaremos. Te liberaremos a ti y a tu planeta [y/o luna] de los hechizos malévolos de Skeletor.

A Elmora no parece impresionarle este discurso. La proyección se desvanece con un destello cegador y en su lugar aparece una planta carnívora gigante y bicéfala cuyas ramas se mueven con la misma libertad que los tentáculos de un cefalópodo.

No quiero acusar a los guionistas y dibujantes de Filmation de consumir drogas tóxicas o sustancias psicotrópicas durante la realización de este episodio, pero una de las bocas de la planta lanza un rayo tractor para atrapar a Stratos, lo masca como un chicle y, acto seguido, desaparece con él de la faz de la tierra. La planta incluso cambia de color durante el proceso. ¿Pura imaginación o inspiración lisérgica? Sacad vuestras propias conclusiones.

 Será cosa de la fotosíntesis.

Mientras He-Man lidia a espadazos con las ramas-tentáculo de la planta carnívora, Man-At-Arms y Lagarto se mantienen convenientemente fuera de cámara para abaratar los costes de esta escena de acción.

En medio de la insulsa batalla, Teela se acerca a escondidas y dispara a la segunda cabeza de la planta monstruosa con su pistola de rayos fotónicos (o partículas del tipo que sean). ¡Piu-piu! La planta brilla y desaparece sin más. Una muerte limpia. Limpia y barata. Sobre todo barata.

—Teela, has desobedecido mis órdenes —reprende Man-At-Arms a su hija con una mezcla de decepción y enfado en la voz que, naturalmente, no se refleja en su rostro inexpresivo y reutilizado ad nauseam.

—No debiste hacerlo, Teela —concuerda He-Man—. Pero, de cualquier forma, muchas gracias.

Teela sonríe con gustirrinín.

La petite mort.

Nuestros héroes dan por hecho que Stratos también es prisionero de Elmora (la alternativa de que haya sido ingerido por una planta capaz de saltar entre dimensiones ni se la plantean) y continúan su camino hasta llegar a las inmediaciones del castillo de Elmora.

He-Man observa que el edificio está construido sobre la refinería de potanium.

—Conozco la forma de llegar hasta la refinería —dice.

Si esperáis que tengan que superar algún tipo de desafío para llegar a la refinería, estáis equivocados. Esta es la forma de llegar a la que se refiere el campeón de Eternia:

En efecto, una cortinilla con el logo de "He-Man" es todo lo que separaba al grupo de guerreros heroicos de la refinería. Ojalá todas sus aventuras fueran siempre igual de emocionantes.

—¿Pues qué esperamos? —pregunta Teela, impaciente.

—No tan rápido, Teela —replica He-Man—. Primero será preciso disfrazarnos.

Por suerte, todos los trabajadores de la refinería lleven el mismo uniforme: túnica gris con capucha, cinturón negro y pantalones grises. Si nuestros héroes se hacen con cuatro uniformes, no tendrán ningún problema para pasar desapercibidos.

Probablemente.

—¿Hace falta que nos quitemos la ropa antes o podemos ponernos las túnicas encima?

Posiblemente.

—El pantalón es opcional, ¿verdad?

Vale, pues no.

Ni siquiera lo intentan.

Pero no os preocupéis. Por mucho que den la nota, su incompetencia para disfrazarse se ve compensada por la nula capacidad de observación de los esbirros de Skeletor.

De hecho, y a pesar de que Teela menea el trasero como si le hubieran frotado las bragas con tabasco, nadie les presta especial atención.

He-Man pasa por delante de una hilera de sarcófagos de potanium y descubre que hay personas encerradas dentro. ¡Personas vivas!

A ver, que nadie se escandalice. Skeletor dirige ahora una empresa seria. Cuando acabe el año, tendrá que presentar resultados y rendir cuentas ante sus accionistas. Si no sanciona de alguna manera a los trabajadores que no alcanzan sus objetivos, ¿cómo va a motivar a la plantilla? Además, desde que está al mando, la productividad ha aumentado un 56 %. ¿A quién le preocupan los derechos de los trabajadores?

Podría ser peor. Podrían ser momias personas momificadas.

Uno de los capataces, armado con una vara aturdidora, se acerca a He-Man y le amenaza con encerrarlo como a los demás si sigue haraganeando. Nuestro héroe se muerde la lengua y retoma su camino, pero el capataz no renuncia a divertirse y le suelta un calambrazo por la espalda.

