A continuación tenéis una recopilación de todas las reseñas que he escrito en Goodreads de las novelas que he leído este trimestre (por si os surge la duda, no incluyo otro tipo de libros ni cómics). Seguidme en esa plataforma o en Twitter para llevar mis lecturas al día como haría un buen acosador.
Y si sois más de cine que de literatura, no os preocupéis. La semana que viene, mientras busco las ganas para escribir algo diferente, repasaré todas las películas que he visto en marzo. Por la razón que sea, me he visto unas cuantas.
The Vile Village (A Series of Unfortunate Events #7) (2001) ★★★
Ágil, ameno y familiar. Demasiado familiar. Aun habiendo dejado pasar tiempo entre este volumen y el anterior, la repetición de la fórmula sigue siendo evidente y más tosca que las pistas de un libro infantil. Puede que The Vile Village sea mejor alternativa que The Littlest Elf, y los cuervos siempre suman puntos en mi marcador de ambientación; pero la serie necesita una buena sacudida.
Conan: Sword of Skelos (1979) ★★
Libro de lectura rápida y entretenido, pero mediocre. Este Conan adolescente apenas es reconocible como el personaje de Howard, y las diferencias ni siquiera se pueden achacar a la edad del cimmerio, ya que en ningún momento aparenta tener diecisiete años. Isparana tiene más carácter que la damisela media de este tipo de relatos, pero eso no es difícil en una saga en el que el papel de la mujer suele reducirse a esperar desnuda sobre un altar a que Conan la salve. Los villanos son el típico dúo de monarca cruel y mago taimado, nada que no hayamos visto mil veces. Un par de espadas con piloto automático que no dan ningún juego constituyen el único elemento sobrenatural. Prescindible.
Tres enanos y pico (2017) ★★★★
Hay que tener mucho tino para conjugar humor, clichés de fantasía y cierta crítica social, y que tu novela no se convierta en una birria desesquilibrada y renca. Esta lo consigue en gran medida. La historia, pese a su sencillez, te atrapa con su gracia y ritmo ligero, y los personajes son carismáticos aun basándose en estereotipos costumbristas. Y aunque no soy fan de cómo acaba (me gustan los finales felices sin notas al pie), el desenlace es coherente, así que no voy a escabechar a nadie por eso.
El hambre (2018) ★★
Ficción de terror basada en la fatídica historia de la expedición Donner (pioneros estadounidenses viajan hacia el Oeste, les pilla el invierno en mal sitio y empiezan a papearse unos a otros). ¿Qué podría fallar?
La premisa histórica, con la adición de un elemento sobrenatural para aderezar los hechos, me llamaba la atención, y la ambientación del lejano Oeste es una de mis favoritas. Sin embargo, la novela no está a la altura de lo que promete. Siento más canguelo cuando me desaparece un calcetín en la lavadora, la tensión es casi inexistente y, lo que es peor, no he conseguido empatizar con ninguno de los protagonistas, así que me importaba un bledo que se convirtieran en comida para caníbales.
Eso sí, el libro se lee con facilidad y entretiene. Supongo que las expectativas me la han jugado.
Vision of the Future (1997) ★★★
La segunda parte de la duología de La Mano de Thrawn le da mil vueltas a la primera y tiene lo mínimo que espero de una novela de Star Wars: acción, intriga, romance, tiendas de mascotas que funcionan como tapadera para agentes imperiales...
No todos los viejos héroes de la Rebelión tienen el mismo protagonismo (el papel de Han y Leia es casi anedcótico), y hay más voces de las necesarias; pero la capacidad de Zahn para que te importen personajes que no salen en las películas e incluso de darle una nueva capa de pintura a Thrawn post mortem es admirable.
Además, la novela planta las semillas del que se convertiría en la saga que dejaría a la galaxia y a los fans del universo expandido con el culo torcido y un conato de depresión.
La gran pega, y no poco importante, es que es un lomazo de mucho cuidado. Mientras leía estaba entretenido, pero cada vez que tenía que retomar la lectura me agarraba una pereza de campeonato. Yo le habría trasquilado doscientas o trescientas páginas muy tranquilamente.
Deathworld 1 (1960) ★★★
Un tahúr con poderes psíquicos viaja a un planeta mortal en el que TODO mata: flora, fauna, fenómenos naturales... Lo único que diferencia un peligro de otro es su grado de letalidad. Los colonos sobreviven a duras penas en este entorno, y solo nuestro protagonista puede encontrar la solución a sus problemas, ¡si es que le dejan! Hay acción, misterio, una pizca de romance y un porrón de criaturas extrañas y mortales. También plantea el clásico debate hombre vs. naturaleza, pero no te restriega su mensaje ecologista por la cara. Se lee rápido y sabe jugar sus cartas para que sigas leyendo.
