"Este pleito enfrenta a Conan de Cimmeria, el bárbaro, contra He-Man de Eternia, un Master del Universo, dos guerreros que llevan cinco años luchando en un terreno anómalo: la sala del tribunal, en lugar del campo de batalla".
Parece de guasa, pero esas son las palabras exactas con las que comienza la sentencia del Tribunal del Distrito Sur de Nueva York que llegó a la conclusión de que He-Man no era una burda copia de Conan. Para que luego digan que los jueces no tienen sentido del humor.
En 1984, el año en que salieron a la venta algunos de nuestros Masters favoritos y también Mekaneck, la empresa Conan Properties Inc. (CPI), titular de los derechos sobre el popular personaje creado por Robert E. Howard, interpuso una demanda contra Mattel por considerar, entre otros motivos, que el campeón de Eternia era un plagio del bárbaro cimmerio. Más concretamente, la demanda de CPI acusaba a Mattel de infracción de propiedad intelectual, infracción marcaria, competencia desleal, incumplimiento de contrato y fraude, esto es, resumidamente, de tener más morro que espalda.
Aunque no es mi intención repasar toda la sentencia, pues me arriesgo a matar a más de un lector de dislocación mandibular a causa de los bostezos, hay aspectos tan curiosos que no compartirlos en esta revista sería un crimen.
Pero antes de entrar en materia, es necesario que repasemos...
Los antecedentes del caso
A principios de 1981, Mattel encargó a Tony Guerrero que esculpiese el primer prototipo de un nuevo juguete de acción para niños. Se trataba de un bárbaro que viviría increíbles aventuras en un mundo fantástico inspirado en los dibujos de Frank Frazetta y que quizá también incorporaría algunos elementos de ciencia ficción al estilo de Flash Gordon y Star Wars.
Ahora bien, incluso en aquel momento germinal, Mattel ya barajaba la idea de obtener una licencia de Conan, porque utilizar una marca conocida por el público siempre es más seguro que arriesgarse con algo completamente nuevo. En este sentido, la fama que Conan nunca tuvo durante la vida de su desafortunado creador, la tuvo, en cambio, en la década de 1970 gracias a los cómics de Marvel. Hasta tal punto estaba esta propiedad intelectual en auge que, en octubre de 1980, había empezado por fin a rodarse la película de Conan cuyo proyecto llevaba varios años dando vueltas por Hollywood.
Póster de la película Conan, el bárbaro. |
No pasó mucho tiempo ante de que comenzaran las negociaciones entre Mattel y CPI, y, en mayo de ese mismo año, CPI envió el primer borrador del acuerdo de licencia a Mattel. Por descontado, los abogados de ambas partes cobraron honorarios desproporcionados por su trabajo. Mientras tanto, el equipo de Mattel ya estaba trabajando en la línea de juguetes de Conan. O en una línea de juguetes de inspiración fantástica, al menos.
El 31 de julio de 1981, concluidas las negociaciones (casualmente ese día todos los abogados conducían coche nuevo), CPI y Mattel firmaron el acuerdo de licencia que pocos años después se analizaría en los tribunales hasta su última coma. A partir de ese momento, cada parte siguió dedicándose a lo que mejor se le daba con la expectativa de beneficiarse de un gran éxito compartido en un futuro próximo.
El 17 de septiembre de 1981, CPI invitó a Mattel a un pase previo de Conan, el bárbaro, la película de John Milius que se estrenaría en mayo del año siguiente. Durante la proyección, los ejecutivos de la juguetera se atragantaron con sus palomitas en más de una ocasión, y, al terminar el pase, intercambiaron miradas mal disimuladas de espanto. Habían saltado las alarmas.
Apenas unos días después, el 21 de septiembre, Mattel envió un memorando a CPI expresando su preocupación por los "graves problemas" y la "fuerte reacción de la crítica" que preveían con motivo de la película. Por alguna razón, a los mandamases de Mattel les quitaba el sueño que su nueva línea de juguetes estuviese asociada a un filme que mostraba "sexo y violencia […], decapitación [y] cortes desde la ingle hasta la garganta".