Esto a He-Man no le hace ni cosquillas, pero se vuelve hacia el capataz por una cuestión de principios y le arranca el arma de un guantazo. Hoy está un poco más irritable de lo normal. Quizá debería lavar el taparrabos.

La vara aturdidora va a parar a las manos membranosas de Mer-Man, que rápidamente toma conciencia de la situación y pone la misma cara que pongo yo cuando me entra un email urgente a cinco minutos de cerrar la jornada laboral.

Antes de que Mer-Man tome cartas en el asunto, Man-At-Arms se enfrenta cara a cara al hombre-pez. El combate es embarazoso tan embarazoso que me niego a describirlo. Basta con que sepáis que al final Man-At-Arms prende por los pies a su adversario con unas esposas-bumerán. No sé qué hace Mattel que no abre una línea de negocio para venderlas.

Por cierto, a lo largo de esta escena, ni Man-At-Arms ni Teela ni Lagarto llevan su disfraz. Nadie sabe cuándo se lo han quitado ni por qué. Pero, a estas alturas, lo realmente preocupante sería que nos importase.

Hay derrotas que tienen más dignidad que la victoria. No es el caso de esta.

Mientras tanto, un segundo capataz se ha unido al primero y ambos forcejean con He-Man. Pero ni siquiera dos brutos bregando al mismo tiempo pueden hacer nada contra el hombre más poderoso del universo, que no cede ni un centímetro y se los quita de encima con una flexión de sus poderosos músculos.

Desafortunadamente, esta demostración de fuerza es más de lo que una vulgar túnica de poliéster puede soportar, y el tejido se hace trizas, revelando la identidad de nuestro héroe.

Revelándola más, quiero decir.

¿Es casualidad que solo un día después de emitirse este episodio se publicara en Japón el primer número de El puño de la Estrella del Norte, un manga cuyo protagonista acostumbra a romper sus chalecos de la misma manera que hace He-Man aquí? Sí.

Sin la minúscula túnica es imposible que He-Man pase desapercibido, y Strongarm lo ve de inmediato desde lo alto de una torre de vigilancia.

—¡He-Man, He-Man! —exclama—. ¡Qué gran trofeo serás para Skeletor!

No, yo tampoco sé por qué todos hablan tan raro en esta serie. Puede que sea cosa de los anabolizantes.

Strongarm alcanza una tubería que cuelga del techo con su brazo mecánico extensible y se balancea hasta He-Man. Sorprendentemente, leerlo no suena ni la mitad de ridículo que verlo.

Según el libro El arte de Capcom, este momento inspiró a los creadores del videojuego Bionic Commando. Puede que el libro no exista y que el dato me lo haya inventado.

Ahora bien, aunque Strongarm se haya lanzado a la batalla sin pensárselo dos veces, no es tan imbécil como para zurrarse con el hombre más poderoso del universo sin un plan. Sabe perfectamente que si He-Man le arrea un zambombazo, van a tener que sacarle la rabadilla del casco con un sacacorchos, así que mantiene las distancias y espera a que sea el hombretón quien tome la iniciativa. 

Su paciencia se ve recompensada. En los segundos que tarda Filmation en insertar la imagen de archivo en la que He-Man arrea un puñetazo a la pantalla, Strongarm aprovecha para golpear el suelo con toda la fuerza de su puño mecánico y provocar así un temblor lo bastante fuerte para desestabilizar al sorprendido He-Man, que trastabilla hasta un sarcófago abierto que no habíamos visto hasta ahora (porque no estaba allí).

Sin dar tiempo a que nuestro héroe se recobre, Strongarm corre hasta él y cierra la tapa del sarcófago.

Oh, oh, se avecinan problemas. Me he vuelto a dejar la ropa en la lavadora.

Enseguida vuelvo.

"Mecachis".

En la escena siguiente, Strongarm y Mer-Man han subido hasta el castillo para informar a Skeletor de lo sucedido. ¿En qué momento liberó Strongarm a Mer-Man de las esposas-bumerán? ¿Por qué los villanos no se enfrentaron al resto de guerreros heroicos después de atrapar a He-Man?

La siguiente respuesta os tendrá que valer:

—Eran demasiados para combatir contra ellos, Skeletor —se excusa Strongarm—. Además, pensé que te gustaría enterarte de la noticia: ¡Ya tengo a He-Man! Lo encerré en un sarcófago de potanium. ¡Ja, ja, ja! ¡Jamás podrá salir de ahí!

