9 de octubre de 2014

'Zombi d'Or: Ciudad de vacaciones', de Fernando Polanco

A mediados de agosto, cuando el sol achicharrante convertía el asfalto en una sartén, los pájaros daban la lata gorjeando a las siete de la mañana, y yo me tocaba las narices con una dedicación digna de encomio, me enteré de que Miguel Roselló (al que todos mis lectores deberíais conocer, porque escribe unos artículos tan sesudos como descacharrantes y además dibuja como el mismo Tartakovsky) había ilustrado la portada de una novela que estaba próxima a publicarse: Zombi d'Or: Ciudad de vacaciones, del vendedor de helados, guionista y novelista novel Fernando Polanco.

No soy un defensor de grandes causas, y si alguna vez he donado dinero a una campaña humanitaria, ha sido porque quería impresionar a una gachí. Pero si hay una actividad que siempre he apoyado es la literaria y artística. Al menos a pequeña escala. Si leísteis mi crítica de Angry Video Game Nerd: The Movie, sabréis que admiro a cualquier persona con la pasión y el valor suficientes para mandar al cuerno el mercado laboral convencional y dedicarse a esa cosa que no da de comer llamada arte. Ya es bastante difícil ganarse los garbanzos estudiando ADE, así que cualquiera que decida perseguir el sueño de ser autor es un chalado encomiable.

Por esa razón, y porque el señor Roselló dibujó la fantástica cabecera del blog, voy a reseñar el libro de Fernando.

Zombi d'Or: Ciudad de vacaciones es la novelización del guión nunca escrito de una comedia romántica adolescente ambientada en un apocalipsis zombi vetusto.

Laia, una friki portuense enamorada de un "kany flamencorro", se las apaña para fastidiar a toda su clase al votar como destino de su viaje de fin de curso el resort Bahía d'Or, el último lugar al que cualquier persona que no haya cumplido los sesenta, y especialmente un grupo de chavales desaforados, querría ir de vacaciones. Pero como el suyo es el único voto, no hay otra elección.

Para sorpresa de todos, lo que encuentran al llegar a las playas de Oropesa del Mar no es el paraíso vacacional para la la tercera edad del que presumen los panfletos, sino un infierno de muertos vivientes achacosos.

¿Sobrevivirán los alumnos a esta invasión zombi geriátrica? ¿Encontrará Laia el amor?

"Basado en zombies" es el nuevo "basado en hechos reales".

No es la primera vez que escribo sobre la novela de un autor novel, y, por lo tanto, ya deberíais saber que no soy un crítico condescendiente. Tampoco soy, como quien dice, un cabrón con pintas. Pero si vais a comprar esta novela por haber leído sobre ella en mi blog, prefiero que sepáis lo que estáis comprando. No quiero que luego me vengáis con reclamaciones.

Fernando, deja de contener el aliento y respira tranquilo. El libro me ha gustado; está bien escrito y estructurado, y es divertido. La voz de Laia, narradora y protagonista de la historia, suena muy natural, aunque un pelín masculina, y, salvo por un detalle en el que ahondaré más adelante, el estilo no distrae del contenido.

Además, como suele decirse, los andaluces tienen una gracia especial, y Fernando encadena una ocurrencia tras otra con tal rapidez que a veces te da la impresión de estar leyendo una historieta de Mortadelo. Incluso en las descripciones de mutilaciones y escabechinas varias, aunque gráficas y truculentas, se las ingenia para meter algún chistecito.

"La espina dorsal de la chica fue saliendo de su cabeza como si un mago estuviera haciendo el truco del pañuelo infinito en bucle".

Larga vida al humor negro.

Por lo demás, los capítulos son cortos y el ritmo es ágil, así que en una tarde de domingo, te puedes leer el libro del tirón. No fue mi caso, porque yo me lo leí en el cuarto de baño; pero en lo que concierne a mis hábitos de lectura y mi tránsito intestinal es mejor no entrar en detalles.

