30 de mayo de 2013

Juego de Tronos: Los Segundos Hijos

Todos habéis oído hablar del karma. Básicamente, es el principio de causa y efecto aplicado a las acciones humanas. Si te portas bien, cenarás caliente; y si te portas mal, acabarás casándote con un enano. Sin embargo, apuesto mi colchoneta hinchable de Spider-Man a que no habíais oído hablar del antikarma. Es un concepto que me he inventado para justificar mi pesimismo. Si algo bueno me pasa, sé que pronto me sucederá algo horrible para compensarlo. De este modo se mantiene el equilibrio cósmico.

Es una estupidez, sí, pero solo así puedo justificar que se me borrara esta entrada a media hora de publicarla. Prefiero pensar que ha sido eso y no que soy un cretino marsupial. Menos mal que guardaba un borrador bastante avanzado en este cacharro con el que trabajo y que intenta pasar por ordenador portátil.

Los Segundos Hijos es un episodio diferente; en primer lugar, porque no vamos botando de un lado para otro del mapa constantemente, sino que el guión se centra en unas pocas localizaciones, lo que permite avanzar más dentro de cada historia en lugar de dejarnos con la miel en los labios; y en segundo lugar, porque prescinde de varias parejas a las que estamos acostumbrados a favor de la interacción de personajes que hasta ahora apenas habían tenido relación. El resultado es curioso y entretenido, y aunque el episodio no tiene ningún momento blockbuster hasta su último tramo, yo lo sitúo entre mis favoritos de esta temporada. No es Besado por el fuego ni se le parece, pero sigue siendo muy bueno y mata el antojo.

27 de mayo de 2013

'Un mundo para Thunderman', de Lou Carrigan

Este es el segundo bolsilibro que voy a repasar después de aquella incursión con Rancho Drácula, e imagino que no será el último bolsilibro que comente, porque tardo nada y menos en leerlos, son una excelente forma de evadirse de la rutina y luego me cuesta muy poco escribir una reseña. Solo un poco menos que a sus autores escribir estos libros.

El relato que traigo hoy es del escritor Antonio Vera Ramírez, que firmaba para la editorial Bruguera como Lou Carrigan, uno de sus autores más prolíficos.

La obra se publicó dentro de la colección La conquista del espacio bajo el título de Un mundo para Thunderman, que se enmarca en el género de la ciencia ficción, pero realmente tiene más tintes de fantasía heroica, con un héroe broncíneo y musculoso en taparrabos, monstruos antropófagos y damiselas en apuros de atributos generosos.

¡Y en la portada de la edición original pone que puedes ganar un millón de las antiguas pesetas! ¿Seguirá siendo válida la promoción?

23 de mayo de 2013

Juego de Tronos: El oso y la doncella

El escritor George R. R. Martin, autor de la saga de Canción de hielo y fuego y algunos spin-offs menos afortunados, y doble ocasional de Papá Noel, firma el guión del séptimo episodio de esta temporada de Juego de Tronos, después de haber colaborado en el que fue, con diferencia, uno de los mejores episodios de la temporada anterior.

La anécdota de la producción es que el autor quería que lloviera durante la mayor parte del episodio y pensaba titularlo Tormentas de otoño, pero cuando les entregó el guión a Benioff y Weiss, guionistas y productores ejecutivos, estos le pusieron, como diría Manolito, cara de déficit.

Para compensar esta sequía, el episodio nos trae unas magníficas vistas de Desembarco del Rey y sus costas, así como una pelea con un oso llamado Bart. Sin él, este episodio no hubiera sido lo mismo.

20 de mayo de 2013

Legend of Grimrock

Los dungeon crawlers no son lo mío. Me gusta el concepto, pero no se me dan bien. Como los ménage à trois. También debo decir que los únicos "juegos de mazmorras" a los que he llegado a dedicar algo de tiempo son el Elvira 2: The Jaws of Cerberus y el Lands of Lore: The Throne of Chaos, ambos segundas partes y difíciles de narices, aunque buenos como para caerse de pompis.

Para quien no lo sepa, un dungeon crawler es un tipo de juego de rol en el que nuestra misión se centra en cruzar mazmorras laberínticas matando bichos, recogiendo tesoros y resolviendo algún que otro acertijo y que requiere gran dedicación y mucha paciencia. Viene a ser lo que la serie Fighting Fantasy fue a los librojuegos, y al igual que éstos, los dungeon crawlers tuvieron un lapso de vida bastante corto, concentrado entre finales de los ochenta y principios de los noventa, antes de que los MORPG llegaran y barrieran el mercado.

