23 de febrero de 2015

'Cincuenta sombras de Grey', de E. L. James

Me he leído Cincuenta sombras de Grey. Luché a brazo partido contra mi curiosidad y perdí. No hubo prisioneros. Lo cierto es que en el fondo no quería ganar. Deseaba leerme esta novela para entender su fenomenología, las decenas de millones de copias vendidas, las colas interminables en las salas de cine y, sobre todo, la causa de tanto alboroto, de tanta mujer fanatizada alabando abiertamente una novela calificada por algunos como "porno para madres". Ya conocéis el dicho: cuando el río suena, agua lleva.

Pues bien, después de terminarme el libro, sigo sin entender un carajo.

Aun así, pienso que era mi destino leerme Cincuenta sombras de Grey. Sé que es un destino birrioso, sin punto de comparación con unificar Britania, traer el equilibrio a la Fuerza, o salvar a la humanidad de las máquinas; pero es el destino que me tocaba sufrir. Lo supe desde el momento en que me enteré de que la novela comenzó siendo un fanfic de Crepúsculo originariamente titulado Master of the Universe. Os dais cuenta, ¿verdad? ¡Master of the Universe! Prácticamente igual que mi serie denostada favorita. ¿Cómo no iba a pensar que era cosa del destino? Además, con ese título o sin él, el nivel de sordidez freak se sale de la escala.

La novela trata sobre una virgen de veintidós años con la autoestima de un funcionario de correos que se enamora perdidísimamente de un multimillonario seductor y misterioso que le descubre un mundo de placeres prohibidos sacado de un manual de sadomasoquismo para dummies.

Como cabe esperar de cualquier bestseller internacional del que acaban haciendo una película, pero del que luego nadie vuelve a hablar nunca jamás (¿quién se acuerda ahora de El código Da Vinci?), Cincuenta sombras de Grey es una novela amena y que se lee del tirón incluso si tu cerebro carece de conexiones sinápticas. Entretiene en su justa medida (más o menos como leer tu cronología de inicio de Twitter) y puedes utilizar sus páginas para calzar mesas. En definitiva: el clásico superventas.

Por eso, me parece un logro enorme que Erika L. James, acercándose a la barrera de los cincuenta y con la menopausia a flor de piel, haya cosechado más éxito con este libro que todas las novelas rosas de la editorial Harlequin juntas. La aplaudo y me alegro por ella. Una mujer que empezó utilizando el seudónimo Snowqueen's Icedragon para escribir un fanfic de Crepúsculo no puede ser tan mala.

Pero eso no quita para que afirme que cualquier indicio de calidad literaria que os parezca ver en esta novela sea producto de vuestra imaginación. Porque este es, con mucho, el libro peor escrito que he leído en mi vida. Y por mis manos ha pasado lo peor de lo peorcito del mundo de los universos expandidos literarios, desde novelas de Indiana Jones hasta de Buffy Cazavampiros, .

Giro imprevisto.

Intuí en el cenagal de anticultura en el que me estaba metiendo nada más abrir el libro. Bueno, no nada más abrirlo. Hay algunas páginas de copyright, dedicatorias y agradecimientos antes del primer capítulo que ralentizaron esa reflexión y me distanciaron del espanto y la desesperación que pronto se le unieron.

La historia empieza con estas tres frases:

"Me miro en el espejo y frunzo el ceño, frustrada. Qué asco de pelo. No hay manera con él".

Nada más leer esas líneas, aparté la mirada del libro y respiré hondo. No era un comienzo tan prometedor como el "Llamadme Ismael" de Melville, pero, ¡eh! a lo mejor solo era así al principio, tal vez luego mejorase.

Quise darle el beneficio de la duda, así que ojeé el resto de la novela rápidamente. Un único narrador, en primera persona y tiempo presente; más lenguaje coloquial que en el descansillo del ascensor; repetición de expresiones ad nauseam. Suspiré y volví al principio.

En el mismo primer párrafo, apenas unas pocas líneas más abajo, la autora aprovecha que la protagonista está delante del espejo para describir su aspecto, solo que como el libro está narrado en primera persona, quien se describe es la propia Anastasia:

"Me desespero, pongo los ojos en blanco, después observo a la chica pálida, de pelo castaño y ojos azules exageradamente grandes que me mira, y me rindo".