En definitiva, de no haberlo sabido de antemano, jamás hubiera dicho que este es el trabajo de un novelista novel.

Mi lugar de lectura preferido. Un remanso de paz.

¿Dónde veo yo entonces los problemas?

En primer lugar, es una novela juvenil. Al comprarla, la dependienta me miró de arriba a abajo (pero sólo hasta la altura del ombligo, porque el resto lo tapaba el mostrador) y, al ver mi careto de treinta tacos y mi traje de pescadilla de Wall Street, me preguntó si el libro era para regalo. No soy una persona que se deje llevar por los prejuicios, pero sé leer las señales, y esa era indudablemente la señal de "esta novela no es para ti".

Y no os confundáis, Zombi d'Or no es un cagarro como Los jóvenes Jedi o Animorphs, la peste de la literatura juvenil que mejor conozco. Pero sí es cierto que Fernando sabe el público al que se dirige y, por ello, la historia se desenvuelve con la complejidad de un dibujo animado. Lo hace de forma muy entretenida y coherente, pero no te la puedes tomar en serio.

El libro no contiene reflexiones morales, apenas indaga en las inquietudes y motivaciones de los protagonistas, y no estoy seguro de que tenga un tema (el tema podría ser la búsqueda de uno mismo y la huida de las etiquetas sociales, pero, ¿qué sé yo?, entre tanta podredumbre octogenaria es difícil encontrarlo). En este sentido, conviene advertir que Zombi d'Or es un 95% acción y sólo un 0,5% introspectiva (el 4,5% restante es lo que vosotros queráis, guapos), y aunque esto sea así por decisión del propio Fernando, es un aspecto a tener en cuenta por el lector que busque introducirse en la cabeza de los personajes.

Quizá por esa falta de profundización, y a pesar de que yo no podría estar más en la onda ni emitiendo mi propio programa de radio, fui incapaz de empatizar con Laia o su amor platónico Kapo. Incluso lo intenté poniéndome una gorra con la visera del revés y escuchando lo último de One Direction, pero no hubo manera.

A lo anterior hay que añadir que la rapidez y facilidad con la que Laia asume la llegada del fin del mundo y afronta la amenaza zombi son inverosímiles. Da lo mismo que sea una novela histórica, fantástica, o de ciencia ficción, los personajes tienes que creértelos para poder implicarte en lo que les sucede, y estoy convencido de que Fernando tiene capacidad de que te los creas (el capítulo sobre el trágico episodio que vivió Laia cuanto tenía seis añitos lo demuestra), pero, en general, el aspecto psicológico lo deja un poco de lado y prefiere centrarse en las "escenas de acción", que, eso sí, no tienen desperdicio.

Portada alternativa. Contiene spoilers.

En segundo lugar, Zombi d'Or es una novela muy friki y, como tal, está cargada de referencias a la cultura popular, sobre todo al mundo del cine, pero también a los videojuegos, la música, la política, el fútbol... Puede que esas referencias sean incluso más numerosas que en Ready Player One, de Ernest Cline, y para mi gusto, eso no es bueno.

Laia es una friki de tomo y lomo, y le encantan La guerra de las galaxias y el Diablo II, eso lo entiendo. Pero las referencias constantes a la cultura pop, justificadas o no, lastran la historia. Una vez has descrito algo y los has descrito BIEN, como hace Fernando, compararlo con una imagen que forma parte de la cultura popular resta originalidad y frescura a tu propio texto y supone menospreciar la imaginación del lector.

No sé si será el ejemplo más vistoso del libro, pero las tres primeras páginas del capítulo 5, que he escogido al azar, son un claro exponente de lo que digo. Contad si no el número de referencias:

"Frente a mí, el desierto en persona: una extensión árida, solitaria y pedregosa que me separaba del autobús de la excursión. Sólo faltó música de Morricone".

"Kapo me miraba fijamente, como el mismísimo Brian Oblivion en Videodrome".

