29 de diciembre de 2011

Daze Before Christmas: Santa Claus es el Diablo


Jamás de los jamases dejéis que nadie os convenza para escribir un artículo sobre un videojuego de temática navideña. Os hablo por experiencia. Ningún producto que aspire a venderse en una época determinada del año será nunca bueno. Excepto el turrón. O el roscón de Reyes. O la ropa de abrigo... Ejem. Además, ¿qué clase de persona se compraría un videojuego navideño entre enero y noviembre? Quizá en diciembre, contagiado de la fiebre de las fiestas, podría justificarse el capricho, pero más allá de esas fechas... un perturbado anda suelto.

Yo, sin embargo, me dejé llevar por mi estupidez y, ¡ale!, a probar una tras otra las más horribles y mediocres aventuras concebidas por el hombre. ¿Habéis jugado al Solo en casa de NES? Ha sido uno de mis momentos más bajos del año. ¡Y os recuerdo que he repasado el The very best of de David Hasselhoff!

El único videojuego que soporté más de diez minutos es este Daze Before Christmas de Super Nintendo, que, aun así, se las apañó para aniquilar mi espíritu navideño.

26 de diciembre de 2011

Especial de Navidad de Xena

Toda serie de televisión cuenta al menos con un especial navideño. Alf lo tuvo, He-Man y Garfield también, y Xena: La Princesa Guerrera no iba a ser menos, aunque se ruede en Nueva Zelanda, cuya economía se sustenta en la cría del ganado ovino.

Así pues, en el noveno episodio de la segunda temporada, ya con el éxito del primer año de emisión a sus espaldas y con una legión creciente de fans, había llegado el momento de que Xena salvase la Navidad.

¿Navidad? Quería decir Solsticio de Invierno. La Navidad es una fiesta cristiana, y Xena se desarrolla en la era de los antiguos dioses, de los señores de la guerra y de las lesbianas con armadura.

Bueno, aunque solo sea por hoy, abracemos esta tradición pagana. Eso sí, no me imagino a Luis Miguel cantando Ooooh, blancosolsticiodeinvierno, sueñooos, que tooodo es blanco alrededooooor...

22 de diciembre de 2011

Catálogo de juguetes 2011

Como bien saben aquellos lectores incansables que me siguen desde que empecé a colaborar en ion litio, todas las Navidades me hago con algunos catálogos de juguetes para echarles un vistazo y rememorar así algunos momentos de mi infancia.

Es una tradición de lo más idiota, pero tradición al fin y al cabo; y ya se trate de decorar un árbol de plástico, poner el Belén, o realizar sacrificios rituales con cabras y vírgenes vestales, las tradiciones son algo que respeto. Como los semáforos en rojo. El ámbar, en cambio, es una zona gris.

Hecha esta estúpida, pero necesaria introducción (si no, a ver cómo demonios encajaba la imagen de la derecha), a continución os ofrezco un repaso de los siete juguetes que más me han llamado la atención este año. El catálogo que he escogido una vez más es el de El Corte Inglés, con sus más de 400 páginas de potenciales causas de despilfarro paterno. No me ha dado tiempo a mirarme otro, la verdad.

19 de diciembre de 2011

La Liga de la Justicia en... ¡El hombre que mató a Santa Claus!

Rebuscando en mis cajas de trastos viejos, he encontrado el cómic navideño definitivo de finales de los ochenta: Christmas con los superhéroes, que nos demuestra que los especiales de Navidad no se limitan a la televisión y que las editoriales de cómics también tienen un filón en las fiestas tradicionales, sobre todo en una que promueve el consumo irracional. Es el curso natural de las cosas.

El cómic, publicado en España por Ediciones Zinco, consta de dos números y contiene varias historias, todas igualmente tontas; pero como soy demasiado vago para recapitularlas todas y siempre puedo volver sobre ellas otro año, me centraré en la protagonizada por la Liga de la Justicia Americana, el mayor grupo de superhéroes conocido por el hombre con permiso del Supergrupo de Jan.