Ahsoka (2016) ★★★
Ahsoka es mi personaje favorito del universo expandido de Star Wars cuyo nombre siempre tengo que consultar para saber dónde va la hache. Este libro nos cuenta su vida como fugitiva después de tomarse una excedencia de la Orden Jedi y librarse de la Orden 66, antes de asomar sus cucos cuernos en Rebels y molar más que nadie. Por supuesto, aunque se sienta perdida y no tenga una meta clara, la expadawan de Anakin Skywalker no puede permanecer mucho tiempo de brazos cruzados ante los atropellos del Imperio, y acaba metida en un buen lío por ayudar al prójimo. La novela, con su tono juvenil, habría dado para un arco de tres buenos episodios en una serie como Las Guerras Clon. Salvo por la parte de la tortura, probablemente.
Spiderlight (2016) ★★★
Fantasía entretenida y ligera que comienza in media res y parece el último tramo de una campaña de rol, con su equilibrado equipo de personajes cliché, que en cualquier momento podrían ponerse a cantar aquello de "Tú el bárbaro, tú el arquero, acróbata, magos y el caballero", viajando en una peligrosa misión para salvar el mundo del Señor Oscuro de turno.
Sin embargo, tres elementos hacen sobresalir esta novela sobre la mayoría de pastiches del género: el sentido del humor del pícaro Lief, la perspectiva que ofrece la araña-hombre Enth de un mundo que pretende que no existen los claroscuros, y el magnífico desenlace, desde que los héroes aventureros cruzan las gigantescas puertas de la Torre Oscura hasta el final, con ese giro merecido que engarza perfectamente con el tema central del libro.
The Shadow Over Innsmouth (1936) ★★★
Esta novela corta tiene dos cosas que no me esperaba de Lovecraft: la primera, acción; la segunda, que me gustase por la historia que cuenta y solo no por la mitología que le sirve de trasfondo.
Sigue habiendo mucho"te lo explico" en lugar de "te lo muestro", pero al menos no me dio la impresión de estar leyendo un ensayo antropológico ni el relato de una expedición científica al lugar más aburrido del planeta. Y aunque el protagonista cuenta la historia en primera persona y tras haber superado la demencial experiencia que vivió en Innsmouth (y, por lo tanto, como lector avezado que eres, sabes que saldrá de cualquier aprieto), te mete en la historia de tal manera que parece que la estés viviendo al mismo tiempo que lo hizo él en su momento, con desasogiego y una tensión creciente. El giro del final tampoco me lo vi venir.
De todos modos, lo mejor que puedo decir de este relato es que si alguien me preguntara por qué obra empezar a leer al autor para saber si le gusta, le recomendaría esta. Así al menos habría alguna posibilidad de incentivar su interés por los Mitos de Cthulhu antes de que cogiera En las montañas de la locura y se llevara un chasco tremendo.
Crucible (2013) ★★★
Para ser la última novela del antiguo universo expandido de Star Wars, tiene más miga de la que me esperaba. Es una aventura sencilla, sin grandes giros ni alardes agumentales; pero no tan ligera como para resultar anodina. Y aunque, siendo fríos, no hace falta rascar mucho para sacarle defectos, esta historia pone punto final a una colección que lleva acompañándome desde hace casi treinta años. Y el equipaje, queráis que no, pesa.
Esta despedida me ha tocado la patata.
Bellas durmientes (2017) ★★★
De un día para otro, a todas las mujeres del planeta, según se quedan dormidas, las envuelve un capullo sobrenatural. Si intentas quitárselo o perturbas su sueño, lo mejor que te puede pasar es que te muerdan un ojo. ¿Sobrevivirán los hombres solos en el mundo o se matarán a mamporros? ¿Y qué les está pasando a las mujeres?
La idea de partida es buena, de esas que piensas "¿Cómo se les habrá ocurrido a ellos y por qué no se me habrá ocurrido a mí?". Sin embargo, no da lo suficiente de sí, y a medida que la trama avanza, la premisa se desinfla hasta quedar aplastada por la propia extensión del libro, uno de esos mamotretos no poco frecuentes en la bibliografía del escritor de Maine.
La historia, no obstante, te mantiene atrapado gracias a la llaneza con la que está escrita y el manejo magistral del ritmo del que hacen gala sus autores. No sé hasta qué punto habrá intervenido Owen King en la escritura, pero la mano del padre se nota.
