23 de octubre de 2014

Los aurones: Las ciénagas de Crom


Vais a disculparme este comienzo tan poco alentador. El diccionario de la Real Academia de la Lengua (os lo advertí) define la palabra títere como "muñeco de pasta u otra materia que se mueve por medio de hilos u otro procedimiento".

La primera alusión histórica a un muñeco de este tipo la encontramos en Historias, de Herodoto, el famoso historiador, geógrafo y turista griego que acuñó la frase: "No estoy seguro de haber cerrado la puerta con llave al salir". Concretamente, Herodoto menciona a los títeres en el capítulo XLVIII, donde compara las fiestas egipcias celebradas en honor al dios Osiris con la celebradas por los propios griegos en honor a Dioniso, ambos dioses de la agricultura y ambos producto de una imaginación más fértil que el propio suelo recién abonado.

Según nos cuenta Heródoto, durante la fiesta de Osiris, las mujeres llevaban por las calles "unos muñecos de un codo de altura y movibles por medio de resortes" con "un miembro casi tan grande como el resto del cuerpo" y que agitaban obscenamente para goce y disfrute de los viandantes. Los niños seguro que se partían de risa.

Unos 2.500 años más tarde, en noviembre de 1987, TVE comenzaba la emisión de los Los aurones, una serie creada por Josep Lluis Viciana y producida por D'Ocon Films sobre cuyo origen y realización podéis leer mucho más en La web de los Aurones. Sí, esta web realmente existe. Ayer recibió dieciséis visitas. (Nota del futuro: La web cayó y algunos somos menos felices por ello.)

La serie estaba dirigida a los más pequeños de la casa y, a diferencia de la mayoría de series infantiles de la época, como David el Gnomo, La abeja Maya o Urotsukidoji: La leyenda del Señor del Mal, los personajes no eran de dibujos animados, sino unas marionetas espantosas con la movilidad de una ameba tetrapléjica y la expresividad de una loncha de queso. Yo no solo adoraba esta serie, sino que a veces incluso me daba miedo, lo que, para un niño, la hacía todavía mejor.


Para los que no estéis al tanto, los aurones son un pueblo de marionetas hippies que viven de la agricultura y de la pesca y que ignoran los datos de cotización de los metales preciosos en el mercado, por lo que emplean el oro para fabricar herramientas de labranza y utensilios de cocinar. ¿Por qué el oro? Porque es un metal noble y su potencial estándar de reducción es 1,31V, mientras que el del hierro es -0,44V, lo que significa que el primero permanece resplandeciente por los siglos de los siglos mientras que el segundo se pone todo herrumbroso solo por estar en contacto con el aire. Los aurones no son tan listos como para saber esto, ni tienen internet como yo para poder consultarlo, pero han aprendido por experiencia.

Estos adefesios perroflautas adoptaron y criaron a los hermanos protagonistas de la serie, Tejo y Yuca, cuyo padre, en un arrebato bíblico, los echó al río cuando eran unos bebés para salvarlos de un incendio provocado por una manta eléctrica y que redujo su aldea a cenizas. Las fuentes apuntan a que ni siquiera tenían contratado un seguro de hogar (por otro lado, a ver que compañía asegura una choza de palos y barro construida junto a una montaña de boñigas de vaca; el estiércol es inflamable, ¿sabéis?).

Ya eran bastante feos sin necesidad de sufrir quemaduras de tercer grado.

El conflicto surge cuando el cruel y codicioso rey Grog (un anagrama de "ogro") llega a la isla donde está la aldeúcha de los aurones y se obsesiona con robarles el oro a para financiar una ambición expansionista que reíos vosotros de las de Alejandro Magno, Gengis Kahn, Napoléon y mi primo Eleuterio cuando juega al Risk.

Desafortunadamente, cuando Grog colocó un anuncio en el periódico buscando sicarios sin escrúpulos, solo se presentaron un montón de palurdos e incompetentes de la extrema derecha, entre ellos Estroles y Gallofa, el primero un Filemón con cierto parecido a Mel Brooks en La loca guerra de las galaxias, y el segundo un Mortadelo lerdo e inocentón experto en desbaratar accidentalmente todos los planes de sus jefes.

Malos y feos como tumores.

