20 de julio de 2023

Sailor Moon: La niña llorona se convierte en guerrero

No tratéis de ajustar vuestras pantallas. Esto es no ninguna broma. Si lo fuera, no habría dedicado casi tres minutos a confeccionar la carátula de esta entrada. 

Desde hace ya algunos años, cada vez que repaso un episodio de Marmalade Boy, me arrepiento de no haber escogido Sailor Moon como serie de referencia anual. Es cierto que ambas obras son igual de bobas y cursis, y que su visionado recurrente podría desembocar en un clímax de locura y subsidios por discapacidad; pero al menos Sailor Moon tiene dos elementos que me gustan genuinamente: las peleas y los monstruos. Además, a estas alturas, me conformo con cualquier serie que no se pase mil trescientos cuarenta y siete episodios dándole vueltas, revueltas y contrarrevueltas a quién debería salir con quién, para luego acabar devolviendo a los personajes otra vez al punto de partida y repetir la misma fórmula hasta la náusea. Y eso por no mencionar las constantes comidas de tarro de Miki, el noviazgo amoral entre Meiko y el profesor Namura, o el camino emprendido por Ginta para convertirse en el mayor depredador sexual con trastorno psicótico desde John Wayne Gacy. 

Dicho esto, quizá os preguntéis por qué no escribo entonces sobre las dos series. ¿Acaso son incompatibles? No, no lo son. Pero tampoco serían incompatibles dos patadas en mis partes nobles y eso no quiere decir que, recibida la primera, la segunda fuera a dolerme menos.

Esto me lleva a la conclusión inevitable de que soy masoquista, porque pienso escribir sobre ambas series de forma periódica. O al menos hasta que cambie de opinión. Los lectores habituales ya sabéis que me importa un pimiento dejar inacabadas entradas que supuestamente iban a tener más partes. La única moneda en la que cobro por escribir son dolores de espalda, así que perdonad que no sea más exigente conmigo mismo.

El día que he escogido para publicar las entradas de Sailor Moon de aquí en adelante es el 20 de julio. ¿Por qué? Porque es el aniversario de la llegada del hombre a la Luna (o del estreno de la mejor película espacial de Stanley Kubrick, según lo merluzos que seáis). No obstante, si vuestra acogida es buena y la entrada recibe tantos comentarios como para que me dé por saco contestarlos todos, podría plantearme repasar más de un episodio de Sailor Moon al año. De Marmalade Boy no. Nunca. Antes se congelará el infierno y las ranas criarán pelo.

INTRODUCCIÓN

Sailor Moon es una serie que no necesita presentación, pero la haré igualmente para que todos podamos fingir que hoy hemos aprendido algo y sentir que no hemos desperdiciado el tiempo de forma miserable y bochornosa. ¡Expectativas bajas!

Pretty Guardian Sailor Moon, o Sailor Moon a secas, es un manga de Naoko Takeuchi que trata sobre un grupo de chicas que luchan por el amor y la justicia disfrazadas con vestidos de marineritas. Como digo siempre, si vas a combatir el mal, hazlo con estilo. Y si no lo había dicho nunca antes, lo digo ahora. ¿Algún problema?

La revista Nakayoshi publicó el primer número de la serie el 28 de diciembre de 1991, que no solo coincide con el día de los Santos Inocentes, sino que es el mismo día en el que el periódico El País nos dejaba para la posteridad este magnífico titular: "Ana Obregón será virgen tras el parto". ¿Casualidad? ¡No lo creo!

La serie fue un bombazo instantáneo, y su autora, licenciada en Farmacia y sin formación artística, se convirtió de la noche a la mañana en uno de los máximos exponentes del cómic japonés. Takeuchi tenía entonces veinticinco añitos. Yo voy para cuarenta y considero un logro cenar fuera de casa y no tener que tomarme un Almax antes de irme a la cama.

Entre las razones del éxito de la colección, cabría destacar la inclusión de elementos propios de la franquicia Super Sentai (escuadrones de superhéroes enmascarados) en el subgénero de las magical girls (literalmente, chicas con poderes mágicos). Esta combinación tan original fue lo que llevó a que esta obra dirigida principalmente a chicas adolescentes, o sea, shojo, acabará atrayendo a un porcentaje significativo del público masculino. Si me decís que las transformaciones sexis y las minifaldas también tuvieron parte del mérito, os tendré que creer.

¿Dónde termina el muslo y empieza la cadera? No se puede saber.

La adaptación televisiva no se hizo esperar. El primer episodio del anime, producido por Toei Animation, se emitió en marzo de 1992 y, al igual que series como como Dragon Ball o Saint Seiya, fue un hito de la animación japonesa a nivel internacional que caló rápidamente en la cultura popular.

Mi único recuerdo de la serie de televisión es haber visto episodios sueltos por las mañanas en Antena 3, pero, aun así, he decidido empezar a recapitularla, en principio a un episodio por año. Esto significa que probablemente moriré antes de acabarla, si no es que no la abandono mucho antes por pereza o me pongo tutú e ingreso voluntariamente en un hospital psiquiátrico por trastorno disociativo severo. Desde luego parece que es lo que estoy buscando.

El cómic y la serie de televisión terminaron casi a la par en febrero de 1997. En el transcurso de esos cinco años, concretamente entre 1993 y 1995, se estrenaron además tres películas: Sailor Moon R: La película, Sailor Moon S: La película, y Sailor Moon SuperS: La película. Si no hubieran añadido "La película" como coletilla a todos los títulos, ¿cómo íbamos a saber que eran películas?

Entre 1992 y 1997 se editaron también un número considerable de videojuegos para arcades y consolas, aunque con escasa distribución internacional. Tampoco faltó por supuesto la cuantiosa mercadotecnia que suele acompañar a cualquier anime lo suficientemente popular: figuras, llaveros, peluches, tazas, almohadones, ropa, chapas... El tsunami de merchandising dura hasta nuestros días.

Bishōjo Senshi Sailor Moon S: Jōgai Rantō!? Shuyaku Sōdatsusen, para Super Nintendo. Ojo con leer el título en voz alta; podríais invocar a un primigenio.

Entrados ya en el siglo XXI, entre octubre de 2003 y septiembre de 2004, se emitió una nueva adaptación para televisión de la obra original, pero esta vez protagonizada por actrices de carne y hueso con pelucas de colorinchis.

En este punto, tengo que abrir un paréntesis para puntualizar que lo poco que he visto de esa serie ha superado con creces mis expectativas. Daba por hecho que sería una producción simple y barata, no muy diferente de cualquier tokusatsu producido para televisión; pero es que la serie es tan cutre, pero tan, tan cutre, que los gatos de las protagonistas son marionetas de peluche. Sería una firme candidata a repasar en el blog si no fuera porque una serie de Sailor Moon ya es una serie más de Sailor Moon de las que me recomendó el médico.

