29 de diciembre de 2014

El hobbit: La batalla de los cinco ejércitos (2014)


Pues había que ver la tercera parte de El hobbit, ¿no? Sé que esa no es la actitud más apropiada para ir al cine, pero, ¿qué leches le vamos a hacer?, es lo que siento. Rara vez empiezo algo y no lo termino, aunque me disguste. Soy de los que apechugan con lo que haga falta con tal de dar carpetazo y pasar a otra cosa (aun así, confieso que no terminaré de ver nunca Battle Royale 2 ni de leerme Los escarabajos vuelan al atardecer, pero es que todo tiene un límite).

Con semejante introducción, y como sois muy espabilados, ya podéis intuir que no soy el fan número de uno de esta trilogía cinematográfica, y confieso que aún fantaseo con que algún fan edite las tres partes en un solo largometraje consiguiendo al mismo tiempo que el tono sea más respetuoso con el del cuento de J. R. R. Tolkien. También fantaseo con asistir a un pase privado de lencería de los ángeles de Victoria's Secret, y no sé qué es menos probable que vea realizarse un día de estos.

A Peter Jackson le apasiona y fascina el mundo creado por J. R. R. Tolkien. En pocas palabras, está enamorado de la Tierra Media, y cuando viaja a ella con su pelotón de cámaras RED Epic, desconoce la mesura. La economía narrativa no significa nada para él. Sin embargo, quizá en esto, pese a quien le pese, es en lo que más se parece a su idolatrado Tolkien, sólo que sustituyendo las florituras literarias y el bucolismo británico por un derroche de acción descerebrada heredera del mundo del videojuego. En la cabeza de Jackson, cada detalle de los libros es susceptible de convertirse en trama, y cada trama debe ser epiquérrima, que es una palabra tan grandilocuente que ni siquiera la encontraréis en el diccionario. La historia de El hobbit se podía contar en tres horas, ocho significan cinco horas de hacerme perder el tiempo y el triple de ingresos en taquilla para la MGM.

Los defectos que ya deslucían la primera entrega de la trilogía y que se subrayaban en la secuela alcanzan en La batalla de los cinco ejércitos su máximo exponente. Esta película es el culmen del exceso, un despropósito pirotécnico con un guión digno del peor George Lucas para el deleite de una generación cuyo déficit de atención exige que los diálogos sean concisos y las peleas esquizofrénicas. Como dicen los ingles: It's not my cup of tea.

22 de diciembre de 2014

San Nicolás: Los orígenes de Papá Noel

Santa Claus, conocido en España como Papá Noel y en Chile como el Viejito Pascuero, es la figura más representativa de las fiestas navideñas, por encima de personajes como Jesucristo o Chevy Chase, y su imagen está incrustada en la mente colectiva gracias a un sinfín de productos patrocinados por su oronda y alegre figura de dominio público.

Pero el origen de este icono navideño se encuentra muy alejado de esa imagen comercial creada por el literato Clement Clarke Moore y consolidada por el caricaturista Thomas Nast a finales del siglo XIX en los Estados Unidos. De hecho, tenemos que viajar en el tiempo y en el espacio y remontarnos hasta la Turquía del siglo III, a la ciudad costera de Patara, al oeste de Myra (actual Demre), para arrojar algo de luz sobre el asunto.

En Patara nació siendo muy joven el futuro San Nicolás, al que sus aburguesados padres educaron en la fe cristiana ortodoxa y que, ya desde muy pequeño, dio señales del hombre en que se convertiría, un sacerdote al que no le temblaría el pulso a la hora de defender su creencias religiosas a guantazos, ni de firmar órdenes de demolición de templos paganos con independencia de su valor histórico o arquitectónico.

Sus padres murieron a causa de una terrible epidemia (en aquel entonces, los cristianos se dedicaban a viajar por todo el Imperio romano extendiendo la palabra de Dios y la viruela, conocida como la "plaga de Cipriano") y, como legado, dejaron a Nicolás un nombre que rimaba con aguarrás y una gran cantidad de dinero contante y sonante. Sin embargo, en lugar de pegarse la vida padre, Nicolás decidió invertir su fortuna en los niños, los pobres, los hambrientos, los enfermos y el bar Chiripas, y se mudó a la abadía de su tío para perfeccionar sus conocimientos teológicos estudiando libros viejos escritos por pescadores que muy probablemente consumieran potentes alucinógenos.

Permitidme que os cuente algunas de sus obras, hazañas y milagros.

15 de diciembre de 2014

Los Picapiedra descubren la Navidad


Los Picapiedra no necesitan presentación. Son los dibujos animados más populares de Hanna-Barbera junto al Oso Yogi y Scooby-Doo y, en sus primeros tiempos, incluso podían permitirse anunciar cigarrillos Winston sin arruinar su reputación. Por eso, estoy convencido de que muchos de vosotros habréis disfrutado ya de sus especiales navideños de televisión. La sola idea de que unos cavernícolas celebrasen  la Navidad es deliciosamente extravagante, y si además fuera cierto y, digamos, alguien encontrase restos prehistóricos de un abeto decorado con bolas y guirnaldas, sería el mayor hallazgo arqueológico desde que el profesor Nicholas Conard y su equipo de la universidad de Tübingen descubrieron el consolador más antiguo del mundo.

Dicho esto, si los Picapiedra y los Mármol son tan modernos como para celebrar la Navidad un millón de años antes del nacimiento de Cristo, cuando las trogloditas con curvas de infarto aún luchaban por la supervivencia en un mundo dominado por los dinosaurios, desde luego yo no voy a quedarme atrás hablando de algo tan obvio como los especiales navideños de Los Picapiedra. No, lo que voy a hacer es centrarme en una tira dominical publicada el 24 de diciembre de 1961 y que en sólo diez viñetas consigue capturar toda la esencia de la Navidad. O no. Yabba-dabba-doo.

11 de diciembre de 2014

Cinco muñecos de 'Star Wars'


El teaser trailer de la próxima película de La guerra de las galaxias, dirigida por el chaquetero J. J. Abrams, ha arrasado en Internet. Sus cinco imágenes mal contadas han dado que hablar más que la crisis del ébola y las torturas de la CIA juntas, y el sable láser con guardamanos ha sido objeto de miles de chascarrillos y fotomontajes, a cada cual más exagerado y ridículo. Yo soy más bien de la opinion de que algo tenían que inventar. De hecho, me parece más sorprendente que hayan mostrado un soldado de asalto afroamericano... sin casco. Si Lando Calrissian sigue vivo, el personaje de John Boyega se confirmaría como el negro con el segundo mejor puesto de trabajo de toda la galaxia.

En fin, aprovechando el despertamiento de la Fuerza y que estamos en Navidad, que es la época del año en la que se dilapida más dinero en juguetes, hoy voy a hablar de cinco muñecos de Star Wars elegidos al tuntún y sin ningún orden en particular. En concreto, hablaré de muñecos de Kenner. Todos los habéis visto. Son del tamaño de un G.I. Joe, tienen la movilidad de un Playmobil y normalmente vienen con uno o dos accesorios, ya sea un bláster o una vibro-hacha de esas que sirven tanto para cortar cabezas, como para limarte los callos de los pinreles. Aunque la calidad de los muñecos de Kenner es cuestionable, su variedad pone a los coleccionistas los pelos como escarpias. Casi cualquier personaje de las películas, series, cómics, libros o videojuegos tiene su propia figura de acción, incluso aquel tipo con cara de yak que aparece tres segundos en el esquife de Jabba en El retorno del Jedi.

8 de diciembre de 2014

La Befana, la bruja de la Navidad

Continuando el repaso de tradiciones navideñas foráneas que comencé con el tió de Nadal, hoy hablaré de la Befana. Todos conocéis a Papá Noel, y dentro de un par de semanas incluso aprenderemos algo sobre sus orígenes cristianos (El Tipo de la Brocha, intentando crear expectativas infructuosamente desde 2011); pero, ¿qué sabéis de la vieja Befana? No os suena, ¿verdad? Y, sin embargo, en muchos pueblos italianos, quien baja por la chimenea para llenar de regalos los calcetines de los niños no es un gordinflón barbudo y risueño vestido de rojo, sino una anciana inmortal y demente que, por un acto de egoísmo, se condenó a sí misma a vagar en busca de Jesucristo en cada víspera de la Epifanía.

Os aseguro que si yo fuera un alegre bambino y viviera convencido de que una vieja fea y enjuta, con aspecto de bruja, encorvada por el peso de los años y vestida con sucios andrajos, vendrá volando en una escoba desde las frías y brumosas montañas, para colarse en mi casa en la oscuridad de la noche y merodear por el salón pensando en si he sido bueno o malo, os aseguro que la noche del 5 de enero la pasaría escondido bajo las sábanas.

4 de diciembre de 2014

El calendario de Adviento

El calendario de Adviento es la excusa que utilizan los individuos de baja continencia gastronómica para comer una chocolatina diaria durante casi un mes sin sentirse horriblemente culpables. Véase un servidor.

Para los cristianos auténticos (no los de pitiminí que se desmayan al ver un poco de sangre, sino los que tienen una colección de flagelos en el armario), el Adviento (del latín adventus, que significa "venida" o "advenimiento") es el tiempo de preparación para la Navidad. ¿Preparación? Pues sí, preparación. Y por mi parte puedo deciros que después de visitar suficientes páginas web cristianas como para que me rechinen los dientes, he llegado a la conclusión de que para celebrar el aniversario del nacimiento de Jesucristo tienes que entrenarte en plan Rocky Balboa; pero no en el gimnasio ni en las calles de Filadelfia, sino en tu fuero interno, emocional y espiritual. Esto significa que mientras te reconcilies contigo mismo y con tu fe, puedes seguir poniéndote ciego a turrón, mazapanes, polvorones y peladillas.