A la ineptitud de los soldados de Grog se suman otros dos elementos que ponen freno a sus aspiraciones políticas episodio tras episodio. En primer lugar, Tejo posee unas perlas mágicas que le permiten lanzar rayos que convierten en frutas a sus enemigos, quizá el superpoder más surrealista y a la vez efectivo de la historia de la ficción española. Y en segundo lugar, el pueblo aurón ha acogido como mascota a un dragón peludo y tragón bautizado Poti-Poti al que le encanta arrear a los malos y comer fruta.

Sumad la habilidad de Tejo y los hábitos alimenticios de Poti-Poti y entenderéis por qué los villanos son las víctimas de esta serie. De paso, también entenderéis porque Yuca es un segundón al que ni siquiera mencionan en la canción de apertura.

Y está sin vacunar.

Hecha esta introducción, creo que ya estamos en situación de repasar uno de mis episodios favoritos de Los aurones. Y tranquilos, porque el especial de Halloween aún no ha terminado. Este episodio viene con monstruo. Y no un monstruo cualquiera, sino un monstruo que está en mi top 5 de monstruos de cine y televisión. Ahí queda eso.

La noche ha caído sobre el poblado aurón. Una suave brisa acaricia el interior de la isla y...

Esperad. Me estoy yendo por las ramas.

¡Es noche de fiesta! ¿Y qué hacen los aurones para divertirse? Pues la verdad es que como no les llega la señal de televisión, el Ministerio de Sanidad les ha cerrado la única tasca por servir cócteles de frutas tropicales de procedencia humana, y los arrumacos están descartados a causa de la fealdad congénita que ha condenado al pueblo a la extinción, esta noche, como muchas otras, los aurones han optado por tocar música y bailar alrededor del fuego. Eso sí, a no ser que se trate del baile de San Vito, cualquiera que los viera diría que se trata de un ataque epiléptico colectivo. ¡Qué marcha!

En movimiento parece una convención de enfermos de Parkinson.

La fiesta termina sin sacrificios de vírgenes vestales ni de gallinas ponedoras, y el maestro Jonc dice que ya es hora de meterse en el sobre.

Yuca, que a diferencia del maestro no tiene la próstata del tamaño de una sandía ni necesita diez minutos para mear antes de acostarse, pide que les cuente una leyenda del poblado.

Jonc no se hace de rogar y decide compartir con ellos la antigua leyenda de Crom. Va a dar mucho miedo y angustia, ¿verdad que sí? ¿VERDAD QUE SÍ?

Perdonad, es que cuando me emociono dejo la tecla "bloq mayús" presionada.

-Dejad que os cuente una terrorífica historia sobre el deterioro cognitivo y el declive físico... ¡Los estragos de la edad!

Una noche, hace miles de años, un individuo llamado Crom (no confundir con el dios cimmerio de Conan el bárbaro) se coló en la casa del rey aurón y le birló su collar mágico para usurpar el trono. El porqué no podía apuñalar directamente al rey o verterle vitriolo en el oído mientras dormía y qué clase de plan innecesariamente complejo había pergeñado con el collar es algo que solo él sabía.

Pero a Crom debía de haberle mirado un tuerto, porque al minuto se topó con los tres sabios de la aldea, que, a aquellas horas intempestivas, o bien estaban regresando a casa después de cogerse una cogorza de campeonato, o bien sus señoras se habían puesto de acuerdo para mandarles a buscar ibuprofeno a la farmacia de 24 horas.

"Los sabios, con solo mirarlo, supieron lo que había hecho", dice el maestro Jonc.

Pues claro que lo supieron, ¡como que Crom llevaba el collar mágico colgado del cuello y a la vista de cualquiera que tuviera ojos en la cara! Le pillaron, como quien dice, con los muñones de marioneta en la masa.

Crom huyó de la aldea en una "loca carrera" y acabó dándose un zambullida en una ciénaga que había por aquellos andurriales y que nadie se había molestado en señalizar debidamente con uno de esos carteles de peligro tan chulos que llevan el dibujo de una calavera sobre unas tibias cruzadas.

No me extraña que les saliese barato el terruño.

