24 de diciembre de 2015

Transformers: Christmas Breaker


He comentado unos cuantos cómics de Transformers en el blog: los primeros números de la colección de Marvel, el número en el que Optimus Prime hace trampas en un videojuego y se suicida, el número de las Chatarras Espaciales...

Vale, reconozco que he puesto los puntos suspensivos para hacerme el interesante, porque ahí acaba la lista. A donde quería llegar es a que ninguno de los cómics que he comentado me ha enseñado tanto como el número que comentaré hoy, el 41 de la serie Marvel UK, publicado en el Reino Unido justo a tiempo para Navidad, en diciembre de 1985, ¡hace ya treinta años!

Para ir abriendo boca, ahí arriba tenéis a Optimus Prime disfrazado de Papá Noel, el perfecto reclamo para aquellos incautos que juzgan un cómic por su portada. Ya prefiráis llamarle Optimus Noel o Papá Prime, lo importante es que, como dicen en internet, "your argument is invalid".

Y hablando de inválidos...

21 de diciembre de 2015

Star Wars: Episodio VII – El despertar de la Fuerza


Dado que no sufro alteraciones cognitivas relevantes y mis neuronas son inmunes a los efectos del peor whisky escocés del mundo (dato: ni siquiera es escocés), aún recuerdo el chasco que me llevé hace diez años cuando vi por primera vez La venganza de los Sith. No es que esta película sea la peor de las precuelas (aunque sí es peor que el holocausto de los judíos o esas bolsas con abre-fácil que no se abren ni a mordiscos), pero antes de verla había leído tantas críticas aduladoras asegurando que George Lucas había conseguido redimirse tras los ignominiosos Episodios I y II que fui al cine con las expectativas demasiado altas. Y salí defraudado.

Por lo tanto, mis reglas a la hora de afrontar El despertar de la Fuerza eran dos: la primera y fundamental, no destriparme la película con el bombardeo de información que, de una forma u otra, acabaría asolando internet; y la segunda, mantener mis expectativas a raya. He cumplido el 50% de lo pactado.

13 de diciembre de 2015

Star Wars: Episodio I – La amenaza fantasma (1ª parte)


A la vista de los emails que recibo, sobre todo desde que anuncié el especial de Star Wars hace algunas semanas, sé que más de uno estaba esperando que escribiese sobre La amenaza fantasma. Imagino que esto lo decís por lo fácil que es ensañarse con esta película. Sin embargo, mientras que para algunos La amenaza fantasma supuso el principio del fin de la que fue una gran saga cinematográfica o incluso una violación de su infancia (¡número 1 en el top 10 de expresiones estúpidas de internet desde 1999!), lo cierto es que para la mayoría solo fue otro estreno más.

A los segundos les doy mi enhorabuena por ser normales. A los primeros me permito recordarles que cuando el Episodio I se estrenó en el cine, la respuesta por parte del público fue muy positiva y que, de las dos trilogías, es la película que más dinero ha recaudado. Esto no significa ni mucho menos que sea buena, pero estábamos tan entusiasmados con la idea de una nueva película de Star Wars que ni siquiera nos planteamos que pudiera ser una tomadura de pelo. Las expectativas eran demasiado altas y se estrellaron como Oro 5 en el ataque a la primera Estrella de la Muerte.

Lo que ninguno sabíamos en 1999 es que "dirigida y escrita por George Lucas" era una de las frases más aterradoras que podíamos haber leído. La pasión que tenía Lucas cuando dirigió La guerra de las galaxias a mediados de los setenta, driblando a los grandes estudios de Hollywood y enfrentándose a un rodaje agotador para sacar adelante una película que poco tenía que ver con su visión original, no era la misma pasión que la del cincuentón al timón de una franquicia multimillonaria acomodado en un rancho de tres mil hectáreas que dirigió La amenaza fantasma veinte años después.

En la década de 1990, toda la integridad artística que había demostrado Lucas con THX 1138, American Graffiti y La guerra de las galaxias se había esfumado y dejado hueco a una habilidad portentosa para exprimir hasta el último centavo de la trilogía que le hizo famoso. Y es que, aunque Lucas lleve toda una vida sin valer un pimiento como cineasta, como hombre de negocios hay pocos que estén a su altura.

6 de diciembre de 2015

'Star Wars: Luke Skywalker y las sombras de Mindor', de Matthew Stover


Guau, o sea guau. Disculpad esta muestra de indigencia léxica, pero no me digáis que esta no es una portada que vende libros. No voy a concretar el tipo de lector al que se los vende, porque está feo insultar a la gente por sus pobres selecciones literarias; pero se los vende. En primer plano, tenemos a Luke Skywalker, héroe de guerra y caballero Jedi, armado con su sable láser y la mirada intensa del hombre que sabe exactamente qué hacer o está reprimiendo gases, cargando contra un enemigo invisible; y tras él, en un aparente croma, una enorme nebulosa de fuego provocada por una explosión que debería haber mandado a nuestro héroe a donde Darth Vader perdió las piernas flanqueada por un escuadrón de Alas-X que abren fuego contra... ¿los cazas TIE que los persiguen?

Los libros de Star Wars suelen tener portadas que entran por el ojo, pero esta se lleva la palma. No se puede ser más pulp.

29 de noviembre de 2015

'Star Wars: Droids', las historietas de myComyc


No se me ocurre ninguna franquicia con más productos licenciados que la Guerra de las Galaxias (o Star Wars, que le dicen los modernos), y esto es tan evidente ahora, con la primera parte de una nueva trilogía a menos de tres semanas de su estreno, como en 1999, cuando salió La amenaza fantasma. Sin embargo, esto no siempre fue así, y hacia mediados de la década de 1980, la gente empezaba a olvidarse de El retorno del Jedi y eran tiempos de sequía para aquellos fans de la saga galáctica que no se conformaban con los tetraplégicos muñecos de Kenner o los "bizarros" cómics de Marvel.

Lucasfilm intentó reanimar el interés por la franquicia marcándose como objetivo a los peques de la casa, más influenciables que sus padres (y, sobre todo, más irritantes y pesados cuando quieren algo); y de ahí los dos telefilmes de los ewoks de 1984 y 1985, así como las series de dibujos animados Star Wars: Ewoks y Star Wars: Droids, que en España emitió TVE1. La primera de estas series estaba dedicada a las aventuras de Wicket y sus amigos en la luna de Endor, y la segunda, a C-3PO y R2-D2. No recuerdo ningún episodio porque no eran mis series favoritas ni de lejos, pero nunca podré olvidar aquel estribillo tan pegadizo de "Somos los e-e-e-e-eeeewoks", ni el tema musical de Droids, que suena a algo que podría haber cantado Phil Collins estando descompuesto.

22 de noviembre de 2015

Star Wars: La aventura de los ewoks (1984)


Ganar dinero es una de las mayores motivaciones de la vida adulta, y disfrutar de un sueldo fijo es un lujo que da tranquilidad, comodidad y confort. Por desgracia, tener ingresos y poder disponer libremente de ellos también es la manera más rápida de perderlos. Cuando era un crío y tenía que esperar al fin de semana para que mis padres me dieran la paga, administraba cada peseta con mucho cuidado: ciento cincuenta pesetas para un cómic de Spider-Man, otras cuatrocientas para un Mortadelo, cinco duros para chucherías, y, al cabo de un año, con suerte habría ahorrado lo suficiente para comprarme un videojuego de la NES. Ahora, en cambio, me doy demasiados caprichos. Eso explica que haya un DVD con las dos películas de los ewoks en mi estantería. Y si creéis que la nostalgia que inspira volver a ver una cinta que adorabais cuando eráis niños vale más de diez euros, estáis chalados. Pero bienvenidos al club. Ahora esperaos a que salga el Blu-ray y nos claven veinte.

15 de noviembre de 2015

Especial de 'Star Wars'


Si vivís debajo de una roca, puede que aún no sepáis que el próximo 18 de diciembre se estrena Star Wars: El despertar de la Fuerza, el séptimo episodio de la saga galáctica cinematográfica más popular y rentable de todos los tiempos.

La película la dirige J. J. Abrams, que devolvió al público el interés por Star Trek en 2009 y consiguió también buenos resultados con su secuela, Star Trek: Fan Service. Es cierto que los guiones de estas entregas hacen más aguas que la ciudad de Otoh Gunga sin generadores de campos hidrostáticos (me seguís, ¿no?), pero son películas emocionantes y divertidas. Y precisamente emoción y diversión es lo que necesita Star Wars después del Gran Pozo de Carkoon que fueron las precuelas.

Así pues, para calentar hipermotores de cara a este muy prometedor aunque potencialmente decepcionante evento, las próximas cuatro semanas publicaré artículos centrados en La guerra de las galaxias. ¡No es una trampa!

8 de noviembre de 2015

Terence Hill y Bud Spencer en 'La colina de las botas' (1969)

Cuando oís hablar de Terence Hill y Bud Spencer, o bien os encojéis de hombros porque no tenéis ni la más remota idea de quiénes son (MAL), o bien pensáis con nostalgia en aquellas simpáticas comedias italianas protagonizadas por un guaperas rubio sonriente y un gordo barbudo malhumorado que repartían estopa a diestro y siniestro allá por los años setenta y ochenta (BIEN).

