28 de enero de 2020

The Witcher: Especies raras


En toda temporada tiene que haber un episodio que te guste menos que el resto. Con suerte, no será malo, solo peor que los demás, pero te entretendrá igualmente y te distraerá un rato de los problemas cotidianos, como esos trípodes marcianos que están arrasando tu ciudad con sus terribles rayos calóricos (te recomiendo que no mires por la ventana en este momento y continúes leyendo). Si no tienes suerte, el episodio no te gustará y punto. Y si tienes mala suerte, te provocará gonorrea.

El sexto episodio de la primera temporada de The Witcher no es aborrecible ni me provoca gonorrea, pero no alcanza el listón que la propia serie se ha marcado. Es lo más parecido a un episodio de Hércules: Sus viajes legendarios que hemos visto desde que empecé a recapitular la serie, en lo bueno y en lo malo. También podría pasar por una partida de Dungeons & Dragons que el máster hubiera improvisado sobre la marcha a modo de relleno entre campañas.

Y me da rabia que el episodio sea mediocre, porque el relato que adapta es bueno. No soy tan corto de entendederas como para pensar que se pueden hacer buenas adaptaciones sin cambiar nada, porque a medios diferentes, lenguajes diferentes. Es más, reconozco que en este mismo episodio hay cambios que hacen más digerible la trama original para su paso por televisión (por ejemplo, no incluir al rey Nedapaz y a su séquito ni al maestro zapatero Comecabras como parte de la expedición ayuda a simplificar una historia a la que no le faltan precisamente personajes). Sin embargo, también hay cambios que, si bien entiendo, encuentro difíciles de justificar, y cambios que no comprendo en absoluto y que hacen que mi cabeza dé vueltas como un diablo de Tasmania epiléptico.

A pesar de todo, el episodio no está exento de chispa y sigue gozando de ese encanto peculiar de la fantasía heroica más tradicional y repleta de clichés. Puntualmente incluso consigue emocionarme, pero de esto culpo a la excelente banda sonora de Giona Ostinelli y Sonya Belousova, que desde la semana pasada podéis escuchar en vuestros servicios de música en streaming favoritos hasta el hartazgo.



Año 1262. En alguna aldea cerca de Holopole


El concejal y el carnicero del pueblo llevan un rato esperando frente a la guarida de un basilisco a que salga el brujo al que han contratado para que lo apiole, que no es otro que Geralt de Rivia, el famoso Lobo Blanco. Quizá hayáis oído hablar de él. Tiene una serie en Netflix. Jaskier espera con ellos y canturrea.

Pero el tiempo pasa y Geralt no da señales de vida, así que los aldeanos lo dan por fiambre y deciden birlarle sus pertenencias como premio de consolación. El carácter pragmático raramente está alineado con las más elementales normas éticas.

Jaskier intenta intervenir para evitar que saqueen las alforjas de Sardinilla, pero ¿qué puede hacer un bardo en esta situación?, ¿arrearles con el laúd?, ¿desafinar hasta que les sangren los oídos?, ¿lanzar una descarga eléctrica con la entrepierna?

No todos los bardos pueden ser Scanlan Shorthalt.

Por suerte, un nuevo PNJ entra en el tablero y desaconseja el latrocinio. Se trata de Borch Tres Grajos, un setentón al que escoltan dos guardaespaldas zerrikanas, Tea y Vea. Creo que las mujeres están haciendo cosplay de Grace Jones en Conan el Destructor.

El carnicero, viendo que el recién llegado viaja con el Imserso y ni siquiera está armado, se le insolenta y lo manda al cuerno. Al parecer, el antipático carnicero sufre una inusual anomalía ocular, de la que apenas existen casos documentados, que impide a quien la padece ver a altas y fibrosas guerreras tribales armadas con espadas. Este defecto resulta ser su perdición cuando una de las zerrikanas se coloca a su espalda y le practica una rápida dislocación cervical.

Geralt entra en escena arrojando al suelo la cabeza del basilisco (un pollo ultrahormonado especialmente feo) y, con su habitual astucia y perspicacia, deduce que estaban a punto de afanarle sus preciadas posesiones.

"¿Es esa mi mochila de Dora, la exploradora?", pregunta al concejal, que aún sostiene el objeto en sus manos.

"¿Noooo?".

El concejal suelta la mochila, paga diligentemente la recompensa y sale de allí cagando leches, no vaya a ser que a él también le dejen el cuello como un sacacorchos.

Borch se presenta al brujo y le dice:

"Os he estado buscando, Geralt de Rivia".

Y le invita a un café con berberechos, o lo que sea que se tome por estos andurriales.

I WANT YOU.



En la taberna El Dragón Pensativo


Mientras se remojan los labios, Borch explica a Geralt que el rey Niedamir ha puesto precio a la cabeza de un dragón al que han avistado voloteando por las montañas de Caingorn. Los lugareños atacaron al lagarto para hacerse con el tesoro, pero solo consiguieron mosquearlo y que churruscase media ladera junto con todas las lindas ovejitas que pastaban en ella. No os preocupéis: todas las ovejas soñaban con convertirse algún día en un sabroso cordero asado al estilo segoviano.

Lógicamente, tener a una criatura escupefuego armando jarana en el reino no ayuda a Niedamir en sus pretensiones de casamiento, así que el monarca ha prometido una generosa recompensa a aquel que consiga despachar a la "alimaña asesina", a saber: el tesoro del dragón, el título de lord y una suscripción gratuita a la Sociedad Tolkien Española durante un año.

Jaskier interrumpe la trama para comparar el cuello de una de las zerrikanas con el de un "ganso sexi".

Tras este estúpido paréntesis, Borch le dice a Geralt que se han formado cuatro equipos para cazar al dragón y quiere que él se una al suyo.

I WANT YOU.


Perdón. Llevo dos semanas escuchando discos de KISS y hay canciones que no me quito de la cabeza ni a martillazos. Es una de mis taras. No me la tengáis en cuenta.

Geralt no está por la labor de unirse a la cacería, porque él no mata dragones. Como brujo, se rige por un estricto código ético, inamovible e inviolable, que le obliga a rechazar cualquier empresa que le propongan hasta que encuentra la más mínima excusa para meterse de lleno en el fregado.

La excusa en este caso es que Yennefer de Vengerberg está en uno de los equipos rivales, integrado por ella misma y el fachoso caballero andante Eyck de Denesle.

"Me apunto", dice Geralt nada más ver entrar a la hechicera por la puerta de la taberna.

-Sé que puedes leerme el pensamiento, Yen. Miau, miau, miau, miau, miau, miau, miau, miau.

-Señor, qué paciencia hay que tener...

También formarán parte de la cacería dos bandas de mercenarios: por un lado, Boholt y los Sableros de Crinfrid, que parecen gente de la peor calaña, y, por otro lado, Yarpen Zigrim y sus enanos.

