26 de julio de 2015

Juego de Tronos: Misericordia

¡Ah, el fin de otro largo viaje! Empecé a escribir sobre la nueva temporada de Juego de Tronos a finales de abril y en estos dos meses y pico he escrito sobre la serie las suficientes palabras como para llenar las páginas de una novela juvenil. Sí, ha sido mucho tiempo, tanto que George R. R. Martin, el autor de las novelas, ha fallecido. Asesinado por un tiburón en Sharknado 3: Oh Hell No! 

¿Qué viene ahora? No estoy seguro, pero no descarto tomarme un descanso del blog para volver con fuerzas renovadas en septiembre, la cabeza libre ya de enanos y dragones.

Ocurra lo que ocurra después de esta semana, el camino de la quinta temporada ha llegado a su fin. Disfrutad de la última entrada y despedíos de mí antes de abandonar la estación, no seáis maleducados.

19 de julio de 2015

Juego de Tronos: Danza de dragones

Ayer, después de dedicarle quince horas de juego repartidas a lo largo de los dos últimos meses, por fin me pasé Alice: Madness Returns, probablemente el único videojuego creado en la República Popular China que un sucio occidental ha jugado.

Su ambientación me ha encantado y su diseño artístico es una pasada. El País de las Maravillas ―un mundo fantástico, macabro, decadente y muy timburtoniano― luce esplendido en 3D, y el propio Lewis Carroll lo aprobaría si no llevase casi ciento cincuenta años muerto. Como diría Mon Mothma: muchos artistas chinos se quedaron sin dormir para traernos estas imágenes.

La jugabilidad, en cambio, da una cal y otra de arena. La mezcla de plataformas, hack and slash y puzles es acertada y hay montones de secretos por descubrir, por lo que es tentador revisitar el juego; pero muchas veces te da la sensación de que los mundos se alargan innecesariamente y de que estás reviviendo las mismas situaciones una y otra vez. Además, el manejo de Alice no es todo lo fino que debería y la cámara no siempre enfoca donde uno querría durante los combates.

Pero yo venía a hablaros de Juego de Tronos, así que supongo que todo eso debería dejarlo para otra entrada.

12 de julio de 2015

Juego de Tronos: Casa Austera

Un mes después de haber acabado la quinta temporada de Juego de Tronos y aquí sigo yo, escribiendo aún recapitulaciones de la serie. ¿Por qué? Porque alguien tiene que rematar el trabajo, por eso.

¿Preferiría estar hablando de temas de rigurosa actualidad, como el tráiler de Ash vs. Evil Dead o la nueva película de Terminator? Quizá, pero nadie dirá que no termino lo que empiezo..., no con Juego de Tronos. Y menos ahora que vienen los tres mejores episodios de la temporada.

Solo os pido que seáis pacientes e intentéis aguantar conmigo unas pocas semanas más. Luego ya seguiré escribiendo sobre lo que sea que escribo el resto del año.

6 de julio de 2015

Dragon's Fury

En un mundo de fantasía oscura en el que las hordas del perverso Rey Dragón amenazan con exterminar a la humanidad, un héroe mítico lucha sin tregua contra el mal: la bola de pinball. Esférica, de brillante acero, indestructible e infatigable. Lo único que puede acabar con ella es el Vacío. Una máquina de pinball es nuestro campo de batalla en Dragon's Fury, el videojuego de Mega Drive antes conocido como Devil's Crush en TurboGrafx-16. Y en esta tierra de píxeles es donde se forjan las leyendas.

No nos engañemos. Por cómodo que sea jugar al pinball con un mando desde el sofá de casa, las máquinas de pinball auténticas, las de madera y metal cromado a las que uno podía jugar en el bar de la esquina hace menos de treinta años, tenían un encanto peculiar del que carecen los pinballs virtuales, un encanto con regusto a cerveza y olor a tabaco solo apto para mayores. Por eso, los pinballs de videoconsola tienen que hacer un esfuerzo extra para encandilar a su público y no basta con lograr que las físicas de la bola sean impecables; estos videojuegos tienen que ser originales y ofrecer el tipo de aliciente que uno jamás encontraría en un tablero real por muchos mecanismos y aparatos electrónicos que tenga. Incluso los programadores del primer pinball de NES sabían esto cuando introdujeron la pantalla de bonus en la que Mario tenía que evitar que Pauline se espachurrase contra el suelo.

Dragon's Fury no solo es bueno en el apartado técnico, sino también un gran ejemplo de lo que puede aportar un pinball de videoconsola. Gráficos grotescos y detallados, música cañera, sonidos espectaculares, jefes de fase... y un objetivo que va más allá de sumar puntos: derrotar al Rey Dragón. Si este no es uno de los videojuegos de pinball más divertidos y mejor ambientados que hayáis probado, me afeito las cejas.