Aunque ya hablé brevemente de aquel esperpento cinematográfico que fue El Corsario Negro hace unos añitos, antes o después tenía que dedicarle una reseña como Dios manda a alguna de las diecisiete películas en las que colaboraron estos dos actores italianos, sobre todo para justificar que cada uno de ellos tenga su propia etiqueta en el blog. No es cuestión de crear etiquetas porque sí.

Casualmente, hace un par de semanas aproveché una oferta de 3x2 en DVD para comprarme una de las pocas películas que me faltaban de la pareja: La colina de las botas, la tercera y última parte de la llamada trilogía Colizzi.

¿Y quién es Colizzi? Bueno, empecemos por ahí.

1 de noviembre de 2015

Geralt de Rivia: La espada del destino

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El verano del año pasado, aparte de resolver crímenes con la ayuda del fantasma del padre de Hamlet, estuve jugando a The Witcher 2: Assassins of Kings. Lo compré de oferta en Steam en junio y me lo pasé con la máxima pachorra posible a lo largo de tres semanas, procurando disfrutar de la historia tanto o más que de las búsquedas y los combates. Si mi "cacharro de escribir" llega a cumplir además los requisitos técnicos para hacerlo correr con el übersampling, el antialising, la oclusión de ambiente espacial y la madre que parió a todos ellos, hubiera sido la leche en polvo; pero sé conformarme. Y ahora estoy jugando a The Witcher 3 en PS4 para compensar.

El caso es que estos dos videojuegos me han llevado de vuelta a los brazos de la saga literaria de Geralt de Rivia, del escritor polaco Andrzej Sapkowski. Las tramas del primer libro no eran para tirar cohetes y tenían la épica de la lucha por abrir un bote de pepinillos; pero los personajes principales eran singulares y creíbles, albergaban dudas, tenían contradicciones y resultaban carismáticos, y los diálogos sorprendían por la variedad de voces y su sentido del humor.

Por esa razón, decidí que había llegado el momento de desengrasar las bisagras del segundo libro de la saga: La espada del destino.

Sí, lo sé. El título es digno del pastiche de fantasía heroica de un escritor novel, pero no voy a tenérselo en cuenta. Hoy me he levantado generoso.

25 de octubre de 2015

Bioman (Choujuu Sentai Liveman): La transformación demoníaca de Obular

¿Otro episodio de Bioman? ¿Y en Halloween? ¿Qué sentido tiene eso? Mucho, os lo aseguro.

El episodio que voy a comentar hoy me traumatizó cuando tenía seis años. Corría el verano de 1990, y al verlo, me quedé aterrado, espantado y espeluznado. Sus imágenes se convirtieron en pesadillas recurrentes de mi infancia y quedaron indeleblemente grabadas en mi retina.

La sensación de horror frío que sentí aquel verano noche tras noche me hubiera inspirado para escribir novelas lovecraftianas si no hubiera estado ya suficientemente ocupado completando los Cuadernos Rubio.

Hoy, en un ejercicio de cura psicológica, reviviré la pesadilla con vosotros. Ahora nos reímos, sí, pero entonces no tenía ni pizca de gracia. Un crío no se puede pasar toda la noche pidiéndole agua a sus padres como excusa para no estar solo en la oscuridad.

18 de octubre de 2015

Halloween Whopper, de Burger King


Después de aquel artículo sobre piruletas zombi rellenas de caramelo al que casi nadie prestó atención (porque, claros, ahora resulta que sois lectores de paladar exquisito), no pensaba volver a escribir sobre comida en un especial de Halloween. Bueno, sobre comida o, al menos, sobre algo más parecido a comida que las tapas de un libro de Stephen King. A cualquier cosa le llaman hoy manduca. Pero cuando me enteré de que la Halloween Whopper de Burger King había cruzado el Atlántico, supe que no podía dejar pasar la ocasión y le hice un hueco en mi apretado calendario de publicaciones.

¿Significa eso que he escrito este artículo deprisa y corriendo para aprovecharme del poco tirón comercial que pueda tener una hamburguesa con panecillos negros? ¡Evidentemente! Pero no podéis culparme de querer ser popular. Es el sueño de toda animadora.

Empezando de fuera hacia dentro, lo primero que hay que decir es que el envoltorio en el que viene la Halloween Whopper debería estar en un museo, y no solo porque se trate de una auténtica obra de arte, sino porque ese es el único lugar en el que debería estar una momia de hace dos mil años, fresquita y bien conservada. Quizá algunos de vosotros encontréis un contenedor de basura igual de apropiado, pero yo aún siento cierto respeto por los difuntos, las tradiciones del Antiguo Egipto y los disfraces baratos de Halloween.

Por si aún no sabéis de qué hablo y tampoco habéis hecho el scroll suficiente para ver la siguiente imagen, el envoltorio en cuestión está diseñado para parecer una momia, con los vendajes blancos dejando entrever unos ojos imperturbables de escleróticas amarillentas que se posan con siniestras intenciones sobre cualquiera que ose perturbar su reposo eterno para desentrañar los misterios del Antiguo Egipto y comerse una hamburguesa que se identifica más con una suela de zapato que con una vaca. Pero ese es un riesgo que uno debe correr si quiere aparecer en la portada de National Geographic y ligarse a esa estudiante de arqueología tan mona con gafas de culo de vaso.

Estoy convencido de que de crío el envoltorio me hubiera vuelto loco, porque es la clase de cosa que me fascinaba y obsesionaba, y probablemente lo hubiera guardado en algún cajón hasta que se que se descompusiese por efecto de la humedad y del tiempo igual que hacía con las cajas de los Happy Meal.

Tal vez eso explique aquella infección de hongos que tuve.

Imaginad lo mucho que se va a enfadar esta momia cuando pase delante de un espejo y descubra que algún gamberro le ha escrito "Halloween Whopper" en la frente.

En cuanto a la hamburguesa en sí, es una Whopper normal y corriente a la que han añadido salsa Steakhouse y cambiado los panecillos habituales por otros de color negro. Pero no nos engañemos, lo que hace especial a esta hamburguesa es precisamente que los panecillos son negros, que es un color de lo más natural para el pan carbonizado, crujiente y cancerígeno.

Además, debo añadir que este es uno de los negros más intensos que he visto nunca, a caballo entre la pluma de un cuervo y el sobaco de un grillo, y parece que absorba incluso la luz que hay a su alrededor.

Por cierto, tengo que pagar la factura de la luz.

Ahora bien, pese a esas pequeñas diferencias, el sabor no es muy distinto al de la Whopper de siempre, y aunque los panecillos tienen un toque de salsa barbacoa, el matiz es demasiado sutil para cualquiera que no se dedique profesionalmente a la cata de comida basura (un trabajo de ensueño con pluses por penosidad, toxicidad y peligrosidad). De todos modos, juzgar la Halloween Whopper por su sabor es como juzgar a una supermodelo por su inteligencia o a un profesor de filosofía por su cordura. Aquí lo único importante es el marketing y, en este aspecto, la pinta que tiene el producto es de 10 sobre 10.

Excepto en mis fotos, que es de 2 sobre 1.000.

Cuando tengo hambre, no pierdo el tiempo sacando fotos.

Según la letra pequeña, la promoción es válida hasta fin de existencias, pero yo, si fuera vosotros, no me la jugaría e iría hoy mismo a pedir una Halloween Whopper a mi Burger King más cercano. O quizá al más lejano para así quemar preventivamente las calorías que pronto irrumpirán en vuestro organismo derribando puertas a patadas.

En cualquier caso, no dejéis escapar la ocasión de ver y probar esta hamburguesa. Esta es una de esas experiencias que solo se viven una vez, como casarse cuando eres un enfermo terminal u operarse de fimosis (teóricamente podríais repetir la experiencia e hincharos a hamburguesas mientras dure la promoción, pero ni siquiera el lector medio del blog, adicto al Prozac, siente semejante desprecio por sus arterias).

Bon appétit.

11 de octubre de 2015

'The Last Door' (Collector's Edition)


A veces, en mitad de la noche, cuando la ciudad duerme y la luz de la luna apenas se filtra entre las persianas, me despierto empapado en sudor frío con una sensación de angustia que raya el horror y me pregunto: ¿qué es un videojuego indie?

Según lo veo yo, que ya soy un señor, un videojuego indie es lo que era cualquier videojuego antes de que la vasta mayoría de videojuegos se convirtieran en megaproducciones de costes disparatados con créditos más largos que los de de Clerks 2. Es el término que distingue a los videojuegos mainstream como Metal Gear Solid V o Rise of the Tomb Raider de los videojuegos hechos por cuatro gatos sin el apoyo de las grandes compañías del sector pero que, más allá de ser unos meros asalariados, sienten un pasión auténtica por su proyecto y esperan ganar algunas perrillas con él para poder seguir dedicándose a hacer lo que les gusta.

Supongo que podemos decir que The Last Door es un videojuego indie, pero si se hubiera publicado hace treinta años lo llamaríamos videojuego a secas y todos lo recordaríamos como la pequeña obra de arte que es.

