El caso es que Hércules forma parte de nuestra cultura, como Thor, el rey Arturo o Popeye. Un hombre de gran valor y fortaleza que sufre la mayor de las calamidades y alcanza la inmortalidad con el sudor de su frente, el máximo exponente del phatos del que hablaban esos locos griegos hace más de dos mil años.
De los mitos sobre Hércules, sin duda el de sus doce trabajos es el más conocido y, por eso, incluso el nuevo filme de Dwayne Johnson, que se estrena esta misma semana, los incluye en cierta manera (timo de tráiler, os lo adelanto). Del año que el pobre pasó vestido de mujer cocinando, fregando, barriendo el suelo, poniendo lavadoras y planchando no suele hablarse, a pesar de que dicen que el peplo le quedaba de muerte.
Introducción
El motor de nuestra historia es una mujer resentida. Concretamente la diosa Hera, que gastaba una mala leche importante. Si esperabais que el villano fuera Hades, habéis leído poco sobre mitología y visto demasiadas películas de Disney.
Hera tenía enfilado a Hércules antes incluso de que naciera, y no porque tuviera manía a los críos de fuerza sobrehumana, sino porque este en particular era el fruto de uno de los frecuentes escarceos extramatrimoniales de su marido Zeus con mujeres humanas (Zeus dejó bastardos por toda Grecia, de la "A" de Anfión a la "Z" de Zeto).
Hércules vivía felizmente casado en Tebas cuando Hera, llevada por el rencor, echó "algo" en su bebida para que se volviera majara perdido. En su locura, nuestro héroe mató a su mujer Megara y también a sus hijos (entre y ocho niños, ya que el número varía según la fuente).
Hércules vivía felizmente casado en Tebas cuando Hera, llevada por el rencor, echó "algo" en su bebida para que se volviera majara perdido. En su locura, nuestro héroe mató a su mujer Megara y también a sus hijos (entre y ocho niños, ya que el número varía según la fuente).
Aunque en algunas versiones del mito, Hércules no espachurró a su esposa, esta le mandó a freír espárragos al ver que había pintado las paredes del cuarto de los niños, no con lindos animalitos de granja, sino con la sangre y los órganos internos de sus propios hijos, un estilo que podríamos calificar como "Jackson Pollock conoce a Charles Manson". Otras fuentes, en cambio, dicen que Hércules también mató a los críos de su hermanastro Ificles, pero, con independencia del número de víctimas, lo que está claro es que fue la peor noche de Navidad de la historia.
"¡Es la guerra! ¡Más madera!". |
En cuanto volvió en sí y se dio cuenta de la que había liado, Hércules acudió al rey Tespio para que le purificase conforme a las costumbres de la religión griega, lo que supongo que consistiría en recibir unas palmaditas en la espalda a la voz de "Ea, ea". Después consultó al oráculo de Delfos, y la Pitia le ordenó que viajara a Tirinto y acometiera las diez labores que le encomendara el rey Euristeo a modo de penitencia, ganando así también un pase VIP al Olimpo. En ese momento fue cuando el hijo de Zeus, que hasta entonces había respondido al nombre de Alceo o Alcides, pasó a llamarse Hércules, o Heracles, que significa "gloria de Hera". Cuando has masacrado a tu familia y aún quieres que te sirvan con buena cara en los restaurantes, cambiar de nombre me parece esencial.
Este encargo le sentó a cuerno quemado porque Euristeo y él se llevaban como el perro y el gato. Resulta que ambos eran descendientes del héroe Perseo y, según dispuso Zeus, el primero que naciera de ellos reinaría sobre Argos. Zeus pensaba que Hércules se llevaría el gato al agua porque partía con ventaja, pero la rencorosa Hera adelantó el nacimiento de Euristeo y convenció a su vez a la diosa Ilitía de que retrasara el parto de Hércules, de modo que fue Euristeo quien ascendió al trono. Por esta razón, ponerse a sus órdenes fue para Hércules, tal y como solían decir los griegos, como una patada en los huevos (que debían de ser colosales si preñó a las cincuenta hijas del rey Tespio en cincuenta noches sucesivas, pero esa ya es otra historia).
I. El león de Nemea
Como Euristeo tenía un complejo de inferioridad morrocotudo y quería que su primo la pifiara y se hundiera en una depresión de la que no le salvase ni el Prozac®, el primer trabajo que le mandó fue traerle la piel de un terrible león que rondaba las montañas de Nemea.
La bestia era de lo peorcito. Lejos de pasarse el día repantingado al sol como los leones de los zoológicos de nuestros días, el león de Nemea se zampaba a la gente, se afilaba las garras en sus cortinas y les dejaba los muebles cubiertos de enormes bolas de pelo. Lo había criado la mismísima Hera, y todos los que habían intentado darle caza habían acabado formando parte de su dieta rica en proteínas. Incluso se rumoreaba que su piel era tan impenetrable como el esqueleto de adamántium de Lobezno.
Algunos autores dicen que el león de Nemea era uno de los vástagos del gigante Tifón y la mujer-serpiente Equidna, de cuya repulsiva unión nacieron la mitad de los monstruos de la mitología griega (la pareja no creía en los métodos anticonceptivos ni en el aborto). En cambio, otros autores creen que el feroz felino venía de la mísmisima Luna, donde Tintín paseó a su perro antes que nadie, si bien los pormenores del viaje espacial están poco claros. Por ejemplo: ¿Llevaría un león espacial escafandra?
Antes de salir de caza, Hércules se instaló en la casa de un tal Molorco. Al ver que su anfitrión iba a sacrificar un animal en honor a Zeus (cuando eres un dios del Olimpo, nada te honra más que ver tripas de oveja desparramadas por el suelo), nuestro héroe le dijo con su voz tronadora: "Eh, para el carro", y le pidió que esperase treinta días antes de sacrificar al animal, de tal modo que si él regresaba victorioso con la piel del león, el holocausto sirviese para honrar a Zeus, y si no regresaba, a él mismo, porque al menos eso que se llevaría a la tumba.
Hércules localizó a su presa en el bosque e intentó matarla a flechazo limpio. Por desgracia, o bien la piel del león era realmente impenetrable, o bien nuestro héroe compró las flechas en un todo a un dracma, porque ni siquiera consiguió herir a la fiera. Pero Hércules no dio su brazo a torcer y, armado con un garrote de olivo, persiguió al león hasta su guarida, donde tras bloquear una de las dos entradas, lo acorraló y sometió con una llave de Pressing Catch que ríete tú de la que el sargento Slaughter hizo a Hulk Hogan en WrestleMania VII.