"Me sentí como el protagonista de Buried".

"Durante unos segundos, me convertí en aquel inocente Playmobil que todos hemos metido en una lavadora de pequeños".

"... pero, gracias a Gort, todo volvió a su posición original".

"Sería el vivo reflejo de Ewan McGregor en Trainspotting, pensé".

Adoptar el punto de vista de una chica friki es una decisión tan buena como cualquier otra, y yo la defiendo porque es una rara avis en el género zombi; pero no se puede negar que un poco de tijera le hubiera venido bien a ese torrente de frikismo. Además, todo lo friki tiene fecha de caducidad, y cuantos más años pasen menos gente pillará los chistes.

¿Un poco de oreja, señora?
Dicho esto, y a pesar de mis pegas, la "primera historia de muertos vivientes con dentadura postiza" es un buen libro para pasar el rato en estos tiempos revueltos y evadirse sin darle al coco. Puro esparcimiento.

Como bien decía Tempus Frangit en su día, no todo es Dostoievski en esta vida.

12 comentarios

  1. Oye, pues ya que apoyas a los escritores noveles, te dejo el enlace para descargar mi libro de relatos gratuitamente, ¿no? jajaja Perdona la intromisión, pero ya sabes que en este mundillo, si no lloras ni te llamas Stephen King, no mamas.

    http://www.bubok.es/libros/234705/Sangre-en-la-pared

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    1. Para este Halloween llegas tarde, pero lo tendré en cuenta para el próximo.

      Y una cosa más: aquí venimos a hablar del libro de Fernando. Las sugerencias y ruegos es mejor que me los hagáis llegar por email o Twitter. Este comentario no lo borro por ser el primero, pero con los siguientes como este no seré tan majete.

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  2. Me ha llamado mucho la atención tu párrafo sobre la cuestión empatía. Mi opinión sobre el libro, al igual que la de otros amigos a los que Fernando pidió opinion al respecto antes de la publicación, no sirve de mucho puesto que conozco al autor y podemos ver todas las costuras autobiográficas, las filias introducidas así como quien no quiere la cosa... Se le ve el truco. También me ocurre a mí, cuando escribo una obra de teatro y la paso por ahí, mis amigos son capaces de identificar qué personaje soy yo, dónde he metido una chapa de las que suelto todos los días en voz alta y todo eso. Por eso lo que yo pudiera pensar de Zombi D'Or (creo que es la primera vez que he escrito el título correctamente) no valía mucho.

    Pero había una cosa que sí sabía, y es que el libro era sincero. Decía alguien que la primera obra de un autor suele ser un trabajo de autoexorcismo en el que las obsesiones de éste se desparraman por la obra, un paso necesario para que las siguientes obras vayan más allá y busquen otros objetivos diferentes a ser el reflejo del creador. No siempre ocurre así, pero con este libro sí es el caso, y lo sé porque como he dicho antes, veo las costuras. Veo las costuras pero no por ello lo encuentro menos honesto, menos fiel a lo que cree Fernando del arte y cómo vive y siente sus aficiones (y lo digo coincidiendo en lo de que hay demasiadas referencias). El problema con esto: el lector anónimo no conoce al autor y puede encontrarlo pretencioso, una forma de venderse desde el minuto uno a través de una imagen muy concreta. "Soy muy friki, me encantan los zombies, quiero que esto me defina por encima de todo". Es complicado.

    Sin embargo, en la cuestión de la empatía resulta que ha ocurrido justo al revés. Hay mucha morralla autobiográfica en el libro, cosas que hemos visto/vivido en el cole y que reconocí al segundo (fuimos juntos a clase desde la puñetera guardería). No sé si a él le hará gracia que diga esto, pero hay personajes, secundarios y principales, 100% basados en gente real, con frases literalmente transcritas a partir de momentos de nuestra vida que no olvidaríamos ni con una lobotomía frontal. El resultado: que no puedo ni imaginarme que alguien pueda poner pegas a la caracterización de los personajes. Me los creo. Pero claro, a) en ficción no todo funciona como en la vida real, y b) mi percepción sobre el libro no cuenta, para bien o para mal. Importa el lector anónimo (o todo lo anónimo que pueda ser el insigne Tipo de la Brocha), y por eso lo interesante era esperarse a leer impresiones de gente casual como tú.