4 de octubre de 2015

La muerte del gato Garfield

A finales de los años setenta, cuando los hombres aún tenían valor de llevar bigotón sin dejarse crecer también la barba, el caricaturista Jim Davis se convenció de que la gente estaba cansada de leer historietas protagonizadas por perros graciosetes y que cualquiera que abriera el periódico a las ocho de la mañana se sentiría mucho más identificado con un gato sarcástico, glotón y perezoso. Así las cosas, el 19 de junio de 1978, la United Featured Syndicate publicó la primera tira diaria de Garfield, que vio la luz al mismo tiempo en unos cuarenta periódicos. La tira fue un éxito y hoy, más de treinta años después, Garfield se publica en 2.580 periódicos de todo el mundo y es un icono internacional que ha traspasado las barreras de las viñetas para convertirse en una máquina de hacer dinero. ¿Queréis merchandising? Pues tomad diez tazas.

A pesar de las numerosas y muy merecidas críticas que le han llovido a Davis por su trabajo (que ahora hacen media docena de monos que estudiaron bellas artes), no me avergüenza decir que hubo un tiempo en el que los cuadernillos apaisados del grupo editorial Grijalbo eran uno de mis tebeos recurrentes favoritos. Garfield nunca estuvo ni estará a la altura de Calvin & Hobbes Peanuts, y nadie niega que, con el paso de los años, sus chistes se han vuelto tremendamente rancios y repetitivos; pero durante casi dos décadas fue una historieta entretenida, con momentos genuinamente graciosos y, al menos para mí, resulta reconfortante volver a ella de vez en cuando.

Pues bien, de las más de cinco mil tiras de Garfield que habré leído desde que era un niño, ninguna es tan inquietante como las que se publicaron entre el 23 y el 28 de octubre de 1989, en "víspera" de Halloween. Permitidme que os lo muestre.

27 de septiembre de 2015

Especial de Halloween 2015


Si sois nuevos por aquí o lleváis poco tiempo leyendo el blog, no solo seréis un 13% más infelices que mis legiones de fans, lo cual es un hecho científicamente demostrado (me remito al estudio que realizó el profesor Mortirmer Kelp en 2012), sino que además pecaréis de ignorantes por desconocer que en octubre se celebra el especial de Halloween de El Tipo de la Brocha, en el que, como cada año, publicaré artículos de la temática más apropiada para esta época otoñal, esto es, romance victoriano terror.

Para hacer de esta experiencia algo único, todos los artículos del mes los escribiré con un ZX Spectrum poseído por el espíritu de Christopher Lee mientras murmuro salmos satánicos sentado sobre un pentagrama dibujado con sangre de macho cabrío e iluminado por velas fabricadas con cera de los oídos de ocultistas nazis. No obstante, para el caso de que Amazon no me envíe las velas a tiempo, os garantizo que al menos cada artículo será fruto de la inspiración demoníaca o de quedarse despierto hasta tarde viendo la teletienda.

El especial de Halloween comenzará la semana que viene y espero que no faltéis a la cita. De lo contrario, enviaré a mis monos alados a cazaros tan pronto como el sindicato desconvoque su estúpida huelga.

¿No os alegráis ahora de haber buscado "fotos xena gabrielle desnudas" en Google y haber pinchado en el enlace que os trajo hasta aquí?

20 de septiembre de 2015

Bioman (Choujuu Sentai Liveman): La promesa viva de tres poderes

En el segundo episodio de Bioman, la aventura arranca justo donde la dejamos en el episodio anterior, con nuestros tres héroes bisoños pasándolas canutas ante las fuerzas del Gran Doctor Bias y tratando de aceptar que tener un león robot gigante que  triunfa en barbacoas y fiestas de cumpleaños no es una garantía de éxito en una guerra abierta contra un ejército espacial medianamente organizado y dirigido por cerebritos.

Nah, es mentira. Este episodio no retoma la acción desde donde lo dejó el anterior, o no exactamente. ¿Os lo habíais creído? ¡Ja, ja, ja, ja! Hay que ver lo crédulos que sois cuando os hablan de una serie de finales de los ochenta a la que ninguna persona con una vida sana dedicaría ni dos minutos de su tiempo...

Vale, habéis conseguido deprimirme. Dadme un instante para que me recupere.

13 de septiembre de 2015

'John Rockman and the Cosmic Brain of Corruption', de Ron Jockman

¿Sabéis qué sería una sorpresa alucinante? Levantarse por la mañana y descubrir que tu perro se ha convertido en un obediente tiranosaurio y tu coche en una aeronave F-22 Raptor armada con cañones de 22 mm., misiles aire-aire y bombas guiadas por láser. Pero como eso no va a suceder jamás, porque ni siquiera tengo perro o coche, he aprendido a conformarme con alegrías más mundanas, como la que me ha dado John Rockman and the Cosmic Brain of Corruption.

Tras el estrepitoso fracaso de público de mi reseña sobre el primer volumen de Las crónicas de John Rockman, llega mi reseña sobre el segundo volumen. Por lo tanto, me imaginaré que habéis leído la entrada de hace dos semanas y obviaré las presentaciones. Y si habéis llegado tarde, pinchad en el enlace y poneos al día. Luego, ya de paso, añadid este blog a vuestros favoritos y jurad seguirme y reverenciarme para toda la eternidad. Si además hacéis un generoso donativo de 1.000 euros, muy pronto (aunque más probablemente nunca) os llegará a casa el paquete de iniciación para fans de El Tipo de la Brocha con vuestra túnica oficial, un imán de nevera de Óscar el Gruñón, un desatascador de váter y las letras de mis cánticos favoritos, incluyendo clásicos como Te alabamos, oh, Brocha y Brocha, eres más grande que Jesús (localidad de la provincia de Tarragona).

6 de septiembre de 2015

Bioman (Choujuu Sentai Liveman): ¡Amigos! ¡¿Por qué lo hicieron?!

Biiiiomaan, Biiiiomaan, héroe universaaal. Las fuerzaaas del maaal, del vacío sideraaal...

Oh, ¿ya estáis aquí? Disculpad, me habéis pillado en pleno arrebato nostálgico. Es que me han regalado una botella de Johnnie Walker Black Label y, casualmente, he reunido las fuerzas de ánimo necesarias para escribir otra de mis recapitulaciones sobre una serie tan caduca como estrafalaria.

Veréis, en 1990, antes de que existieran los Power Rangers, en España se emitía una serie japonesa de 1988 sobre un grupo de superhéroes disfrazados con coloridas mallas de lycra que defendían la Tierra de monstruos malvados de otro universo. Se llamaba Bioman (en realidad, Liveman, pero no voy a meterme otra vez en ese berenjenal).

Por aquel entonces, yo tenía seis años y vivía la serie con el mismo entusiasmo ferviente con el que el travieso Shin-chan disfruta de la ficticia Ultrahéroe. Tenía los muñecos del trío protagonista, sus motocicletas a juego e incluso el colorido superrobot, y a veces salía a la calle con mis amigos y jugábamos a que éramos miembros del escuadrón Bioman y defendíamos el planeta de bestias mutantes. Incluso llegué a tener pesadillas con los monstruos de goma a los que se enfrentaban..., pero esta es una historia que prefiero reservarme para algún especial de Halloween. De momento, rendiré homenaje a esta serie recapitulando su primer episodio.

30 de agosto de 2015

'John Rockman and the Trials of Galactar', de Ron Jockman

Supongo que algunos de vosotros, al igual que un servidor (ese soy yo), seguiréis la cuenta @AwfulFantasy en Twitter. Para los que no lo hagáis o estéis pensando ahora mismo "¿Twi-tter?", Awful Fantasy es una fuente diaria de extractos literarios de fantasía y ciencia ficción en tono de parodia.

En fin, como hoy estoy un poco espeso y me explico como un chino tartamudo en una reunión de rusos sordomudos, os pongo un ejemplo de la clase de tweets que publica la cuenta para que lo entendáis mejor: "Jo tropezó y cayó a la fosa de Haku, la Bestia Serpiente, aterrizando con fuerza. Haku golpeó rápido, perforando el cadáver de Jo (murió de la caída)".

Las personas al timón de Awful Fantasy son los hermanos Justin y Mitchell Lucas, que, bajo el seudónimo de Ron Jockman (un hombre inculto, misógino y fascista, escritor mediocre, que, sin embargo, está convencido de que su prosa es un regalo para el mundo), han escrito dos novelas de la peor ciencia ficción que habéis leído nunca: The Trials of Galactar y The Cosmic Brain of Corruption, ambas protagonizadas por el héroe intergaláctico y epítome de la virilidad espacial John Rockman.

Hoy os hablaré de la primera de estas novelas, obras abismo de la literatura universal.

23 de agosto de 2015

Dragon Ball Super: ¿Para quién será el premio de la paz de 100 millones de zenis?

