Entre los segundos, hoy nos interesan aquellos que, o bien comparten rasgos con algún animal, o bien pueden transformarse en él: hombres oso, hombres pantera, hombres jaguar, hombres tejón, hombres chinchilla... La mezcla varía según la geografía, pero desde principios del siglo XX el hombre-monstruo más popular ha sido sin duda el hombre lobo, también conocido como licántropo, lobombre o ese tipo extraño que se afeita la espalda con cortacésped.
Antes de que los estudios Universal convirtiesen a Lon Chaney Jr. (maquillado literalmente hasta las cejas) en un icono reconocido en todo el mundo, el hombre lobo era un monstruo de origen europeo, como el repollo o el críquet.
Históricamente, el lobo (Canis lupus) siempre ha sido un animal temido en Europa. A diferencia de nuestros antepasados, nosotros no tenemos que defendernos de sus ataques e incursiones con un palo puntiagudo o una hogaza de pan duro, pero incluso en la actualidad se le considera un animal peligroso.
Cuando el Viejo Continente estaba cubierto de grandes bosques y los hombres vivíamos en grupos pequeños y dispersos, la presencia de lobos era motivo de alarma y miedo. Su astucia, ferocidad y voracidad lo convertían en un animal aterrador sin necesidad de recurrir a sandeces sobrenaturales. A los niños se les advertía de ellos en cuentos como Caperucita Roja, Los tres cerditos o El lobo y las siete cabritillas, no fuera a ser que se acercaran a acariciarlos por confundirlos con simpáticos "guauguáus" y acabaran en sus estómagos.
Debido a ese temor histórico, es en Europa donde más casos de hombres lobo se han documentado. Solo en Francia, entre 1520 y 1630, se registraron más de 30.000 incidentes relacionados con la licantropía, todos indiscutiblemente verídicos.
En este artículo, os hablaré de algunos de los hombres lobo europeos más famosos.