    Comparta o no tus comentarios, a mí me parece una crítica justa y honesta, en lo bueno y en lo malo. De hecho es la primera que he leído sobre el librito de marras que no me ha parecido un bodrio epidérmico escrito con los pies. Pero bodrios o no, va a ser muy curioso seguir leyendo reseñas del público.

    Y gracias por el piropazo, eh. Un honor.

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  3. No me llama la atención su lectura, quizás porque las continuas referencias le quieten frescura a la historia o quizás porque estoy en el umbral de los 40.
    Espero que tenga suerte.

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  4. Miguel Roselló: Qué desparrame de comentario, te lo agradezco. Para evitar confusiones, diré que los personajes, o al menos los protagonistas, están bien caracterizados, y si he dado a entender otra cosa, mea culpa, ahora mismo cojo el gato de nueve colas y me fustigo.

    Ahora bien, hay niveles y niveles de caracterización, y lo que ocurre es que no hace mucho me he leído un par de libros de esos que te arrastran a lo más hondo de la cabeza de los protagonistas y tengo la sesera amoldada a otro tipo de narrativa. Pero el hecho de que la excavación psicológica de Fernando sea menos profunda de lo que a mí me gusta lo veo más como una consecuencia del tipo de novela que ha escogido escribir (literatura juvenil humorística) que como un defecto. Y no lo encuentro para nada pretencioso.

    Doctor Müller: Va a ser el umbral ese.

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  5. No pinta mal el libro, pero es la literatura de zombies ya me cansa bastante. todo al final se vuelve muy repetitivo. Esta obra parece ofrecer algo diferente, pero no se. Ya veremos y según nos de el presupuesto.

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  6. Los libros de zombies españsons son muy aburridos, así que paso.

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  7. JoakinMar: Te doy la razón en todo, especialmente en lo de que este libro es diferente. Los zombis son el telón de fondo de una comedia romántica, o sea de HAMOR.

    Anónimo: No conduzcas borracho.

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  8. Que bajon de calidad en esta entrada llevabas una buena seguidilla de entradas de gran nivel, Saludos.

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    1. Agradezco de todos modos que te hayas molestado en explicar los motivos por los que consideras que esta entrada en particular tiene menos calidad en las anteriores, ya que ese tipo de crítica constructiva es la que me permite mejorar. Gracias, de veras.

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  9. ¡Buenas!
    Ahora que he sobrevivido al festival de Sitges tengo tiempo para responderte en condiciones.

    Primero de todo, mil millones de gracias. Es, sin duda, la mejor reseña que han dedicado a ZOMBI D´OR hasta la fecha.

    Llevo poco en el mundillo literario nacional y no he tardado en darme cuenta de algo: el peloteo y las comidas de polla están a la orden del día. Por eso mismo, me sentaría hasta mal recibir una reseña 100% positiva. La novela es lo que es, ni más ni menos, y creo que con tus palabras la desglosas a la perfección.

    Eso sí, tengo que corregirte en algunas cosillas:
    - No es una novelización de un guión, escribí un largometraje de zombis, pero es otro proyecto completamente distinto.
    - Cuando dices que la novela es 95 acción y 0,5 introspectiva no es porque me cueste desprenderme de mi faceta como guionista, es porque lo planteé así. Hay muchos guiones que son 95 introspectiva y 0,5 acción, mira TRUE DETECTIVE o ELEFANT. Por suerte o por desgracia, los guiones son cada vez más literarios, y viceversa. Más de un guionista gafapasti se ofendería al leer todo lo que va implícito ese párrafo, no es mi caso.