Sí, ¿no es eso lo que hacemos todos al mirarnos al espejo?, ¿describirnos a nosotros mismos? No me digáis que no. Yo lo hago así:

"Me desperezo, escupo en el lavabo, después observo al tiarrón paliducho, de pelo rapado y ojos marrones exageradamente ojerosos que me mira, y me cuesco".

A partir de aquí, ya tenía bastante claro que me que iba a leer una novela de una altura creativa digna de los fanfic de La guerra de las galaxias y Xena que escribía cuando tenía catorce años (algunos eran entretenidos, pero tenían el genio narrativo de las instrucciones de montaje de un mueble de Ikea). Apenas hay una frase medio ingeniosa cada dos capítulos, y cada vez que llegaba a una de ellas, me imaginaba a la autora cerrando el procesador de texto y diciéndose: "Has vuelto a conseguirlo, Erika. Y ahora... ¿dónde está ese margarita?". Pero lo peor es que, en la mayoría de casos, no hay ni siquiera esa pizca de ingenio mediocre que permite deducir algún esfuerzo, solo frases insípidas o sin sentido alguno. Eso sí, de entre esas dos categorías, las segundas son mis preferidas. A continuación tenéis varios ejemplos:

"Su voz es cálida y ronca como un bombón de chocolate y caramelo… o algo así".

¿Qué pasa? ¿Es que nunca habéis oído hablar de la legendaria calidez y ronquera de los bombones de chocolate y caramelo? Claro, y ahora querréis hacerme creer que tampoco sabéis nada de las voces seguras y autoritarias como unos chanquetes al ajillo.

"Casi puedo oír su sonrisa de esfinge al otro lado del teléfono".

Ah, sí, la Esfinge, el monstruo alado con cuerpo de león y cabeza de mujer, terror de los tebanos, derrotada por Edipo, de famosa... ¿sonrisa?

"¿Cómo puede haber llegado a significar tanto para mí en tan poco tiempo? Se me ha metido bajo la piel, literalmente".

Literalmente. Ajá. Me pregunto si querrá decir como el insecto alienígena con el disfraz de Edgar de la película Men in Black, o como Hannibal Lecter usando la cara de un policía a modo de máscara para escapar de prisión.

Luego veremos algún otro ejemplo de su gran agudeza narrativa.

Futuro premio Pulitzer de novela del Mundo Bizarro.

Por otro lado, y como ya adelantaba al principio, el libro es un auténtico aborto estilístico de repetición. Hay unas sesenta menciones a la "diosa que llevo dentro", cuarenta  a morderse el labio inferior, y ochenta al subconsciente (las ochenta mal empleadas, por cierto). Incluso los coloquialismos se reiteran: más de cuarenta "uaus", más de cien frases que empiezan con la interjección "bueno", más de cincuenta "nenas"... No sentía semejante empacho leyendo desde que me tragué el Manual del caballero de la luz de Paulo Coelho, literalmente.

Pese a todo, el hecho de un libro esté mal escrito no lo hace necesariamente malo. Poco prometedor, sí. Deprimente, también. Inductor al suicidio, quizá. Pero que a uno le guste la carrillera de ternera con jugo de vino no significa que no pueda disfrutar también de una hamburguesa precocinada hecha con carne de caballo.

Yo habré leído, no sé, pongamos que cerca de mil quinientos libros desde que me inicié en el mundo de la lectura con el grandísimo Pollo Repollo, y desde luego muy pocos podrían considerarse obras cumbre de la literatura. Sin ir más lejos, los bolsilibros y novelas pulp de los años sesenta y setenta que tanto me gustan se escribían normalmente en una o dos semanas, porque los autores cobraban por texto presentado, y sus historias no aspiraban a mucho más que entretener al lector una tarde o dos antes de acabar en la papelera. Pero entre la mediocridad de la literatura barata, a veces sobresalen pequeñas joyas fruto de la experiencia y la inspiración.