Con la fiera estrangulada yaciendo a sus pies, Hércules, inspirado quizá por algún dios menos zafio que él, utilizó las zarpas del propio león para desollarlo, y con su piel se hizo un abrigo y un sombrero nuevos. Las revistas masculinas como Greek Style y Greek's Health se morían por tenerlo en portada para sus tiradas de otoño-invierno.
Al ver a Hércules regresar de esta guisa, Euristeo se puso a temblar como un flan y ordenó que enterrarán una tinaja de bronce para esconderse en ella cuando Hércules viniera a verlo. Además, a partir de ese momento, Hércules le comunicaría sus progresos desde las puertas de la ciudad, por medio de un mensajero, o mandándole un WhatsApp. No quería verlo ni en pintura.
A Rubens un león le sabía a poco. De ahí el leopardo. |
II. La hidra de Lerna
Como en el siglo XIII a.C. no había aún sociedades protectoras de animales, el segundo trabajo que Euristeo encomendó a su primo fue que diera matarile a la hidra del pantano de Lerna, una serpiente acuática de nueve cabezas, todas igual de feas y letales, y una de ellas inmortal.
Como la hidra se aburría una barbaridad en el pantano (todavía no se habían inventado los cuadernos de pasatiempos ni las aplicaciones para el móvil), de vez en cuando salía a darse un garbeo por ahí y se comía algún rebaño o a un par de niños. Sin embargo, nadie se atrevía a darle caza porque el monstruo jamás se lavaba los colmillos y su aliento mortal hedía a una combinación de carne podrida, Camembert y calcetines sudados.
La hidra, al igual que el león de Nemea, también era hija de Tifón y Equidna y había sido criada por Hera, que sin duda la convenció de que Hércules era lo peor que le había sucedido a la humanidad desde que Faetonte pasó demasiado cerca de la Tierra con su carro y churruscó a los africanos. Al matar al león de Nemea, Hércules había matado a uno de los hermanos de la hidra, así que el asunto era personal.
Nuestro héroe llegó a Lerna en un carro conducido por su sobrino Yolao, un chaval bien plantado que había triunfado en las carreras de cuadrigas de Olimpia y soñaba con ser el coprotagonista de una serie de televisión inspirada en las aventuras de su tío. Solo esperaba que no escogieran a un actor demasiado bajito para interpretarle.
Después de sacar a la hidra de su cubil con flechas prendidas en fuego, Hércules se abalanzó sobre el monstruo armado con su garrote. ¡BAM! ¡BAM! ¡SPLURT! El héroe aporreaba y arrancaba cabezas a diestro y siniestro mientras la cola de la hidra estrujaba su cuerpo como un tubo de pasta de dientes. El trabajo pronto demostró ser más complicado de lo que Hércules pensaba, porque cada vez que espachurraba una cabeza, otras dos ocupaban su lugar. A pesar de que sus nociones de matemáticas eran bastante rudimentarias, podía darse cuenta de que necesitaba cambiar de táctica, pero siguió golpeando cabezas un rato más para aliviar el estrés.
A mitad de la refriega, ¡sorpresa!, un cangrejo gigante emergió de la ciénaga por orden de Hera y atenazó la pierna de Hércules, que no estaba para tonterías y pegó tal puntapié al crustáceo que lo mandó al espacio, donde se convirtió en la constelación de Cáncer. De crear la Osa Mayor se ocuparía Lou Ferrigno en 1983.
Cansado de jugar una partida infinita de Whac-A-Mole y tras el incidente del cangrejo, Hércules pidió ayuda a Yolao. El chaval prendió fuego al bosque más cercano, matando a trescientas ardillas, y con tizones ardientes fue cauterizando las heridas de la bestia a medida que su tío reventaba una cabeza tras otra para evitar que éstas volvieran a crecer. Al rato, ya solo quedaba la cabeza inmortal, que Hércules cortó sin miramientos. Y como le daba muy mal rollo verla pegando brincos por el suelo, la enterró bajo un pedrusco enorme en el camino entre Lerna y Elaio. Luego abrió el cuerpo del monstruo en canal y empapó la punta de sus flechas con la sangre ponzoñosa, consiguiendo el ítem Flechas venenosas x 30.
A pesar de su victoria, Euristeo no convalidó la prueba porque Yolao había auxiliado a su tío. Hércules pidió el libro de reclamaciones.
Si ya es difícil contarlas, no os digo cortarlas. |
III. El jabalí de Erimanto
El tercer trabajo de Hércules consistió en capturar vivo a un jabalí temible que merodeaba por el monte Erimanto, causando terror, espanto y sobresaltos varios. Cuando Hércules comenzó esta tarea, era bien entrado el invierno, diciembre probablemente, y por culpa de la bestia, los niños, en lugar de levantarse con regalos bajo el árbol, aparecían colgados de sus ramas como adornos macabros que se mecían ligeramente con el viento.
Siguiendo el rastro de destrucción, hozadas y heces con olor a setas que dejaba el animal a su paso, Hércules comenzó a ascender por el monte. Como no tenía especial prisa y además hacía un biruji del carajo, se detuvo en la cueva de su viejo amigo el centauro Folo para saludarle, preguntar por la familia y, ya que estaba, arramblar con su despensa.
Al principio, Hércules se conformó con un vaso de agua para acompañar el filete asado que Folo le había servido, pero, a medida que entraba en calor, se fue animando y pidió a su amigo que trajese vino. Como dijo Baroja: "Viva el buen vino, que es el gran camarada para el camino". Y Hércules tenía mucho camino por delante.
Folo se excusó diciendo que solo tenía una vasija de vino en casa, si bien es cierto que era de una cosecha inmejorable, porque el mismísimo Dionisio se la había regalado a los centauros en previsión de la visita del "héroe más grande de todos". Hércules le dijo que él era claramente ese héroe, sobre todo ahora que ya se había terminado la guarnición de patatas asadas, y convenció al centauro para que le sirviera un vasito de licor.