Quizá decir esto me convierta en una persona horrible, pero confieso que cada vez que una serie o película utiliza a actores acondroplásicos como enanos de ficción fantástica, mi suspensión de la incredulidad se va a tomar viento.

A Yarpen Zigrin lo interpreta Jeremy Crawford, un actor al que ya vimos en un papel secundario en The Umbrella Academy y que no es fácil saber si es bajito o padece enanismo proporcionado, pero que, en cualquier caso, se mueve con la suficiente agilidad para saltarte encima y arrearte un buen sopapo. En cambio, el resto de miembros de su banda son personas con acondroplasia, esto es, gente pequeña que afronta la vida, entre otras dificultades, con una movilidad limitada, lo que los hace solo un poco más creíbles como experimentados cazadores de dragones que un culturista depilado y aceitado en taparrabos (ignífugo, con suerte).

En la mayoría de obras de fantasía, los enanos son representados como bloques de ochenta kilos de músculo, pelo y testarudez concentrados en menos de metro y medio de estatura; tocones andantes con barba aficionados a la minería, la cerveza y las trifulcas. No recuerdo que ningún escritor del género los haya descrito nunca como personas que afrontan la vida cotidiana con problemas de accesibilidad y que a menudo compran su ropa en la sección infantil.

Es obvio que se puede recurrir a personas más o menos bajitas, con o sin un trastorno genético, para hacer de enanos, pero en ambos casos se necesita maquillaje, prótesis y efectos especiales o trucajes de cámara, para que resulten creíbles como seres de ficción fantástica. Y si pagar algo más que unas barbas postizas se te va de presupuesto, entonces al menos escoge a actores que puedan representar físicamente el papel. La inmensa mayoría de personas no valemos para interpretar al Dr. Smolder Bravestone o a Ruby Roundhouse en Jumanji, y no pasa nada.

Además, en el mundo de The Witcher también hay medianos (que son como los hobbits, pero sin pagar royalties a los herederos de Tolkien), así que tampoco es que vayas a dejar a estos actores sin trabajo. Es cuestión de valorar el papel más apropiado para ellos.

Dicho esto, y a sabiendas de que existe un problema evidente de desempleo entre los actores con enanismo, lo que deberían hacer los estudios es producir películas y series en las que contraten a actores con esta u otras discapacidades para papeles en los que su condición física no determine su rol.

Tranquilidad con la que espero que os toméis algunos mis declaraciones.


En las montañas de Caingorn


Todos los PJ están listos para empezar la partida. Han traído sus fichas y dados, hay comida y bebida en la mesa, y la autoestima media es tan baja que nadie se plantea una alternativa diferente como entretenimiento a meterse en la piel de un personaje de ficción ridículo y unidimensional.

Jaskier comenta que el sendero es demasiado estrecho para los caballos, una explicación pésima para justificar que no se lleven a Sardinilla y sus compañeros equinos de excursión. Seamos claros: rodar con caballos es un engorro y cuesta dinero; hay que buscar a los animales apropiados, enseñar a montar a los actores, estar pendiente de que ni los unos ni los otros se descalabren, limpiar 18 kilos de heces por animal al día, etc. Pero, salvo por una escena concreta, es más que evidente que el sendero en cuestión es lo bastante ancho para que trote por él un caballo percherón con obesidad mórbida, así que, para poner excusas tan estúpidas, mejor no poner ninguna.

Yarpen Zigrin, que tiene un lenguaje colorido y un inusual acento escocés, echa pestes de los Sableros de Crinfrid, a los que acusa de haberle birlado el bolsón. Cinco segundos después, y aunque no padece trastorno bipolar, el enano estrecha la mano a Geralt como si estuviera encantado de conocerlo. ¿La razón? Yarpen Zigrin es un personaje recurrente en la saga de Sapkowski y tenemos que quedarnos con la impresión de que estos dos personajes hacen buenas migas aunque acaben de conocerse, se estén haciendo la competencia y no haya ni un solo motivo por el deberían caerse bien sin más.

Este episodio está muy bien escrito.

No he capturado el momento exacto en el que se ve el salivazo, pero le he dedicado tanto tiempo a intentarlo que tenía que decirlo a pesar de mi fracaso.

Durante el paseo hacia la cima, los personajes interactúan y vamos conociéndolos un poco mejor. Borch Tres Grajos parece saber más sobre Geralt que él mismo, y desde luego más de lo que este exterioriza con su tosco sistema de comunicación basado en gruñidos. Entre otras cosas, aunque quizá la más evidente, el anciano se da cuenta de que el brujo está coladito por Yennefer, que intenta darle celos turroneando con Eyck de Denesle.

Por su parte, el más mundanal Jaskier se interesa por las zerrikanas y les pregunta qué hacen dos mujeres recias y esculpidas como ellas acompañando a un viejo chocho como Borch.

"Cazar con él es un honor al margen del parné", dice Vea o Tea.

"¿Por qué?", pregunta el bardo.

"Él es el más rebonito", contesta Tea o Vea, como si fuera lo más obvio del mundo.

O sea, que el viejales está forrado. Esa es mi conclusión.

-¿Y decís que no tiene yate? ¿Ni siquiera un Rolls-Royce?

Jaskier sale del sendero para buscar arándanos y croissants para la merienda y se topa con un monísimo imitador de Gizmo asomando la cabeza entre los matorrales.

"Hola, amiguito", saluda el trovador. "Eres lo más adora... ¡VIRGEN DEL AMOR HERMOSO!".

La criaturilla abandona su escondrijo y se yergue, revelando un ser espantoso con cabeza de marsupial tísico y cuerpo escuálido y encorvado del que cuelgan unos brazos el doble de largos que las piernas.

"Tranquis, troncos", dice Geralt. "Es una hirikka. Probablemente solo tenga gazuza y se marche si le lanzamos un bocata de lentejas".

Doug Jones, supongo.

Pero Eyck de Denesle es un caballero de alineamiento legal bueno y, como tal, actúa bajo férreas normas de moral y disciplina, siempre en pos de la verdad y la justicia. En otras palabras: es una persona ajena al sentido común. Y como tal, por el reino y la gloria, trocea y descuartiza a la hirikka a espadazos.

Sus compañeros de expedición lo miran asqueados. Incluso a Yennefer le cuesta mantenerse en el papel de atortolada preocupada para seguir dando celos a Geralt.

Fenomenal. Has ganado 2 XP.

Más adelante, el grupo acampa para comer malvaviscos, contar historias de miedo y reponer fuerzas.

Eyck de Denesle devora con fruición la hirikka al espetón, porque un caballero siempre aprovecha la caza. El almuerzo, por desgracia, le provoca una cagalera de campeonato. Supongo que no digiere bien el resultado de sus atrocidades. A mí me pasa igual con el picante.

Boholt, jefe de los Sableros, invita a Yennefer a su cama y amenaza con cargarse a Geralt antes que al dragón. Comprended que es el malo del episodio y no dispone de mucho tiempo para caernos mal, así que lo hace lo mejor que puede. Mirándolo por el lado bueno, Yarpen Zigrin le llama "vello púbico descuidado", así que los guionistas y yo estamos en paz.