Cincuenta sombras de Grey me recuerda a las novelas pulp del género erótico, pero ¿puede considerarse una joya? Supongo que eso depende de cuánta gente creáis que puede estar equivocada. No le deis muchas vueltas. La respuesta es no.

Al menos estos libros tenían buenas portadas.

Empecemos por analizar a los personajes, si es que puede llamarse así a unos peleles con la profundidad de un figura de cartón de Justin Bieber a escala 1:1.

A pesar del título, los personajes de  Cincuenta sombras de Grey proyectan una sombra más fina y de desmadejan con más facilidad que el hilo dental con el que me limpio los dientes. Y no hablo de los personajes secundarios, que solo son gente guapa que anda por ahí, sino de la pareja protagonista: Anastasia Steele y Christian Grey.

Anastasia, amén de tener un nombre que solo me suena un poco mejor que doña Rogelia o doña Urraca, es un cascarón vacío hecho a medida del público femenino. Insegura hasta el punto de resultar risible, de gustos corrientes y con una vida anodina. Una chica del montón que vuela muy bajo y con tal carencia de personalidad que cualquier mujer de entre quince y cincuenta años puede identificarse con ella.

Y allí llegó Christian Grey, presidente de Grey Enterprises Holding Inc., el pelo cobrizo, los ojos grises, la copa de vino en la mano, un caballero, un conquistador, un amo, de gigantesca fortuna y gigantescos secretos, para atar a las mujeres a una cruz de madera y azotarlas con un cinturón (que Robert E. Howard me perdone).

Si Anastasia es un receptáculo de fantasías femeninas, Grey es la encarnación misma de esas fantasías, y no hay nada en él que sea sutil. Anastasia le describe como "la belleza masculina personificada", es tan asquerosamente rico como el tío Gilito, desprende un aura de misterio, y tiene un lado oscuro. Todo lo que la literatura dice que atrae a una mujer de un hombre se arrejunta en un mismo individuo; es un hatajo de tópicos con patas. Y por si acaso nuestra perspicacia anda algo atrofiada (quizá el último libro que leímos antes de este fue Sabor a hiel, del negro de Ana Rosa Quintana), James nos deletrea lo guapo, rico, enigmático y peligroso que es cada pocas páginas.

"¿El soltero más rico, más escurridizo y más enigmático de todo el estado de Washington te ha dado su número de móvil?".

"Ana, es un tipo raro. Es muy guapo, de acuerdo, pero creo que es peligroso. Especialmente para alguien como tú".

Lo que os decía: sutil como cinco escuadrillas de bombarderos nazis volando sobre Guernica.

Pero no desesperéis. Si rascáis un poco más, encontraréis que debajo de esa avalancha de adjetivos que ponen de manifiesto la superficialidad de la atracción que siente Anastasia por Grey, nuestro "héroe" es un hijo de perra misógino, arrogante y degenerado que abusa de las mujeres en el sentido criminal de la palabra. ¡Un partidazo, chicas!

Celebrad San Valentín viendo una relación de pareja peor que la vuestra.

Grey se convierte en la obsesión de Anastasia, su máximo objetivo, su Shangri-La, el Dorado, el pergamino que nunca encontrabas en los libros de ¿Dónde está Wally?... Y desde el primer encuentro de la pareja, la pregunta que se hace el lector es si Ana y Christian acabarán juntos y, lo que es más importante, si Ana logrará convertir a Christian en el novio ideal o seguirá sirviéndole como calentador de manos y depósito provisional de juguetes sexuales.

Ahora bien, aunque toda novela debe girar en torno a una gran pregunta dramática, no basta con eso para presumir de haber escrito un buen libro. El autor también debe convencernos de las motivaciones de sus personajes, hacerlos verosímiles, conseguir que nos creamos que son de carne y hueso; y aquí es donde el lector se da de morros con la incompetencia de E. L. James en su máxima expresión.