CPI se encogió de hombros, quizá con la esperanza de que aquello fuera solo un pronto, hasta que el 30 de octubre de 1981 Mattel lanzó un ultimátum: o bien rebajaban el tono de la película, o bien los muñecos de Conan no presentarían jamás batalla en los estantes de las jugueterías. A regañadientes, y tras la intermediación de CPI, los productores de la película solicitaron que se hicieran algunos retoques en el montaje original. Sin embargo, a Mattel debieron de parecerle insuficientes, porque el 22 de diciembre de ese mismo año, a pocos días de Navidad, comunicó a CPI que se acabó lo que se daba y que no comercializaría ningún juguete de Conan. Chincha rabincha, etc.
El asunto podría haber quedado en una simple anécdota, pero apenas unos meses después, en febrero de 1982, durante la Feria Internacional del Juguete de Nueva York, Mattel presentó al mundo los Masters del Universo, una línea de muñecos presumiblemente nueva y en absoluto relacionada con el trabajo que habían realizado durante el último año al amparo del acuerdo firmado con CPI. La figura central de la colección era He-Man, el hombre más poderoso del universo. O "Conan disfrazado con una peluca rubia", según alegaría el abogado de CPI en el juicio.
Las ocho figuras originales de la línea Masters del Universo. Imagen de battleramblog.com. |
En marzo de 1982, Sidney Alpert, presidente de CPI, cabreado como una mona, llamó por teléfono a Jack Fox, responsable de licencias de Mattel para decirle que era un caradura, un bandido, un estafador, un chacal del desierto, un gánster, un miserable, un traidor... Los términos exactos de la conversación no constan en la sentencia, pero no creo que fueran muy diferentes a esos.
Y ahora que estamos todos en la misma página, podemos preguntarnos lo siguiente:
¿Actúo Mattel de forma fraudulenta?
A la vista de los antecedentes, podría parecer que los Masters del Universo fueron una simple derivación de la línea de juguetes de Conan. Mattel necesitaba llevar alguna gran novedad a la feria internacional de 1982 y la única manera de conseguirlo a tiempo era transformando el trabajo que habían realizado bajo la licencia de CPI en algo que no fuera una copia evidente de Conan.
Pero no fue así. Lo cierto es que, mientras Mattel trabajaba en los muñecos de Conan, estaba desarrollando simultáneamente la línea de juguetes de los Masters del Universo, aunque aún no se conociera por ese nombre, probablemente ni siquiera como los Lords of Power.
La mejor prueba de que los Masters del Universo ya eran una realidad es que Mattel incluyó una cláusula en el acuerdo de licencia por la que CPI aceptaba y reconocía que la empresa juguetera había estado creando, diseñando y produciendo "figuras de juguete y accesorios basados o que aparentan ser personajes antiguos o futuristas o combinaciones de los mismos de varios periodos de tiempo". ¿Os resulta familiar esa descripción? En efecto, Mattel estaba protegiendo a su hijo no nato: los Masters del Universo.
He-Man se las sabe todas. |
Asimismo, era evidente que Mattel no estaba dispuesta a renunciar a su nueva creación a favor de Conan de buenas a primeras, porque el propio acuerdo contenía previsiones que permitían a la empresa comercializar esa "línea de juguetes relacionados" sin que ello supusiera una infracción contractual.
A regañadientes, el propio Sidney Alpert reconoció en el juicio que los Masters del Universo encajaban en esa cláusula. Dicho de otra forma: CPI sabía que los Masters del Universo ya existían cuando se firmó el acuerdo de licencia y que Mattel no pensaba olvidarse de ellos.