Al finalizar su única temporada, y a modo de suplemento, se produjeron cuatro especiales en vídeo para el mercado doméstico, lo cual siempre es una garantía de calidad.

Como actrices no sé si tendrán mucho futuro, pero como cosplayers valen un potosí.

Por último, en 2014 empezó a emitirse una tercera adaptación televisiva titulada Sailor Moon Crystal, que, según un estudio comparativo llevado a cabo por la persona que escribió el artículo correspondiente de la Wikipedia, es la más fiel al manga hasta la fecha.

Aunque la serie no tuvo el éxito que se esperaban sus productores y se canceló en 2016 tras su tercera temporada, los dos últimos arcos del manga se adaptaron en cuatro películas bajo los títulos Sailor Moon Eternal y Sailor Moon Cosmos, cada una de ellas dividida en dos partes. Las dos primeras películas se estrenaron a principios de 2021, y las dos últimas, el mes pasado.

Esto fue lo que escribí en Letterboxd sobre las partes 1 y 2 de Sailor Moon Eternal cuando Netflix las incluyó en su catálogo:

Y hasta aquí, la introducción. Ahora, sin más preámbulos, repasaremos el primer episodio del anime de los noventa, cuyo título original podría traducirse como La espectacular transformación de la llorona Usagi, pero que en España se tradujo como La niña llorona se convierte en guerrero. No me preguntéis por qué los responsables del doblaje en España escogieron llamar "guerreros" a las Sailor Senshi en lugar de "guerreras", porque no tengo ni idea. Pero como los episodios los veré en castellano y la localización se hizo de aquella manera, ya os adelanto que no será el único aspecto del doblaje que os llamará la atención. Recordemos que en España a Captain Tsubasa se le llamó Oliver y Benji, y a Dash KappeiChicho Terremoto, por poner un par de ejemplos.

Como último dato, y para terminar de contextualizar esta entrada, este episodio se emitió originalmente en Japón el 7 de marzo de 1992 en la cadena TV Asahi y llegó a España en 1993 de la mano de Antena 3. ¿Era mejor la programación de hace treinta años? Sí.

EL EPISODIO

La historia comienza con la presentación de su protagonista, que realiza ella misma con voz en off:

Me llamo Bunny Tsukino, tengo catorce años y estoy en segundo de secundaria. Dicen que tengo la cabeza de chorlito y que soy una niña llorona.

Aunque ninguna presentación de personaje puede ser perfecta sin salchichas flotantes, esta es de sobresaliente. No solo nos aporta información básica sobre la protagonista (su nombre, su edad y a qué se dedica), sino que la complementa con algunas cualidades que le atribuyen otras personas (es poco juiciosa y de llanto fácil), lo cual da verosimilitud a sus palabras.

Además, la frase se refuerza con lo que vemos en la pantalla: Bunny está metida en el sobre y, a pesar de que hoy tiene clase, remolonea hasta que su madre le dice que son más de las ocho.

—¡Mamááá, tenías que haberme despertado más temprano!

—Ya lo hice, Bunny, pero tú refunfuñabas cada vez que te llamaba.

Se nos revela así, con un diálogo espontáneo y cotidiano, que Bunny duerme como un ceporro y que no se responsabiliza de sus errores. Parece que la conociéramos de toda la vida y no ha pasado ni un minuto de episodio.

No exagero ni un ápice cuando afirmo que esta presentación se codea con las de Rita Hayworth en Gilda, Omar Sharif en Lawrence de Arabia y Marlon Brando en El padrino. Quizá incluso las supere a todas. Intentad descubrir si estoy de guasa.

El reloj marca más de las ocho y cuarto. Incluso los pequeños detalles encajan.

Antes de que Bunny salga corriendo de casa, su madre le dice que no se olvide del bocadillo.

Vais a permitirme que ponga en duda la existencia de ese bocadillo. Si hacéis scroll hasta la siguiente imagen, veréis que lo que la madre de Bunny sostiene en la mano es una caja de bento envuelta en un pañuelo, o sea, una fiambrera de toda la vida, pero a la japonesa.

¿Os parece probable que haya un bocadillo dentro de esa caja? A mí no. Es más probable que se trate de una ración de sushi.

Ahora bien, hasta que la caja se abra y veamos efectivamente su contenido, ese almuerzo es un bocadillo y al mismo tiempo no lo es. Se encuentra, pues, en un estado de superposición cuántica. Lo llamaremos el almuerzo de Schrödinger.

"¿No te llevas tu bocadillo de sardinas con mermelada?".

De camino al instituto, Bunny detiene su carrera apresurada al ver que tres chiquillos están maltratando a un gato en un aparcamiento. O al menos creo que eso es lo que está pasando. No puedo descartar que los críos simplemente estén jugando con el gatete sin darse cuenta de que lo están agobiando. Ya se sabe que los niños pequeños no miden sus actos y rara vez tratan a los animales con delicadeza. Es más, algunos "angelitos" son tan cafres que la correa y el bozal habría que ponérselos a ellos. Y también la inyección antirrábica. Espero que mi candidatura a la junta ejecutiva de UNICEF no se vea perjudicada por estos comentarios.

Bunny espanta a los críos al grito de "¡Sois una peste!" (me encanta, cinco estrellas, diez sobre diez) y levanta al pobre minino despatarrado para ver cómo se encuentra.

El gato en realidad es una gata, y, si estáis familiarizados con Sailor Moon, la habréis reconocido como Luna, que pronto se convertirá en la compañera inseparable de nuestra protagonista, igual que los antihistamínicos son los compañeros inseparables de las personas alérgicas a los gatos que se rebelaron contra el sentido común y decidieron meter a uno de estos animales en su casa.

Como curiosidad, en este episodio Bunny siempre se refiere a Luna como "gato", en masculino. De hecho, salvo que haya pasado algo por alto, en este episodio en ningún momento especifican si es macho o hembra. Yo siempre había pensado que Luna era un gato, y no me enteré de que era una gata hasta mucho, mucho después de que terminara la serie, o sea, que me enteré antes de ayer. En retrospectiva, debería haberme dado cuenta mucho antes de que Luna era gata, porque tiene unas pestañas monísimas, y, tratándose de dibujos, no hay forma más básica de distinguir el sexo femenino del masculino que dibujar las pestañas. Aunque supongo que si eres un dibujante mediocre o de recursos limitados, también puedes recurrir al color rosa.

Esta tira de Garfield no está relacionada con las declaraciones precedentes ni pretende ser una crítica a la obra del dibujante Jim Davis o sus ayudantes.

Más peculiares que sus pestañas son, sin embargo, las dos tiritas en forma de cruz que el animal tiene en la frente. A la gata parecen molestarle, así que Bunny no se lo piensa dos veces antes de quitárselas. Nueve de cada diez veterinarios desaconsejan actuar de esta manera. El décimo consiguió su título en una tómbola.

