No sé si el título puede llevar a equívoco, pero, por si acaso, lo dejaré bien claro desde el principio: este artículo no trata sobre la película Jasón y los argonautas de Ray Harryhausen, sino sobre el mito del vellocino de oro. De lo que os hablaré hoy es de la historia de Jasón y los argonautas según ha llegado hasta nuestros días a través de fuentes como las Argonáuticas, de Apolonio de Rodas; la Biblioteca, de Apolodoro; y la serie de televisión Hércules: Sus viajes legendarios. Pensándolo bien, borrad ese último punto; desde que empezó a protagonizar filmes cristianos, es mejor ignorar a Kevin Sorbo. En definitiva, si al leer el título de la entrada habíais pensado en la película de Harryhausen antes que en el propio mito, culpad a la cultura popular por haberos introducido esa idea predominante en la cabeza.
El mito en cuestión se resume rápido: Jasón y cincuenta héroes griegos se embarcan en una peligrosa misión hacia la Cólquide para hacerse con el vellocino de oro y regresar con él a Grecia para entregárselo al rey Pelias, tío de Jasón.
Sin embargo, este sencillo resumen plantea al menos dos interrogantes: el primero, de dónde porras salió el vellocino de oro; y el segundo, por qué narices tenía Jasón que llevárselo a su tío. Y luego está la chicha del mito, esto es, la aventura en sí de Jasón y los argonautas, desde su partida con rumbo a la lejana Cólquide hasta su regreso a Grecia.
Hay mucha tela que cortar. O mucho vellón.