Aunque está feo hablar de política en la mesa, el líder enano comenta que Nilfgaard se alza desde el sur con desmedido afán de conquista, por lo que, de aquí a diez años, el título de lord que ha prometido el rey Niedamir podría no servir ni para limpiarse el culo (si al menos sirviera para eso, a Eyck de Denesle le vendría bien).

Borch sugiere que si una mano más firme que la de Fringilla Vigo *guiño, guiño* hubiese moderado el fervor religioso de Nilfgaard *guiño, guiño* ahora la situación podría ser diferente.

Recordemos que hace unos cincuenta años, cuando Yennefer todavía era estudiante en Aretusa, rechazó ser maga del rey de Nilfgaard porque le parecía un puesto de chichinabo. Lo recuerdo como si hubiera ocurrido en el tercer episodio.

Yennefer pilla la indirecta y se larga a su tienda con la excusa de que necesita planchar la oreja para estar lozana y fermosa.

-¡No me juzguéis! ¡En aquel momento era como ser funcionaria de la Unión Europea en Vigo!
-Ya he oído eso antes en alguna parte.

Los enanos también se van al sobre, porque se ha pasado su hora de dormir, y la conversación cambia de rumbo.

Ante el escepticismo de Jaskier acerca de la existencia de dragones, que rima con Tigretones, Geralt asegura que los dragones existen, aunque por culpa del hombre están extinguiéndose más rápido que bajan las visitas de estas entradas. También explica que los dragones más comunes son los verdes, y los más raros, los negros, con los rojos a caballo entre los dos. ¿Blancos a topos rosas no hay?

Borch dice que existe un dragón todavía más raruno: el dorado.

Geralt responde que los dragones dorados son un mito, paparruchas, fake news... Además, en el hipotético caso de que tal criatura existiese, sería el resultado de una mutación accidental y única, y, por tanto, ya habría aparecido algún imbécil para matarlo y subir la foto a Facebook.

O tal vez ese ser único en su especie podría ser un señor mayor que está sentado delante de él hablando de dragones dorados en este preciso instante. Cualquiera sabe, ¿no?

-¿Qué miráis? Solo he dicho que mis tres películas favoritas son Dragonheart, El vuelo de los dragones y Pedro y el dragón Elliot.

A la mañana siguiente, el grupo descubre que a Eyck de Denesle le han rebanado el pescuezo mientras evacuaba el vientre. En el banquete de Cintra, Geralt brindó por no morir cagándose encima. Ahora veo que no era un deseo injustificado.

Aunque el crimen podría ser obra de Jason Voorhees o de cualquier otro monstruo o psicópata que aceche en el bosque, Yarpen Zigrin sospecha del vello púbico descuidado, así que propone una alianza temporal a Borch y compañía. Los enanos les mostrarán un atajo que solo ellos conocen y así podrán adelantarse a los Sableros de Crinfrid. Ahora bien, cuando lleguen a la cueva del dragón, tonto el último y sálvese quien pueda.

Geralt comparte esta información con Yennefer y aprovecha para preguntarle qué diantres hace ella detrás del dragón si el título de lord ni le va ni le viene.

Yennefer admite que quiere cazar al dragón por sus propiedades curativas. No os olvidéis de que poner remedio a su infertilidad es la obsesión de su vida desde el episodio anterior. Se podría haber obsesionado con coleccionar discos de vinilo de Bom Bom Chip, pero le dio por ser madre.

"Me arrebataron esa opción. Quiero recuperarla", dice, enfurruñada.

Interesante elección de palabras, porque recuerdo perfectamente como Yennefer asentía con la cabeza cuando el cirumago le dijo que, a cambio de transformarse en lo que es ahora, se le iba a quedar el vientre más seco que el desierto de Korath. Pero supongo que a sus setenta años es normal que se olvide de estos detalles. Bastante bien se conserva la mujer para la edad que tiene. No le echaría ni un año más de veintitrés.

En cualquier caso, este es un tema sensible, así que Geralt conduce la conversación con tacto.

"¿Qué dices, pava? Si las curas con corazón de dragón son un camelo. Además, tú no valdrías un pimiento como madre. LOL".

Con el tacto de una kikimora furibunda, quería decir.

"La gente que nos creó nos hizo estériles por muchas razones", añade el brujo. "La más amable es porque este estilo de vida no es apropiado para un niño. Demasiado desmembramiento, casquería y desnudo gratuito. Si Netflix hiciera una serie sobre nuestras vidas, la calificación por edades sería de dieciséis años para arriba".

Yennefer le dice que no sea mastuerzo, pero él le contesta que lo ha consultado repetidas veces con la almohada y preferiría utilizar a su Niña de la Sorpresa como cebo para lamias famélicas que someterla a este action RPG culebronesco.

"¡Tate para'o!", exclama Yennefer. "¿Qué Niña de la Sorpresa?".

Menuda cagada, brujero. Yennefer no sabía que Geralt había iniciado los trámites de la adopción y le llama hipócrita con todo el peso de la razón. Esto la convierte inmediatamente en la ganadora de esta discusión. Lo dicen las reglas no escritas de las relaciones románticas de ficción fantástica que acabo de sacarme de la manga.

¿No os encanta hablar al cogote de la gente? No hay mejor forma de entablar conversación.

El atajo de los enanos resultan ser unos tablones viejos y quebradizos apuntalados en la ladera de un barranco. El camino parece tan inestable que hasta el Coyote se lo pensaría dos veces antes de pasar por ahí.

"Sí, es un atajo", dice Jaskier. "Hacia la muerte".

Los enanos echan a andar y enseguida sacan ventaja al resto del grupo, que se las ve y se las desea para no matarse.

Al rato, una de las tablas se parte y Borch Tres Grajos y sus guardaespaldas se quedan colgando de una endeble cadena con el (convenientemente) neblinoso vacío bajo sus pies.

Geralt intenta auparlos como si fuera Sylvester Stallone en Máximo riesgo, pero Borch no parece en absoluto preocupado por el predecible y fatal desenlace que le aguarda y dice que lo suelte.

"Señor brujo, ya nos habéis salvado. Pero ahora debéis soltar", dice el viejo.

"Nanay", contesta Geralt.

Y entonces Borch canta en clave de sol:

"¡Suéltalo! ¡Suéltalo! No lo puedo ya retener.
¡Suéltalo! ¡Suéltalo! Ya no hay nada que perder.
¿Qué más da? Ya se descubrió.
Déjalo escapar. El vacío a mí nunca me molestó".

Antes de que los abogados de Disney interpongan una demanda por infracción de derechos de autor, Borch se deja caer. Las zerrikanas se arrojan tras él.

Otro de esos momentos mágicos y subnormales.

Esa noche, Geralt y Yennefer se lo montan como macacos en celo en la pequeña tienda mágica de la hechicera.