Debajo de las tiritas, la gata tiene una marca en forma de media luna.

—¡Ah, tienes una luna! —exclama Bunny.

Eso ya lo había dicho yo.

La gata escapa de las manos de Bunny de un salto, rebota con garbo sobre su coco, y da una elegante voltereta en el aire para aterrizar con suavidad sobre el techo de uno de los coches que están en el aparcamiento. La gata camina lentamente, pero sin vacilación, por el techo del vehículo y se encara con Bunny, sin decir ni miau. Los enormes ojos del felino la miran fijamente bajo la marca de la luna.

Bunny, que es un poco miedica, da un paso atrás, y se queda alelada observando a la gata hasta que el sonido familiar de una campana la saca de su ensimismamiento. La chica se regaña a sí misma por perder el tiempo con estas pamplinas y sale disparada hacia el instituto.

Una de las cualidades más admirables de los gatos es su capacidad de convicción. La convicción de que pueden saltarte a la cara sin previo aviso y arrancarte los párpados de un zarpazo.

Bunny llega tarde a clase, y la profesora la castiga a quedarse fuera, en el pasillo. Ojalá me castigasen a mí así por llegar tarde al trabajo... Pero no hay mal que por bien no venga, porque tanta carrera despierta el apetito y ahora Bunny tiene tiempo para comerse su presunto bocadillo. 

¿Significa esto que por fin de dudas sobre el contenido de la caja de bento? ¿Obtendremos una respuesta a la gran pregunta dramática del episodio?

Pues bien, aunque Bunny afirma que tiene "aquí su bocadillo" y en ningún momento nos muestran el contenido de la caja (David Fincher aprendería mucho de este episodio), sí que la vemos sacar unos palillos. ¿Y cuándo fue la última vez que os comisteis un bocadillo con palillos?

Nunca.

Eso pensaba yo. Nada más que añadir, señoría.

Hoy, en maneras poco prácticas de comer un bocadillo...

La profesora sale del aula y regaña a Bunny por comer mientras está castigada. También le enseña su último examen de inglés, que ha suspendido por tener "treinta faltas".

O eso es lo que dicen en el doblaje castellano, porque lo que muestra el examen de Bunny es una serie de ejercicios corregidos en rojo con el número treinta en la esquina superior derecha del folio, escrito a mano, bien grande y doblemente subrayado.

Supongo que el responsable de la traducción para doblaje pensó que los televidentes españoles, sobre todo los niños, no entenderían que ese treinta era la nota que había sacado Bunny sobre un total de cien. Ciertamente, al menos cuando yo iba al colegio (allá por los tiempos en que los dinosaurios dominaban la tierra), los exámenes se puntuaban del cero al diez. Ahora creo que van por el catorce. Soy así de viejo.

¿Qué se les ocurrió para resolver esta diferencia cultural? Decir que el treinta correspondía al número de faltas de ortografía. Y me parece fantástico. Podrían haber confiado un poco más en el público y haber especificado que Bunny había sacado un treinta sobre cien, pero treinta faltas de ortografía definen mucho mejor lo bobalicona y despistada que es Bunny. Mis más sinceras felicitaciones. Espero que el responsable de la traducción siga vivo y las reciba.

Las notas no pueden hacerte daño si no crees en ellas.

En el descanso entre clase y clase, Bunny le cuenta a su mejor amiga Kari que ha suspendido y que la "profe" además le ha echado un rapapolvo por comer en el pasillo. En resumen, le lloriquea un poco, que es lo mejor se le da.

Otro compañero de clase, Camilo, el clásico empollón patoso y un poco repelente (no le faltan ni las gafas de culo de vaso con espirales), le dice a Bunny que no se deprima, porque no hay mal que por bien no venga y él ha sacado un "nueve con cinco". Como el chaval marisabidillo también enseña su examen, podemos ver que la nota es en realidad un noventa y cinco, pero, a estas alturas, ya no había vuelta atrás. El traductor tomó una decisión y se atrincheró en ella, despreciando las consecuencias. Yo le aplaudo por ello.

Ahora bien, si sois muy puristas, quizá os parezca imperdonable que los cambios introducidos en la traducción no se limitasen a cuestiones menores y que el estudio de doblaje también decidiera cambiar los nombres de los compañeros de Bunny (en Japón, Kari es Naru Osaka, y Camilo, Gurio Umino). Sin embargo, no podemos olvidarnos de que, en España, la fiebre nipona no se desató hasta principios de los noventa. Cuando Antena 3 comenzó a emitir esta serie, los nombres japoneses nos sonaban a chino (no va con segundas), así que cambiarlos para que al público le resultase más fácil aprendérselos era una salida condescendiente, pero razonable. Otros países europeos hicieron lo mismo. De hecho, probablemente nos copiásemos de ellos.

Ni siquiera la protagonista se libró de esta transición idiomática, ya que el nombre de Bunny en Japón es Usagi. No obstante, el cambio en este caso es poco significativo, ya que usagi significa conejo en japonés, y bunny, conejito en inglés. El nombre además no es casual, sino que responde al mito oriental de que hay conejos viviendo en la Luna.

Lo que no entiendo es por qué en español no llamaron a Usagi directamente Conejita. ¿Se os ocurre alguna razón?

Kari y Camilo serán los mejores amigos de Bunny hasta que aparezcan el resto de Guerreros. Luego, si os he visto, no me acuerdo.

Por cambiar de tema y no seguir incidiendo en lo boba que es Bunny, Kari le pregunta si se ha enterado de que Guerrero V ha aparecido de nuevo y capturado a un ladrón de joyas.

Bunny dice que ni siquiera sabe quién es Guerrero V.

Camilo le explica que es una heroína que "pelea contra los villanos y se ha hecho muy popular vistiendo siempre el uniforme de guerrero".

El uniforme de guerrero no es lo que os esperáis. O sí. Decídmelo vosotros.

No es el uniforme que yo elegiría para atrapar criminales, pero a su favor diré que tiene asegurado el factor sorpresa.

¿Queréis que os dé un dato curioso? La comida que ingieren los ornitorrincos pasa directamente de la garganta a los intestinos, ya que no tienen estómago.

¿Queréis que os dé otro dato curioso, pero que, a diferencia del anterior, viene al caso? Guerrero V no es un personaje original de esta serie. Medio año antes de que Sailor Moon viera la luz, Takeuchi ya había publicado otro manga titulado Codename: Sailor V, de un solo número, que estaba protagonizado por una estudiante adolescente que se convertía en una guardiana guerrera que luchaba contra el mal. Esta historia sentó las bases de la que sería la obra más popular de Takeuchi y, al mismo tiempo, le sirvió de precuela, ya que Guerrero V, o Guerrero Venus, pasaría a ser una de las cinco Guerreros principales de Sailor Moon. En el doblaje al castellano se decidió llamarla Carola, como la cantante sueca.