¿Y por qué me pongo yo a hablar de estos menesteres? Porque atentando contra el sentido comercial,  Legend of Grimrock es un dungeon crawler que salió hace escasamente un año. Además, supuso el debut de la desarrolladora indie Almost Human, una empresa finlandesa formada por cuatro mata'os (el mismo número de integrantes que tiene el grupo que manejamos en el juego) que sin duda debían de sentir una gran pasión por este género para resucitarlo, o al menos rememorarlo, más de veinte años después de que dejara de venderse. Están locos esos finlandeses.

16 de mayo de 2013

Juego de Tronos: El ascenso

Todos sabíamos que antes o después tenía que pasar. Era tan inevitable como la muerte, los impuestos o la operación bikini. No todos los episodios de Juego de Tronos podían ser buenos, y el sexto de esta tercera temporada ha sido algo flojo. Reconozcámoslo: que hubiera tantos episodios de notable alto o sobresaliente seguidos no era normal. Y los hemos visto peores.

¿El problema? Cualquiera que siga la serie lo conoce: aquí no pasa na' de na'. O eso dicen algunos de mis mejores amigos imaginarios. En realidad, sí que pasan cosas e incluso hay una secuencia de acción en el Muro bastante resultona; pero es cierto que la mayoría de escenas solo sirven para empalmar con los puntos de inflexión que deberían llegar en episodios venideros.

Además, hay que reconocer que la serie se resiente cuando Dany no aparece. Aunque solo sea por el cambio de aires, echo en falta el desierto de Essos. Son las únicas capturas de pantalla en las que consigo distinguir algo más que el blanco de los ojos de los actores.

Dicho esto, ya podemos repasar El ascenso.

13 de mayo de 2013

Masters of the Universe: Origin of He-Man #1

Se acabó. It's over. C'est fini. Es ist vorbei. E 'finita. Puedo decirlo en más idiomas, pero no más claro. Este es el último cómic que comentaré de los Masters del Universo en una larga temporada. Por lo tanto, las publicaciones más recientes, incluido ese anunciado crossover con los superhéroes de DC, las tendréis que conocer por vuestros propios medios, lo que, habida cuenta de la pereza que habéis demostrado por la franquicia (solo 2 de cada 100 lectores comenta estas entradas), es lo mismo que decir que nunca sabréis si Orko era el malo malísimo de la colección principal o si Adora abrazará su destino como heroína con tiara y minifalda a lomos de un unicornio alado parlante.

Para cerrar este ciclo, he escogido el único número que tenía pendiente en mi lista: El origen de He-Man, un relato en el que se nos cuenta cómo el príncipe Adam obtuvo el Poder de Grayskull y pasó de ser un pusilánime con medias violetas a un exhibicionista broncíneo con brazos como troncos capaz de empujar la luna fuera de órbita y luego volver a colocarla en su sitio. Ocurrió en un episodio de la serie de televisión.

Firma el guión Joshua Hale Fialkov, autor de Origin of Skeletor, y los dibujos corren a cargo de Ben Oliver, un artista británico con un estilo fotorealista muy distintivo que empezó a trabajar en este mundillo en el año 2000.

¿Estaremos ante otra obra de calidad o nos quedaremos en un burdo intento de exprimir la marca? Lo veremos tras un breve repaso de los orígenes de He-Man hasta la fecha.

9 de mayo de 2013

Juego de Tronos: Besado por el fuego

¿Solo vamos por el quinto episodio? ¡La recoña en bicicleta! Ya tengo otra vez la sensación de llevar toda la vida hablando sobre Juego de Tronos… Un día de estos incluso escribiré Astapor en lugar de Astaros, y Luen no tendrá que corregirme en los comentarios. ¿Quién sabe?, puede que ese día sea hoy.

Solo un apunte más antes de empezar la recapitulación: creo que el título de este episodio no viene a cuento y que debería haberse llamado Ojo con esa retaguardia que me provoca taquicardia. Si lo habéis visto, os imaginaréis por qué. No recuerdo ningún otro episodio en el que hubiera más culos que en este. Los enumeraré: Jaime, Brienne, Jon Nieve, Ygritte y el prostituto ese que finge ser escudero. Uno, dos, tres, cuatro y cinco. ¡Cinco culos! ¡Repóquer de culos!