El Adviento dura cuatro semanas y comienza cuatro domingos antes del día de Navidad, que reciben el nombre de Domingos de Adviento, porque la originalidad no es un requisito en las tradiciones religiosas. Este año, por tanto, el Adviento comenzó el 30 de noviembre. Eso sí, no he visto un solo calendario de Adviento que comience un día que no sea el 1 de diciembre. Es lo que tiene la secularización. Eso y que es una palabra hexasílaba y difícil de pronunciar si tienes la lengua de trapo.

1 de diciembre de 2014

Navidad 2014

Que haya calma. No le pasa nada extraño a vuestra pantalla ni habéis viajado en el tiempo como aquella vez que hubo que resetear las líneas temporales y borraros la memoria. Lo único que ocurre es que este año he decidido adelantar el especial navideño del blog. Si finales de noviembre la Comunidad de Madrid ya coloca las luces en las calles más comerciales a para atraer a los turistas, yo puedo empezar a escribir artículos navideños la primera semana de diciembre para fastidiar a todos los que aborrecéis la Navidad.

Por lo tanto, entre el próximo jueves y hasta el lunes de la tercera semana de diciembre, las entradas del blog estarán imbuidas del espíritu de estas felices y derrochonas fiestas. ¡Con sabor a turrón y mazapán!

Eso sí, las semanas de Año Nuevo y Reyes me las he dado libres, porque aquí soy mi propio jefe y hago lo que quiero.

24 de noviembre de 2014

Series de TV de los 80 y 90... ¡de dinosaurios!


¿Por qué a los niños les fascinan los dinosaurios? Todos los críos, a cierta edad, pasan por una fase en la que se obsesionan con estos animales antediluvianos y consumen con devoción cualquier cosa que tenga que ver con ellos, ya sean películas, series de televisión, tebeos o deliciosas galletas de cereales. Algunos nunca llegan a salir de esa fase y mantienen su fascinación hasta la edad adulta. Ayer encargué esta camiseta.

Una respuesta sencilla a ese interrogante sería que los dinosaurios son lagartos grandes que podrían ventilarse a una persona de un bocado (algunos eran hervíboros, sí; pero si ese detalle traía sin cuidado a los productores de King Kong, imaginaos a un chavalín de cinco años). Sin embargo, esta respuesta, además de ser inexacta, se queda corta. Sin duda tiene que haber alguna otra razón que impulse a un niño a dar la tabarra a sus padres para que le lleven al museo de ciencias naturales a ver la reproducción de un esqueleto extraordinariamente viejo, o a pedirles que le compren un libro sobre dinosaurios aunque no le guste leer (uno con muchas ilustraciones, eso sí).

El hecho de que los dinosaurios se extinguieran nos ayuda a aproximarnos a la verdad. Los dinosaurios eran monstruos terribles que dejaron de existir hace millones de años, lo que significa que un niño puede fantasear y aprender todo lo que quiera sobre ellos sabiendo que, cuando se meta en la cama, no saldrá un Velociraptor de su armario para rajarle el vientre con su garra retráctil de 15 centímetros que corta como una cuchilla.

Aunque los dinosaurios nunca han dejado de ser populares y estoy convencido de que en la parrilla televisiva actual también hay series de dinosaurios que los niños de hoy recordarán con nostalgia dentro de veinte años, yo voy a centrarme en las series que conozco, las que emitían cuando sólo teníamos cuatro canales de televisión y las videoconsolas no se actualizaban durante horas cada vez que las encendías.

17 de noviembre de 2014

Los luchadores de 'Street Fighter II: The World Warrior'

Street Fighter II llegó a los salones recreativos en 1991 y fue un bombazo inesperado que conquistó a millones de jugadores en todo el mundo. En 1987, el primer Street Fighter había pasado sin pena ni gloria por los salones recreativos y nadie esperaba gran cosa de su secuela. Hasta ese momento, la serie estrella de Capcom era el robótico canijo Mega Man, que iba ya por su tercera parte, y los títulos de plataformas eran la apuesta más segura. Sin embargo, Street Fighter II asentó a la compañía en el podio de la industria del videojuego, estableció las pautas a seguir por el género y propició el boom de los juegos de lucha en 2D, que empezaron a brotar como setas.

La secuela vino cargada de novedades que hoy damos por sentadas. A diferencia del Street Fighter original, en el que solo podíamos jugar con Ryu (o Ken si escogemos al segundo jugador), en Street Fighter II podíamos elegir entre ocho jugadores únicos, de nacionalidades diversas y con estilos de lucha y movimientos especiales diferentes (excepto Ryu y Ken, que eran un calco el uno del otro). Además, después de derrotar al resto de competidores, también había que enfrentarse a cuatro jefes (los "Grandes Maestros", les llamaba el manual de Super Nintendo), a cada cual más complicado: Balrog, Vega, Sagat y, por último, M. Bison.

Los sprites eran más grandes y coloridos que los de cualquier otra máquina recreativa, y los escenarios eran variados entre sí y estaban repletos de detalles; además, cada uno tenía su propia melodía, que luego no había quien te quitase de la cabeza. La forma de jugar también era diferente. No bastaba con machacar botones hasta que se te pelasen los dedos para ganar, sino que había que dominar las técnicas de cada luchador. Antes todo eran puñetazos y coces, pero Street Fighter II introdujo las "magias", que eran una nueva y mejorada forma de convertir la cara del adversario en una masa irreconocible de pulpa sanguinolenta.

Hace algunos años, hablé de los cuatro jefazos del juego en este artículo. Hoy hablaré de los ocho luchadores que competían por el título de "World Warrior".

10 de noviembre de 2014

He-Man y los Masters del Universo: El Cometa Cósmico



A lo largo de los años, he invertido gran parte de mis ahorros en algo que no me genera rédito alguno: los Masters del Universo. Sólo con lo que he gastado en los últimos cuatro o cinco años en la nueva colección de cómics de DC y en los muñecos de la línea Masters of the Universe Classics podría haber pagado a dos mendigos para que luchasen a muerte entre ellos, o a una súper-modelo brasileña para que me cantase y bailase La danza de Xuxa. Claro que entonces no tendría una vitrina tan bien abastecida de juguetes figuras de acción articuladas para coleccionistas adultos.

El episodio que voy a recapitular hoy es el primero de la serie de Filmation y, como gran freak que soy, aparte de en DVD, lo tengo también en VHS. Al final del artículo, encontraréis una fotografía que demuestra que realmente guardo este tipo de cosas. Podéis imaginaros mi casa como un enorme trastero custodiado por pelusas gigantes y una bolsa de basura que ha desarrollado su propio aparato digestivo.

3 de noviembre de 2014

Tortugas Ninja (2014)

He tenido el valor de ir al cine a ver la nueva película de las Tortugas Ninja. Sorprendentemente, no es una buena película. Perdón por el sarcasmo.

Dicho esto, es mejor película de lo que me esperaba. No es ofensiva para las minorías étnicas, no sentí que insultara mi inteligencia y, a diferencia de cualquier top model que haya trabajado para Michael Bay, no me sentía sucio al salir de la sala.

Es una película muy tonta, escasamente creativa, con lagunas argumentales que son la envidia del mar Caspio, villanos de opereta con motivaciones estúpidas, y chistes de pedos (bueno, un chiste de pedos). Pero también hay algunos aciertos e incluso una o dos escenas graciosas. ¡Y es entretenida! Por lo tanto, imagino que si tienes entre seis y diez años y no das mucha importancia a las mil y una diferencias que seguramente haya con la encarnación televisiva más reciente de las Tortugas, la película puede entusiasmarte como a mí me entusiasmó la de 1990.

También debo añadir que no es ni por asomo peor que la tetralogía de Transformers. No es que el director Jonathan Liebesman sea santo de mi devoción, pero al menos la intervención de Michael Bay se ha centrado en las labores de producción, lo que se nota a primera vista en el menor número de explosiones, la ausencia de banderas americanas y de militares caminando a cámara lenta, y la falta de objetivación sexual de Megan Fox. Pero es que la única razón por la que las cuatro partes de esta tetralogía cinematográfica se consideran películas es porque están grabadas con una cámara y se proyectan en el cine. Es como comparar una novela de Alejandro Dumas con unas instrucciones de frigorífico traducidas del taiwanés con el traductor de Google.

Pero me estoy yendo por las ramas. A continuación, repasaremos qué hay de bueno y de malo en este filme. Y como no quisiera estropearos los increíbles giros del guión, os advierto que habrá SPOILERS a punta pala.

30 de octubre de 2014

'Cementerio de animales', de Stephen King

Los que habéis seguido el blog desde su apertura quizá os hayáis dado cuenta de que, en cada especial de Halloween, he reseñado una de las novelas de terror de ese señor feo de Maine llamado Stephen King. Lo curioso es que yo mismo no me había dado cuenta de estarlo haciendo. Sí, así es. He comentado una novela distinta de Stephen King en cada especial de Halloween por pura casualidad. Cosas más raras se han visto (por ejemplo, los mensajes crípticos que aparecen escritos con sangre en el espejo de mi cuarto de baño cada mañana y que dicen cosas como "TE ESTOY OBSERVANDO" o "VAS A MORIR"; si tenéis alguna idea de que querrán decir, soy todo oídos).

Por lo tanto, cuando vi que este año no tenía nada preparado para continuar esa inconsciente tradición, me puse nervioso y corrí por toda la casa como pollo sin cabeza.

¿Os parece que estoy sacando el tema de quicio? ¡Las tradiciones nacen con una fuerza que afecta a generaciones que ni siquiera las ven nacer! ¡Uno no puede simplemente detener esa fuerza sin esperar alterar el equilibrio del universo aunque sólo sea un poquito!

Consciente del desastre cósmico que podía provocar, busqué en Amazon un libro que no costase más de 10 euros y fuese popular, porque una cosa es salvar el universo y otra despilfarrar el dinero para leer morralla. Sé que lo fácil hubiera sido comentar una novela que ya hubiese leído, pero si tiro de mi memoria, la única imagen que me viene a la cabeza cuando pienso por ejemplo en Carrie es la de un John Travolta melenudo con cara de pipiolo en la adaptación cinematográfica de Brian de Palma. Como comprenderéis, no puedo escribir una reseña con esa estampa siguiéndome a todas partes.

