La colección, que suma la impresionante cifra de cincuenta y nueve tomos, empezó a publicarse en 1982, y cosechó un éxito notable gracias a su peculiar narrativa, su sencillo sistema de juego y, sobre todo, a que en aquella época los videojuegos de rol eran una castaña pilonga y no había alternativas mejores.
A día de hoy, sin embargo, estos libros están casi tan olvidados como las casetes de Philips, y aunque el género no está muerto, parece complicado que vuelva a gozar de la buena salud que tenía entonces. Es comprensible que sea así, porque los librojuegos en general, y los librojuegos de fantasía en particular, suponen un montón de trabajo poco gratificante para chavales que consideran la PlayStation 2 una videoconsola de tiempos remotos. En este mundo digital e interconectado, utilizar dados, papel y lápiz para jugar a un juego de rol es como cocinar encendiendo tu propio fuego con piedras y palos.
Para que los más jóvenes entendáis mejor en qué consistían estos libros y podáis presumir de conocimientos inútiles ante vuestros amigos de la red social de moda, os haré el dudoso honor de guiaros en una partida al azar del tercer volumen de la colección, que es además el primero que se desarrolla en un mundo abierto en lugar de en una mazmorra mohosa que apesta a orines y comida tailandesa. Su título, The Forest of Doom, traducido en España como El bosque tenebroso. Lo de "tenebroso" me permite colaros esta entrada como escuálido especial de Halloween.