De Anastasia tengo que pensar que el descontrol hormonal hace estragos con sus neuronas, porque, de lo contrario, no podría explicarme su falta de luces ni su tergiversación recalcitrante de la realidad. Y es que, por atractivo que pueda parecer Grey y por excitante que sea cómo le caen los pantalones sobre las caderas (¿?), cualquier mujer con dos dedos de frente a la que se acercase este sujeto debería salir corriendo y pedir una orden de alejamiento. Grey es un acosador al que Edward Cullen no llega ni a la suela de los zapatos, la clase de pirado que rastrea la localización del móvil de una mujer a la que solo ha visto dos veces, se la lleva medio borracha a su habitación de hotel, la mete en su cama, le quita el pantalón y duerme a su lado. ¿Cuál es la respuesta de Anastasia a esta relación de hechos escalofriantes?

"¿De qué crónica medieval te has escapado? Pareces un caballero andante".

Mucho habría que redefinir el concepto de caballero andante, señorita Steele, para acercarlo a la estampa de este acosador depravado.

Y por difícil que sea de creer, Christian Grey sale incluso peor parado. La motivación de Anastasia al menos podría responder a un trastorno mental transitorio o a un desbarajuste de estrógenos, pero la motivación de Grey es directamente inexistente.

"Te he deseado desde que te caíste en mi despacho", dice refiriéndose a la primera vez que la vio. Y lo puede decir todas las veces y todo lo alto que quiera, por mí como si lo anuncia por megafonía en la Megatienda de Arthur Fortune; pero no logrará convencerme de su calenturiento deseo hasta que vea a Anastasia hacer algo más para merecer la "singular" atención de Grey que ser una lerda desmañada y rarita que se muerde el labio inferior por puro tic.

La realidad es que Grey se pirra por Anastasia simple y llanamente porque la autora ha decidido que sea así. Grey es un personaje de ficción instrumental, de eficacia discutible y totalmente inverosímil; tan inverosímil que en varias ocasiones se pone unos pantalones vaqueros sin calzoncillos, equiparando el grado de realismo al de una película porno.

Textura de la molestia genital.

Hablemos ahora de las partes picantes. El sexo en las novelas eróticas viene a ser como la acción en las novelas de aventuras, y, en este caso, es la única razón que puede explicar que el libro se haya vendido como churros. Si fuera porque es un cuento de hadas moderno en el que el príncipe encantador libera a una chica vulgar de su mundo de rutina y la convence de que es especial, Disney ya hubiera comprado los derechos.

A Grey le va la marcha, y por "marcha" me refiero al bondage y al S&M, palabras perversas que la gente aburrida de bien que hace el amor en la cama en la postura del misionero no debería conocer. Anastasia, que no era la más espabilada de su clase, le vende bridas para cables, cinta adhesiva y cinco metros de cuerda; pero no se percata de cuál es su rollo hasta que él le presenta su código de normas para la mujer sumisa y su lista de 8 cosas que NO hacer en una sesión de BDSM. ¿Os gustaría que fuera un chiste? No lo es.

Por suerte para los espíritus sensibles, el sadomasoquismo que practica Christian Grey no es el sadomasoquismo sucio y violento del pozo de degeneración sexual asiático del que surgen las pesadillas, sino el sadomasoquismo light y para todos los públicos de una novela barata inglesa, con ojos vendados y corbatas anudadas a las muñecas, limpio y aséptico.

Y a la vista está que E. L. James sabe tanto de bondage y sadomasoquismo como cualquier persona a la que le hayan dado una sardineta mientras se ataba los cordones de los zapatos. De ahí que su supuesto experto en la materia, el señor Grey, recomiende a su potencial sumisa que busque información sobre la sumisión en la Wikipedia. ¿Es esto real? Sí lo es.

George Costanza, maestro en humillación.

Sin embargo, la relativa inocencia de estas prácticas oculta un problema bastante grave, porque no solo hay señoras que leen esta novela y fantasean con que su marido las ate al cabecero de la cama con un par de medias usadas y les deslice un polo de fresa por los pinreles, sino también adolescentes que idealizan la figura de Grey y pueden llegar a confundir control y crueldad con romanticismo. Permitir que una quinceañera sin ninguna experiencia sexual lea Cincuenta sombras de Grey puede ser tan perjudicial para ella como Tíntin en el Congo para un niño al que no le hayan enseñado que los negritos son iguales que él, solo que con protección solar de serie.