Cuestión distinta es si, como alegó CPI en el juicio, el contrato fue una insidiosa estratagema de Mattel para evitar que He-Man tuviera que competir con Conan en el mercado. Ciertamente, si Mattel se reservaba el derecho en exclusiva de fabricar muñecos del popular bárbaro, CPI no podría trabajar con otros fabricantes y sacar una línea de juguetes de Conan al mismo tiempo que Mattel pensaba poner los Masters del Universo en las tiendas, ni tampoco tendría margen de reacción para aprovecharse del tirón de la película de John Milius, que se estrenó en los Estados Unidos el 14 de mayo de 1982.
Otra posibilidad, menos maliciosa, es que Mattel realmente pretendiese comercializar los juguetes de Conan, pero tuviera algunas reservas al respecto debido al carácter violento y sexual de las historias del cimmerio, de modo que trabajó en los dos productos al mismo tiempo, a la espera de ver si la película protagonizada por Arnold Schwarzenegger se convertiría en una herramienta de marketing eficaz que les ayudaría a impulsar las ventas o todo lo contrario. Lo siguiente es una mera conjetura, pero me da en la nariz que para cuando los ejecutivos de Mattel que asistieron al pase previo llegaron a la escena en la que Conan fornica con una bruja en su cueva, ya tenían decidido apostar por los Masters del Universo.
Esas son concretamente las cuestiones que el juez del distrito Robert P. Pattenson Jr. consideró que debían valorarse por un jurado. En cambio, el resto de pretensiones de CPI chocaron con muros legales tan sólidos e impenetrables como los del Castillo de Grayskull.
El coste de las siguientes lecciones de derecho está incluido en el precio de la revista, no os preocupéis.
La idea de un "superhombre musculoso" no es protegible
Uno de los pilares del derecho de autor, tanto en los Estados Unidos como en cualquier lugar civilizado, es que las ideas no son protegibles. Para que una idea goce de esa protección es necesario, en primer lugar, que se exprese por algún medio y, en segundo lugar, que sea original. En relación con la originalidad, los "clichés de género" (scènes à faire, en francés) o los "incidentes, personajes o escenarios que, en la práctica, son indispensables o estándar en el tratamiento de un tema determinado" no son protegibles.
Pero incluso si se cumplen esos requisitos y estamos, por tanto, ante una creación original que genera derechos de autor, la protección no dura para siempre, ya que las obras, transcurrido un tiempo, pasan a ser de dominio público, lo que significa que cualquier hijo de vecino puede explotarlas libremente (salvo que el titular se las haya ingeniado para protegerlas de otro modo ―por ejemplo, a través de marcas, diseños o patentes―).
Con carácter general, no es necesario registrar la obra para que nazca el derecho de autor; pero hay países en los que ese registro es necesario para poder interponer una demanda por infracción de derechos, es decir, que puedes tener todas las pataletas que quieras y desearle una eternidad de tormentos al infractor, pero, si no tienes tu registro en orden, no podrás reclamar ni un solo céntimo. Estados Unidos es uno de esos países (España no, por si os lo estabais preguntando).
Cuando CPI presentó su demanda contra Mattel en 1984, la mayor parte de los relatos de Conan de Robert E. Howard (y con ellos el personaje) habían pasado a dominio público, al menos en los Estados Unidos, ya que la empresa titular de la revista en la que se publicaban (Weird Tales) no había renovado los correspondientes registros. Además, CPI solo demostró tener derechos sobre ocho cómics de Conan: los números 99 a 101 de Conan el bárbaro y los números 38 a 42 de La espada salvaje de Conan.
Conan el bárbaro, números 99-101 USA. |
La espada salvaje de Conan, números 38-42 USA. |
Por lo tanto, de cara al juicio , la comparación debía realizarse exclusivamente entre el Conan de esas historietas y el muñeco de He-Man. Y para que el segundo se considerase un plagio del primero era necesario que existiera una coincidencia sustancial entre sus características originales.
