Tras un paréntesis quizá demasiado largo, retomamos los viejos cómics de Transformers
donde los dejamos. O no exactamente. En realidad, me voy a saltar varios números de golpe y porrazo para hablar de la muerte de Optimus Prime, porque es lo que más me apetece; y si no puedo darme estos caprichos de vez en cuando, ¿para qué porras tengo un blog? Desde luego no es para ligar mucho.
Aunque esta era la primera vez que el líder de los Autobots palmaba en los cómics y, por lo tanto, debería haber sido un momento muy dramático, el impacto en su día fue menor porque cinco meses antes de que se publicase este número, el líder de los Autobots ya había espichado en la película de título redundante
Transformers: The Movie.
Os lo creáis o no, la muerte cinematográfica marcó a muchos chavales de aquella época. Aunque cuando Hasbro produjo esa película sólo pensaba en personajes nuevos para sustituir a los viejos o, lo que es lo mismo, en una nueva tanda de juguetes con los que llenar las estanterías de Toys "R" Us, los críos no veían más allá de la caída de su ídolo. Muchos salieron del cine llorando. O eso tengo entendido.
Sin embargo, a partir de ese momento, se abrió la veda para los guionistas de cómics y series de televisión y, pérdido el impacto de la primera defunción, Optimus Prime protagonizaría la serie más larga de muertes y resurrecciones jamás escrita, llegando en
algún caso a regresar de entre los muertos en el ridículo tiempo de un minuto y quince segundos. La carrera profesional de Sean Bean está basada en su historia.
Este número, el 24 de la colección de Marvel (no me preguntéis por la edición de Forum, porque no la conservo), se publicó en enero de 1987. Esto es importante porque en el guión de Bob Budiansky se nota la influencia de las primeras películas sobre "juegos electrónicos" y "computadoras personales", como
Tron,
Juegos de guerra o
Starfighter: La aventura comienza. A su vez, la edad de oro de los videojuegos empezaba a tocar a su fin con la llegada de las primeras videoconsolas domésticas realmente populares, como la NES y la Master System, que abrían un nuevo mundo de posibilidades frente a los salones recreativos.
Situado el cómic en contexto, creo que ya podemos repasar su historia.