25 de noviembre de 2013

El juego de Ender (2013)

Me encanta El juego de Ender. ¿Es una película perfecta? No. Pero yo me refería a la novela de Orson Scott Card. La película, por cierto, también me gustó mucho. De hecho, es la película que más me ha gustado en lo que va de año y no albergo grandes esperanzas respecto de Lluvia de albóndigas 2 o Rodencia y el diente de la princesa. Tampoco es que haya visto gran cosa entre peli y peli de superhéroes, claro, y hasta ahora mi favorita era probablemente Star Trek: En la oscuridad, pese a que el guión tiene más agujeros que las teorías conspiratorias sobre el asesinato de JFK.

El juego de Ender ha obtenido buenos resultados en las taquillas norteamericanas, aunque está pasando desapercibida en muchos otros países. En España, la novela no es conocida más que entre los mayores freaks de la ciencia ficción. A mí me gusta el género y, aun así, no había oído hablar de ella hasta hace unos meses, cuando empezaron a anunciar la película como la superproducción que es. No es que los tráileres me llamasen especialmente la atención, pero como salía Harrison Ford, me sentía en el deber de verla. ¡Era Harrison Ford en el espacio!

Entonces, indagando un poco, me enteré de que el filme se basaba en un libro de ciencia ficción de 1977. Indagando un poco más, esto es, pasando del segundo párrafo de la Wikipedia, supe que su autor había sido el blanco de los gays durante décadas por hacer declaraciones del tipo "no se puede permitir que quienes violan flagrantemente la regulación de la sociedad sobre el comportamiento sexual permanezcan como ciudadanos aceptables, iguales dentro de esa sociedad". Así se hacen amigos.

La novela obtuvo los premios Hugo, Nebula y SF Chronicle, cuyos jurados eran seguramente heterosexuales, e incluso forma parte de la lista de lecturas recomendadas de algunos cuerpos militares, como los marines de Estados Unidos. Además, 1977 fue un año muy significativo en la historia. Se estrenó La guerra de las galaxias, murió Elvis, nació la primera versión de la aventura conversacional Zork, se celebraron las primeras elecciones en España en 42 años, y, lo más importante, mis padres se conocieron y yo me convertí en un proyecto a medio plazo.

Si soy capaz de comprarme una colonia porque me trae recuerdos de El coche fantástico, ¿cómo no iba a ver una película basada en una novela de 1977? Es mucho menos rebuscado, desde luego.

18 de noviembre de 2013

Gain Ground

¿Qué es lo que ocurre cuando decides hablar sobre un videojuego que te recomendaron en un artículo sobre snacks con sabor a queso que escribiste hace más de un año? Que te topas con un título tan entretenido, como odioso.

Nunca fui fan de Sega, porque mi primera videoconsola fue una NES y la bigamia me parece espantosa (¿alguien puede manejar a más de dos mujeres?, ¿a una siquiera?); pero por suerte tuve varios amigos que pensaban que Mario era una birria al lado de Sonic, de modo que pude disfrutar de unos cuantos juegos de la marca "rival". Gain Ground nunca estuvo entre ellos, pero tampoco me extraña, porque en España nunca fue muy conocido y, en lo que a mí respecta, aquella era una época en la que rara vez probaba algo que no fuera un plataformas, una aventura gráfica o un bocadillo de mortadela.

Gain Ground salió originalmente para recreativa y pronto fue "portado" a Master System, Mega Drive y TurboGrafx-16. Ahora, gracias a las tiendas on-line, se puede adquirir para todas las videoconsolas de séptima generación, incluida la Wii. Por su dificultad, sólo se lo recomiendo a los jugadores con paciencia. La mentecatería se castiga.

11 de noviembre de 2013

Thor: El Mundo Oscuro (2013)

En primer lugar, he de manifestar mi más profundo descontento por el hecho de que la película no se titule Thor 2. Me parece que con ello han desaprovechado un chiste obvio y burdo para su distribución en países de habla española. De todos modos, el tiempo pondrá las cosas en su lugar, y cuando dentro de un año o menos, el Blu-ray de la película esté en mi estantería, yo preguntaré a las visitas si le apetece ver Tordos y no Thor: El Mundo Oscuro.

En segundo lugar, debo confesar que salí del cine tal y como entré: con náuseas. La película no tuvo nada que ver. Lo que ocurre es que ese día había comido como un cerdo. Colines, pan con tomate y jamón serrano, chistorrita, huevos rotos con patatas y jamón, chuletón de buey, tarta de dos chocolates y, por supuesto, café. Un banquete para dos o tres personas que mi estómago se negaba a digerir. Supongo que tenía la sangre tan saturada de alimento que no me llegaba riego al cerebro, porque estuve vegetando con los ojos abiertos durante gran parte de la película, de tal modo que apenas hubiera desentonado jugando al ajedrez con Stan Lee en la clínica donde ingresan al personaje de Stellan Skarsgård.

En pocas palabras: no estaba en la mejor disposición para ver una película de casi dos horas en la que hay que quedarse hasta el final de los títulos de crédito para ver la última escena (aunque el "extra" que merece la pena, por su conexión con la trama de Thanos y las Gemas del Infinito, es la escena que está a mitad de los créditos, no la última, que es de una ñoñez supina).

Dicho esto, que podría haber influido en cierta medida en mi opinión, pasemos a la sinopsis.

4 de noviembre de 2013

Polo Red: La colonia de 'El coche fantástico'

Si sois lectores habituales del blog, es probable que ahora mismo os sintáis algo confusos. ¿Qué hago yo hablando de una colonia? No me pega nada, ¿verdad? Es más, ¿por qué porras querría yo gastarme sesenta pavos en una colonia para pijos en lugar de invertirlos en tebeos viejos de los Ewoks o en alguna otra oscura tontería que sólo a mí se me ocurriría?

La respuesta está en el título de esta entrada: quien fuera que diseñara la compañía de marketing de la nueva fragancia para hombres de Ralph Lauren estaba pensando en El coche fantástico. Lo negarán si el anciano Glen A. Larson se levanta belicoso una mañana y decide demandarlos a todos, pero es cierto. Yo lo sé, ellos lo saben y vosotros también lo sabréis cuando terminéis de leer este artículo.