En alguna parte hay que encontrar consuelo para la pérdida, y la experiencia me dice que entre las sábanas no suele ser mal sitio por el que empezar a buscar. Con suerte, hasta podrías encontrar un bocata de pastrami.

Sin embargo, esta escena no está ahí solo para que admiremos sus cuerpos serranos y apreciemos la magnífica banda sonora que tiene la serie. También nos enteramos de que Geralt y Yen son una de esas parejas que se separan y vuelven a estar juntas cada dos por tres. A veces, como ocurrió en Rinde, él se esfuma primero, y otras, es ella quien se pira sin decir adiós, dejando atrás un corazón herido y su característico olor a lilas y grosellas (podría cambiar de colonia alguna vez, porque hasta los ambientadores de coche tienen más variedad).

Escuchar el programa Balada Triste de Falopio, de @vuelo180Podcast, tiene consecuencias.

A la mañana siguiente, los dos siguen juntos y están de un acaramelado que mataría a una familia de diabéticos. Pero cuando salen de la tienda para afrontar el nuevo día con ilusión renovada, descubren que los "p**** enanos" (también conocidos como "p**** puertas" en algún doblaje extraviado) han madrugado y se han largado sin avisar.

A Geralt le parte la mañana seguir con la cacería del dragón, pero Yennefer corre tras los enanos y, eventualmente, les da alcance. Al igual que hizo con el cucaracho mutante del episodio tres, suelta su "abracadabrá, pata de cabra" y los deja a todos paralizados. No sabría explicar por qué, pero encuentro insultante que la misma solución le valga para insectos que para enanos.

Libre de su competencia, Yennefer es la primera en llegar a la cueva del dragón, en la que entra daga en mano.

Una daga, ¿eh? Contra un dragón, ¿eh? Bien, bien...

Supongamos por un momento que estamos jugando a Dungeons & Dragons (no es difícil) y que Yennefer es una hechicera de nivel 14, con 18 puntos de inteligencia (desaprovechada toda ella) y 10 puntos de fuerza. Además, va armada con una daga corriente y moliente que hace 1d4 de daño.

Su enemigo en este caso es un dragón verde adulto, que podría tener una clase de armadura (CA) de 19 y unos 200 puntos de golpe (hit points o HP).

Si Yennefer ataca con la daga, para acertar al dragón necesitará que el número resultante de tirar 1d20, una vez sumado su modificador de fuerza (cero patatero), sea igual o superior al CA del dragón. Por lo tanto, Yennefer solo conseguirá herir al dragón si saca un 19 o un 20. Si la cifra es inferior, diremos que la daga ha rebotado en las duras escamas del lagarto o que a Yennefer se le ha resbalado torpemente el arma de las manos.

En otras palabras: Yennefer solo tiene 1 posibilidad entre 10 de hacer pupa al dragón.

Aun así, digamos que es su día de suerte y saca un 19 en el dado. Esto significa que nuestra afortunada y optimista hechicera podrá realizar una tirada de ataque para determinar el daño que ha causado al dragón. Armada con una daga de 1d4 y un modificador de cero patatero, el daño máximo que hará al dragón será 4. Aun poniéndonos en el mejor de los casos, esto es, que hubiera sacado un 20 (lo que en el argot de Dungeons & Dragons se conoce como "golpe crítico"), el daño ascendería un 2d4, lo que equivaldría a un máximo de 8 puntos de daño.

Dado que el dragón tiene 200 HP, podemos llegar a la conclusión lógica de que si Yennefer se emperra en atacar con una ridícula daga, conseguirá matar al dragón entre hoy y nunca jamás en su puñetera vida.

Pero, a pesar de mis diatribas, nada de lo anterior importa, porque al dragón de esta historia se le pasó la fecha de caducidad. No hay más que verlo: ojos en forma de equis, la lengua fuera, un puñado de moscas revoloteando sobre su cabeza... Está caput.

Si solo leéis el texto que acompaña las imágenes, tranquilos, el dragón está durmiendo.

Pero hay que mirar las cosas por el lado bueno. El trabajo duro ya está hecho y ahora Yennefer solo tiene que extirpar al dragón el esófago, el riñón o lo que sea que necesite para preparar su elixir curativo, e inventarse una buena historia sobre cómo derrotó a la voraz y falaz bestia flamígera si además quiere reclamar la recompensa del rey Niedamir. A mí, por ejemplo, se me ocurre una historia la mar de original que culmina con la muerte del dragón a causa de un certero flechazo en el único punto débil de su impenetrable armadura de escamas. Hasta podría haber algún papel para los enanos en este cuento.

Tea y Vea salen de detrás de un pedrusco con las espadas desenvainadas y le dicen a Yennefer que mucho ojito con lo que hace. ¿Pero estas no estaban muertas?

Geralt, que se había entretenido comprando pipas, llega un instante después y pide paz; pero nadie le presta atención porque el pantalón no le hace arrugas sugerentes.

"Está muerto", dice Yennefer tras darle un segundo vistazo al dragón. Admiro su don para manifestar lo obvio.

"Está muerta", la corrige una de las zerrikanas.

¡Qué giro! ¡El dragón era en realidad dragona! ¿Y no es un huevo lo que protege su cuerpo? Ya es mala pata espichar justo cuando iba a prepararse una tortilla.

Antes de que se me ocurra alguna otra estupidez, un segundo dragón, más alto que una jirafa, de la envergadura de un Fokker F-28 y dorado como el envoltorio de una moneda de chocolate, desciende por el agujero que hay en el techo de la cueva.

No es el dragón más apabullante que hemos visto en la tele en los últimos años, pero tampoco está mal. Nada mal. ¡Y es un j***** dragón! Si el niño que lleváis dentro no se emociona al menos un poco al verlo, deberíais buscarle un nicho en el cementerio.

Lamentablemente, no produce el mismo asombro abrumador que su versión televisiva polaca.

¿Estáis ya abrumadoramente asombrados?

"¿Cómo están ustedes", saluda el dragón dorado al brujo y a la hechicera.

El dragón no mueve los labios, pero no es porque sea ventrílocuo como José Luis Moreno, sino que está comunicándose por medio de telepatía, como José Luis Moreno. Y aunque esta puede parecer la excusa perfecta para no tener que animar la boca del enorme reptil, esa es la forma en la que se comunica también en el relato original. Respetar el canon, por una vez, sale barato.

A Geralt la voz del dragón le resulta familiar, pues no es otra que la de Borch Tres Grajos, cuyo verdadero nombre es Godofredo, el dragón que quería ser violinista. Pero también podéis llamarle Villentretenmerth, si es que vuestra cabeza funciona de manera diferente a la mía y lee los nombres complicados sílaba a sílaba en lugar de simplemente reconocerlos.