Volviendo con nuestro grupito de estudiantes, Kari y Bunny se entusiasman al hablar de joyas ("son lindas y entiendo perfectamente que quieran robarlas") y deciden acercarse a la joyería de la madre de Kari para comprar algunas, aprovechando que hay rebajas. Al fin y al cabo, solo son chicas. Ji, ji, ji, ji.

Camilo preferiría hablar de cosas más masculinas, como hacer fuego y cazar mamuts.

Mientras tanto, en un lugar siniestro y extraño, casi gigeriano, la villana de la función, una diablesa pelirroja llamada reina Beryl, consulta su bola de cristal ante una concurrida audiencia de sombras.

—¡Sois todos unos ineptos! —exclama, insultando a sus esbirros (aún no ha tenido tiempo de asistir al curso de formación en liderazgo y gestión de equipos)—. ¿Y el Cristal de Plata?

¿Me lo pregunta a mí? Pues no sé... ¿En la joyería tal vez? Trabajo con la información que tengo.

Sus súbditos tampoco saben dónde anda el cristalito de marras y piden disculpas al unísono.

La reina Beryl explica a nadie en particular que su soberano (sea quien sea) exige una "inmensa cantidad de energía" y que, si no encuentran el Cristal de Plata, tendrán que arrebatar esa energía a los humanos. Pero no os confundáis: no es que los humanos le preocupen; más bien lo dice en el sentido de que, si el plan A falla, tendrán que ejecutar el plan B, que es más engorroso y puede que les lleve toda la temporada, ¡hasta cuarenta y seis episodios si no se espabilan!

¿No podría conformarse su majestad con el Cristal de Rutenio?

Una de las sombras se manifiesta en un estallido de llamas azules y revela su forma física, que es incluso más corriente que la de la reina Beryl. Ni siquiera tiene la piel rosada o las orejas puntiagudas. Se trata de un hombre joven, rubio y de ojos azules, con pendientes de botón y un uniforme violeta de oficial militar. Sin embargo, aunque sus pintas distan mucho de ser demoníacas, su gramática es diabólica

—Encárgame a mí de esa tarea —dice—. Mi súbdita, la malvada Morga, ha empezado a concentrar la energía de la humanidad.

Prestarse voluntario cuando el trabajo ya lo está haciendo otro y querer llevarse el mérito es muy propio de un mando intermedio. Al final, como en cualquier multinacional maligna, las apariencias son lo de menos, solo importa cómo de puteados tengas a los que están por debajo de ti.

La reina Beryl, indiferente y fría, le da permiso para seguir adelante con el plan, aunque no parece que le importe un comino lo que el rubiales haga o deje de hacer en su tiempo libre. Ni siquiera levanta la vista de su bola de cristal mientras le habla. Debe de estar absorta en su serie favorita, Luz de luna.

"Prometo que mi equipo hará todas las horas extras no remuneradas que hagan falta".

De vuelta a la Tierra, nos reunimos con Bunny y Kari dentro de la joyería OSA-P, de la que es dueña la madre de Kari.

El lugar está hasta la bandera, pero no me sorprende que lo esté. Es evidente que este es un establecimiento elegante y distinguido, donde acude la flor y la nata de la alta sociedad para hacer sus compras de lujo. No hay más que ver, por ejemplo, las enormes etiquetas con la palabra "descuento" que hay en todos los expositores o a la madre de Kari paseándose entre las potenciales clientas con un megáfono para anunciar las últimas ofertas a grito pelado:

—¡Vamos! ¡Todo está a buen precio! ¡Echad un vistazo!

Elegancia y distinción, lo que yo os decía.

"¡Bicoca, chollo, ganga! ¡Me las quitan de las manos!".

Sin embargo, hay algo fuera de lugar en esta joyería. No sé si será por el oscurecimiento repentino del local al son de la Tocata y fuga en re menor de Bach, o por el plano detalle de la sonrisa aviesa de la madre de Kari; pero tengo un mal presentimiento.

Estúpida humanidad, piensa la madre de Kari, riéndose para sus adentros. Ofrezcamos vuestras energías a nuestro gran soberano.

Hmmm... ¿Qué habrá querido decir con eso?

En ese instante, las joyas que las clientas se están probando se iluminan de forma sobrenatural y comienzan a drenar su energía, que fluye hasta el Reino de la Oscuridad.

El tipo rubio de la escena anterior recibe la energía y la acumula en una esfera.

—¡Muajajajajaja! —se ríe—. ¡Vamos, Morga, absorbe mucha energía!

—Muy bien —responde la madre de Kari.

Definitivamente en esta joyería hay algo que no encaja. Aún no sé qué es, pero acabaré descubriéndolo. Tengo a mis mejores neuronas trabajando en el caso. A las dos.

Apuesto a que aprendió está técnica entrenando con el Kaio del Norte.

La madre de Kari ofrece a Bunny una sortija a un precio especial por ser la mejor amiga de su hija, pero la pobre tiene dinero ni para pipas, porque ya se ha gastado toda la asignación del mes y tampoco se atreve a pedirle dinero a su padre después de haber suspendido inglés. Ojo, porque el hecho de que la palabra "mes" rime con "inglés" no quita para que esto sea un drama.

Desanimada, pero también enojada consigo misma por no haber estudiado "un poco más", Bunny hace un gurruño con su examen nada más salir de la joyería y la tira al aire.

La bola golpea en el coco a un tipo que pasaba casualmente por allí.

—¿No sabes que no deben tirarse papeles al suelo, maleducada?

El tipo desarruga el examen para echarle un vistazo.

—¡Treinta faltas! —exclama—. Tienes que estudiar mucho más, cabecita hueca.

Bunny, indignada, se da la vuelta y descubre que su interlocutor es un joven moreno de buena planta y bien vestido, con americana verde lino, camiseta negra de cuello alto, pantalones malva, y unas gafas de sol enormes que nunca jamás pasarán de moda.

En una vida pasada, esas gafas de sol fueron la luna tintada de una limusina.

Bunny recupera su examen, le dice al desconocido que se meta "en sus propios asuntos", que no está ella para "guasitas", y se marcha indignada, pero a la vez intrigada por la presencia de este chico tan apuesto.

Presiento que este es el comienzo de una larga serie de encuentros casuales que no tendrán una resolución satisfactoria hasta la siguiente temporada.

De camino a casa, Bunny ve el póster de un videojuego de Guerrero V en un salón recreativo y se para delante de él para reflexionar sobre su vida. En Marmalade Boy, Miki también tiene predisposición a las cavilaciones espontáneas en mitad de la calle, así que no voy a sorprenderme ahora.

—La envidio —dice Bunny—. No tiene que hacer exámenes, y atacar a los villanos debe ser muy, pero que muy emocionante.

