Tengo poco que decir antes de entrar de lleno en la recapitulación del segundo episodio de la temporada, así que seré breve.
¿Cómo carajos no pensé que tendría que escribir la mitad de estas entradas durante mis vacaciones? ¡Yo quería escribir un libro de verdad, con una trama casi original, emoción comedida y personajes que ya hemos visto en otro sitio antes!
Soy tonto.
Por otro lado, dado que sufro un trastorno obsesivo-compulsivo no diagnosticado, me habría reconcomido no continuar esta serie de entradas. Son ya muchos años demostrando que la disciplina impera sobre el sentido común. Además, es mi manera de compensaros por el abandono sufrido en este último medio año.
Al menos, espero que vosotros estéis aquí durante todo el trayecto. Nada me dolería más que asomarme al blog y ver un matojo rodando de lado a lado empujado por el viento.