26 de agosto de 2013

Pacific Rim (2013)

A pesar de que había 36º C a la sombra, daba la impresión de que la heladería tenía la calefacción puesta. Parecerá una locura, pero estaba convencido de ello. Noté que una gota de sudor resbalaba por mi pierna derecha hasta el tobillo, donde la absorbió un calcetín que no hacía juego con mis zapatillas playeras. Mi hermano dijo que crear ese ambiente infernal debía de ser la forma que tenía el dueño de conseguir que la gente comprase más helados, granizados y batidos. No veía el momento de entrar en el cine y dejarme envolver por el aire acondicionado. Pero antes, y después de comprar un granizado de limón, mi hermano y yo pasamos por una juguetería que vendía imitaciones de Transformers por menos de 10 euros, luego entramos en un Cashconverter en el que encontré una novelización de X-Men 3, y, por último, visitamos una tienda de cómics donde compré el primer volumen de Masacre de Marvel Now!, del que ya había leído un par de números en su edición digital en inglés.

¿Y por qué porras os hablo yo de esa calurosa tarde? Porque no se me ocurría otra forma de presentar el último estreno del director Guillermo del Toro y estaba rellenando líneas para que el póster que he colocado a la derecha del texto cuadrase con la introducción del artículo. Estoy orgulloso de haberlo conseguido.

22 de agosto de 2013

Las Tortugas Ninja de Eastman y Laird

En mayo de 2011, Paramount y Nickelodeon anunciaron que Michael Bay produciría una nueva película de las Tortugas Ninja. A principios de 2012, el propio Michael Bay declaró que nuestros quelonios favoritos serían alienígenas en lugar de mutantes y, naturalmente, el lado rabioso de internet se le echó encima como un perro de presa: que si ya se cargó los Transformers, que si esto es una "pinche" blasfemia, que si deberían vender pastillas de cianuro en las salas donde exhiban la película…

Cuanto más mayor me hago, menos entiendo esa actitud. No es que Bay vaya a robarnos nuestros recuerdos sobre la primera serie de televisión (que, por cierto, era bastante mediocre), o a quemar todas las copias existentes de los cómics originales y a meter los juguetes de Bandai en una trituradora.

No, Bay está "violando" la infancia de nadie, sólo ofreciendo una nueva visión de las Tortugas Ninja que os podrá gustar o no, pero que nadie, salvo quizá algún psicópata con  métodos de tortura altamente improbables, os obligará a ver. A mí me gustaría tanto como al resto de fans ver una película acorde con el concepto que tengo de las Tortugas Ninja y realizada con los medios y efectos especiales actuales, pero ¿qué más me da lo que pueda hacer Michael Bay? En el peor de los casos, me pondrá en bandeja una crítica que se escribirá sola. Creo que cuando dijo que los fans tenían que relajarse, la razón estaba de su parte.

Dejando ese tema a un lado, hoy voy intentar profundizar en los orígenes de las Tortugas Ninja repasando su primer cómic. Para ello, debemos remontarnos a 1983, y concretamente a noviembre de ese año, cuando Kevin Eastman y Peter Laird, dos jóvenes estadounidenses afincados en Northampton y deseosos de hacerse un hueco en la industria del cómic, recibieron la visita de la musa del pulp.

19 de agosto de 2013

Los incorregibles albóndigas (1979)

Cuando uno oye un título como Los incorregibles albóndigas y ve ese magnífico cartel en el que sale Bill Murray rodeado de chicas ligeritas de ropa metiéndole mano, lo normal es que piense que se trata de la típica comedia americana de adolescentes salidos. De hecho, en los años ochenta, Hollywood produjo unas cuantas: Porky's, La revancha de los novatos, Desmadre a la americana... Una gran época en la historia del cine, ¿qué os voy a contar?

Sin embargo, la cosa tiene su truco, porque lo que el espectador va a encontrarse en este filme no es tanto eso, como un homenaje escrito en tono de nostalgia a las experiencias vividas en los campamentos de verano, un recordatorio de aquellos días maravillosos que algunos de nosotros pasamos lejos de la vigilancia constante de nuestros padres, conociendo nuevos amigos y lanzándonos a la aventura. O que, en lugar de maravillosos, fueron los peores días de nuestra vida. ¿Os han sacado alguna vez del váter mientras mandabais un fax u obligado a llamar a Verónica, la ectoplasta del espejo, a medianoche? A mí sí.

