HeroQuest es un magnífico juego de tablero... si aún no tienes edad para sacarte el carné de conducir. No lo digo yo, lo dicen las propias cajas. O al menos lo insinúan. La edad recomendada para jugar al HeroQuest según la edición original de 1989 es "a partir de 9 años". Y la edición de 2021, terriblemente más condescendiente, fija esa edad en "14+".
Pero si peináis canas (o ya ni siquiera tenéis pelo que peinar), me extrañaría que el HeroQuest os enganchase lo suficiente como para que echéis más de una o dos partidas, mucho menos para que queráis dedicarle el tiempo necesario para completar sus catorce misiones. No niego que, acompañado de refrescos y picoteo, sea una buena opción para pasar una tarde divertida con algunos amigos, sobre todo si el factor nostalgia pesa en el grupo; pero su encanto decae rápidamente. De hecho, si sois aficionados al mazmorreo y habéis probado otros juegos más modernos, o sea, juegos que no estén pensando en lo poco que les queda para tener que hacerse un examen de próstata, es probable que el HeroQuest os parezca demasiado simplón. Y, en la mesa de juego, lo simple no tarda en volverse monótono y aburrido.
Al menos esa fue mi experiencia. Cuando adquirí la nueva edición del famoso juego de tablero, mis amigos y yo estábamos enganchadísimos al Arkham Horror, y el día que decidimos probar el HeroQuest, nos sentimos como si hubiéramos dedicado a hacer sumas en un cuaderno Rubio después de haber ganado la Medalla Internacional para Descubrimientos Sobresalientes en Matemáticas. Se nos quedó corto. Muy corto.
Como quería amortizar mi compra, enseguida me puse a trabajar en una serie de reglas caseras con dos objetivos: el primero, reducir los automatismos típicos de estas partidas; y el segundo, generar una sensación de progreso individual en los jugadores. También me propuse que estas reglas fueran lo bastante sencillas como para que el enfoque dinámico del juego original se mantuviera más o menos intacto; no quería convertir aquello en un Gloomhaven ni tampoco en una partida de Dungeons & Dragons. Bueno, sí quería; pero habría requerido mucho más trabajo y soy perezoso.
Obviamente, tuvimos que pulir algunas reglas durante la partida a la vista de qué funcionaba y qué no (los números no son mi fuerte, así que cometí algunos errores de cálculo, ¿vale?), pero en términos generales mis conejillos de Indias consideraron este experimento una mejora sobre el juego original. Teniendo en cuenta que nunca tengo cerveza en el frigorífico y, aun así, han vuelto a mi casa para seguir jugando, no creo que mintieran.
Así las cosas, ayer pregunté en Twitter si alguien tenía interés en conocer esas reglas. Hubo más inconscientes de los que me esperaba que dijeron que sí o clicaron "Me gusta" (que voy a interpretar en sentido afirmativo), así
que aquí las tenéis.