Para la mayoría de los que nacimos en la década de 1980, Dragon Ball fue el aperitivo con el que abrimos el apetito para el gran bufé de la animación japonesa, y por eso siempre merecerá un lugar destacado en el panteón de nuestros dibujos animados favoritos. Por lo tanto, cuando anunciaron que Toei iba a producir una nueva serie que se desarrollaría tras la saga de Bu, olvidando Dragon Ball GT y contando con la estrecha colaboración del sexagenario Akira Toriyama, muchos de sus seguidores nos pusimos más contentos que unas castañuelas. Por mi parte, no es que confiase ciegamente en que fuera a ser una serie espectacular, pero a veces tomo demasiado azúcar.

Echando la vista atrás y siendo honesto conmigo mismo, creo que Dragon Ball fue tan buena serie de televisión como manga y tuvo momentos memorables (repasé algunos aquí y aquí), pero en realidad lo que más me atrajo de ella fue su novedad, lo diferente que era de otras series de dibujos animados que había visto hasta entonces, como David el Gnomo o He-Man y los Masters del Universo. Sin embargo, en frío, y si tenemos en cuenta los estándares actuales de animación (no necesariamente la japonesa), hay que admitir que muchos episodios eran una mierda pinchada en un palo. Y no me refiero a una de esas cacas rositas y sonrientes con las que jugaba Arale en Villa Pingüino.

Pero la pregunta que me hacía para mis adentros, cuando conseguía relegar la nostalgia y ser realista, no era si esta nueva serie con título de juego de Super Nintendo me gustaría tanto como la original o me decepcionaría, sino si sería peor que Dragon Ball GT. Decidí responderme que no y me bastó con eso.

Hoy repasaremos su primer episodio, titulado ¿Para quién será el premio de la paz de 100 millones de zenis? A los japoneses les gustan los títulos largos más que a un tonto un lápiz.

9 de agosto de 2015

Telepizza Nacho's, la nueva Telepizza que se dipea


"Y luego de la Pizzalada, fue la Telepizza Nacho's, y el hombre supo que su imaginación era grande" (Dálmatas 4:6).

Otra cosa no, pero cada vez que llega el verano el equipo de marketing de Telepizza hace lo imposible por llamar nuestra atención. Y por imposible me refiero, por un lado, a añadir a la pizza ingredientes que a nadie en su sano juicio se le ocurriría añadir (salvo cuando estás muerto de hambre, en un estado alterado de consciencia y no encuentras una alternativa mejor en el frigorífico; así inventé yo la pizza de galletas de dinosaurios), y, por otro lado, a jugar a ser dios y alterar la apariencia misma de la pizza, desfigurando su masa más allá de lo que permiten las leyes de la naturaleza  para convertirla en el receptáculo de sus perversas ocurrencias.

Ahora bien, aunque es cierto Telepizza podría limitarse a mejorar sus ofertas a domicilio en lugar de espantarnos a todos con sus abortos culinarios, sabe que eso no capta la atención del consumidor de la misma forma que un monstruo de Frankenstein con base de harina, tomate y queso. El boca a boca es esencial, y nadie va contando por ahí que se ha tomado una pizza de jamón y aceitunas negras como si fuera la cosa más especial del mundo.

Por eso, a pesar de que Telepizza es perfectamente consciente de que estas mutaciones gastronómicas están abocadas a la extinción una vez dejan de ser novedosas, sigue asombrándonos con ellas. ¡El verano es la era de maravilla de la comida basura!

2 de agosto de 2015

'Un hechizo para Camaleón', de Piers Anthony

Hay muchas clases de novela de fantasía y las hay para todos los gustos. La mayoría son pastiches que viven a la sombra de la trilogía de El Señor de los Anillos, con sus humanos, elfos, enanos y orcos; todo épica, prosopopeya y largas descripciones acerca del musgo que crece en los árboles. Pero también están las que tienen un enfoque más realista, de ambientación generalmente medieval, donde lo fantástico es excepcional y secundario, y los hombres, y no las criaturas de leyenda, son los protagonistas. ¿Y qué me decís de las novelas de fantasía que se desarrollan en mundos decadentes y oscuros, a veces aterradores, con sus nigromantes, súcubos y momias revividas? Podría pasarme todo el día enumerando subgéneros si no fuera porque tengo mejores cosas que hacer, como procurar no morir deshidratado por culpa de esta maldita diar... alteración intestinal.

La saga de Xanth, de Piers Anthony, podría ser una categoría en sí misma, ya que es poco probable que hayáis leído algo similar antes. No obstante, si tuviera que compararla con otras series más populares, diría que guarda bastantes puntos en común con libros como El mago de Oz o Alicia en el País de las Maravillas, ya que en ella la magia no solo toca a personajes y criaturas, sino que empapa cada rincón del mundo que habitan.

La colección empezó a publicarse en 1977, coincidiendo con El Silmarillion, La Espada de Shannara y Un puente hacia Terabithia. Desde entonces, Piers Anthony ha escrito otros treinta y nueve libros sobre el mundo de Xanth, ¡más de los que aprendimos a contar con Barrio Sésamo!, lo que convierte esta saga fantástica en una de las más prolijas y combadoras de estanterías que existen.

26 de julio de 2015

Juego de Tronos: Misericordia

¡Ah, el fin de otro largo viaje! Empecé a escribir sobre la nueva temporada de Juego de Tronos a finales de abril y en estos dos meses y pico he escrito sobre la serie las suficientes palabras como para llenar las páginas de una novela juvenil. Sí, ha sido mucho tiempo, tanto que George R. R. Martin, el autor de las novelas, ha fallecido. Asesinado por un tiburón en Sharknado 3: Oh Hell No! 

¿Qué viene ahora? No estoy seguro, pero no descarto tomarme un descanso del blog para volver con fuerzas renovadas en septiembre, la cabeza libre ya de enanos y dragones.

Ocurra lo que ocurra después de esta semana, el camino de la quinta temporada ha llegado a su fin. Disfrutad de la última entrada y despedíos de mí antes de abandonar la estación, no seáis maleducados.

19 de julio de 2015

Juego de Tronos: Danza de dragones

Ayer, después de dedicarle quince horas de juego repartidas a lo largo de los dos últimos meses, por fin me pasé Alice: Madness Returns, probablemente el único videojuego creado en la República Popular China que un sucio occidental ha jugado.

Su ambientación me ha encantado y su diseño artístico es una pasada. El País de las Maravillas ―un mundo fantástico, macabro, decadente y muy timburtoniano― luce esplendido en 3D, y el propio Lewis Carroll lo aprobaría si no llevase casi ciento cincuenta años muerto. Como diría Mon Mothma: muchos artistas chinos se quedaron sin dormir para traernos estas imágenes.

La jugabilidad, en cambio, da una cal y otra de arena. La mezcla de plataformas, hack and slash y puzles es acertada y hay montones de secretos por descubrir, por lo que es tentador revisitar el juego; pero muchas veces te da la sensación de que los mundos se alargan innecesariamente y de que estás reviviendo las mismas situaciones una y otra vez. Además, el manejo de Alice no es todo lo fino que debería y la cámara no siempre enfoca donde uno querría durante los combates.

Pero yo venía a hablaros de Juego de Tronos, así que supongo que todo eso debería dejarlo para otra entrada.

12 de julio de 2015

Juego de Tronos: Casa Austera

Un mes después de haber acabado la quinta temporada de Juego de Tronos y aquí sigo yo, escribiendo aún recapitulaciones de la serie. ¿Por qué? Porque alguien tiene que rematar el trabajo, por eso.

¿Preferiría estar hablando de temas de rigurosa actualidad, como el tráiler de Ash vs. Evil Dead o la nueva película de Terminator? Quizá, pero nadie dirá que no termino lo que empiezo..., no con Juego de Tronos. Y menos ahora que vienen los tres mejores episodios de la temporada.

Solo os pido que seáis pacientes e intentéis aguantar conmigo unas pocas semanas más. Luego ya seguiré escribiendo sobre lo que sea que escribo el resto del año.

6 de julio de 2015

Dragon's Fury

En un mundo de fantasía oscura en el que las hordas del perverso Rey Dragón amenazan con exterminar a la humanidad, un héroe mítico lucha sin tregua contra el mal: la bola de pinball. Esférica, de brillante acero, indestructible e infatigable. Lo único que puede acabar con ella es el Vacío. Una máquina de pinball es nuestro campo de batalla en Dragon's Fury, el videojuego de Mega Drive antes conocido como Devil's Crush en TurboGrafx-16. Y en esta tierra de píxeles es donde se forjan las leyendas.

No nos engañemos. Por cómodo que sea jugar al pinball con un mando desde el sofá de casa, las máquinas de pinball auténticas, las de madera y metal cromado a las que uno podía jugar en el bar de la esquina hace menos de treinta años, tenían un encanto peculiar del que carecen los pinballs virtuales, un encanto con regusto a cerveza y olor a tabaco solo apto para mayores. Por eso, los pinballs de videoconsola tienen que hacer un esfuerzo extra para encandilar a su público y no basta con lograr que las físicas de la bola sean impecables; estos videojuegos tienen que ser originales y ofrecer el tipo de aliciente que uno jamás encontraría en un tablero real por muchos mecanismos y aparatos electrónicos que tenga. Incluso los programadores del primer pinball de NES sabían esto cuando introdujeron la pantalla de bonus en la que Mario tenía que evitar que Pauline se espachurrase contra el suelo.