Luego sin falta tenéis que decirme cuál es vuestro favorito y, a ser posible, por qué. Yo, antes de que asomasen esas nalgas, hubiese apostado por Ygritte, pero, visto lo visto, la pelirroja debería corretear menos por la nieve y prepararse un bocata de patatas fritas con calamares rebozados. Por lo tanto, y habida cuenta de la elevada representación masculina, elijo a Brienne de Tarth como la poseedora del mejor culo de Poniente. Por su constitución, podríais pensar que tendría un culo blandito y caidillo, tirando a fofo, pero nada más lejos de la verdad; su pandero es firme y redondeado y está ungido por el aceite de los mismísimos dioses. Gran y agradable sorpresa.

6 de mayo de 2013

El Capitán Trueno y la espada del invencible

El pasado 3 de abril, Ediciones B publicó una nueva historieta de El Capitán Trueno, la tercera de su etapa actual tras El último combate, en la que Ricard Ferrándiz tuvo los cojones de matar al Capitán, y Atlántida, que ya sabéis lo mucho que me gustó. Como a vosotros que os claven astillas bajo las uñas, por si necesitáis que os lo recuerde.

Ricard Ferrándiz ha tenido todo un año desde el número anterior para escribir y dibujar La espada del invencible. ¡Un año! No sé en cuántos proyectos más habrá trabajado Ferrándiz en ese tiempo, quizá en diez, cien o en ninguno; pero si este es el resultado de un año de trabajo, menuda decepción, porque incluso a mí, que no me dedico a esto, se me ocurren ideas mucho mejores que las suyas mientras estoy en el cuarto de baño.

Siguiendo la estela de mediocridad de Atlántida, Ferrándiz nos trae otra aventurilla sin chicha ni limoná que apenas podría disculparse en una colección mensual y que, desde luego, no debe disculparse cuando, como decía, ha pasado todo un año en el horno. Y tampoco voy a perdonar la patente falta de madurez del guión porque este sea un cómic dirigido a niños y a mayores por igual. Los niños solo son tan idiotas como nosotros queramos que sean.

El dibujo, por supuesto, tampoco es nada del otro mundo. Hay algunas viñetas con escenarios bastante elaborados, un par de tortazos decentes y ahí acaba todo lo bueno. El trazo es demasiado simple y limpio, carente de toda personalidad, y para alguien al que le gusten como a mí los autores con un estilo muy marcado, como John Byrne, Walt Simonson o Tim Sale, no hay por dónde cogerlo. Incluso hay errores en el coloreado que solo podría excusar si el tebeo lo hubiera coloreado otro y no el propio Ferrándiz.

Ya sé, ya sé, os están entrando unas ganas tremendas de leerlo. Pues nada, para ahorraros 15 euros mal invertidos, voy a resumiros la historieta y desvelaros las "grandes" sorpresas que os aguardan en sus páginas.

2 de mayo de 2013

Juego de Tronos: Y ahora su guardia ha terminado

El camino al salón implicaba pasar por la cocina, pero resistiría la tentación de prepararme un bocata, porque no había nada en el frigorífico que pudiera añadir al pan imaginario de la despensa. Abrí la puerta y entré en el salón. El Tipo de la Brocha estaba recostado en el sofá, escribiendo a la luz de la pantalla de su viejo ordenador. Al oírme, levantó la vista.

―¿Y bien? ―Apartó el portátil a un lado.

―Siete comentarios ―respondí―. Tres si descontamos tu respuesta a Tempus Frangit, la fe de erratas y la discusión sobre el concurso de escupitajos del Monkey Island 2.

―¿Y el artículo de Aladdín?

―Veintitrés.

El Tipo de la Brocha se mantuvo en silencio un rato.

―No puedo culparles ―dijo al fin―. Mis lectores sólo quieren leer sobre videojuegos más viejos que Carracuca y comida que deteriora mi flora intestinal. Fui yo el que decidió repasar cada episodio de esta serie a cambio de unas cuantas visitas adicionales que nunca hubiesen llegado si algunas personas demasiado torpes no buscasen los episodios en internet por su título en español. ¡Y no me obligues a mencionar a los pervertidos! ―Dejó escapar un suspiro―. Podría decirse que me lo he buscado yo solito.

No añadió nada más, así que me desvanecí. Al fin y al cabo, yo sólo era un producto de su imaginación.