Por otro lado, aunque el elenco de personajes es numeroso, y eso a veces complica saber quién es quién en todo momento (yo soy malísimo para los nombres), el protagonismo se reparte entre pocos y todos están bien definidos. En particular, Frank es un personaje que me ha sorprendido mucho; no es la clase de antagonista que uno suele encontrarse en los libros de Stephen King e incluso te hace dudar de tu empatía.
Lo único que realmente me ha defraudado de esta novela es la nula sutileza con la que trata sus temas. Aleccionar de forma tan directa e incluso superficial en una obra de ficción es paternalista y, más que educar, parece que pretenda levantar ampollas.
The Dying Earth (1950) ★★★
Este volumen contiene seis relatos del ínclito Jack Vance, uno de los autores más influyentes de la literatura de espada y brujería. Las historias forman parte de la saga de la Tierra moribunda y se desarrollan en un futuro muy, pero que muy lejano, en el que el Sol se está apagando, y la humanidad, reducida en número, ha sufrido una regresión tal que lo que llaman magia podría ser vieja tecnología. Son relatos de aventuras de corte clásico, pero originales, que combinan fantasía y ciencia ficción en un entorno postapocalíptico. El estilo de Vance es un poco rebuscado, barroco incluso, pero le da un cariz especial a la lectura. Como curiosidad, parece ser que de aquí sacó Gary Gygax la inspiración para crear el sistema de magia de Dungeons & Dragons.
- Mazirian the Magician: El perverso mago Mazirian vive obsesionado con dotar de inteligencia a los seres artificiales que crea como pasatiempo. Otro hechicero al que tiene capturado y miniaturizado podría enseñarle a hacerlo, pero no canta ni bajo tortura. Además, una segunda obsesión se ha apoderado recientemente de Mazirian: capturar a una misteriosa jinete que viene a espiarle con frecuencia, pero se larga al galope en cuanto intenta acercarse a ella. Una buena introducción a este mundo moribundo y a algunas de sus reglas; desde luego, despierta la curiosidad.
- Turjan of Miir: ¿Recordáis al hechicero miniaturizado del relato anterior? ¡Tiempo de flashback! Turjan de Miir acude al sabelotodo Pandelume para aprender de él a crear vida artificial, pero antes de convertirse en su discípulo tiene que hacerle un favor. Su camino además se cruza con el de una mujer virulenta que lo odia todo, incluso las florecillas y las mariposas. El toque de fábula que le da Vance a sus relatos, único y evocador, es aquí especialmente palpable.
- T'sais: La mujer que lo odia todo quiere aprender a valorar la belleza, así que, armada con una espada que tiene piloto automático y protegida por unas calcomanías, se presenta en la Tierra para alcanzar su objetivo. ¿Quizá no se ha leído el título del libro? Vance sigue construyendo su mundo postapocalíptico e introduciendo personajes a la vez que reaprovecha y perfila los anteriores, tejiendo poco a poco el complejo tapiz de esta Tierra decadente. Y hablando de tapices...
- Liane the Wayfarer: Un truhán engreído de baja moral, al que conocimos en el relato anterior (aunque en peores circunstancias), quiere acostarse con un bombón de bruja llamada Lith. Ella le pide que antes recupere la mitad de un tapiz que le robó un ser llamado Chun el Inevitable. Pese al tono burlesco que acompaña buena parte de la narración, el desenlace es aterrador e incluye un giro que no me veía venir.
- Ulan Dhor Ends a Dream: Ulan Dhor, espadachín y hechicero, viaja a petición de su tío hasta la antigua ciudad de Ampridatvir para recuperar las tablas del rey Domendofors, que supuestamente contienen un conocimiento mágico sin parangón (o la receta de la pizza de coliflor, ¿quién sabe?). Allí descubre que conviven dos facciones opuestas: unos visten de verde y los otros de gris; un grupo ignora al otro, como si no existiera, pero de alguna manera supiera que está ahí. Este relato se aleja de la fantasía más tradicional y se mete de lleno en el terreno de la ciencia ficción, coches voladores incluidos. El clímax es tremendo.
- Guyal of Sfere: El joven Guyal sufre una rara aflicción que le empujar a hacer preguntas en busca de conocimiento. Su padre, al que tiene frito, lo manda con su bendición mágica a dar la brasa al sabelotodo Curador del Museo del Hombre. Pero el viaje está lleno de inesperados peligros. Este relato es el más largo del libro, el más complejo y también el que emplea un lenguaje más enrevesado. De hecho, aparte de releerme varios pasajes para enterarme de qué porras estaba pasando, he tenido que hacer algo que muy rara vez hago: buscar palabras en el diccionario; de no ser por eso, probablemente habría sido mi relato favorito. El final parece encaminar la saga a nuevos lugares.