Dragon's Fury no solo es bueno en el apartado técnico, sino también un gran ejemplo de lo que puede aportar un pinball de videoconsola. Gráficos grotescos y detallados, música cañera, sonidos espectaculares, jefes de fase... y un objetivo que va más allá de sumar puntos: derrotar al Rey Dragón. Si este no es uno de los videojuegos de pinball más divertidos y mejor ambientados que hayáis probado, me afeito las cejas.

29 de junio de 2015

Juego de Tronos: El regalo

¡Agh! Este calor es "innormal", o sea, inhumano y anormal. Ni siquiera la nueva base refrigerante que he comprado para mi portátil impide que se me calienten las muñecas mientras escribo estas estúpidas líneas. Podría hacer un huevo frito aquí encima, ¿sabéis?

Sí, ya sé que también dije que hacía mucho calor cuando publiqué la recapitulación del quinto episodio, y eso que entonces solo estábamos a 30 ºC. Pero es que estas nuevas máximas de 41 ºC me están friendo las ideas. Solo tengo que echarme un pañuelo a la cabeza y pasearme por un parque de arena con aires amanerados para sentirme como Lawrence de Arabia en el desierto de Nefud. No creo que las madres tardasen mucho en llamar a la policía.

Mientras yo me aso en mi propio jugo y el resto del mundo celebra que el Tribunal Supremo de los Estados Unidos ha dado luz verde a los matrimonios homosexuales (todo lo que traiga consigo ventajas fiscales es digno de celebración), vosotros podéis ir leyendo esta entrada.

22 de junio de 2015

Juego de Tronos: Nunca doblegado, nunca roto

Lo sé, lo sé. A estas alturas, muchos habréis terminado de ver la quinta temporada de Juego de Tronos. Yo también. Pero sí leéis estas entradas, debo suponer que no es por masoquismo (aunque no tendría nada de malo, todas las visitas cuentan), sino porque os aportan algo que la serie no os aporta, ya sea humor, una reflexión sobre los acontecimientos en curso, o simplemente veinte minutos de lectura con los que matar el tiempo cuando deberíais estar trabajando. Es un fastidio que sea tan difícil arrancar el Yoda Stories en un sistema operativo moderno.

Por lo tanto, no debería importaros que termine de publicar estas entradas a finales de julio. Creo que es preferible eso a publicarlas todas de golpe sin tocar otros temas entre medias. Además, no quiero ponérselo tan fácil al comentarista del año, ese anónimo recurrente que solo sabe escribir variaciones de la frase "Otra mierda de tronos".

Lo que sí os voy a pedir es que no destripéis a otros lectores lo que sucederá en próximos episodios, porque habrá quien sea menos cagaprisas que nosotros y vea la serie con calma. No hay necesidad de hinchar las narices a nadie.

15 de junio de 2015

Kung Fury


Si me dieran un céntimo por cada uno de vosotros que me ha pedido que escriba una crítica de la película Kung Fury, tendría exactamente... tres céntimos. Ni siquiera en un plano hipotético vais a sacarme de pobre, por lo que veo.

De todos modos, ya sabéis que no suelo prestar mucha atención a los fenómenos virales ni a los trending topic de mi TL. Les echo un vistazo por pura curiosidad, ignoro en la medida de lo posible los cientos de mensajes en línea hablando del tema, espero a que la gente pase página y luego a que hablen de ello en la noticias, y a otra cosa, mariposa. Rara vez se me ocurre dedicarles un artículo.

Por eso, cuando a finales de 2013 salió el espectacular y disparatado tráiler de Kung Fury, no escribí sobre él pese a todo el bombo que se le dio en internet y la ola de entusiasmo febril que provocó. Además, en aquel momento, estaba muy ocupado sacando adelante el condenado colosal especial navideño del blog. Si no escribo yo sobre Los campanilleros de Manolo Escobar, ¿quién diantre va a hacerlo?

Sin embargo, también es verdad que siento una profunda admiración por los proyectos personales de autores relativamente desconocidos, así que, si me gustan y consiguen sacarlos adelante, procuro apoyarlos, lo que implica apoquinar por el producto y después hablaros de él hasta que me mandáis a freír espárragos.

Kung Fury es esa clase de proyecto. Y algunos me vais a mandar a freír espárragos.

8 de junio de 2015

Juego de Tronos: Matad al chico

Escribir sobre una serie de televisión en la que el invierno cada vez está más cerca cuando ahí fuera estamos a más de 30º C y la temperatura no deja de subir me resulta tan extraño como ver una película navideña a dos semanas del inicio del verano (¿quién es el genio de Neox que programó Cuento de Navidad el 7 de agosto?). Los hombres de la Guardia de la Noche parecen bueyes almizcleros con ese montón de pieles que llevan encima, y yo ando por casa en camiseta y calzoncillos y me sudan los muslos si cruzo las piernas. Quizá si me quitase los calzoncillos...

Ahora que lo pienso, Melisandre tampoco lleva ropa interior y aún no la he visto sudar ni pasar frío. ¿Será esa la clave para mantener una temperatura ideal con independencia del clima? Merece la pena estudiarlo.

¿Aún seguís aquí? Yo me hubiera marchado en la parte de los muslos. Supongo que os habéis ganado una entrada más sobre Juego de Tronos. Espero que os haga tanta ilusión como a ese anónimo machacón que, por algún motivo fuera del alcance de lo racional, cree que dejaré de escribir sobre la serie si sigue insultándome. ¡Ya solo queda la mitad!

1 de junio de 2015

Juego de Tronos: Hijos de la Arpía

¡Albricias! Por fin he descubierto porque las imágenes que utilizo para ilustrar y dar un poco de color a mis artículos se ven masomenosbien en mi ordenador, pero notanmalperomeh cuando las subo al blog. Y cuando digo "he descubierto" quiero decir que por fin me he tomado cinco minutos para investigar el motivo.

Resulta que la plataforma de almacenamiento web que utilizo es una birria que comprime todas las imágenes por defecto sin molestarse en preguntarte si te parece bien. Esto significa que he estado perdiendo el tiempo como un idiota en editar imágenes, procurando que ocupen poco espacio sin perder mucha calidad, para que luego la plataforma haga un con ellas lo que le viene en gana. ¡Bien por mí!

Pero eso se acabó. Después de hacer pruebas durante un par de horas, he conseguido que las imágenes se vean casi con la misma calidad que las originales. O puede que sean figuraciones mías y todo siga igual que antes. O incluso que se vean peor. Es difícil de apreciar y necesito ser optimista cuando estoy al borde de un ataque de rabia y frustración nerviosa.

¿Vosotros notáis alguna diferencia?, porque creo que voy a llorar. Se aceptan sugerencias. Si no, aún guardo un as en la manga.

25 de mayo de 2015

Mad Max: Furia en la carretera (2015)


Mad Max: Salvajes de autopista, con independencia de sus méritos fílmicos, es una de las películas postapocalípticas que más sopor me ha provocado en mi vida, más incluso que Odisea en el tiempo, que ostenta el dudoso honor de haberme mantenido noventa y un minutos en coma sin necesidad de sedantes. Mad Max II: El guerrero de la carretera es un filme claramente superior al anterior que destaca por su gran dirección artística, su genuino estilo visual y su habilidad para fusionar la ciencia ficción y el spaghetti western (entre otros géneros) como si fuera la cosa más fácil del mundo, convirtiéndose en una obra de indudable influencia en la cultura de los años ochenta y, como consecuencia de lo anterior, en caldo de cultivo de innumerables exploits italianos. Por último, Mad Max, más allá de la Cúpula del Trueno nos dio la propia cúpula del título, a Master Bláster y a Tina Turner cantando We Dont' Need Another Hero con unas pintas tremendamente horteras, lo que debería sumar algunos puntos.

Las tres películas tienen virtudes de sobra para defenderlas (unas más que otras) y una legión de fans que no dudarán en hacerlo, pero, si hablamos exclusivamente de gustos, la trilogía de Mad Max no se cuenta entre mis trilogías cinematográficas favoritas. De hecho, cada vez que veo la edición en formato libro sobresaliendo de mi estantería como un quiste, se me escapa un suspiro de pesar (nota del editor: esta circunstancia podría haber sido objeto de dramatización y el autor de estas líneas no responde de su veracidad).

En la película original, Australia es un continente postapocalíptico en el que escasean las fuentes de energía, no hay rastro de canguros ni de Cocodrilo Dundee, y reina el caos. Bandas de moteros chalados con un retorcido sentido del humor aterrorizan a la poca gente de bien que queda, y un pequeño cuerpo de policía representa la última esperanza de traer el orden y la justicia a este mundo descalabrado. Max Rockatansky, interpretado por un yogurín Mel Gibson, es uno de esos policías, y cuando su mujer e hijo se convierten en moldes para ruedas de neumáticos, una única meta se graba a fuego en su cabeza: vengar a su familia. Y después de vengarla, va el tío y protagoniza dos secuelas, porque Max y su mundo de sangre, sudor y tierra tenían tirón. Según parece, aún lo tienen, porque treinta años después, George Miller regresa para dirigir, escribir y producir la cuarta parte de esta saga, la cual es a la vez secuela, reboot, remake y no sé yo si spin-off de las anteriores.