Tea y Vea explican que la difunta dragona, Myrgtabrakke (Miriñaque, para los amigos), no podía marcharse de la cueva porque hubiera dejado a su cría desprotegida y acabó espichando a causa de las heridas que le causaron los aldeanos en su primera incursión. Supongo entonces que el huevo no era para hacerse una tortilla. Cachis, cómo me apetece ahora mismo una tortilla...

Borch, padre de la criatura, regresó tan pronto como se enteró de lo sucedido para sabotear la cacería del rey Niedamir, a sabiendas de que Geralt le echaría un cable porque está muy concienciado con la conservación de especies en peligro de extinción. Una vez incluso firmó una petición de PETA. Puso un nombre falso, pero la intención de que no te den la brasa en la calle es lo que cuenta.

Villentretenmerth, dragón dorado polimorfo y padre ausente.

Su primo segundo polaco Guillentretenmerth (Guille para abreviar), de la rama polaca y endogámica de la familia.

La historia de Borch se ve interrumpida cuando Boholt y sus Sableros llegan a la cueva buscando fortuna y bronca.

"Creo que vamos a poder liquidar a toda la familia. ¡Jajajajajaja! Qué malo soy", dice Boholt, retorciéndose el delgado bigote de villano de opereta que repentinamente ha reemplazado su mostacho corriente.

Mientras Borch protege el huevo (es totalmente lógico que el dragón que puede eliminar a todos los mercenarios de un soplido se quede en la retaguardia), Geralt, Yennefer y las zerrikanas luchan contra los mercenarios.

"¡Boholt es mío!", grita Yennefer. Nadie sabe por qué ni le hace caso. A lo mejor tendría más sentido si hubieran mantenido la escena del libro en la que los Sableros la atan a dos ruedas y Boholt le dice que, cuando acaben con el dragón, él y sus hombres la van a violar por turnos. Eso sí explicaría que le hubiera cogido cierta inquina.

Lo peor y a la vez lo mejor del combate es ver a Yennefer repartiendo espadazos a dos manos con la gracia y el desparpajo de una bailaora jerezana. Digo lo mejor, porque mola, y lo peor, porque no se explica que una maga que puede convertir en sapos a toda la plana de Sableros al son de "bíbidi, bábidi, bu" se dedique a jugar a los espadachines.

Además, y aunque supongo que en setenta años Yennefer ha tenido tiempo de sobra para aprender esgrima y hasta ingeniería aeroespacial, también podrían habernos dado alguna pista de que manejar la espada era una de sus habilidades. La mayoría de magos no son el puñetero D'Artagnan.

Con todo, hasta una hechicera y espadachina experta como Yennefer necesita un poco de ayuda para protagonizar el GRAN momento mágico y subnormal del episodio . Demostrando una capacidad formidable para provocar vergüenza ajena, Yennefer se abraza a Geralt y le da un morreo con extra de mojo que potencia la señal de Aard del brujo, permitiéndole enviar de golpe a varios Sableros fuera de la cueva.

Como decía Huey Lewis, it's the power of love!

Los Sableros reciben refuerzos y uno de ellos consigue al fin sortear la férrea línea de defensas del equipo de Tres Grajos y llegar hasta el huevo.

Pero el individuo, de manera parecida a cierto carnicero, debe de sufrir miopía patológica, porque no se apercibe del gigantesco dragón dorado que vigila el huevo hasta que lo tiene delante de sus mismísimas narices incinerándole la jeta.

Sus seres queridos podrán llevarse sus restos carbonizados en un recogedor.

-¿Cómo te gusta el punto de la carne? ¿Churruscado o cremado?
-¡Poco hechOUAAAH!

Fuera de la cueva, Yennefer y Geralt luchan contra Boholt y los dos últimos Sableros.

Como la hechicera prefiere seguir zarandeando la espada en lugar de ser útil y convertir a sus rivales en sapos, acaban poniéndola contra las cuerdas.

Viendo peligrar la integridad física de su churri, Geralt lanza su espada contra el malhechor que la tiene acorralada y lo ensarta por el costado como un pincho moruno.

Boholt aprovecha este momento para arrojar arena a los ojos del brujo y arremeter contra él con su lanza. Pero una Yennefer salvaje aparece y le apuñala la tráquea hasta la nuca.

-Di patata.
-Kggll...
-Uy, casi.

Jaskier se despierta solo en el campamento tras haberse perdido la acción.

"¿Geralt? ¿Enanos?", llama, despistado.

El humor en este caso no es trasladable al texto (el corte entre el desenlace del combate y el plano del bardo despertándose es en sí cómico), así que tendréis que confiar en que no me he vuelto tarumba cuando os digo que este es uno de los momentos que más gracia me hacen del episodio y de toda la temporada. También debería haber listado aquella escena en la que el bardo le pregunta a Geralt si suele dejar a los desconocidos que le froten las posaderas con manzanilla.

Al rato, todos los implicados en la cacería, incluidos los enanos, se amontonan en la entrada de la cueva.

Antes de que se arme un revuelo, Borch, en su forma humana, ofrece a Yarpen Zigrin un puñado de piños de dragón para que se los lleve al rey Niedamir. Y si, por la razón que fuera, eso no les bastase para demostrar que han despachado a la dragona, le asegura que mandará al monarca el cadáver completo como regalo de boda. Me da mí que Niedamir y su futura esposa preferirían un kit para hacer sushi.

Los enanos se marchan, satisfechos con la transacción.

Tengo que preguntarlo: ¿Los dientes son suyos o se los ha arrancado a su difunta esposa?

Borch da las gracias a Geralt y Yennefer por ayudarle a proteger el huevo, aunque haya sido a costa de matar a veinte o treinta hombres de los que dependía el sustento de sus familias.

Pero como el dragón es un bocazas también le da por revelar el deseo que pidió el brujo en el episodio anterior, que fue no perder a Yennefer.

¡Hala!, ¿y ese spoiler? ¡Eso no lo dicen ni en los libros!

Yennefer se rebota. Si lo que siente por Geralt se debe a la magia del genio y no a reacciones químicas producidas por el hipotálamo, entonces su relación no vale un pimiento. Es más, como mujer liberada que es, no puede consentir que coarten su voluntad, así que le pega unos cuantos berridos a Geralt.

El brujo responde también a gritos acusándola de querer un bebé solo para "estimular su frágil ego y tener una excusa para pintar una pared con conejitos rosas".

Ella le dice que no va a aceptar consejos sobre maternidad hasta que él se responsabilice de la niña con la que lo ha enredado el destino.

Sinopsis visual de la escena.

Borch, no contento con la que ha organizado, les dice entonces que Yennefer jamás recuperará su útero y que Geralt, a pesar del deseo que pidió al genio, acabará perdiendo a Yennefer.

"Os lo digo por vuestro bien, eh, para ahorraros sufrimiento", añade el muy sala'o.

La hechicera dice que Geralt ya la ha perdido y se larga con chorretones de lágrimas corriéndole por los mofletes. Qué desperdicio de un buen rímel.

Si se lo dijeran todo con la "i", estas discusiones acabarían antes.