Cuando Vance falleció en 2013, George R. R. Martin dijo: "If you haven't read Jack Vance... well, I pity you, but I envy you as well. You have some amazing adventures ahead of you". No le faltaba razón.
Cabal: Razas de noche (1988) ★★
Llevo queriendo leer un libro de Clive Barker desde que me enteré de que, aparte de hacer carrera en Hollywood como guionista y director, también es escritor de novelas. No solo eso, sino que se le considera un maestro del relato de terror y uno de los escritores más influyentes del género.
Él mismo adaptó Cabal al cine en 1990 bajo el título Razas de noche, que tengo en el radar desde que vi por primera vez Hellraiser. No sé cómo será la película, porque aún sigue en mi lista de pendientes (espero solucionarlo este mismo mes); pero sí que puedo decir que la novela me ha dejado frío.
La trama es simple, los elementos fantásticos no sorprenden, y el estilo literario de Barker está lejos de transmitir la visceralidad y crudeza que me esperaba de su prosa a la vista de películas como la citada Hellraiser o Candyman.
Quizá si la novela se hubiese mantenido en la línea de un thriller con elementos de terror fantástico, como parecía sugerir el comienzo del relato, o aportado más información acerca de la ciudad subterránea de Midian y sus extraños habitantes, creando una mitología rica y vibrante, habría podido valorarla desde otra perspectiva. Pero al final se queda en una historia entretenida, con algunas buenas ideas que nunca alcanzan su potencial, y que probablemente olvidaré en unos meses. Una lástima.
Los hombres que no amaban a las mujeres (2005) ★★★
En este libro hay una excelente historia de misterio de cuatrocientas páginas sobre la desaparición, hace ya más de treinta años, de una muchacha de una de las familias industriales más ricas de Suecia; el clásico crimen de habitación cerrada (solo que la habitación es una isla) con suspense, giros bien llevados y un desarrollo calculado con precisión. Pero, por alguna razón, Stieg Larsson decidió escribir otras doscientas y pico páginas y rellenarlas con detalles irrelevantes para la trama y, lo que es peor, un segundo caso con tintes de thriller de espías que nunca llega a ser interesante y que, en una fallida pirueta de estructura narrativa, inicia y cierra la novela.
Por suerte, al menos parte de esa morralla es digerible gracias al impulso de unos personajes carismáticos y de caracterización esmerada. Mención especial merece la inolvidable Lisbeth Salander, una heroína de muchas rarezas que difícilmente podría alejarse más de los estereotipos de investigador o detective que suelen encontrarse en la novela negra. Si leo el siguiente libro de la saga Millennium, será por ella.
The Rise of Skywalker (2020) ★★
Vaya por delante que a mí me gustó la última entrega de la trilogía de Disney y tengo muchas ganas de volver a verla. También soy aficionado a las novelizaciones de películas. Autores como Alan Dean Foster han sabido sacarles partido y convertirlas en un producto derivado pero igualmente entretenido e interesante. Él lo explicaba así: "I got to make my own director’s cut. I got to fix the science mistakes, I got to enlarge on the characters, if there was a scene I particularly liked, I got to do more of it, and I had an unlimited budget".
Dicho esto, la novelización de El ascenso de Skywalker es mediocre. La mayor parte del libro consiste en una descripción aséptica y textual de lo que ocurre en la película, y Carson rara vez aborda el trasfondo de la historia o se mete en la cabeza de los personajes, lo que priva al lector de los valores positivos que puede aportar una obra literaria frente a una obra audiovisual.
Esa ausencia de profundidad acentúa además los defectos del filme y demuestra que, si eliminamos de la ecuación el ruido y los efectos especiales, la sustancia es mínima.
El único atractivo de la novela son las escenas extra y extendidas, que, si bien funcionan como curiosidad, no aportan gran cosa a la historia, y, en casos como la huida de Zorii Bliss de Kijimi, incluso entorpecen la trama principal. Eso sí, se explica de forma explícita cómo sobrevivió el Emperador a su caída al corazón energético de la Estrella de la Muerte en El retorno del jedi. Gracias, supongo.
No culpo a Carson de este resultado. Asumo que la autora hizo lo que le dejaron con el material del que disponía, que probablemente es menos de lo que podría haber hecho si hubiera tenido más (¿alguna?) libertad.