18 de mayo de 2015

Juego de Tronos: Gorrión Supremo

¡Hola a todos! Bienvenidos a eltipodelabrocha.com, el blog que dedica casi tres meses al año a Juego de Tronos y apenas puede permitirse publicar otros artículos entre un episodio y otro, arriesgándose a perder a cualquier lector al que la serie de HBO le importe un pimiento choricero. Espero que al menos los fans de la saga estéis disfrutando de este largo viaje. Me fiaría de las estadísticas, pero ¿quién es el tonto que se fía de las estadísticas? Las estadísticas se usan para lo mismo que un borracho usa una farola: para sostenerse, no para arrojar luz sobre un asunto.

Mi nombre es el Tipo de la Brocha y una semana más estamos aquí para recapitular y analizar otro episodio de Juego de Tronos. A mi izquierda se sienta una marioneta de la rana Gustavo, y a mi derecha... tengo una pared con una mancha de humedad.

Los tres esperamos leer vuestros comentarios acerca del episodio cuando acabéis de leer esta entrada, o incluso antes, si os da pereza terminarla. Os esperaremos impacientes.

11 de mayo de 2015

Juego de Tronos: La Casa de Negro y Blanco

¿Sabéis en qué es lo primero que pienso cuando veo los colores blanco y negro el uno junto al otro? Pues aunque por la cabeza se me pasan montones de cosas, desde la representación gráfica del ying y el yang (y eso que de chino taoísta solo tengo la virtud de plantar pinos) hasta la Mancha, aquel villano patético de Spider-Man que Al Milgrom y Herb Trimpe se sacaron de la chistera durante la etapa del traje negro, lo primero, primerísimo en lo que pienso es en el Othello, el juego de mesa al que sin duda más partidas he jugado en mi vida, incluso más que a la oca o al parchís. Porque es un juego que me encanta.

De pequeño, incluso la caja de nuestro ejemplar me fascinaba. En ella salía un chino con bigotes y kimono sentado en una silla de bambú delante del tablero, esperando pacientemente tu próximo movimiento, y tras él, apoyada en el respaldo del asiento, una señorita vestida de rojo que probablemente cobrase por horas. Othello era mi juego de mesa favorito y nadie que viniera a casa se libraba de jugar conmigo. Me convertí en un experto por pura machaconería. Las instrucciones dicen que es un juego "que se aprende en un minuto y una vida en dominar", pero a los doce años yo ya ganaba a niños cinco años más pequeños que yo y a amigos que era la primera vez que jugaban y a los que explicaba las reglas sobre la marcha. Supongo que esto explica mi larga racha de victorias.

¿Y por qué os cuento yo este rollo? Principalmente porque mi repertorio de introducciones se está agotando, pero también porque las puertas de la Casa de Negro y Blanco me han recordado a las fichas del Othello, en el que, al igual que en el juego de tronos, o ganas o mueres. O al menos eso es lo que ocurre cuando juegas al Othello con la mafia china de Fuenlabrada.

4 de mayo de 2015

Los Vengadores: La era de Ultrón (2015)


La era de Ultrón es la nueva película de Marvel Studios, la undécima ya del Universo Marvel Cinematográfico, y, a pesar del título, tiene muy poco que ver con la saga de cómics homónima en la que Lobezno viaja de acá para allá en el tiempo para evitar que Henry Pym cree a Ultrón y, a lo tonto, acaba descuajeringando el Multiverso.

La crítica más concisa y a la vez quizá la más extendida de la película coincide con una que oí nada más salir del cine: "Es lo que me esperaba". O, en otras palabras, que es más de lo mismo, y lo mismo está bien, pero ya no me sorprende.

Hace apenas siete años, disfrutar en el cine del equipo de superhéroes más famoso de Marvel (y lo digo con todo mi respeto hacia los seguidores de los 4 Fantásticos, que ya bastante cruz tienen con la poco fantástica película que se avecina) parecía una meta inalcanzable, y cuando en 2012 finalmente vimos al Capitán América, Iron Man, Thor, Hulk, Ojo de Halcón y la Viuda Negra juntos en la gran pantalla fue como un sueño hecho realidad; un sueño que muchos aficionados a los tebeos agradecimos a Joss Whedon, santificado desde entonces en el calendario marvelita, y lo digo sin ser uno de sus mayores seguidores (la verdad es que ni siquiera he visto Ángel, Serenity o Firefly, aunque me gustó mucho La cabaña en el bosque).

Sin embargo, ya han pasado tres años desde que se estrenó Los Vengadores y ahora sabemos que cualquier cosa es posible para los estudios de Hollywood si hay una cantidad desorbitada de dinero de por medio, incluso que Spider-Man salga en la próxima película del Capitán América después de una larga pugna por los derechos con Sony. Por este motivo, algunos incluso nos acabamos convenciendo de que vivimos en el Paraíso X, subimos el listón y luego vemos derrumbarse nuestras expectativas.

Ahora bien, no a todos nos pasa lo mismo. Yo creía que el filme sería muy entretenido, pero también peor que el anterior, que Whedon no sabría hacer malabares con el descomedido plantel de personajes y que el tiempo de metraje se le quedaría corto. Tenía razón, pero no en todo ni tanta como creía, porque La era de Ultrón incluso supera a Los Vengadores en algunos aspectos, como pueden ser el desarrollo de personajes, la factura técnica o el volumen de vello pectoral de  Bruce Banner.

Dicho esto, ya podemos entrar en materia.

¡Ah, sí! Aunque La era de Ultrón no tiene ningún giro impresionante de guión, os advierto que de aquí en adelante habrá spoilers a mansalva.

27 de abril de 2015

Juego de Tronos: Las guerras venideras

¡Bienvenidos a la primera de diez recapitulaciones sobre la serie de televisión de moda! ¡El Ministerio del Tiempo!

Ah, no, que yo venía a hablaros de Juego de Tronos. Qué despiste. Es que Alonso de Entrerríos mola tanto…

Pues bien, la quinta temporada de Juego de Tronos se estrenó en Canal+ la madrugada del lunes 12 de abril y, como fan declarado y cronista no oficial ni remunerado de la serie que soy, ahí estaba yo para ver el primer episodio. A las tres de la madrugada. Y, como era de esperar, me quedé dormido. A los cinco minutos. Me levanté al cabo de dos horas con un dolor de cuello espantoso para meterme en la cama hora y media y luego ir a trabajar. Pero no pasa nada, porque vi el episodio entero en VOSE al día siguiente, después de haber dado una cabezada de camino al trabajo provocando daños materiales por valor de siete mil euros.

Para variar, este año he hecho algo que no hice los anteriores: leerme los libros del señor Martin antes de empezar a ver la serie. Hasta ahora, lo máximo que había hecho era irle a la zaga, sin arriesgarme a pisarle el terreno; pero esta vez incluso me he adelantado a los eventos que cabe esperar que veamos este año. Esto significa que me he leído tanto Festín de cuervos como Danza de dragones, saltando cual rana patilarga entre uno y otro conforme al índice cronológico publicado por uno de los redactores de la revista Rolling Stone; cosa que recomiendo hacer a cualquiera que esté pensando en abordar estas monstruosas novelas.

Esto no significa que conozca cada detalle de lo que va a suceder esta temporada, porque los libros y la serie de televisión, aunque coinciden en lo fundamental, también tienen muchas diferencias, desde personajes que en la serie no aparecen en absoluto o son un cóctel de distintos personajes de los libros, a personajes que en la serie están caput y en los libros vivitos y colendo, o viceversa. En la temporada anterior incluso llegamos a ver al gerifalte de los caminante blancos, un Darth Maul albino con poderes chipiriflásticos al que en los libros solo se menciona de pasada. Y esta temporada, a juzgar por los avances y el primer episodio, promete traer muchos más cambios.

Dicho esto, solo me queda esperar que queráis acompañarme una vez más en esta cruzada televisiva y que podamos intercambiar opiniones para que se mitigue ese deseo que siento de dejarme picotear la cabeza por un avestruz cada vez que tengo que escribir otras cuatro mil palabras sobre Juego de Tronos.

20 de abril de 2015

The Dark Eye: Chains of Satinav


Según me comunica mi viejo amigo el profesor Mortimer Kelp, doctorado en ciencias sociales por la Universidad de Vermont, existen más juegos de rol de tablero aparte de Dungeons & Dragons. Y algunos, aunque no lo creáis, ¡ni siquiera son americanos! The Dark Eye, por ejemplo, es un juego de rol alemán muy querido en su país, y lleva entreteniendo a los amantes de los dados de más de seis caras y de la la fantasía heroica desde nada menos que 1984, cuando el rol no era ni la mitad de popular de lo que es ahora.