Finalmente, escogí Cementerio de animales porque se publicó en 1983 (el año del primer vuelo del Challenger, del estreno de El retorno del Jedi, del lanzamiento de la NES en Japón, de la emisión del videoclip Thriller en la MTV, y *cof* de mi nacimiento) y también porque en la portada de su primera edición sale un gato endemoniado con los bigotes desastrados debajo de un cementerio con muchas lápidas apiñadas entre las que se alza una silueta oscura con un niño en brazos. Supuse que la novela trataría sobre mascotas muertas regresando del Más Allá para aterrorizar a sus dueños; felinos putrefactos afilándose las uñas en las cortinas de una abuelita entrañable, perros zombi con el costillar al aire dejando regalitos apestosos en el sofá y canarios silbando la marcha fúnebre. Por eso, me sorprendió encontrarme la triste historia de un padre incapaz de aceptar la muerte de sus seres queridos.

27 de octubre de 2014

Las 15 decisiones más difíciles de 'The Walking Dead: Season 1'


¿Quién no ha leído algún libro de Elige tu propia aventura cuando era niño? Supongo que ahora preferiréis sentaros con una buena novela histórica o de misterio, un superventas del escritor de moda, a tener que tomar decisiones ridículas en un relato de ciencia ficción sobre hormigas espaciales; pero es que eso es lo malo de hacerse mayor: que los gustos tienden a lo anodino.

En 2012, Telltale Games trajo la experiencia de aquellos libros viejos y desfasados a los videojuegos con The Walking Dead, un título basado en el cómic homónimo de Robert Kirkman. En su día, compré el juego porque el cómic me tenía enganchado y también me habían gustado las anteriores aventuras gráficas de Telltale Games. Por otro lado, uno no tarda mucho es darse cuenta de que incluir The Walking Dead en el género de las aventuras gráficas es hacer encaje de bolillos. Aquí no vamos a usar un pollo con polea en el medio para resolver ningún problema, eso ya os lo adelanto.

Antes bien, The Walking Dead es una historia interactiva en la que el curso de los acontecimientos depende de nuestras acciones. Hay docenas de diálogos con elecciones que no tienen vuelta atrás y algunos QTE dispersos aquí y allá para darle emoción a la aventura, pero no puzles al uso. Su punto fuerte es la historia, que te atrapa de principio a fin y, en muchos momentos, te quita el hipo.

Algunas decisiones son más espinosas que otras, porque plantean dilemas morales difíciles de resolver. Si os cuesta elegir entre tomar ensalada o crema de calabaza de primer plato, imaginaos cuando se trate de cuestiones cruciales, a veces de vida o muerte, en las que hay que tomar una decisión en un tiempo limitado. Y olvidaos de intentar averiguar cuáles son las opciones buenas, porque no hay tal cosa. Todo depende del punto de vista del jugador.

En cuanto a las críticas que dicen que las decisiones no valen un pimiento, porque al final todos los caminos llevan a Roma, esa es una verdad a medias. Toda decisión que tomamos en el juego, aunque no cambie el mundo que nos rodea, afecta al carácter del protagonista y a sus relaciones con el resto de los personajes. Por supuesto, la gracia del juego está en pasárselo varias veces escogiendo opciones diferentes para ver todas las ramificaciones posibles de la historia, pero a continuación sólo he incluido las elecciones que hice en mi primera partida.

23 de octubre de 2014

Los aurones: Las ciénagas de Crom


Vais a disculparme este comienzo tan poco alentador. El diccionario de la Real Academia de la Lengua (os lo advertí) define la palabra títere como "muñeco de pasta u otra materia que se mueve por medio de hilos u otro procedimiento".

La primera alusión histórica a un muñeco de este tipo la encontramos en Historias, de Herodoto, el famoso historiador, geógrafo y turista griego que acuñó la frase: "No estoy seguro de haber cerrado la puerta con llave al salir". Concretamente, Herodoto menciona a los títeres en el capítulo XLVIII, donde compara las fiestas egipcias celebradas en honor al dios Osiris con la celebradas por los propios griegos en honor a Dioniso, ambos dioses de la agricultura y ambos producto de una imaginación más fértil que el propio suelo recién abonado.

Según nos cuenta Heródoto, durante la fiesta de Osiris, las mujeres llevaban por las calles "unos muñecos de un codo de altura y movibles por medio de resortes" con "un miembro casi tan grande como el resto del cuerpo" y que agitaban obscenamente para goce y disfrute de los viandantes. Los niños seguro que se partían de risa.

Unos 2.500 años más tarde, en noviembre de 1987, TVE comenzaba la emisión de los Los aurones, una serie creada por Josep Lluis Viciana y producida por D'Ocon Films sobre cuyo origen y realización podéis leer mucho más en La web de los Aurones. Sí, esta web realmente existe. Ayer recibió dieciséis visitas. (Nota del futuro: La web cayó y algunos somos menos felices por ello.)

La serie estaba dirigida a los más pequeños de la casa y, a diferencia de la mayoría de series infantiles de la época, como David el Gnomo, La abeja Maya o Urotsukidoji: La leyenda del Señor del Mal, los personajes no eran de dibujos animados, sino unas marionetas espantosas con la movilidad de una ameba tetrapléjica y la expresividad de una loncha de queso. Yo no solo adoraba esta serie, sino que a veces incluso me daba miedo, lo que, para un niño, la hacía todavía mejor.

20 de octubre de 2014

Transformers: Cratter Critters (las Chatarras Espaciales)

Mucho antes de que existieran las publicaciones en formato digital, antes incluso de que hubiera tiendas de cómics especializadas (o al menos de que yo las conociera), el único sitio donde encontraba tebeos de superhéroes era en los mismos quioscos donde compraba el Mortadelo. Y rara vez traían todos los números de una misma serie. Con Spider-Man no solía haber problema, siempre ha sido uno de los favoritos; pero, por poner un ejemplo, tenías que tener mucha suerte para poder seguir las aventuras de Luke Cage y Puño de Hierro. En resumen: era imposible hacer una colección como Dios manda.

Ahora, por suerte, hay recopilatorios muy buenos de muchos de los cómics que leí en aquella época (como la serie Marvel Gold de Panini) y eso me ha permitido dar cohesión, entre otras colecciones, a los pocos cómics sueltos que tenía de Los Vengadores. Pero en los años ochenta y a principios de los noventa, cuando comprabas un número con la historia hacia la mitad, tenías que confiar en que los autores o el editor hicieran un pequeño resumen en las primeras páginas a modo de flashback para enterarte de qué iba la cosa.

Yo no tenía muchos cómics de Transformers, aunque hubiera comprado más de haber sabido que era la única forma de leer historietas de Rom; pero los pocos que atesoraba en el baúl de los tebeos estaban más salteados que un plato de espinacas con piñones. Siempre pillaba el principio o el final de alguna historia, y nunca conseguía unir los puntos entre ellas.

En concreto, hubo dos números que releí mil veces y que incluían el comienzo de dos tramas espeluznantes y que me hubiera encantado saber cómo acababan. Hoy veremos una de ellas, porque algo tendré que reservarme para el Halloween del año que viene.

13 de octubre de 2014

Green Slime: Batalla más allá de las estrellas (1968)


He visto mucho cine de serie B. De ciencia ficción, de terror, y de espada y brujería principalmente. Nunca he calculado el número de películas de baja estofa que me habré tragado, pero son más de las que me hubiera gustado, porque no todo el cine de serie B es "tan malo que es bueno" y hay muchas cintas que no hay por dónde cogerlas.

Por suerte, este no es el caso de la película de la que hablaré hoy, Batalla más allá de las estrellas, una producción estadounidense de la Metro-Goldwyn-Mayer, dirigida por Kinji Fukasaku (¡el director de Battle Royale!) y rodada en los estudios de Toei, creadora de la mítica serie Super Sentai.

De hecho, esta es una película a la que le tengo especial cariño, porque fue la primera cinta de serie B que vi en la tele, o al menos que reconocí como tal al verla (Critters, en cambio, siempre me pareció una producción de categoría, así les va a mis estándares). Supongo que me fascinó lo pulp y cutre que era. Nunca antes había visto detrás de un póster tan espectacular una combinación semejante de mala interpretación, malos diálogos y malos efectos especiales. Sin embargo, y por encima de todo, es una película entretenida, como lo son las buenas novelas pulp. A su manera, incluso me recuerda a la serie original de Star Trek, aunque con disfraces de alienígena aún más fachosos y mayor desprecio por el sentido común.

Además, a diferencia de muchas de las producciones basura de la última década, no creo que esta sea una cinta intencionadamente mala, solo muy barata.

9 de octubre de 2014

'Zombi d'Or: Ciudad de vacaciones', de Fernando Polanco

A mediados de agosto, cuando el sol achicharrante convertía el asfalto en una sartén, los pájaros daban la lata gorjeando a las siete de la mañana, y yo me tocaba las narices con una dedicación digna de encomio, me enteré de que Miguel Roselló (al que todos mis lectores deberíais conocer, porque escribe unos artículos tan sesudos como descacharrantes y además dibuja como el mismo Tartakovsky) había ilustrado la portada de una novela que estaba próxima a publicarse: Zombi d'Or: Ciudad de vacaciones, del vendedor de helados, guionista y novelista novel Fernando Polanco.

No soy un defensor de grandes causas, y si alguna vez he donado dinero a una campaña humanitaria, ha sido porque quería impresionar a una gachí. Pero si hay una actividad que siempre he apoyado es la literaria y artística. Al menos a pequeña escala. Si leísteis mi crítica de Angry Video Game Nerd: The Movie, sabréis que admiro a cualquier persona con la pasión y el valor suficientes para mandar al cuerno el mercado laboral convencional y dedicarse a esa cosa que no da de comer llamada arte. Ya es bastante difícil ganarse los garbanzos estudiando ADE, así que cualquiera que decida perseguir el sueño de ser autor es un chalado encomiable.