En la sentencia, el juez Robert P. Patterson, Jr. dice haber leído cómics protagonizados por personajes llamados "Atlas", "Beowulf, el matadragones", "Hércules", "John Carter, señor de la guerra de Marte", "Tarzán, señor de la jungla" y "Tor, el cavernícola". Todos estos personajes, declara, "tienen mandíbula cuadrada y hombros anchos, son desmesuradamente fuertes y llevan trozos de tela que revelan cada músculo distendido". Todos son, en una sola palabra, "cachas".
¿A dónde quiere ir a parar el juez con esto? Muy sencillo: a que los puntos que Conan y He-Man tienen en común no son originales, sino que forman parte del estereotipo de "superhombre musculoso". Quizá si, en aquellos cómics de Marvel, Conan hubiera llevado un arnés con una cruz en el pecho o luchado con una espada similar a la Espada del Poder, la decisión el juez habría sido otra; pero, a falta de similitudes entre los pocos elementos que aportaban originalidad a los personajes, He-Man no podía considerarse una simple copia rubia de Conan.
A la desesperada, CPI intentó defender que Conan poseía una musculatura única que lo distinguía de otros superhéroes cachas de fantasía, "con ciertos grupos de músculos más acentuados que otros", y que esa musculatura original era la que Mattel había copiado al crear a He-Man. Durante el juicio incluso se comparó el muñeco de Mattel con Arnold Schwarzenegger, ya que el presidente de CPI consideraba que "el cuerpo extraordinariamente musculoso de Schwarzenegger" encajaba perfectamente con la imagen que lucía Conan en las ilustraciones de Frank Frazetta y en los cómics de Marvel.
Sin embargo, aparte de existir diferencias significativas en el cuello y el peinado del muñeco y el fisicoculturista metido a actor, la prueba pericial determinó que un He-Man de metro noventa de estatura tendría pantorrillas un 31 % más grandes que las de Schwarzenegger (29 pulgadas frente a 20) y un pecho un 20 % más ancho (71 pulgadas frente a 57). Incluso el ganador del título de Mr. Olympia parecía un alfeñique al lado de He-Man.
En definitiva, aunque imaginarse a varios hombres trajeados discutiendo sobre estas peculiaridades de la anatomía masculina en la sala de un tribunal es hilarante, el argumento de CPI no coló.
El alfeñique en cuestión. |
Por lo demás, CPI no reclamó en ningún momento protección sobre la personalidad de Conan, solo sobre su apariencia. Incluso lo hubiera hecho, nada nos hace pensar que el resultado hubiera sido diferente. El juez opina que la personalidad de Conan "no ha evolucionado nada desde los años treinta" y que, en cualquier caso, es evidente que "He-Man y Conan tienen visiones del mundo diferentes". Es una manera sutil de decir que es difícil imaginarse a He-Man abriendo en canal a sus enemigos o pasando su tiempo libre en una taberna de mala muerte con una mujer zalamera en brazos.
He-Man no ha difuminado ni menoscabado la marca Conan
En derecho marcario existe un tipo de perjuicio que se conoce generalmente bajo el término de dilución. Se trata de casos en los que el infractor no necesariamente utiliza signos idénticos o similares a los del titular de la marca ("He-Man" y "Conan" solo tienen las dos últimas letras en común, así que por ahí no se podía atacar a Mattel), pero, de alguna otra forma, debilita la capacidad de dicha marca para identificar los productos o servicios para los que se utiliza como procedentes de su titular.
El primer problema al que se enfrentó CPI es que el personaje de Conan como tal no era una marca, así que, para derrotar a Mattel en este campo de batalla, tenía que probar que el cimmerio gozaba de lo que en la jurisprudencia norteamericana se llama secondary meaning (término generalmente traducido al español como distintividad sobrevenida). Por simplificar conceptos, lo que tenía que demostrar CPI era que en la mente del público la figura de Conan tenía un carácter lo suficientemente distintivo como para que sus similitudes con He-Man pudieran confundir a los consumidores respecto de su procedencia, esto es, que pensasen que He-Man era Conan o, cuando menos, que He-Man venía de la misma empresa que tenía los derechos de Conan.
