Entre las colecciones de cómics de los Masters del Universo que publicó Ediciones Zinco en España allá por la década de los ochenta, cuando los aviones comerciales aterrizaban en las hombreras de las chaquetas y los teléfonos móviles desechados se utilizaban como ladrillos en el sector de la construcción, la más popular fue sin duda la de Marvel. Fue la editorial de los tebeos de superhéroes la que editó el mejor cómic que se ha publicado jamás de los Masters del Universo, el cual conservo en una cámara hiperbárica protegida por un sistema de seguridad inteligente en mi búnker secreto. O quizá esté en el estante superior del armario donde guardo la aspiradora, nunca sabréis la verdad.
Menos popular era la colección que editó la editorial alemana Condor-Interpart entre 1984 y 1986, y aun así, gracias a la gran fama de la franquicia de Mattel, la misma se tradujo igualmente a varios idiomas, entre ellos el español y el neerlandés. Y sí, la palabra neerlandés existe, aunque sea un adjetivo tan menospreciado que incluso Word me lo subraya con esa irritante línea roja ondulada que parece hilo dental demasiado usado.
Hoy veremos cómo trataron los alemanes a los Masters del Universo. Por suerte, entre las filas de los Masters hay montones de monstruos y esperpentos, desde hombres-cangrejo hasta un chino con una mano gigante, así que no ha sido difícil encontrar uno que pudiera comentar con Halloween a las puertas, pero lo que si os digo es que ninguno tiene un título más apropiado y a la vez pegadizo que El día de las iracundas calaveras.