Skeletor felicita a su esbirro (hoy está irreconocible) y realiza un hechizo de escudriñamiento de nivel 5 sobre su báculo para espiar la refinería. Las imágenes que la magia revela muestran a los héroes junto al sarcófago en el que He-Man permanece atrapado.

—He intentado congelándolo, calentándolo, dándole golpes... —dice Teela, abatida—. Pero nada funciona.

No sé, hija, ya de paso también échale chinchetas dentro, a ver si eso remata la faena, no vaya a ser que He-Man no esté muerto después de refrigerarlo, hervirlo y sacudirlo dentro de una tumba metálica.

—Yo he intentado hacer nada y ya no sé qué hacer —oigo decir claramente a Man-At-Arms.

Skeletor se da por satisfecho con estas revelaciones y corta la transmisión, convencido de que los guerreros heroicos no conseguirán nada mientras He-Man esté fuera de juego. No puedo decir que no tenga razón. Son una manga de ineptos.

"Veo, veo una cosita que empieza por la letra i".
"¿Imbéciles? ¿Inútiles? ¿Incompetentes?"
"Sí".

Sin embargo, si Skeletor se hubiera molestado en mirar veinte segundos más, habría visto a He-Man reventando el sarcófago desde dentro. Seamos honestos: si un tiranosaurio con lanzaproyectiles giratorios alojados en el vientre no puede con él, ¿qué posibilidades tenía un sarcófago de potanium?

Los héroes entran en una caverna que conecta la refinería con el castillo y He-Man traza un plan: Teela y él buscarán los aposentos de Elmora para hablar con ella, y Man-At-Arms y Lagarto se ocuparán de encontrar a Battle Cat y Stratos. Entre buscar un dormitorio con Teela o recorrer las mazmorras con el Magnum de saldo y el lagarto Juancho, yo también habría elegido lo mismo que He-Man. Puede que se peine como el príncipe de Beukelaer, pero no es tonto.

El giro inesperado es que Skeletor, en un ejercicio de prudencia impropio de él, había vuelto a espiar a nuestros héroes desde los aposentos de Elmora y ahora sí está al tanto de todo.

Bueno, no de todo.

—Así que piensan que podrán liberar a Elmora de mi hechizo. ¡Jo, jo, jo! —se ríe Skeletor—. Con He-Man fuera de circulación, ella es mía.

No tratéis de ajustar vuestras pantallas. Habéis leído bien. A pesar de que Skeletor acaba de ver a He-Man libre desde su báculo, cree que aún sigue atrapado.

La coherencia interna no existe ni se la espera.

A la reina le entristece haber trabajado en esta serie en lugar de en G.I. Joe o en Mister T.

Mientras tanto, el hechizo de control mental que el Señor de la Destrucción mantiene sobre Elmora empieza a debilitarse.

La propia reina es consciente de que Skeletor ha estado jugando con su cabeza y hace un esfuerzo por recordar su amistad con He-Man. Esto la retrotrae a una escena en la estaba a solas con He-Man en lo alto de una de las torres del castillo.

En este flashback, He-Man dobla para Elmora una viga de potanium como si fuera un vulgar trozo de alambre, y luego ella lo ata con cadenas del mismo material y él las revienta sin apenas esfuerzo. La reina ríe y aplaude entusiasmada.

Tiempos felices. Tiempos eróticos.

El recuerdo de esta sesión privada de bondage acaba definitivamente con el influjo que Skeletor ejercía sobre Elmora, y la reina hace frente al Señor de la Destrucción y sus esbirros. ¡Ha llegado la hora de recuperar su reino! Supongo que para pasarse por una clínica de estética ya habrá tiempo el miércoles que viene.

Elmora envuelve a Strongarm y Mer-Man en una nube de humo que les deja los pulmones como jamones ahumados y luego concentra sus ataques mágicos en su mayor adversario. Pero Skeletor es un hueso duro de roer (no va con segundas), y la reina no es rival para él. Tal vez lo sería si se acordase de que puede invocar cadenas de potanium como hizo con He-Man en el flashback, pero eso pasó hace casi medio minuto y ya lo ha olvidado.

—Tu fuerza se ha agotado, Elmora, y no tienes a He-Man para que te salve —dice Skeletor—. Como puedes ver, He-Man se encuentra encerrado en una celda hecha de tu mismo metal tan poderoso.