Con lo que ninguno de los dos contaba es que el aroma del vino añejo atraería a todos los centauros que había en el monte, y al llegar a la cueva y ver que un mamarracho se estaba pimplando alegremente su vino, se pusieron hechos unos basiliscos y se lanzaron contra él en estampida. Nuestro héroe no se anduvo con chiquitas y, tomando el arco, disparó contra sus agresores las flechas que había empapado en la sangre de la hidra, matando a muchos de forma fulminante (one-hit kill) y consiguiendo que los demás salieran por patas.
Mientras Hércules se preparaba un cafelito, Folo, que estaba algo indispuesto por aquello de ver cómo su huésped exterminaba a casi toda su raza, cogió una de las flechas para examinarla, con tan mala pata que se le resbaló de las manos y se le cayó en el pie, hiriéndole y matándolo en el acto.
Hércules pensó: "Cosas que pasan". Y se fue a cazar al jabalí.
En algunas versiones del mito, aparece también un segundo centauro, Quirón, que se hizo famoso al convertirse en el maestro de Aquiles. Quirón fue quien recomendó a Hércules que atrapase al jabalí conduciéndolo a las zonas donde la nieve fuera más alta para dificultar los movimientos del animal. También fue una víctima colateral de las prácticas de tiro de Hércules a raíz del incidente del vino, con el infortunio añadido de que, al ser inmortal, la herida emponzoñada le escocía horrores, pero no le mataba. Este tormento condujo a Quirón a renunciar a su inmortalidad para devolver a Prometeo su lugar en el Olimpo después de que Hércules liberase a éste del águila que le devoraba el hígado cada día. Volveremos sobre esto más adelante.
Sea como fuere, Hércules cazó al jabalí y lo cargó sobre sus hombros para llevárselo a Euristeo, que corrió a esconderse a su vasija. No os quiero decir cómo olía la vasija después de que saliera.
True story. |
IV. La cierva de Cerinia
Sé lo que estáis pensando: comparado con matar al león o la hidra, o incluso con capturar vivo a un jabalí, cazar a una cierva es una fruslería. ¿Cuánto daño puede hacer un rumiante adorable que se alimenta de hierba, bellotas y castañas? Ninguno, la verdad. Pero la cierva de Cerinia tampoco era una cierva del montón. Aparte de ser más grande que un toro, tener corvas doradas y pezuñas broncíneas, y ser más rápida que una flecha, la cierva de Cerinia era una de las mascotas favoritas de la diosa Artemisa. En un principio, se suponía que estaba destinada a tirar del carro de la diosa junto a otras cuatro ciervas (Dasher, Dancer, Prancer y Rudolph), pero Hera la liberó porque ya tenía pensado utilizarla para hacer la puñeta a Hércules en el futuro. Euristeo sabía que la tarea de capturarla no solo era un cristo, sino que además pondría a Artemisa en contra de Hércules. Su risa malvada puede oírse a través de los tiempos.
Hércules persiguió a la cierva por Grecia durante todo un año. Era un buen cazador, pero no se atrevía a herir al animal ni a apiolarlo de un porrazo, por temor a mosquear a Artemisa. Bastante tenía ya con que su madrastra se la tuviera jurada; no quería pasarse el resto de su vida haciendo encarguitos para el resto del panteón olímpico.
Al llegar a la región de Arcadia, la cierva estaba ya reventada de tanto correr, y Hércules, calzado con sus alucinantes Air-Herc®, aprovechó para dispararle una flecha entre el tendón y el hueso, una herida limpia y apta para todos los públicos.
A pesar de ello, en el camino hacia Micenas, Artemisa y su hermano Apolo le salieron al paso para pedirle explicaciones. "¡Has matado a la cierva de Cerinia, hijo de p***!". Después de un año corretenado de aquí para allá, otro les hubiera mandado al cuerno, pero Hércules, colmado de una paciencia poco habitual en él, les contó el follón en el que estaba metido y prometió liberar a la cierva tan pronto como se la enseñase al idiota de su primo. Los dioses le dejaron marchar y Hércules cumplió su palabra, poniendo a la tataratataratatarabuela de Bambi en libertad.
Quien la sigue, la consigue. |
V. Las aves del Estínfalo
CÓMO JUGAR
Juego A
En este juego irás cazando las aves del lago Estínfalo una a una.
- Cuando tu perro se encuentra un ave, ladra y salta dentro de la maleza. Las aves volarán en varias direcciones.
- El ave vuela alrededor de la pantalla por unos segundos. Esta es tu oportunidad, apunta y dispara. Pero recuerda que tienes solamente 3 disparos.
- El fallo ocurre cuando los 3 disparos son errados o se agota el tiempo. Cuando esto sucede, el color del cielo cambia y el ave escapa volando. El perro sale y se ríe.
Esperad. Estoy confundiéndome con el Duck Hunt de NES. Empiezo de nuevo.
A las orillas del lago Estínfalo, al noreste del Peleponeso, se extendía una gran vegetación que servía de hogar a las aves arcadias, que anidaban allí en tropel porque había muy buenas ofertas de alojamiento. Euristeo ordenó a Hércules que las ahuyentara a todas sin excepción, supongo que para hacer tiempo mientras pensaba en un trabajo menos idiota que este.
Hércules no se anduvo con complicaciones e hizo salir a las aves de su nido armando jaleo con unas castañuelas de bronce que le había regalado la diosa Atenea. Como la historia tenía poca chicha, algunos autores añadieron otros detalles de su invención, como que las aves arcadias disparaban plumas afiladas como flechas, o incluso que devoraban a la gente como si fuera peli de terror de serie B, obligando a Hércules a matarlas a tiro de honda. Esto demuestra que los remakes y los reboots vienen de lejos.
Matar pájaros con honda debería ser un deporte olímpico. |
VI. Los establos de Augías
A la vista de que no había monstruo o bestia que Hércules no pudiera abatir o cazar y que además estaba volviéndose muy popular prestando todos estos servicios comunitarios, Euristeo encomendó a su primo una tarea tan imposible como humillante: limpiar los establos del rey Augías en un solo día.
Augías reinaba en la Élide y, como era hijo de Helios, estaba enchufado en el Olimpo y tenía un rebaño de padre y muy señor mío. Los dioses habían protegido sus animales contra el carbunco, la fiebre aftosa, el botulismo y otras enfermedades con nombres raros, permitiendo a Augías acumular más cabezas de ganado que ningún otro hombre en toda Grecia. Sin embargo, Augías era tan descuidado que jamás había contratado un servicio de limpieza, y la cantidad de excrementos acumulada en sus rediles era tal que cuando el viento del Este soplaba, el hedor llegaba hasta Roma. "Menudo montón de mierda", dijo Hércules al ver el panorama en la que es una de sus citas más famosas.
