30 de marzo de 2011

El libro de pegatinas de las Tortugas Ninja

Las puñeteras Tortugas Ninja. Cómics, series de televisión, películas, juguetes... Ya conocéis la historia, y nosotros, los de la generación de los ochenta, con nuestros artículos retrospectivos, siempre acabamos volviendo sobre los mismos viejos temas.

O quizá solo soy yo.

Cuando aún escribía en ion litio, el jefe ya me pilló desprevenido el día que empezó a hablar de juegos de mesa como, agarraos los machos, Línea Directa o Diseña la Moda. Le diría que nunca es tarde para salir del armario o buscar una colaboradora, incluso una a la que le guste Crepúsculo; pero soy yo el que va a hablaros de un libro de adhesivos de las Tortugas Ninja publicado en 1990, así que, ¿quién tiene aquí el problema?

A mis veintimuchos años (aunque, según el día, dicen que aparento veinticinco o cuarenta y tres), hay algo que todavía me sorprende enormemente, y no es la sustancia roja y gelatinosa que está creciendo al fondo de mi nevera ni que Enrique Iglesias rechazase ser telonero de Britney Spears. Me refiero a que todavía sigo encontrando "reliquias" de mi infancia en casa de mis padres. Y en la de mis vecinos cuando pasan fuera el fin de semana y no se molestan en contratar un servicio de alarma decente; pero esto último no lo habéis leído.

Precisamente, Tortugas Ninja: Adhesivos ha sido mi último descubrimiento, y, ¿sabéis qué?, dudo que hubiera muchos padres dispuestos a comprar este libro a sus retoños. Costaba 500 pesetas y su título no era especialmente llamativo, por lo que probablemente pasó sin pena ni gloria por las estanterías de quioscos y librerías. Tendrían que haberle llamado "¡El alucinante libro de pegatinas de las Tortugas Ninja!" o, como sugiere LacraESECEFE en los comentarios, "Las Encabronadamente Excitantes Aventuras de las Tortugas Ninjas: Libro de Pegatinas".

Veamos la contraportada:


¿Horas? Sí, claaaro. ¿Y por qué no días? Con un total de 15 páginas, incluso las instrucciones de mi maquinilla de afeitar son más largas; y el aparato solo tiene tres posiciones y un botón de encendido.

Además, después de pegar y despegar las pegatinas una sola vez, y a pesar de que la portada decía que eran reutilizables, su grado de adherencia solo podía compararse con el de una mano loca que se hubiera caído al cajón de arena del gato, así que, a diferencia de los populares Stick-Stack de Panini, no daban mucho juego

En cuanto a participar en "tremendas aventuras"... Vedlo por vosotros mismos.


Sí, qué tremenda aventura, estoy tan emocionado que me mearía encima. ¡Cuidado que no se te caigan esas pizzas, Michaelangelo; Splinter acaba de fregar el suelo!

Más que nada, lo interesante ha sido darme cuenta de que de pequeño debía de estar obsesionado con hacer las cosas a derechas, porque todas las pegatinas de la primera página están en su sitio. Ni siquiera aproveché la hilarante oportunidad de poner a Raphael arreándole una coz a April O'Neil, en clara apología de la violencia mutante de género.

Menos mal que cuatro años trabajando a destajo, me han convertido en un hombre distinto. Ahora hago todo tan mal y rápido como puedo, pero procurando no rebasar esa línea en la que alguien más estúpido que yo vería lo mal que lo he hecho. Afortunadamente, el 84% de los jefes de este país son más tontos que sus subordinados, así que es difícil meterse en líos. Yo mismo sé que soy más inepto que las personas a mi cargo, aunque lo disimulo echándoles la bronca sin motivo alguno de vez en cuando. El truco está en fruncir el ceño y gruñir frases suficientemente vagas, como "Esto no está bien. Cámbialo" o "¿Te has molestado siquiera en repasarlo antes de enviármelo? Anda, dale otra vuelta antes de que me ponga nervioso".

¿Dónde estábamos? Ah, sí, las Tortugas Ninja.

La segunda página del libro requiere más imaginación. Un experimento ha salido mal, y Shredder, Bebop y Rocksteady se encuentran con el mismo problema que tenía Jeff Goldblum en La mosca. ¡Es la Muto Mezcla, y ahora Krang está furioso!


