Puesto que estáis leyendo este artículo, presumo que sabéis que los Masters del Universo comenzaron su andadura en el mundo de los juguetes y no como una serie de televisión. Y si ese dato os pilla de nuevas, me gustaría que me explicaseis qué narices hacéis leyendo este blog.
No, en serio, siento curiosidad. ¿Alguno de vosotros es la persona que ha llegado hasta aquí buscando "bulma culo" en Google?
En 1982, con el lanzamiento de la primera ola de figuras al mercado, ya había un factor que diferenciaba a los Masters de otros juguetes: cada muñeco venía acompañado de un minicómic. En apenas unas pocas páginas, los autores lograban dotar de vida a estos seres de plástico apenas articulados y presentarte el fantástico mundo en el que libraban sus épicas batallas sin pantalones.
Sin embargo, para que esa mitología creciese hacía falta algo más que viñetas. Ahí es donde entra la serie de dibujos animados de Filmation, que no solo fue el reclamo publicitario definitivo para vender los muñecos, sino la puerta a un universo de fantasía pródigo y exuberante. Y para que todos los guionistas estuviesen en la misma onda cuando escribiesen los episodios, era necesaria una biblia. No porque hubiera que encomendarse a Dios para garantizar el éxito de la serie. No hablo de ese tipo de biblia, sino de la que en el mundo del espectáculo televisivo sienta los cimientos de un determinado programa, refleja la visión del creador y pretende servir de pauta o directriz a todas las personas que participan en su desarrollo.
En diciembre de 1982, nueve meses antes del debut de la serie en la televisión, Michael Halperin terminó de escribir la biblia de Masters del Universo (o, como acabaría llamándose, He-Man y los Masters del Universo). Nadie que se considere fan de esta franquicia dudaría del talento de Halperin para dar trasfondo a unos trozos inanimados de PVC, pero la mejor prueba del espléndido trabajo que hizo con este documento es que muchos de los conceptos que desarrolló a partir de ideas de los minicómics o introdujo él mismo se han mantenido intactos en sucesivas versiones de la mitología de los Masters.
Dicho esto, las biblias no tienen por qué seguirse a pies juntillas. Si el tipo que pone la pasta cree que hay que cambiar el rumbo del programa (por ejemplo, para abaratar costes o captar otros segmentos de audiencia), puede que la biblia no pase de ser un elemento inspirador o incluso que se prescinda de ella. Cincuenta páginas también sirven para calzar mesas.
En el caso de la biblia de Masters del Universo, si nos fijamos en lo esencial, hay más coincidencias que diferencias con el producto final, pero, a nivel de detalle, esas diferencias son numerosas. En este artículo, repasaré ocho de ellas. ¿Por qué ocho? Porque si las listase todas, a lo mejor se os quitarían las ganas de leeros la biblia por vosotros mismos después de leeros este artículo. Y no queremos que pase eso, ¿verdad?
Me pregunto si sabíais que...