Nuestro héroe, sin embargo, estaba dispuesto a ensuciarse las manos, aunque no literalmente, y dijo al rey que limpiaría los establos en un solo día a cambio de una décima parte de sus tierras. Augías, convencido de que la tarea era una marranada imposible, aceptó la oferta. Su hijo Fileo fue testigo del pacto.
El rey no contaba, claro, con que Hércules tenía un plan, y ese plan no consistía en quitar toda la mierda a paladas. Demostrando un ingenio impropio de un musculitos armado con un palo, el hijo de Zeus abrió dos enormes brechas en muros opuestos del establo y desvió el curso de los ríos Alfeo y Peneo para que el torrente de agua arrastrase toda la porquería e inmundicia que anegaba los establos.
Augías, lejos de felicitar a Hércules, se negó a cumplir su parte del trato, porque un pajarito le había dicho que el encargo se lo había mandado Euristeo y no estaba dispuesto a pagar por el trabajo que le había encargado un tercero. Furioso ante este flagrante incumplimiento del contrato, y después de competir en un concurso de comida (hay versiones del relato para todos los gustos), Hércules contrató a Alicia Florrikus como abogada y llevó al rey ante los tribunales. El hijo de Augías, Fileo, declaró a su favor. Años después, para completar su venganza, Hércules comandó un ejército contra la Élide, descalabró a Augías por haberle tocado las narices y sentó a Fileo en el trono.
Con todo, Euristeo no dio por bueno este trabajo porque Hércules había pasado a Augías una factura por sus honorarios profesionales. Aprovechar la penitencia marcada por los dioses para hacerse de oro estaba muy mal visto.
"Espero que nadie escriba nunca sobre esto". |
VII. El toro de Creta
Continuando con el safari, y como quinto trabajo, el usurpador ordenó a Hércules que capturase a una bestia aun más temible que el jabalí de Erimanto: un toro que estaba causando estragos en la isla de Creta.
Esta historia se remonta a cuando el rey Minos prometió a Poseidón que sacrificaría en su honor cualquier criatura que el mar arrastrase a las costas de la isla, esperando quizá que fuera un bacalao, una medusa agonizante o una sirena realmente fea y frígida. Poseidón, que estaba harto de que los holocaustos en su honor siempre oliesen a pescado frito, se salió por la tangente y envió un toro con flotador y manguitos a las costas de Creta. A Minos le pareció que sería una pena sacrificar un semental tan hermoso y bravo, e intentó dar gato por liebre al dios de los mares sacrificando un toro diferente, quizá un caballo pintado de negro. Poseidón se dio cuenta de que le estaba tomando el pelo y no solo enloqueció al toro para que cornease a cualquiera que se le pusiera por delante, sino que también provocó que la mujer de Minos se enamorase del impetuoso bóvido. Después de consumar su amor, dicen que la mujer de Minos tuvo que sujetarse los tampones con tirantes durante una larga temporada. De esta unión nació además el infame Minotauro, principal atracción turística de la isla de Creta en años venideros.
En cuanto a Hércules, las pruebas de fuerza eran su especialidad, de modo que sometió al toro con una llave de lucha libre, sin complicarse la existencia.
Después de mostrarle su trofeo a Euristeo, Hércules soltó al animal, que deambuló por toda Grecia hasta llegar a Maratón, donde Teseo le daría matarile años más tarde con una faena que le valió una oreja y una vuelta al ruedo. El mismo Teseo liquidaría también al Minotauro, atando así los cabos sueltos que dejó el hijo de Zeus en este trabajo.
En cambio, Kevin Sorbo nunca dejaba nada a medias. |
VIII. Los caballos de Diomedes
Para su siguiente trabajo, Euristeo envió a Hércules a robar los caballos del gigante Diomedes, rey de los belicosos bistones de Tracia. Como podéis imaginar, los caballos no eran normales. Diomedes los alimentaba con carne humana y estaban requetelocos. Algunos dicen que incluso escupían fuego, pero solo cuando comían mexicano.
Pero, si algo nos han enseñado los dibujos animados de Silvestre y Piolín, es que cualquiera puede distraer a un perro guardián con un bistec crudo, así que ese fue más o menos el plan que trazó Hércules para despistar a los caballos de Diomedes. Solo que, en un lugar de un bistec, les lanzó a un tipo que pasaba por allí. Quiero suponer que era un mal tipo, pero con estos héroes griegos nunca se sabe.
Mientras los caballos se ponían las botas, Hércules aprovechó para colocarles los arreos y se preparó para salir de allí quemando asfalto. Por desgracia, Diomedes le pilló con las manos en la masa e intentó detenerlo. Por desgracia para Diomedes, quiero decir, porque la cosa se torció hasta el punto de que el rey de los bistones acabó convirtiéndose en el postre de sus caballos.
En otra versión del relato, Hércules viajó a Tracia acompañado de varios voluntarios, entre ellos su amigo Abdero, que se quedó vigilando a los caballos antropófagos mientras Hércules se liaba a guantazos con Diomedes y sus guerreros. Cuando nuestro héroe volvió victorioso de la batalla, de Abdero solo quedaban los huesos. "Ah, muy bonito, comiendo a deshoras", regañó Hércules a los caballos. Pero como se sentía algo culpable, fundó una ciudad en nombre de su amigo Abdero. Y no, no fue Navalcaballo de Soria.
Esta comida para caballos contiene trazas de pienso. |
IX. El cinturón de Hipólita
Como noveno trabajo, Euristeo ordenó a Hércules que le trajera el cinturón de Hipólita, reina de las amazonas. El monarca pensaba que le quedaría de muerte a su hija, sobre todo si lo combinaba con una túnica con bordados de oro (desde luego era mejor que verla salir por ahí con sus amigas vestida con esas túnicas modernas que dejaban todo el hombro al aire, ¡qué descoco e impudicia!).
En la versión más descafeinada de la historia, Hércules raptó a la hermana de Hipólita tras emboscarla y exigió el consabido cinturón como rescate. Por el contrario, las versiones con presupuesto para un reparto de lujo y efectos especiales incluyen uno o más de lo siguiente:
- ¡Hera disfrazada de amazona para sembrar cizaña!