Elmora le dice que, si tan seguro está de que He-Man es su prisionero, lo compruebe por sí mismo. Skeletor vuelve a escudriñar la refinería con su báculo y ve que, efectivamente, el sarcófago de potanium en el que Strongarm había atrapado a He-Man está hecho pedazos. Esto por fin le permite llegar a la conclusión de que (a) si He-Man está dándose un garbeo por ahí, y (b) el sarcófago está destrozado, entonces He-Man no puede estar dentro del sarcófago.

—Tendrás que enfrentarte a He-Man —le dice Elmora, riéndose de él.

Skeletor le dice que no, que lo hará ella por él, y recontrahechiza a Elmora para utilizarla contra He-Man.

—Cada vez que veas a He-Man, vas a ver mi hermosa cara y pensarás que se trata de mí —dice Skeletor—. ¡Nyajajajajaja!

Vale, ahora aquello que dijo la Hechicera al principio del episodio de que "Skeletor será tu imagen para que Elmora nunca te crea" cobra sentido. Aun así, me gustaría saber en qué medida ha ayudado esa información a alguien. Las encuestas indican que entre nada y cero.

Skeletor y sus esbirros ahuecan el ala.

"La palabra de seguridad es huesito".

En las mazmorras, Man-At-Arms y Lagarto encuentran la celda en la que tienen encerrado a Battle Cat. Pero no está solo. Los capataces a los que vimos pelear con He-Man en una escena anterior se burlan del felino.

Esta situación requiere planificación y cautela. No pueden dejar nada al azar.

O tal vez podrían resolver este contratiempo fuera de cámara y ahorrarse la correspondiente escena de acción. Después de todo, ¿quién querría ver una pelea en lugar de imaginársela?

Una conveniente elipsis narrativa después, los capataces están suspendidos del techo, atados por las piernas, y Battle Cat y Stratos vuelven a ser libres. Que nosotros sepamos, ni siquiera habían encontrado la celda de Stratos, pero a nadie le importan esas minucias, ¿verdad? Lo importante es que ahora Battle Cat y Stratos podrán seguir haciendo lo mismo que han estado haciendo desde el comienzo del episodio: absolutamente nada.

"Sacad las fustas con plumas, chicos".

En otro rincón del castillo (en realidad, en el mismo salón del trono en el que está Elmora, porque así Filmation se ahorraba dibujar un fondo diferente), Skeletor sigue de cerca los movimientos de He-Man con su báculo.

Muy de cerca.

Cerquísima.

De un cerca que resulta incómodo.

Pechotes TV.

He-Man y Teela llegan al salón del trono (los aposentos de Elmora, aparentemente), y, como era de esperar, la reina no reconoce a He-Man, sino que ve a Skeletor. O, para ser precisos, ve una imagen translúcida de Skeletor superpuesta sobre He-Man. Voy a interpretarlo como una licencia artística para representar el hechizo, porque la alternativa sería pensar que Elmora está cegata o que es tonta del higo.

—Esperaba que regresaras a mí, Skeletor —masculla la reina—. Te odio con todas las fibras de mi ser, villano asqueroso.

Duras palabras. Si Skeletor la está escuchando, es probable que su nivel de autoestima se desplome.

—Elmora, desconozco el poder que ejerce Skeletor sobre ti —dice He-Man, obtuso—, pero yo soy He-Man, tu amigo, no tu enemigo

¿Quiere decir amigo o *guiño, guiño* amigo? Todos hemos visto esos flashbacks, que no se haga ahora el despistado.

He-Man y Skeletor siguen el mismo régimen de entrenamiento.

Sin embargo, Elmora solo confía en lo que ven sus ojos y, convencida de que Skeletor intenta engañarla, ataca a He-Man con una fuerte ráfaga de viento que le mete todas las pestañas para dentro, cegándolo momentáneamente.

La reina recoge una espada y un escudo que tenía a mano, y carga contra He-Man con furia guerrera. Supongo que podría lanzarle otro hechizo en lugar de recurrir a la violencia física, pero, si algo me han enseñado los juegos de rol, es que los puntos de magia hay que guardárselos y no utilizarlos nunca. Por eso lo mejor es pedirse a un guerrero.

Teela, que también estaba por allí (¿ya os habíais olvidado de ella?), se hace también con una espada y un escudo que había en el armario de las escobas, y se interpone en el camino de Elmora para proteger a He-Man. La reina reconoce a Teela, pero, como lucha del lado de "Skeletor", cree que este la ha hechizado, así que se lía a golpes con ella.

¿Me parece percibir cierta rivalidad amorosa? No, pero la voy a imaginar porque me gusta el salseo.

