
Jamás de los jamases dejéis que nadie os convenza para escribir un artículo sobre un videojuego de temática navideña. Os hablo por experiencia. Ningún producto que aspire a venderse en una época determinada del año será nunca bueno. Excepto el turrón. O el roscón de Reyes. O la ropa de abrigo... Ejem. Además, ¿qué clase de persona se compraría un videojuego navideño entre enero y noviembre? Quizá en diciembre, contagiado de la fiebre de las fiestas, podría justificarse el capricho, pero más allá de esas fechas... un perturbado anda suelto.
Yo, sin embargo, me dejé llevar por mi estupidez y, ¡ale!, a probar una tras otra las más horribles y mediocres aventuras concebidas por el hombre. ¿Habéis jugado al Solo en casa de NES? Ha sido uno de mis momentos más bajos del año. ¡Y os recuerdo que he repasado el The very best of de David Hasselhoff!
El único videojuego que soporté más de diez minutos es este Daze Before Christmas de Super Nintendo, que, aun así, se las apañó para aniquilar mi espíritu navideño.