Pero cuando teníamos ratos muertos de sobra, la cosa era muy diferente. Uno se podía embarcar en una aventura futurista protagonizada por gigantescos robots de asalto y pasarse toda la tarde reventando maquinaria de guerra como si no hubiera un mañana.
Y esa es básicamente la premisa de Assault Suits Valken, un videojuego desarrollado por Konami para la Super Nintendo y conocido en Europa y América como Cybernator. Sin duda, me recordaría a Gundam si alguna vez hubiera visto esta serie; pero, como no es el caso, lo compararé con Robotech. Hay mechas por todos lados, y no son de las que se hacen en el pelo.
Lo siento. Ese chascarrillo fue malo incluso para mis estándares. ¿Qué os puedo decir? Acabo de terminar de ver Terminator Salvation y creo que mi cociente intelectual se ha reducido en varios puntos.
El juego nos sitúa en un futuro no sé muy bien si cercano o lejano en el que los combustibles fósiles han empezado a agotarse. El Eje y la Federación, dos facciones gubernamentales, luchan por el control de estos recursos y también por algunos terrenitos en la Luna. Sin embargo, lo verdaderamente importante es que ambos grupos dominan los viajes espaciales y la fabricación de alucinantes robots gigantes armados hasta los dientes. Pensándolo bien, quizá esta sea la causa de la alarmante falta de recursos. A saber cuánto petróleo consumirán estos armatostes. Nueva Irak, a por ti vamos.
Nosotros adoptamos el papel de Jake Brain, uno de los pilotos del escuadrón Verpis, y nuestra misión consiste en tocar las narices al Eje, cargándonos uno tras otros los resultados de años de inversión en I+D, hasta alcanzar el Bildvorg, el mecha más enorme, acojonante y peligroso del Eje, al que debemos destruir porque queremos impresionar a la oficial de comunicaciones del escuadrón, Claire Coral. O al menos esta es la clase de objetivo con la que yo puedo empatizar.
Extraño momento para declarar su determinación frente al compromiso. |
Y si os estáis preguntando qué han hecho los miembros del Eje para merecerse esto, ¡EH!, son los malos. De hecho, estoy convencido de que su nombre completo es el Eje del Mal; lo que ocurre es que esta segunda parte la omiten para despistar.
Sí, mucho me temo que atrás quedan ya aquellas organizaciones que reconocían con orgullo sus bajas inclinaciones morales eligiendo nombres como Spectra, Cobra, o los Seis Siniestros... Qué tiempos aquellos.
No obstante, con esa risa desquiciada, bueno no puede ser, eso seguro. |
Nuestro armamento estándar está integrado por un poderoso puño de corto alcance, un cañón Vulcan que podemos apuntar en 360º, un escudo para protegernos de los chupinazos enemigos y un jetpack para moverse a mayor velocidad e impulsarnos por el aire durante cortos periodos de tiempo (ya tenemos un robot gigante; si volase, molaría demasiado). También podemos mejorar nuestro equipamiento, subiéndolo de nivel o recogiendo nuevas armas como el lanzamisiles o el láser.
La parte peliaguda es que si palmamos, perdemos todas las mejoras. Si esto nos pasa, por ejemplo, en un jefe de fase, nos podemos dar por jodidos.
¿Precaución? Es lo que siempre tomo cuando conduzco mi robot gigante. |
Una de las diferencias entre las versiones japonesa y europea del Cybernator es que en la segunda no aparecen los retratos de los personajes cuando nos hablan, lo que resta personalidad a las misiones y, por otro lado, es cutre de cojones.
Además, en la versión europea el final es ligeramente distinto y falta una parte del juego en la que un tipo se suicida (porque en Europa, el cristianismo es la religión mayoritaria y suicidarse es pecado; si te suicidas, acabas en el limbo con un montón de bebés berreando).
La escena de AMOR, en cambio, es idéntica en ambas versiones:
Que el uniforme sea como una segunda piel es una ventaja. |
Y con esto creo que queda cubierto este título. Son robots gigantes que disparan en el espacio. No necesitáis un manual para entenderlo.
uno de mis juegos preferidos
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