La autora parece creer que la dominación y la sumisión son perfectamente legales siempre que ambas partes sean mayores de edad, estén conformes con su papel y presten su consentimiento, hasta el punto de presentarnos una mamarrachez de contrato en el que se estipulan los espantosos términos de la relación amo-sumisa. Pero, con las prisas, se olvida de algo tan importante como el "sí quiero", y es que los implicados tengan suficiente madurez emocional para pensar y decidir por sí mismos, para hacer las cosas porque les gustan y no solo para complacer a su pareja. Y, lamentablemente, la madurez emocional de Anastasia se encuentra entre la de un rollo de papel higiénico y un tope de puerta.

Cuando Anastasia se somete a Grey, no lo hace porque se sienta cómoda recibiendo más palos que una estera y poniéndose pomada de árnica en el culete, sino porque teme perder al hombre del que está prendada. Anastasia es tonta. Anastasia no sabe lo que le conviene.

Y en el otro lado de la correa está Grey, celoso, posesivo, sádico, que se aprovecha de su posición de poder frente a Anastasia para amoldarla a sus gustos y arrastrarla a su cuarto de juegos sin billar. Es cierto que Grey obtiene el consentimiento de Anastasia para ponerle el culo colorado, pero lo hace valiéndose de una situación de superioridad, y esto convierte sus excesos en un delito y a él, en un sádico degenerado. Pero eso no importa, porque es guapo a rabiar y muy rico. Como decían por ahí, si Grey fuera feo y pobre, el libro se titularía Cincuenta órdenes de alejamiento.

Lectura más apropiada.

¿Son al menos las partes de sexo excitantes? Para mí casi tanto como un catálogo de productos de jardinería, aunque, dado el punto de vista escogido, es evidente que el efecto de la novela no puede ser el mismo en un hombre que en una mujer. De hecho, gracias a Cincuenta sombras de Grey he descubierto que existe algo mucho peor que oír en tu cabeza la voz de una tía sin un ápice de sentido común: que también sea la protagonista de una novela erótica.

Con el punto de vista en primera persona, no hay nada que se interponga entre el personaje y el lector, y, por tanto, experimentamos el mundo de Grey a través de los ojos, los oídos, la boca, la nariz y la piel de Anastasia, es decir, cuando Grey infiltra a su Geyper Man en la base subterránea de Anastasia, lo está infiltrando en tu base subterránea. No estoy en contra del placer prostático, pero dudo que haya muchos tíos heterosexuales que puedan disfrutar con eso.

Pero esa no es la única razón por la que estas escenas son tan criticables, sino que lo son también por el patente desatino de la autora a la hora de describir los numerosos encuentros amorosos, que nacen, crecen y mueren raros, aburridos y carentes de toda inspiración.

Aquí tenéis un ejemplo, entre otros muchos, de la picardía de la autora:

"Dos orgasmos... todo tu ser completamente descontrolado, como cuando una lavadora centrifuga. Uau".

Coincidiréis conmigo en que esta frase destila el erotismo y la sugestión de una fosa séptica. Yo no soy ningún experto en literatura erótica, pero si incluyera una lavadora en una escena de sexo (que no sé muy bien por qué iba a hacerlo), os aseguro que sería una de verdad, no metafórica, que se movería mucho. Y jamás utilizaría el programa de centrifugado para describir el orgasmo femenino; una montaña rusa me parece mucho más apropiada para este propósito, sobre todo si al acabar el sacamete, la mujer se da tanto asco a sí misma que quiere vomitar.

Sensualidad. Erotismo. Centrifugado.

A estas alturas, quizá os estéis preguntando cómo he sido capaz de leerme Cincuenta sombras de Grey hasta el final sin prenderme fuego y arrojarme por una ventana. Incluso si dejamos de lado el argumento (o la ausencia del mismo), este fanfic disfrazado de novela está tan mal escrito como el relato más mediocre que podáis leer en internet. Es, en pocas palabras, un truño de antología que debería haberse olvidado en el cementerio de la autoedición.

A pesar de todo, os mentiría si os dijera que no lo he disfrutado. Su grado de disparate alcanza tales niveles que podría burlarme de él párrafo a párrafo, línea a línea, y no terminar nunca, como un capítulo de El coche fantástico multiplicado por infinito. Y eso me divierte más que me indigna.