Sin embargo, unos pulmones inundados de lodo no bastaron para acabar con Crom. Al cabo de un tiempo, emergió de la ciénaga, cambiado como los participantes de aquel programa de Divinity, pero a la inversa: en lugar de convertirse en un ser bello y desprovisto de personalidad, ¡Crom se había transformado en un monstruoso engendro escupefuego, feo y peludo cual sobaco de chimpancé!

Los aurones consiguieron escapar de la furia incendiaria del monstruo, pero el poblado de chabolas quedó reducido a rescoldos y cenizas.

¿A qué podía dedicarse Crom con esas pintas si no era a sembrar la destrucción a su paso? No es que fueran a contratarle como reponedor de bolsas en el supermercado, ¿verdad?

Mitad murciélago, mitad diablo de Tasmania. 100% monstruo.

Uno de los tres sabios dedujo que el poder de Crom provenía del collar mágico, porque nadie se convierte en una aberración quiróptera mutante sólo por ahogarse en un lodazal, y convenció a sus colegas de que si lograban quitarle el collar, se hundiría de nuevo en la ciénaga.

Menuda soberana estupidez. ¿O es que pretenden hacernos creer que si Crom estuviera tomando el sol en la playa con un mojito en la zarpa y le quitasen el collar SALDRÍA VOLANDO MÁGICAMENTE HASTA LA CIÉNAGA? Voy a decirle lo que le dijo Monica Lewinsky a Bill Clinton: no me lo trago.

En previsión del enfrentamiento con Crom, el sabio de marras compró polvos mágicos en un bazar chino y se bebió dos litros de Rioja.

¿Polvos mágicos? Yo le llamo cocaína.

El trío sapiencial dio con Crom echando una cabezadita en la ciénaga, recuperando fuerzas después de una dura jornada de cremación y devastación, y se prepararon para acabar con él. Habían tenido suerte, porque pillarle durmiendo sin duda facilitaría su tare...

"¡Crom, despierta!", gritó el sabio que había elaborado el desatinado plan.

¡Sí! ¡Qué idea tan brillante! ¡Despertemos al monstruo apocalíptico! Y ya de paso, ¿por qué no nos rociamos con gasolina y bailamos una sardana delante de sus narices mientras comentamos lo gorda que está su madre?

Crom se incorporó desorientado y con los párpados pegados por las legañas. Eructó una llamarada. El sabio de marras le espolvoreó los polvos mágicos en todo el morro y Crom se derrumbó en el suelo, paralizado y muy confundido. Los sabios aprovecharon entonces para confiscarle el collar y, tal y como habían previsto en contra de toda expectativa lógica, Crom se hundió en la ciénaga.

Me alegro de que todo haya ido tan bien, pero ¿no hubiera sido más sencillo quitarle el collar mientras planchaba la oreja o, mucho mejor aún, condimentarlo con los polvos mágicos y luego quitarle el collar mientras seguía roncando? No respondáis o los pilares del sentido común acabarán meneándose como un enfermo de párkinson bailando reggaeton.

Das ist absurd! Das ist absurd!

Al término de esta historia basada en hechos reales, Iris, una princesa con alas angelicales y fea como una gárgola a la que Tejo y Yuca liberaron de un bloque de hielo en el tercer episodio de la serie (es una larga historia, de unos treinta minutos más o menos), pregunta a Jonc qué ocurrió con el collar mágico.

El maestro dice que sus ancestros guardaron el collar en un cofre vigilado por tres estatuas de piedra que representaban a los tres sabios.

Bah. Teniendo en cuenta que los aurones fueron tan roñicas como para no contratar un depósito en condiciones, al menos podían haber colocado unas estatuas más amenazadoras para espantar a los curiosos, o, en su defecto, una foto del antes y el después de la cara de Renée Zelwegger, porque, seamos sinceros, tres viejos achacosos y birriosos no dan ningún miedo. ¿Sabéis lo que da miedo de verdad? Los carrillos hinchados de Iris. Apuesto a que es el caso más grave de paperas registrado en los anales de la medicina.

Jonc manda a todos a dormir, pero Iris se queda con Tejo, Yuca y Poti-Poti, y les dice que ella cree que las ciénagas de Crom existen y que las vio el otro día mientras sobrevolaba la zona, probablemente aterrorizando a todo ser viviente que cometiera el error de alzar la cabeza hacia el cielo.