Umm... Se ve que pegué los adhesivos en otro sitio, probablemente en una pared del salón para que los vieran las visitas. Me gusta compartir mis obras de arte.

No importa. Imaginaos que los resultados de la mutación fueron desternillantes. "Mira, mamá, el Despedazador tiene cuerpo de jabalí y piernas de rinoceronte, ¿a que soy gracioso?". "La monda, hijo. La monda. Ahora haz el favor de acompañar a tu padre al bosque".

Después de devolver a sus secuaces a la normalidad, Krang los envía a bordo de una avioneta a combatir a las Tortugas. Pero no se trata de una avioneta cualquiera, ¡sino de una avioneta de la Dimensión X!..., que es como las avionetas normales, solo que de color más feo y no vuela bien.


¿Y a quién no le llaman la atención las expresiones incoherentes de Raphael y Donatello? El primero parece que acaba de leer lo que le sucedió al Hindenburg, y el segundo ni siquiera está mirando a donde debería. ¿A quién estás saludando, bobo?

En la siguiente página, Shredder ha utilizado una de sus últimas invenciones para hacer desaparecer las armas y las hebillas de los cinturones de las Tortugas. Puedo comprender que quiera desarmar a sus eternos rivales, pero, ¿por qué quitarles los cinturones? No es que las Tortugas necesiten sujetarse el pantalón, y quiero pensar que sabrán distinguirse las unas de las otras aunque no lleven las iniciales inscritas en la ropa, así que... Esperad. ¡Ya lo tengo! Shredder es gilipollas.


Por cierto, si creíais que Michaelangelo usaba nunchakus, estabais equivocados. Su arma, como veis, es una vieja cuerda de cáñamo. Parecida a la que utilizo yo para colgar chinitas sadomasoquistas del techo tender la ropa.

Pero no tenemos tiempo para fetiches sexuales ni tareas del hogar. Hay que bloquear los túneles de la alcantarilla antes de que Shredder llegue al cubil de las Tortugas y les robe su colección de heces con olor a gambas caducadas.


Eeeh... Sí. ¿Para qué iba yo a molestarme en pegar nada? Estás en tu casa, Shredder.

Y ahora, mientras nuestro sacacorchos humano favorito husmea entre la basura, ¿por qué no ayudamos a Donatello a colocar las piezas que faltan de la furgoneta? Gracias a mis amplios conocimientos de mecánica, creo que ya he reconocido la llave inglesa, la taza de café y el enema. Esto está chupado.


¿Veis? Ha quedado fetén. Sin embargo, hay algo que no me cuadra. ¿Sabéis a qué me refiero? Sí, a mí tampoco me parece normal que las Tortugas utilicen un caparazón a modo de ornamento para su vehículo. Es como si yo le arrancase la piel a una persona, grabase en ella la palabra "HOMBRE" y luego la grapase al capó del coche. Un poco macabro, ¿no?

Divagaciones escabrosas al margen, nos trasladamos ahora a… "¡El imperio de las Tortugas! Crea tu propia escena de acción subterránea presentando a todos tus personajes favoritos".


Sí, ahí están todos mis personajes favoritos, en alguna parte junto a los cristales de botella, las latas de refresco y los desperdicios flotantes. ¡Acción explosiva!

Lo que queda por delante es un cómic de 6 páginas con un argumento tan elaborado y complejo como mi artículo sobre aquel anuncio de las Chip Ahoy!, y en el que había que poner pegatinas en determinadas viñetas para que la historieta tuviera algún sentido. Pero ya me he cansado de hablar de este libro y mi hermano ha decidido no escanear ni una sola página más. Por lo tanto, como decía el cerdito Porky, que os den.

13 comentarios

  1. No tenía ni idea de la existencia de este album y ya está bien porque para las 500 pesetazas de la época deja mucho que desear...Lo mismo hoy en día tiene más valor del que te piensas xD

    ResponderEliminar
  2. LacraESECEFE31/3/11 08:08

    El título debió ser: "Las Encabronadamente Excitantes Aventuras de las Tortugas Ninjas: Libro de Pegatinas".

    ResponderEliminar
  3. @DGC: Pero mucho, mucho que desear.

    @LacraESECEFE: Ese sí que es bueno. De hecho, acabo de incorporarlo al texto.