    En los temas de empatía estoy 100% contigo. Ni yo empatizo con ellos. Son caricaturas de personajes de siempre al servicio de los chistes y del momento gore del capítulo. No reconocerlo sería mentir, jeje.

    Completamente de acuerdo también con lo de las mil referencias a la cultura pop. Te explico, es algo que salió solo durante la escritura, es como funciona mi cerebro, no fue forzado. Al principio eran mil millones más y, a medida que releía y reescribía, iba podándolas hasta llegar casi al 50% de las que hubo al principio. Imagínate. Me duele mucho darme cuenta a posteriori de que esto me juega muy a la contra. La novela tiene fecha de caducidad. Sin duda, esto es algo que quiero evitar para la siguiente.

    Eres el primero que ve influencias de Mortadelo y Filemón, me alegra mucho porque es algo que pensaba durante la escritura de algunas coñas.

    Y nada más, amigo. Quiero repetir mi mensaje de agradecimiento: GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS. Por lo bueno y por lo malo. Uno escribe para esto: para ser leído, ser criticado, tener feedback, y aprender para la siguiente.

    Prometo hacerlo mejor y espero que sigas ahí como lector.

    Un abrazo.

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    1. Gracias a ti por escribir el libro y por comentar aquí. Cuando seas insultantemente famoso, presumiré de ello. No veas cómo voy a fardar.

      También te agradezco que hayas leído la reseña con buenos ojos y espero que, dentro de la inevitabilidad de poner el punto de mira en lo negativo, sepas ver lo mucho que hay de positivo.

      Por aclarar el tema de la "novelización", lo decía de broma para manifestar que la novela obedece claramente a la estructura propia de un guión cinematográfico (como la novelización de La guerra de las galaxias, sin ir más lejos); de ahí lo de "guión no escrito". Es fácil ver que este es un libro muy, pero que muy adaptable al cine. Y ni siquiera creo que necesite un gran presupuesto. ¿Algún productor se anima a financiar la película? ¿Directores interesados?

      Me alegra que no te ofendan los porcentajes, porque suelo inventármelos o escribirlos mal aposta (como en este caso). Además, es una cuestión de gustos. Imagínate que te dicen que una tarta es de chocolate negro en un 95% y de chocolate blanco en un 0,5% (el resto son trazas de carne de caballo), y que a ti te gusta más el chocolate negro, ¡serías más feliz que una perdiz! Pero si te gustase más el chocolate blanco...

      Por otro lado, es curioso que menciones True Detective, porque terminé de verla precisamente hace dos semanas. Coincido contigo en que es una serie marcadamente introspectiva, pero, como serie de televisión que es, sólo puede recurrir al lenguaje visual (y sonoro, sí) para transmitir sus mensajes; el espectador intuye los pensamientos de los personajes, pero si no los expresan, los desconoce. Ese, en cambio, es un plus que dan algunas novelas, y que a mí, personalmente, es lo que más me gusta de ellas. Leyendo lo que me dices, te compro el que hayas planteado el libro así. Y no le veo problema. Puede que retoque ese párrafo.

      Si eliminaste casi el 50% de referencias, no te sientas mal. Como revisor hiciste lo que debías. Y debería alegrarte saber que tu novela no se quedaría coja sin esas referencias. No necesita ese bastón.

      Lo de Mortadelo es algo extraño, porque no es para nada un caso de "¡Oye!, esto lo ha sacado de El profeta Jeremías!". Más bien se trata de una sensación, quizá una cuestión puntual de estilo. Me alegra saber que no eran imaginaciones mías.

      Y por descontado que te seguiré leyendo. Tú sólo mantenme al tanto de lo que haces. Seguro que la próxima novela es todavía mejor. Y, sobre todo, no te obsesiones con "lo malo" y sé fiel a lo que te pida el cuerpo. Tus sentidos del ritmo, la acción y el humor son envidiables.

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