¿Y cuál es el reto al que se enfrentan nuestros poderosos amigos en esta ocasión? Pues nada menos que descubrir quién mató a Santa Claus. O, para ser exactos, a un tipo disfrazado de Santa Claus. Superman dice que se apellida Simpson, pero yo voy a pensar que es Tim Allen porque así soy más feliz.

15 de diciembre de 2011

Navidad 2011


El mundo se divide en dos categorías: los que odian la Navidad y los que no. A mí me entusiasma la Navidad por varios motivos. El primero y más importante, porque durante una semana, y con un poco de suerte, podré poner una respuesta automática en Outlook que diga de forma educada "Estoy tocándome los huevos. Vete a dar por culo a otro, idiota" y tomarme un descanso, que buena falta me hace. El segundo, porque puedo comprar más basura que de costumbre sin dar la nota. El tercero, porque aunque me doy un atracón, no me siento tan culpable. Y el cuarto, porque me gustan los villancicos.

Sí, soy una persona horrible.

Para vosotros, esto significa que durante las tres próximas semanas, podréis leer algunos artículos de temática navideña. O más o menos navideña. Seré generoso con el margen, la verdad. Esta vez, eso sí, no voy a cambiar el aspecto de la plantilla. No he conseguido secuestrar a ningún huérfano que dominase el lenguaje html.

12 de diciembre de 2011

Enredados (2010)

En los últimos años, he tenido muy, pero que muy abandonado al niño que llevo dentro. ¿Cómo?, ¿que el Tipo de la Brocha se ha comido a un niño? No, hombre, no. Me refiero al niño interior. ¿Cómo?, ¿que el Tipo de la Brocha tiene un niño interior? Sí, hombre, sí. Algo desnutrido, pero vivo aún. Ya sé que mi madurez mental se corresponde con la de un crío de ocho años, pero tampoco me refiero a ese cabroncete imberbe, sino al pequeño y soñador "yo" que todos llevamos dentro y que algunos se esfuerzan en ocultar o, en mi caso, emparedar tras un muro de piedra en el sótano y dejar morir de hambre. Sin embargo, tener un niño interior no es nada de lo que avergonzarse. No por ello debería dejar de enloqueceros la estrangulación erótica.

La reflexión anterior viene a cuento de que recientemente, con esto de que se acerca la Navidad, he visto Enredados, el quincuagésimo largometraje animado de Disney. O el 50º, si es que sois víctimas de cualquier sistema educativo posterior a la EGB y eso de quincuagésimo os suena chino. Se dice pronto, pero es que el primer largometraje de Disney fue Blancanieves, que se remonta a 1937. Ni siquiera yo soy tan viejo, y aunque me tragué todos los clásicos mil y una veces en la tele, lo cierto es que pertenezco a la generación de La sirenita, La Bella y la Bestia, Aladdin y El rey león. La última peli de Disney que vi en el cine fue Tarzán, hace ya más de diez años, y a diferencia de lo que me ocurre con los otros títulos que he mencionado, no tengo ni buen ni mal recuerdo de ella.

Por lo tanto, cuando me recomendaron que viera Enredados, reaccioné con el mismo interés que presto a las mujeres cuando me arrastran a una zapatería. Eso sí, entre ver esta película o una de artes marciales en hongkonés, preferí darle a Disney una segunda oportunidad, empezando por el tráiler.

8 de diciembre de 2011

Despilfarrando que es gerundio: Piraña, La Patrulla-X, El Corsario Negro y Skyrim

¿Sabéis lo que me gusta de crear categorías para el blog? No es irlas completando de entrada en entrada para luego presumir de un gran archivo, sino sencillamente ver la imagen que sirve de enlace a cada categoría. Por eso, hay siete categorías, y no tres, que sería lo lógico. ¿O es que alguien piensa que crear una categoría para hablar de música fue una buena idea? En un año he comentado cuatro discos y no tengo ninguna reseña en cola, ni siquiera he recibido sugerencias de mis lectores al respecto. ¿Quién sabe?, a lo mejor me sorprendo a mí mismo y para 2013 son ya seis discos los repasados en el blog; pero no apostaría por ello.