¿Lo recomendaría? Jamás de los jamases. ¿Me leeré la segunda y la tercera parte? Nunca.

26 comentarios

  1. Soy autor de un fanfic de Mi pequeño pony (que escribí por rabia contra sus fanpesaos, a los que aborrezco a muerte, como a los fanpesaos de todo) y mi hermana me insiste en que le cambie todos los nombres y lo publique. Paradójicamente, además de escribir fanfics tengo cerebro, así que no lo voy a hacer.

    Ésto sí que es hacerle un favor a la comunidad y no lo del "yo lo recuerdo para que ustedes no tengan que hacerlo" del Nostalgia Critic. Te felicito mil veces por los huevos que has tenido.

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  2. Hace un tiempo, antes de toda la moda de 50 sombras vi a una tipa (una normalita, pero no fea) leyendo el libro en el autobus, de curioso ojee la página que estaba leyendo y ugh, en serio he leido relatos eroticos más decentes en internet.

    La tipa iba suspirando y mordiendose el labio, calculo que debe haber tenido al menos unos dos orgasmos.

    En fin, asco de libro, espero que con leer tu reseña me cuente como libro leido y no tenga que sufrir por mi mismo

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  3. Que mierda...por el bombardeo de mercadotecnia me Ví "obligado" a leer un tanto...pero no acabé ni un capítulo, me parecen más interesante las aventuras de Chris Parker.
    De su peli ni se diga, dirigida a reprimidos sexuales o a adolescentes; o gente que se impresiona fácil; después de ver los 120 días de Saló estos relatos me parecen más una paja mental de primera mano.
    Este fenómeno ya lo había visto hace poco más de una década cuando hicieron la primera "exposex"en México que resultó ser un fraude respecto a los cánones de la pornografía ,pero un fenómeno monetario impresionante para los que quieren extrapolarse y no tienen contacto con otra referencia.
    En fin, me gustó el modo en que despedazas "sutilmente" el libro, con tu humorístico y peculiar sello editorial.

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  4. El Pirata23/2/15 09:31

    A mí también me pudo la tentativa de saber de qué iba el "libro", porque en la clase de Inglés Avanzado algunas compañeras no paraban de mencionarlo.
    Al igual que tú, Brocha, he leído más de mil libros desde niño -de Política, Espiritualidad, Fantasía, Acción, Suspense, Policiacas...-, y con diferencia, esta "saga literaria" es la peor escrita que he leído en mi vida.
    Ahora, que una de mis compañeras -estuvimos saliendo desde principio del curso- me invitó por San Valentín al cine, y maldita sea la hora en que tuve que tragarme la bazofia de adaptación cinematográfica de esta "saga".
    Estaba más que claro que no me esperaba nada de este "libro" porque, como bien dices, no hay por dónde coger los párrafos de cada capítulo.
    Y, ojo, que cuando fui el día de San Valentín con una amiga, la sala estaba a rebosar de mujeres de todas las edades, incluyendo adolescente de no más de 15 años. Alucinado me quedé. ¿Desde cuándo los menores de 18 pueden ir a ver ese tipo de pelis? ¿Es que no piden siquiera en taquilla los carnés de identidad? Se ve que les importa más llenarse los bolsillos. Qué vergüenza.
    En fin, Brocha, excelente reseña.

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    1. El Pirata23/2/15 09:34

      Perdón, me he repetido en la descripción y no me di cuenta para corregirlo xD

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  5. Que recuerdos con Pollo Repollo...

    ¿Así que el libro empezó como un fanfic de Crepúsculo? Eso explica muchas cosas, como la sosez y la falta de autoestima de la protagonista o lo depravado de Grey/Cullen.

    Me sorprende que las feministas no hagan campaña contra el libro por promover el abuso a las mujeres.

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  6. Y luego me dices que no te animas a leer La Torre Oscura y tienes tiempo para esto?? Pues muy bien.