A esto debía referirse Quint cuando hablaba de los ojos de tiburón. "Ojos sin vida, de muñeca, ojos negros y quietos".

Estroles, Gallofa y tres soldados que no tuvieron sus propios cromos adhesivos de Cuétara (las galletas infantiles son el baremo por el que debe medirse la popularidad de cualquier personaje televisivo) navegan por el río esperando encontrar una embarcación de los aurones para seguirla y descubrir de dónde sacan el oro.

Admiraría su perseverancia si no fuera porque este es ya el duodécimo episodio de la serie y lo suyo se ha convertido en obstinación. Creo que tendrían más posibilidades de hacerse ricos echando la Quiniela. Todo parece más fácil cuando lo reduces a unos, doses y equis.

Compran oro.

Gallofa, que siempre va a su bola y se lo pasa bomba, pesca un pez tan grande, tan grande, tan grande que el estudio no tenía presupuesto para enseñarlo. El leviatán arrastra la barcaza a velocidad supersónica por el río y, al poco rato, adelantan a la barca en el que viajan Tejo, Yuca y compañía.

Tejo, que tiene una vena psicótica, aprovecha la ocasión para causar a los villanos traumas que les durarán toda la vida.

"¡Zas, zas, zas, lanza rayos!", dice. Y convierte a uno de los soldados en una enorme pera de agua con ojos saltones y una gran bocaza.

¿Debería avergonzarme de que la transformación me siga fascinando tanto ahora como cuando tenía cinco años?

Como el soldado-pera aún puede hablar, debo suponer que: 1) sus cuerdas vocales y la morfología de su laringe no han variado; y 2)  su cerebro, el poco que pudiera tener, también ha permanecido intacto. De otro modo, no podría articular sonidos y formar frases con significado. El hecho de que pronuncie "l" en lugar de "r" se debe a que es de Cáceres, no a su conversión frutal

En cambio, resulta más difícil explicar cómo este soldado-pera puede moverse de un lado para otro, ya que carece de extremidades. He estado un buen rato pensando y la conclusión a la que he llegado es que la forma en que se arrastra apunta a la existencia de músculos. Es más, diría que se desplaza por movimientos peristálticos, como los gusanos.

Para salir de dudas, escribí un email al doctor Leopoldo Romero, reconocido experto en ciencias botánicas, que hoy mismo me ha contestado.

"Estimado señor De la Brocha", decía su carta, "váyase usted a freír espárragos silvestres".

He aprendido tantas cosas hoy.

Que no la vea Carmen Miranda.

Ya en las ciénagas, y después de superar algunos incidentes con barrizales y serpientes de goma, Estroles y sus soldados encuentran el templo de los tres sabios. No es de los mejores decorados de la serie, pero tampoco está mal. Desde luego es mucho mejor que los belenes que he montado yo en Navidades pasadas.

Dentro del templo, en un altar bajo la atenta mirada de las estatuas de los sabios (que no son de piedra como dijo el maestro Jonc, sino de metal; sucio embustero), hay un cofre en el que cabe suponer que estará el collar mágico. Las medidas de seguridad, eso sí, dejan bastante que desear, porque no es ya solo que la puerta del templo esté abierta de par en par y que cualquiera puede entrar como Pedro por su casa y rapiñar a placer, sino que además los antepasados de los aurones ni siquiera tuvieron la prudencia de poner un vulgar candado al cofre. Sabios no sé yo si serían, pero amarretes un rato.

Estroles abre el cofre (insertad aquí la melodía del Zelda) y coge el collar mágico, que se echa inmediatamente al cuello, porque un hombre nunca tiene suficiente metal colgando sobre el pecho,  excepto cuando se llama Mr. T.

Las estatuas comienzan a brillar y la voz de los sabios resuena en el interior del templo, advirtiendo a Estroles que deje el collar donde está, o si no... Si no, nada. Que lo deje y punto. Qué miedo.

¡Estroles encontró collar mágico x1!

Al abandonar el templo, el collar empieza a lanzar rayos láser a discreción. Una nube eléctrica que va cambiando de color se superpone al templo y descarga una tormenta de pésimos efectos especiales sobre la ciénaga. Crom, revivido cual monstruo de Frankenstein, eleva sus garras por encima del agua pantanosa. ¡Está vivo! ¡VIVO!