Viendo estas imágenes, es imposible encontrar el parecido. |
Sin embargo, las pruebas que CPI presentó en el juicio únicamente demostraban que algunos niños, cuando iban a la juguetería, "a veces" confundían a un actor disfrazado de He-Man con Conan. No debían de ser niños muy espabilados. Pero, como bien apunta el juez Patterson en su sentencia, ese hecho ocasional no probaba que "el propio muñeco fuera objeto de confusión, y ningún ser humano, ni siquiera Arnold Schwarzenegger, podría hacer justicia a He-Man". Uno casi podría pensar que el juez sentía debilidad por los Masters del Universo.
De acuerdo con la normativa neoyorquina aplicable al caso, al parecer esa posibilidad de confusión no era impepinable, pero sí exigía que la marca infringida sufriera al menos esa dilución de la que hablábamos más arriba. ¿Probó CPI que los muñecos de Mattel hubieran menoscabado en modo alguno su marca? No.
Mattel había salvado el culo.
Unas últimas palabras
Hay que tener en cuenta que cuando CPI demandó a Mattel, la línea de juguetes de los Masters del Universo llevaba ya tres años en las tiendas y la serie de dibujos animados de Filmation iba por su segunda temporada, es decir, era tiempo de bonanza para la franquicia. Sin embargo, la sentencia no se dictó hasta el 19 de abril de 1989, pasados cinco años desde la presentación de la demanda, y para entonces los Masters del Universo estaban ya tan muertos como la vieja línea de Big Jim. Quizá algunos jueces tengan sentido del humor, pero la justicia es más lenta que un Dragón de Combate oxidado.
Aun así, el triunfo de Mattel fue importante, no solo porque se libró de pagar la indemnización de turno, sino porque la supervivencia de He-Man permitió y permite que los Masters del Universo refloten una y otra vez con el paso de los años.
No obstante, siempre nos quedará la duda de qué hubiera pasado si la película de Conan hubiera sido para todos los públicos y no el festín de mitología, violencia y erotismo que nos encandiló siendo ya más mayorcitos. ¿Habría descartado Mattel la línea de juguetes de los Masters del Universo en favor del cimmerio? ¿Habría sacado ambas colecciones al mismo tiempo para ver cuál funcionaba mejor, compitiendo consigo misma, y retirado a la perdedora?
Me temo que nunca lo sabremos.
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Este artículo se publicó originalmente en la revista Mundo Masters número 10.
Qué triste, ni siquiera hubo un juicio por combate, todo letrados en traje.
ResponderEliminarPS: ¿Es casualidad que un artículo sobre hombres en taparrabos haya salido en una de las semanas más calurosas del año?
Salvo que me haya traicionado mi subconsciente, es casualidad.
EliminarMuy interesante. La verdad es que, sin tener todos los derechos de Conan, teniendo sólo los de algunos números de los comics, me parece evidente que no había caso para CPI. De todas formas en los EEUU litigar es deporte nacional, y en este caso nos ha dado una sentencia hilarante.
ResponderEliminarEs un país muy grande, así que tiene un número elevado de caraduras y merluzos.
EliminarPues no soy fan de loa "Amos del Universo" (como se conocieron por estos lares), pero siendo parte de la infancia tenía datos de aquí y allá. En mi superficial conocimiento, creía la historia de que después de que Mattel no pudiera sacar algo con la propiedad de Conan, He-Man habría sido una derivación directa. Es grandioso que alguien con conocimiento de los entresijos saque los detalles menos conocidos como que He-Man y sus compinches estaban allí desde antes. Hoy he aprendido algo nuevo.
ResponderEliminarPara responder a tus preguntas retóricas de ejercicio retro-futurista, yo creo que si Mattel hubiese logrado su línea de Conan, He-Man se habría quedado en el cajón de ideas. Jugarían a la carta segura de la IP reconocida. Quizás reciclaran algunos de los Masters que mejor pegaran con Conan, pero poco más.
