¿Por qué a los niños les fascinan los dinosaurios? Todos los críos, a cierta edad, pasan por una fase en la que se obsesionan con estos animales antediluvianos y consumen con devoción cualquier cosa que tenga que ver con ellos, ya sean películas, series de televisión, tebeos o deliciosas galletas de cereales. Algunos nunca llegan a salir de esa fase y mantienen su fascinación hasta la edad adulta. Ayer encargué esta camiseta.
Una respuesta sencilla a ese interrogante sería que los dinosaurios son lagartos grandes que podrían ventilarse a una persona de un bocado (algunos eran hervíboros, sí; pero si ese detalle traía sin cuidado a los productores de King Kong, imaginaos a un chavalín de cinco años). Sin embargo, esta respuesta, además de ser inexacta, se queda corta. Sin duda tiene que haber alguna otra razón que impulse a un niño a dar la tabarra a sus padres para que le lleven al museo de ciencias naturales a ver la reproducción de un esqueleto extraordinariamente viejo, o a pedirles que le compren un libro sobre dinosaurios aunque no le guste leer (uno con muchas ilustraciones, eso sí).
El hecho de que los dinosaurios se extinguieran nos ayuda a aproximarnos a la verdad. Los dinosaurios eran monstruos terribles que dejaron de existir hace millones de años, lo que significa que un niño puede fantasear y aprender todo lo que quiera sobre ellos sabiendo que, cuando se meta en la cama, no saldrá un Velociraptor de su armario para rajarle el vientre con su garra retráctil de 15 centímetros que corta como una cuchilla.
Aunque los dinosaurios nunca han dejado de ser populares y estoy convencido de que en la parrilla televisiva actual también hay series de dinosaurios que los niños de hoy recordarán con nostalgia dentro de veinte años, yo voy a centrarme en las series que conozco, las que emitían cuando sólo teníamos cuatro canales de televisión y las videoconsolas no se actualizaban durante horas cada vez que las encendías.