Pero aunque no soy norteamericano, ni nací en los setenta, y preferiría pasar mis vacaciones en la Fortaleza Infernal con Christopher Lambert que revivir mis experiencias de campamento de verano, esta es una cinta que consigue que las cosas que llevo dentro se remuevan. Lo mismo que los burritos de chile, pero de otra manera, con sentimientos y esas zarandajas.

Además, nada de lo anterior impide que la película tenga sus oportunas raciones de pechuga y muslo. A mí desde luego me gustan mucho los pantalones cortos, o, como decía la canción, "We like short shorts!".

12 de agosto de 2013

Leisure Suit Larry Reloaded

Debo de haber probado casi todas las aventuras gráficas a las que solemos referirnos como clásicas, o al menos lo he intentado, lo cual, según el maestro Yoda, no vale un pimiento. Ya sabéis: "Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes, y acércame otra de esas salchicas espaciales, por favor". Sin embargo, nunca he sido un gran seguidor de los Leisure Suit Larry de Al Lowe.

No es que no los conociese, claro. Recuerdo a la perfección haber leído en el colegio la Micromanía número 48, que le dedicaba portada, guía y análisis al primer título de la saga, y también la rumorología que giraba en torno al juego y sus secuelas (mucho antes de que discutiésemos sobre si se podía o no resucitar a Aeris en Final Fantasy VII, ya nos planteábamos si se podía ver a alguna gachí en pelotas en los Larry); pero, hasta la fecha, sólo había llegado a terminar el sexto título de la saga, que me costó bastante superar y tampoco disfruté en exceso. De su caída en picado tras la séptima entrega es mejor no hablar.

La verdad es que los Leisure Suit Larry no son santo de mi devoción. Su argumento suele resumirse en que el protagonista, Larry Laffer, quiere zumbarse a uno o varios pibones, y, lamentablemente, no por ser un propósito loable sobre el que erigir una filosofía de vida, constituye una historia interesante sobre la que desarrollar un videojuego, ¡y mucho menos seis! Solventada esta cuestión, pasemos ya al análisis.

5 de agosto de 2013

¡El Tipo de la Brocha va al zoo!


Ah, agosto… el mes del año en el que mis calzoncillos siempre están empapados de sudor y las visitas del blog descienden hasta un 70%. Si no fuera porque tengo a mis dos únicas neuronas deslomándose para conseguir engañarme a mí mismo y creerme que estoy de vacaciones y no trabajando como un imbécil desde casa, hasta me plantearía escribir sobre el Frigo Pie.

Volviendo al tema de las visitas, ¿a dónde os vais en verano que no podéis dedicar media hora a acrecentar mi ego?, ¿a Turkmenistán? ¿Es que no tenéis conexión a Internet en el teléfono móvil? ¿Para qué queréis tanto chisme de última generación con 3G, 4G y no sé qué G si no es para leer vuestros blogs favoritos? Y si vuestros blogs favoritos no actualizan en agosto, ¡leed el mío!

Además, ¿en qué otro lugar ibais a encontrar un detallado repaso de la visita de un perturbado mental a un zoológico? El bueno de Teo no es el único que ha ido al zoo este verano.

1 de agosto de 2013

'Los dioses de Marte', de Edgar Rice Burroughs

Este es el mejor libro secuela que he leído nunca. No creáis que he pensado más de cinco segundos en una afirmación tan contundente, pero esa es la impresión con la que me quedé a tan solo unos minutos de haberme terminado el libro.

En Los dioses de Marte, la segunda novela del ciclo de Barsoom, Edgar Rice Burroughs recupera todos los elementos que nos fascinaron de Una princesa de Marte y los multiplica por tres. Tres veces más acción, tres veces más muertos, tres veces más tías buenas, tres veces más marcianos... Aunque las matemáticas no fueran lo vuestro, quiero suponer que captáis la idea. Hay más y mejor.

Antes de seguir adelante, la Comisión Antispoilers me obliga a advertiros que si todavía no habéis leído la novela anterior, a lo mejor queréis imaginaros a Gandalf entre este párrafo y el siguiente gritando aquello de "¡No pasarás!" con cara de estar liberando el resultado de tres días de fuerte estreñimiento, porque os voy a destripar el final de Una princesa de Marte para poder situaros en el contexto de su continuación.