    ResponderEliminar
  4. *Sede de Marketing de las Totugas Ninja*

    Hombre 1: Tio, tenemos que crear un libro de la Tortujas ninja que venda, pero no me apetece pensar.

    Hombre 2: Pues a mi tampoco ¿Que hacemos?

    Hombre 1. ¡Claro!, pongamos todas las paginas vacías con las pegatinas al principio y que los niños le busquen el argumento.

    Hombre 2: Tio, eres un genio.

    ---

    He aquí mi suposición sobre la gesta de tamaña obra magna de las Tortugas.

    Por cierto, genial la entrada, me he reído un buen rato.

    ResponderEliminar
  5. Gracias al artículo he llegado a la conclusión de que mi infancia apestaba.
    Recuerdo ver ésto en el quiosco bien a la vista y desearlo con toda mi alma. Cuando ahorré para comprarlo (fue bastante tiempo, aunque no recordaba que fueran 500 pelas)mi madre me prohibió hacerlo porque decía que era una tontería.
    ¡Dios, cómo odio darle la razón a mi madre!

    ResponderEliminar
  6. No conocía este album de cromos y doy gracias al todopoderoso por ello!

    Es que ni siquiera los dibujos estan bien hechos: en la primera viñeta el maestro astilla parace sufrir una parálisis nerviosa por culpa del queso con raticida y los pechos de April han desaparecido!

    ResponderEliminar
  7. @Gmassa. En esa imagen parece que el maestro Astilla ha tomado ketamina.

    Todavía conservo el albúm de cromos de Panini de las Tortugas.

    http://pictures.todocoleccion.net/tc/2009/10/18/15421756.jpg

    Este de adhesivos no lo conocía, sino también formaría parte de mi colección. Creo que sufro el síndrome de Diógenes o algo peor. Normal que no me quiera ninguna mujer.

    ResponderEliminar
  8. @Galbix: "Y para qué contratar a un dibujante profesional. ¡Si mi sobrino te clava al Splinter ese!".

    @patatab: Estas cosas las veíamos con otros ojos.

    @gmassa: A mí la rata me da un poco igual, pero la reducción de pechos de April es imperdonable. Era algo que nos gustaba de la serie sin estar del todo seguros de por qué.

    @Critical+: Lo tuyo con las mujeres... ¿no era por ese bulto parlante de tu espalda? Ya sabes, el que citaba a Voltaire.

    ResponderEliminar
  9. LacraESECEFE1/4/11 04:59

    El título viene de aquí, se me hizo una buena referencia:
    http://polo-jasso.deviantart.com/art/Consecuencias-Pag-1-53301462?q=gallery%3Apolo-jasso%2F303353&qo=275

    ResponderEliminar
  10. Yo no lo compre (bueno mis padres)pero si tuve uno muy parecido.

    ResponderEliminar
  11. Anónimo5/4/11 22:07

    Es la entrada con la que más me he reído con tu blog xD brutal, más que nada porque yo era fan de los Stick&Stack, y cambiaba pegatinas de álbum, me montaba mis propias historias y... vamos, que debo de ser la única que sí se pasaba horas con estos libros.
    Ahora entiendo por qué esta next gen ha salido tan tonta, con los juguetes que hacen les decimos ya de bien pequeñitos que son subnormales y que nunca llegarán lejos.

    ResponderEliminar
  12. @Ínfila: A mí el Stick-Stack me pilló ya un poco mayor, pero mi hermano hacía eso mismo. A veces ni usaba los álbumes y se montaba sus propias historias con pegatinas y dibujos. Es lo más sano.

    ResponderEliminar
  13. Uoooo, pensaba que era el único ser humano que compró este libro, me acuerdo perfectamente los 5 minutos de acción desenfrenada, madre mía que locurón.
    Por cierto, las pegatinas a la segunda vez que las despegas se petan.

    ResponderEliminar

LEE ESTO ANTES DE COMENTAR: Al autor del blog le chifla recibir comentarios, pero todo tiene un límite. Con carácter general, los siguientes comentarios se eliminarán de la faz de la red: 1) los que no tengan un carajo que ver con la entrada, 2) los que falten el respeto sin ninguna gracia ni elegancia, y 3) los que puedan considerarse spam o sean más largos que un día sin pan (en principio, los que superen 300 palabras, ya sea individualmente o de forma concatenada).