Y me pregunto yo: ¿por qué el collar libera a Crom de su prisión fangosa? Todo lo que sabemos del collar es que pertenecía al rey aurón, que luego evitó que Crom muriera ahogado en la ciénaga convirtiéndolo en una bestia peluda e inmortal , y que, al perder el collar, Crom se hundió en la ciénaga. Lo único que está claro es que no te vuelve más atractivo, así que ¿por qué porras al sacar el collar del cofre debería Crom despertar de su letargo?

Estroles y sus soldados ponen pies en polvorosa, espantados ante semejante sinsentido.

Aunque lo parezca, el efecto no lo he hecho yo con Paint.

Cuando los aurones encuentran las pisadas que ha dejado el grupo de Estroles de camino al templo, Iris se ofrece a sobrevolar la zona en misión de reconocimiento. ¿Sabéis lo que eso significa? Más croma azul que en una película de George Lucas.

Mientras Iris revolotea por la estratosfera, Tejo, Yuca y Poti-Poti tienen un encontronazo con una de las garras de Crom. Sí, una garra, no dos, y naturalmente la garra tiene la misma visibilidad que una marioneta-calcetín con dos botones cosidos por ojos.

¿Por qué narices no termina Crom de salir a flote? ¡Queremos ver al monstruo, no una varilla metálica recubierta de pelo de rata! ¿Pensarían los diseñadores del personaje que manteniendo a Crom oculto más tiempo aumentaría el suspense y los niños lo pasarían peor? ¡Si ya lo hemos visto en el flashback!

Poti-Poti soluciona el problema con delicadeza, esto es, a pedradas.

¿Te echo una mano?

Iris regresa con el resto del grupo y dice que ha visto "algo extraordinario".

¡¿Qué me cuentas?! ¿Algo extraordinario? ¡Eso tenemos que verlo!

Yuca y Poti-Poti no dudan en acompañar a Iris sin hacer preguntas, mientras que Tejo prefiere quedarse donde está sin dar un palo al agua.

Estoy de acuerdo con Tejo en que un pantano inmundo, infestado de criaturas mutantes que en cualquier momento pueden bajarte el pellejo hasta los talones de un zarpazo, es un lugar que inspira confianza, un remanso de paz ideal para reflexionar en soledad sobre la vida; pero si no quiere acompañar a sus amigos, ¿para qué cuernos vino Tejo a la ciénaga? ¿Dónde está ahora su sentido de la aventura?, ¿se lo ha dejado en los otros pantalones junto a los cacahuetes para Iris?

Da igual. En cuanto la garra de Crom asoma de nuevo, Tejo corre para alcanzar a sus compañeros.

Superposición de imágenes. ¡Chúpate esa, ILM!

Ya en el templo, los aurones encuentran el cofre más vacío que las arcas de los Austrias.

"Algo extraordinario", decía Iris. Sí, claro, cara de mejillón. ¡Anda y vete a hacer puñetas!

Las estatuas se presentan en estéreo como "la voz de los tres sabios del antiguo reino aurón", y los jóvenes aurones lo asumen como si les hablasen del tiempo. Se ve que entablar conversación con una trinidad incorpórea de miles de años de antigüedad está al orden del día.

La voz de los tres sabios encomienda a los aurones una misión al estilo de Elige tu propia aventura: o bien devuelven el collar mágico al cofre antes de que Crom lo recupere, o bien dejan que Crom recupere el collar y se lo quitan para que el collar se autodestruya y Crom desaparezca en la ciénaga para siempre. Y si pudieran traerles un libro de autodefinidos antes de volver al poblado aurón, les harían un favor, porque los siete últimos siglos se han aburrido como una ostra.

Visto lo visto, me da la impresión de que Josep Viciana no le dio muchas vueltas al guión, porque, a ver, ¿cómo se explica que el collar vaya a autodestruirse después de que Tejo y compañía se lo lo quiten a Crom, si no lo hizo ya cuando se lo quitaron los tres sabios? Esta serie de marionetas con poderes mágicos es muy poco rigurosa.

-...y luego tenéis que meterle el collar por donde nunca brilla el sol.