Ulrich Kiesow, su creador, fue el primero en traducir al alemán las reglas del Dungeons & Dragons, por lo que voy a suponer que las coincidencias de ambos juegos en su origen no fueron fruto de la casualidad. Ahora bien, aunque The Dark Eye empezó teniendo unas reglas muy básicas y pareciéndose mucho al juego de Gary Gygax, con el paso de los años se fue enriqueciendo y ganando en complejidad, y aunque no estoy dispuesto a leerme su manual de casi doscientas páginas, estoy seguro de que en su última edición hay muchas clases de héroes entre las que elegir, montones de monstruos distintos y más tipos de salchichas de los que un hombre puede soñar (es un juego alemán, ¿no?, si entre misión y misión los héroes no pueden disfrutar de una Weisswurst con mostaza dulce, sería un timo).

A pesar de todo, The Dark Eye: Chains of Satinav no es un RPG, sino una aventura gráfica del estilo point and click, porque, naturalmente, nada dice aventura gráfica como un juego de rol de tablero en el que los héroes recorren una tierra mágica tomando decisiones consensuadas, masacrando hombres lagarto, orcos, trasgos y troles, y jugándose la vida a una tirada de dados.

13 de abril de 2015

Masters of the Universe: The Clash of Arms


Los que seguís el blog desde hace tiempo sabéis de sobra que de pequeño besaba el suelo que He-Man pisaba con sus botas de pelo de conejo. Pero reconozco que no todo lo relacionado con los Masters del Universo era bueno, aunque a mí me lo pareciera. Los muñecos desde luego lo eran; tenían diseños muy originales que fusionaban lo mejor de Conan el Bárbaro y Flash Gordon, así como gimmicks variados y chulos: unos Masters lanzaban agua, otros se partían por la mitad, otros olían mal...

La serie de dibujos animados, en cambio, era un insulto a la inteligencia, algo que deberíais tener bastante claro después de todos los episodios que hemos repasado juntos (ejemplo 1 y ejemplo 2). Es cierto que la biblia de la serie era sobresaliente, con una mitología compleja y fascinante, pero la censura y las constricciones de la animación resultaron fatales para ella.

En cuanto a los cómics, había de todo, desde historietas con gran carga dramática hasta mediocridades infantiles, aunque a su favor diré que la mayoría eran bastante entretenidos. A los mini-cómics que acompañaban a los muñecos no podía exigírseles más que eso, e incluso los peores tenían la virtud de hacer que los muñecos que aparecían en él te parecieran populares y quisieras tenerlos todos. El mini-cómic que comentaré hoy, por ejemplo, incluía juguetes por el precio aproximado de 15.000 pesetas.

6 de abril de 2015

Los mejores 13 episodios de 'Golgo 13'

Este no va a ser uno de esos artículos largos que os arreglan una mañana aburrida u os llevan a preguntaros si existían ya los coches voladores cuando empezasteis a leer, sino que solo pretende ser una recomendación sobre uno de los diez mejores cómics que he leído desde que tengo uso de razón. No me preguntéis por los otros nueve. Yo estas listas las improviso sobre la marcha. Aunque probablemente incluiría también algún Superlópez.

¿Tan bueno es Golgo 13? Como en todo, es cuestión de gustos. Pero su longevidad lo avala. Su primera historieta se publicó en enero de 1969, cuando los Beatles aún estaban juntos y el Seat 600 era el coche que más se veía en las carreteras españolas; y a día de hoy, con más de 170 volúmenes a sus espaldas, el septuagenario Takao Saito sigue dándole a la plumilla.

Solo dos colecciones en Japón superan a esta en número de volúmenes: Dokaben, un manga deportivo sobre un equipo de béisbol de instituto; y Kochikame, la comedia maestra de Osamu Akimota sobre un policía tarugo y unicejo. Pero no hay ninguna colección que haya durado tanto como Golgo 13, y el sentido común me dice que nada se vende durante más de cuatro décadas sin ser bueno.

Si estos credenciales no os parecen suficientes para correr a adquirir esta antología con las trece mejores historias de Golgo 13 (a elección de los lectores nipones), tranquilos, porque hay más. Esta solo era la introducción necesaria para cubrir el largo de la imagen que acompaña estas líneas.

30 de marzo de 2015

Brütal Legend


Brütal Legend es el mejor título de la historia de los videojuegos desde que Thomas T. Goldsmith Jr. y Estle Ray Mann inventaron el "dispositivo de entretenimiento de tubos de rayos catódicos" en 1947. Y, por supuesto, me refiero al nombre del videojuego, no al videojuego en sí.

Es verdad que varias décadas de historia dan para muchos títulos memorables (Diosas de Cuero de Phobos 2: Las tres empleadas de la gasolinera encuentran al tentáculo palpitante del Planeta X, por ejemplo, desborda encanto por los cuatro costados), pero las palabras "brutal" y "legend", en satánica comunión, resuenan con la fuerza y ferocidad de una canción de Pantera rugiendo en una docena de altavoces Omnitronic de 2.000 vatios.

Además, el uso gratuito de la diéresis sobre la "u" le añade un plus de atractivo, y es que este signo ortográfico tan pronto se utiliza para escribir palabras divertidas como "sinvergüenza" o "pingüino", como sirve de recurso estético a las bandas de hard rock y heavy metal que quieren que su nombre resalte en las carátulas de sus discos. Lo utilizan Motörhead, Mötley Crüe y Mägo de Oz, por mencionar unos pocos, y de rompedor no tiene nada, pero funciona. Lo contrario podría decirse de Brütal Legend.

23 de marzo de 2015

La trilogía de 'La Primera Ley', de Joe Abercrombie

Si eres aficionado a un determinado género literario, pero no estás muy puesto en él, conviene consultar varias listas de libros recomendados antes de adquirir un nuevo título, porque así uno reduce el riesgo de llevarse un chasco, se ahorra un dineral y, a veces, si hay suerte, incluso encuentra auténticas obras maestras.

En el caso de la trilogía de La Primera Ley de Joe Abercrombie, las listas que consulté no se equivocaban al ponerla por las nubes. Hacía tiempo que una saga de fantasía no me enganchaba tanto. Si me pasaba un día sin leer al siguiente me sentía como un niño caraqueño al que le hubieran quitado el pegamento... pero sin el drama social ni una adicción verdadera (hay que saber reírse de todo, hombre). Cuando retomaba la novela cada noche donde la había dejado el día anterior, en lugar de entrarme un sopor espantoso como me ocurre con la mayoría de libros, cada página que pasaba me cargaba las pilas, y al final, me daban la una y media o las dos, y tenía que obligarme a mí mismo a apagar la luz para no levantarme a la mañana siguiente convertido en un zombi ojeroso. De hecho, solo llevaba leída la mitad del primer volumen de la trilogía cuando me compré los dos tomos siguientes. Así de enganchado estaba.

También es verdad que no todas las series fantásticas son tan asequibles como esta, porque, a ver, ¿qué son tres libros, aunque sean bien gordos, comparados con los catorce de La Rueda del Tiempo? Pecata minuta.

16 de marzo de 2015

El reto de los SuperAmigos: Se busca a los SuperAmigos

Los SuperAmigos es una producción de Hanna-Barbera para la ABC que se emitió originalmente entre 1973 y 1986, y que, al igual que sus protagonistas, tiene un asombroso superpoder: el de destruir cualquier argumento que pueda esgrimirse a favor de que los dibujos animados de antes eran mejores que las de ahora. Estamos ante una versión animada de los tebeos de la Liga de la Justicia terriblemente constreñida por la corrección política del momento y para cuya producción, según nos cuentan Cruz y Pedro Delgado en su libro Hanna-Barbera: La animación en serie, el estudio incluso contaba con la colaboración de un asesor psicológico dedicado a asegurarse de que se ensalzasen valores moñas como la camaradería y el trabajo en equipo y no se utilizase la violencia para resolver conflictos. Lástima que ningún miembro del estudio le diera la misma importancia al sentido común.

El episodio que comentaré hoy pertenecía al segmento conocido como El reto de los SuperAmigos, en el que algunos de los superhéroes más conocidos de DC hacían frente a la Legión del Mal, un equipo de supervillanos emperrados en conquistar la Tierra (e incluso el Universo, si ese día desayunaban fuerte y prestaban atención a la voz en off del opening).

9 de marzo de 2015

Ponte en forma con Arnold Schwarzenegger ('Shape Up with Arnold') (1982)


Este fin de semana se ha celebrado en Columbus el Arnold Sports Festival, una competición anual de cruasanes aceitosos que lleva el nombre del que fue siete veces Mr. Olimpia y tres veces Mr. Universo: el incomparable e incombustible Arnold Schwarzenegger. Qué fácil y previsible sería aprovechar esta ocasión para hablar de alguna de sus mejores películas o incluso de alguna de la malas. Sin embargo, me gustan los retos, así que hoy vamos a entrar en un terreno desconocido para todos aquellos de vosotros que rara vez movéis el culo del asiento: los vídeos de ejercicios.