Qué sutil.

Bunny mira su examen y se echa a llorar. Otra vez. Luego retoma su camino a casa sin darse cuenta de que la gata a la que ayudó la ha estado observando todo este tiempo desde una distancia prudencial. 

La trama se complica. Dun-dun-dun...

Según el parte meteorológico, la humedad en el aire es del 65 %.

Ya en casa, la madre de Bunny no se toma nada bien que su hija haya suspendido el examen.

—¡¿Cómo sacas estas notas?! —grita, hecha un basilisco y sacudiendo una espátula—. ¡Castigada!

Hasta aquí, un cuadro costumbrista. A nadie le choca que la madre de Bunny la castigue por sacar malas notas. Sin embargo, existen algunas diferencias culturales entre Oriente y Occidente.

Si fuisteis estudiantes modelos y un ejemplo de virtud académica como lo fui yo en el instituto (nunca prendí fuego a ningún profesor o alumno que no se lo mereciera), vuestros padres nunca os castigaron por sacar malas notas. Aun así, seguramente oiríais historias de amigos y conocidos a los que sus padres castigaron sin salir de casa por ese motivo, o incluso puede que hayáis castigado ya a vuestros propios hijos de esa manera por no estar a la altura de vuestra leyenda estudiantil. Si es así, el hecho de que la madre de Bunny la castigue, no encerrándola, sino poniéndola de patitas en la calle y prohibiéndole entrar en casa debería sorprenderos tanto como a mí.

No se me ocurre ni una sola razón por lo que castigar a un adolescente "sin entrar en casa" podría ser más eficaz que castigarlo "sin salir de casa"; pero, si me dais unos días, pensaré en algo para fingir que me he documentado para escribir esta entrada.

Igualita que el tío Phil en El príncipe de Bel-Air.

Bunny le ruega a su madre que la deje entrar, pero la puerta se mantiene firmemente cerrada. En ese momento, el hermano pequeño de nuestra protagonista llega a casa y, al ver a su hermana tirada en el suelo, pataleando y lloriqueando, hace lo que cualquier hermano haría en esta situación: darle un puntapié en la retaguardia. Como dice un viejo proverbio indio: "Ningún amigo como un hermano; ningún enemigo como un hermano".

Como es natural y bíblico, Bunny intenta devolverle el golpe a su hermano, pero el crío se escabulle dentro de la casa y ella se deja la rótula hecha gravilla contra la puerta.

La hilaridad y las lágrimas están garantizadas.

Puro arte.

En la joyería, los efectos del drenaje de energía empiezan a manifestarse, y, una tras otra, las clientas sienten flaquear sus fuerzas y se desploman.

—Pero qué cosas tan raras están ocurriendo aquí, mamá —dice Kari.

Viniendo de una cría de catorce años que acaba de ver a un montón de gente despatarrarse a su alrededor sin explicación aparente, me parece una reacción inusualmente comedida. Pero, dicho esto, ¿para qué ponerse nerviosos o llamar a emergencias? Seguro que solo es el típico vahído colectivo provocado por un bajón de azúcar. No hay de qué preocuparse.

De espaldas a ella, su madre se ríe.

—Ahora ya tengo mucha energía acumulada —murmura.

—¡Mamá! —exclama Kari, algo más mosqueada.

Su madre se vuelve lentamente hacia ella con las facciones deformadas por una mueca diabólica.

Kari, entérate.

Le habrá sentado mal la comida.

Mientras tanto, Bunny por fin ha conseguido que su madre la deje entrar en casa y se ha tirado directamente en la cama, agotada de tanto llorar y gimotear. Lo importante es que haya aprendido la lección; aunque sea tan joven, es importante que sepa que la vida no regala nada sin esfuerzo. 

—No tengo ganas de hacer los deberes. Dormiré un rato.

O quizá no haya aprendido nada en absoluto.

Bunny cierra los ojos y se queda roque al instante. La ventana se abre como arte de magia, y una silueta familiar, de orejas triangulares y largas vibrisas, entra en el dormitorio, acercándose lentamente a Bunny.

Una corriente de aire cierra la ventana de golpe, y Bunny se despierta sobresaltada por el ruido. A su lado, subida a la cama, está la gata de la media luna en la frente. Apuesto a que no os lo esperabais.

—Me presento: me llamo Luna —dice la gata—. Y te he estado buscando, Bunny querida.

Asustadiza por naturaleza, Bunny brinca de la cama y se atrinchera tras el colchón. En su misma situación, Kari probablemente habría parpadeado una vez y quizá asentido con la cabeza, pero no todas las chicas de catorce años pueden tener su temple. Al menos en la década de 1990. Ahora supongo que lo que harían sería grabar un vídeo con el móvil y subirlo a TikTok.

"¿No serás la gata Flora?".

Luna le da las gracias por haberle quitado las tiritas, porque le impedían hablar y también disminuían su "capacidad investigadora", sea lo que sea eso.

Aunque toda esa información es la mar de interesante, Bunny están tan asustada que esconde la cabeza entre sus brazos y finge no oír a Luna. Al fin y al cabo, es una gata parlante. Si estuviera en el siglo XVII, habrían ahogado a la gata en el río y a ella la habrían quemado en la hoguera por bruja.

Luna da una voltereta en el aire, creando una estela brillante a su paso, y, como por arte de magia, aparece un broche dorado y cae sobre la cama. No sé dónde estaba metido antes ese broche, pero parece limpio, y eso es todo lo que necesito saber.

Nada más ver el broche, a Bunny se le pasa el susto y, sin prestar ninguna atención a la gata, corre a probarse la joya delante del espejo.

—¡Escúchame! —le grita Luna, exasperada—. Muchas cosas están pasando tan extrañas que ni la policía puede hacerles frente. El enemigo ha llegado y tienes que luchar con ellos. Se te ha elegido para que seas un Guerrero, y tienes una misión muy importante. Debes reunirte con los otros Guerreros y junto con ellos encontrar a nuestra princesa.

Pero Bunny sigue a su bola, posando con su broche nuevo delante del espejo. Por un oído le entra y por otro le sale.

Luna empieza a darse cuenta de que está tratando con una persona de intelecto deconstruido, así que le pide sencillamente que repita unas palabras:

—¡Por el poder de Grayskull... YO tengo el PODER!

Esperad, me he equivocado de serie. Eso era de ALF. Las palabras que repite Bunny son:

—¡Prístina Luna, dame el poder!

¡Música, destellos y, uuuuh, Sailor Moon, transformación! ¡Guerrero Luna entra en escena!

Insertaría un vídeo, pero tienen la mala costumbre de desaparecer y fastidiarme las entradas. El tema musical, con suerte, podréis escucharlo aquí.