- ¡Una batalla épica entre los aliados de Hércules y las amazonas!
- ¡Un duelo a muerte entre el hijo de Zeus y la comandante Melanipe! ¡La caída de Hipólita!
- ¡Y un increíble número musical con 1.000 caballos en escena!
De vuelta de su viaje, y en plan episodio de relleno, nuestro héroe rescató a la hija del rey de Troya de las garras de un monstruo marino enviado por Poseidón. El rey de Troya se negó a recompensar a Hércules por esta hazaña, así que después de terminar sus trabajos, nuestro héroe atacó la ciudad como represalia y la tomó sin ayuda de un Brad Pitt ciclado ni caballos de madera. Así aprenderá ese estúpido rey.
"¿Queréis más? ¿Es que la pila de cadáveres sobre la que me alzo no es lo bastante disuasoria?". |
X. Los bueyes de Gerión
A Euristeo empezaba a ponerle nervioso el éxito constante de su primo, así que adoptó una estrategia diferente: si no podía derrotarlo, al menos lo perdería de vista una larga temporada. Por lo tanto, decidió mandarlo bien lejos a robar los bueyes de Gerión, un ser monstruoso de tres cuerpos que vivía en la mítica isla de Eritía, también conocida como... ¡LA ISLA ROJA!
Hmmm... Sonaba mucho más aterrador en mi cabeza. Quizá si usase otro tipo de fuente...
¡LA ISLA ROJA!
Mejor. La fuente Comic Sans siempre funciona.
Hércules comenzó su periplo recorriendo el norte de África, que limpió de leones, elefantes, rinocerontes y otras bestias salvajes, para que pudieran construirse con tranquilidad apartamentos y hoteles a pie de playa. Cuando el calor del África occidental se hizo insoportable, y como además se le había acabado la crema solar de factor 50+, nuestro héroe apuntó a Helios con su arco y el dios-sol se quedó tan impresionado por su osadía que le prestó su copa de oro para llegar hasta Eritía. (La copa de oro era precisamente eso, una gran copa dorada que Helios usaba a modo de embarcación para recorrer el Océano cada noche de poniente a oriente. El concepto de rotación planetaria era chino para los griegos.)
Poco después, el propio dios Océano, descendiente de los titanes, trató de poner a prueba a Hércules embraveciendo la marea para ver cómo se las apañaba con olas a lo Deep Impact; pero Hércules levantó de nuevo su arco, puso esa mirada suya de "¡Despacico conmigo, eh!", y Océano se achicó.
Cuando Hércules llegó por fin a la Isla Roja, Orto, el perro guardián de Gerión, un bestial sabueso bicéfalo que pertenecía a la misma camada que el infame Cerbero, olió a nuestro héroe (el hombre llevaba meses sin ducharse y apestaba a tigre más que a león) y alertó con sus ladridos al boyero Euritión. Mascota y dueño atacaron a Hércules para evitar que robase el ganado, y aunque no tenían la culpa de nada, nuestro, ejem, héroe los molió a porrazos y luego huyó con los bueyes.
Gerión, cabreado como una mona, salió en su busca, y Hércules no tuvo más remedio que enredarse en otra violenta pelea con el monstruoso ser de tres cuerpos, al que derrotó finalmente de un flechazo. Hecho esto, levantó las llamadas Columnas de Hércules, hoy conocidas como el peñón de Gibraltar y el monte Hacho de Ceuta, marcando así los confines del mundo habitado y alertando a los marineros de que si iban más allá, lo harían bajo su responsabilidad. No podía limitarse a colocar un cartel, claro.
Generalmente aquí hubiera terminado la faena, pero Hércules todavía tenía que conducir los bueyes hasta Tirinto, lo que le llevaría a recorrer Iberia, el sur de Francia, Italia y Sicilia. Y no fue un camino de rosas, porque todo el mundo quería birlarle el ganado. Ya conocéis el dicho: quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón.
Los ligures del sur de Francia fueron los primeros en asaltar a Hércules (nota: si os imagináis a los ligures con boinas, finos bigotes y armados con baguettes, lo que voy a contar ahora os parecerá un 27 % más gracioso). Nuestro héroe metido a pastor trató de disuadir a sus asaltantes con su buen hacer diplomático, esto es, asaetándolos vivos, pero cuando se le agotaron las flechas, tuvo que pedir ayuda a su padre, oh, señor que estás en los cielos. Zeus hizo caer entonces un chaparrón de guijarros de los que Hércules se sirvió como proyectiles. Quiero pensar que los bateó con su garrote. ¿Hubiera sido más sencillo que las piedras cayeran directamente sobre los ligures? Indudablemente. Pero no soy yo quien se inventa estos mitos.
Siguiendo la pista de un buey dado a la fuga, Hércules llegó a Sicilia, donde tuvo que competir en un concurso de lucha contra el regente local, un tal Érix. Si Érix había oído hablar de la fuerza prodigiosa de Hércules, no era muy espabilado, y si no había oído hablar de él, debería haberse planteado que luchar contra una montaña de músculos ataviada con la piel de un león no era una buena idea. Después del tercer martinete consecutivo, la columna vertebral de Érix parecía un acordeón.
Más adelante, cuando el hijo de Zeus dormía a pierna suelta a las orillas del Tíber, un bandido conocido como Caco le robó varias cabezas de ganado y se las llevó hasta su cueva arrastrándolas por el rabo. Al despertar y ver el rastro de las reses robadas, Hércules se quedó mosqueadísimo, porque las huellas parecían salir de la cueva en lugar de entrar en ella. Otro hubiera sumado dos y dos y echado una ojeada al interior de la cueva por si acaso, pero Hércules ya se había dado media vuelta cuando, por pura chiripa, sus bueyes comenzaron a mugir y los que estaban dentro de la cueva respondieron. El hijo de Zeus siguió el sonido hasta el interior de la cueva y allí descubrió a Caco con una sonrisa pícara en los labios. Ay, pillín, pillín... Hércules machacó al bribón hasta convertirlo en pulpa. Un viaje tan largo pone de los nervios a cualquiera.
Generalmente aquí hubiera terminado la faena, pero Hércules todavía tenía que conducir los bueyes hasta Tirinto, lo que le llevaría a recorrer Iberia, el sur de Francia, Italia y Sicilia. Y no fue un camino de rosas, porque todo el mundo quería birlarle el ganado. Ya conocéis el dicho: quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón.
