Ahora bien, la edad no es lo único que tenemos en común. Las Puertas de Anubis se llevó los premios Philip K. Dick, Apollo y Gigamesh; y yo gané el concurso de relatos ambientados en la Isla de Colossa celebrado por PoderFriki. La mayor parte de la trama se desarrolla en el Londres victoriano; y yo soy un esnob elitista que encajaría perfectamente en la alta sociedad del Londres victoriano. Hay un tipo barbudo; y yo soy fan de las barbas... Demasiadas casualidades como para no ser bueno.
La novela trata sobre un experto en literatura inglesa, Brendan Doyle, al que un millonario excéntrico invita a viajar con él al Londres de 1810 para asistir a una conferencia del poeta Coleridge. Hasta aquí, lo normal. Si eres amigo del Doctor Who quiero decir. Pero lo imprevisto ocurre y Doyle se queda atrapado en el siglo XIX, sin más recursos que su conocimiento sobre los sucesos de la época y con siniestros personajes pisándole los talones para arrancarle los secretos sobre los viajes en el tiempo y acabar con la hegemonía británica en Egipto. Wow, o sea, wow.
Si estáis a punto de dejar de leer por temor a que os destripe el libro, respirad tranquilos, porque no voy a deciros más de la cuenta. Mi intención solo es picaros la curiosidad lo suficiente como para que lo leáis sin tener que recurrir a fotos de gente atractiva desnuda.
Estas son algunas de las maravillas que ofrece la novela:
- Brujos que pretenden restaurar la vieja gloria de Egipto.
- Viajes en el tiempo. Como Regreso al futuro, solo que con menos DeLorean y más mugre.
- El bigote postizo con más protagonismo de la literatura contemporánea.
- Un brujo con muelles en los zapatos.
- Cortes de mendigos dickensianos.
- Un payaso diabólico con zancos.
- Un hombre-lobo que cambia de cuerpo con más facilidad que el capitán Ginew.
- Juguetes vivientes, experimentos monstruosos y demonios flamígeros con un extraño sentido del humor.
- Un poeta de melena leonina que pega tan duro como Chuck Norris.
- Sociedades secretas.
- Mobiliario homicida.
- Ectoplasmas que poseen a la gente.
- Duelos de espada sin insultos.
- Ropa que huele a cebolla.
Por supuesto, al haber saltos en el tiempo, uno de los puntos más interesantes de la novela es ver cómo determinados sucesos cobran sentido a medida que corren las páginas y vamos atando cabos. Hay algunos clichés propios de las tramas que utilizan ese recurso, pero aquí es algo más positivo que negativo. Ello unido a la acertada mezcla de hechos históricos y misticismo ha permitido a este libro ascender al podio que tengo reservado para mis novelas favoritas, entre las que se cuentan El Conde de Montecristo, La historia interminable, Los náufragos del Jonathan, los diarios de Harry Flashman y, mi favorito, Lujuria: Los guardianes de Cyrene nº 4, que trata sobre la pasión descontrolada entre un soldado de fortuna y una viuda que ha jurado no volver a casarse.
Con todo, probablemente lo mejor que puedo decir de Las Puertas de Anubis es que he disfrutado con él como no lo hacía con ningún otro libro desde hace más de diez años. Esta es la primera novela en todo ese tiempo con la que he regresado mentalmente a mi adolescencia y he podido olvidar, aunque solo fuera momentáneamente, que ya nunca seré una estrella de los deportes acuáticos a motor ni tendré un harén de actrices famosas dispuestas a complacer cada uno de mis deseos. ¿Cuándo fue la última vez que os dijeron algo así sobre un libro? Apuesto a que nunca.
Si no estáis ya camino de la librería, no sé a qué porras estáis esperando.
No puedo sino estar de acuerdo con la entrada!
ResponderEliminarLeyendo la parte de atrás (¿egipcios?¿viajes en el tiempo?¿hombres lobo?¿gitanos?) no puedes sino esperarte una mierda de tamaño importante pero lo cierto es que es un novelón, te engancha y se lee de una tacada. Altamente recomendable.