Si ya era complicado averiguar la verdadera identidad de Guerrero V, la de Guerrero Luna es un enigma encerrado en un misterio. ¿Quién se esconde detrás de la faz descubierta de esta nueva heroína? Yo mismo estoy intrigado.

Antes de que la cabeza de chorlito de Bunny pueda procesar lo que está pasando, las gemas rojas que tiene en los moños se iluminan y oye la voz de su amiga Kari pidiendo auxilio.

—No entiendo nada, pero, por los gritos, Kari parece estar en apuros —dice.

Es evidente que la transformación ha aumentado su intelecto. Ahora sus poderes deductivos rivalizan con los del gorgojo de la patata.

—Bunny, tú te has convertido ahora en Guerrero Luna —dice la gata—. ¡Vamos, ve a salvar a esa chica!

Bunny sonríe desconcertada y se señala a sí misma. ¿Ella una guerrera? ¿Está acaso preparada para afrontar su primer desafío como Guerrero Luna? 

Tendremos que confiar en que la respuesta sea sí, porque si no la serie será muy corta.

De momento, parece que sabe señalarse la nariz con el dedo, igual que hacía mi sobrina cuando tenía año y medio. Por algo se empieza.

En la joyería, la malvada Morga agarra a Kari por el cuello con una mano repentinamente mustia y la levanta varios centímetros del suelo, esperando poco a poco a que se ahogue.

—¡Socorro! —chilla la chica—. ¡¿Qué haces?! ¡Mamá, me ahogas!

—¡Cállate, niña! ¡Yo no soy tu madre!

Un momento... ¡¿Pretenden decirme que la madre de Kari era un monstruo desde el principio?! ¡Menudo giro de la trama!

Para despejar cualquier atisbo de duda, Morga revela su verdadero y espeluznante aspecto (vampira de cutis descuidado, muy de moda en cualquier época del año), y le dice a Kari que ha encerrado a su madre en el sótano y que piensa enviarla al infierno para siempre. Eso sí, primero la matará a ella. Ja, ja, ja, etc.

Y esta es la razón por la que Marmalade Boy nunca será mejor que Sailor Moon.

—¡Suelta a Kari! —ordena una voz familiar.

La noche ha caído y la silueta de Guerrero Luna se recorta en el umbral contra las luces de la ciudad.

Su entrada en escena es pasable, pero debería tener más cuidado con lo que dice, no vaya a ser que su propia amiga se entere de cuál es su identidad secreta. Cuando uno se convierte en un superhéroe, adoptar una personalidad diferente es incluso más importante que un disfraz vistoso que desvíe la atención de tus rasgos más reconocibles. Dicho de otra manera: gritar el nombre de tu mejor amiga es una estupidez como un piano. Hasta Hannah Montana se lo montaba mejor para sobrellevar su doble vida como estudiante e ídolo pop internacional. 

El cuello de Morga cruje y se retuerce hasta que la cabeza gira 180º y mira directamente hacia la recién llegada. Es como la niña de El exorcista, pero sin decir tacos ni vomitar puré de guisantes. No la oiréis decir "¿Has visto lo que ha hecho la cochina de tu hija?", pero puede que lo esté pensando.

Reconozco que este giro ( •_•)>⌐■-■ no me lo vi venir (⌐■_■). YEEEEAAAHHH!

—¿Quién eres tú? —pregunta Morga, aflojando la presa de Kari.

Guerrero Luna se presenta al mismo tiempo que ejecuta un despliegue fabuloso de poses que no me queda claro si ensayó de camino hacia aquí o forman parte de sus nuevos poderes:

—¡Yo, tía fea, defiendo el amor y la justicia! ¡Soy una Chica Guerrero! ¡Vengo a luchar contra el mal! ¡Y ahora voy a castigarte en nombre de Luna!

Aunque no puedo escuchar esta declaración de intenciones sin que me entre un ataque de risa, admiro la naturalidad e ingenuidad con la que Bunny ha aceptado su nueva condición de superheroína. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que se transformó? ¿Dos o tres minutos? A la gente corriente le cuesta incluso encajar que dejen de vender su marca favorita de desodorante en el supermercado. Ella, en cambio, parece tan convencida de lo que dice como esos influencers que venden productos "que llevan años usando" a pesar de que ni siquiera parece que los hayan desprecintado.

Es el corte de manga más original que he visto nunca.

Morga suelta a Kari y, por si no hubiera dado ya suficiente grima por hoy, retuerce su cuerpo sarmentoso hasta alinear de nuevo el torso con la cara.

—¿Guerrero Luna? ¿Qué estás diciendo? Nunca he oído hablar de eso —se burla, y, alzando los brazos, añade—: ¡Ahora levantaos, esclavas!

A su orden, todas las clientas que estaban inconscientes se incorporan al unísono y, todas a una, atacan a Guerrero Luna.

Voy a seros sincero: la situación no pinta bien. Aún diría más: pinta mal.

Se masca la catástrofe.

Guerrero Luna corre y bota de aquí para allá con el garbo de una rana paticoja mientras esquiva a duras penas los ataques indiscriminados de las clientas, que no tienen ningún reparo en arrojarse sobre ella para liquidarla, atacándola incluso con palos y botellas rotas que a saber de dónde narices habrán sacado.

Cuando uno cree que la vida ya no puede darle más sobresaltos, Guerrero Luna cae al suelo cerca de una columna y descubre que se ha hecho un minúsculo raspón en la rodilla.

—¡Me duele mucho la rodilla y estoy sangrando! —grita la muchacha, al borde de un ataque de nervios.

No os alarméis. Seguro que, con un poco de oxígeno, electrochoques y un par de transfusiones enseguida se recupera.

—¿Qué estás haciendo, Guerrero Luna? —le regaña Luna, asomando por detrás de la columna—. ¡Tienes que luchar! ¡Levántate y vence a ese monstruo!

Recordemos que Luna es un gato. No se puede esperar más ayuda de un animal para el que los seres humanos no somos más que muebles de sangre caliente. Y aunque me gustaría decir que esas palabras motivan a Guerrero Luna para contraatacar, lo que hace es echarse a llorar desconsoladamente.

—¿Por qué yo? ¿Por qué me han elegido a mí para que luche? ¡Me quiero ir a casaaaaaaa! —se queja.

Bunny es la heroína que la Tierra se merece, pero no la que necesita ahora.

Morga flota por encima de las clientas zombi y, con una elasticidad chiclosa, "dispara" su brazo para acabar de un plumazo con la heroína llorona.

¿Será este el fin de Guerrero Luna? ¿Terminará aquí su breve cruzada contra el mal? ¿Podré yo volver a caminar con la cabeza bien alta después de escribir esta entrada?

¡NO!

Una rosa atraviesa el aire como una daga, cruzando veloz el espacio entre Morga y Guerrero Luna, y se clava en el suelo.

