30 de marzo de 2015

Brütal Legend


Brütal Legend es el mejor título de la historia de los videojuegos desde que Thomas T. Goldsmith Jr. y Estle Ray Mann inventaron el "dispositivo de entretenimiento de tubos de rayos catódicos" en 1947. Y, por supuesto, me refiero al nombre del videojuego, no al videojuego en sí.

Es verdad que varias décadas de historia dan para muchos títulos memorables (Diosas de Cuero de Phobos 2: Las tres empleadas de la gasolinera encuentran al tentáculo palpitante del Planeta X, por ejemplo, desborda encanto por los cuatro costados), pero las palabras "brutal" y "legend", en satánica comunión, resuenan con la fuerza y ferocidad de una canción de Pantera rugiendo en una docena de altavoces Omnitronic de 2.000 vatios.

Además, el uso gratuito de la diéresis sobre la "u" le añade un plus de atractivo, y es que este signo ortográfico tan pronto se utiliza para escribir palabras divertidas como "sinvergüenza" o "pingüino", como sirve de recurso estético a las bandas de hard rock y heavy metal que quieren que su nombre resalte en las carátulas de sus discos. Lo utilizan Motörhead, Mötley Crüe y Mägo de Oz, por mencionar unos pocos, y de rompedor no tiene nada, pero funciona. Lo contrario podría decirse de Brütal Legend.

23 de marzo de 2015

La trilogía de 'La Primera Ley', de Joe Abercrombie

Si eres aficionado a un determinado género literario, pero no estás muy puesto en él, conviene consultar varias listas de libros recomendados antes de adquirir un nuevo título, porque así uno reduce el riesgo de llevarse un chasco, se ahorra un dineral y, a veces, si hay suerte, incluso encuentra auténticas obras maestras.

En el caso de la trilogía de La Primera Ley de Joe Abercrombie, las listas que consulté no se equivocaban al ponerla por las nubes. Hacía tiempo que una saga de fantasía no me enganchaba tanto. Si me pasaba un día sin leer al siguiente me sentía como un niño caraqueño al que le hubieran quitado el pegamento... pero sin el drama social ni una adicción verdadera (hay que saber reírse de todo, hombre). Cuando retomaba la novela cada noche donde la había dejado el día anterior, en lugar de entrarme un sopor espantoso como me ocurre con la mayoría de libros, cada página que pasaba me cargaba las pilas, y al final, me daban la una y media o las dos, y tenía que obligarme a mí mismo a apagar la luz para no levantarme a la mañana siguiente convertido en un zombi ojeroso. De hecho, solo llevaba leída la mitad del primer volumen de la trilogía cuando me compré los dos tomos siguientes. Así de enganchado estaba.

También es verdad que no todas las series fantásticas son tan asequibles como esta, porque, a ver, ¿qué son tres libros, aunque sean bien gordos, comparados con los catorce de La Rueda del Tiempo? Pecata minuta.

16 de marzo de 2015

El reto de los SuperAmigos: Se busca a los SuperAmigos

Los SuperAmigos es una producción de Hanna-Barbera para la ABC que se emitió originalmente entre 1973 y 1986, y que, al igual que sus protagonistas, tiene un asombroso superpoder: el de destruir cualquier argumento que pueda esgrimirse a favor de que los dibujos animados de antes eran mejores que las de ahora. Estamos ante una versión animada de los tebeos de la Liga de la Justicia terriblemente constreñida por la corrección política del momento y para cuya producción, según nos cuentan Cruz y Pedro Delgado en su libro Hanna-Barbera: La animación en serie, el estudio incluso contaba con la colaboración de un asesor psicológico dedicado a asegurarse de que se ensalzasen valores moñas como la camaradería y el trabajo en equipo y no se utilizase la violencia para resolver conflictos. Lástima que ningún miembro del estudio le diera la misma importancia al sentido común.

El episodio que comentaré hoy pertenecía al segmento conocido como El reto de los SuperAmigos, en el que algunos de los superhéroes más conocidos de DC hacían frente a la Legión del Mal, un equipo de supervillanos emperrados en conquistar la Tierra (e incluso el Universo, si ese día desayunaban fuerte y prestaban atención a la voz en off del opening).

9 de marzo de 2015

Ponte en forma con Arnold Schwarzenegger ('Shape Up with Arnold') (1982)


Este fin de semana se ha celebrado en Columbus el Arnold Sports Festival, una competición anual de cruasanes aceitosos que lleva el nombre del que fue siete veces Mr. Olimpia y tres veces Mr. Universo: el incomparable e incombustible Arnold Schwarzenegger. Qué fácil y previsible sería aprovechar esta ocasión para hablar de alguna de sus mejores películas o incluso de alguna de la malas. Sin embargo, me gustan los retos, así que hoy vamos a entrar en un terreno desconocido para todos aquellos de vosotros que rara vez movéis el culo del asiento: los vídeos de ejercicios.

¿Os imagináis a Arnold Schwarzenegger haciendo de monitor de aeróbic en plan Jane Fonda? Pues no hace falta que os imaginéis nada, porque el vídeo existe. Gracias a la United American Video, que distribuyó esta cinta en 1989, y a la gente que sube los vídeos más insospechados a internet, todos, hombres y mujeres por igual, podemos disfrutar de una hora y media de técnicas gimnásticas y ejercicios de musculación de la mano del mismísimo Terminator.

Pero antes, os presentaré a nuestros tres protagonistas y compañeros de fatigas.

2 de marzo de 2015

Grim Fandango


En mi permanente búsqueda de buenas aventuras gráficas, ya sean antiguallas como Zork o videojuegos de rabiosa actualidad como The Book of Unwritten Tales 2, siempre ando leyendo listas de "mejores aventuras gráficas de todos los tiempos", y sorprende ver que hay muy pocas que no incluyan Grim Fandango entre los primeros puestos. ¿Por qué? Si no lo sabéis, puede que hoy lo averigüemos juntos.