
Dudo que haya alguien de mi quinta que no siguiera la serie de Bola de Dragón en televisión. O al menos que no la siguiera hasta que terminó la saga de Freezer, que es cuando muchos notamos que la cosa empezaba a flojear.
Pese a la censura y un doblaje al castellano para el que la fidelidad al guión original era solo una opción, yo disfruté como cualquier hijo del vecino de las aventuras animadas de Son Goku y sus amigos. También coleccioné parte de la Serie Blanca y de la Serie Roja, y, aunque acabase con algunos números repetidos, me compré los 42 tomos recopilatorios que publicó Planeta DeAgostini en la década de los noventa. Ya más recientemente, incluso he vuelto a ver la serie en DVD y a leerme el manga en su edición Kazenban.
Con semejantes antecedentes, no os extrañará que en su día me supiera hasta el nombre del jabalí alado que utilizaban Ten Shin Han y Chaoz para estafar a la gente antes de incorporarse a las filas de los buenos.
Así pues, para dar muestra de mi demencial fascinación por la serie, me he propuesto escribir no uno, sino dos artículos, recopilando algunos de sus mejores momentos.