"La que has liado, pollito", le dice el brujo a Borch. "Para una que me aguanta...".

"Anda y vete a buscar a la la Cría de la Sorpresa, energúmeno peloblanco, que contento tienes al destino", le contesta el dragón.

Geralt intenta fagocitarse a sí mismo para poner fin a su amarga existencia, pero solo alcanza a masticarse los morros.

Sus labios saben a batido de proteínas.

Reconozco que estoy un poco chof. ¿Alguien me puede explicar qué necesidad había de cargarse el final supercuco del relato de Sapkowski?

En el libro, Villentretenmerth no agradece la ayuda que le han prestado arruinando la vida amorosa a sus benefactores. Lo único que les dice es que están hechos el uno para el otro, pero que, por mucho que se arrejunten, no esperen tener un churumbel.

¿Y sabéis qué le responde Yennefer? Pues lejos de deprimirse o enfurruñarse, le contesta que ella quisiera creer "que no hay límites de lo posible".

Ese no solo es el tema central de la historia (por algo se titula Las fronteras de lo posible y no Cómo cazar a tu dragón), sino que, como punto culminante del relato, deja al lector con una sensación agridulce pero esperanzada, no de depresión severa como hace el episodio. ¿Era mucho pedir un final feliz?

Hasta tal punto está empeñado el guionista en agriarnos el día, que cierra esta trama con Geralt tomándola con el pobre Jaskier, pese a que este no hace otra cosa que intentar consolarlo. No bastaba con fastidiar una relación, no. Tenían que ser dos.

"¡Si la vida me bendijera con algo, le pediría que te alejara de mí!", le grita el brujo, enseñando mucho los dientes. "O una casa libre de hipotecas. ¡Pero principalmente que te alejara de mí!".

El bardo aguanta el chaparrón con todo el estoicismo de que es capaz un hombre adulto (apenas hace pucheros) y se marcha con el corazón roto.

Para compensar el sinsabor de esta despedida, tendré que escuchar Her Sweet Kiss un millón de veces más. 

En definitiva, el brujo vuelve a estar solo.

Yo le vuelvo a dar al Prozac.

* * *



Año 1263. En Brokilón


Mientras caminan para salir del bosque, Ciri avasalla a No-Myszowor con preguntas sobre Geralt.

"¿Quién es Geralt exactamente? ¿Mi abuela lo conocía bien? ¿Por qué nunca lo mencionó antes de aquella noche? ¿Por qué dejó que reclamará el Derecho de la Sorpresa? ¿Es cierto que no usa dobles en las escenas de acción? ¿Qué marca de tabaco fuma para que su voz suene tan grave y rasposa?".

Es como ir de viaje con niños y que te pregunten cada cinco minutos "¿Hemos llegado ya? ¿Hemos llegado ya?". No me extraña que el doppler esté que trina. No obstante, se arma de la poca paciencia que tiene y le cierra el pico a la chica con cortesía moderada.

Pero a diferencia de Ciri, el Niño-Rata no es corto de entendederas y anda con la mosca detrás de la oreja, así que pregunta a No-Myszowor por qué dejó tirada a su princesa. Esto obliga al doppler a inventarse una historia inverosímil en la que Geralt lo rescata de los nilfgaardianos y luego lo envía a él, el druida, a buscar a Ciri en lugar de ir el propio Geralt a buscarla (¿?). Ya que estaba inventándose una trola, podría haber metido unos cuantos ninjas y robots, o robots ninjas; hubiera sido igual de poco creíble, pero al menos habría molado.

También os digo que si Cahir necesitaba a un doble que diera el pego, se ha cubierto de gloria. Quizá debería haber contratado a alguien que no fuera un psicópata coleccionista de orejas.

-Myszowor, ¿recuerdas cuando patinaba con Crach an Craite?
-¿Quién porras es Myszowor?
-Ja, ja, qué bobo eres, Myszowor.
-BITCH, are you for REAL?!


Más allá de la frontera de Brokilón, en el bosque


Fuera del hogar y refugio de las dríadas, la nieve cubre el bosque y no les sobrarían los gorros orejeros ni los calcetines térmicos. Puede que aquellos focos industriales te dejaran los ojos como huevos fritos, pero calentaban que daba gusto.

El Niño-Rata retiene a Ciri un instante y le dice que aquí hay gato encerrado, pero la chica es más inocente que un borrego y no sospecharía de No-Myszowor ni aunque lo viera con los ojos ligeramente entornados y mirando a uno y otro lado como si tramase algo.

El doppler, manteniendo su tapadera.

Sin embargo, el Niño-Rata le recuerda que su vida no es la única que podría estar en juego y le pide que haga las preguntas adecuadas, tal y como le recomendó la reina dríada.

"Estoy pensando con claridad", recalca el chico.

Sí, está pensando con tanta claridad que suelta sus acusaciones a un par de metros de No-Myszowor y cuando reina el más absoluto silencio. El doppler tendría que estar sordo para no oírlo. Se ve que al Niño-Rata le faltaba bosque para contar secreto.

Para despistar, el doppler escoge este preciso instante para sacarse el fajín de Calanthe del bolsillo y regalárselo a Ciri. Esto, aparte de ser sospechoso de narices, nos lleva necesariamente a retrotraernos al episodio cuatro, en el que el verdadero Myszowor recogió el trapito de la reina.

En mi recapitulación de aquel episodio ya adelanté que en algún momento volveríamos a ver esta inconfundible pieza de tela azul. Sin embargo, la forma en que se ha cerrado el círculo deja bastante que desear. Si hubiera sido el propio doppler el que hubiera recogido el fajín, precisamente para utilizarlo en caso de levantar sospechas, yo no diría ni pío. Pero ¿por qué lo recogió el verdadero Myszowor? Podríamos pensar que lo hizo con la esperanza de afufar en algún momento y entregárselo a Ciri como recuerdo de su abuela; pero desde luego a mí no se me ocurriría ponerme a guardar souvenirs cuando acaban de capturarme y me están arrastrando encadenado por las cenizas de una ciudad en llamas y llena de cadáveres, sobre todo si tengo que arrancarle dicho souvenir de las manos muertas a una reina a la que he servido durante años y que, de pronto, me encuentro despanzurrada en el suelo. Para pensar en fajines iba a estar yo...

Que trajín me traen con el fajín.

Ciri decide hacer caso al elfo y pregunta a No-Myszowor si añora el clima frío de las Skellige.

"Ya sabes: tener que salir de la cama cada mañana cuando la casa aún no está caliente, la piel reseca, meterte tiritando en la ducha, que a las cinco de la tarde ya sea de noche, los catarros y las gripes...".

Creo que es una pregunta trampa.

Contra todo pronóstico, el doppler pica el anzuelo y responde que sí.

"¡Ja!", exclama Ciri. "El verdadero Myszowor jamás hubiera echado de menos el frío, porque tenía una artritis reumatoide de aúpa".