Los ligures del sur de Francia fueron los primeros en asaltar a Hércules (nota: si os imagináis a los ligures con boinas, finos bigotes y armados con baguettes, lo que voy a contar ahora os parecerá un 27 % más gracioso). Nuestro héroe metido a pastor trató de disuadir a sus asaltantes con su buen hacer diplomático, esto es, asaetándolos vivos, pero cuando se le agotaron las flechas, tuvo que pedir ayuda a su padre, oh, señor que estás en los cielos. Zeus hizo caer entonces un chaparrón de guijarros de los que Hércules se sirvió como proyectiles. Quiero pensar que los bateó con su garrote. ¿Hubiera sido más sencillo que las piedras cayeran directamente sobre los ligures? Indudablemente. Pero no soy yo quien se inventa estos mitos.
Siguiendo la pista de un buey dado a la fuga, Hércules llegó a Sicilia, donde tuvo que competir en un concurso de lucha contra el regente local, un tal Érix. Si Érix había oído hablar de la fuerza prodigiosa de Hércules, no era muy espabilado, y si no había oído hablar de él, debería haberse planteado que luchar contra una montaña de músculos ataviada con la piel de un león no era una buena idea. Después del tercer martinete consecutivo, la columna vertebral de Érix parecía un acordeón.
Más adelante, cuando el hijo de Zeus dormía a pierna suelta a las orillas del Tíber, un bandido conocido como Caco le robó varias cabezas de ganado y se las llevó hasta su cueva arrastrándolas por el rabo. Al despertar y ver el rastro de las reses robadas, Hércules se quedó mosqueadísimo, porque las huellas parecían salir de la cueva en lugar de entrar en ella. Otro hubiera sumado dos y dos y echado una ojeada al interior de la cueva por si acaso, pero Hércules ya se había dado media vuelta cuando, por pura chiripa, sus bueyes comenzaron a mugir y los que estaban dentro de la cueva respondieron. El hijo de Zeus siguió el sonido hasta el interior de la cueva y allí descubrió a Caco con una sonrisa pícara en los labios. Ay, pillín, pillín... Hércules machacó al bribón hasta convertirlo en pulpa. Un viaje tan largo pone de los nervios a cualquiera.
El historiador Herodoto, para el que el rigor histórico era opcional, pinta en la región de Escitia un cuadro de lo más escatológico: una mujer-serpiente robó a Hércules sus caballos de tiro y, a cambio de devolvérselos, le pidió que se acostase con ella. La criatura solo era mujer de cintura para arriba, y de cintura para abajo tenía más escamas que el pescado, así que cuesta imaginar la mecánica del asunto y de dónde sacó Hércules ánimos para engendrar tres hijos con ella. Pero lo hizo.
En las montañas de Tracia, y cada vez más cerca de su destino, Hera envió un tábano para que picara a los bueyes y los dispersase. Hércules se maldijo por no haber comprado repelente de mosquitos en el último bazar por el que pasó y recorrió las montañas lanzando exabruptos durante varios días hasta que consiguió recuperar la mayor parte del rebaño, que por fin pudo presentar a Euristeo. Si el rey llega a decirle que se lo había tomado con calma, muy probablemente Hércules hubiera hecho correr a su primo delante de cien morlacos enfurecidos. No es difícil imaginar a nuestro héroe ocultándose de la justicia como en las historietas de Mortadelo y diciendo aquello de "¡Tenía que hacerlo! ¡Tenía que hacerlo!".
Le sobra garrote para repartir. |
XI. Las manzanas del jardín de las Hespérides
Como penúltima labor, Euristeo ordenó a su primo que fuera a por manzanas, aunque no de las que uno encuentra fácilmente en el supermercado. Estas manzanas eran doradas y únicamente crecían en el jardín de los dioses, donde las ninfas Hespérides las guardaban. Además, el árbol que daba el fruto sagrado estaba protegido por una terrible serpiente llamada Ladón (aunque, según la fuente que consultéis, puede que la terrible serpiente solo fuera un terrible dragón, así que no es para tanto).
Lo primero que Hércules tenía que hacer era descubrir dónde narices estaba el jardín de los dioses, porque no era un lugar que viniese en los mapas y aún faltaban algunos años para que Google lanzase el servicio Google Maps. Saltándose a la torera esa regla no escrita que dice que un hombre jamás pregunta por una dirección ni reconoce que se ha perdido, Hércules pidió ayuda a las ninfas del río Erídano. Estas le dijeron que hablase con Nereo, el Viejo del Mar. Ahora bien, aunque Nereo era benévolo y pródigo en consejos, no le gustaba que le hicieran preguntas directas. Tampoco le gustaban los ruidos altos ni que pisaran sus anémonas. "¡No piséis mis anémonas, gamberros!", decía. Consciente de estas manías, Hércules lo atrapó mientras dormía y, a pesar de que Nereo podía cambiar de forma a placer como un Transformer, lo mantuvo bien agarrado hasta que el viejo se cansó de luchar y le reveló la localización del jardín: estaba al oeste.
Con su destino claro, Hércules atravesó África en dirección a Egipto. En el camino se topó con el gigante Anteo, que tenía la costumbre de retar a todo aquel con el que se cruzaba a un combate a muerte y que, en su tiempo libre, reproducía ilustraciones de los cuentos de Beatrix Potter con petit point. Anteo era imbatible mientras sus pies tocasen el suelo, del que obtenía una fuerza extraordinaria. Por lo tanto, Hércules alzó al gigante en un abrazo mortal y le hizo puré los riñones y el esternón.
Pero ahí no acaban las side missions, y, a lo largo y ancho del África oriental, las proezas del hijo de Zeus no hicieron sino multiplicarse: mató a un faraón egipcio aficionado a los sacrificios humanos, exterminó a docenas de bestias, batió el récord de Billy Mitchell en la recreativa de Pac-Man y también se ocupó de un cruel caudillo local. Luego usó de nuevo la copa de oro de Helios para llegar al Cáucaso, donde encontró a Prometeo encadenado a una roca.
Zeus había condenado a Prometeo a sufrir durante toda la eternidad por haber robado el fuego a los dioses. Podría haberle nominado al ice bucket challenge para que su vergüenza fuera imperecedera, pero Zeus se decantó por que un águila devorase el hígado de Prometeo durante el día y el órgano se regenerase cada noche, de modo que el animal pudiera seguir picoteándolo a la mañana siguiente. El espectáculo era francamente asqueroso, así que Hércules atravesó al águila con una de sus flechas y se hizo un pincho a la parrilla.