—Escucha, Elmora, tú eres la reina de la magia —le dice Teela—. Y, en la magia, tú sabes que lo que ves es lo que el mago quiere que veas.

Ese argumento tendría más sentido si hablásemos de trucos de magia como sacar un conejo de la chistera o robarle la nariz a un niño, no de auténtica magia; pero, por la razón que sea, las palabras de Teela calan en Elmora y, al menos durante un instante, la reina consigue ver más allá de la ilusión.

Elmora (con acento venezolano): "¡He-Man te va a odiar! ¡No va a querer saber de ti nunca más en la vida! ¡Y vas a acabar amargada, sola, vieja, presa!".
Teela (con el mismo acento): "¡Ay, ya cállate, bruja! ¡No tengo por qué oír tus estupideces!".

Skeletor no está por la labor de que lo derroten, así que entra en el salón del trono como una exhalación y se coloca al lado de He-Man para confundir a la reina.

—¿Pero qué está pasando? —exclama Elmora, desconcertada—. ¡Veo dos Skeletors!

Pues si viniera a mi casa, le iba a dar un síncope. Hace tiempo que perdí la cuenta de Skeletors que tengo en las estanterías.

—¡Nyajajajajaja! —se ríe el Señor de la Destrucción—. Solo existe un Skeletor, Elmora, y ese que está ahí es él. ¡Juntos vamos a deshacernos de He-Man!

Os juro que esa línea de diálogo es real. Ahora bien, el hecho de que Skeletor se haya delatado como un idiota (dudo que el verdadero He-Man dijese que iba a deshacerse de sí mismo) no altera al curso de los acontecimientos, porque Elmora es una mujer práctica y decide atacarlos a ambos.

Skeletor, que no es ningún pusilánime, contraataca y dispara con su báculo a Elmora, mandándola de golpe a su trono. Aun así, la reina sigue confundida sobre su identidad.

—¿Qué puedo hacer? —se pregunta—. ¿Cuál de ellos es He-Man?

Yo apostaría por el tipo que:

  • no se ríe como un demente,
  • no ha amenazado con deshacerse de sí mismo,
  • y no ha disparado a la reina sin contemplaciones.

Pero solo es una sugerencia.

Ya era hora de que este meme hiciera su aparición en el blog.

He-Man forcejea con Skeletor y le dice a Elmora que recuerde su "magia giradora". No busquéis ese término más arriba, porque no lo vais a encontrar. Se refiere al truco que la reina hizo en el flashback con las cadenas de potanium. Antes no lo habían llamado de ninguna manera, pero quizá aquella no fue la única ni última vez que la reina encadenó a He-Man. De hecho, si acabaron poniéndole nombre, lo más razonable es pensar que repitieron el numerito unas cuantas veces. Qué pervertidos.

Elmora hace su "magia giradora" y ambos guerreros acaban encadenados. Sin embargo, solo uno de ellos es capaz de romper el potanium y liberarse. ¡Ahora la reina ya sabe quién es el auténtico He-Man!

—Quítale a la reina Elmora tu conjuro o por siempre permanecerás encadenado, Skeletor —exige He-Man.

El villano hace lo que le pide, y He-Man, fiel a su palabra, parte las cadenas de su adversario con un toque de su espada (calcado, por cierto, del movimiento con el que transforma a Cringer en Battle Cat, porque el dinero no crece de los árboles). 

Después de carcajearse una última vez, Skeletor se teletransporta lejos de allí con un hechizo, no sin antes asegurarle a He-Man que volverán a encontrarse en otra ocasión. Probablemente la semana que viene.

Mer-Man y Strongarm ponen los pies en polvorosa. Supongo que a ellos les tocará volver a pata hasta la Montaña de la Serpiente. Desde la luna. Les deseo suerte.

Resuelto todo el asunto, Elmora da las gracias a He-Man por salvar Phantos de la "plaga demoníaca de Skeletor" y a Teela por ayudarla a ver "la verdadera cualidad de la magia". No voy a fingir que entiendo esta última parte.

La verdadera cualidad de la magia es encadenar a hombres sin compromiso.

De vuelta a Eternia, Man-At-Arms pone a Teela a pelar patatas como castigo por su desobediencia. 

—Espero que esto le enseñe a la capitana de los guardias que cuando se le da una orden, esa orden debe ser obedecida —dice Man-At-Arms, que aún no se tomado su manzanilla.