¿Igual es una rosa que otra rosa? ¿Todas las rosas son la misma rosa?, se preguntaría un poeta.

Y yo qué porras sé.

Morga se vuelve hacia la ventana para encararse con el intruso que ha tenido el atrevimiento de interrumpirla en su momento de gloria.

—¿Quién eres tú? —gruñe.

El joven que responde a esta pregunta viste esmoquin, capa y sombrero, y cubre su rostro con un antifaz.

—Soy el Señor del Antifaz.

Por supuesto que lo es. ¿Qué otro nombre iba a tener? ¿Tuxedo Mask?

¡Cerrad la ventana, que hay corriente, corcho! ¡Y se va a escapar el gato!

No sé qué me sorprende más de este momento, si la aparición espontánea y tremendamente conveniente del Señor del Antifaz, o que el edificio cambie de disposición, tamaño y elementos arquitectónicos de un instante para otro con tal de que su entrada luzca.

¿Creéis que exagero? ¡Ese ventanal por el que asoma ni siquiera estaba ahí cuando mostraron un plano exterior del edificio!

Vedlo con vuestros propios ojos:

Acaban de mandar la suspensión de la incredulidad al cuerno. Con lo creíble que estaba siendo todo hasta ahora...

¿Por dónde íbamos?

¡Ah, sí!

—Deja de llorar, Guerrero Luna —dice el Señor del Antifaz con solemnidad impostada—. Llorando no vas a solucionar nada.

Brillante reflexión. Es una pena que no sirva ni como recambio de papel higiénico, porque ¿sabéis cómo sale precisamente Guerrero Luna de este aprieto? Llorando más fuerte.

En efecto, las gemas gemelas que tiene en los moños amplifican el llanto de Guerrero Luna y generan una serie de ondas supersónicas que dejan inconscientes a todas las clientas y aturden a Morga.

Gracias por nada, Señor del Antifaz.

La gata Luna aprovecha esta distracción para asomarse de nuevo desde de la columna y le da un último consejo a Bunny:

—Coge la diadema y lánzala diciendo: "¡Diadema Acción!".

Y eso mismo hace la chica, lo cual me sorprende, porque no lleva ninguna diadema, sino una tiara (la semántica no es el fuerte de los gatos). Supongo que si ha podido interpretar correctamente el mensaje es más inteligente de lo que yo pensaba. Y reconozco que estaba pensando en organismos unicelulares.

Cada GIF que incluyo es un GIF menos que necesito preparar para futuras entradas.

La tiara se convierte en un frisbee deslumbrante y pulveriza a Morga en el acto. Hasta la arenilla que cae al suelo se desvanece poco después para que no haya que pasar el aspirador. Una muerte limpia, sostenible y respetuosa con el medioambiente, como debe ser.

—Lo has hecho estupendamente —le dice el Señor del Antifaz a nuestra heroína—. Lo recordaré siempre, Guerrero Luna.

Y, tras ejecutar un elegante giro de capa, se larga con viento fresco.

Qué sorpresa. El tipo no solo es un soplagaitas y un inútil, sino que encima, en cuanto uno se despista, desaparece como una vulgar palomita de prestidigitador.

Pero como el Señor del Antifaz es guapetón y misterioso, y esta serie apela a la vena romántica del público femenino adolescente, Guerrero Luna se queda prendada de él al instante. Sus capacidades como justiciero son lo de menos en esta ecuación. Lo único que importa es el tamaño de su chistera.

Pero... ¿quién es el Señor del Antifaz? ¿El apuesto desconocido? ¿Camilo, el empollón de clase? ¿Penry, el apacible conserje?

Al día siguiente, en el instituto, Kari dice que lo que ocurrió en la joyería de su madre debió de ser un sueño. Sin embargo, otras estudiantes que estaban allí de compras, también tuvieron el mismo sueño. ¿Es eso siquiera posible? ¿Existen los sueños colectivos? ¿Fue un sueño colectivo lo de Ricky Martin, el perro y la mermelada? ¿Cuál es el símbolo atómico del mercurio?

Bunny no quiere responder a ninguna pregunta, solo planchar la oreja hasta el mes que viene. Lo mismo que queremos todos.

Fin.

Lista de episodios: |1|

23 comentarios

  1. Recuerdo la serie de cuando jovenzuelo. Que tiempos más simples, donde se podía ver la transformación (sin mostrar naa, pero insinuando) de las mozuelas sin que saltase ningún tipo de censura.
    ¿Era repetitiva? pues como muchas series de entonces y actuales, todo sea dicho, pero eso no le quita el peso que tuvo en su momento.

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  2. Como a menudo hago te dejo algunas notas al azar que ido tomando mientras leía, por eso de la lectura proactiva.
    1. El agradecimiento de los lectores no cuenta como moneda de cobro? El recibo de la luz no se deja pagar con el amor de tus comentaristas?
    2. Si no fuera por las minifaldas yo nunca habría visto ni tres minutos seguidos de esta serie, espera un momento, yo nunca he visto ni tres minutos seguidos de esta serie.
    3. Se nota mucho el amor por la peli Eternal con esa media estrella de más, o significa que es la parte 1 de 2 de la reseña?
    4. Como puede aparentar la madre de la prota, de 14 años, menos de 30 años? Luego he visto que en esta serie nadie aparenta más de 30.
    5. Dato irrelevante: La prima de mi padre también tenía una gata que se llamaba Luna, bueno en catalán Lluna.
    6. Es curioso que la gata tenga exactamente el mismo tipo de ojos que los humanos que aparecen en la serie, uno esperaría unos ojos más felinos.
    7. Yo habitualmente llevo el pelo corto, por eso me pregunto, si es cómodo llevar unas coletas tan ridículamente largas como Bunny, para lavarte y secarte la cabeza debe ser un infierno.
    8. Supongo que en la España de los 90 el único desayuno admisible era un bocadillo, todo lo demás pura fantasía.
    9. Para valorar si el uniforme de guerrero es el adecuado o no, antes debería ver como visten los villanos.
    10. Exactamente, cuanto rato está fuera castigada? 2 minutos enteros? Qué crueldad!
    11. He-man tiene un tigre, Bunny tiene una gata, He-man va en taparrabos, Bunny minifalda, He-man y Bunny son rubios con el pelo largo, me parece un buen símil, te lo compro.
    12. Señalar la nariz? Qué nariz? En esta serie no gastan de eso.
    13. "¡Yo, tía fea, defiendo el amor y la justicia!" Me muero por usar esta frase en algún momento de mi vida.
    14. Momento desaprovechado para poner "Que una rosa es una rosa es una rosa" de Mecano.

    La recapitulación del episodio me ha gustado tanto como uno de Marmalade boy, y esto es mucho gusto. Bravo.