En este punto, el trabajo se divide en dos versiones: o bien Hércules se dirigió solo al jardín de los dioses, mató de un porrazo a la serpiente guardiana y regresó con las manzanas doradas a Tirinto; o bien convenció al titán Atlas de que recogiera las manzanas por él. Esta segunda versión es la más salada.
Después de librar a Prometeo de su tormento, el dios, agradecido, recomendó a Hércules que hablase con Atlas y se ofreciese sostener la bóveda celeste en su lugar a cambio de que el titán recogiese las manzanas doradas por él. Atlas sufría de ciática, tortícolis y lumbalgia, y aceptó el trato sin pensárselo dos veces. Sin embargo, cuando el titán regresó con las manzanas, ya no estaba por la labor de seguir fastidiándose la espalda y propuso a Hércules que sujetase unos meses más el firmamento mientras él entregaba el trofeo a Euristeo en su nombre, a ver si colaba. Nuestro héroe, advertido de la treta por Prometeo, dijo que le parecía estupendo, pero que le aguantase por favor el firmamento un segundo mientras él se colocaba una almohadilla en la cabeza para estar más cómodo. Todos hemos pedido a alguien que nos sujete algo "un segundo", ¿verdad?
Hércules regresó a Tirinto con las manzanas mientras Atlas se cagaba en sus muertos y buscaba el número de teléfono de un fisioterapeuta que hiciera visitas a domicilio.
Aporrear un dragón y ligarse a tres tías macizas. Otro lunes en la vida de Hércules. |
XII. El can Cerbero
El último trabajo fue el más duro de todos. Para llevarlo a cabo, Hércules tuvo que descender a los mismísimos Infiernos, un lugar reservado a los muertos, los aventureros temerarios y los poetas florentinos del siglo XIV con demasiada imaginación. Allí nuestro héroe debía capturar a Cerbero, un imponente perro de caza con tres cabezas y una serpiente en lugar cola que guardaba las puertas de la casa de Hades. ¿Para qué contratar un servicio de alarma cuando tu perro guardián puede arrancar el culo a dentelladas a tres intrusos al mismo tiempo que les inyecta veneno en las venas?
Hércules descendió a los Infiernos por una de las entradas más habituales: la cueva del cabo Ténaro. Allí dentro encontró al barquero Caronte, que le cruzó gratis de orilla a pesar de que nuestro héroe estaba vivito y coleando, porque, a estas alturas de la película, todo el mundo sabía cómo se las gastaba el hijo de Zeus con el garrote.
Tal era el canguelo que infundía Hércules que todos los espectros se escabullían a su paso, excepto Meleagro y la gorgona Medusa. Nuestro héroe, que no tenía prisa, se detuvo a hablar con Meleagro, cuya vida había estado ligada a un tizón de leña que su propia madre arrojó al fuego, provocándole la muerte. Al oír esta historia, Hércules lloró por primera y última vez en su vida. Al verlo tan desconsolado, Meleagro le dio el número de teléfono de su hermana Deyanira. Años más tarde, los celos de Deyanira conducirían a Hércules a una muerte horrible por culpa de una camisa untada con sangre y semen de centauro. Pero esa es una historia que me reservo para otra ocasión.
Más adelante, Hércules se cruzó con dos turistas inesperados, Teseo y Pirítoo, que tenían los pompis pegados a sendos asientos de piedra. A Pirítoo se le había ocurrido la "fenomenal" idea de bajar hasta allí para secuestrar a Perséfone y convertirla en su esposa, porque sin duda robarle la mujer al dios de los Infiernos es un plan que no podía salir mal. Pero por idiotas que fueran, Hércules era un héroe, así que hizo su trabajo y liberó a Teseo de la silla pétrea de un tirón que casi le despelleja el pandero. No es seguro que consiguiera liberar también a Pirítoo ni tampoco nos importa. Pirítoo es un nombre estúpido.
Otro par de encuentros no tan interesantes llevaron a Hércules ante Hades, que le dio permiso para sacar a pasear a su mascota si era capaz de dominarla sin usar ningún arma. Como la piel de león le protegía de los mordiscos de la cola de serpiente, Hércules se concentró en las tres cabezas, que agarró con fuerza hasta someter al animal. Hubiera sido más sencillo darle una galleta para perros o rascarle detrás de las orejas, pero el hijo de Zeus no actuaba de esa manera. Él era un hombre de acción, no César Millán.
Después de dar a Euristeo un susto de muerte con su último trofeo, Hércules devolvió a Cerbero a su dueño. Había cumplido el último de sus trabajos y sus años de servidumbre habían llegado a su fin. O eso pensaba él, porque en su siguiente aventura lo venderían como esclavo.
Ay, Hércules, ¿qué vamos a hacer contigo?
Después de enfrentarse a Hulk, Thor y Galactus, un perro tricéfalo es pecata minuta |
Tú viste "Las 12.pruebas de Astèrix" el otro día en Boing, verdad? Si no la viste... psé... seguro que la.tienes en algún formato... y si tampoco la tienes... buena memoria y enhorabuena por la publicación.
ResponderEliminarMañana la leo sin falta...
WOW, ¡una entrada verdaderamente cultural-épica-ilustrativa! Excelente entrada, desconocía bastantes aspectos del Mr. Músculo por excelencia.
ResponderEliminarEscribid más por favor, Medusa, Icaro(que hasta complejo tiene y una peli vinculada al asesinato de JFK); me dejó impresionado esta info, enhorabuena.
dsanzi: Hmm... no vi Las doce pruebas de Astérix, no. Tampoco necesito verla, porque me sé cada línea de diálogo de esa película casi de memoria. De todos modos, tampoco ha sido el detonante de ni ha servido de fuente a este artículo. ¡Qué idea tan extravagante!
ResponderEliminarM@nchitas: Cultural-épica-ilustrativa debería ser una de las categorías del blog.
+1 a mas artículos de mitología
ResponderEliminarEn serio mola mucho el articulo, queremos mas ^^
Ha gustado mucho este articulo.
ResponderEliminarEscribe más, es muy curioso.