Por esa razón, y porque el señor Roselló dibujó la fantástica cabecera del blog, voy a reseñar el libro de Fernando.

6 de octubre de 2014

Batman & Drácula

Que Batman y Drácula cruzarán sus caminos era inevitable, una cuestión de tiempo, como el dúo musical de Tom Jones y Raphael. Es una idea que, antes o después, se te pasa por la cabeza.

Entre el Caballero Oscuro y los nosferatu hay demasiados puntos en común para pasarlos por alto. En primer lugar, Batman es un justiciero que trabaja en el turno de noche, y los vampiros no pueden ver la luz del sol ni en pintura porque los convierte en polvo (o al menos eso es lo que ocurre con los vampiros decentes que no se iluminan como un Gusiluz ni protagonizan novelas de ficción romántica para chicas adolescentes).

En segundo lugar, Batman escogió disfrazarse de murciélago para combatir el crimen (una idea mucho mejor que la que le sugirió la polilla a la que había ahuyentado a golpe de zapatilla un minuto antes de un murciélago pasase por delante de su ventana), y, tradicionalmente, los vampiros pueden transformarse en murciélagos.

En tercer lugar, Batman es el guardián de Gotham, la ciudad gótica, y desde que el estudio Hammer revivió los clásicos del cine de miedo, los vampiros se mueven a sus anchas en el terreno del terror gótico, aunque a veces se inclinen por el techno o la astracanada.

Estos y otros aspectos comunes (las grandes mansiones, la lista interminable de novias, la afición por la música de Prince...) deberían llevarnos a pensar que no es descabellado llevar a los vampiros a las historietas del autoproclamado mejor detective del mundo. De hecho, el primer cruce entre Batman y una de estas criaturas de la noche se remonta al mismo año de su creación, 1939, cuando Batman viajó hasta Hungría en el Batgiro para liquidar a un vampiro que tenía hipnotizada a su prometida. Nadie roba la novia al puñetero Batman.

Por eso, no es de extrañar que en 1991,el mismo año en que los estudios Universal celebran el 60º aniversario de la película Drácula de Bela Lugosi, DC publicase bajo el sello de Elseworlds (dedicada a historias no canónicas, como Superman: La guerra de los mundos) la novela gráfica Lluvia roja, en la que el Cruzado Enmascarado se enfrentaba al más famoso de los condes transilvanos. Y no, no me refiero a János Hunyadi, el Azote de los Turcos, sino a Drácula, el Príncipe de las Tinieblas.

1 de octubre de 2014

Especial de Halloween 2014


¡Octubre! El décimo mes del año y el más terrorífico de todos, sin contar el mes de vuelta de las vacaciones, o diciembre si queréis perder peso. Pero eso es lo de menos. Se acerca la noche de Halloween y empieza a notarse en el aire que los espíritus están inquietos. El señor Maldonado, meteorólogo del tiempo de Maricastaña, dice que tendremos un otoño "normal", con temperaturas y precipitaciones "dentro de la normalidad"; pero nosotros sabemos la verdad. Pronto, ¡muy pronto!, se romperán los cuatro sellos, y los seres del inframundo camparán a sus anchas por la Tierra y los muertos abandonarán sus tumbas para darse un garbeo hasta la tasca más cercana, que suele ser la del tanatorio.

¿Y cómo mantener a raya a las pútridas y aullantes hordas de demonios y no-muertos? Uniéndoos a ellos para celebrar la noche de brujas. Poneos los mismos disfraces cutres de cada año, destripad calabazas, bebed bebidas alcohólicas con sombrillita (si vuestra edad os lo permite), decorad vuestra casa con telarañas, y organizad una maratón de películas de terror.

Por mi parte, yo os garantizo que, durante todo este mes, las entradas del blog surgirán de las profundidades de una cripta húmeda y oscura y reptarán hasta vuestras pantallas como repulsivos seres vermiformes. Preparaos para sufrir el canguelo más locuelo. La información aquí recogida se facilita sin garantía de ningún tipo. El Tipo de la Brocha no se hace responsable del uso de la información incluida en el blog.

29 de septiembre de 2014

Ranking de cereales: lo mejor y lo peor del desayuno


El origen de los cereales para el desayuno tal y como los conocemos hoy día se remonta a finales del siglo XIX. Su descubridor era miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Si tenéis una vena atea o satánica y se os están empezando a quitar las ganas de comer cereales, debo deciros que dentro de lo que son las organizaciones religiosas, la Iglesia Adventista no es de las peores. Aún no sé por qué piensan que el sábado es el séptimo día de la semana, pero comparto su respeto por la naturaleza (sé muy bien lo que ocurre cuando descuidas el medioambiente; lo vi en el último episodio de Dinosaurios) y, sobre todo, admiro su optimismo; los adventistas llevan creyendo que la segunda venida de Jesucristo está cerca desde 1863. La esperanza es lo último que se pierde.

Pero me estoy yendo por las ramas. A finales del siglo XIX, el doctor John Harvey Kellogg (hmmm... ¿de qué me sonará este apellido?) trabajaba como superintendente en una clínica de Michigan en la que los pacientes ingresaban para... a ver cómo lo digo sin sonar soez... para dejar de autosatisfacerse. John Kellogg era un adventista convencido de que la masturbación era una enfermedad que se podía curar llevando una buena alimentación, y abogaba por una dieta rica en verduras y cereales. Esto le llevó a hacer lo que ninguna madre ni abuela te deja que hagas: jugar con la comida.

Un día, él y su hermano Will dejaron trigo cociéndose, y cuando por fin se acordaron de él y volvieron a comprobar su estado después de tratar otros asuntos más apremiantes, el trigo estaba de un rancio que ya no había quien se lo comiese. Pero como eran bastante cicateros, aplastaron el trigo con rodillos para estirar la masa, igual que de costumbre. El resultado fueron unas hojuelas endurecidas que les hicieron rascarse detrás de la oreja. Pero ni por esas se rindieron. Tostaron las hojuelas para disimular su espantoso aspecto y así nacieron los Corn Flakes de Kellogg's.

Pocos años después, Will pensó que podían hacerse de oro vendiendo su invención al hombre de la calle, pero que antes convendría añadirle azúcar para que supiera a algo. John le mandó a freír espárragos porque el azúcar era de todo menos sano. Will le contestó que allá él y fundó por su cuenta la Battle Creek Toasted Corn Flake Company, haciéndose de oro. Los hermanos nunca volvieron a hablarse.

Concluida la lección de historia, hoy hablaré de cinco cereales que me chiflan, y otros cinco que aborrezco. Mañana viajaré a Venus.

22 de septiembre de 2014

Advanced Dungeons & Dragons: Eye of the Beholder

Cuando hablé de Legend of Grimrock en marzo del año pasado, mencioné mi atracción fatal hacia los dungeon crawlers en primera persona. Desde entonces he jugado a unos cuantos juegos de este subgénero, buenos, no tan buenos y malos. Hay algo en ellos que me fascina. Hay cierto encanto en guiar a una piña de patrulleros con la capacidad estratégica de un hongo por un laberinto de galerías idénticas que provocan una sensación de claustrofobia galopante.

En aquel artículo también dije que una cosa es la teoría y otra la práctica, y aunque estos juegos me chiflan, se me dan bastante mal. Cuando uno carece de paciencia y sentido de la orientación, los dungeon crawlers en primera persona son una auténtica pesadilla, y yo intercambié ambas aptitudes por un paquete de chicles Boomer en el 88. Además, salvo honrosas excepciones como el Lands of Lore, son juegos que envejecen fatal y no me imagino a nadie jugándolos por voluntad propia salvo que tenga mucho tiempo libre y sea un nostálgico empedernido.

Siendo sinceros, lo mejor de estos videojuegos clásicos de PC son los recuerdos que tenemos de ellos. Incluso el tedioso proceso de instalación en MS-DOS, disquete a disquete, tenía su aquel, y aunque a veces ni siquiera conseguías arrancar el juego, era toda una experiencia.

Eye of the Beholder (El Ojo del Observador en español) es el dungeon crawler del que os hablaré hoy. A diferencia de otros títulos viejunos a los que he jugado, este pertenece a la serie de Dragones y Mazmorras y, por lo tanto, su sistema de combate se basa en las reglas de la segunda edición de este popular juego de rol de tablero, que no solo ha inspirado videojuegos desde antes de que muchos de vosotros nacierais, sino también películas y series de dibujos animados de dudosa calidad y libros de indudable penosa calidad.

15 de septiembre de 2014

'Tortugas Ninja', la película (1990)


cowabunga. 

1. interj. Expresión introducida en los años cincuenta a modo de saludo por el jefe indio Thunderthud en el programa de televisión americano Howdy Doody, más tarde adoptada por los surfistas en la década de los sesenta para expresar satisfacción, y popularizada por los dibujos animados de las Tortugas Ninja a mediados de los ochenta. ¡Cowabunga, tío!

8 de septiembre de 2014

Angry Video Game Nerd: The Movie (2014)


Si a estas alturas no sabéis quién es el Angry Video Game Nerd (inicialmente conocido como el Angry Nintendo Nerd, y a partir de ahora AVGN, porque soy demasiado vago para escribir esas cuatro palabras más de dos veces), visitad la Wikipedia o su página web. Yo no voy a contároslo.

Lo que sí voy a hacer es deciros que James Rolfe, el hombre detrás de este fenómeno de internet, es un cineasta con mucha imaginación y un currante de tomo y lomo. Y añadiré que me parece digno de admiración por varios motivos. En primer lugar, por ser autodidacta y aprender a hacer películas escribiendo, dirigiendo, editando y actuando en sus propios cortos, sketches y episodios desde que era un canijo (la carrera de audiovisuales es lo de menos). En segundo lugar, por haberse hecho popular en un medio claramente sobredimensionado como es internet despotricando sobre videojuegos clásicos (o sea, viejos), lo que significa que ofrece algo que otros no ofrecen. Y en tercer lugar, por la pasión que siente hacia ese gran laboratorio emocional y espectáculo de masas que es el cine. Cuando James viste la camisa blanca con el portalápices de bolsillo y los pantalones caqui del Nerd y encadena tacos escatológicos con una soltura insólita, puede hacerte gracia o no; pero cuando le oyes hablar sobre películas te contagia su amor y entusiasmo por el séptimo arte.