Descubierto el pastel, la confrontación es inevitable. Por suerte, el Niño-Rata llevaba un cuchillo de plata en el bolsillo, que bonifica la tirada de ataque contra monstruos mágicos. Por desgracia, el chaval tiene la habilidad de combate de un hobbit piripi, y pierde el arma en cuanto se engarza con el doppler, que comienza a estrujar el pescuezo al elfo.

Ciri recoge el cuchillo del suelo y, como nadie le ha enseñado que hay que ensartar al rival con la punta, pega la hoja al cuello del doppler, cuya piel humea y chisporrotea como una loncha de pavo en la sartén.

El villano suelta un alarido de hiena desquiciada, pierde el control de sus esfínteres y se vuelve incapaz de retener el aspecto que había adoptado. Su verdadera forma, eso sí, es un poco decepcionante, algo así como un cruce entre orco albino y vampiro desaseado.

Solo una madre podría querer una cara como esa. Pero en la distancia.

El Niño-Rata se rebota y empuja al doppler contra un árbol a punta de cuchillo.

"¿A dónde rábanos nos llevas? ¿Quién la quiere? ¿Cuánto más se espera que se retrase el remake del Final Fantasy VII", le pregunta.

Ciri, aparte de poco suspicaz, no entiende cómo funcionan los interrogatorios y responde ella misma a las preguntas. Dice que al impostor lo habrá enviado el hombre del casco negro con alas de pollo y que la buscan porque ella es "especial". Lo de especial no lo dudo.

"Mátalo", dice Ciri sin mayor preámbulo.

Al Niño-Rata le cortocircuita el cerebro y se queda pilladísimo con este inesperado arrebato homicida. Es verdad que anoche vieron El retorno del Jedi y a Ciri le flipó la escena del salón del trono con el Emperador, pero no podía pensar que la afectaría de este modo.

Al verlo titubear, Ciri le quita el cuchillo. El doppler aprovecha ese instante para zafarse del elfo y, aunque Ciri intenta ventilarle el esófago a puñaladas, las tornas cambian rápidamente: ahora es Ciri la que tiene que huir del doppler. Esto empieza a parecerse a El show de Benny Hill.


En Valdeboñiga de la Vaca


Ciri llega al poblado solo para ser sorprendida por Cahir, que la agarra a traición por la espalda y la deja grogui con lo que sea el equivalente de un pañuelo con cloroformo en este mundo de fantasía.

La princesa se despierta en el interior de una tahona. Frente a ella está el caballero de Nilfgaard, que le sirve un vasito de agua. Qué majete.

Cahir le dice que no pretendía amargarle la existencia y que su verdadero y único propósito es ayudarla a cumplir su destino. Pues lo disimulaba bastante bien cuando estaba incinerando su hogar y escabechando a todos sus seres queridos. ¿Lo hizo para despistar?

"La Llama Blanca nos ha unido", declara el caballero, que no suena para nada como un fanático pirado y peligroso.

Cahir se acerca a la despensa para traerle un piscolabis a la princesa, pero cuando se vuelve hacia ella, se encuentra a sí mismo. Y no metafóricamente, sino en carne y hueso, repeinado con gomina y embutido en negro.

Hasta a nosotros nos la han dado con queso, con lo avezados en giros previsibles que somos.

Si el señor Spock tuviera que decidir cuál es el auténtico, los dejaría pelear a muerte. Es canon

El doppler ha decidido rebelarse porque Cahir no le contó la verdad sobre Ciri, "lo que era, de lo que es capaz". Que yo sepa, el doppler no ha visto a la princesa pegar un rugido ultrasónico de los suyos, así que debe de referirse a su capacidad para ir siempre por ahí con cara de anuncio de Chanel e ignorar hasta los indicios más obvios de engaño, traición y subterfugio.

Cahir y la criatura dirimen sus desavenencias como caballeros, esto es, intentando perforarse los intestinos el uno al otro con utensilios de cocina.

En el fragor de la reyerta, el doppler le dice a Cahir que está chalado por creer en no-sé-qué profecía y le redecora la cara con una botella rota. Luego se escabulle a la sala contigua.

Cahir lo persigue y se topa con los asustados panaderos, que estaban horneando tranquilamente sus chapatas, pistolas y baguettes cuando se montó este guirigay.

Sospechando que el doppler sigue en la panadería y se está haciendo pasar por otra persona, Cahir toma la única decisión lógica. ¿Comprueba quién está repetido? No, porque el doppler podría haber adoptado el aspecto de cualquier persona a la que hubiera conocido antes. ¿Les pide a los panaderos que señalen con el dedo al tipo que acabe de entrar y haya cambiado de forma delante de sus narices? Tampoco. ¿Les hace tocar de uno en uno un objeto de plata para delatar la verdadera naturaleza de quien sea el doppler? ¡Que no, leñe! ¿Los descuajeringa a todos? Exactamente.

Y resulta que ninguno es el doppler. Qué chasco. Con la rabia que da desatar la vena psicópata para que todo quede en agua de borrajas.

¡Viva la Llama Blanca! ¡La Llama Blanca es lo p*** mejor!

Más tarde, en el mismo local, porque ¿a quién le incomodan unos cuantos fiambres?, Fringilla Vigo atiende las heridas de Cahir, que está de morros porque le ha salido el tiro por la culata. Otra vez.

Aunque el caballero no tiene el día para sermones, la hechicera consigue animarlo diciéndole que él es "el elegido", él que se se alzó contra el Usurpador y ayudó a liberar Nilfgaard. Eso ayuda. También le asegura que encontrarán a la princesa y conquistarán todo el Continente. Ahí quizá se esté pasando.

Cahir, recompuesto, limpia la sangre de su espada con la palma de la mano y dice solemnemente:

"El tiempo de la espada y el hacha se acerca".

"Eeeh... Sí, claro. La espada y el hacha, por supuesto", repite Fringilla. "¡Uy, pero mira qué tarde es! ¿Qué te parece si, de momento, vivimos el tiempo de la cena?".

-¡Ay! Escuece. ¿Eso significa que se está curando?
-No, pero limpiará la herida dentro de las limitadas posibilidades de un antiséptico.


En el bosque


Ciri está atada a un árbol y amordazada con el fajín de su abuela. Suponemos que el doppler la dejó así y que no está ensayando para ser la próxima Houdini.

El Niño-Rata la encuentra y la libera, pero luego no la consuela ni le da mimitos, sino que le echa en cara que abandonasen Brokilón. Allí hacía calor y había cantidad de mujeres.

"Te crees especial, pero eres igual que Calanthe", le dice.

"¿Porque soy una leona? ¡Grrrr!", contesta ella tentativamente, imitando el rugido de una fiera sin mucha convicción.

"BITCH, are you for REAL?!, replica el Niño-Rata con su típica coletilla. "¡No! Lo digo porque allí adonde vas atraes el canguelo lelo y la escabechina cochina".

"No seas tan rebuscado, que no lo pillo".