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    1. 1. El agradecimiento tiene valor; es lo único que cobro, aunque con ello no pague los recibos de la luz, el gas, el agua, etc. 3. ¿Media estrella de más o una estrella de más? 4. Esta es una serie sobre gente guapa, por eso nadie aparenta más de treinta. 7. Me rapo desde los quince, así que tampoco puedo responder a esa pregunta. 10. Pues diría que a lo mejor se tira un par de horas en la calle, porque, cuando se echa en la cama, el cielo tiene un color púrpura de atardecer. 12. Sí que tienen nariz, pero chiquitita. Por eso tiene mérito que se la encuentren. 13. La frase es para enmarcarla, sí. 14. Pero lo has aprovechado tú, a mí me vale.

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  3. ¿La espera ha merecido la pena? Sin lugar a dudas.
    ¿Sabiendo lo que iba a leer he disfrutado como un enano? EFECTIVAMENTE.

    Así que muchas gracias a su brochísima.

    En serio, que gozada y qué rato tan bueno.

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    1. Con esta respuesta, al menos tendré que escribir otra entrada más antes de cerrar el blog. Muchas gracias. :_)

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  4. Pues no me ha quedado claro, vas a reseñar esta serie cada mes, cada año o cuando la Luna se salga de su orbita y se estrelle contra la Tierra?

    En cuanto a Sailor Moon, pues yo la veía de chaval y no me avergonzaba de ello. Me divertía, yo que sé, no es que le buscara la excusa de las minifaldas o la transformación para justificarlo y no perder mi hombría por eso. Tambien es verdad que en aquella época mis padres no querían que viese series japonesas por ser demasiado "violentas" y claro, cuando te prohíben algo, lo quieres ver aun mas y así me tragué Bola de dragón, Oliver y Benji, Mazinger Z, Reena y Gaudy (esta me encantaba de hecho) y Chicho Terremoto.

    En fin, bonita reseña. Muchas ganas de leer mas artículos tuyos. U saludo!!!

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    1. Recapitularé un episodio de la serie cada 20 de julio, salvo que esta entrada tenga un éxito arrollador. De momento tiene pinta de que solo tendré que escribir una al año.

      A mí en su día me molaba todo de la serie. Las transformaciones y las minifaldas eran un plus que, en mi caso, delataron la proximidad de la adolescencia.

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  5. A diferencia de "Marmalade Boy" de esta serie si vi algo. Probablemente influido por acabar de mudarme a una nueva ciudad donde no conocía a nadie, sin Internet y la media docena de libros que tenía ya los había releído al menos una docena de veces cada uno. Creo que terminé leyendo esos libros una decena de veces más.
    No conociendo en ese entonces el género del Super Sentai del que bebé a borbotones la serie, me terminó hartando lo que se menciona arriba: era repetitivo hasta decir basta. Así que lo terminé dejando; ni idea de cuántos capítulos llegué a ver porque todos se arrejuntan en un único conglomerado: escenas de vida de los protagonistas, villano ataca, las guerreras la enfrentan con poderes que son menos efectivos que una servilleta mojada, el enmascarado interviene, la prota usa el único ataque que funciona pero que si se emplea antes se quedan sin 10 minutos de capítulo que habría que rellenar, victoria, cierre con alusión a las primeras escenas. Copiar y pegar. Creo que en temporadas posteriores hay cambios significativos, pero tendré que esperar a leer tus reseñas para comprobarlo.
    Dato irrelevante: Una amiga tenía una gata llamada Luna y a uno de sus gatitos lo llamó Luno.

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    1. Sí, por lo que he podido ver por encima de la primera temporada para hacerme a una idea del curso que sigue, la fórmula se repite una barbaridad. ¿Quién sabe?, a lo mejor yo también puedo copiar y pegar algo más que las imágenes. Estaría bien poder escribir una entrada en la que solo tuviera que cambiar algunos nombres y hacer pequeños retoques.

      Luno no es un nombre... Pero lo es.

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  6. Me impresiona la cantidad de recuerdos que me trae este anime. El boom fue increíble y yo la disfruté mucho, mi novia por supuesto era Sailor Martes.
    Genial reseña amigo, justo en la nostalgia.

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    1. ¿Sailor Martes? ¡Entonces yo me pido Sailor Viernes!

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    2. El viernes está dedicado a Venus, ¿no? O a Freya...En cualquier caso, pa vosotros, mi waifu es Mercurio.

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    3. ¿Qué es una waifu? ¿Eso se come?

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  7. En mi colegio la veíamos todos, chicos y chicas, y la comentábamos sin complejos. Solo tengo buenos recuerdos de la serie y la película reciente era lo que esperaba, no le pido más.

    El post está tan currado como siempre, y una ración de pomposas pamplinas de vez en cuando no sienta nada mal XD.



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    1. No recuerdo haber hablado de la serie con nadie en el colegio, pero, claro, tampoco la seguía religiosamente. A veces la pillaba y la veía, sin más. En mi entorno, no era una serie de las más populares. Suerte la tuya en ese aspecto.

      Tenemos que poner de moda la expresión "pomposas pamplinas".

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  8. El disfrute de leerte es casi tan grande como tu sufrimiento al escribir. Sigue, por favor.

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  9. A mi las marineritas (y los zodiacales) me pillaron un poco mayor y nunca las seguí, pero me apunto entusiasmado al repaso masoquista. No se si es desconocimiento e inconsciencia pero Sailor Moon me parece menos caótica mala que Marmalade Boy. Espero que los retazos de cordura que te queden aguanten.

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    1. Sailor Moon le da sopas con honda a Marmalade Boy. Este primer episodio es estupendo. Y jamás averiguaréis si estoy siendo sarcástico o no. Ni yo mismo lo sé.

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  10. En estos momentos el 20 de Julio se convierte en mi segunda fecha favorita de este blog, la otra es evidentemente el Especial de Navidad... digo de San Valentín.
    Por tu salud mental, Brocha, seguramente sería mejor haber elegido Sailor Moon en vez de Marmalade Boy pero como dice el Templario de Indiana Jones y la Última Cruzada: "ELIGIÓ MALLLL".
    En otro orden de cosas, ¿No había una versión hentai (para los que no lo sepan un forma japo de decir "pr0n") de esta serie? No voy a buscarlo en google que esta lleno de "pr0n". ¿Podrías hacer una review de esa serie? Lo mismo es hasta más lógica!!
    PD: Perdón por el retraso, y por leer la entrada bastante tarde, pero espero que cuente como satisfacción de los lectores este comentario jocoso.

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  11. Pues... gracias.

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  12. Anónimo7/2/24 10:47

    Escribo como anónimo porque como escribo poco ya ni me acuerdo de como comentaba en este blog. Además debería estar trabajando, menos mal que estoy teletrabajando porque nadie se hubiera creído que estaba trabajando con lo bien que me lo paso cuando te leo. Por favor el episodio 2 ya XD

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