Por eso, y no sólo porque disfruto viendo los vídeos de su canal de YouTube, seguí con mucha atención la producción de su primer largometraje, que se estrenó el pasado agosto en unas pocas salas de los Estados Unidos, entre ellas la del Grauman's Egyptian Theater, cuna del primer estreno de Hollywood en 1922. Y por esos mismos motivos alquilé también en Vimeo la película este viernes pasado y compraré el DVD de la película tan pronto como se venda. Esta es mi forma de premiar la pasión y dedicación de James Rolfe y el esfuerzo que hace por aquello que más le gusta, porque vivir de una afición requiere mucho valor y es un sueño que la mayoría nunca verá realizado.

1 de septiembre de 2014

Los doce trabajos de Hércules

De un modo u otro, todos hemos oído hablar de Hércules, el semidiós griego de fuerza sobrehumana. Puede que sea por las pelis de George Reeves, los cómics de Marvel, la teleserie de Kevin Sorbo, el clásico animado de Disney, el club alicantino de fútbol, o el bar gay de Helsinki. Con suerte, no será por la espantosa película de este año protagonizada por Kellan Lutz.

El caso es que Hércules forma parte de nuestra cultura, como Thor, el rey Arturo o Popeye. Un hombre de gran valor y fortaleza que sufre la mayor de las calamidades y alcanza la inmortalidad con el sudor de su frente, el máximo exponente del phatos del que hablaban esos locos griegos hace más de dos mil años.

De los mitos sobre Hércules, sin duda el de sus doce trabajos es el más conocido y, por eso, incluso el nuevo filme de Dwayne Johnson, que se estrena esta misma semana, los incluye en cierta manera (timo de tráiler, os lo adelanto). Del año que el pobre pasó vestido de mujer cocinando, fregando, barriendo el suelo, poniendo lavadoras y planchando no suele hablarse, a pesar de que dicen que el peplo le quedaba de muerte.

21 de agosto de 2014

Guardianes de la Galaxia (2014)

A toda persona que conozco, me imagino o leo en internet (por orden de credibilidad) le ha entusiasmado la última película de Marvel Studios. ¿Toda? Sí, toda. Lo siento, no hay lugar para una referencia a los tebeos de Ásterix en esta crítica. Otra vez será.

James Gunn es un cineasta al que esa rara avis que son los aficionados al cine de serie Z relacionarán inmediatamente con la productora neoyorquina Troma. Pero si creéis que Gunn sólo ha participado en pelis chungas trabajando para Troma, repasad el resto de su ficha en la IMDb y echaos a temblar. Tiene una filmografía que hace llorar a su madre y remueve a sus ancestros en sus tumbas. ¡Incluso escribió el guión de las dos películas de Scooby-Doo! Si Dante Alighieri viviera en nuestro tiempo, tendría que inventar un nuevo círculo del Infierno sólo para él; probablemente uno con diablos pequeños y retorcidos sometiendo hasta el fin de los tiempos a los pecadores a una reposición constante de producciones de Asylum, Michael Bay y Uwe Boll.

Aunque no he visto todo lo que Gunn ha escrito o dirigido, porque siento apego por mi salud mental, diría que hasta que el estreno de Guardianes de la Galaxia su trabajo más destacado era Super, la película en la que Ellen Page disfrazada de superheroína viola a Rainn Wilson. Imagino que por eso le escogió Disney para dirigir Guardianes de la Galaxia, que ha recaudado una cantidad desorbitada de dinero y se ha ganado un lugar en el podio del cine de superhéroes Marvel junto a Los Vengadores y Capitán América: El Soldado de Invierno.

Si tuviera que resumir mi opinión sobre la película en una sola frase, os diría que es rebelde y muy divertida, que la disfruté como un niño, y que tiene una banda sonora alucinante que he escuchado ya más veces de las que quiero reconocer, digamos que tres.

Ale, ya os he ahorrado un montón de tiempo. ¿Queréis seguir leyendo? ¿Seguro? Vosotros sabréis. No habrá muchos spoilers, lo prometo.

4 de agosto de 2014

Cerrado por vacaciones


¿No os da rabia cuando vais a una tienda en la que queréis comprar algo y, al llegar, os encontráis un cartel en la puerta que dice "CERRADO POR VACACIONES"? A mí sí, desde luego. Y espero que sintáis lo mismo en este momento, porque eso significa que esperaréis a que yo vuelva de mi retiro espiritual. O quizá buscaréis otra tienda.

Iré al grano: voy a tomarme un descanso del blog hasta el 1 de septiembre. A partir de aquí, tenéis tres formas de encajarlo: a) ser comprensivos y desearme unas felices y bien merecidas vacaciones; b) pasar un kilo de mí y de mi blog; y c) mandarme al cuerno por privaros de vuestra ración semanal de entretenimiento.

Lo que decidáis no importa; pero si necesitáis entreteneros, seguro que hay alguna entrada que no habéis leído todavía. Es más, si lleváis poco tiempo por estos andurriales, dudo que pudierais leeros todas las entradas que he escrito antes de que acabe agosto. Suponiendo que la media de mis artículos sea 3.000 palabras (y los hay bastante más largos, y no mucho más cortos), habría escrito ya unas nueve novelas de 100.000 palabras desde que abrí el blog. Vosotros no leéis tanto, ¿verdad?

Descansad y pasadlo bien. Como dijo Arnold Schwarzenegger: "¡Vete! ¡Vete al helicóptero!". Y volveré.

28 de julio de 2014

El Puño de la Estrella del Norte (1986)

¿Por dónde empezar a hablar del primer OVA de El Puño de la Estrella del Norte? Si Toei Animation fue capaz de resumir 15 volúmenes de los 25 que tiene el manga en menos de dos horas, la película tiene que ser buena por fuerza, ¿no? ¿NO?

Está bien, quizá la palabra "buena" sea muy optimista; pero si os gusta la obra de Buronson y Tetsuo Hara, esta cinta es fiel a su tónica habitual de hostias como panes y donantes de órganos espontáneos. En este sentido, cumple las expectativas.

Además, la animación está a mil años luz de la serie de televisión y la banda sonora tiene temas musicales bastante apañadetes, como el Heart of Madness de Kodomo Band que suena antes de la confrontación final.

Por otro lado, las historias bien escritas, con diálogos sustanciales y un desarrollo interesante de la trama, están sobrevaloradas. Ahora lo que se lleva es la fórmula de mucho ruido y pocas nueces. Y a mediados de los ochenta sucedía tres cuartos de lo mismo.

21 de julio de 2014

DC Universe vs. Masters of the Universe


En los cómics, el concepto de crossover atrae a los aficionados como la luz a las polillas, y en ambos casos corre uno el peligro de quemarse y acabar así: (@_@), on en el peor de los casos, así: X_X. Este cruce publicado en 2013 entre los superhéroes del Universo DC y los Masters del Universo es uno de los cómics más anodinos, absurdos, gratuitos y decepcionantes que he leído en mi vida. Y he leído cada bodrio que es para replantearse si me mataría a mí mismo en caso de retroceder en el tiempo.

En una serie limitada de seis números, lo mínimo que exijo es consistencia en el desarrollo y en el equipo creativo. Esta es una historia que debería estar más que definida desde la primera hasta la última viñeta y, sin embargo, va dando tumbos. En algunos números, la trama apenas avanza, y en otros, todo sucede muy rápido. Y es que no hay más que ver el número de diferentes autores que han pasado por sus páginas para descubrir la falta absoluta de planificación y dedicación al proyecto. ¿Cómo puede ser que la miniserie cambie de guionista a partir del tercer número, recupere a medio fuelle al guionista original en el último número, y que en total participen tres dibujantes distintos, cada uno con su propio estilo? Es la crónica de un desastre anunciado.

El resultado es tan malo que no solo es imposible que la editorial consiga que los seguidores del Universo DC compren los cómics de los Masters y viceversa, sino que lo más probable es que logre que ninguno quiera leer ninguna de las dos colecciones nunca más.

Para colmo de males, aunque por su propia naturaleza esta miniserie debería haber estado fuera de la continuidad de la colección principal, el guionista Keith Giffen, artífice en gran parte del renacimiento de los Masters en las viñetas, opta por resolver aquí varios de los puntos que quedaron pendientes al final de la miniserie de lanzamiento. No se me ocurre peor lugar para atar cabos que en medio de un cómic cuyo leitmotiv es el fanservice.

Hecho este aviso a navegantes, empecemos a recapitular.

14 de julio de 2014

Pizzalada: el último invento de Telepizza


No tengo claro si escribir sobre productos "alimenticios" cuyo paso por el escenario de nuestra vida es tan fugaz como la niñez misma atraerá muchas o pocas visitas al blog. Pero mi intención no es cosechar éxito ni acrecentar mi popularidad, sino dejar constancia de la locura de los hombres. Y locura es la palabra que mejor define el nuevo plato de Telepizza: la Pizzalada.

Pizzalada, sí. No le deis más vueltas, es justo lo que pensáis: un crossover mutante de una pizza y una ensalada. ¿Recordáis a Brundlemosca? A los ojos de Dios, esto es más sacrílego.

Pero dejémonos por un momento de bromas fáciles, que para eso ya está Twitter, y no perdamos de vista lo importante. Este verano Telepizza quería sorprendernos y que hablásemos de su Pizzalada, y lo ha conseguido. La calidad del plato es lo de menos. Nadie aspiraba a que Telepizza figurase en la Guía Michelin. Solo había que llamar la atención.

Y ahora, dejad vuestros prejuicios en la puerta y acompañadme en este viaje de descubrimiento gastronómico basuril.