Este es el momento en el que pensé que solo el doppler podía ser tan cruel. Pero no. Es el auténtico Niño-Rata. Va a tener que mejorar mucho su actitud si aspira a trabajar en el taller de Papá Noel.

Ciri responde que lo hace lo mejor que puede y que no seguirá disculpándose; cosa que me parece muy bien, porque ella no tiene ninguna culpa de que la persiga una panda de sociópatas disfrazados de huesos de melocotón renegridos.

Aun así, el Niño-Rata le dice que se busque una nueva familia en AliExpress, porque él no puede seguir con ella. Se le ha acabado el contrato y además ya no necesitan a un personaje inventado para darle replica a Ciri en la serie.

La desconsolada princesa ve alejarse al último amigo que le quedaba y suelta unos buenos lagrimones.

A este ritmo acabará aferrándose al fajín de su abuela para suplir la falta de compañía y afecto, como Linus con su mantita en las tiras de Snoopy y Carlitos. Y a ver quién es el psicólogo que arregla luego ese complejo.

-¿Debería decirle que se ha equivocado de dirección? Naaaah.

Puntuación: 6/10 más 3 puntos extra por incluir un dragón, o sea, 9/10. ¡Mierda! ¡Ya me la han vuelto a jugar las matemáticas!

12 comentarios

  1. Puede que el capítulo no sea de los mejores, pero la reseña sin duda es la mejor. Me la he leído enterita, de cabo a rabo...

    PD: Lo mejor del capítulo es lo mono que era el dragón dormidito.

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  2. A mi, quizá por no haber leído el relato, me gustó el episodio. Efectivamente es una partida de D&D totalmente.

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  3. Jajajajaja que risera de reseña. Me ha encantado la explicacion de Yen atacando al dragon con la daga.

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  4. No se si la palabra "reseña" es adecuada para definir lo que acabas de escribir, Creo que supera la longitud de la primera novela del Brujero. Es más, creo que es más larga que el último relato que leí, "Skrodar", de un tal T.S. Random.

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  5. Te has pasado con la descripción de una partida de rol, tanto que debo añadir más ñoñez sobre el tema.
    Como jugador y Master de rol he aprendido que jamás hay que entrar por la puerta principal del nido de un dragón y menos si éste se encuentra ocupando el nido. También aprendí que jamás de los jamases enfrentes a un dragón en un lugar cerrado y menos en uno abierto. Como olvidar que primero hay que ir bien equipado para enfrentar a uno de ellos. Una daga y nada de protección no te garantiza el éxito y mucho menos si vas armado con una gran hacha D12.
    Ya he matado a muchos jugadores por su osadía temeraria de cazar un dragón siendo niveles 4 todos ellos.
    Por otro lado, sí el capítulo obtuvo de mí un simple "meh" espero que el siguiente sea mejor ya que voy viéndolo al compás de tus reseñas. ¡Saludos!

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  6. Aco: Tu comentario es de 5 estrellas. Bravo.

    German: Las expectativas son un fastidio.

    Vladek: Muchas gracias. Este es el episodio rolero por excelencia.

    q256: Me has hecho comprobar la extensión. Skrodar tiene unas 21.000 palabras. Esta entrada, unas 8.300. Pero escribir este tipo de texto (yo prefiero llamarles resúmenes o recapitulaciones, no reseñas, aunque parcialmente también lo sean) es mucho más fácil.

    José Correa: Espero no haber metido la pata con la descripción, más allá de dejarme algunos detalles. Mi conocimiento de D&D es tangencial.

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  7. He pensado lo mismo sobre el problema de vista del carnicero, ve al viejo pero no ve dos chicas musculosas y armadas? También he pensado exactamente lo mismo sobre los enan... digo las personas acondroplásicas, no funcionan con los enanos de los mundos de fantasía. Es más, la excusa del sendero estrecho para caballos también me ha parecido ridícula, últimamente pensamos muy semejante, es motivo de preocupación, verdad? Lo digo más que nada porqué nunca me leo los nombres complicados y simplemente los reconozco si vuelven a aparecer, de hecho, tampoco hace falta que sean muy complicados, por ejemplo, de dónde es Yennefer? Para mi de Venedegebedegberg más o menos.

    Justamente eso es lo que no me gusta de la magia, en que momento nos especifican claramente sus limites? Representa que la magia está limitada a usarse fuera de las cuevas donde hay un dragón o como funciona? Los puede convertir gratuitamente a todos en sapos o solo a los personajes que no tienen lineas de dialogo? Tiene que pagar algo a cambio de la conversión? Como eso de marchitar una flor para levantar una piedra.

    La recapitulación es buena, al nivel de las anteriores, por no tener ganas de escribir las dos que faltan lo sigues haciendo bien. Vale, ya se que no es falta de ganas, es sólo falta de público, pero ya sabes que la gente es idiota, misantropia, donde?

    PS: Lo de usar palabras como mastuerzo (Persona necia y zafia) y tahona (Establecimiento en el que se elabora y se vende pan y otros productos hechos con harina) lo haces para que amplíe mi vocabulario, no?

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  8. Lo de intercalar saltos temporales marea al principio, pero hay que reconocer que la historia de Ciri es un tanto peñazo.

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  9. Concuerdo mucho con lo comentado. La magia o yo estoy muy empanado o es un tanto random, y como hace un montón que me leí los libros tampoco sé cómo estaba reflejada ahí.

    Los enanos quedan raros, lo siento pero es así, y no me extiendo sobre el tema por si un día me nombran ministro y a alguien le da por investigar mi rastro digital.

    El capítulo, bueno, bien, pero no soy objetivo porque es la aventura de la que guardo mejor recuerdo, debería releerme los libros, entre otras cosas porque creo que el último no llegué a leérmelo :-/.

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  10. Como siempre, tu comentario no decepciona. Qué alegría que decidieras seguir, espero cada semana este momento con ilusión.

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  11. Buenísima recapitulación! Aunque yo siempre había puesto que eran reseñas...

    Y mejor aún la explicación de Yennefer atacando al dragón!!

    Espero que no nos dejes sin las de los dos últimos capítulos, por favor!! La serie no sería lo mismo sin tus comentarios!

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  12. He de decir que me encantan tus entradas de la serie ya que, no solo me ayuda a enterarme mejor (tus artículos de los libros ayudaron pero aún así ha estado complicado entender muchas cosas) sino que me río un montón y como fan de todas tus entradas de GoT (releídas hasta la saciedad), me encantan. Lo único, estarás muy liado para escribir sobre algo más aparte de The Witcher pero me consuela saber que el 14 de Febrero está cerca (qué ganas de MB). Igualmente eres un crack y estas entradas los martes me dan la vida.

    La serie ya te digo que tiene de todo para haber sido de mis favoritas pero es que la estructura narrativa es para dar de comer aparte. Si al menos explicasen lo que vemos en pantalla (véase, momento anguilas en el segundo episodio.... 'Sigh')

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