27 de abril de 2015

Juego de Tronos: Las guerras venideras

¡Bienvenidos a la primera de diez recapitulaciones sobre la serie de televisión de moda! ¡El Ministerio del Tiempo!

Ah, no, que yo venía a hablaros de Juego de Tronos. Qué despiste. Es que Alonso de Entrerríos mola tanto…

Pues bien, la quinta temporada de Juego de Tronos se estrenó en Canal+ la madrugada del lunes 12 de abril y, como fan declarado y cronista no oficial ni remunerado de la serie que soy, ahí estaba yo para ver el primer episodio. A las tres de la madrugada. Y, como era de esperar, me quedé dormido. A los cinco minutos. Me levanté al cabo de dos horas con un dolor de cuello espantoso para meterme en la cama hora y media y luego ir a trabajar. Pero no pasa nada, porque vi el episodio entero en VOSE al día siguiente, después de haber dado una cabezada de camino al trabajo provocando daños materiales por valor de siete mil euros.

Para variar, este año he hecho algo que no hice los anteriores: leerme los libros del señor Martin antes de empezar a ver la serie. Hasta ahora, lo máximo que había hecho era irle a la zaga, sin arriesgarme a pisarle el terreno; pero esta vez incluso me he adelantado a los eventos que cabe esperar que veamos este año. Esto significa que me he leído tanto Festín de cuervos como Danza de dragones, saltando cual rana patilarga entre uno y otro conforme al índice cronológico publicado por uno de los redactores de la revista Rolling Stone; cosa que recomiendo hacer a cualquiera que esté pensando en abordar estas monstruosas novelas.

Esto no significa que conozca cada detalle de lo que va a suceder esta temporada, porque los libros y la serie de televisión, aunque coinciden en lo fundamental, también tienen muchas diferencias, desde personajes que en la serie no aparecen en absoluto o son un cóctel de distintos personajes de los libros, a personajes que en la serie están caput y en los libros vivitos y colendo, o viceversa. En la temporada anterior incluso llegamos a ver al gerifalte de los caminante blancos, un Darth Maul albino con poderes chipiriflásticos al que en los libros solo se menciona de pasada. Y esta temporada, a juzgar por los avances y el primer episodio, promete traer muchos más cambios.

Dicho esto, solo me queda esperar que queráis acompañarme una vez más en esta cruzada televisiva y que podamos intercambiar opiniones para que se mitigue ese deseo que siento de dejarme picotear la cabeza por un avestruz cada vez que tengo que escribir otras cuatro mil palabras sobre Juego de Tronos.

20 de abril de 2015

The Dark Eye: Chains of Satinav


Según me comunica mi viejo amigo el profesor Mortimer Kelp, doctorado en ciencias sociales por la Universidad de Vermont, existen más juegos de rol de tablero aparte de Dungeons & Dragons. Y algunos, aunque no lo creáis, ¡ni siquiera son americanos! The Dark Eye, por ejemplo, es un juego de rol alemán muy querido en su país, y lleva entreteniendo a los amantes de los dados de más de seis caras y de la la fantasía heroica desde nada menos que 1984, cuando el rol no era ni la mitad de popular de lo que es ahora.

Ulrich Kiesow, su creador, fue el primero en traducir al alemán las reglas del Dungeons & Dragons, por lo que voy a suponer que las coincidencias de ambos juegos en su origen no fueron fruto de la casualidad. Ahora bien, aunque The Dark Eye empezó teniendo unas reglas muy básicas y pareciéndose mucho al juego de Gary Gygax, con el paso de los años se fue enriqueciendo y ganando en complejidad, y aunque no estoy dispuesto a leerme su manual de casi doscientas páginas, estoy seguro de que en su última edición hay muchas clases de héroes entre las que elegir, montones de monstruos distintos y más tipos de salchichas de los que un hombre puede soñar (es un juego alemán, ¿no?, si entre misión y misión los héroes no pueden disfrutar de una Weisswurst con mostaza dulce, sería un timo).

A pesar de todo, The Dark Eye: Chains of Satinav no es un RPG, sino una aventura gráfica del estilo point and click, porque, naturalmente, nada dice aventura gráfica como un juego de rol de tablero en el que los héroes recorren una tierra mágica tomando decisiones consensuadas, masacrando hombres lagarto, orcos, trasgos y troles, y jugándose la vida a una tirada de dados.

13 de abril de 2015

Masters of the Universe: The Clash of Arms


Los que seguís el blog desde hace tiempo sabéis de sobra que de pequeño besaba el suelo que He-Man pisaba con sus botas de pelo de conejo. Pero reconozco que no todo lo relacionado con los Masters del Universo era bueno, aunque a mí me lo pareciera. Los muñecos desde luego lo eran; tenían diseños muy originales que fusionaban lo mejor de Conan el Bárbaro y Flash Gordon, así como gimmicks variados y chulos: unos Masters lanzaban agua, otros se partían por la mitad, otros olían mal...

La serie de dibujos animados, en cambio, era un insulto a la inteligencia, algo que deberíais tener bastante claro después de todos los episodios que hemos repasado juntos (ejemplo 1 y ejemplo 2). Es cierto que la biblia de la serie era sobresaliente, con una mitología compleja y fascinante, pero la censura y las constricciones de la animación resultaron fatales para ella.

En cuanto a los cómics, había de todo, desde historietas con gran carga dramática hasta mediocridades infantiles, aunque a su favor diré que la mayoría eran bastante entretenidos. A los mini-cómics que acompañaban a los muñecos no podía exigírseles más que eso, e incluso los peores tenían la virtud de hacer que los muñecos que aparecían en él te parecieran populares y quisieras tenerlos todos. El mini-cómic que comentaré hoy, por ejemplo, incluía juguetes por el precio aproximado de 15.000 pesetas.

6 de abril de 2015

Los mejores 13 episodios de 'Golgo 13'

Este no va a ser uno de esos artículos largos que os arreglan una mañana aburrida u os llevan a preguntaros si existían ya los coches voladores cuando empezasteis a leer, sino que solo pretende ser una recomendación sobre uno de los diez mejores cómics que he leído desde que tengo uso de razón. No me preguntéis por los otros nueve. Yo estas listas las improviso sobre la marcha. Aunque probablemente incluiría también algún Superlópez.

¿Tan bueno es Golgo 13? Como en todo, es cuestión de gustos. Pero su longevidad lo avala. Su primera historieta se publicó en enero de 1969, cuando los Beatles aún estaban juntos y el Seat 600 era el coche que más se veía en las carreteras españolas; y a día de hoy, con más de 170 volúmenes a sus espaldas, el septuagenario Takao Saito sigue dándole a la plumilla.

Solo dos colecciones en Japón superan a esta en número de volúmenes: Dokaben, un manga deportivo sobre un equipo de béisbol de instituto; y Kochikame, la comedia maestra de Osamu Akimota sobre un policía tarugo y unicejo. Pero no hay ninguna colección que haya durado tanto como Golgo 13, y el sentido común me dice que nada se vende durante más de cuatro décadas sin ser bueno.

Si estos credenciales no os parecen suficientes para correr a adquirir esta antología con las trece mejores historias de Golgo 13 (a elección de los lectores nipones), tranquilos, porque hay más. Esta solo era la introducción necesaria para cubrir el largo de la imagen que acompaña estas líneas.