—Si esto te sirve de consuelo, Teela, no eres la única castigada —bromea el príncipe Adam—. A todos nos han castigado porque desobedeciste a tu padre. ¡Yo me comeré esas patatas!

Todos se ríen echando las cabezas exageradamente hacia atrás hasta partirse el cuello.

Las patatas son plantas originarias de Eternia, eso lo sabe todo el mundo.

Al final del episodio, como es habitual, hay una lección para los peques de la casa. La lección trata sobre la seguridad y no guarda relación alguna con la historia que hemos visto (eso habría exigido al menos dos minutos de reflexión). Os aseguro que el siguiente discurso no ha sido alterado:

—Cuando vamos a la playa, ahí hay salvavidas que cuidan nuestra seguridad —dice He-Man—. Los guardias de crucero están en las calles por la misma razón: para ayudarnos y protegernos. Todo eso está muy bien, pero no siempre podemos contar con alguien cerca que nos proteja. Tendremos que ser sumamente cuidadosos todo el tiempo, así que no corran riesgos. Y eso se aplica cuando crucen una calle o conduzcan un auto.

No sé por qué narices iba a conducir un niño un "auto", pero tampoco sabía que un guardia de crucero hacía su trabajo en la calle (para mí un crucero es lo de Vacaciones en el mar), así que mis opiniones no cuentan para nada. 

Menuda debacle intelectual.

Lista de episodios: |1| |2| |3| |4| |5|

15 comentarios

  1. Honestamente no tenía en cuenta las recapitulaciones como tales; consideraba que cubriendo cualquier otro tema relacionado con He-Man estabas cumpliendo la cuota. Y seamos sinceros, por muy bajo que los creadores de Filmation pongan el listón, no parece satisfacer nuestros sadistas deseos de verte descender a los oscuros pozos de los infiernos de la demencia que los "Chicos Mermelada" sí proporcionan.
    Ahora digo yo, ¿será posible que las nuevas encarnaciones de He-Man no terminan de remontar el vuelo del éxito porque no cumplen los increíbles niveles de calidad de la que estamos siendo testigos en la serie original? O quizás porque los increíbles niveles de calidad de la serie original diezmaron las neuronas de muchos de sus seguidores y los convirtieron en Ofendiditos de Internet™. Misterio.

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    1. Eso, eso. He cumplido la cuota. No se admiten quejas ni reclamaciones.

      Me parto de risa con la segunda parte de tu comentario. Muy certero.

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    2. Puede ser que tanto el original como las nuevas encarnaciones sean bazofias pero entonces no había tanto de donde elegir. Pero yo que se, seguro soy solo otro ofendidito. Igual me gustan mas los Thundercats, que eran un 5% menos basura.

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  2. Mira que llevaba yo mal lo de las transformaciones como la de la reina. Me daban una mezcla de miedo y repelús que no podía con ella. Pero lo del Skeletor y He-Man superpuestos me molaba un montón. Lo veía como el summum de los efectos especiales.

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    1. Ya sabes lo que dicen: la experiencia mata la fascinación. Y si no lo dicen, deberían.

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  3. Anónimo9/4/23 22:18

    La maldad del ñato de Skeletor, presumiendo ese Báculo gamer OLED 1080p con HDR, no son fáciles de conseguir.

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  4. "Yo he intentado hacer nada y ya no sé qué hacer" me ha sonado a frase que dicen los padres hippies de Ned Flanders cuando lo llevan a un psicólogo, era la intención? Sea como sea, me ha hecho mucha gracia.

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    1. Viene de ahí, sí. No sé si habrá alguna entrada del blog que no incluya una referencia (intencionada o no) a Los Simpson.

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  5. Dios. Parece que el episodio lo haya escrito una IA con media botella de pacharán.
    Me gusta, no obstante, ver a Skeletor partir un poquito la pana siendo mejor mago que la reina esta y empezando con el plan más o menos encaminado. Hasta los villanos de opereta tienen días buenos.
    Y Teela pelando patatas. Nada menos.

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  6. A propósito, me acabo de dar cuenta: ¿es normal que en unos posts se moderen los comentarios (en el del Hero Quest, salvo despiste mío, debería haber uno esperando aprobación) y en otros (como éste) no?

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    1. Sí, tengo activada la moderación para las entradas con más de no sé cuántos días.

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  7. No recordaba esta recopilación, así que es una alegría que me llevo y una buena excusa para la relectura :) abrazos y buen inicio de semana

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    1. La semana ha sido dura, pero ha terminado bien. Eso es lo importante. Gracias.

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