Me gusta manteneros informados sobre temas que carecen de utilidad.
Eliminarpor artículos como este es por los que te HAMO en silencio
ResponderEliminar¡¿Pero quién eres?!
EliminarYo, que a veces tengo problemas iniciando sesión:)
EliminarTe entiendo. Yo soy el administrador del blog y también los tengo.
EliminarHola Brochas, muchas gracias por el artículo
ResponderEliminarEs curioso que años despues saliera esa serie de dibujos animados de Conan que era una "He-manificacion" del personaje, aquella en la que Conan luchaba contra hombres lagarto con su espada mágica, y tenia amigos etnicos con sus propias armas que tambien servían para luchar contra ellos.
En esa serie fue cuando entré yo al mundo Conan
Si entraste con la serie de dibujos animados, para ti Conan solo pudo mejorar. A no ser que luego vieras la serie de Ralf Moeller, claro. En ese caso, hubieras entrado en barrena.
EliminarA este juicio le falto que el típico ilustrador de las pelis de juicios hubiera dibujado al He-Man tocho que dice que corresponde en proporción.
ResponderEliminarOjalá supiera dibujar para hacerlo yo mismo.
EliminarSi la película fuera para todos los públicos, hubiera sido Conan el destructor.
ResponderEliminarSkeletor se parece al Thulsa Doom de los tebeos del rey Kull, no al de la película.
Como Earl Norem (RIP) tiene ilustraciones de ambos personajes (Conan y He- Man), supongo que ciertos osados abogados intentaron comprarse un Ferrari nuevo por la patilla.
En cuanto a los bostezo, los que hayan intentado leer el superlopez de después de los petisos, están inmunizados.
En esta casa, respetamos a Superlópez. Hasta cierto número.
Eliminar¿La revista no te demandará a ti por usar un artículo copiado y pegado sin cambiar nada? XDDDD
ResponderEliminarCoñas aparte, muy bueno y muy interesante. Había oído que la figura de He-Man venía de unos moldes de Conan pero ya veo cuál es la verdadera historia.
Un juez muy enrollado, por cierto, creo que el que llevó el juicio Chiquito vs Lucas Grijander no tenía ni la mitad de gracia.
Ya que estamos con Espada y Brujería, ¿aún está disponible aquella historia tuya de Skrodar? Me olvidé por completo , me he acordado hace poco y me vendría bien para el Kindle.
me uno violentamente a tu petición
EliminarTristemente la historia de Skodar fue retirada de Amazon. Don Brocha hizo una entrada temporal (que borró después) anunciándolo; solo los que compramos la historia en su momento la conservamos dentro de nuestros Kindles (y corazones).
EliminarPor deferencia hacia mis compañeros de Mundo Masters, nunca publico los artículos en el blog hasta que sale el número siguiente de la revista (y suelo esperar incluso más tiempo). Pero, por si te pica la curiosidad, no hay ningún acuerdo de exclusividad.
EliminarEn cuanto a Skrodar, como apunta gt7h1, lo retiré. Y lo hice por vergüenza. No sé escribir.
Si es tu decisión, la respeto aunque si quieres un lector dispuesto a lo que sea, yo me he tragado hasta las novelas basadas en los videojuegos del Warhammer 40.000...
Eliminar...y años despues, a Mattel no le importó destruir la MOTU dejando que Netflix sacara ese aborto woke del looron Kevin Smith.
ResponderEliminar¿Eh? La franquicia de los Masters del Universo no ha estado tan viva desde que salió la línea de juguetes original.
EliminarDigamos que esta no muerta , pero no muerta en plan zombie descerebrado.
EliminarNi está viva ni está muerta, como el gato ese de schrodinger o shockwave o como se llame.
Excelente artículo como siempre. Yo también tengo una fascinación insana con todo lo referente a He-Man y MOTU.
ResponderEliminarMi fascinación es muy sana. Sana y cuerda. ¡Yo no tengo un problema! ¡Los demás tenéis un problema!
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