Fantástico artículo. Un tema interesante (se puede sacar una serie que ni juego de Tronos) hace maravillas a tu estilo. +10 por la documentación no sólo del mito principal sino también de las múltiples referencias paralelas. Esperamos con impaciencia nuevas entregas (también rezamos para que Panini no saque más tomos de He-Man ;-))
ResponderEliminarLa mitología lo parte!! Ya estoy completando el artículo con la wiki! Gracias, crack!
ResponderEliminarMe encanta tu estilo como escritor. Queremos más artículos de mitología, sobre todo de escarceos sexuales y/o venganzas entre los personajes mitológicos
ResponderEliminarMe ha encantado.
ResponderEliminarQuerría soltar alguna gracia ingeniosa o algún comentario largo porque la entrada los merece... pero sencillamente no puedo decir otra cosa que me ha encantado.
Un aplauso por la labor de documentación. Lo más complicado de escribir de mitología es la cantidad de información que hay y las variaciones de la misma historia.
ResponderEliminarLa verdad es que me sabía las pruebas de Asterix y no me sabía todas las pruebas de Hércules. Ahora ya me las sé y podré presumir.
En este tema siempre hay mucho que rascar, los culebrones griegos son apasionantes. Y los de ahora también, sólo hay que poner el telediario.
Lo más curioso es que los héroes griegos hayan sobrevivido al paso del tiempo a pesar de no ser buenos. Ni de bondad ni de grandiosidad, supongo que esto es por verlo desde el triste cinismo que invade la sociedad. Antes no tenían tele.
En definitva, felicidades por el post, te ha quedado genial.
Vladek: Me alegra mucho saber que os interesa este tipo de artículos, porque la mitología (sobre todo la griega y la nórdica) es uno de mis temas favoritos.
ResponderEliminarDonLagarto: ¿Curioso o tal vez... interesante?
Juan Germán Socías Segura: El artículo ya es largo así, pero si llego a incluir todas las versiones y ramificaciones que he visto de cada trabajo, aún seguiría escribiendo.
Anónimo: No me fío de la Wikipedia y no la he consultado.
Anónimo: Si no hay escarceo sexual, ni es mito ni es na'.
eter: Con eso es suficiente. ¡Gracias!
Mixtli1984: Tengo buenos libros de mitología en mi biblioteca que me permiten documentarme con la confianza de que lo que luego escribo sólo es una melonada porque yo lo decido.
Interesante, quería decir interesante.
EliminarNo se como se colo lo de curioso.
Mola, escribe más. Y compara este con All Star Superman
ResponderEliminarPara que te sea más fácil interpretar este comentario, te lo pongo directamente: "¡Escribe más, por favor!".
ResponderEliminar¿Vas a escribir sobre mitos de todo el mundo o te centrarás en ciertas culturas/regiones? Como sea, si algo ha demostrado http://www.happletea.com es que el mundo de los mitos es una generosa fuente para las ocurrencias ingeniosas. Esperando con ansias la siguiente entrada.
Nunca me ha gustado que casi ninguna de las versiones de Hércules que se ven en la ficción le retraten sin el garrote y sin la piel del león, se limitan a retratarle con un traje de soldado griego genérico y una espadita.
ResponderEliminarEste es el Hércules que mola, un macarra pendenciero que no tiene problemas en putear a los demás, nada que ver con la versión descafeinada de Disney o el de Kevin Sorbo. Creo que el único que se salva es el de Marvel, que al menos tiene el símbolo del león, lucha con una maza, es un hedonista, es machista y se pelea con todo el mundo.
Muy grande la entrada, brochense (sí, soy un crack con los gentilicios, ¿qué le voy a hacer?).
ResponderEliminarSólo eso, que sí, que, como diría Leonardo Dantés, mola mazo.
No iba a comentar nada, pero visto la suplica final...
ResponderEliminarExcelelente!
ResponderEliminarInevitable que alguien viniera con Las doce pruebas del César, y lo sabías ,D incluso El joven Hércules podría mencionar yo.... pero no.
Para matar a Hidra hay que hacer lo que decían en Necesito un arma, enfrentar a las cabezas las unas con las otras ''oye que esa se ha liao con tu novio'' y así.
Pues aquí otro que solicita mas artículos sobre mitología. Te atreverías con nórdica???
ResponderEliminarbybgold: ¡Pero las comparaciones son odiosas!, salvo cuando a mí me apetece hacerlas.
ResponderEliminargt7h1: No he pensado en el próximo artículo sobre el tema, pero tampoco creo que lo publique dentro de poco. Este mes ya lo tengo planificado y octubre también.
Anonimatus: Dwayne Johnson lleva la piel de león, pero dudo que pueda considerarse un indicio de la buena calidad de la película. El Hércules de Marvel es uno de mis Vengadores favoritos.
Yyrkoon: Muchas gracias, caballero.
pons007: Sólo pido respuestas. No soy adivino.
kei: Nunca fui capaz de ver un capítulo entero de El joven Hércules. No soportaba a los protagonistas.
JoakinMar: Las mitologías griega y nórdica son mi especialidad. Me atrevo.
Un artículo didáctico y divertido, ojalá enseñaran historia en los colegios de esta forma, me gustaría un día otro post sobre mitología nórdica, de la que soy un gran fan desde... bueno, desde que leí "la trompeta del terror" de elige tu propia aventura
ResponderEliminarEl Hércules de Kellan es muy malo eh XD
ResponderEliminarMe encantó el artículo por cierto
El padre de Ícaro me dio mucha pena,ni llamando al de Hermano Mayor solucionaba el pasotismo de ese crió
No vueles tan cerca del sol que la cera se derrite illo(me gusta imaginarmelo como el típico padre andaluz y del Betis)
Pues nada que el chico es más duro de mollera que un Nokia y le da por hacer piruetas como un mongolo sifilitico cerca de dicho astro
Unos dicen que se ahogó en el mar y otros que se estampo contra el suelo y todavía busca los dientes
A mi me gusta pensar que vive actualmente con nosotros y se llama Froilan
Muy bueno!
ResponderEliminarSimplemente genial, de las mejores entradas en la historia de tu web. Saludos
ResponderEliminarTiene que ver las 12 puebas de Asterix es una joyaza y gracias me he reido como un descosido gracias, una abrazada teletuvitera
ResponderEliminarmoreee
ResponderEliminarMuy Buena Narracion
ResponderEliminarTanto Hércules como los forzudos Gilgamesh y Rostam tienden a hacer estupideces que después luego pagan personas inocentes
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