No muy lejos de allí, Estroles regaña a Gallofa porque el pobre bobalicón creía que todo este tiempo estaban buscando caracoles y no el oro de los aurones. Al mencionar a los caracoles, la pera limonera teme por su integridad física y sale "corriendo", arrollando a Estroles y empujándolo sin querer a uno de tantos lodazales.

Mientras sus hombres intentan rescatarlo antes de que alguna sanguijuela se le pegue al escroto, Crom emerge de la ciénaga cubierto de algas y reclama el collar. Es lo que siempre decía mi abuelo: nada anima una fiesta como una bestia ancestral pirómana.

-¡Tengo algo pegado a la cabeza! ¡Quitádmelo! ¡Quitádmelo!

Estroles consigue escabullirse de Crom, pero Gallofa vuelve a hablar de caracoles y provoca el mismo resultado que antes: el soldado-pera sale espantado y Estroles acaba en remojo.

Dado que hemos vuelto a la misma situación en la que estábamos en el párrafo anterior, podemos afirmar que hemos perdido un par de minutos de nuestras vidas. Es menos tiempo del que necesito para cortarme las uñas de los pies, pero más del que me lleva arrancarme los pelillos de la nariz.

Crom acorrala a Estroles y, tras un convulsivo tira y afloja, le arrebata el collar mágico. Luego se proclama Crom el Destructor y amenaza con arrasar la isla entera con su aliento flamígero.

Qué prisa por destruirlo todo, ¿no? Después de pasarse miles de años atrapado bajo el fango, quizá debería darse un poco de margen y ver si se ha inventado algún postre nuevo que le guste, o si echan algún programa bueno en la tele. Alguno que no sea Adán y Eva, claro.

No obstante, Crom perdona la vida a Estroles y sus soldados por ayudarle a recuperar el collar e incluso les concede un deseo. Mira tú que majo el engendro antediluviano este, y yo que pensaba que iba a merendárselos a la parrilla...

Estroles, muy poco original, pide a Crom que les libre de los aurones. El monstruo se carcajea. Eso no será un favor, ¡sino un placer! Estroles tienta entonces su suerte y le dice que si les ayuda a encontrar el oro de los aurones, ellos le ayudarán a acabar con ese poblado de hippies sucios e infestados de piojos. Crom debe de estar de muy buen humor, porque vuelve a reírse.

"Crom es destrucción, ¡destrucción total", exclama. "Primero acabaré con los aurones, después con vosotros y finalmente lo arrasaré todo".

Estroles reconsidera sus opciones y llega a la conclusión de que tiene que recuperar el collar.

Crom no negocia con terroristas.

Como el decorado de la serie cabe sobre una mesa de centro, el encontronazo de Crom con los aurones no se hace esperar. Al instante, Tejo dice que sus poderes no afectan al monstruo, pero el caso es que tampoco le vemos usarlos contra él. Para mí que a estas alturas de la serie no andaban holgados de parné.

Crom prende fuego a medio bosque y da dos opciones a los aurones: a) permanecer escondidos y que se los coma fritos, o b) salir de su escondite y que se los coma crudos.

Sin duda, ha trabajado en su repertorio de chistes durante todos estos años de cautiverio. A eso le llamo yo aprovechar el tiempo y no a lo que hizo Nelson Mandela. Alguien debería crearle una cuenta en Twitter.

"Empiezo a oler a tostadas". Crom, monstruo de la ciénaga, humorista.

Por suerte, Iris tiene un plan. No un buen plan, sino la clase de plan que uno improvisa cuando está a las puertas la muerte y una última acción desesperada o un golpe de suerte es lo único que le separa de acabar en el estómago de un monstruo milenario escupefuego. En pocas palabras: una p*** mierda de plan.

La princesa vuela por encima de Crom y le arroja resina en los ojos, obsequiando al espectador con el primer facial arbóreo de la historia.

Tejo aprovecha la ceguera temporal del monstruo para atacarle con el arma definitiva. ¿Que qué arma es esa? Pues un palo. ¿Y para qué sirve? Para nada.