    Y en fin,como escritor aficionado solo decir que todos cometemos errores pero por lo mostrado aquí, me sorprende que se lo publicasen. Aunque tampoco se de que me sorprendo. Debería yo también publicar alguna de mis historia, que leches!!!

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  7. Anastasia Steele y Christian Grey, con esos nombres tengo que preguntarlo...

    Anastasia... ¿cuantas veces mencionan a la princesa perdida?
    Steele... ¿cuantas veces la comparan con el frío y rígido acero o con el ardiente acero candente?

    Christian... ¿cuantas veces hacen un juego de palabras con la religión? (lo de la cruz que mencionas es lo primero que se me ha ocurrido... pero pensaba que se lo guardarían para la segunda XD)
    Gray... ¿cuantas veces realzan la oscuridad o la luz que hay en el tío?

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  8. Domingo: Ahora quiero leer ese fanfic. Y gracias.

    Millus: No sé cómo puede alguien ignorar de tal manera lo mal que está escrita la novela como para llegar a excitarse. A mí, si fuera mujer, cada frase patética me sacaría del libro y me devolvería de golpe al mundo real.

    El problema es que estoy convencido de que hay novelas eróticas bastante mejor escritas por ahí que nadie conoce. Es un género denostado, pero algo bueno tiene que haberse escrito, digo yo. A lo mejor investigo.

    M@nchitas: Me alegra que te guste mi sello. Llevo años elaborándolo.

    El Pirata: Que una mujer te invite en San Valentín a ver Cincuenta sombras de Grey es como tener delante la programación de la tele: ya sabes lo que viene luego. Pero, claro, ahí está el dilema de si puedes ir al lío con una mujer a la que, como le haya gustado la película, ya no puedes respetar. Por suerte, la dignidad nos importa un pimiento.

    Anonimatus: ¡Conoces Pollo Repollo! A partir de ahora serás para mí como un hermano.

    Ah, y no solo empezó como un fanfic de Crepúsculo. Al parecer hay partes de la novela (la cena entre otras, según me han dicho) que rozan el plagio.

    JoakinMar: Me leí el primero de La Torre Oscura y no me entusiasmó, pero tengo el segundo por ahí guardado y lo bueno es que ahora, comparativamente, cualquier libro me parece apetecible. Espero que se me pase pronto.

    eter: Quitando los grises de Grey, no recuerdo nada especialmente llamativo en ese aspecto; pero son tantas las cosas que se repiten que no sabría decirte.

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    1. Con mucho gusto. Helo aquí en Google Docs: https://docs.google.com/document/d/15TG1gTxXtxqO7HjffCggf4dxWdQ8KgTq8453H4fuYdk/edit

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  9. Pfff lo del centrifugado me ha dejado aturdido. Tampoco sé como tomarme lo del "Uau"... que fuerte. Y después uno sufre, como escritor aficionado, porque se publica cada cosa. Que no digo que uno escriba bien, pero mierda... no se precisa mucho para ganarle a la sonrisa de esfinge o al bombón ronco....

    La reseña es perfecta, me has ahorrado el trabajo de leerlo para comprobar lo que se veía desde lejos: es una obra de pésima calidad xD. Divertido post, como siempre.

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  10. Uffffffffffff... xD.

    Tiene gracia que las mujeres den tanto la tabarra ahora con el "feminismo", pero luego algo así tenga un éxito tan apabullante. Solo hay coherencia en la idiotez común que motiva ambas. Bravo.

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    1. ¿Qué tendrá que ver un una novela de ficción con el feminismo? Con tonterías así no me extraña que la gente piense que es lo contrario al machismo. Ay señor llévame pronto.

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    2. No has entendido las comillas :)

      PD: Pero gracias por el comentario, ha servido como buen ejemplo del "dar tanto la tabarra" xD.

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    3. (No soy el otro anónimo)
      Ni comillas ni hostias, eso no es feminismo. Eso es feminismo radical (o feminazismo, si te da igual caer víctima de la ley de Goldwin). Si pones feminismo entre comillas, parece que te burles del concepto de feminismo en si mismo o que no creas en él. Además, no a todas las mujeres les gusta esta novela. Por favor, en vez de decir que no te de la tabarra leete el comentario.