Espero que con el proyecto The High Republic se derriben algunos de los muros que Disney ha levantado para que la creatividad individual no siga topando con ellos.
Tormenta (Harry Dresden nº 1) (2000) ★★★
Leer esta novela me ha provocado la misma clase de vibraciones que una serie de televisión. Pero no cualquier serie de televisión, sino el tipo de serie de mediados de los noventa que podría haber emitido en abierto Canal+ por la tarde-noche: disfrutable, dinámica, oscura a la par que juvenil, con protagonistas y secundarios a los que es fácil cogerles cariño, y efectos especiales de bajo presupuesto.
No andaba desencaminado, porque la saga de Harry Dresden, que suma ya quince volúmenes y parece gozar de buena salud, sí que tuvo serie de televisión. Pero no fue a mediados de los noventa, sino en 2007. La produjo nada menos que Nicholas Cage, y se canceló ese mismo año. El primer libro de la saga es desde luego la clase de excentricidad que llamaría la atención de un freak como Cage.
El protagonista, Harry Dresden, es un pastiche del Sam Spade de Dashiell Hammett con los poderes de Merlín el Encantador. Su mejor amiga, la teniente Murphy, es una policía experta en aikido que recurre a él cuando algún crimen apesta a magia y los métodos tradicionales no son suficientes para resolver el caso.
La novela es la típica historia de detectives cargada de clichés que hemos leído mil veces, pero que el autor ha aderezado con elementos de fantástico y de terror. Curiosamente, esta extraña mezcla de misterio y acción propias del género policíaco con terrores sobrenaturales y cuentos de hadas da como resultado buena literatura de evasión.
Me apunto un par para leerlas. ¡Gracias por compartir!
ResponderEliminarDe estos solo me he leido Spiderlight y, la verdad, quedé muy contento con él; aunque no creo que lea más del autor hasta que mi torre de pendientes no baje un poco. En esa torre está el de Tres Enanos y Pico, que espero leerme este año.
ResponderEliminarNo están nada mal estas pequeñas reseñas como complemento a las que subes habitualmente aquí, sobre todo porque llevo un retraso importante con las entradas largas (aun me queda más de la mitad de las entradas de The Witcher). Aun así me alegra que estés más activo que hace unos años.
En principio sólo iba a comentar que por fin logramos arrastrarte a leer "La sombra sobre Inssmouth" y tener la satisfacción del "Te lo dije". Me alegra saber que no me perseguirá tu furibunda decepción. Pero en estos tiempos de encierro sin nada mejor que hacer, pues alarguemos la cosa, que no todo será perder el tiempo; también se pueden hacer comentarios en Internet. La cúspide de lo útil.
ResponderEliminarDe aquí he leído la historia de Conan (de hecho, leí una compilación que alegaba ser TODO lo escrito de Conan; un tochazo). Concuerdo; en general los Conan de otros autores que no son Howard suelen dejar qué desear. Y hay algunos que parecen casi caricaturas, un destilado de "lo que la gente cree que es Conan cuando no conocen a Conan" que tira para atrás.
Tres enanos y pico no está mal, pero no me llegó. El principal problema es que me lo vendieron como prosa tipo Pratchett y no. Ni de chiste. Y ese final fue el clavo final al ataud. Para series de humor y fantasia me quedo mil veces más con Sergio Morán y sus libros de Parabellum.
Los hombres que no amaban a las mujeres me encantó. Ya leí los dos siguientes y aguantan el tipo, aunque quizás no me resultaron tan sorprendentes, porque ya sabía por dónde iban los tiros. Tengo seria dudas de si darle una oportunidad a los libros de la serie que ya no están escritos por Larsson.
Del resto no los he leído. Los de Star Wars no me atraen particularmente (aunque tengo la trilogía de Thrawn en posibles lecturas futuras). Del resto, algo parecido; conozco los autores, pero en el mejor de los casos he leído otros libros (como Vance y Baker). Tengo especial curiosidad por Spiderlight y Bellas durmientes, por el tito King, un autor que fue mucho tiempo mi favorito (ya lo he atemperado).
Creo que no he leído ninguno de la lista, me apunto un par.
ResponderEliminarDe Barker solo he leído el primer tomo de "Los libros de la sangre" y me pareció muy bueno, lo recomiendo mucho.
Pues a mi me gustó más las montañas de la locura que lo de Innsmouth, en el fondo el típico pueblo lleno de monstruos lo hemos visto muchas veces, en cambio una expedición hacia lo desconocido me generó más tensión.
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