7 de julio de 2014

Wolfenstein 3D

Desde mediados del siglo XX, el hombre ha sentido el impulso irreprimible de matar nazis. No se trata de un impulso atávico, sino de la respuesta del hombre civilizado al mal definitivo. A él responden películas bélicas como El desafío de las águilas y las dos mejores películas de la trilogía original de Indiana Jones. La demonización de los miembros del Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei nos ha conducido a la creencia de que matar nazis no sólo es bueno, sino incluso divertido. Pisar flores en el parque está mucho peor visto que acribillar krauts.

A finales de 1991, la compañía id Software decidió aprovecharse de ese sentimiento de ojeriza universal para desarrollar en torno a él un mata-mata en primera persona ambientando en la Segunda Guerra Mundial. Wolfenstein 3D (o WOLF3D, para los que os cansasteis de teclear este comando en MS-DOS) tuvo un éxito apabullante, hasta el punto de popularizar y sentar las bases de los FPS que le sucedieron, un género prácticamente inexistente hasta entonces y del que, de la noche a mañana, empezaron a salir videojuegos como setas.

En este sentido, podría decirse que Wolfenstein 3D es el abuelo de los FPS. El pobre Maze War sería el bisabuelo, pero su familia lo ingresó en un asilo y ya nadie se acuerda de él.

30 de junio de 2014

X-Men: Días del futuro pasado

Entre enero y febrero de 1981, muuucho antes de que tú nacieras, incluso antes de que tú y yo naciéramos, pero no antes de que nacieras, carcamal, Chris Claremont y John Byrne publicaron una de las historietas más populares de La Imposible Patrulla-X. La llamaron Días del futuro pasado.

Sólo el título ya da que pensar, ¿verdad? Vamos a ponerlo en mayúsculas y negrita para darle mayor énfasis: DÍAS DEL FUTURO PASADO. La leche en polvo; sí, señor.

En este cómic de dos números, Kitty Pride viaja al pasado para evitar que Mística y su nueva Hermandad de Mutantes Diabólicos asesinen al senador Kelly y desencadenen sin pretenderlo la aprobación del Acta de Control Mutante de 1988 y, a la larga, una distopía futurista en la que los centinelas dominan los Estados Unidos y el país se encuentra al borde del apocalipsis. Me refiero a un apocalipsis nuclear, no al enemigo de la Patrulla-X al que había que dar para el pelo en el videojuego X-Men vs. Street Fighter.

En 1993, la idea de Claremont y Byrne se adaptó en un episodio doble de la serie de dibujos animados en el que Bishop ocupaba el lugar de Kitty como recadero del futuro. Y en 2014, Bryan Singer, el director de las dos películas buenas de la Patrulla-X y de la película más sosa de Superman (El Hombre de Acero tiene sus momentos, y al menos con Superman IV me río), ha llevado esa historieta al cine en una película sólida y espectacular que goza del mejor plantel de actores imaginable. ¿Cómo es de buena? Tanto como una jugosa Cheesy Bacon Cheeseburguer.

23 de junio de 2014

Juego de Tronos: Los niños

Y fueron felices y comieron perdices. Fin.

Así acaban los cuentos clásicos y así acaba también la cuarta temporada de Juego de Tronos, pero en mi caso sustituyendo las perdices por Doritos rancios de una bolsa que lleva abierta desde hace una semana. No vamos a ponernos exquisitos después de ver cómo a Oberyn le aplastaban la cabeza como a una ciruela, ¿a que no?

La mayoría de seguidores de la serie se despiden de Juego de Tronos hasta dentro de diez largos meses, quizás menos si también leen los libros a medida que se van publicando y George R. R. Martin nos sorprende a todos terminando de escribir Vientos de invierno antes de que acabe el año. Pero ese no es mi caso. Yo tengo mucho trabajo atrasado. Trabajo que debería haber hecho en 2011, pero al que no pillé el tranquillo hasta hace dos años. ¿Sabéis de qué hablo? Pues no se lo contéis a nadie. Es un secreto.

De todos modos, si la serie os parece un muermo y tampoco soportáis mis recapitulaciones, vais a seguir recibiendo vuestra dosis semanal de lo que sea que os gusta que escriba, lo que probablemente incluya nuevas entradas sobre los Masters del Universo. Haters gonna hate.

19 de junio de 2014

Dragon Ball Z: Battle of Gods (2013)

¿Sabéis hace cuántos años publicó la revista japonesa Weekly Shonen Jump el último número de Bola de Dragón? ¡Hace la friolera de diecinueve años! ¡Diecinueve! Los niños que nacieron en 1995 ya pueden pedir un Amanecer Moscovita en el bar de la esquina y apostar dinero en el casino. Teniendo eso en cuenta, ¿a alguien puede de verdad extrañarle que cuando Akira Toriyama comenzó a colaborar en la producción de esta nueva película no se acordase ni de que A-18 era rubia?

Sí, ha llovido mucho desde 1995. El manga y el anime han evolucionado una barbaridad desde entonces y, por mucho que pueda pesar a los nostálgicos, dudo que Bola de Dragón vuelva a ser tan popular como lo fue en los años ochenta y noventa. Si le pusierais a un niño la serie de televisión ahora, probablemente le parecería un rollo patatero y no sería capaz de tragarse sin protestar los 1.679 episodios que dura el combate con Freezer, ni aquel episodio íntegramente dedicado a la transformación de Cell en su forma perfecta. Según la edad, puede que incluso se dé cuenta de que la calidad de la animación deja mucho que desear en comparación con la de las series actuales.

No podemos culpar a los críos por tener razón. Bola de Dragón no ha envejecido bien. Es extraño que yo lo diga, porque en su día fui el mayor aficionado de la serie que os podáis imaginar. Grababa todos los episodios de la tele en VHS, tenía la colección completa de cómics de la serie blanca y de la serie roja, leía guías de personajes hasta saberme de memoria las sandeces más descabelladas que puedan ocurrírseos (¿quién sabe cuál es el plato favorito de Zankoku Kuma?)... ¡Incluso llegué a convencerme a mí mismo de que el Dragon Ball: Final Bout era un buen videojuego!

Por suerte, el fanboyismo se me acabó pasando a medida que la gente se inventaba palabras como fanboyismo, y desde ese momento pude apreciar Bola de Dragón por lo que realmente era: una serie que introdujo la historieta japonesa en un país donde prácticamente sólo conocíamos los Mortadelos y los tebeos de superhéroes americanos. Además, eso no quita que a día de hoy siga sintiendo predilección por la serie por su componente nostálgico. ¿A quién no le gusta ver a tíos fribrosos con peinados estrafalarios pegándose morradas de antología?

16 de junio de 2014

Juego de Tronos: Los vigilantes del Muro

Si hay algo que podemos esperar con certeza en la vida es que Francisco Ibánez dibuje un nuevo Mortadelo cada vez que se celebra el Mundial de Fútbol, y que los novenos episodios de Juego de Tronos sean impactantes y den mucho que hablar. La ejecución de Ned Stark en la primera temporada (artículo en trámite desde 2011), la batalla del Aguasnegras en la segunda, la Boda Roja en la tercera... y ahora, la Batalla del Castillo Negro en la cuarta. Todos estábamos muy pendientes de lo que sucedería en el noveno episodio de esta temporada, pero sólo los que se han leído los libros podían hacer suposiciones.

Por mi parte, después de la triste, triste, requetetriste muerte de Oberyn, me costaba pensar que un episodio dedicado íntegramente a la gloria de Jon Nieve y la Guardia de la Noche fuera a impresionarme. Es más, intuía que iba a sentirme decepcionado. Ni Jon Nieve me gusta como personaje, ni me parece que la trama del Norte esté bien llevada en la serie.

En todo caso, si queréis saber si mi opinión ha cambiado después de ver el episodio, tendréis que llegar hasta el final de esta entrada. Y no vale pulsar ctrl+fn.

9 de junio de 2014

Juego de Tronos: La Montaña y la Víbora

No ha habido ningún episodio de esta temporada que esperase con tanta ansiedad e incertidumbre como este último, ni siquiera el primero. A pesar de que lo difícil que resulta aparcar un libro justo cuando la historia se pone interesante, he dejado de leer Tormenta de espadas pocos capítulos antes del que relata el juicio por combate de Tyrion. Y necesitaba saber en qué acababa la cosa. ¿Qué puede haber más emocionante que un combate a muerte entre un vividor chileno y un bestiajo islandés para decidir el destino de un enano neoyorquino? ¿Una batalla entre 100.000 salvajes y 102 guardias de la noche, decís? ¡Bobadas! He visto la preview del próximo episodio, ya sé por dónde van los tiros y me atrevo a afirmar que ningún episodio protagonizado por Jon Nieve puede ser emocionante.

Pero no perdamos el tiempo con introducciones que solo sirven para que el cuervo de la derecha no se sienta desangelado. Aparte de una pelea a brazo partido que dura cinco intensos minutos, tenemos mucho que contar. Este episodio guarda más de una sorpresa.

2 de junio de 2014

Battle Chess

He de admitir que de pequeño jugaba bastante al ajedrez. Chitón. No queremos que nadie más se entere. Yo también veía Salvados por la campana y Cosas de casa, así que estoy al tanto del estigma social que acompaña a este juego. Antes de la llegada de los ordenadores de sobremesa, era la principal afición de los nerds.

No se sabe exactamente cuándo surgió el ajedrez ni quién lo inventó (mi visita a la corte del marajá Rudrasimha en unos de mis viajes a través del tiempo se cuenta ahora como si fuera una mera fábula matemática), pero la mayoría de historiadores coinciden en situar la cuna del ajedrez en la India en torno al siglo VI. A algo tenían que dedicarse los hindúes cuando no estaban adorando a las vacas. Ahora bien, las reglas del ajedrez moderno, con la creación de la reina, se fraguaron en nuestra querida Valencia,  entre horchata y horchata, durante la segunda mitad del siglo XV, y se extendieron por Europa gracias a la imprenta.