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    4. O "feminismo" porque es en sentido irónico (no de burla). Las comillas están perfectamente empleadas.

      "Creer en un concepto"... de esto sí que me burlo, aunque no son las comillas lo que lo indican xD.

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  11. Simplemente quiero decir que he visto una falta de ortografía grave. 'Hatajo'.

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    1. "Hatajo" está bien escrito... http://buscon.rae.es/drae/srv/search?id=SpIHMRi4eDXX2F8xBinj

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  12. Pensaba leérmelo, más por curiosidad que motivación real de leerme el libro. Pero gracias a ti, a parte de borrarse esta idea de mi cabeza, me he reído.
    Sé que no te importa, pero llevaba un día horrible, así que gracias.

    Respecto a la reseña del libro, curiosa. Su redacción impecable. Si el libro no tiene ningún tipo de atractivo, basándote en él, has conseguido algo que sí lo tiene.
    Todos dicen que son escritores aficionados, yo te lo digo desde la filología (o proceso de ello). Tendrá la misma validez, pero por cambiar.
    Por lo que he visto, las marcas de oralidad (ese "uau") me ha dejado horrorizada. Las comparaciones son para echarse a llorar. Que alguien le de un manual de retórica a la mujer, y a todos los lectores que dicen que es una obra, además de buenos libros, ya sean de temática erótica, o poemas dedicados a Pan.

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  13. Pues mira, en una cosa te voy a tener que quitar la razón. Para mí la comparación con el centrifugar de una lavadora es mucho más acertada a un orgasmo que lo de la montaña rusa. A mí la cabeza no me sube ni me baja, pero sí que se me remenea todo el cuerpo como centrifugando, así que se ve que no, las mujeres no vemos nuestra sexualidad igual que un hombre.
    A mí la tipa me pareció tonta y el libro es malo, pero es entretenido. No es lo peor que he leído y me conformé con el primer libro. Engancha como todos los best sellers y no pretende ser literatura ni romántica. Va de sexo, aunque luego se quede un poco a mitad. Claro que hay libros mejores, pero si quieres vender erotismo al gran público, tiene que se admisible por cualquiera y eso se consigue.
    Creo que es un error pensar que está ideado para gustarle a gente que se lee mil libros. Así no vendes millones de copias. Debe gustarle al que se lee sólo best-seller.

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  14. Nickford: Abajo Eliahh explica lo del centrifugado para los idiotas como tú y yo.

    Jerometa: Yo sí entiendo lo que dices. He oído a feminazis alabando esta novela y me deja perplejo.

    Anónimo: Cometo errores y desde luego hay erratas en todas mis entradas porque soy el único que las revisa, pero equivocarse cuando lo que uno pretende es corregir tiene que escocer.

    esa barra a punto: Gracias a ti. Lo que más me gusta de escribir en el blog es saber que consigo que alguien sonría en alguna parte y se olvide un rato de sus problemas. Tan ñoño como suena.

    Eliahh: Hmmm... Lo de la montaña rusa era una broma, no trataba de crear una imagen sensual apropiada. Y me parece que pensar que un libro tiene que estar mal escrito para poder llegar al "gran" público es una idea absurda y desesperanzadora. Por último, ni yo he dicho que la novela estuviera ideada para gente que lee mil libros, ni la autora la ideó pensando en vender millones de copias. Habría que estar muy sonado para escribir un truño semejante pensando siquiera que una editorial iba a comprarlo. Nació como un fanfic, por el amor de...

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    1. Que sea acertado no significa que sea correcto xD me parece de lo más des-erotizante decir "centrifugado" en la misma oración que "dos orgasmos".

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  15. Sabes que te comento muy poco, pero te leo siempre, bueno, esto último no lo sabes, da igual... El caso es que me ha parecido tan bueno el post que he tenido que dejar este comentario.
    Bueno, ya está.

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  16. Tu reseña me ha gustado, el libro no.

    P.D.: Ojalá el libro hubiese sido tan corto como este comentario

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  17. Anónimo2/3/15 20:48

    Pero que divertido
    “sutil como cinco escuadrillas de bombarderos nazis volando sobre Guernica.”
    Ha ha ha Como me hizo reír.

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