Menos mal que el verdadero héroe de la serie está aquí para salvar el día. Gallofa dice que también quiere jugar, se abalanza sobre Crom y consigue quitarle el collar mágico. Tejo lo recoge y sale pitando con él. De pronto, Crom se hunde en la ciénaga. Porque sí.

Y no penséis que estoy resumiendo el episodio más de la cuenta porque me he cansado de escribir. En una toma, Tejo tiene el collar, y en la siguiente toma, Crom regresa a su prisión cenagosa. Es así de confuso, aunque supongo que puede cobrar sentido si uno se fuma el musgo de los decorados.

I need a hero.
I'm holding out for a hero 'til the end of the night.
He's gotta be strong,
and he's gotta be fast.

En un último intento de cambiar las tornas, Estroles ordena a sus hombres (los que no son una pera) que ataquen a los aurones.

Adelante, chicos, que ese mismo plan nos ha ido de fábula en los diez episodios anteriores. Lo importante es que vosotros no os desaniméis y tengáis fe, aunque ponerle una velita a San Cipriano tampoco os haría daño.

Tejo convierte a los soldados en piñas, a Gallofa en pera y a Estroles en melón. Un clásico.

¿Sabíais que la piña es rica en fibra y vitamina C, y me hace vomitar?

Los espíritus de los tres sabios aparecen para felicitar a los jóvenes aurones.

"Nos satisface ver que nuestra tribu sigue en buenas manos", dicen.

¿En buenas manos? ¿EN BUENAS MANOS? ¿Por qué?, si los aurones no han hecho nada de provecho. ¡Todo el mérito es de Gallofa! No me extraña que el muy tarugo acabase siendo rey.

Los jóvenes aurones se desternillan pensando que el maestro Jonc jamás creerá su historia. Es normal que se rían. El incendio ha provocado una disminución del oxígeno en el aire y eso afecta a su capacidad mental, que ya era de por sí bastante reducida.

Fin.

9 comentarios

  1. Hola, soy uno de los creadores de la web de Los Aurones y me ha encantado tu post. Este era uno de mis episodios favoritos. Enhorabuena por tu blog.

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  2. Esto de nacer en los 90 te limita mucho a la hora de conocer semejantes invenciones de programas infantiles.
    Tus post como siempre una pasada.

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  3. Bua que recuerdos , no sabia ni como se llamaba esta serie yo tenia 2 años o así cuando la echaban en la mítica "bola de cristal" de alaska,pena que no escogieras un capitulo donde saliera Gallofa de los personajes más entrañables de la serie.

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  4. Solo una aclaración, tipo de la brocha.
    Conan no reza a Crom, tan solo se limita a mencionarlo en sus maldiciones, ya que Crom odia a los débiles y si le rezas, descargará toda tu ira sobre ti. por lo demás, un buen artículo.

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  5. Anónimo: Me alegro de que te guste la entrada. Es genial que creaseis la web de Los aurones. Está muy currada. Lástima que tan poca gente se acuerde (o quiera acordarse) de la serie.

    Anni: Gracias. Ahora con internet lo puedes conocer casi todo. Para bien y para mal.

    Alberto Blanco: ¿Seguro que querías decir Gallofa? :__(

    Anónimo: Tienes más razón que un santo. Cambiado.

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  6. Adoraba los Aurone, en aquella época había muy pocas series con una ambientación fantástica y el hecho de estar basada en marionetas y no en dibujos la hizo destacar sobre el resto.

    Siempre me pregunté por qué Grog no intentaba comerciar con los aurones intercambiando las herramientas de oro por otras normales, mucho más eficaces y ligeras

    Menuda sorpresa me llevé cuando descubrí que la habían hecho los mismos 'genios' que hicieron los Fruitis, Basket Fever y otras basuras, eso me llevo a la tonta teoría de que los Fruitis son descendientes de los soldados a los que Tejo convirtió en frutas.

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  7. Y digo yo, que levantar perolas, sartenes, hazadas y demás utensilios hechos de oro es como para tener los brazos en forma.
    Unos genios.

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  8. Anonimatus: ¿Tonta teoría? ¡Para nada! La compro ya mismo y espero recordarla.

    Anónimo: Antaño eran más fuertes. Ahora somos todos unos flojuchos.

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  9. Me encantaba esta serie de pequeño y este era mi capitulo favorito ^^. Buen post!!

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