26 de mayo de 2014

Juego de Tronos: Sinsonte

Voy a empezar por resolver una pregunta que todos os estáis haciendo desde que visteis anunciado este episodio. Y no me refiero a si en él se resolvería el juicio por combate que todos esperamos con ansia, sino a qué narices es un sinsonte. Por lo tanto... ¿qué narices es un sinsonte?

Un sinsonte es un ave americana, de plumaje grisáceo y vientre blanquecino, con un canto muy variado y melodioso. En América Central también se conoce como cenzontle, que en náhuatl significa "que tiene cuatrocientas voces". Por mi parte, después de escucharlo piar en un par de vídeos de YouTube, os puedo asegurar que ha sido una experiencia irrepetible, sobre todo si no consigo recuperarme de la perforación del tímpano.

Algunas personas confunden el sinsonte con el ruiseñor, quizá por la mala traducción que se hizo del título de la novela más famosa de Harper Lee; pero también habrá quienes os digan que si está vivo y tiene alas, es un pájaro. Ninguna de estas personas ha tenido que sacar a un murciélago asfixiado del filtro de una piscina. No, no son el mismo pájaro. El ruiseñor no te destroza los oídos.

Sinsonte también es el título de este episodio y el blasón de la Casa Baelish. Y si Petyr "Meñique" Baelish entra en acción, ya sabéis que no se avecina nada bueno.

22 de mayo de 2014

Godzilla (2014)

El público occidental no está preparado para una película japonesa de Godzilla. Los fans del Rey de los Monstruos pueden pensar que sí, pero eso es porque son unos freaks de cuidado, como James Rolfe. Si el espectador medio, el que consigue que películas como Malditos vecinos y Ocho apellidos vascos sean las más taquilleras, ve una película de la guisa de King Kong contra Godzilla o Godzilla: Final Wars, saldrá del cine confundido y espeluznado, pensando que le han tomado el pelo y que debería haberse gastado el dinero de la entrada en tomarse un tinto y una docena de boquerones en vinagre.

La primera película de Godzilla, de 1954, es la única de la saga que uno puede tomarse en serio. Su tono es inusitadamente dramático porque en ella el director se vale de la presencia del monstruo para plantear dilemas morales y reflejar tragedias paralelas a las provocadas por los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki. A pesar de ello, a día de hoy solo un niño podría verla sin troncharse de risa. Y es que Godzilla no deja de ser un actor con un disfraz de gomaespuma; o, a veces, una marioneta. Y ningún niño terminaría de verla, porque es una película muy lenta rodada en blanco y negro que no puede competir con el surrealismo colorido e histérico de La hora de las aventuras.

El resto de películas de Godzilla son, en el mejor de los casos, divertimentos extravagantes. Yo he visto seis o siete y me encantan, como me encanta cualquier producción cutre realizada con mimo; pero ningún director consigue que los grandes estudios de Hollywood le contraten para hacer una cinta de monstruos que no aspire a ser un blockbuster. Esto significa que hay que pasar por el aro respetar ciertas reglas, entre ellas no utilizar actores con disfraces de monstruo. La suitmation solo funciona en Japón.

Dicho esto, el filme de Gareth Edwards es probablemente lo más cerca que va a estar una película americana del Godzilla de Toho.

19 de mayo de 2014

Juego de Tronos: Leyes de dioses y hombres

Hoy me voy a librar de las introducciones forzadas y lanzaros a bocajarro una pregunta muy sencilla: ¿Cómo disfrutáis vosotros de Juego de Tronos?

Seré más claro. ¿Veis una vez cada episodio cuando se emite y os olvidáis de la serie hasta que pasan el siguiente? ¿Habéis leído los libros o estáis leyéndolos a medida que avanza la serie? ¿Comentáis los episodios con vuestros familiares, amigos, compañeros o, en su defecto, con vuestro reflejo en el espejo? ¿Os montáis vuestras propias teorías sobre lo que ocurrirá con tal o cual personaje? ¿Leéis largas recapitulaciones de los episodios en internet para cercioraros de que vuestra vida no es la más triste del mundo?...

En serio, siento curiosidad. Podéis contestar en los comentarios. Yo aún tengo que terminar de escribir mi crítica de Godzilla.

12 de mayo de 2014

Juego de Tronos: El primero de su nombre

En episodios anteriores de Juego de Tronos... Bran Stark "desconecta" a Hodor para que no revele su posición, Jon Nieve pide voluntarios para meter en cintura a los amotinados del Torreón de Craster, los amotinados en cuestión tienen encerrado al lobo de Jon y capturan al grupo de Bran, Brienne dice que no necesita ningún escudero y se despide de Jaime Lannister, Cersei le pega cuatro berridos a Tyrion por dejar que se lleven a su hija Myrcella a Dorne, Jaime advierte a Loras Tyrell que su hermana lo asesinará mientras sueña con los angelitos, el maestre Luwin entrega a Catelyn Stark una carta de su hermana Lysa diciendo que a Jon Arryn se lo cargaron los Lannister, Meñique revela a Sansa su papel en el envenamiento de Joffrey, Lady Olenna comparte su papel en el asesinato con su nieta Margaery, y Margaery visita al futuro rey Tommen en su dormitorio para que se vayan conociendo mejor.

¡Buf! ¿Agobiados por el exceso de información? Cuando un episodio se molesta en recordarte tantos detalles es porque va a atar cabos sueltos y los creadores y la productora no confían en que seas capaz de recordarlo todo por ti mismo. Si sigues la serie, pero no lees los libros, es normal que piensen eso de ti.

8 de mayo de 2014

Pop-Tarts de Oreo... presentadas por los Masters del Universo

El viernes pasado, estuve en la tienda de comida de importación americana por la que suelo pasarme cuando sueño que se va a acabar todo el azúcar del mundo, una pesadilla recurrente de la que me despierto empapado de sudor frío. En los estantes vi un producto que eclipsó incluso a los cereales de los Picapiedra: ¡Pop-Tarts de Oreo!

Me da igual que en la caja diga simplemente que se trata de Pop-Tarts de Cookies & Creme y que la fotografía de las galletas no se corresponda exactamente con unas Oreo. Las galletas son negras, la crema entre medias es blanca, y la vaca hace "mu"; por lo tanto, son Pop-Tarts de Oreo. Tema zanjado.

En mayo de 2012, cuando hablé de los Pop-Tarts, no había gran variedad de productos entre los que escoger: era Frosted Chocolate Chip o Frosted Cholate Fudge. Una birria. Por suerte, desde entonces he visto y probado algunos sabores nuevos, y aunque hasta la fecha ningún Pop-Tart se había hecho merecedor de una segunda entrada en el blog, coincidiréis conmigo en que si hay que hacer una excepción, que sea por unos Pop-Tarts de Oreo. Y para celebrar esta ocasión tan especial he traído a Stinkor, el apestoso sicario de Skeletor, y a algunos de sus compañeros.

¿Por qué Stinkor? Porque su color de pelo hace juego con los Pop-Tarts de Oreo. Disculpad de antemano su acento parisino barato.

5 de mayo de 2014

Juego de Tronos: Guardajuramentos

Si alguien introdujese las palabras "blog juego de tronos" en Google, o "blog español juego de tronos", me pregunto si llegaría hasta El Tipo de la Brocha antes de la tercera página de resultados. No lo creo ni voy a comprobarlo porque hay que estar muy desesperado para pasar de la primera página y tampoco quiero desilusionarme nada más empezar la semana; pero espero que incluir esos términos entrecomillados en este párrafo me ayude a conseguirlo. Yo aún diría más: "blog juego de tronos".

Vale, ya he terminado.

Parece mentira, pero nos acercamos ya al ecuador de la cuarta temporada, lo que significa que llevamos prácticamente un mes con la serie. Seis episodios más y tendremos por delante otro año de larga espera hasta la siguiente temporada. ¿Se os pasa el tiempo a velocidad supersónica, o solo me ocurre a mí? Quizá debería intentar superar la barrera del nonagésimo noveno café para poder tomarme las cosas con más calma.

Confesión: empecé a leerme Tormenta de espadas al mismo tiempo que se estrenaba la cuarta temporada y ahora voy ya prácticamente a la par que la serie. Me costó horrores terminar Choque de reyes, pero el tercer volumen de Canción de hielo y fuego me lo está poniendo mucho más fácil. Y eso que no tiene dibujitos. El problema es que ahora tengo que parar para no destriparme la historia. La ignorancia de lo que va a venir es una bendición al escribir estas recapitulaciones. Qué dilema.

28 de abril de 2014

Juego de Tronos: Rompedora de Cadenas

Es un luminoso y frío día de abril y el reloj da las once. Estoy intentando escribir el prólogo de mi siguiente recapitulación de un episodio de Juego de Tronos, que publicaré a medianoche. Llevo más de treinta entradas como esta y hace mucho tiempo que escribir una introducción dejó de ser una tarea fácil. Exasperado, me planteo la posibilidad de parafrasear el comienzo de alguna novela que tenga a mano. ¿Emocionantes aventuras de la misión Barsac? No, no lo creo.

En los altavoces suena Good Golly, Miss Molly de los Creedence, y desde el otro lado de la puerta del salón me llega el ruido del aspirador, molesto pero soportable. Había que limpiar la casa antes de que la cochambre y el detritus ganasen más terreno en su guerra contra la salubridad, pero no iba a hacerlo yo. Ando corto de tiempo.

"Sólo necesito escribir tres párrafos", me digo. Pero ya ha empezado a sonar la siguiente pista del álbum y aún no he terminado. ¿O sí?

24 de abril de 2014

Star Wars: Yoda Stories

Si buscáis un juego para PC con el que matar el rato cuando no tenéis nada mejor que hacer, sencillo, pero a la vez más entretenido que el Buscaminas o el Corazones..., lo cierto es que tenéis un montón de opciones. En serio, ¿os habéis molestado en pensarlo alguna vez? La cantidad de juegos para navegador que uno encuentra en Internet es desorbitada: de aventuras, puzles, disparos, carreras... ¡y los hay incluso que son buenos!

