¿Sabéis la frustración que siente uno cuando lee gratis el primer número de una serie de cómics, queda entusiasmado por el potencial que tiene la historia, paga por los tres números restantes y éstos resultan ser una patata infumable que apenas se sostendría como película de serie B? Eso es lo que sentí yo cuando terminé de leer
Bigfoot, un cómic de Steve Niles y Rob Zombie con dibujos de Richard Corben.
No me preguntéis por los trabajos anteriores de Steve Niles, porque lo único suyo que he leído es
Batman: Gotham después de medianoche y sólo he dedicado dos minutos a visitar su
página web. De todos modos, alguien que está tan pagado de sí mismo como para decir que es uno de los responsables de haber devuelto la relevancia a los cómics de terror, no merece mi atención. Los verdaderos artistas del género están demasiado chiflados como para diseñar su propia página web. Véase Alan Moore.
Tampoco estoy muy familiarizado con la obra de Rob Zombie, el cineasta roquero de Massachusetts con pinta de buhonero, pero me gustó su
remake de
Halloween y eso ya dice algo a su favor. Por otro lado, me sentí bastante decepcionado cuando me enteré de que Zombie no era su apellido de nacimiento. Y si es verdad que ese eterno proyecto suyo llamado
Tyrannosaurus Rex no tiene nada que ver con dinosaurios, le retiraré la palabra.
Por último, a Richard Corben lo conocí leyendo cómics para adultos a escondidas cuando era un crío. Por aquel entonces, a diferencia de hoy, no sabía el gran historietista que era, pero su estilo ya me llamaba la atención. Era diferente, impactante y, lo que es más importante, dibujaba mujeres con pechos grandes.
Sin embargo, no fueron estos nombres lo que me atrajo de este cómic, sino su evocadora portada, que reproduce el fotograma más conocido del
vídeo que un jinete de rodeo retirado grabó en una reserva forestal de Willow Creek el 20 de octubre de 1967. Hasta la fecha, este vídeo, con sus apenas 53 segundos de metraje, es la grabación más clara y larga que existe de un tipo disfrazado de gorila tomando el pelo a la gente.