Un año más, Marmalade Boy regresa en forma de recapitulación para entreteneros y haceros reflexionar sobre vuestra fútil existencia. ¿Creéis que celebrar el día de San Valentín leyendo esta entrada es deprimente? Pensad que yo la he escrito.
En el episodio anterior, Miki se desmayó en el cuarto de baño después de pasarse dos horas respirando vaho. Pero, por suerte, no estaba sola en casa. Yuu derribó la puerta con sus hercúleos brazos de espagueti recocido y la llevó a la cama, donde poco a poco recobró la consciencia. ¿Su reacción? Darle un sopapo brugueresco a su salvador.
Y ese es el punto en el que nos quedamos hace exactamente un año. Quizá os parezca que dejó pasar demasiado tiempo entre episodio y episodio, pero lo importante es la constancia y que mis ganas de inmolarme no alcancen su cénit.