¿Os imagináis a Arnold Schwarzenegger haciendo de monitor de aeróbic en plan Jane Fonda? Pues no hace falta que os imaginéis nada, porque el vídeo existe. Gracias a la United American Video, que distribuyó esta cinta en 1989, y a la gente que sube los vídeos más insospechados a internet, todos, hombres y mujeres por igual, podemos disfrutar de una hora y media de técnicas gimnásticas y ejercicios de musculación de la mano del mismísimo Terminator.

Pero antes, os presentaré a nuestros tres protagonistas y compañeros de fatigas.

2 de marzo de 2015

Grim Fandango


En mi permanente búsqueda de buenas aventuras gráficas, ya sean antiguallas como Zork o videojuegos de rabiosa actualidad como The Book of Unwritten Tales 2, siempre ando leyendo listas de "mejores aventuras gráficas de todos los tiempos", y sorprende ver que hay muy pocas que no incluyan Grim Fandango entre los primeros puestos. ¿Por qué? Si no lo sabéis, puede que hoy lo averigüemos juntos.

23 de febrero de 2015

'Cincuenta sombras de Grey', de E. L. James

Me he leído Cincuenta sombras de Grey. Luché a brazo partido contra mi curiosidad y perdí. No hubo prisioneros. Lo cierto es que en el fondo no quería ganar. Deseaba leerme esta novela para entender su fenomenología, las decenas de millones de copias vendidas, las colas interminables en las salas de cine y, sobre todo, la causa de tanto alboroto, de tanta mujer fanatizada alabando abiertamente una novela calificada por algunos como "porno para madres". Ya conocéis el dicho: cuando el río suena, agua lleva.

Pues bien, después de terminarme el libro, sigo sin entender un carajo.

Aun así, pienso que era mi destino leerme Cincuenta sombras de Grey. Sé que es un destino birrioso, sin punto de comparación con unificar Britania, traer el equilibrio a la Fuerza, o salvar a la humanidad de las máquinas; pero es el destino que me tocaba sufrir. Lo supe desde el momento en que me enteré de que la novela comenzó siendo un fanfic de Crepúsculo originariamente titulado Master of the Universe. Os dais cuenta, ¿verdad? ¡Master of the Universe! Prácticamente igual que mi serie denostada favorita. ¿Cómo no iba a pensar que era cosa del destino? Además, con ese título o sin él, el nivel de sordidez freak se sale de la escala.

14 de febrero de 2015

Marmalade Boy: Leyenda de amor. Sentimientos guardados en el medallón


Por cuarto año consecutivo, la serie más empalagosa y almibarada de la historia de la televisión japonesa (y si no lo es, no quiero saberlo) regresa al blog con más desconcierto y sorpresas que una orgía de invidentes.

Algunos dicen que aquello de que "a las mujeres no hay quien las entienda" es un tópico tan falso como el "todos los hombres son iguales". Yo lo creía hasta que empecé a ver Marmalade Boy. Desde entonces me he adentrado en ese laberinto de paredes cambiantes que es la mente de una adolescente, me he sumergido en las profundidades abisales de su psique femenina, y ahora ya no entiendo nada en absoluto. Comprender a Miki es imposible e intentarlo casi me provoca un síncope. Ahora sé que lo más saludable es asentir y dejarse llevar por la locura.

En el episodio anterior, Ginta, el amigo de la infancia de Miki, reconoció que Miki le gustaba y que estaba dispuesto a competir con Yuu por su corazón. A pesar de que el "chico mermelada" ha mostrado tanto interés por Miki como por la discografía de Terapia Nacional, la neurona sobreexplotada de la pobre chica no sabe por qué chico decidirse.

11 de febrero de 2015

Cuarto aniversario


¡Cuatro años! Guau, dijo el perro. Muuu, dijo la vaca. Beee, dijo el carnero. ¿Quién narices ha metido aquí a todos estos animales? ¡Fuera! ¡Fus, fus!

Cuatro años es toda una vida para un blog, y, sin embargo, parece que fue ayer cuando empecé esta andadura en solitario y sin un nombre de dominio propio. Bueno, no ayer. Ni anteayer. Ni siquiera la semana pasada...

Seré franco con vosotros: me parece que llevo toda la vida haciendo esto, y aunque a veces me planteo si este blog no será mi particular Día de la Marmota, dudo que ahora mismo pudiera dejar de escribir en él.

En este momento de autobombo, lo normal sería que hiciera un repaso de las mejores entradas de 2014, pero este año voy a cambiar de tercio y dejar esa tarea en vuestras manos, porque no solo sería poco enriquecedor por mi parte convertirme en juez de mi propio trabajo, sino que además es una labor que requiere de un tiempo precioso que prefiero dedicar a actividades más sórdidas. Este petit point del conejo Perico no se va a terminar solo.

Por lo tanto, quiero que seáis vosotros mismos los que me digáis lo que más os ha gustado del blog en el ya difunto y enterrado 2014. No me importa que sean los artículos que más os han interesado, hecho reír o descubierto el significado de la vida (42, por cierto), lo importante es que no me hagáis el vacío. Prefiriría no quedar como un estúpido. También podéis decirme si habéis echado algo en falta, o si hay algún tema del que preferiríais que nunca más hablase. ¡Hagamos de esta breve entrada algo constructivo!

Y muchas gracias por acompañarme durante todo este tiempo. Eso es todo.

2 de febrero de 2015

Super Smash TV


Ah, el Smash TV... Cuántos buenos y frustrantes recuerdos. Es una pena que mi hermano y yo jamás hayamos conseguido pasárnoslo. Ni siquiera utilizando el truco para conseguir vidas y créditos extra, superamos al tercer jefazo. Y no es que no lo hayamos intentado. De hecho, Super Smash TV es uno de los cartuchos que retomamos con más frecuencia junto al Turtles in Time.

Tampoco es que seamos unos ineptos ni que suframos de una falta absoluta de coordinación en los pulgares; es, sencilla y llanamente, que el juego es complicado de pelotas. A pesar de ello, me encanta, y no puedo imaginarme otro título que vaya más directamente al grano y que sea tan intenso como este.

Williams distribuyó el arcade Smash TV en 1990, cuando los videojuegos no tardaban años en desarrollarse ni tenían créditos tan largos como los del último gran éxito de taquilla, y Acclaim llevó el juego al mercado doméstico ese mismo año, adaptándolo, entre otras plataformas, a la Super Nintendo, cuya versión es la mejor que existe para videoconsola y por eso lleva la palabra "super" delante. Además, es la única versión del juego a la que he jugado. Por eso, dejaré que otros hablen sobre el port de Smash TV para ZX Spectrum.

26 de enero de 2015

'La princesa prometida', de William Goldman

A ver, ¿quién no ha visto la película La princesa prometida? Mucha gente, imagino, y aunque quiero pensar que los que nacisteis entre los setenta y los ochenta guardáis buenos recuerdos de ella en algún rincón de vuestra cabeza, en la que asoman más canas de las que os gustaría reconocer, a vosotros precisamente tengo que preguntaros si recordáis haber sido unos párvulos comemocos y que un adulto os dijera, con cara de asombro, "¡¿Pero cómo no vas a haber visto El puente sobre el río Kwai?! ¡Si es un clásico!". Molesto, ¿verdad?

Pues bien, preguntar ahora a un chaval por La princesa prometida viene a ser lo mismo que eso, con la diferencia de que La princesa prometida ni siquiera es tan buena como El puente sobre el río Kwai, porque no ganó ninguna estatuilla dorada en 1987 ni cuenta con Obi-Wan Kenobi silbando una de las melodías más reconocibles de la historia del cine. Por lo tanto, no os sorprendáis cuando alguien varios años más joven que vosotros os diga que no ha visto La princesa prometida. ¿Estamos? Estamos.

La princesa prometida es una película de "amor verdadero y grandes aventuras", ambientada en una Europa renacentista de fábula, en la que la trama principal se la cuenta el detective Colombo, aquí un abuelete majete, al chaval de Aquellos maravillosos años y, ya de paso, al espectador. Ficción dentro de la ficción, pero sin que el niño al que le leen el cuento acabe tarado perdido como Bastian en La historia interminable.

Siendo una de mis películas favoritas, tengo que reconocer que todo lo que tiene de encanto le falta de chicha. Es una cinta sencilla y honesta, para reírse un poco y emocionarse otro tanto, estar entretenido hora y media, y luego irse a la cama a soñar con los angelitos (que a mi edad espero que sean los ángeles de Charlie; Kate Jackson, Farrah Fawcett y Jaclyn Smith, si no es mucho pedir).

La película está basada en la novela homónima del escritor William Goldman, también autor del guión adaptado. De hecho, Goldman es más conocido por sus aportaciones al cine que por sus novelas. Entre otros guiones, escribió los de Dos hombres y un destino y Todos los hombres del presidente, ambas películas oscarizadas y clásicos del cine. A día de hoy, con más de ochenta tacos a sus espaldas, Goldman es un carcamal, pero en los años setenta, cuando escribió La princesa prometida, era un escritor joven y ambicioso, y lucía un mostacho de policía de antivicio digno de encomio. Esa es la imagen que tenéis que tener de él cuando leáis esta novela, si es que lo hacéis. Yo he tenido ocasión de hacerlo hace poco y la he disfrutado como un crío con un juguete nuevo.