Con todo, la sección de compras es casi peor, porque dados mis hábitos de consumo, creí que acabaría siendo uno de los apartados más recurrentes y, a pesar de todo, lo tengo más abandonado que mi cuenta de Twitter. ¡Con lo bien que me viene para publicar entradas sobre cosas sobre las que no soy capaz de hilar más de tres o cuatro párrafos seguidos!

Pero este problema tiene solución: salir de compras. Y para evitar los remordimientos de haberme gastado más de lo debía, tiré solo de VISA. Si nunca consultas tu cuenta bancaria y además tu banco no te manda los extractos a casa, es como si te hubiera salido gratis. Solo que no. Pero fingiremos que sí.

Los comentarios sobre mi nuevo disco duro externo se quedan de puertas para adentro, porque el chiste sobre cuánta pornografía puede uno almacenar es muy malo incluso para mí.

5 de diciembre de 2011

Las vidas posibles de Mr. Nobody (2009)

Como sabéis, cuando se trata de los temas sobre los que escribir en el blog, siempre estoy abierto a vuestras sugerencias. Lo peor que os puede pasar es que acabe poniendo a caer de un burro alguna de vuestras películas, series videojuegos o cómics favoritos. Aun así, recibo bastantes e-mails de este tipo, lo que significa que existen personas que quieren arriesgarse a conocer mi opinión. Los pobres...

En octubre, por ejemplo, un lector me pidió que comentase Las posibles vidas de Mr. Nobody, una producción belga dirigida por un tipo sobre el que no había oído hablar en la vida y protagonizada por Jared Leto, uno de los rostros más hostiables de Hollywood. La IMDb la clasifica en cuatro géneros: drama, fantasía, ciencia-ficción y romance. Sí, romance. Viendo la clase de cintas sobre las que suelo escribir, eso es lo que más me pega. Todo sea por complacer a los lectores.

Por suerte, a los quince minutos de estar viendo la película, ya sabía exactamente lo que me tocaría soportar durante las dos próximas horas, así que hice una pausa y bajé al supermercado a comprar palomitas y un pack de seis botellas de Budweiser. Dos meses después, seguí desde donde la había dejado.

1 de diciembre de 2011

Jurassic Park (Super Nintendo)


Los dinosaurios fueron animales gloriosos y fascinantes. Especialmente los grandes saurios como el Tyrannosaurus Rex; siete toneladas de músculos y dientes diseñados para matar. Con plumas, según los estudios más recientes. La Ciencia es estúpida.

Vi Jurassic Park en el cine el día de su estreno cuando solo tenía nueve años y me entusiasmó. Mi nivel de fanatismo llegó a tal extremo que, aparte de tragarme la película más veces de las que mis padres hubieran querido, me compré merchandising de todo tipo: la gorra, la riñonera, una baraja de cartas, el álbum de cromos, las figuras de acción... y el videojuego de Super Nintendo. Visualmente me parecía menos atractivo que su homónimo de Mega Drive, y desde luego no era ni la mitad de emocionante que la recreativa; pero tenía dinosaurios y podías freírlos a tiros.

El único problema del título de Ocean es que era demasiado difícil, así que jamás llegué a pasármelo. Ni siquiera sabía qué leches había que hacer. Deambulaba por Isla Nublar más perdido que Marco en el día de la madre, aplastando compsognatus, huyendo del tiranosaurio y preguntándome cuánto tardarían en comérseme vivo los velociraptores. Solo era divertido durante un par de horas y, a la larga, acababa cansándome.

Luego volvía a jugar, porque, ¡oye!, me gustaban mucho los dinosaurios.