Por otro lado, creo que ya solo somos cuatro gatos los que utilizamos el ordenador para combatir el aburrimiento con ese tipo de juegos. Cuatro gatos viejos y gruñones, además. El catálogo para smartphones es igual de bueno o incluso mejor que el que existe para PC.

Pero en 1997 no teníamos ese sinfín de posibilidades. Y ese fue el año en que LucasArts lanzó al mercado Star Wars: Yoda Stories, que en España se distribuyó bajo el sello de RBE.

21 de abril de 2014

Juego de Tronos: El león y la rosa

En el verano de 1741, el músico alemán Georg Friedrich Händel se encerró en su casa de Londres, sita en el número 25 de Brook Street, y en el transcurso de apenas unas semanas, compuso El Mesías, un oratorio sobre la vida de Jesús de Nazaret. El Aleluya es la última parte del segundo acto de esta obra cumbre de la música sacra y, sin duda, su fragmento más conocido. Se trata de una fantástica pieza coral, propia de los conciertos de Pascua y Navidad, que simboliza el júbilo y eleva a quien la escucha más allá de sus condición humana

Algunos dicen que Händel compuso el Aleluya inspirado por el mismo Dios y que, mientras escribía la partitura, vio el Cielo abierta ante él. Otros piensan que la inspiración le vino al recibir una caja repleta de delicioso Schokolade desde Halle, Alemania. Yo creo que compuso este fragmento previendo el final del cuadragésimo segundo episodio de Juego de Tronos.

Pero estoy adelantando acontecimientos por celebrar y hay mucho terreno que cubrir antes, empezando por los grandes olvidados del episodio anterior.

14 de abril de 2014

Juego de Tronos: Dos espadas

El domingo pasado se estrenó la cuarta temporada de Juego de Tronos con el episodio titulado Dos espadas, que Canal+ emitió menos de 24 horas después subtitulado en castellano. Yo lo he visto cuando he podido, que ha sido más tarde de lo que me habría gustado.

Además, como quería seguir sorprendiéndome a medida que avanza la serie, durante estos últimos meses he evitado a toda costa ver cualquier tipo de avance de la nueva temporada. Para mitigar el mono, lo que sí hice antes fue terminar de leerme el segundo libro de la saga, Choque de Reyes, y lo he hecho después de tenerlo tres años circulando entre la estantería, la mesita de noche, la mesa del salón y el cuarto de baño, donde finalmente lo terminé junto con el papel higiénico. Todavía no he empezado a leerme Tormenta de espadas, pero es que los libros de George R. R. Martin son más pesados que una vaca en brazos. Yo les metía tijera hasta reducirlos al formato de la edición naranja de Barco de Vapor. Creo que el Caballero de la Cebolla sería el protagonista y a la vez el título perfecto para un cuento infantil.

El final de la tercera temporada prometía llevar a la mayoría de jugadores de esa colosal partida de Risk por nuevos derroteros. No voy a pormenorizar la situación de cada uno de los personajes de esta ópera fantástico-medieval, porque resumir mis propias recapitulaciones exige un grado de locura que aún no he alcanzado y, además, el episodio ya lo hace bastante bien repasando las muertes más importantes de la serie en sus dos primeros minutos. De todos modos, sentíos libres de pinchar en el enlace anterior. Para eso lo he puesto.

7 de abril de 2014

Capitán América: El Soldado de Invierno (2014)

Me voy a comprar un sombrero de fieltro y me lo voy poner sólo para poder volver a ver esta película y decir cuando acabe: "Chapó, me quito el sombrero". Además, los sombreros me quedan muy bien. Me doy un aire a Kevin Costner en Los intocables de Eliot Ness sólo que con cara de no haber dormido y dos años menos.

Los hermanos Anthony y Joe Russo, conocidos por una telecomedia que nunca he visto y varias películas que jamás veré, han convertido uno de los mejores cómics del Capitán América del siglo XXI en la mejor película de Marvel hasta la fecha. Usaría negrita si esa afirmación no fuera ya lo bastante contundente.

¿Recordáis cuando dije que Thor: El mundo oscuro era más de lo mismo y que dudaba que el próximo filme del Capitán América fuera a ser diferente? Pues cojo mis palabras y me las trago con mucho gusto. No me cuesta reconocer que tomé el rábano por las hojas. Esta película no sólo no se parece a ninguna de las producciones anteriores de Marvel, sino que supone un ejemplo a seguir en cuanto a lo que deberían ser estas cintas: piezas sólidas construidas sobre la base de un género propio, capaces de mantenerse en pie por sí mismas y, al mismo tiempo, de abrazar y expandir el fantástico universo de ficción que Marvel está desarrollando.

Estoy bastante entusiasmado, no sé si se nota.

31 de marzo de 2014

Lucha libre, natillas y Mr. Krujidor


La lucha libre me cautiva. No sé nada que no sepa cualquiera que haya visto algún programa de Pressing Catch en la tele, pero aprendo rápido y suelo retener bastante bien la información inútil. Es un don. Por ejemplo, después de investigar durante tres minutos en Google, ahora sé que el término wrestling suele utilizarse para referirse a la lucha norteamericana, catch para la europea, lucha libre para la mexicana, y puroresu para la japonesa, aunque no descarto que ésta última también sirva para nombrar alguna clase de sopa con algas y tofu.

La lucha libre mexicana aúna deporte y espectáculo y, debido a su extenso panteón de luchadores enmascarados, está rodeada de un aura de misterio. El atractivo de un Manolo o Pepe con el rostro cubierto es innegable, porque, excepto Hugh Jackman, todos los hombres somos muy feos, así que no es de extrañar que la lucha libre sea un fenómeno tan popular entre los chilangos.

El pancracio tiene su origen en la actividad más homosexual en la que pueden participar dos individuos juntos sin quitarse los pantalones: la lucha olímpica y grecorromana, si bien formalmente la lucha libre mexicana nace de la mano de don Salvador Lutteroth. A principios de los años treinta, don Salvador viajó a El Paso, Texas, y vio que los tejanos, aparte de usar pantalones vaqueros y tratar muy bien a las vacas antes de comérselas, se partían la cara de una manera un tanto singular, así que se trajo a unos cuantos luchadores de allí y fundó la llamada Empresa Mexicana de Lucha Libre, ahora el Consejo Mundial de Lucha Libre . Desde entonces, llueva, truene o se expropie petróleo, la función nunca se ha interrumpido.

La década los cincuenta fue la edad de oro de la lucha libre. A esta época pertenecen luchadores míticos como Black Shadow, Huracán Ramírez, Rayo de Jalisco, Blue Demon... y el más legendario de todos: Santo. La fama de Santo, el Enmascarado de Plata, trascendió la arena y elevó a este luchador a la categoría de fenómeno de masas; campeón en el ring, superhéroe en las historietas y justiciero en el celuloide.

Entre finales de los cincuenta y mediados de los setenta, Santo y sus compañeros jugaron un papel fundamental en la difusión internacional de la lucha libre mexicana a través del cine. El propio Santo llegó a protagonizar la friolera de 54 películas, entre ellas Santo contra las mujeres vampiro, Santo contra Blue Demon en la Atlántida y Santo contra las momias de Guanajuato. Todos los títulos son igual de alucinantes.

En la década de los noventa, la lucha libre se convirtió en un boom televisivo cuando el exluchador Antonio Peña salió del Consejo Mundial de Lucha Libre para crear la Triple A, con combates estelares que, si bien eran menos tradicionales y violentos que los del Consejo, resultaban más entretenidos y espectaculares, con historias de rivalidad entre gladiadores y eventos como Rey de Reyes o El Último Sobreviviente, copiados de la WWE.

Y en verano de 2011, Mr. Krujidor saltó al cuadrilátero.

24 de marzo de 2014

Transformers: War for Cybertron

Hace muchos, muchos años, cuando aún jugaba a la NES sin recurrir a emuladores y el sello de calidad de Nintendo rara vez era sinónimo de calidad, supongo que alguna vez llegué a preguntarme por qué no había ningún videojuego de Transformers a pesar del éxito de la serie de dibujos animados y los juguetes. No solo las Tortugas Ninja y el tío Gilito habían dado el salto a los 8 bits, ¡es que incluso Fétido Adams y aquella pésima película de Bruce Willis en la que le obligaban a robar obras de Da Vinci tenían su propio videojuego!

¿Cómo podía ignorar la industria del entretenimiento electrónico una de las franquicias más populares de mediados de los ochenta? ¿Estábamos tontos o qué?

17 de marzo de 2014

Xena: Una suite amarga

Los musicales son un género que no me atrae en lo más mínimo. Me gustan la música y el cine, pero eso no significa necesariamente que me gusten juntos. Es como cuando George Constanza quiso mezclar sexo y sándwiches de pastrami. En teoría, debería funcionar, pero la realidad demuestra que hay cosas que es mejor mantener separadas.

No obstante, tampoco puedo decir que odie los musicales, porque hay unos pocos que me entusiasman, como por ejemplo Granujas a todo ritmo o La pequeña tienda de los horrores; pero eso es porque son algo más que una ristra de canciones unidas por un hilo argumental endeble.

Ahora bien, por regla general, tres cuartas partes de lo que sucede en un musical no vienen a cuento, o podrían resumirse en unas pocas líneas de diálogo, y muchas veces las canciones solo sirven para dilatar el final de la historia. Ya lo decía Homer Simpson: "Cantar es la forma más rudimentaria de comunicarse".

También me cuesta mucho involucrarme a nivel emocional en la trama cuando los personajes están dispuestos a cantar sobre cualquier problema. ¿Cómo voy a preocuparme de si los Von Trapp conseguirán escapar de los nazis, si a la mínima de cambio se ponen a cantar y corretear por el monte? Así no hay manera, hombre.

Por eso, me sorprende que Robert Tapert, productor de Xena: La Princesa Guerrera, escogiera precisamente el momento en que la serie estaba patas arriba para hacer un episodio musical y, lo que es más, valerse de él para devolver a los personajes a su status quo.